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Año: IX
Revista Dilemas Contemporáneos: Educación, Política y Valores.
http://www.dilemascontemporaneoseducacionpoliticayvalores.com/
Número: 2.
Artículo no.:101
Período: 1ro de enero al 30 de abril del 2022.
TÍTULO: Perfil de Inteligencia Emocional de docente en tiempos de COVID-19.
AUTORES:
1. Dra. Gabriela Ordaz Villegas.
2. Dr. Thamir Danir Danulkán Durán Fonseca.
RESUMEN: El objetivo del presente trabajo fue describir los perfiles de inteligencia emocional en
docentes durante la situación de confinamiento por COVID-19 respecto a los componentes de la
inteligencia emocional: percibir, comprender y regular. Se realizó un estudio con enfoque cuantitativo
de tipo comparativo. La muestra fue no probabilística con 155 docentes con edad promedio de 40.41
años (DE = 9.76), 27.7% hombres y 72.3% mujeres. El instrumento utilizado fue Trait Meta-Mood
Scale de 24 reactivos. A través de un análisis de conglomerados se identificaron tres perfiles: alto
(35.48%), moderado (41.29%) y bajo (23.23%) nivel de IE. Los hallazgos apuntan a la necesidad de
incluir en el ámbito educativo el desarrollo de las habilidades emocionales para afrontar mejor futuras
adversidades.
PALABRAS CLAVES: contexto escolar COVID-19, emociones en maestros, regulación emocional
en docentes, inteligencia emocional en pandemia, habilidades emocionales en la escuela.
TITLE: Teacher Emotional Intelligence profile in times of COVID-19.
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AUTHORS:
1. PhD. Gabriela Ordaz Villegas.
2. PhD. Thamir Danir Danulkán Durán Fonseca.
ABSTRACT: The objective of this work was to describe the profiles of emotional intelligence in
teachers during the confinement situation due to COVID-19 with respect to the components of
emotional intelligence: perceive, understand and regulate. A study with a comparative quantitative
approach was carried out. The sample was non-probabilistic with 155 teachers with an average age
of 40.41 years (SD = 9.76), 27.7% men and 72.3% women. The instrument used was the 24-item
Trait Meta-Mood Scale. Through a cluster analysis, three profiles were identified: high (35.48%),
moderate (41.29%) and low (23.23%) level of EI. The findings point to the need to include the
development of emotional skills in the educational field to better cope with future adversities.
KEY WORDS: COVID-19 school context, emotions in teachers, emotional regulation in teachers,
emotional intelligence in pandemic, emotional skills in school.
INTRODUCCIÓN.
El confinamiento, resultado de la pandemia por COVID-19, generó que se suspendieran actividades
presenciales en las escuelas, lo cual afectó mundialmente a cerca de 1,600 millones de niños,
adolescentes y jóvenes, al igual que más de 60 millones de docentes debido al cambio radical y
abrupto que ocasionó este evento en la vida de las personas (Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura [UNESCO], 2020). En México, fueron 37,689,611
estudiantes afectados en todos los niveles educativos, de los cuales 19,124,811 cursaban el nivel
básico (Organización de Naciones Unidas [ONU], 2020). En este sentido, los sistemas educativos
siguieron en marcha con el esfuerzo de docentes, estudiantes, familias e instituciones (Marsollier &
Expósito, 2021) a través de programas virtuales, así como el programa educativo “aprendiendo en
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casa” que fue televisado (Ayala & Castillo, 2021). En el país, estas acciones iniciaron en el último
trimestre del ciclo escolar 2019-2020, continuaron en el ciclo 2020-2021, y el gobierno informó sobre
el regreso voluntario a las aulas al inicio del ciclo 2021-2022.
