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WEBINAR Fecha: martes, 15 diciembre de 2020 Hora: 5:00 p.m. (hora Caracas) DE LA GESTIÓN EDUCATIVA PRESENCIAL A UN CAMBIO ORGANIZACIONAL COMO CONSECUENCIA DEL COVID.19 Agradezco la oportunidad que me ha dado la Coordinación del Doctorado en Educación de la UCAB para participar en este webinar e intercambiar con la audiencia opiniones y reflexiones sobre un tema que se encuentra en el tapete y que pareciera que cambiará notablemente las estrategias de aprendizaje en el futuro, aunque considero que la presencialidad es fundamental, especialmente, en los primeros niveles del sistema escolar, por cuanto es allí donde se da el proceso de socialización y la formación de valores en esa alianza entre la escuela, la familia y la sociedad. A manera de introducción, debo señalar que en el contexto de la sociedad de la información y la gestión del conocimiento, se podría destacar que la pandemia del Covid.19, que ha azotado al mundo, ha tenido un gran impacto en la economía, la salud, la educación, entre otros factores o áreas a nivel global, pero muy particularmente en las organizaciones educativas de los diferentes niveles del sistema escolar. Esas instituciones como consecuencia de las políticas sanitarias adoptadas por los Estados, se han visto en la necesidad de adecuar nuevas estrategias para poder lograr los objetivos y metas educativas, por ello, se han venido implementando el uso de las TIC en las universidades, liceos y escuelas de la aldea global, lo que implicó e implicará nuevos retos educativos para todos los Estados, pero muy particularmente, para los países más pobres y con menos acceso a internet en América Latina y el Caribe, por cuanto no basta con establecer políticas, es conveniente crear la infraestructura *María Gorety Rodríguez / mgirv0807@gmail.com tecnológica para que pueda accesar toda la población, en especial, los niños y jóvenes en edad escolar, pero también que puedan contar con los equipos y medios de comunicación. Importante resaltar que un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, en agosto de 2020, advierte que “las brechas de acceso condicionan el derecho a la salud, la educación y el trabajo, al tiempo que pueden aumentar las desigualdades socioeconómicas en la región”. A ello no escapa Venezuela, concretamente las universidades y el sistema escolar en general que se ha visto en la necesidad urgente e imperiosa de impulsar estrategias virtuales, sin embargo, la velocidad y conectividad, presentan graves problemas, agravados por la ausencia en muchos casos de energía eléctrica en gran parte del territorio nacional, a pesar de ello, las universidades hacen grandes esfuerzos para la formación de su personal docente adecuándose a las nuevas circunstancias, como ejemplo la UCAB, con la formación de sus docentes frente a la presencialidad remota, permitiendo así que se pueda realizar e implementar una planificación docente acorde a estas realidades. Pero ello no es así en todas las instituciones universitarias, muy particularmente en las universidades autónomas. Lamentablemente, esta crisis sanitaria solo vino a agudizar los problemas que ya venía sufriendo el sector educativo venezolano: la falta de una infraestructura adecuada en escuelas y universidades oficiales, la ausencia de los servicios básicos de luz, agua e internet, la inexistencia de políticas salariales justas para los docentes, entre otros. Las instituciones escolares en los diferentes niveles, se vieron forzadas a cerrar sus puertas desde el 13 de marzo del presente año con el Decreto de Cuarentena a causa del COVID.19; y al pasar de manera abrupta de la modalidad educativa presencial hacia la presencialidad remota, la mayoría de los problemas antes descritos se han agudizado, acompañados además de una larga lista de otros problemas tales como la falta de preparación de los docentes y estudiantes en el manejo de estrategias didácticas mediadas por las TIC, así como la falta de equipos tecnológicos para los estudiantes y docentes, equipos obsoletos, sumado a la poca preparación de las familias para acompañar a sus hijos en este proceso educativo. En el caso de la educación inicial, primaria y media, ha tocado dejar una gran responsabilidad a los padres, quienes, en algunos casos, no tienen formación académica que les permita enfrentar el desafío de apoyar a sus hijos en el uso de las herramientas tecnológicas. Obviamente, también una gran responsabilidad al docente *María Gorety Rodríguez / mgirv0807@gmail.com venezolano, quien recibe salarios muy bajos por no decir miserables, se enfrenta ante la imposibilidad de costear la conectividad, no solo para desarrollar las clases, sino también para recibir las actividades evaluativas y brindar el feedback respectivo a sus estudiantes. El hecho es que el confinamiento generado por la pandemia, ha obligado la masificación de la educación a una presencialidad remota, pero, la gran mayoría de las instituciones educativas no poseen actualmente las condiciones óptimas para su implementación, no fue posible y en algunos casos aún no es posible planificar adecuadamente las actividades; la gran mayoría de los docentes no poseen formación ni competencias en metodologías mediadas por las TIC; una gran proporción de docentes y estudiantes no cuentan con los equipos necesarios (teléfonos inteligentes, tabletas, computadoras, conexión a internet) ni con las condiciones económicas para adquirirlos ni mantenerlos; la mayoría de los docentes y estudiantes se enfrentó por primera vez a este modelo de enseñanza y aprendizaje mediado por herramientas tecnológicas. Los cierres temporales de instituciones educativas por causa de la pandemia del Covid-19 ya dejaron de ser noticia. Esta crisis mundial ha desencadenado un replanteamiento de la prestación de servicios educativos. El uso intensivo de todo tipo de plataformas y recursos tecnológicos para garantizar la continuidad del aprendizaje es el experimento más audaz en materia de tecnología educativa, aunque inesperado y no planificado. Por su parte, el Ministerio del Poder Popular para la