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Investigación y Postgrado

versión impresa ISSN 1316-0087

Investigación y Postgrado vol.27 no.2 Caracas dic. 2012

 

DIMENSIÓN AMBIENTAL EN EL INSTITUTO PEDAGÓGICO DE CARACAS, SU ESTADO DEL ARTE

Zuly Millán Boadas *
zumibo@gmail.com

Carmen Ponte de Chacín **
carmen.chacin@hotmail.com
(UPEL-IPC)

*    Zuly  Millán  Boadas,  Lic.  en  Educación-UCV,  Especialista  en  Análisis  de  Datos  en Ciencias  Sociales-UCV,  Magister  en  Educación,  mención  TICs-UCV,  Estudiante  del Doctorado  en  Ciencias  de  la  Educación-UNESR.  Profesora  de  Estadística  y  Métodos Cuantitativos, Escuela de Educación-UCV y de Estadística en la UPEL-IPC. Investigadora PEII  2011,  nivel  A2.  Investigadora  en  Educación  Ambiental,  Cambios  climáticos  y Representaciones Sociales.

**  Carmen  Ponte  de  Chacín.  Licenciada  en  Educación,  Mención  Biología,  Universidad del  Zulia.  Magister  en  Biología,  Universidad  de  Ottawa,  Canadá.  Profesora  Titular adscrita al Departamento de Biología. Línea de Investigación: Representaciones Sociales. Universidad Pedagógica Experimental Libertador-Instituto Pedagógico de Caracas.

RESUMEN

Dentro de la UPEL, el Instituto Pedagógico de Caracas (IPC) es pionero en la formación ambiental de sus egresados, y continúa dando pasos para adaptarse a las demandas de los nuevos tiempos. El presente trabajo indaga en las fortalezas y las debilidades de la práctica ambiental de esta institución y,  a  partir  de  esta  realidad,  transformar  su  currículo  y  fortalecer  sus unidades de investigación. Se diagnosticó el estado del arte de la dimensión ambiental desde sus funciones sustantivas: la docencia, la investigación y la extensión, y se estudió la opinión de docentes, gestores y estudiantes acerca de la práctica ambiental de la institución. La investigación fue de campo descriptiva, tanto de los documentos como de las opiniones de estudiantes, docentes y gestores. El análisis del contenido de los documentos y de las opiniones desde una visión estadística descriptiva permitió construir una visión de la Educación Ambiental en su estado actual. Se pudo concluir que  la  praxis  ambiental  en  el  Instituto  presenta  fortalezas,  debilidades, consecuencias y necesidades de acción.

Palabras  clave:  dimensión  ambiental;  estado  del  arte;  educación universitaria.

CURRENT SITUATION OF THE ENVIRONMENTAL DIMENSION IN THE INSTITUTO PEDAGÓGICO DE CARACAS

ABSTRACT

Within the UPEL, the Instituto Pedagógico de Caracas (IPC) is a pioneer in  environmental  education  of  its  graduates,  and  continues  to  advance to  suit  the  demands  of  our  time.  This  paper  explores  the  strengths  and weaknesses  of  the  environmental  practice  of  this  institution  and,  from this reality, renovating its curriculum and to strengthen its research units. It  was  diagnosed  the  current  situation  of  the  environmental  dimension from  its  fundamental  functions:  teaching,  research  and  extension,  as well  as  the  opinion  of  teachers,  administrators  and  students  regarding the  environmental  practice  of  the  institution.  The  field  research  was descriptive, of both, the documents and the opinions of students, teachers and managers. It was concluded that the environmental praxis in the IPC has strengths, weaknesses, consequences and action requirements.

Key words: environmental dimension; state of the art; college education.

DIMENSION ENVIRONNEMENTALE À L’INSTITUT PÉDAGOGIQUE DE CARACAS SON ÉTAT DE L’ART

RÉSUMÉ

À l’UPEL, l’Institut Pédagogique de Caracas (IPC) est le pionnier de la formation environnementale des diplômés et continue à faire des progrès pour s’adapter aux demandes actuelles. Dans ce travail, l’on explore les points forts et les faiblesses de la pratique environnementale de l’institution pour modifier son programme et renforcer ses unités de recherche à partir de ces données-là. L’état de l’art de la dimension environnementale a été étudié à l’aide de ses fonctions essentielles : l’enseignement, la recherche et  l’activité  hors  programme.  L’opinion  des  professeurs,  des  gérants  et des étudiants sur la pratique environnementale de l’institution a aussi été analysée. Il s’agit d’une recherche sur le terrain de type descriptif tant pour les documents que pour les opinions des étudiants, des professeurs et des gérants. D’après les conclusions, la pratique environnementale à l’IPC a des points forts, des faiblesses, des conséquences et des domaines exigeant des mesures.

Motsclés : dimension environnementale ; état de l’art ; éducation universitaire.

DIMENSÃO AMBIENTAL NO INSTITUTO PEDAGÓGICO DE CARACAS, SEU ESTADO DA ARTE

RESUMO

Dentro  da  Universidad  Pedagógica  Experimental  Libertador,  o  Instituto Pedagógico de Caracas (IPC) é pioneiro na formação ambiental de seus estudantes e continua avançando para se adaptar às exigências dos novos tempos. O presente trabalho analisa as fortalezas e as fraquezas da prática ambiental desta instituição para, partindo dessa realidade, transformar seu currículo e fortalecer suas unidades de pesquisa. Foi analisado não somente o estado da arte da dimensão ambiental a partir de suas funções substantivas: o  ensino,  a  pesquisa  e  a  extensão,  mas  também  a  opinião  de  docentes, gestores  e  estudantes  em  relação  à  prática  ambiental  da  instituição.  A pesquisa foi descritiva quanto aos documentos e às opiniões de estudantes, docentes e gestores. Pode-se concluir que a prática ambiental no IPC tem fortalezas, fraquezas, consequências e necessidades para a ação.

Palavras chave: dimensão ambiental; estado da arte; educação universitária.

Recibido: 01/06/2012  Aprobado: 18/09/2012


Introducción

En los últimos años, la Educación Ambiental (EA) ha adquirido una mayor importancia a nivel mundial debido a la necesidad de educar y sensibilizar en el logro de metas como los Objetivos de Desarrollo del Milenio que han impulsado un movimiento en pro de contribuir con un mundo más justo, sano y equitativo para todos.
Desde  esta  perspectiva,  las  dimensiones  económicas,  ecológicas, institucionales  y  sociales  están  muy  relacionadas,  y  han  de evidenciarse  desde  las  políticas  públicas  de  las  naciones  hasta  el actuar cotidiano de las personas.

La Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) en  el  marco  del  proceso  de  transformación  de  su  currículo  se  ha planteado actualizar el perfil del docente que forma y que requiere la  realidad  venezolana,  adecuarlo  a  las  demandas  emergentes  de la  sociedad  contemporánea  y  avanzar  a  la  par  con  los  continuos adelantos que se vienen dando en las distintas áreas del conocimiento. A raíz de esto, el Vicerrectorado de Investigación y Postgrado de la  UPEL  impulsó  una  serie  de  investigaciones  que  permitieron generar  diagnósticos  y  productos  pertinentes  y  contextualizados, con miras a avanzar en este proceso de transformación curricular, específicamente en el estado del arte de la Educación Ambiental.