Entre los problemas que encontraban los docentes para ejercer su trabajo figuraban:
a) El nivel educativo del menor. A menor grado educativo requerían, por una parte, mayor
acompañamiento parental (Lloyd, 2020), por otra, mostraban mayores limitaciones tecnológicas
(Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación [CNMCE], 2020; Instituto Nacional
de Estadística y Geografía [INEGI], 2019; Morales & Bustamante, 2021).
b) El nivel socioeconómico. Los docentes y los alumnos de escuelas públicas presentaba mayores
dificultades en comparación con las privadas respecto al acceso y manejo tecnológico, debido que
maestros y alumnos de las escuelas particulares tenían mayor experiencia y facilidad de adquisición
de herramientas digitales (CNMCE, 2020; Lloyd, 2020).
No obstante, de conocer esta situación, los profesores fueron los encargados de instrumentar
modalidades de educación a distancia para su alumnado en un lapso de tiempo muy corto, en muchos
casos sin apoyo ni capacitación, así como sin recursos suficientes o incluso inexistentes (Ayala &
Castillo, 2021; Marsollier & Expósito, 2021; Mishra, Gupta & Shree, 2020; ONU, 2020; Valle &
Torres, 2021). Esta transformación se realizó desde los propios hogares (Marsollier & Expósito, 2021;
Mishra, Gupta & Shree, 2020), los espacios privados de los docentes colapsaron por la sobrecarga
laboral (Mishra, Gupta & Shree, 2020): el diseño de nuevas estrategias de enseñanza aprendizaje, la
atención de dudas de padres de familia a diversas horas del día, así como las constantes reuniones
virtuales con sus autoridades educativas (Ayala & Castillo, 2021; Mérida-López, Extremera,
Quintana-Orts & Rey, 2020).
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Al estar presente todas estas nuevas exigencias laborales, además de la percepción de descuidar sus
tareas personales y familiares (CNMCE, 2020; Morales & Bustamante, 2021; Valle & Torres, 2021),
aunado a la sensación de incertidumbre sobre la salud resultado de la pandemia y la interrupción de
vínculos afectivos y socializadores que todas las personas vivían en ese momento (Brooks et al.,
2020), se generó en los docentes agotamiento emocional (Brooks et al., 2020; CNMCE, 2020; Morón
& Biolik-Morón, 2020; Valle & Torres, 2021). En este mismo sentido, en el estudio realizado por el
CNMCE (2020) los docentes manifestaron que no sólo lidiaban con sus propios malestares
emocionales, sino también con aquellos de sus alumnos, debido a situaciones difíciles relacionadas
con el contexto socioeconómico, familiar y/o emocional de estos últimos; por lo tanto, en los
académicos se generó una doble carga emocional.
De acuerdo con diversos autores, un factor protector para las problemáticas asociadas a la carga y al
agotamiento afectivo, ha sido la inteligencia emocional (Mérida-López et al., 2020; Morón & BiolikMorón, 2021), de forma particular en situaciones de adversidad como la generada pandemia por
COVID-19 (Mérida-López et al., 2020; Sánchez, Navarro, Etchezahar & Gómez; 2021).
La inteligencia emocional fue definida como la habilidad de percibir, utilizar, comprender y regular
las propias emociones y las de otros (Mayer &Salovey, 1997). Mérida-López et al. (2020) señalaron
que a mayor habilidad del docente en percibir, comprender y regular los estados emocionales y la de
sus alumnos desarrollan estrategias más resilientes para afrontar contratiempos y adversidades que
pueden surgir en el contexto educativo, utilizando formas creativas, optimistas y de desarrollo
personal para afrontar las problemáticas.
Adicionalmente, el docente puede actuar como referente para incidir en la reacción emocional del
estudiante (Palomera, Briones & Gómez-Linares, 2017; Palomera, Gil & Brackett, 2006), prevenir
absentismo o expulsiones por mala conducta, crear entornos educativos positivos, así como
promocionar el rendimiento académico (Palomera, Gil & Brackett, 2006). En aquellos docentes con
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bajos niveles de inteligencia emocional, se presentan una menor cantidad de estrategias resilientes,
desajustes psicológicos, así como baja dedicación hacia sus alumnos (Palomera, Gil & Brackett,
2006; Sánchez, et al., 2021). Es menester señalar, que la percepción de las emociones, su
comprensión, así como la forma de reaccionar ante ellas, no son uniformes para todas las personas;
por el contrario, los efectos son diferentes en cuanto a edad, sexo y experiencia (Brackett & Mayer,
2003; Brooks et al., 2020; Palomera, Fernández-Berrocal & Brackett, 2008). Al considerar que:
1) El docente percibe una doble carga emocional, la propia y la de sus alumnos (CNMCE, 2020).
