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Las otras memorias

Persecución, tortura y muerte de homosexuales durante el conflicto armado interno

“Presentamos este informe en homenaje a todos ellos. Lo presentamos, además, como un mandato de los ausentes y de los olvidados a toda la Nación”

– Salomón Lerner Febres, discurso de presentación del Informe Final de la CVR (28 de agosto de 2003)

Publicado: 2013-08-28

Cierra los ojos y piensa en la persona que más amas. Mírala detenidamente. Fíjala en tu memoria porque en este momento desaparecerá y los próximos 33 años su nombre, su rostro y su recuerdo serán borrados de la historia del país mientras te repiten una y otra vez que se trataba de una vida tan insignificante que su ausencia no merecía siquiera ser llorada. 

Esa vida no era una vida, sino miles, casi 70 mil que deberían seguir entre nosotros pero fueron arrancadas de nuestras familias y comunidades en uno de los capítulos más dolorosos de nuestra historia. No es coincidencia que mayoritariamente hayan sido campesinas y campesinos quecha hablantes de Ayacucho, Apurímac y Huancavelica. Tampoco es coincidencia que el mismo itinerario de persecución, tortura y muerte haya sido vivido por lesbianas, travestis, gais y bisexuales (LTGB) única y exclusivamente por serlo. Mucho menos que su memoria se mantenga en el olvido.

El Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) dedicó una de sus páginas a narrar cómo un grupo de 6 emerretistas ingresó violentamente al bar Las Gardenias de Tarapoto y asesinó el 31 de mayo de 1989 a César Marcelino Carvajal, Max Pérez Velásquez, Luis Mogollón, Alberto Chong Rojas, Rafael Gonzales, Carlos Piedra, Raúl Chumbé Rodríguez y Jhony Achuy, 8 travestis y gais acusados de ser de ser “lacras sociales que eran utilizadas para corromper a la juventud”. Sin embargo, el Informe Final no hizo más que rasgar la profunda homofobia del conflicto armado interno.

Un mes antes de su entrega, en julio de 2003, la CVR descubrió que las organizaciones homosexuales reivindicaban la memoria de las 8 travestis y gais de Las Gardenias, cuyas historias eran parte del Retablo de la Memoria LTGB que presentaron el Movimiento Homosexual de Lima (MHOL) y el Movimiento Raíz en la conmemoración de la Marcha de los Cuatro Suyos. El crimen fue rápidamente verificado e incorporado en el texto final, y nuestra CVR se convirtió en la primera en su tipo en incorporar la memoria de las comunidades homosexuales, momento en el que el rol de Carlos Iván Degregori fue clave.

"Invitaron a grupos de homosexuales a jugar vóley y nunca más aparecieron"

La masacre de Las gardenias no fue un hecho aislado. La CVR también reveló que dos meses antes, en febrero de 1989, el MRTA ejecutó a “un joven homo muy conocido” y abandonó su cadáver con un cartel que decía “así mueren los maricones”. El año siguiente, entre mayo y junio de 1990, asesinó a 3 travestis según testimonios recogidos por el MHOL, organización que fue amenazada telefónicamente por los terroristas en 1992.

Antes, Sendero Luminoso había instaurado un discurso de “limpieza de indeseables”: el 6 de agosto de 1986 asesinó a 10 homosexuales y prostitutas en Aucayacu, y el 12 de septiembre de 1988 pusieron en fila y ametrallaron a 8 drogadictos, prostitutas y homosexuales en La Hoyada, Aucayacu.

Las ejecuciones homofóbicas no eran una forma más de terrorismo sino un mecanismo de legitimización en un país con absoluto desprecio por las vidas LTGB. “Un sector de los pobladores aceptó como oportunos estos ajusticiamientos; más aún, algunos núcleos poblacionales llegaron a demandar la presencia de los subversivos para realizar campañas de limpieza”, anota la CVR.

Más adelante precisa que “los Comités Populares Abiertos de Padre Abad eran los responsables de impartir las órdenes en la administración de los caseríos transformados en Comité Organizado. Es decir, imponían las reglas morales del orden social senderista”.

