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HB1951
H47
2006 Herrera Carassou, Roberto
La perspectiva teórica en el estudio de las
migraciones / por Roberto Herrera
Carassou. — México : Siglo XXI
Editores, 2006.
232 p. — (Economía y demografía)
ISBN 968-23-2637-0
isbn 968-23-2637-0
[9]
10 PRÓLOGO
raciones teóricas y aspectos socioeconómicos y políticos, Buenos Aires, clacso, 1973, p. 39.
14 PRÓLOGO
5 Para una explicación del sentido en que se emplea en este trabajo el concepto
conveniente distinguir los motivos (individuales) para migrar de las causas (estruc-
turales) de la migración”. Véase P. Singer, “Migraciones internas. Consideraciones
teóricas sobre su estudio”, Las Migraciones internas en América Latina, op. cit., p. 113.
También en este mismo sentido y sustentando el mismo criterio, Lourdes Arizpe ha
sugerido un modelo paramétrico con tres niveles: “causas precipitantes”, “mediatas”
y “generales” de la migración. Véase Lourdes Arizpe, Migración, etnicismo y cambio
económico, México, El Colegio de México, 1978, p. 42.
8 Nos referimos a The polish peasant in Europe and America, Nueva York, Dover
to existente. Entre los primeros, los más útiles fueron: riees, Recent inmigration, The
literature of the social sciences, Bibliographic studies, núm. 1, Washington, Smithsoriian
Institution Press, 1976; John, Macisco, Bibliografía sobre migraciones internas, Santiago
de Chile, celade, Serie B, núm. 36, 1971. Entre las segundas: Joaquín Arango, “La
explicación teórica de las migraciones: luz y sombra”, Migración y Desarrollo, núm. 1,
octubre de 2003; Juan C. Elizaga, Migraciones interiores: evolución reciente y estado actual
de los estudios, Conferencia Regional Latinoamericana de Población, Sección 3,
México, agosto de 1970; Michael J. Greenwood, “Research on internal migration in
the USA: A survey”, Journal of Economic Literature, vol. 13, núm. 2, junio de 1975; J.
16 PRÓLOGO
century: some problems and opportunities”, International Migration Review, vol. xxxi,
núm. 4, invierno de 1997.
PRÓLOGO 17
sobre tan actual y tan acuciante problema de nuestro tiempo. Ade-
más, es un incentivo tanto para los investigadores y estudiosos de
países y regiones emisoras como receptoras de los flujos migratorios
en todas partes del mundo. El problema es el mismo para los emi-
grantes indocumentados que abandonan las feraces tierras de Mi-
choacán como para los que dejan tras ellos el mar mediterráneo y
las costas del Magreb. Por consiguiente, de igual envergadura para
los Estados Unidos como para España.
Ante la ingente tarea de tomar en cuenta los costos y los beneficios
de la globalización y el papel que la mano de obra tiene a la hora de
hacer una evaluación económica de su competitividad internacional,
pareciera que ha llegado el momento de no aplazar por más tiempo
el fomento del estudio organizado, profesional y científico de las
migraciones humanas. Es notable y digno de mención que ya se estén
impartiendo cursos y otorgando grados a nivel de maestría y docto-
rado especializados específicamente en el estudio de las migraciones,
en universidades como Sussex en Inglaterra, Onnasbruck en Alema-
nia y la Pontificia de Comillas en España, por citar solamente algunos
ejemplos.
Asimismo la puesta en práctica de planes para la ordenación de
las migraciones y la promoción de estudios como el presente, por
parte de organismos oficiales tales como la Secretaría de Estado para
la Inmigración y la Emigración del Ministerio de Trabajo y Asuntos
Sociales de España, son sin duda alguna pasos muy prometedores y
loables en la búsqueda de un mayor conocimiento de las migraciones,
sobre todo en el terreno de su aplicación práctica.