2) El docente puede ser mediador de la inteligencia emocional en los alumnos (Palomera, Briones &
Gómez-Linares, 2017; Van Bavel et al., 2020).
3) La inteligencia emocional genera mayor adaptación al medio, un saludable desarrollo, mayor
posibilidad de éxito, mayor satisfacción con la vida, además de ayudar en la prevención de desajustes
en la salud mental y social (Palomera, Fernández-Berrocal & Brackett, 2008).
4) La inteligencia emocional no es fija, que depende de factores contextuales y personales, como son
la edad, el sexo y la experiencia (Brooks et al., 2020).
5) La inteligencia emocional se ha considerado como un factor protector frente a la pandemia (Morón
& Biolik-Morón, 2021; Sánchez, et al., 2021).
El objetivo del presente trabajo es describir los perfiles de inteligencia emocional en docentes en
situación de confinamiento por COVID-19.
DESARROLLO.
Método.
Se realizó un estudio con enfoque cuantitativo de tipo comparativo. Creswell (2015) define el enfoque
cuantitativo como el método basado en la obtención de datos numéricos a través de la medición, con
el propósito de describir tendencias en una población numerosa.
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Por otra parte, Piovani y Krawczyk (2017) refieren que en los estudios comparativos se contrastan
objetos complejos de forma sistemática y deliberada, como las instituciones y los sistemas educativos.
Participantes.
Se utilizó un muestreo no probabilístico para seleccionar 155 docentes. Su edad osciló entre 21 a 67
años, con un promedio de 40.41 (DE = 9.76). El 72.3% fueron mujeres (n = 112) y el 27.7% hombres
(n = 43).
Otras características evaluadas indicaron que: 60.6% laboraban en escuelas públicas, el 36.8% en
privadas y el 2.6% en ambas; 58.1% trabajaban en el Estado de México y el 41.9% en la Ciudad de
México; 53.5% enseñaban en nivel primaria y el 46.5% en secundaria, y el rango de experiencia
laboral en la docencia fue de 0 a 43 años, con un promedio de 13.16 (DE =9 .04).
Instrumentos.
El Trait Meta-Mood Scale (TMMS-24) es una versión adapta por Fernández-Berrocal, Extremera y
Ramos (2004) del TMMS de Salovey, Mayer, Goldman, Turvey y Palfai (1995). Es un instrumento
de autoinforme en la que las personas evalúan la percepción sobre sus propias capacidades
emocionales. Escala tipo Likert que va de 1 = Nada de acuerdo, hasta 5 = Totalmente de acuerdo, se
compone de 24 reactivos, mide los tres componentes de la Inteligencia Emocional (IE): atención,
claridad y reparación.
Atención emocional. Se refiere a la percepción de las propias emociones y las ajenas. Es la capacidad
para sentir y expresar las emociones de forma adecuada. En lo que se refiere a las emociones ajenas,
la percepción incluye sensibilidad afectiva, la habilidad para recibir afecto y la sensibilidad no verbal.
Está compuesta por ocho reactivos; el coeficiente de fiabilidad, alfa de Cronbach, encontrado por
Fernández-Berrocal, Extremera & Ramos (2004) fue de .90. En el estudio realizado por Valdivia,
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Rubio y French (2015) en población mexicana fue de .84, y con la muestra del presente estudio se
obtuvo el mismo valor.
Claridad emocional. Esta dimensión evalúa la percepción que se tiene sobre la comprensión de los
propios estados emocionales y las ajenas. Incluye ocho reactivos, el coeficiente de fiabilidad
encontrado por los desarrolladores del instrumento fue de .90. En el estudio realizado por Valdivia,
Rubio y French (2015) en población mexicana fue de .83. El alfa de Cronbach fue superior en la
muestra del presente estudio (α = .92).