Se  entenderá  por  estado  del  arte,  el  diagnóstico  y  análisis crítico de la praxis que actualmente se realiza en el ámbito ambiental en la Universidad, tanto en las unidades curriculares de pregrado y postgrado, en extensión y en investigación, como una práctica que impacta a la organización universitaria.

En este contexto, se presentan los resultados del diagnóstico de la praxis ambiental que realiza actualmente el Instituto Pedagógico de  Caracas  (IPC),  uno  de  los  ocho  institutos  que  conforman  a  la Universidad. Esto forma parte del trabajo realizado por una comisión promovida por el Vicerrectorado de Investigación y Postgrado de esta casa de estudio, y que se realizó entre los años 2011 y 2012.

Referentes históricos-contextuales

Dada  la  riqueza  de  antecedentes  ligados  a  la  Educación Ambiental, su génesis y desarrollo a nivel mundial, se hará una breve exposición de algunos eventos que marcaron pauta en este aspecto. La  preocupación  por  el  deterioro  ambiental    inicia  con  la aparición  del  libro  de  Rachel  Carson  “Silent  spring”  (Primavera silenciosa,  1962)  quien  alerta  sobre  el  uso  excesivo  de  los plaguicidas y en particular el DDT y sus derivados, los cuales son bioacumulados  en  la  cadena  alimentaria  que  originan  trastornos metabólicos en la flora y fauna y la pérdida de especies.

Esto genera un  movimiento  ambientalista  en  diversos  países  con  reuniones, seminarios, manifiestos y grupos. Diez años después, en 1972, se realiza en Estocolmo la Conferencia de Naciones Unidas sobre el medio humano. En esta conferencia tiene su génesis el concepto de Educación Ambiental y se propone establecer un programa educativo ambiental  de  enfoque  interdisciplinario  escolar  y  extraescolar, dirigido a todos los sectores y pueblos con la finalidad  de conservar y proteger su entorno.

Como consecuencia, en octubre de 1975 en Belgrado durante el  Coloquio  Internacional  sobre  Educación  Relativa  al  Medio Ambiente,  se  establece  el  marco  de  referencia  para  implementar el proceso de la EA en cada país dirigido al público en general y considerando la educación formal y no formal. Se plantean como metas  el  mejorar  las  relaciones  ecológicas  incluyendo  las  del hombre con la naturaleza; aclarar el significado de calidad de vida y felicidad en el contexto del medio humano; determinar acciones para  preservar  y  mejorar  el  potencial  humano  y  desarrollar  el bienestar social e individual en armonía con el ambiente biofísico y  humano;  concienciar  e  incrementar  el  interés  sobre  el  medio ambiente y sus problemas; motivar para que la población cuente con conocimientos, aptitudes, actitudes y deseo para  trabajar individual y colectivamente en la prevención y búsqueda de soluciones.

Igualmente,  se  proponen  objetivos  básicos  y  los  principios de la EA, resumidos en la continuidad y permanencia del proceso: considerar  el  medio  ambiente  natural  y  artificial;  debe  ser interdisciplinaria, estudiar los problemas principales y las situaciones actuales y futuras; y fomentar el valor de la cooperación nacional e internacional.

En este coloquio también se plantea la necesidad de un nuevo concepto de desarrollo que permita erradicar el hambre, la pobreza, el analfabetismo, la contaminación, la explotación y la dominación, para lo cual hay que tomar medidas con una nueva ética global que exija la reducción de los efectos nocivos sobre el ambiente, el uso de los desechos para fines productivos, el desarrollo de tecnologías que permitan alcanzar estos objetivos y lo que es muy importante que reconozca las relaciones complejas entre el hombre y la naturaleza (UNESCO-PNUMA, 1976).
Ese  mismo  año  (1975),  la  UNESCO  y  el  Programa  de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) preocupados por el logro de lo planteado, proponen el Programa Internacional de  EA  (PIEA)  con  la  visión  de  generar  y  consolidar  programas educativos  ambientales  en  las  áreas  de  docencia,  investigación  y extensión;  contribuir a la difusión de una consciencia internacional sobre  la  EA  y  promover  reuniones  internacionales  para  impulsar la  materia  ambiental  y  la  publicación  del  boletín  “Contacto” (UNESCO-PNUMA, 1990).

En el resto de esta década se mantuvieron los avances de la EA a través de diversas conferencias. En 1976 se realiza la Conferencia General  de  la  Unesco  en  Nairobi-  Kenia.  En  1977  la  primera Conferencia  Intergubernamental  sobre  EA,  realizada  en  Tbilisi- URSS,  en  ella  se  tratan  los  principales  problemas  ambientales  y los  compromisos  gubernamentales  en  términos  de  intercambios y cooperación para su solución; discuten el papel de la EA en la solución de esos problemas; se concretan las funciones y principios de la EA, se discuten estrategias para el desarrollo de esta educación y las formas de incorporarla a los sistemas educativos; para finalizar, se expresa la necesidad urgente de adoptar nuevas estrategias que enseñen y aseguren en el hombre las mejores normas que le permitan convivir con la naturaleza (UNESCO-PNUMA,1977/1978).

En  Moscú,  año  1987,  se  realiza  el  Congreso  Internacional sobre la Educación Ambiental y la Formación Ambiental, para hacer un balance de lo realizado hasta el momento y planificar para los años 90 del siglo XX. La perspectiva era la del desarrollo sustentable. Se mantiene que la educación debe ser a todos los niveles, específica,  compleja e interdisciplinaria. Las orientaciones emanadas fueron: formación de personal calificado, evaluación sistemática, integrada a la formación del profesorado, producción de programas y materiales didácticos y elaboración de proyectos de carácter práctico.

Cinco años después, en 1992, se realiza en Río de Janeiro la  Conferencia  de  Naciones  Unidas  sobre  el  Medio  Ambiente y  el  Desarrollo  (CNUMAD)  conocida  como  la  cumbre  de  Río. En ésta se plantea el fomento de la educación, la capacitación y toma de conciencia para la gestión del ambiente. Se construye el documento Agenda 21 que indica las acciones a seguir según cada problema ambiental como, por ejemplo, los modelos de consumo y
la reducción de productos no sustentables. Los seis aspectos básicos de la sustentabilidad que se plantearon fueron: satisfacción de las necesidades  básicas;  solidaridad  con  las  generaciones  futuras; preservación de los recursos naturales; participación de la población; un sistema social que garantice la seguridad, el empleo y el respeto por la cultura; programas educativos efectivos, y educación como agente clave del cambio (ONU, 1992).

 En el 2000, durante la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible  que  se  llevó  a  cabo  en  Johannesburgo,  Sudáfrica,  se propone  recomendar  a  la  Asamblea  General  de  las  Naciones Unidas  que  consideren  la  posibilidad  de  proclamar  un  decenio de  la  educación  para  el  desarrollo  sostenible  a  partir  del  2005, considerando a la enseñanza de vital importancia para promoverlo.

Finalmente, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba el  20  de  diciembre  del  2002  la  Década  de  la  Educación  para  un Desarrollo Sostenible desde enero de 2005 al 2014 (ONU, 2002).A  nivel  Iberoamericano,  se  han  realizado  siete  congresos: México  1992-1997,  Venezuela  2000,  Cuba  2003,  Brasil  2006, Argentina  2009  y  se  había  previsto  a  Chile  para  el  próximo congreso  (Nerea  Investiga,  s/f).  En  éstos  se  ha  hecho  énfasis  en que la universidad replantee los modelos educativos de sus talentos humanos, procurando la formación de ciudadanos ambientalmente responsables,  que  contribuyan  a  dar  respuestas  a  las  demandas
sociales y que trabajen  por un mundo más justo y equitativo.