En correspondencia con tales esfuerzos de divulgación se han
venido estableciendo normas regulatorias muy concretas en relación
con los derechos humanos del migrante como la resolución aproba-
da en la cuarta sesión plenaria de la Asamblea General de la Orga-
nización de Estados Americanos celebrada el 10 de junio del 2003
en la que se exhorta a la Comisión Interamericana de Derechos Hu-
manos (cidh) y la Organización Internacional del Trabajo (oit) a
dar seguimiento a las actividades de cooperación establecidas en ésas
y otras instancias internacionales con los trabajadores migratorios.
Sin embargo, el problema de aplicar los resultados de los estudios
de casos y otros productos del conocimiento sobre las migraciones,
a la realidad cotidiana, sigue siendo una tarea pendiente. El fenóme-
no migratorio en plena expansión mundial, requiere de la aplicación
18 PRÓLOGO
[19]
20 ¿QUÉ ES LA MIGRACIÓN?
tion”, The International Migration Review, vol. iii, núm. 1, 1968, p. 11.
5 Juan C. Elizaga, “Migraciones interiores: evolución reciente y estado actual de
Sociological studies núm. 2, Londres, The Cambridge University Press, 1972, p.20
¿QUÉ ES LA MIGRACIÓN? 23
cutido con la mayor amplitud y presentado en un documento de
trabajo con el aporte de datos abrumadores que demuestran que la
frontera absoluta entre ambos tipos de casos es prácticamente impo-
sible de definir a menos que predomine un criterio político. 8
8 Véase a David Griffith, “Is it at all useful to distinguish economic migrants from re-
pment; today and yesterday”, internal migration; a comparative perspective, op. cit., pp.
12-13.
23 Omar Argüello, Migración y cambio estructural, versión final del documento
Las migraciones internas en América Latina, Muñoz, Oliveira, et. al., Fichas, núm. 38,
Buenos Aires, Nueva Visión, 1974, p. 133.
26 Omar Argüello, “Migración y cambio estructural”, op. cit., p. 40-41.
27 Gino Germani, “Estrategia para estimular la movilidad social”, La industriali-
29, Nueva York, 1958. Véase también “Methods of measuring internal migration”,
Population Studies, núm. 47, Nueva York, 1970. Ibidem, Véase también Donald J.
Bogue, “Migración interna”, op. cit., p. 674 y ss.
30 ¿QUÉ ES LA MIGRACIÓN?
32 Hubert M. Blalock, Estadística social, México, FCE, 1966, p. 23. Merton también
Veinte, p. 22.
34 Eli Chinoy, Introducción a la Sociología, Buenos Aires Paidós, 1979, p. 16.
35 Merton, op.cit., p. 99.
36 Hubert M Blalock, ibidem.
37 Ibidem.
¿QUÉ ES LA MIGRACIÓN? 33
Esta afirmación de Blalock es correcta y muy importante. Como
dice Selltitz: “Deben ser definidos (los conceptos) por un lado, en
términos abstractos, dándoles el significado general que se intenta
conocer, y por otro, en términos de las operaciones (variables) por
las que serán representados en ese determinado estudio. El primer
tipo de definición es necesario para poder unir el estudio con el
cuerpo de doctrina que utiliza similares conceptos o elaboraciones
resumidas. El último es considerado como fase esencial para poder
llevar a cabo cualquier investigación, puesto que los datos deben ser
recogidos desde el punto de vista de hechos observados. Pero siempre
hay que tener en cuenta que cuanto mayor es la distancia entre los
conceptos o elaboraciones resumidas y los hechos empíricos a los que
intentan referirse, mayor es la posibilidad de ser falsamente interpre-
tados o utilizados desacertadamente, y mayor ha de ser el cuidado
que debe ser tomado al definirlos.”38
Lo anterior se desprende del hecho de que la investigación cien-
tífica tiene en la formulación de hipótesis una herramienta funda-
mental y sin este paso no es posible llegar a la construcción del
cuerpo teórico. Pero el procedimiento para establecer un supuesto
o una conjetura con fines teóricos es explicar el soporte conceptual
que la sostiene. En consecuencia no existen hipótesis sin conceptos.