Reparación emocional. Mide la capacidad percibida para regular los propios estados emocionales de
forma correcta. Se compone de ocho reactivos, el coeficiente de fiabilidad según los autores de la
escala fue de .86. En el estudio realizado por Valdivia, Rubio y French (2015) en población mexicana
fue de .84. Se identificó un ligero aumento con los participantes del presente estudio (α = .88).
Procedimiento.
Se invitó a participar a los docentes a través de sus supervisores de zona, y la aplicación se realizó de
manera online mediante Google Forms. Al principio del formulario se presentó el consentimiento
informado a fin de comunicar a los participantes los objetivos de la investigación y dejar constancia
de que su participación era voluntaria y anónima, garantizando el resguardo de su información.
Aquellos docentes que aceptaron se les presentó el instrumento a contestar. Una vez recolectados los
datos, se exportaron de Excel a SPSS 24.
Para identificar los perfiles, se realizó un análisis de conglomerados con base en las sugerencias de
Hair, Anderson, Tatham y Black (1999):
a) Estandarización de los datos. Los valores obtenidos fueron transformados a puntuaciones Z.
b) Obtención de grupos. El análisis se efectuó con el procedimiento de dos fases, una combinación
de método jerárquico y no jerárquico. El primero de ellos se calculó con agrupación Ward y medida
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de distancia euclídea al cuadrado, el cual permitió identificar conglomerados con base en el
dendrograma. El segundo método se utilizó para comprobar la estructura de los grupos obtenidos
previamente.
c) Decisión sobre la cantidad de grupos. La cantidad de grupos se basó en criterios estadísticos y
teóricos. Estadísticamente se buscó la homogeneidad dentro de los grupos y la heterogeneidad entre
los grupos. Asimismo, se analizó la lógica y relevancia teórica de los grupos encontrados
estadísticamente.
d) Interpretación de los conglomerados. Para todos los grupos se calcularon las medias y desviaciones
estándar. Esta información favoreció la asignación adecuada de nombres y descripciones de los
perfiles de inteligencia emocional.
Finalmente, con el propósito de comprobar diferencias significativas entre los perfiles, se calculó un
análisis de varianza multivariado (MANOVA) con nivel de significancia .01 para eliminar efectos de
dependencia. Posteriormente, se realizaron pruebas post-hoc de Scheffé para identificar grupos con
diferencias.
Resultados.
El dendrograma del método jerárquico mostró tres grupos de profesores, los cuales fueron
consistentes con los datos obtenidos en el método no jerárquico. Posteriormente, los datos del
MANOVA confirmaron la validez de los perfiles identificados en los análisis de conglomerados, con
efectos principales en la combinación de las dimensiones de la inteligencia emocional: percepción,
comprensión y regulación (λWilks = .16, F(6,300) = 74.89, p < .001, η2 = .60). En este caso, los
perfiles explicaron el 60% de la variabilidad de las dimensiones de la inteligencia emocional.
Asimismo, las pruebas post-hoc de Scheffé indicaron diferencias significativas entre las
comparaciones (Tabla 1).
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Tabla 1. Diferencias entre perfiles, valores F y tamaños del efecto.
Comparaciones de
media por parejas
Dimensiones de la IE
Percepción
DM (IC)
Comprensión
DM (IC)
Regulación
DM (IC)
1 vs 2
1 vs 3
-6.23* (-8.76/-3.70)
4.18* (1.31/7.05)
-7.25* (-9.50/-4.99)
8.49* (5.95/11.05)
-6.70* (-9.01/-4.40)
8.94* (6.32/11.55)
2 vs 3
10.42* (7.46/13.37)
15.75* (13.12/18.37)
15.64* (12.95/18.33)
F
59.35*
161.14 *
150.87*
η2
.44
.68
. 66
Notas: IE = Inteligencia Emocional; 1= Primer perfil; 2= Segundo perfil; 3= Tercer perfil; DM=
Diferencia de medias; IC= Intervalos de confianza al 99%; * p< .001
En la Tabla 1 se puede observar, que la percepción obtuvo el menor efecto (44%), a diferencia de la
comprensión y la regulación, que recibieron impactos similares por parte de los perfiles (68% y 66%
respectivamente). También, se muestra que todas las comparaciones fueron estadísticamente
significativas, lo cual significa que todos los grupos fueron heterogéneos en las tres dimensiones de
la inteligencia emocional.
