Pais:   Chile
Región:   Tarapacá
Fecha:   2021-03-30
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   9
Sección:   
Centimetraje:   15x22
El Longino
Restaurantes: El juego cambió y con ello las reglas
Como para todos es sabido, la pandemia cambio rotundamente nuestras vidas, nuestra forma de verla y de cómo interactuar con el otro, el semejante, incluso con el desconocido. Nos volvimos más reacios a acercarnos, los saludos de manos ya no son parte del protocolo y los abrazos quedan destinados para el círculo cercano íntimo, ojo, no sin antes sanitizarte antes de entrar a tu casa. Junto con todo lo anterior, nuestra manera de comer, nos volvimos aún más sedentarios, le sacamos lustre a las aplicaciones de delivery y conocimos esta nueva forma de servicio el 'Pick and Go'.

Como era de esperar, muy a la chilena nos acomodamos a los deliverys, con esto, el servicio cambio completamente, sin estándares de calidad, solo esperando que el pedido que llega a mi puerta sea el correcto. Y es que cuando pagas en un restaurante de mantel largo, cubiertos de etiqueta y música suave estas pagando no solo por la comida, también pagas la experiencia, que te atiendan bien, que el lugar sea agradable.

En pocas palabras, que tu hedonismo más profundo sea apaciguado. Esto lamentablemente no ocurre en esta nueva etapa, los deliverys si bien se esmeran en entregar un plato bien presentado, a lo más que puedes apostar es a encontrarte con ese sabor que recuerdas y punto, no hay experiencia, no hay mimo ni servicio al ego.

Al parecer en nuestra cuidad no todos los dueños de restaurantes piensan lo mismo, pretenden creer que todo sigue igual y solo por un plato en un packing de cartón, un servicio de reparto realmente lamentable y una atención telefónica digna de olvidar, cobran LO MISMO que en sus mejores días de presencialismo. No es posible que por un risotto de lomo, un plato de no más de 250 grs cobren casi 13.

Mil pesos o por una causa Limeña 9 mil. Menos considerando que el tiempo de espera por mis platos fue de casi 2 horas y la atención déspota y de mala gana. Por todos lados un cero. Algo que dista mucho de ocurrir cuando voy a su local donde gracias a los garzones se completa la experiencia. Una que si bien no ha sido de lo mejor pero que logran cumplir.

Punto aparte es la comida que sigue siendo de excelente nivel. Mi observación pasa por actualizar precios a la realidad, renunciar a porcentajes por lo que no se entrega o por ultimo mejorar las porciones (y la señorita que atiende el teléfono).

Es como si le hicieran un homenaje a la Nouvelle cuisine destacando lo pobre de las porciones pero sin reparar en lo delicado de la presentación. Mala experiencia y aunque no voy a dar el nombre por consideración si me gustaría dejar claro que no es la única, existen varios igual que aun no ponen los pies en la tierra.
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César Maturana Marcó Periodista y Cronista Gastronómico-