Y éstos carecerían de significación si no son comunicables. “La
ciencia –afirma Mario Bunge– es ciertamente comunicable. Si un
cuerpo de conocimientos no es comunicable, entonces, por defini-
ción, no es científico.”39 ¿Y cómo puede ser comunicable la ciencia?
La respuesta es sencilla: a través de un lenguaje que se integra con
definiciones de términos comprensibles para todos los integrantes
de la comunidad científica. E igualmente sucede con ese instrumen-
to cardinal de la construcción teórica que es la estructura o sistema
conceptual.
“Sólo cuando los conceptos se relacionan entre sí, en forma de un
sistema, ha dicho Robert Merton, empieza a aparecer la teoría. Los
conceptos pues, constituyen las definiciones de lo que debe obser-
varse; son las variables entre las cuales hay que buscar relaciones
empíricas.”40
41 Aristide R. Zolberg, “The next waves: migration theory for a changing world”
International Migration Review, vol. xxiii, núm. 3, Nueva York, 1989, p. 404.
2. LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA
[36]
LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA 37
mundo también permanece siendo debatida tanto en referencia al
periodo en que ocurrió como a sus rutas.
En este ámbito de inconsistencias históricas, la hipótesis de que
Norteamérica fue primeramente poblada desde Escandinavia, por la
ruta de Islandia y Groenlandia, es ahora generalmente descartada.
Asimismo ha sido considerada como una quimera la sugerencia de
que hubo migraciones de la raza negra desde África en un periodo
previo al descubrimiento de América por Colón. De igual manera la
frecuente especulación sobre la ocurrencia de una migración trans-
pacífica desde el sur o el este de Asia por el camino de las Islas del
Pacífico no puede tampoco ser aplicada a la población del nuevo
mundo ya que entonces era imposible realizar esos viajes tan largos
por mar y no hay evidencia de que el hombre haya llegado al área
polinesia hasta los tiempos modernos.
Todavía hoy es generalmente aceptada la tesis de que las primeras
migraciones del hombre al nuevo mundo tuvieron lugar por el Es-
trecho de Behring. Pero cuándo sucedieron, todavía sigue siendo una
hipótesis sin confirmación. Algunos estudiosos piensan que estos
movimientos migratorios fueron muy escasos y que no tuvieron lugar
hasta después del posglacial. Otros, sobre la base de recientes eviden-
cias culturales y arqueológicas, así como el hecho de que el descu-
brimiento del sinántropos en China prueba la presencia de un pre-
cursor humano en el temprano pleistoceno, creen probablemente
que el hombre llegó a Norteamérica antes de la última fase glacial.
La conjetura más sostenida hoy es que hubo varios periodos de mi-
gración, siendo el último ocurrido no hace más de dos mil años.
Las rutas que esos migrantes tomaron para extenderse por Nortea-
mérica parecen ser todavía igualmente objeto de múltiples discusiones.
Pero es evidente que los hallazgos indican varias rutas de las cuales la
más persistente se dirigió hacia las costas del Pacífico por las praderas,
o tomó el rumbo del Este hacia Nuevo México y Arizona.
Los investigadores insisten en que desde una desconocida región
de Nevada y Utah se movieron algunos núcleos tribales hacia la costa
sur de California internándose en la costa del Pacífico mexicano hasta
llegar a las planicies del centro de México en donde los aztecas que-
daron establecidos. Y, asimismo, que otros grupos continuaron bor-
deando la costa del Pacífico hasta el Golfo de Panamá dejando asen-
tamientos a su paso. Pero las opiniones en referencia a la aparición de
los mayas difieren, sosteniendo algunos que la dirección fue de norte
38 LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA
2 Ibidem.
3 Los datos sobre este periodo han sido resumidos de los siguientes textos: Louis
40 LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA
Dollot, Las migraciones humanas, ¿Qué sé?, núm. 62, Barcelona, Oikus-Taus Edicio-
nes, 1968; Alfred Duggan, Los romanos, México, Joaquín Mortiz, 1976; Louis Hal-
phen, “Migrations, ancient and mediaeval”, Encyclopaedia of the Social Sciences, op. cit.,
pp. 429-235; William Petersen, Population, Nueva York, MacMillan, 1975.