En  Venezuela,  la  preocupación  por  el  ambiente,  el aprovechamiento  de  los  recursos  naturales  y  su  conservación  para las generaciones futuras tiene profundas raíces históricas. El decreto  del Libertador Simón Bolívar en Chuquisaca-Bolivia y la creación del  Ministerio  del  Ambiente  y  los  Recursos  Naturales  renovables (MARNR) en 1976, un año después de la carta de Belgrado y primero de Latinoamérica, es una prueba de ello (MARNR, 1978). También, se destacan la creación de la semana de la Conservación (1951/1975). En 1978 el MARNR organiza el primer seminario sobre EA en Venezuela para coordinar sus actividades con el Ministerio de Educación (ME), incluir los estudios ambientales en la educación formal y se plantea la necesidad de formar personal para dirigir este programa.

En  1982  el  MARNR,  el  ME  y  el  Instituto  Universitario Pedagógico de Caracas organizan el primer taller sobre EA en el marco de las instituciones de formación y en 1986 la Dirección de EA del MARNR realiza el Proyecto de Educación Superior y Ambiente, cuyo objetivo es incluir en este nivel de la educación el estudio del ambiente.  Encuentros  regionales  y  nacionales  se  realizaron  para considerar y presentar las experiencias de incorporación de la EA como  el  de  la  Universidad  del  Zulia  (1996),  el  de  la  UPEL-IPC (1997) y en 1998 el de la Universidad de Oriente en Puerto la Cruz.

   El  Instituto  Pedagógico  de  Caracas  es  y  ha  sido  pionero en  nuestra  Universidad  en  la  formación  de  docentes  en  distintas especialidades en el área ambiental, no sólo en Pregrado, sino también en Postgrado. Según García (1998), la historia de lo ambiental en la UPEL se divide en varias etapas. La etapa 1, antes de 1966, inicia con los diseños curriculares en algunas especialidades como Biología y Química donde se procuró la comprensión de la interdependencia de  los  componentes  naturales  y  sociales  del  ambiente.  Luego,  se incorporó  la  especialidad  de  Ciencias  de  la Tierra,  procurando  la formación en la comprensión de la dinámica de la Tierra; En  la  etapa  2,  desde  1967  a  1972,  predomina  el  enfoque interdisciplinario  de  los  sistemas  ecológicos  y  se  trabaja  con procesos  de  investigación  como  el  laboratorio  y  los  trabajos  de campo. Esta etapa dejó los cimientos para incorporar posteriormente a la Ecología como curso obligatorio para los futuros profesores de Biología  La  3ª  etapa  va  desde  1972  a  1990,  y  en  esta  se  sientan las bases para crear el Programa de Educación Ambiental y es para el año 1983 cuando se incorpora como asignatura en el Pregrado partiendo de dos ejes curriculares, el de la estructura y función del ambiente natural hasta las posibles soluciones a los problemas que genera la dinámica social y el eje metodológico.
 
La  4ª  etapa  que  va  desde  1990  al  2008,  fecha  que  aunque no está incluida en la línea del tiempo planteada por esta autora, marca un hito histórico porque es en este momento que se diseña y se ejecuta el Doctorado en Educación Ambiental en el IPC, único en  Latinoamérica,  producto  del  consenso  entre  diferentes  actores sociales del país. De manera tal que se reconoce el papel catalizador que tuvo el IPC en la Educación Ambiental en la Universidad, en el país y en Latinoamérica, en distintos momentos.

Esta  no  es  la  primera  vez  que  la  dimensión  ambiental  es evaluada en la institución. Autores como Carrera y Ponte (1998), Carrera (1998), Carrero, García y otros (2006), Millán y Ponte (2010),  Ibarra  y  García,  2010  (en  García,  2011),  Carrero  (2011),  García (2011) y Millán y Ponte (2012), entre otros, han dado sus aportes desde diversas perspectivas y nivel educativo al conocimiento de esta dimensión en  lo conceptual o en el accionar.
 
Se ha encontrado que a pesar de que el Instituto Pedagógico de Caracas es la institución que primeramente incorporó la dimensión ambiental en la formación de pregrado y de postgrado en la UPEL, aún no “hemos hecho todo lo necesario para alcanzar una cultura ambiental  institucional”  (García,  2011,  p.  210),  “los  avances  y logros (en materia curricular) no han sido significativos ya que en gran parte se ha realizado un trabajo desarticulado, aislado y con un insufi ciente debate académico en materia ambiental” (Carrero, 2011,p.  194). A  pesar  que  los  estudiantes  tienen  actitudes  ambientales favorables, su actuación es limitada y únicamente se ha impulsado un proyecto institucional de reciclaje (Millán y Ponte, 2012; Ponte y Caballero, 2010) y se requieren fortalecer los programas educativos para la formación en la institución de un ciudadano ambientalmente responsable (Millán y Ponte, 2010).

En esta oportunidad se analizará el estado actual de la dimensión ambiental  en  las  unidades  curriculares  de  los  subprogramas  de postgrado del IPC, en su continuum desde pregrado, los aportes de las líneas e instancias de investigación en lo ambiental, el aporte de las actividades de extensión que hace el IPC y las visiones que tienen de la praxis ambiental sus actores (las y los estudiantes, los y las docentes de Educación Ambiental y las y los gestores de la institución).



Metodología

Bajo  el  diseño  de  una  investigación  de  campo  descriptiva, dado que la obtención de datos se realizó directamente en el Instituto Pedagógico de Caracas, se caracterizó el estado del arte de la dimensión ambiental en las funciones primordiales de la Universidad, es decir, en la docencia, investigación, extensión y gestión.

Se hizo uso de fuentes documentales y fuentes vivas. En el caso de las fuentes documentales se trabajó con los 577 programas de las Unidades Curriculares de Formación Inicial que se localizan en la Unidad de Currículo, y 858 de Postgrado que reposan en la Coordinación General de Postgrado. No se incluyeron los cursos de extensión acreditable. En el caso de la función de investigación se trabajó con los inventarios de unidades y líneas que se encuentran en  los  informes  de  la  Coordinación  General  de  Investigación  del Instituto. En extensión se revisaron los documentos tanto en físico como en plataforma Web que expresan las prácticas ambientales en esa función.

Para el caso de las fuentes vivas se realizó un muestreo no probabilístico  de  tipo  opinático,  resultando  una  muestra  de  126 estudiantes, 09 docentes de Educación Ambiental y 07 gestores en el ámbito académico, administrativo y obrero. Para la recolección de los datos se encuestó a los estudiantes y docentes, a partir del uso de un cuestionario auto-administrado con preguntas cerradas y abiertas; el cuestionario para los estudiantes constó de 32 preguntas y el de los docentes de 45. A los gestores se les entrevistó haciendo uso  de  un  guión  semiestructurado  de  preguntas,  se  grabaron  o escribieron las respuestas dadas y posteriormente se transcribieron y organizaron para su análisis.