Para realizar un análisis adecuado de los perfiles, se calcularon las medias, sus intervalos y las
desviaciones estándar en las dimensiones de inteligencia emocional. Los hallazgos se encuentran en
la Tabla 2.
Tabla 2. Medias, intervalos de confianza y desviaciones de las dimensiones de la IE, por perfil.
Dimensiones
de IE
Percepción
emocional
er
Perfiles
2 grupo: 55
3er grupo: 36 docentes
docentes
do
Valores
1 grupo: 64
docentes
Media
22.77
29
18.58
IC al 99%
21.26/24.27
27.38/30.62
16.58/20.59
4.66
4.87
4.11
Mínimo 13 /
máximo 34
Mínimo 13 /
máximo 37
Mínimo 11 / máximo
29
Desviación
estándar
Puntuaciones
obtenidas
Media teórica y
puntuaciones posibles
Mteórica = 24
Mínimo = 8
Máximo = 40
10
Comprensión
emocional
Regulación
emocional
Media
27.86
35.11
19.36
IC al 99%
26.52/29.20
33.66/36.55
17.58/21.15
4.30
Desviación
estándar
Puntuaciones
obtenidas
Media
4.46
3.50
Mínimo 16 /
máximo 39
28.30
Mínimo 27 /
máximo 40
35
IC al 99%
26.93/29.67
33.52/36.48
17.53/21.19
4.80
4.11
3.02
Mínimo 16 /
máximo 40
Mínimo 24 /
máximo 40
Mínimo 8 / máximo 25
Desviación
estándar
Puntuaciones
obtenidas
Mínimo 8 / máximo 26
19.36
Notas: IE = inteligencia emocional; IC = intervalo de confianza.
Con base en los datos de la Tabla 2, la mayoría de los profesores fueron clasificados en el primer
perfil (41.29%), el 35.48% se ubicaron en el segundo, y la minoría en el tercer grupo (23.23%). El
primero de ellos, tuvo puntuaciones moderadas en las tres dimensiones, en comparación con los otros
perfiles. Éste se ubicó ligeramente por arriba de la media teórica en dos dimensiones: comprensión y
regulación emocional, pero un poco por debajo en el área de percepción emocional; por lo tanto, el
primer grupo fue denominado como: perfil de moderada inteligencia emocional. El segundo grupo
de docentes se caracterizó por contar con las medias más altas, de manera consistente.
En las tres variables, sus valores fueron superiores a la media teórica, ligeramente por arriba para la
dimensión de percepción, pero notoriamente por encima en los casos de comprensión y regulación
emocional. En consecuencia, el grupo fue nombrado como: perfil de alta inteligencia emocional.
Respecto con el tercer perfil, este se estructuró con las medias más bajas, en contraste con los perfiles
antes descritos. Siempre mostró puntuaciones por debajo de la media teórica, por consiguiente, fue
designado como: perfil de baja inteligencia emocional.
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Finalmente, se calcularon las proporciones de profesores por perfil, con base en las siguientes
características: edad, sexo, tipo de escuela, localidad, nivel que imparten y experiencia como docente
(Tabla 3).
Tabla 3. Comparaciones de proporciones de docentes con diferentes características, por perfil de
inteligencia emocional.