4 Para la historia de este periodo véase Perry Anderson, Transiciones de la antigüe-
Para salvarse de los hunos, los jefes de las tribus visigodas pidie-
ron al emperador Valente que les permitieran cruzar el Danubio y
asentarse en territorio romano, autorización que les fue otorgada
con la condición de que protegieran las fronteras del imperio. Pero
la violencia y el tratamiento inhumano de que fueron víctimas
determinaron su sublevación y la guerra que, finalmente, después
de la muerte de Teodosio, precipitó el fin del imperio romano
occidental.
Después de haber cruzado el Rin, el grupo compuesto por alaníes
y germánicos continuaron sus migraciones a través de la Galia y se
extendieron a España. Los visigodos, que habían avanzado a través
del norte de Italia hasta tan lejos como la Galia del Norte, se encon-
traron con los vándalos, al sur de los Pirineos y finalmente muchos
de ellos se dirigieron desde la península Ibérica hacia el norte de
África, donde se movieron hacia Túnez.
Mientras tanto, los ostrogodos que venían siguiendo a los visigo-
dos, se establecieron en Italia y otras tribus germánicas, tales como
los francos, los borgoñeses y los alemanes, se establecieron en la
Galia y sus vecindades. Los hunos, que habían perseguido a los
germánicos por el Danubio, finalmente llegaron a las extensas lla-
nuras del país que sería conocido con el nombre de Hungría desde
donde trataron infructuosamente de llevar su migración más lejos.
Atila, su gran jefe, muere en 453 y con él terminan las migraciones
de este pueblo.
Los mayores movimientos de colonización iniciados por migracio-
nes a través del mar, en este periodo, fueron las de las tribus germá-
nicas y la de los escandinavos. Procedentes del noroeste de Germania,
los anglos y los sajones intentaron conquistar el suelo de Gran Bre-
taña hacia los siglos v y vi.
A su vez, la decadencia de los imperios pérsico y bizantino propi-
ció que los nómadas de origen semítico, procedentes de Arabia,
iniciaran una gran migración. Unidos por Mahoma, los árabes, en el
siglo vii y a mediados del viii, avanzan en oleadas sobre Siria, Persia,
Egipto, Asia Menor y Armenia, todo el norte de África y España,
penetrando también en Galia e invadiendo Afganistán y otras regio-
nes hasta las cercanías del Turquestán Chino, para adentrarse en la
India y finalmente conquistar Sicilia.
Hacia el siglo xiii las tribus mongólicas bajo Genghis Khan, con-
quistan China septentrional, Turkestán Oriental, Afganistán, Persia,
LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA 43
Rusia, gran parte de Europa Oriental, Asia Menor, Mesopotamia,
Siria y por último China meridional.
En el siglo xvi y como resultado de esta formidable movilización
de masas, los turcos otomanos son empujados hasta Asia Menor y
seguidamente a los Balcanes, culminando su emigración en 1453 con
la toma de Constantinopla y la consiguiente caída del imperio bizan-
tino, que marca el fin de la Edad Media.
Como en la Antigüedad, durante la Edad Media, las migraciones
estuvieron presentes como parte inseparable del cambio social. Las
corrientes migratorias promovidas por la necesidad de subsistir, de-
jaron su paso a la organización de nuevas perspectivas de superviven-
cia en la vida sedentaria. Los núcleos de poblaciones establecidos
encontraron diversas formas de superar los inconvenientes del retra-
so tecnológico y pugnan por imponer nuevas relaciones sociales de
producción. La fusión de las instituciones que florecieron en la An-
tigüedad, principalmente el esclavismo, con las asociaciones gentili-
cias y las comunidades rurales, van perfilando el feudalismo. 5 La
tierra se distribuye como premio de la conquista y ya no se arrasan
o se atacan las poblaciones, sino que se les deja cumplir la función
de producir la riqueza derivada de la agricultura y la ganadería.
