Entre muchos otros pesares, los mayores hemos sabido del deceso de los bares de cuarta edad de Valparaíso. Que conocimos en directo, y no en versiones antojadizas. Porque nos tocó vivirlos, única versión válida, sin las burdas alteraciones que cualquier irresponsable inventa sobre lo ocurrido en estas décadas. Esos bares eran un pasaporte a lo desconocido, a lo imposible soñado, sin robots ni zombies machacando celulares a nuestro lado. Pero, aleluya, los bares aún respiran.

Antes de que se cerrara la cuarentena esta semana conocimos un barcito de apenas cuatro meses, en BordeRío. Se llama el Oasis, tiene enormes terrazas mirando al Manquehue, y hace tragos con alcoholes de buena ley y también 'mocktails'. ¿Qué cosa es eso? Tragos sin alcohol de absoluta moda y justificada demanda en tiempos frágiles y resbalosos. Entre los destilados usan tequila, en el Zarapito (con nombre de esa ave costera, migratoria, de patas largas); añaden pisco, en el Chilian Summer Punch.

E inventaron la tentadora Margarita Perfecta, todo un reto para degustadores. La carta ofrece casi medio centenar de platos notables (https://bit.ly/3foRIQt.) Con precios entre $5.000 y $13.000. El equipo de trabajo lo encabeza Óscar Toro, sólido discípulo de tres capos de cocina chilena: Tomás Olivera en lo creativo, Quersen Vásquez, seco en la tradición, y Rodolfo Guzmán haciendo camino a los ingredientes y sabores que vienen. Platos recomendables: el ceviche de nuestro mar, con salmón, reineta y camarones, caldo y hojas verdes. .

El delicado tataki de res y hierba mitsuna. Los kronuts (entre croqueta y donut) de masa hojaldre, con tartar de vacuno y pescado. Y un placer, el notable filete de res de cocción lenta, con pastelera y mermelada de cebolla. Óscar propone además un surtido de postres irresistibles. Del tiramisú en limoncello, a las graciosas paletas heladas de azafrán legítimo con menta. La magnífica presentación, como flores, brotes, mini vegetales trabajados con pinzas, y el atento servicio de sala, quedarán pendientes hasta que se levante la actual cuarentena. Mientras, los sabores se consiguen en el delivery de BordeRio.

Pero el Bar de Río de BordeRío se propone dejar recuerdos de alegres tertulias venideras, cuando las sombras hayan pasado.