El cuestionario aplicado a estos estudiantes se dividió en tres variables: la general académica, la ambiental institucional y la variable ambiental  personal-familiar.  La  variable  ambiental  institucional se  dividió  en  seis  dimensiones:  políticas  ambientales,  promoción y  divulgación  de  las  políticas,  promoción  de  valores  ambientales, participación, formación y consistencia entre las políticas-formación-acciones ambientales. Los resultados se presentan en forma porcentual considerando  como  base  el  total  de  respuestas  obtenidas  de  los estudiantes en cada una de las variables y/o sus dimensiones.

El instrumento aplicado a los docentes se distribuyó en siete variables:  datos  demográficos,  políticas  ambientales,  formación ambiental,  contenidos  y  acciones  socio-ambientales  en  cursos,actividades  ambientales  realizadas,  consistencia  entre  políticas  y acciones ambientales y disposición.

El análisis de los documentos, de los cuestionarios y de las entrevistas  se  hizo  por  un  análisis  de  contenido  para  sustraer  las frecuencias y establecer categorías y relaciones de respuesta. Los aspectos considerados en el análisis de los cursos fueron: el tipo de componente, tipo de curso y área o nivel, relación  entre contenido y  propósito  medido  en  la  escala  alta,  media  y  baja  y  contenidos específicos relacionados con Educación Ambiental según su nivel de relación. Los datos obtenidos de los cuestionarios fueron procesados manual y digitalmente a través del paquete estadístico SPSS para Windows,  versión  20.0  y  se  les  aplicó  un  análisis  estadístico descriptivo a través de tablas y gráficos de frecuencias simples y porcentuales.

Resultados, análisis e interpretación

Contenidos  y  enfoques  vinculados  a  lo  ambiental  en  los programas de cursos de formación inicial

El estado del arte de la Educación Ambiental, en las unidades curriculares  que  conforman  el  plan  de  estudios  de  las  diferentes especialidades  de  pregrado  o  formación  inicial  que  se  ofertan en el  IPC, muestra un panorama de los avances en inclusión de esta  temática  en  los  distintos  componentes,  tipo  de  curso  y  el nivel de abordaje de la unidad curricular. Sólo un 52% de las 21 especialidades  del  IPC  tienen  contenidos  relacionados  con  la Educación  Ambiental,  cinco  especialidades  tienen  un  sólo  curso (Deficiencias  auditivas,  Preescolar,  Comercial,  Francés  y  Retardo mental); dos especialidades tienen dos cursos (Inglés y Educación física);  en  las  especialidades  de  Ciencias  de  la  Tierra,  así  como en Geografía e Historia, se encontraron 6 cursos en cada una; en Química hay 7 cursos y la especialidad con mayor cantidad de cursos con contenidos ambientales es Biología con 11. Como se observa, las especialidades de Biología y Química son las que poseen mayor cantidad de cursos con contenidos ambientales, cuestión que no sale de lo esperado debido a los contenidos que trabajan y la naturaleza de la especialidad, sin embargo, ya que  en los actuales momentos no es exclusivo para esas especialidades poseer contenidos ambientales, pareciera que hubiese cierto sesgo hacia la visión de la Educación Ambiental ligada a la naturaleza y poco conectada a lo social.

La  situación  alarma  si  se  analiza  el  número  de  cursos  con Educación Ambiental y se toma como base de comparación el total de 577 programas de las asignaturas de pregrado que dicta el IPC. Apenas  40  de  esos  cursos  presentan  inclusión  de  lo  ambiental, lo  que  representa  un  7%.  De  estos  40  cursos  uno  corresponde  al Componente General y 39 al Componente Especializado, con lo que se indica que es considerado como útil para ciertas especialidades y no para todas. De estos cursos la distribución por tipo es casi similar en cuanto a Obligatorio y Optativo (17 y 18, respectivamente) y unos cinco cursos que no se especifican a qué tipo de curso pertenece.

De acuerdo con el área o nivel del curso, la mitad corresponde a Profundización, 13 de los 40 son de Integración y siete del total son de Fundamentación. Pudiera interpretarse que esta distribución se deba a la existencia de un curso especial de Educación Ambiental en el Componente de Formación General. 

La  relación  encontrada  entre  las  unidades  curriculares  de pregrado y el contenido ambiental es media o baja, sólo un 17% de los cursos presenta una alta relación, por lo que no basta que estén presentes sino también la relación que se establece entre esos contenidos y los del curso en particular analizado.

Un  análisis  más  detallado  por  las  cuatro  dimensiones consideradas  en  nuestra  revisión    de  los  programas  de  pregrado puede encontrarse a continuación:

1.  Componente

Se revisaron los programas de los componentes de Formación Pedagógica  y  de  Práctica  Profesional  y  no  se  encontraron  cursos con  contenidos  en  Ambiente.  En  el  componente  de  Formación General está el Programa de Educación Ambiental que por razones obvias no se incluyó en el análisis. Los 39 cursos con contenidos relacionados con el Ambiente están en el componente de Formación Especializada.

2.  Tipo de curso y área o nivel

Los  cursos  homologados,  del  componente  de  Formación Especializada, se corresponden con los niveles de fundamentación e integración; mientras que los cursos institucionales se relacionan con los niveles integración y profundización.

Entre  los  cursos  homologados,  11  son  Obligatorios  (4 de  Integración  y  7  de  Fundamentación)  y  5  son  Obligatorios institucionales  (4  de  Profundización  y  1  de  Integración);  18  son cursos Optativos (7 de Integración y 11 de Profundización); mientras que en 5 de ellos no se indica si se trata de cursos homologados u
optativos, pero si se señala que uno es de Integración y cuatro de Profundización.

Con  respecto  al  tipo  de  curso,  16  son  obligatorios,  18 son  optativos  y  5  no  indica.  En  cuanto  al  área,  7  cursos  son  de Fundamentación, 13 son de Integración y 19 de Profundización.

3.  Relación entre contenidos y propósito

La relación entre los contenidos con el propósito del curso se  determinó  con  base  en  la  cantidad  de  contenidos  y  objetivos pertinentes con el área ambiental y no con el tipo de contenidos. Se observó que los contenidos entre los diferentes cursos son muy similares y algunos repetidos, independiente del nivel de relación con el propósito. En 7 cursos se apreció que el contenido en temas relacionados con ambiente es alto, éstos son Ciencia, Tecnología y Sociedad;  Climatología Aplicada  a  Venezuela;  Ecología  General; Fundamentos de Biología; Geología Ambiental; Química Ambiental y Teoría del Turismo en Venezuela. Apenas en 17 de otros cursos el nivel de relación es medio y en 15 es bajo.

4.  Contenidos relacionados con Educación Ambiental

Alto:  Degradación  Ambiental,  Desastres  Naturales,  Impacto Ambiental, Calidad de Vida, Conciencia Ambientalista, Desarrollo Sostenible,  Ambiente  como  recurso  didáctico,  Funcionamiento del  ambiente,  Sistemas  ecológicos,    Calidad  del  aire,  Guerras  y Armas, Desechos tóxicos y no tóxicos. Energía, patrimonio cultural, Recursos turísticos de Venezuela.