Con el nuevo modo de producción surge una amplia gama de
recursos y novedosas formas de organización del trabajo que estimu-
la migración hacia las nacientes ciudades. Los artesanos se organizan
en gremios, las incipientes manufacturas se concentran y la organi-
zación de la administración política y militar de los emergentes Esta-
dos, requieren de la mano de obra disponible que se torna escasa
sobre todo después del flagelo de la peste negra procedente de Asia,
así como del creciente poder disolvente en el medio rural ejercido
por la ciudades.
El feudalismo tendrá en las migraciones un colosal vaso comuni-
cante. La humanidad ha crecido y la cultura, cuyo único difusor serán
los migrantes, se habrá de enriquecer con las aportaciones de un
milenio de grandes transformaciones.
6 Las fuentes tomadas para integrar los datos de este periodo, son las siguientes:
7 Entre ellos, véase Kity Calavita, Inside the state. The Bracero Program, Londres,
isn, 1992.
8 Éste es el dato más reciente que existe y en cierto modo el de mayor confiabi-
lidad por ser una encuesta oficial del gobierno de los Estados Unidos.
54 LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA
marzo, 2006.
LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA 55
En las regiones más desarrolladas se produjo un crecimiento neto total de
migrantes. Europa, América del Norte, Australia, Nueva Zelandia y el Japón
registraron en total un aumento de la población migrante de 23 millones de
personas, o sea el 28%. El número de migrantes en América del Norte se
incrementó en 13 millones (48%) en los últimos 10 años, mientras que la
población migrante de Europa aumentó en 8 millones, lo que representa el
16%. En cambio, la población migrante de las regiones menos desarrolladas
disminuyó en 2 millones durante el periodo comprendido entre 1990 y 2000.
El número de migrantes residentes en América Latina y el Caribe se redujo
en 1 millón, es decir, en 15%.
Duverger, Métodos de las ciencias sociales, Barcelona, Ariel, 1962, pp. 365 y ss.
[58]
DIVERSOS TIPOS DE MIGRACIONES 59
los criterios de clasificación
4 Hay muchos trabajos escritos sobre estos temas o que hacen referencia a ellos.
cas. Resumen de estudios sobre las relaciones entre los movimientos demográficos y las condi-
ciones sociales, Nueva York, 1953, cap. vi, p. 112. En este trabajo se puede encontrar
una visión general sobre el estudio de las migraciones con una documentación
DIVERSOS TIPOS DE MIGRACIONES 61
Cuando los investigadores toman como punto de referencia el
estudio de las causas, sin embargo, la clasificación tipológica alcanza
una dicotomía muy clara: las migraciones se dividen en voluntarias y
forzadas. Pero esta clasificación tampoco es exhaustiva y se presta a
muchas interpretaciones. En primer término es difícil establecer el
marco conceptual para estas definiciones ya que resulta evidente que
las condiciones de fuerza mayor o de libre albedrío están sujetas a
diversos factores y niveles de análisis entre los que no se excluyen
elementos subjetivos. Lo que para una persona puede constituir una
razón forzosa para abandonar el lugar de origen y migrar, para otra
puede no serlo y permanecerá inmóvil indefinidamente o tomará la
decisión bajo presiones mayores.
No obstante, ambos términos son usados con tan reiterada frecuen-
cia por los investigadores, que debemos examinar nuestra objeción con
mayor detenimiento. Como punto de partida, los autores consultados
se refieren a las migraciones forzadas principalmente como aquellos
movimientos migratorios relacionados con factores expulsivos de ca-
rácter político, aunque también han recibido esta denominación los
desplazamientos masivos provocados por causas de tipo religioso, eco-
lógico, demográfico o económico.7
En todos estos casos la migración forzada ha sido el producto de
acontecimientos de una magnitud tal, que aparecen registrados his-
tóricamente como accidentes macrosociales. Siguiendo este criterio,
el movimiento poblacional, ya sea masivo o individual, quedaría in-
tegrado por migrantes que huyen del lugar de origen sin tener alter-
nativa, por lo que en el proceso de toma de decisión no existe mar-
gen para otras consideraciones como no sean las de salvaguardar sus
intereses más precarios y la vida misma en la mayoría de los casos.