Características
Perfil
% Baja IE
% Moderada IE
% Alta IE
21 - 30 años
22.2
14.1
16.4
31 - 45 años
44.4
53.1
54.5
46 – 55 años
30.6
25.0
25.5
56 - 67 años
2.8
7.8
3.6
Hombre
33.3
31.3
20
Mujeres
66.7
68.8
80
Pública
61.1
57.8
63.6
Privada
36.1
40.6
32.7
Ambos
2.8
1.6
3.6
Estado de México
52.8
62.5
56.4
Ciudad de México
47.2
37.5
43.6
Primaria
50.0
54.7
54.5
Secundaria
50.0
45.3
45.5
0 – 5 años
33.3
26.6
18.2
Experiencia
6 – 12 años
25.0
20.3
30.9
docente
13 – 20 años
16.7
28.1
36.4
21 – 43 años
25.0
25.0
14.5
Edad
Sexo
Tipo de escuela
Localidad
Nivel educativo
En la Tabla 3 se pueden observar las características de cada uno de los grupos: baja, moderada y alta
inteligencia emocional. A continuación, se hicieron comparaciones de los porcentajes en relación con
los encontrados de cada grupo. En el primero grupo, Baja IE, se destaca que todos los docentes (n=36)
obtuvieron medias menores a la teórica en las tres dimensiones de IE: percepción, comprensión y
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regulación emocional; se observó que había un porcentaje mayor de maestros de entre 21 – 30 y de
46 a 55 años, en comparación con los otros dos grupos, existe una situación parecida en años de
experiencia, los docentes que tenían entre 0 a 5 años de experiencia, los que impartían clases a nivel
secundaria, tenían que trabajar tanto en escuela pública como privado de la Ciudad de México y,
aquellos docentes varones.
Respecto al grupo de docentes que integraron el grupo de IE moderada (n=64), se observó que fue
constituido por el mayor porcentaje de maestros de 56 a 67 años, de escuelas privadas, que laboraban
en el Estado de México, de nivel primaria. Por último, el grupo de Alta IE estuvo constituido por el
mayor porcentaje de docentes de 31 a 45 años, mujeres, de escuelas públicas, con experiencia de entre
6 a 20 años.
Discusión.
El objetivo del trabajo fue describir los perfiles de inteligencia emocional en docentes en situación
de confinamiento por COVID-19, como se pudo observar sólo el 35.48% de los docentes reportaron
niveles adecuados de IE, el resto tenía bajos (23.23%) o moderados (41.29%) niveles auto percibidos
de IE, lo que puede colocar a estos docentes en un estado de riesgo, de acuerdo a Palomera, Gil y
Brackett (2006) y Sánchez et al. (2021) los bajos niveles de IE pueden conducir a una limitada
cantidad de estrategias resilientes, desajustes psicológicos, así como baja dedicación hacia sus
alumnos.
Entre los factores que aumentan la posibilidad de percibirse con bajo nivel de IE fueron identificados
a través de los perfiles: la edad, la experiencia, el nivel escolar, tipo de escuela y sexo. Respecto a la
edad, se observó que a menor edad y experiencia se obtenían menores niveles de IE; esto es contrario
a lo esperado por Brooks et al. (2020) quienes señalaban que las personas de mayor edad padecían
más los estragos emocionales que los más jóvenes debido al mayor nivel de responsabilidad,
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probablemente la experiencia sea la respuesta; Palomera, Gil y Brackett (2006) señalan que los
docentes con mayor experiencia reparan mejor sus emociones negativas.
Respecto al nivel escolar, ser docente de secundaria también fue un factor para percibirse con baja
IE, probablemente haya sido debido al menor acompañamiento parental educativo y emocional en
los alumnos de secundaria en comparación de los de primaria (Lloyd, 2020; CNME, 2020). Respecto
al tipo de escuela se observó que aquellos que trabajaban en los dos tipos de instituciones tenían
mayor riesgo de un bajo nivel en IE, probablemente debido al exceso de trabajo (Sánchez et al., 2021).
Por último, hubo una mayor proporción de hombres en esta situación, contario a lo esperado la
CNMCE (2020).
Por otro lado, los factores que en este estudio se identificaron en los docentes con altos niveles auto
percibidos de IE fueron: la edad, la experiencia, el tipo de institución en la que laboran y el sexo.