Medio: Eutrofización y contaminación, Ciencia Ambiental, Recursos Naturales,  Cambios  Climáticos,  Riesgos  y  desastres,  Impacto Ambiental, Contaminación Ambiental, Medio ambiente y ecología,Armas biológicas, Control biológico, Recursos biológicos y manejo sustentable,  Conocimiento  del  medio  ambiente,  Biodiversidad, Participación comunitaria, Líder comunitario, Impacto económico, social y ambiental de productos químicos.

Bajo:  Material  de  desecho,  Limpieza  de  áreas,  Productores  y consumidores, Salud y desarrollo comunal, Biodiversidad, Especies en  vías  de  Extinción,  Preservación  de  la  biosfera,  Mejoramiento de la salud, Calidad de vida, Reflexionar acerca del ambiente y el planeta, Impacto industrial, Implicaciones sociales y ambientales.

Al  revisar  las  unidades  curriculares  de  los  programas  de postgrado que administra el IPC la situación se agrava.  En el cuadro 1 aparecen entre paréntesis los cursos de cada uno de los programas de postgrado según si el curso es obligatorio u optativo y de acuerdo con el grado de relación que tienen estas unidades curriculares con
lo  ambiental.  De  los  311  cursos  obligatorios  sólo  el  8%  de  ellos cuentan con contenidos ambientales, siendo más de la mitad de los programas de Maestría. Resaltan los cursos optativos de Maestría y Doctorado que son los que más poseen contenidos ambientales aún cuando éstos no sobrepasan el 17% de los 547 cursos existentes.

Por otra parte, al analizar el grado de relación de los 132 cursos de postgrado con contenidos ambientales se encontró que un 43% guardan  una  alta  relación  curricular  con  lo  ambiental  la  mayoría de los programas doctorales; el 31%, la mayoría de los programas de maestría, una relación media; sólo un 26% presentan una baja relación.  Consideramos  que  estas  tendencias  deberían  mejorar bajo los preceptos de la Educación Ambiental y la aspiración de la formación de un ciudadano ambientalmente responsable.

Cuadro 1.Cursos  de  postgrado  del  IPC  con  contenidos  ambientales,  según programa  de  postgrado,  tipo  de  curso  y  grado  de  relación  con  lo ambiental




Unidades  y  líneas  de  investigación  del  IPC-UPEL vinculadas al área ambiental

Del  análisis  del  inventario  de  unidades  y  líneas  de investigación del IPC se reportan tres unidades de investigación que hacen aportes al área ambiental, el Núcleo de Investigación Estudios del Medio Físico Venezolano (1992- ahora Centro de Investigación), el Centro de Investigación en Ciencias Naturales (1995) y el Núcleo de  Investigación  de  Educación Ambiental  (2009).  Las  diferentes unidades desarrollan Líneas de Investigación en el área ambiental que apoyan a los Subprogramas de Maestrías en Enseñanza de la Biología, Enseñanza de la Química, Geografía Física y Educación Ambiental,  con  mayor  énfasis  en  los  Trabajos  de  Grado  y  en  el diseño de asignaturas electivas producto de la investigación, tanto para  Formación  Inicial  pregrado  y  postgrado.  En  el  cuadro  2  se presentan las líneas de investigación adscritas a cada uno de estas
unidades de investigación.

Praxis ambiental en extensión

A  partir  del  análisis  de  los  diplomados  que  ofrece  la Subdirección  de  Extensión  en  el  IPC  se  puede  indicar  que  es mínima la presencia de contenidos ambientales en estos cursos. En el caso de los proyectos de servicio comunitario hay presencia de contenidos ambientales, inclusive pueden mencionarse los proyectos comunitarios que han sido ejecutados hasta diciembre de 2010, tales como Diversidad cultural y entendimiento intercultural, Promoción de salud sustentable y el de Comprensión, atención y reducción de la pobreza, entre otros. Finalmente,  en  el  IPC  existen  actividades  de  extensión acreditable  y  cursos  de  extensión  para  docentes  en  servicio  con énfasis en el tema de educación para el desarrollo sostenible.

Cuadro 2.Líneas  de  investigación  adscritas  a  cada  una  de  las  unidades  de investigación del IPC que aportan a la Educación Ambiental



Praxis ambiental del Instituto Pedagógico de Caracas en docencia e investigación según la opinión de sus  actores

Opinión de las y los estudiantes


Como  parte  del  estudio  sobre  el  eje  curricular  Ambiente desarrollado en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL), se hizo un sondeo de opinión en los estudiantes del Instituto Pedagógico de Caracas (IPC), por ser receptores fundamentales de la labor de formación y concienciación ambiental que debe hacerse en  la  institución,  como  también  participante  protagónico  en  su entorno  escolar  y  comunitario  de  acuerdo  con  los  aprendizajes logrados en el área.

De los 126 estudiantes muestreados que durante el año 2012 estuvieron cursando en el Instituto, más de la mitad  (64%) son del género femenino y de las distintas especialidades que se ofertan en el Instituto, en especial de Educación Física y Preescolar (18% y 10%, respectivamente).

Según  el  gráfico  1,  aún  cuando  las  y  los  estudiantes consultados pertenezcan a semestres superiores o iguales al 4to, la predominancia es a que sean estudiantes que ya están o han cursado la mitad de su carrera, por lo que han podido acumular conocimientos y experiencias sobre la Universidad y sobre el Instituto que permitan
considerar sus respuestas representativas de un conjunto mayor de estudiantes, en la misma situación.

Gráfico  1. Semestre que cursan los estudiantes encuestados.


Más del 80% de los estudiantes encuestados no ha cursado la asignatura Educación Ambiental, para el momento en que se hizo el levantamiento de los datos, apenas un 15% de ellos ya había cursado con anterioridad esta asignatura. De manera que, buena parte de las opiniones que puedan tener sobre Educación Ambiental proviene de fuentes distintas a las suministradas en el curso.

Del  análisis  de  los  distintos  aspectos  consultados  a  estos estudiantes  acerca  de  la  existencia,  aplicación,  promoción  y actualidad de las políticas ambientales de la UPEL  y su actuar en consonancia con estas políticas (gráfi co 2), las opiniones resumen que  un  52%  de  los  estudiantes  está  de  acuerdo  con  la  existencia o realización de lo consultado, un 36% de ellos los caracteriza la duda al plantear estar indecisos; en muy poca medida se encontró a quienes estaban totalmente de acuerdo con lo planteado y mucho menos los que estaban en desacuerdo.

Gráfico  2. Opinión de estudiantes del IPC sobre las políticas ambientales en la UPEL y el IPC.


De igual manera, pero con una distribución porcentual mayor, los estudiantes opinaron estar de acuerdo en un 60% de los casos sobre la existencia, actualidad y realización de políticas ambientales en nuestro Instituto (ver gráfico 2), aumenta la proporción de los que  opinan  total  acuerdo  en  los  aspectos  consultados  sobre  las políticas  ambientales  institucionales  y  disminuyen  notablemente los  indecisos  o  quienes  estaban  en  desacuerdo  con  las  políticas ambientales  de  la  universidad.  Probablemente  la  cercanía  de  la institución  a  sus  experiencias  o  conocimientos  personales  hayan favorecido el porcentaje de personas de acuerdo y total acuerdo de la existencia de los aspectos evaluados en cuanto a políticas y praxis ambientales en el IPC. 