A fines de 1989, Sendero quiso imponer sus leyes de “no a la poligamia, no al robo y no a los homosexuales” a las comunidades Shipibo-Conibo del lago Imiria, sin embargo éstas se negaron “porque nosotros sabemos cómo comportarnos. Tenemos una muejr y no robamos. Acá los que tienen malas costumbres y roban son los mestizos”, declaró Valeriano de dicha comunidad nativa.

Ese mismo año, el 17 de diciembre de 1989, los senderistas secuestraron a 12 jóvenes en Picuruyacu, Huánuco, y asesinó a 2 con disparos en la cabeza (uno de ellos, Herbert Amasifuen Izquierdo, fue también ahorcado con una soga) y liberó a los otros, entre los que se encontraba Dámaso Secien Limo. “Muchos de los doce secuestrados eran homosexuales”, señala el Informe.

La insania de Sendero Luminoso en su exacta dimensión fue revelada por una mujer a la que secuestraron una semana de 1991 en un cerro donde realizaban asesinatos, quien recuerda que “los senderistas les cortaban los senos y les metían cuchillo por la vaina a las mujeres que supuestamente habían sido infieles a sus maridos. A los homosexuales les cortaban el pene en pedazos antes de matarnos. Ahí me pidieron que acuchille a dos chicas y a un señor, yo no pude hacerlo porque me desmayaba”.

"A Charo los soldados la violan, la ultrajan y la botan a un dique"

La homofobia no fue exclusividad de los terroristas. Victor Rivas Ventura estaba con su madre y su hermana en su casa en Huanta cuando fue secuestrado por un grupo de hombres altos, encapuchados y con ponchos el 11 de agosto de 1984. Los marinos lo llevaron a su cuartel en el estadio municipal: lo llamaban “el maricón” y su hermana confirmó que “tenía tendencias homosexuales y le gustaba vestir ropa femenina”, pero nunca más lo podrá hacer porque desapareció (lo desaparecieron) junto a otras 56 personas.

Otra arista insuficientemente explorada son las generalizadas violaciones sexuales contra hombres como mecanismo para humillar/feminizar/homosexualizar al detenido.

"El Quipu de la Memoria nos remite a la posibilidad de hermanarnos y construir un país nuevo"

No es coincidencia que estas historias de horror no constituyan aún parte de nuestra memoria colectiva sobre el conflicto armado interna, ni que este accionar de persecución, tortura y muerte se proyecte hasta nuestros días sin que el Estado haga algo.

Han sido diversos los esfuerzos por recuperar su memoria. Al Retablo de 2003 le siguió una iniciativa del MHOL y el Colectivo Raíz Diversidad Sexual para conmemorar la masacre de Las Gardenias como día de la memoria colectiva de los crímenes de odio y en el verano siguiente las organizaciones LTGB consensuaron su espacio de memoria: el 31 de mayo de cada año sería conmemorado como el día nacional de lucha contra la violencia y los crímenes de odio hacia lesbianas, trans, gais y bisexuales.

La primera conmemoración de 2004 fue un conversatorio con el ex comisionado Carlos Iván Degregori, una intervención de Susana Torres y Giuseppe Campuzano con ofrendas florales en memoria de los LTGB ausentes en la Plaza San Martín, y actos diversos en universidades. Al año siguiente se desarrolló una conferencia de prensa en el Congreso donde se presentó el testimonio de Pepe Andrews y días después se tejió por primera vez el Quipu de la Memoria LTGB que se incorporó en agosto de 2005 al Gran Quipu de la Memoria por el segundo aniversario de la entrega del Informe Final de la CVR.

Desde ese entonces, el 31 de mayo renovamos nuestra promesa de anudar y recordar para que este capítulo de nuestra historia no se repita. Sin embargo, la violencia y el odio aquí narrados aún son parte del cotidiano de cientos y miles de lesbianas, trans, gais y bisexuales que aún hoy reclaman verdad, justicia y dignidad.

Lima, 28 de agosto de 2013

ACTUALIZACIÓN 30/8/2013. El MHOL ha publicado un listado de los crímenes por homofobia reseñados en el Informe Final de la CVR.


Escrito por

Gio Infante

Activista marica, periodista sadomasoquista y antifujimorista.


Publicado en

Gio Infante

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