Las empresas que no tienen estrategia, que no planifican, podrán sobrevivir pero nunca destacar.
Muchas veces hemos oído hablar de que si no sabemos a dónde nos dirigimos, cualquier camino es el adecuado. Sólo teniendo una estrategia que nos guíe tomaremos decisiones realmente relevantes y que arrojen los resultados que deseamos.
El proceso estratégico en la empresa funcionará si tenemos en cuenta, principalmente, los siguientes cuatro elementos fundamentales:
1) Objetivos claros, coherentes y a largo plazo
Los objetivos que nos marquemos dentro de la estrategia son uno de los apartados más críticos que definiremos en la misma. De cómo los formulemos podrá depender el mayor o menor éxito conseguido.
De poco nos servirán objetivos vagos, pobremente definidos y no realmente relevantes para mi empresa. Los objetivos serán claros, realistas, coherentes, alcanzables, marcados en el tiempo y deberán ser conocidos por todos los implicados en los procesos.
2) Profundo conocimiento del entorno competitivo
Este apartado lo podemos valorar y analizar a través de parte del análisis DAFO o FODA, concretamente en la parte externa a la empresa, amenazas y oportunidades que nos podemos encontrar y que son parte del entorno que rodea a mi organización.
Tanto en macroentorno a nivel país, zona, otros países en referencia, por ejemplo a economía, tecnología, gobierno, entorno natural, estructura demográfica o social, etc.
También será necesario valorar el sector industrial teniendo en cuenta datos de proveedores, competidores y clientes.
Existen herramientas que nos podrán ser útiles para el análisis del entorno específico o sectorial como, por ejemplo, el modelo de Porter.
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