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Adhesión al manifiesto #ExtremaduraEnNuestrasManos

Expreso mi apoyo a las reivindicaciones recogidas en el siguiente manifiesto elaborado por la plataforma Extremeñería con motivo del Día de Extremadura.


EXTREMADURA EN NUESTRAS MANOS

A la sociedad extremeña:

Hecha a mano y con sudor, sin concesiones ni privilegios. Hecha por manos campesinas, por manos artesanas, por muchas manos. Las manos de nuestros abuelos y de nuestras abuelas, de nuestras madres y de nuestros padres, quemadas por el sol, desgastadas por el trabajo y arrugadas por el tiempo. Todas ellas hicieron Extremadura, sembrando en sus surcos la simiente que ahora germina. Hoy, indiscutiblemente, el futuro de nuestra región está en nuestras manos, creadoras e innovadoras, que no se conforman ni se resignan. Manos firmes y unidas que pretenden mejorar el presente y ganar el futuro. Es el impulso de una nueva generación: la del extremeñismo bien entendido, como movimiento transversal, integrador y transformador.

Y lo hacemos guiados por las enseñanzas y anhelos de quienes pensaron Extremadura desde hace más de un siglo, utilizando un término –extremeñería– que acoge a todas aquellas personas que sienten esta tierra, que reflexionan sobre ella y que la trabajan. Colocamos a Extremadura en el centro de la vida social, cultural, económica y política para afrontar los retos del siglo XXI. Para ello hacen falta todas las manos, sin exclusiones. Necesitamos el rol protagonista y reivindicativo de la juventud extremeña y la acción conjunta de toda la ciudadanía, de la sociedad civil organizada y de las instituciones públicas y privadas. Necesitamos la unidad de todas/os las/os extremeñas/os, vivan dentro o fuera de Extremadura, en el ámbito rural o en el urbano, hayan nacido en esta tierra o hayan llegado para contribuir a su progreso.

No queremos que otro 8 de septiembre pase desapercibido. El Día de Extremadura debe ser de reivindicación de esta tierra y no circunscribirse a la mera entrega de medallas o a una ofrenda floral a la patrona. Por eso, en este día 8 presentamos 8 reivindicaciones mínimas, abarcadoras de muchas más, que han de sustentar el edificio del futuro extremeño que empezamos a construir desde hoy:

– Unidad extremeña y autonomía real: Necesitamos que nuestros políticos antepongan los intereses extremeños frente a los intereses partidistas. Extremadura necesita voz propia y de unión entre la sociedad civil y sus representantes. Hay que fomentar la participación ciudadana y mejorar la representatividad, especialmente la de la juventud y la de la emigración extremeñas. Apostamos por un desarrollo real y efectivo de las competencias contempladas en el Estatuto de Autonomía de Extremadura y por un modelo de financiación autonómica más justo y equitativo, basado en la solidaridad interterritorial.

– Sostenibilidad económica y ecológica: Al calentamiento global no se le espera, ya está aquí. Y regiones como la extremeña sufrirán desertización y falta de recursos hídricos. Nuestra dehesa está en peligro, nuestra agricultura y ganadería, también. El cambio climático necesita un cambio de mentalidad y de relación con nuestro entorno. No podemos concebir otro modelo social y económico que no sea sostenible y verde, y hemos de evitar a toda costa una nueva colonización energética sobre nuestros recursos, defendiendo el agua como un bien común y denunciando los vergonzantes abusos de las grandes compañías eléctricas. También urge el diseño y desarrollo de políticas activas de empleo que enfrenten y erradiquen los grandes males del mercado laboral extremeño: el paro, la precariedad y la temporalidad.

– Ruralidad y reto demográfico: Extremadura es y será rural, o no será. Frente al vaciamiento de nuestros pueblos necesitamos un análisis científico de la situación, soluciones desde perspectivas comarcales y la firma de un pacto regional entre organizaciones sociales, partidos políticos e instituciones públicas y privadas. La “era digital postpandémica” ofrecerá posibilidades de desarrollo rural que Extremadura ha de aprovechar, partiendo del máximo respeto al paisaje y al paisanaje que secularmente ha trabajado por un equilibrio ecosistémico y por el mantenimiento del bienestar social: calidad y calidez de vida en el mundo rural extremeño.

– Cultura, educación y ciencia: La pandemia ha revalorizado uno de los pilares fundamentales de nuestra sociedad, del que normalmente no se habla: la cultura. Extremadura es potencia en ámbitos culturales como el teatro, el patrimonio arqueológico o las tradiciones etnográficas. Se necesita investigación, protección y promoción de nuestros valores históricos, artísticos, lingüísticos y artesanales y una mayor inversión en nuestra industria cultural. Asimismo, la educación, la sanidad, la ciencia y la tecnología deben ser objetivos prioritarios y la Universidad de Extremadura ha de desempeñar un papel protagonista en el futuro extremeño.

– Iberismo social y cultural: Extremadura no puede entenderse sin Portugal, ni en su pasado ni en su futuro. Tenemos que hacer valer nuestra situación estratégica entre las capitales ibéricas. Necesitamos intensificar nuestras relaciones bilaterales, especialmente en el marco de la eurorregión ACE e implementar la eurociudad BEC. Somos el puente de Iberia. Hay que fomentar el reconocimiento mutuo luso-extremeño y hacer de la lengua portuguesa un valor diferenciador de la ciudadanía de Extremadura.

– Emigración y memoria: Extremadura lleva “exportando” personas desde hace mucho tiempo, ya es hora de que ello se traduzca en beneficio regional. Los extremeños de fuera -da igual su edad- han de reconectar con la tierra que los vio nacer y ser tenidos en cuenta en la planificación del proyecto regional. No podemos permitirnos la ruptura del arraigo. La emigración forma parte de la identidad extremeña y su reconocimiento es esencial para ahondar en valores como la solidaridad interterritorial, la convivencia, la experiencia de vida o la memoria democrática.

– Fin del olvido y comunicaciones: El estado de postración y postergación en el que todavía se encuentra nuestra tierra en su contexto español no tiene justificación en la actualidad económica y tecnológica del siglo XXI. No podemos conformarnos con seguir siendo “región de segunda fila”, o “de tercera”. Hay que reivindicar Extremadura y exigir enérgicamente unas comunicaciones acordes con la modernidad: Tren digno en los ejes lusitano y Vía de la Plata y mejora y mantenimiento del sistema de transporte público que vertebre el territorio regional, con especial énfasis en la interconexión del ámbito rural. Basta ya de falsas promesas.

– Derechos, igualdad y diversidad: Nos encontramos ante un momento en que se ponen en cuestión los Derechos Humanos, la interculturalidad y la diversidad social. La lucha eficaz contra la discriminación, la intolerancia y los delitos de odio es cosa de todas/os. Vemos imprescindible la firma de un pacto regional contra la violencia de género, la incorporación de los enfoques basados en los Derechos Humanos, la igualdad de género y la diversidad social en las políticas públicas y el desarrollo de planes específicos de promoción de la igualdad en el medio rural.

Las personas firmantes nos unimos para, como dice nuestro himno, alzar nuestras voces. Este manifiesto es un llamamiento a que la sociedad extremeña se organice y participe de un proyecto común. Algo se está moviendo en Extremadura. El momento de cambiar nuestra tierra es ahora. Está en nuestras manos.

Arrejuntémonos!

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