En el gráfico 3 se presenta la distribución de las opiniones de  los  estudiantes  encuestados  acerca  de  su  participación  en actividades ambientales en la institución. Llama la atención cómo las categorías más frecuentes son las que plantean el desacuerdo o el acuerdo de haber realizado acciones ambientalistas organizadas por la institución o por cuenta propia (28% y 27%, respectivamente).

Gráfico  3. Opinión de estudiantes del IPC sobre sí realizan acciones ambientalistas  en el Instituto.


De la misma manera, el que una quinta parte de los encuestados esté indeciso en sus respuestas muestra duda de lo que comprenden acciones  ambientales  o  si  su  actuar  ha  sido  una  participación ambiental, en cualquiera de los dos casos esto en primera instancia debe superarse en los cursos de Educación Ambiental, dado que la mayoría de ellos aún no lo han cursado o en campañas divulgativas de lo que constituye un hacer ambiental como se ha estipulado en las diversas Conferencias y encuentros sobre el Medio Ambiente, el Medio Humano o la Educación Ambiental reseñadas en el referente histórico-contextual de este escrito. Mayor preocupación queda al examinar el porcentaje de los que plantean estar en total desacuerdo con lo consultado. Desde una perspectiva actitudinal pudiera decirse que un 45% de los estudiantes encuestados al estar en desacuerdo o  total  desacuerdo  sobre  si  realizan  acciones  ambientales  en  el IPC, tienen una actitud no favorable o negativa ante esta cuestión. 

Por  suerte,  cuando  se  les  consultó  si  el  Instituto  fomenta  valores y  actitudes  pro  ambientales  el  42%  y  el  11%  respondió  estar  de acuerdo  o  totalmente  de  acuerdo,  respectivamente,  un  32%  se encontró indeciso y el resto tendió al desacuerdo parcial o total; en tal sentido pudiera ser una circunstancia que balancea lo encontrado en los aspectos analizados.

Situación  totalmente  distinta  se  presenta  cuando  a  esos estudiantes se les consultó acerca de la frecuencia con  la que realizan  acciones ambientales en su entorno personal y familiar (preguntas 23 a la 28 del cuestionario). En el gráfi co 4 se observa que más del 50% de las y los estudiantes realizan frecuentemente estas acciones. El porcentaje de los que la realizan algunas veces supera a quienes lo  hacen    muy  frecuentemente,  a  nuestro  parecer  esta  situación debería mejorarse y los rezagos de estudiantes que nunca o rara vez lo practican en su contexto familiar y personal deberían disminuir a tal punto que sean inexistentes.

Gráfico 4 .  Frecuencia de acciones ambientales de estudiantes IPC en su entorno personal-familiar.


Sobre si en su especialidad u otros cursos le permiten realizar proyectos de investigación o actividades relacionadas con acciones ambientales,  una  quinta  parte  de  los  encuestados  planteó  estar totalmente de acuerdo, igual porción se encuentra entre los indecisos (20%),  mientras  que  un  38%  de  ellos  opinó  el  acuerdo  de  estar ocurriendo lo planteado; preocupa que casi una cuarta parte de los estudiantes plantee que ni en su especialidad ni en otras asignaturas se permita o promueva lo ambiental.

En  resumen,    estos  datos  reflejan  que  los  estudiantes  del Instituto  Pedagógico  de  Caracas  están  de  acuerdo  con  que  la Universidad y, en mayor cuantía, el Instituto cuentan con políticas ambientales  y  las  practican,  y  que  las  acciones  ambientales  han trascendido  el  entorno  escolar  universitario  y  han  llegado  a  sus contextos personales y familiares, por lo que si es así sólo deberíamos fortalecer y promover una mayor difusión de las políticas y de las acciones proambientales al resto de la comunidad  interna y externa a la Universidad.

Opinión de las y los docentes


 A  partir  del  sondeo  de  la  praxis  ambiental  de  los  y  las docentes que trabajan el área ambiental en el IPC y del análisis de sus respuestas se lograron establecer los contenidos ambientales que abordan, así como los enfoques y competencias que desarrollan en su quehacer educativo.

Se encuestaron a nueve (9) docentes que laboran en el área de Educación Ambiental del IPC, de los cuales el 67% pertenecen al género femenino, la formación en la mayoría de los encuestados es en el área de Biología, prevaleciendo los que mencionan tener una formación especializada en Educación Ambiental.

Estos  docentes  cuentan  con  una  gran  cantidad  de  años  de experiencia pero de forma bastante heterogénea, al encontrar tres docentes con poco tiempo de experiencia (seis años o menos) hasta aquellos tres que sobrepasan los 30 años de ejercicio, llegando hasta los 45 años de experiencia, esto se resume en un promedio de 18,5 años  con  una  desviación  estándar  de  17,44  años  de  experiencia docente.

Gráfico  5. Escalafón universitario de los docentes ordinarios activos y jubilados del área de Educación Ambiental IPC.


La condición académica de los docentes encuestados también es  muy  variada,  lo  cual  permite  obtener  visiones  desde  diversos ángulos de la realidad laboral. Por una parte casi la mitad de los encuestados eran docentes ordinarios activos, el 22% a pesar de ser jubilados eran responsables de cursos de Educación Ambiental y un tercio (33%) estaban contratados para el momento de la encuesta.

Al  indagar  el  escalafón  universitario,  los  tres  contratados  no  lo indicaron,  aunque  se  supone  que  participan  como  instructores,  y entre los ordinarios activos y los jubilados la distribución se da con mayor concentración hacia los polos, tal y como se pudo apreciar en  el  gráfi co  5.  Obsérvese  que  no  hay  ningún  docente Asistente y  la  mayoría  está  hacia  los  escalafones  más  altos  de  la  jerarquía académica profesoral.

De  estos  docentes  casi  la  mitad  (44%)  le  dedica  tiempo completo o dedicación exclusiva a su jornada laboral al IPC. Tres de ellos no indican la dedicación, el resto lo hace a menor tiempo, siendo  medio  tiempo  o  convencional  por  horas.  Más  de  las  tres cuartas partes tienen un alto nivel educativo, al contar con maestría o
doctorado (44,4 y 33,3%, respectivamente), apenas un docente está en nivel de pregrado.

De acuerdo con este perfil, podemos resumir que los docentes encuestados  que  laboran  en  el  IPC  en  el  área  ambiental,  poseen condiciones académicas por formación, escalafón y experiencia,  y por su dedicación a la institución condiciones administrativas para desarrollar una praxis educativa ambiental idónea.

Al consultarles acerca de las políticas ambientales de la UPEL, su existencia, promoción y actualidad se encuentra una tendencia hacia las respuestas en desacuerdo a estos renglones. El cuadro 3 muestra en resumen la distribución de respuestas de los ítems (1 al 8), que consultaban este aspecto en la encuesta.

Cuadro 3.Opinión  de  los  docentes  encuestados  del  IPC  sobre  existencia, promoción y actualidad de las políticas ambientales de la UPEL.


De manera tal, que a partir de estas opiniones es necesario fortalecer  lo  relacionado  con  las  políticas  ambientales,  sus mecanismos  de  construcción,  promoción  y  actualización  para que pueda cristalizarse una  praxis  cónsona con estos preceptos y con lo planteado hace varios años en el I Encuentro Nacional de Educación Superior y Ambiente (MARNR - UCV, 1987), relativo a  la  recomendación  de  que  la  institución  debe  velar  porque  se promuevan “políticas referidas al ambiente, que permitan la praxis en los niveles de docencia, investigación y extensión”.