Respecto a la edad, se observó que el mayor porcentaje de los docentes de este grupo tenían entre 31
y 45 años, con una experiencia media de 6 a 20 años, a través de lo anterior, se puede interpretar que
la experiencia puede jugar un papel importante en el manejo de las situaciones adversas y continuar
auto percibiéndose con un adecuado nivel de IE. Respecto al tipo de institución, se observa que el
grupo fue formado por más docentes de institución pública, contrario a lo señalado por CNMCE
(2020).
Asimismo, fue interesante observar que en el grupo de alto nivel de IE se ubicaron más mujeres, fue
contrario a lo encontrado en diversos estudios realizados durante la pandemia (Brooks et al., 2020;
CNMCE, 2020), estos resultados se pudieron deber al momento de la toma de los datos, Morón y
Biolik-Morón (2021) evaluaron las emociones percibidas en las dos primeras semanas y encontraron
que las personas referían felicidad y relajación, en cambio en otros estudios realizados con mayor
tiempo de confinamiento reportaron emociones desagradables, como miedo, enojo, tristeza,
frustración, entre otras (CNMCE, 2020; Morón & Biolik-Morón, 2020; Valle & Torres, 2020); es
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decir, la percepción de las emociones y su impacto varió con respecto al momento del confinamiento,
en el presente trabajo se recolectó la información después de 6 meses del inicio de la pandemia.
También es importante referir que los resultados fueron acordes a estudios previos a la pandemia que
señalaban que las mujeres generalmente presentan mayor habilidad para identificar las emociones
(Brackett & Mayer, 2003; Palomera, Gil & Brackett, 2006).
CONCLUSIONES.
Los resultados de la presente investigación permiten observar que existe un alto porcentaje de
docentes que se perciben con bajos o moderados niveles de inteligencia emocional; por lo anterior,
será indispensable continuar con un seguimiento, pues de acuerdo con Brooks et al. (2020) las
consecuencias emocionales del confinamiento por pandemia pueden permanecer por un largo plazo;
al considerar que la normalidad tardará mucho tiempo en regresar, e incluso sea probable que aquella
normalidad conocida antes de la COVID-19 nunca regrese, es un momento de gran oportunidad para
generar cambios en el sistema educativo (Díaz-Barriga, 2020). Las estrategias adecuadas de
regulación de las emociones pueden apoyar y fortalecer la capacidad de los profesores para prepararse
para un entorno laboral cambiante y estresante y convertirlo en un entorno sostenible (Sánchez et al.,
2021).
Por último, es menester generar intervenciones centradas en cubrir el bienestar social y emocional de
los profesores se convierte en un factor clave para su propia sostenibilidad y productividad,
contribuyendo a la prevención de patologías asociadas a la docencia (Sánchez et al., 2021), para estar
preparados para futuras contingencias (Mishra, Gupta & Shree, 2020; Morales & Bustamante, 2020;
Palomera, Briones & Gómez-Linares, 2017), para brindar entornos educativos más positivos, así
como fungir como moderadores para los estudiantes (Palomera, Briones y Gómez-Linares, 2017).
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
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J. C. Neri, L. A. Oros y B. O. Ríos (eds.): Efectos sociales, económicos, emocionales y de la salud
ocasionados por la pandemia del COVID 19. Impactos en Instituciones de Educación Superior y
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competing measures of emotional intelligence. Personality and Social Psichology Bullentin,
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DATOS DE LOS AUTORES.
1. Gabriela Ordaz Villegas. Doctora en Psicología por la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM). Profesora de Tiempo Completo en la Facultad de Estudios Superiores de la
UNAM, Correo electrónico: gabriela.ordaz@zaragoza.unam.mx.
2. Thamir Danir Danulkán Durán Fonseca. Doctor en Psicología por la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM). Profesor de asignatura en la Facultad de Estudios Superiores de
la UNAM, Correo electrónico: dandu22.td@gmail.com
RECIBIDO: 20 de octubre del 2021.
APROBADO: 21 de diciembre del 2021.