Educación, con la intención de sortear la crisis, generó un “Plan Nacional pedagógico de Prevención y Protección contra el Coronavirus”, denominado “Cada familia una escuela”. El mismo, consiste en programas televisivos y radiales con contenidos pedagógicos, transmitidos de lunes a viernes a través de los canales del Estado en diferentes horarios, así como la periódica publicación de archivos digitales en la Página Web del MPPE. Con este plan se ha pretendido llenar el vacío que ha dejado la ausencia de las clases presenciales. Ahora bien, personalmente creo que el gobierno no se ha preocupado por evaluar la calidad de los contenidos transmitidos, pues son muchas las críticas recibidas acerca de los errores cometidos por quienes tienen a cargo el desarrollo del contenido pedagógico de tales programas. Errores conceptuales, procedimentales e instruccionales. La improvisación, la pobreza de los contenidos trabajados y la falta de retroalimentación, son quizás las principales críticas. *María Gorety Rodríguez / mgirv0807@gmail.com Queda en entredicho, además, el alcance y la cobertura de las trasmisiones realizadas puesto que todo el país sufre los embates de una crisis eléctrica sin precedentes que lleva a ciudades enteras a vivir apagones de cinco a seis horas diarias. Esto hace sumamente difícil el seguimiento tanto por parte de los estudiantes y sus familiares de tales programas, así como de los docentes para conocer cuánto han aprendido y qué competencias han alcanzado sus alumnos. La ausencia de una política de Estado efectiva y de un diagnóstico que permita valorar lo que aprendieron los estudiantes en el segundo y tercer lapso del periodo escolar pasado, así como las condiciones y herramientas con las que cuentan en la actualidad docentes y educandos, dramatiza el escenario. Reitero, la gestión educativa tradicional-presencial se ha visto obligada a dar paso a la virtualidad para mantenerse en un mundo actualmente afectado con la pandemia del Covid-19, hito que constituye el gran dinamizador de este modelo educativo global, que permite mantener la continuidad del proceso de enseñanza y aprendizaje y actualmente se abre paso como modelo por excelencia (y por necesidad). Pensar y realizar la gestión de educar a distancia es un desafío porque cambiaron (y cambian permanentemente) las realidades en las que nos movemos y, al mismo tiempo, nosotros (como instituciones o como personas entiéndase docentes, padres y /o representantes) somos partícipes de esas transformaciones de los escenarios sociales dentro de los cuales actuamos. Trabajar desde lo presencial amerita unas condiciones que no son replicables en los espacios virtuales. Hay que evaluar la infraestructura actual para el trabajo a distancia, la planificación, la decisión sobre los medios a utilizar, físicos o digitales, la forma de interacción síncrona o asíncrona. Estamos frente a varios retos y desafíos, a saber: 1. El docente está llamado a formar parte activa de la sociedad de la información, para lo cual debe adquirir formación y experiencia en diversos mecanismos de comunicación y articular sus estrategias metodológicas con las TIC. 2. El docente debe garantizar la “conexión” con el estudiante, para que éste se sienta acompañado en un contexto altamente complejo y diverso. 3. Las instituciones deben gestionar la virtualidad de las asignaturas para brindar opciones diversas al estudiante, más allá del regreso a una normalidad presencial. *María Gorety Rodríguez / mgirv0807@gmail.com 4. Las instituciones deben favorecer el trabajo colaborativo entre sus docentes para el intercambio de experiencias y recursos. 5. Las instituciones deben generar estrategias conjuntamente con los diversos actores de la comunidad escolar, para desarrollar mecanismos donde los recursos tecnológicos estén al alcance de los estudiantes además de abocarse a investigar acerca de las mejores opciones de plataformas educativas, no solo desde el costo de las mismas, sino considerando los aspectos intuitivos o amigables en la interacción del estudiante con ellas. 6. Atención psicoemocional. El trabajo y el estudio a distancia o en entornos virtuales con niños y jóvenes requiere la atención de los aspectos emocionales y psicológicos que influyen en el aprendizaje. Los docentes por su parte, requieren acompañamiento, lo que supone un mayor volumen de trabajo al tener que atender a estudiantes en dos entornos de aprendizaje tan distintos y en uno de los cuales, no disponen de la formación. 7. Evaluación de los aprendizajes. Un aspecto central en el proceso educativo es la valoración de los aprendizajes de los estudiantes, el cambio a una enseñanza en un entorno virtual supone cambios en la forma de atender este aspecto, reafirmando su función formativa. El docente debe dar retroalimentación y modificar, en caso necesario, sus estrategias pedagógicas para que sean más efectivas. Son muchos los retos y desafíos que debemos enfrentar en lo sucesivo, a mi modo de ver, para adaptarse y sobrevivir a una nueva sociedad, a una nueva realidad, donde una educación combinada o bimodal que contemple las bondades de ambas, sería lo ideal. CONCLUSIONES Los cambios implican adaptación, la búsqueda de nuevas formas de actuar, con lo cual lo que hasta ahora se ha realizado debe ser redimensionado, repensado y evaluado. Supone repensar la gestión educativa, entendida como el conjunto de estrategias directivas, administrativas, financieras, pedagógicas y académicas interrelacionadas y coordinadas entre sí, diseñadas para dirigir, controlar, evaluar y garantizar la educación. La escuela debe enfrentar esta situación desde la convicción de estar llamada a liderar los cambios que requieren la sociedad para guiar su asimilación y construcción de aprendizajes. De no hacerlo, queda desnuda ante la sociedad que reclama mejores formas de acceder al conocimiento en la era de la información. *María Gorety Rodríguez / mgirv0807@gmail.com *María Gorety Rodríguez / mgirv0807@gmail.com *María Gorety Rodríguez / mgirv0807@gmail.com *María Gorety Rodríguez / mgirv0807@gmail.com *María Gorety Rodríguez / mgirv0807@gmail.com