De hecho, al indagar sus opiniones acerca de la consistencia entre políticas y acciones institucionalmente ambientales (ítems 12 y 20),  las respuestas recorren toda la gama posible de opinión, véase cuadro 4. Esto tendría que ver con la opinión sobre la inexistencia, poca  divulgación  o  desactualización  de  las  políticas  ambientales ya analizadas, siendo así se deben fortalecer estos dos aspectos y  articular las acciones a que den lugar.

Cuadro 4.Opinión de los docentes encuestados del IPC, sobre consistencia entre políticas ambientales de la UPEL y praxis ambiental institucional.


En  cuanto  a  la  planificación  y  ejecución  de  acciones ambientales  en  y  desde  la  institución,  los  docentes  encuestados opinan  que  sí  están  de  acuerdo  con  que  se  realizan  de  manera planificada  y  ejecutada,  pero  fundamentalmente  por  iniciativas personales  más  que  institucionales,  de  hecho,  prevalecen  las respuestas  en  desacuerdo  (ítems  6  de  9)  pues  no  son  actividades planificadas institucionalmente por una comisión ambiental.

Sobre la participación en la vida institucional como ciudadano ambientalmente  responsable,  en  su  mayoría  estos  docentes  (6) mostraron  total  acuerdo  con  que  así  ocurre.  Sin  embargo,  como no  todos  opinan  de  igual  manera,  podría  ser  un  indicador  de circunstancias  que  no  permiten  esta  participación  como  para  que todos hubiesen respondido totalmente de acuerdo.

Al abordar aspectos ligados a la formación por parte de la institución a los distintos actores universitarios del IPC acerca de una persona ambientalmente responsable y la suministrada por ellos como docentes a esta misma comunidad, encontramos una disparidad interesante de opiniones (gráfico 6). Lo que ahí se muestra señala que,  según  el  parecer  de  estos  docentes,  la  Universidad  participa en  esta  formación  pero  no  tan  contundentemente  como  lo  hacen estos docentes. Consideran estar totalmente de acuerdo o de acuerdo con que ellos contribuyen directamente en dar formación ambiental a la comunidad, lo que podría hacerlos responsables de la praxis ambiental que se realice en la institución, en términos de que no son sufi cientes los esfuerzos realizados académicamente y en la práctica, para caracterizar a la institución como ambientalmente responsable. Habría que mejorar la participación de la Universidad y del Instituto como un ente que coadyuve a la formación y praxis ambiental de manera responsable.

Gráfico 6. Comparación de opinión de docentes  sobre entes que forman en Educación Ambiental  en el IPC.


Otro  elemento  que  fue  consultado  a  estos  docentes  fue  su participación y práctica ambiental en lo personal y familiar. Todos ellos plantearon que lo han realizado. La frecuencia sí establece ciertas diferencias. Cerca del 50% de ellos realizan muy frecuentemente acciones ambientales. Una tercera parte lo hace de manera frecuente y dos de esos nueve docentes rara o alguna vez ejecutan acciones pro-ambientales  en  su  comunidad  o  familia.  Esto  último  llama la atención porque  lo  esperado  es  que quienes formen en el área ambiental tengan cómo hábito o estilo de vida estas prácticas más allá de su ámbito laboral. Se espera que no sea indicio de debilidad de su conciencia ambientalista o de la adopción en su entorno más personal y familiar de conductas antropocéntricas o consumista.

En todo caso esto requiere una mayor indagación sistemática.  El  examen  de  las  fuentes  de  formación  ambiental  que  han utilizado estos docentes indica que ésta es muy variada, en el gráfico 7 se puede apreciar esta afirmación. Resaltan que todos han tenido a  la  universidad  y  el  autodidactismo  como  fuente  de  formación así como que se recurra a otras fuentes distintas a las planteadas como  asistencia  a  eventos,  publicaciones,  la  comunidad,  medios de comunicación, redes electrónicas pro-ambientales y centros de investigación de otras universidades.

Gráfico 7. Fuentes de formación ambiental de docentes encuestados del IPC.


Para referirnos a los contenidos, estrategias y competencias que trabajan los docentes de Educación Ambiental en la formación que brindan en la institución, se presentarán los resultados en los que interesan más los contenidos que sus frecuencias.

Además  de  la  asignatura  matriz,  Educación  Ambiental, estos docentes por su formación,  por su interés o por necesidades institucionales,  trabajan  con  diversas  asignaturas  o  cursos  que al parecer no son solo de la Cátedra de Educación Ambiental, de manera  tal  que  existe  variedad  en  la  formación  en  el  área  pero supera  los  objetivos  de  esta  investigación  conocer  el  alcance  de estos  cursos  y  el  impacto  que  éstos  generan  en  los  estudiantes  y resto de la comunidad universitaria, por lo que no podemos hacer mayor comentario.

En  el  cuadro  5  se  presentan  los  contenidos  ambientales.
 
referidos por los docentes como los más frecuentemente abordados en  sus  cursos.  De  más  está  decir  la  multiplicidad  de  contenidos que reciben los estudiantes del IPC, de acuerdo con las respuestas dadas  por  estos  docentes.  La  riqueza  que  éstos  expresan  en  más de  50  contenidos  diversos  debería  favorecer  la  formación  no sólo  conceptual  sino  afectiva  y  procedimental  en  sus  estudiantes y  cristalizarse  en  una  conducta  ambientalmente  responsable  y permanente. Faltaría averiguar qué sobra o qué falta para esto.

Cuadro 5.Contenidos ambientales más frecuentemente abordados en sus cursos por los docentes encuestados.


Por último, en el cuadro 6, se presentan las variadas actividades dentro y fuera del aula que se hacen en estos cursos, algunas no son de exclusiva aplicación en esta área, otras sí. Todas estas superan la visión magistral de enseñanza universitaria.

Cuadro 6.Actividades ambientales más frecuentemente utilizadas  por docentes encuestados en los cursos dictados.

 
En resumen, puede decirse, a partir de las respuestas dadas por estos docentes, que ellos por su formación, capacitación y por su praxis han contribuido tanto en la institución como en su comunidad y familia en cultivar una Educación Ambientalmente responsable, tal  parece  que  la  institución  como  ente  que  los  incluye  presenta dificultades para promover y actualizar sus políticas ambientales y así entre todos poderlas llevar a cabo. No obstante, buena parte de la formación de la comunidad estudiantil en Educación Ambiental (pregrado y postgrado), reposa en los docentes de esta área y son ellos  quienes,  en  primera  instancia,  deberán  dar  cuenta  de  los productos y efectos de la formación que dan.

Visión  de  los  gestores  del  IPC  acerca  de  la  dimensión ambiental de la Universidad

En el IPC fueron entrevistados un total de siete gestores cuyo cargo en el IPC los ubicaba para finales del 2012 como informantes clave: la Directora Decana (E), a la Subdirectora de Investigación y  Postgrado,  a  la  Subdirectora  de  Docencia,  al  Subdirector  de Extensión,  a  la  Jefa  del  Departamento  de  Biología  y  Química,  a la Presidenta del Sindicato de Administrativos y al Presidente del Sindicato de Obreros.

