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Muere Sterling Lord, agente literario de Kerouac que luchó por que se publicase “El camino”

También publicó “Wiseguys”, que fue llevado al cine por Scorsese en “Uno de los nuestros”. Fallece a los 102 años

El agente literario Sterling Lord, el hombre que apostó por "En el camino" Mary AltafferAP

Quién sabe, quizá sin su participación la Generación Beat nunca habría existido o se habría quedado en un grupo marginal de amigos buscando la trascendencia espiritual y haciendo algunas insensateces de los que jamás habríamos tenido conocimiento. Sin embargo, gracias al papel de Sterling Lord, el mundo pudo conocer «On the road» («En el camino») la obra que inspiró a una generación de jóvenes a, precisamente, salirse del camino. Lord, que falleció ayer a los 102 años, era un joven e insignificante agente literario cuando, en 1952, Jack Kerouac entró en su oficina con el manuscrito. De inmediato, creyó en el texto, al contrario de casi todas las editoriales adonde llevaba las páginas de Kerouac. Tardó cuatro años en conseguir que una accediese a su publicación y apenas consiguió mil dólares a cambio. Pero ambos hicieron historia.

«En el camino» vendió a lo largo del tiempo cinco millones de copias y era la primera vez que Lord triunfaba profesionalmente. Antes, había probado suerte con las revistas: compró la cabecera «Weekend», que después tuvo que cerrar, y trabajó en «Cosmopolitan», de donde fue despedido. Kerouac solo tenía dos años menos que su agente y quizá por eso encontró en él «una voz que debería ser escuchada», según recogió Lord en sus memoria. Pero el mundo editorial no pensaba igual. Un editor le contestó por carta que «Kerouac tiene un enorme talento de un tipo muy especial. Pero esta no es una novela bien hecha, ni vendible, ni siquiera, creo, buena». El resto de negativas sonaban más o menos igual y para 1952 el autor ya se había rendido. Lord, no. Vendió algunos extractos para ser publicados en revistas literarias como «The Paris Review» y cantó bingo: un editor de Viking Press le llamó interesado. Tras su publicación, una crítica elogiosa en «The New York Times» transformó una novela destinada a círculos contraculturales en parte del canon estadounidense. El joven agente literario, fichó al novelista Ken Kesey y al poeta y propietario de la librería City Lights de San Francisco Lawrence Ferlinghetti.

Lord demostraría olfato muchas veces más: también encontró un editor para la historia de la mafia de Nicholas Pileggi «Wiseguy» –algunos dicen que hasta dio la línea argumental– y ayudó a cerrar el trato para su famosa adaptación cinematográfica por Scorsese en «Uno de los nuestros». Incluso cuando fallaba a la hora de cazar un autor, acertaba. Fracasó en su intento de comprar la biografía del expresidente americano Lyndon Johnson porque pedía un millón de dólares de adelanto. En su lugar, lanzó la paródica: «Citas del presidente LBJ» que se reía abiertamente de él y fue un éxito de ventas.

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