M. Rusia se retira de la guerra

Manifestación de obreros en Petrogrado, en julio de 1917.

La situación interna del Imperio Ruso era ya delicada antes del comienzo de la guerra. Como vimos, a principios del siglo XX Rusia contaba con unos ejércitos débiles, más aptos para la represión interior que para el enfrentamiento con otras potencias, como se había puesto de manifiesto en la guerra ruso-japonesa de 1905. Las autoridades políticas y militares rusas sabían que una nueva guerra, como la de 1914-1918, serviría para apuntalar el régimen del zar o destruirlo por completo.

La guerra no causó más que problemas a Rusia puesto que sus ejércitos no eran capaces de imponerse a los alemanes. El elevado número de muertos en la guerra (alrededor de dos millones), la escasez de suministros, la constante pérdida de territorios y la corrupción en los ejércitos durante la contienda provocaron en el pueblo ruso una indignación creciente con respecto a la autocracia zarista. La población, que ya vivía en una situación de miseria y pobreza antes de 1914, empezó a sufrir también los efectos de la guerra.

Los intelectuales y algunos políticos hicieron llamamientos a la paz y a la salida de Rusia de la guerra pues el país no podía seguir soportando aquella situación. El pacifismo se extendió incluso al ejército y muchos soldados rusos llegaron a confraternizar con los alemanes negándose a luchar contra ellos.

A todo ello se sumaba la delicada situación en las ciudades industriales. La rápida industrialización de algunas zonas había creado una masa de población proletaria, de orígenes rurales, que vivía en condiciones miserables y que enseguida abrazó las ideas socialistas y comunistas. Las huelgas y las protestas en ciudades como Petrogrado (nombre que recibió San Petersburgo entre 1914 y 1924) y Moscú se sumaban a la comprometida situación de Rusia en el frente, donde las derrotas se sucedían una tras otra.

Desde comienzos de 1917 se sucedieron masivas manifestaciones en las principales ciudades del país que reclamaban cambios democráticos mientras los obreros se organizaban en soviets. Ante esta situación el zar decidió disolver la Duma pero un comité de parlamentarios se constituyó en gobierno provisional dirigido por el príncipe Lvov.

A partir de ese momento, el poder en Rusia fue compartido entre los soviets y el gobierno provisional. En marzo de ese año, el ejército se negó a reprimir una huelga de obreros y campesinos y muchos soldados se unieron a los huelguistas. El zar se dio cuenta entonces de que había perdido el control del país.

El 15 de marzo de 1917 (febrero en el calendario juliano), obreros, campesinos y militares descontentos obligaron a abdicar al zar Nicolás II en lo que se conoce como "Revolución de Febrero". La familia imperial y el zar fueron detenidos y deportados al este, a los Urales, mientras en Petrogrado se proclamaba una República democrática. El gobierno provisional proclamó el derecho a la libertad política, y recibió el apoyo de socialdemócratas (mencheviques) y burgueses.

Sin embargo, la situación estaba lejos de estabilizarse. En muchas ciudades los soviets alcanzaron gran poder y exigieron cambios sociales más profundos y la transformación de la "República burguesa" en una República socialista. Unos días después y tras un periplo por el norte de Europa, llegaba a Petrogrado el líder de los bolcheviques (revolucionarios comunistas), V. I. Ulianov, Lenin, que había estado exiliado en Suiza hasta entonces.

En las llamadas "Tesis de abril", Lenin exigía un acuerdo de paz inmediata con Alemania y el reparto de tierras entre los campesinos pobres. También defendía el fin del gobierno provisional y el poder exclusivo para los soviets. Famosa se hizo su consigna: "¡Todo el poder a los soviets!" y bajo su liderazgo, los bolcheviques prepararon un golpe de Estado para julio de 1917 pero fracasó.

A partir de ese momento, el enfrentamiento entre bolcheviques y el gobierno provisional se hizo cada vez más fuerte ya que éste, liderado ahora por Alejandro Kerenski, había decidido continuar la guerra y no atendía a las demandas de mejoras sociales que la población necesitaba. En la guerra la situación de Rusia era dramática porque, a la derrotas frente a los alemanes se unieron los motines de los soldados adeptos a los bolcheviques. Mientras tanto, éstos continuaron conspirando contra el gobierno provisional de corte liberal y burgués.