La  visión  ofrecida  por  los  distintos  gestores  entrevistados se organizó en cuatro categorías, la carencia de políticas y normas ambientales  en  la  institución,  poca  incidencia  de  las  funciones sustantivas de la universidad en la praxis ambiental institucional, poca  capacitación  del  talento  humano  institucional,  y  la  relación del IPC con su entorno inmediato. Como se observa, en la mayoría de los casos, se refleja debilidad en la gestión institucional para el ambiente.

El  IPC  cuenta  con  unas  políticas  ambientales  aprobadas por  el  Consejo  Directivo,  sin  embargo  los  gestores  entrevistados consideran  que  a  pesar  de  existir  normativas  ambientales  en  las instituciones, estas no se cumplen. Una de las causas argumentadas para esta situación es la inexistencia de una comisión o ente central que  promueva  la  difusión  de  esta  normativa  y  su  cumplimiento, cuestión que corrobora lo planteado por García (2011).

Esta  situación  evidencia  la  urgente  necesidad  de  crear  una instancia universitaria cuya función principal debería ser, en opinión de  los  entrevistados,  formular  y  difundir  una  política  ambiental institucional  y  articular  las  iniciativas  pro-ambientales  que  se generan con la de  las distintas sedes de la Universidad.

A  pesar  de  la  existencia  de  una  plataforma  académica, curricular  y  de  talento  humano  dirigida  a  apoyar  la  formación ambiental  desde  las  funciones  sustantivas  de  la  universidad,  el estado en el que se encuentra el IPC no evidencia este trabajo. En opinión de los gestores, hay una inconsistencia entre lo que se podría llamar formación ambiental y la praxis ambiental universitaria. Lo que se ha generado en el IPC ha sido denominado por una gestora como “violencia ambiental” hacia la institución, esto se evidencia en el mal uso de los espacios y la falta de una ciudadanía ambiental en la mayor parte de los miembros de la comunidad educativa.

Hay escasa capacitación del personal del instituto sobre temas ambientales  y  las  pocas  iniciativas  que  se  realizan  generalmente suelen  ser  insuficientes  y  responden  a  necesidades  esporádicas y puntuales. Estas carencias evidencian  la necesidad de repensar muchos aspectos de la formación ambiental que está ofreciendo el Instituto en cuanto a su enfoque, audiencia  y la praxis que genera.

La Universidad y en particular el IPC tienen poca relación con el entorno inmediato en el que se encuentra reforzando la idea de ser islas con poca pertinencia social.

El análisis de las categorías permitió concluir que la Educación Ambiental  en  el  IPC  tiene  una  serie  de  fortalezas,  debilidades, consecuencias  y  necesidades  de  acción,  que  se  presentan  a continuación en el gráfico 6.

Gráfico  6.  Fortalezas,  debilidades,  consecuencias  y  necesidades  de acción de la Educación Ambiental en el IPC.
 
Conclusiones

Los  contenidos  sobre  la  Educación  Ambiental  tienen  una inclusión muy limitada en el currículo de pre y postgrado, por lo que  no  se  fortalecen  en  el  proceso  formativo  del  egresado.  Esto permite aportar información útil para la transformación curricular que  actualmente  adelanta  la  universidad  a  nivel  nacional,  ya  que justifica la necesidad del eje curricular ambiente.

Existen condiciones académicas y administrativas en la mayoría del personal docente para realizar actividades educativas ambientales. Hay condiciones favorables para realizar una óptima praxis ambiental en  la  institución  y  en  la  comunidad  circunvecina  por  parte  de  los docentes: su nivel de formación, su disposición al trabajo ambiental, la variedad de experiencias de enseñanza y para el aprendizaje y la incidencia a través de diversas asignaturas del pensum de estudios en la formación de un profesional egresado de la UPEL. De parte de  los  estudiantes  hay  disposición  favorable  para  realizar  acciones ambientales que superen el entorno de aula o de clases.

Hay poca divulgación y promoción de las políticas y normas ambientales  de  la  institución.  El  trabajo  y  el  esfuerzo  individual aunado a la diversidad de contenidos ambientales ofertados por los docentes encuestados pueden diluir la praxis ambiental y no permite que sea visible y constante.

Los  esfuerzos  académicos  realizados  desde  la  docencia, la  investigación  y  la  extensión  no  se    concretan  en  acciones  que impactan  eficientemente    en  el  ambiente  institucional  y  en  sus comunidades circunvecinas.

La  dimensión  ambiental  en  el  IPC  desde  su  complejidad, evidencia  debilidad  y  la  necesidad  de  fortalecerse  con  urgencia, por un lado por la responsabilidad social que la Universidad posee y  por  otro,  por  las  necesidades  propias  que  la  sociedad  demanda al  rol  educativo  de  las  instituciones  universitarias.  La  extensión universitaria  del  IPC  requiere  abarcar  más  la  parte  ambiental, especialmente, en las actividades que se realizan para la comunidad; así se fortalece la presencia de la institución en el contexto social donde  se  desenvuelve,  la  divulgación  de  temas  ambientales  y  la consolidación de valores para la sustentabilidad. Al construir con la participación de los miembros de la comunidad educativa, una cultura ambiental hacia la sustentabilidad que considere lo planteado en  diversas  instancias  mundiales  que  han  recomendado  sobre  lo
ambiental,  se lograría un paso significativo en la concreción de las mejoras institucionales.

A modo de recomendación

Crear -con cierta urgencia- una instancia que se encargue de revisar y difundir la política ambiental institucional que articule las distintas iniciativas proambientales que se generan en el Instituto.El enfoque que debe tener la Universidad en el área ambiental no debe ser sólo formar al individuo desde los ámbitos cognitivos y actitudinales, sino que se debe llegar a la formación integral como ciudadano  con  una  responsabilidad  ambiental  que  debe  llevarle a  actuar  cotidiana  y  permanentemente  a  favor  de  la  institución  y del contexto donde se desenvuelva, en lo personal, lo social y lo profesional.

Se recomienda al IPC emprender la construcción y ejecución de un plan de sensibilización y capacitación en temas ambientales dirigido a todo el personal de la institución: obreros, administrativos y docentes.

Considerar  en  las  prácticas  ambientales  que  se  generen  en el IPC la coherencia con  las políticas ambientales aprobadas por su Consejo Directivo, aunar esfuerzos individuales  y aún cuando aprobamos la universalidad y diversidad de conocimientos que se deben conocer y producir en la universidad se recomienda reflexionar sobre la  contribución  de  los  diversos  contenidos ambientales que actualmente suministran los docentes de Educación Ambiental a sus estudiantes.

Para  una  futura  investigación  se  propone  identificar  los propósitos,  objetivos  y  contenidos  de  las  actividades,  proyectos, programas y agrupaciones ambientales que se realicen en el IPC,  que permita conocer lo que se quiere lograr con estas acciones y  hacia quiénes van dirigidas.

Es necesario continuar indagando la naturaleza e influencia que tiene el desempeño del Instituto y la Universidad en el contexto social  y  espacial  donde  se  encuentran  sus  sedes.  Esto  permitiría indagar qué tipo de impacto se está generando y cuáles serían las vías y las posibilidades de fortalecer las relaciones entre la Universidad y  su  entorno,  cambiando  la  tradicional  noción  de  encerrar  su desempeño en las paredes que la circundan y contribuir al logro de la sustentabilidad y el desarrollo humano del entorno social donde se desenvuelve.


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