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Los casos de coronavirus en China podrían ser cuatro veces la cifra oficial

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Según un estudio de investigadores de la Universidad de Hong Kong, en febrero la cifra de infectados en China era de 232.000 personas, cuando las autoridades reportaron sólo 55.000 contagios

Visitantes con mascarillas en el zoo de Wuhan.
Visitantes con mascarillas en el zoo de Wuhan. REUTERS

De nuevo, las cifras oficiales chinas del coronavirus se ponen en duda. Esta vez ha sido un estudio en la revista The Lancet firmado por varios investigadores de la Universidad de Hong Kong. Según su artículo: "El recuento oficial de China de casos de coronavirus podría haberse cuadruplicado a mediados de febrero si se hubiera utilizado un sistema más amplio para clasificar a los pacientes confirmados desde el comienzo de la pandemia".

Concretamente, el estudio cifra en 232.000 infectados en el gigante asiático el pasado 20 de febrero, cuando en China se reportaban 55.000 contagio,s según el recuento que hicieron los investigadores de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que visitaron Wuhan, el epicentro de la pandemia, ese mes. Un dato que también es mucho más elevado que los 82.798 casos registrados a día de hoy por las autoridades.

Los investigadores, liderados por Peng Wu, de la escuela de salud pública de la Universidad de Hong Kong, observaron los diversos sistemas de clasificación utilizados por el Gobierno, ya que la Comisión Nacional de Salud emitió hasta siete pautas diferentes a la hora de diagnosticar la enfermedad.

"Estimamos que cada uno de los primeros cuatro cambios aumentó la proporción de casos detectados y contados, entre 2,8 y 7,1 veces", explica el documento publicado en The Lancet, en el que también han participado el epidemiólogo Benjamin Cowling y el decano de la facultad de medicina Gabriel Leung. "Si la quinta versión de la definición del caso se hubiera aplicado durante todo el brote con suficiente capacidad de prueba, estimamos que para el 20 de febrero de 2020, habría habido 232.000 casos confirmados en China".

Octavo día sin muertes

Hoy, China ha amanecido con los buenos datos que dejó la jornada del miércoles: octavo día consecutivo sin muertos y con una decena de nuevos casos, frente a los 30 contagios del martes. Desde que el pasado 10 de marzo, el presidente Xi Jinping visitara Wuhan, en la segunda potencia mundial han ido deslizando la idea de que la pandemia ya está controlada en su territorio. Lo cierto es que poco a poco, la normalidad ha ido volviendo a muchas de las ciudades. La provincia de Hubei se abrió a finales de marzo. Lo mismo ocurrió con el epicentro, Wuhan, el 8 de abril. El confinamiento había acabado. No así los controles y las cuarentenas para todos aquellos que hubieran estado en contacto con posibles infectados.

En cambio, mientras en China proclaman, aunque aún con cierta prudencia, la victoria contra el coronavirus, muchos países no han dejado de poner en duda sus cifras oficiales, sobre todo en lo que respecta a los fallecidos en Wuhan. Hasta la semana pasada no superaban los 2.580 muertos. Pero, el pasado miércoles, estas defunciones aumentaron un 50%, sumando 4.632 personas fallecidas en todo el país. Una de las razones de esta subida se debió a un nuevo recuento tras incluir a aquellas personas de Wuhan que murieron en casa con los síntomas del coronavirus, pero que no habían sido diagnosticadas.

Desde Estados Unidos siguen insistiendo en que el Partido Comunista no informó del brote a la OMS de "manera oportuna". Eso dijo el miércoles el secretario de Estado, Mike Pompeo, que se suma a los dardos lanzados en la misma línea por el presidente Donald Trump. Hoy también hemos conocido que tanto Estados Unidos, como Australia, han pedido una investigación internacional para saber cómo se ha manejado desde el principio el brote de coronavirus.

Desde Europa tampoco abunda especialmente la confianza hacia China. La semana pasada, Emmanuel Macron, en una entrevista al Financial Times, cuestionó la gestión de Pekín. "En China han pasado cosas que no conocemos", dijo. Desde Londres, el ministro de Asuntos Exteriores británico, Dominic Raab, también apuntó en esa línea durante una rueda de prensa tras una reunión telemática del G7: "Tenemos que examinar todos los aspectos de una manera equilibrada, pero no hay duda de que la cooperación con Pekín no puede continuar como si no hubiera pasado nada. Tendremos que plantear preguntas difíciles sobre la aparición del virus, y sobre por qué no se pudo parar antes".

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