Finalmente, el 7 de noviembre de 1917 estalló la conocida como "Revolución de Octubre" (de acuerdo con el calendario juliano). la Guardia Roja bolchevique, dirigida por León Trotsky (una de las figuras más fascinantes de la Revolución) ocupó algunos puntos estratégicos de Petrogrado y una multitud de obreros y campesinos asaltó el Palacio de Invierno, sede del gobierno de Kerenski. La Revolución bolchevique estaba a punto de triunfar.

Kerenski y su gobierno fueron detenidos y Lenin formó el primer gobierno soviético, el Consejo de Comisarios del Pueblo, integrado por personajes llamados a jugar un importante papel en el futuro como Trotsky, Stalin y Rykov. Un mes después, el 12 de noviembre de 1917 se celebraron elecciones a la Asamblea Constituyente y los bolcheviques obtuvieron el 25% de los votos, mientras los social-revolucionarios ganaron los comicios con el 60% de los sufragios. Ante esta derrota la decisión de Lenin fue radical: en enero la Asamblea Constituyente fue disuelta y los partidos políticos fueron prohibidos. Se comenzaba a instaurar la dictadura del proletariado.

Entre las prioridades de los bolcheviques estaba firmar la paz con Alemania y retirar a Rusia de una "guerra capitalista". Así se hizo, el 3 de marzo de 1918 los bolcheviques pusieron fin a la guerra contra los Imperios centrales por la paz de Brest-Litovsk.

Revolución Bolchevique y guerra civil rusa (1917 - 1923)

La paz no fue ni mucho menos una victoria para los soviéticos pero estos debieron aceptar los duros términos impuestos por el Reich alemán dada la situación de crisis interna que vivía Rusia. El antiguo imperio de los zares perdió las enormes extensiones de terreno ocupadas por Alemania y Austria-Hungría en el oeste. Esos territorios se constituyeron en nuevos países al final de la guerra: Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania y Polonia alcanzaron la independencia mientras otras regiones como la Rusia Blanca (Bielorrusia) y Ucrania también luchaban por constituirse como Estados.

Mientras tanto el gobierno de los soviets expropió sin ningún tipo de compensaciones a grandes propietarios, grandes empresarios y latifundistas. Los bancos fueron nacionalizados y las tierras colectivizadas.

Mientras aún se combatía en el oeste de Europa, en marzo de 1918, el gobierno soviético se trasladó de Petrogrado (la burguesa capital de los zares) al Kremlin en Moscú. Meses después, en julio, la familia imperial y el propio zar Nicolas II, que estaban presos en Yekaterimburgo (en los Urales) fueron brutalmente asesinados por las tropas bolcheviques. Nadie de la familia sobrevivió excepto la famosa Anastasia, que había conseguido huir a Inglaterra.

Pero la estabilidad del gobierno de Lenín no se consiguió tan fácilmente. Una alianza contrarrevolucionaria de monárquicos, mencheviques (socialdemócratas moderados) y fuerzas no socialistas formaron el "Ejército Blanco" que combatió al "Ejército Rojo" de los soviets en una sangrieta guerra civil que duró más de siete años (1917 - 1923). Las potencias occidentales se apresuraron a colaborar con el "Ejército Blanco" para evitar el triunfo del comunismo y la exportación de la revolución a otros países. Franceses, británicos, polacos y estadounidenses fueron enviados para luchar contra los revolucionarios. Pero la guerra se decantó a favor de los soviéticos cuyo ejército estaba bien preparado y con la moral alta.

Además, el "Ejército Rojo" consiguió conquistar algunos territorios que al principio habían intentado independizarse: Georgia, Ucrania, la Rusia Blanca, Armenia y Azerbaiyán. Hacia 1922 la Rusia Socialista había alcanzado casi la misma extensión que el antiguo Imperio de los zares. Sin embargo, la República Socialista debió enfrentarse a graves amenazas como la guerra ruso-polaca de 1920-1921 y la terrible hambruna que asoló Rusia en el invierno de 1921.

En 1922, la República Socialista Federal Soviética de Rusia se unió a otras repúblicas, creadas entonces, como Ucrania y Bielorrusia para formar la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS): fue el primer Estado comunista y un ejemplo para los socialistas de todo el mundo.

Lenin durante un discurso