Ésta es la premisa fundamental que está implícita en la consideración
de si una migración debe ser o no clasificada como forzada. Pero
habría que preguntarse qué ocurriría si manejamos desde otra pers-
pectiva el significado que se le ha venido dando a este último térmi-
no. Por ejemplo, ¿no es acaso el hambre, no la hambruna; la insalu-
bibliográfica muy amplia sobre el tema. Debe advertirse, sin embargo, el carácter
descriptivo del mismo.
7 Véanse Dudley Kirk, “Major migration since world war ii”, en Population
geography: a reader, Rose y Schnell Denko (eds.), Nueva York, McGraw Hill, 1970,
pp. 307 y ss.; W. Petersen, Population, Nueva York, McMillan Publishing, 1975,
pp. 304-314.
62 DIVERSOS TIPOS DE MIGRACIONES
10, E. Shils (ed.), Nueva York, MacMillan, 1968, p. 290. El autor señala que las
Naciones Unidas definen las migraciones internacionales como “las no coercitivas,
que constituyen la mayoría de todos los movimientos migratorios en tiempos nor-
males”. (El subrayado es nuestro.)
9 “Lo que es más, la migración interna es percibida como básicamente diferente
mente. Que hay ciertas diferencias entre ellas no puede negarse. Tomar en cuenta
las características distintivas y circunstancias específicas de un caso en el proceso de
una investigación es un buen procedimiento científico. Pero enfatizar “superficia-
les”, diferencias a expensas de dejar de perseguir similaridades estructurales básicas,
en efecto tiende a soslayar una prioridad esencial en el desarrollo de una teoría
general de mayor utilidad.” J. J. Mangalam y H. K. Schwarzweller, “General theory
in the study of migration: current needs and difficulties”, International Migration
Review, op. cit., p. 14.
10 Humberto Muñoz y Orlandina de Oliveira, “Migraciones internas en América
Sociological Studies, núm. 2, Londres, The Cambridge University Press, 1972, p. 12.
66 DIVERSOS TIPOS DE MIGRACIONES
vol. 10, Nueva York, p. 290. Una más amplia exposición de la aquí abreviada puede
encontrarse en Population del mismo autor, editado por MacMillan, Nueva York,
1975, pp. 318 y s.s.
22 J. J. Spengler y George C. Myers, “Migration and socioeconomic development:
today and yesterday”, Internal migration: a comparative perspective, Neva York, Academic
Press, 1977, p. 14.
23 Michael J. Greenwood, “Research in internal migration: in US, a survey”, Jo-
gración está condicionada por una anterior, pero este punto de vista puede conlle-
var serias limitaciones dependiendo del tipo de migración.
68 DIVERSOS TIPOS DE MIGRACIONES
28 Ibidem, p. 33.
29 Paul Singer, op. cit., p. 675.
30 Dudley Kirk, “Major migrations since world war ii”, Population geography: a
un esquema tipológico
gration, Sociological Studies, núm. 2, Londres, The Cambridge University Press, 1972.
72 DIVERSOS TIPOS DE MIGRACIONES
CONSERVADORA INNOVADORA
Fuente: W. Petersen, Population, Nueva York, MacMillan 1975, p. 325, tabla 8-9. Una
clasificación más completa puede verse en la tabla del mismo autor publicada en la
introducción de People on the move: studies on internal migration, Londres, 1975, p. 8.
Rural-urbanas
Urbana-rural
Nacionales (internas)
Interurbanas
Interrurales
Intercontinentales
Internacionales (externas)
Intracontinentales
Guerras
Políticas
Persecuciones
Forzadas
Crisis
Económicas
Desempleo agudo
Económicas
Voluntarias Sociales
Individuales
4. LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN
PRIMERA PARTE
[73]
74 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE
Arango, ya citadas.
3 La proposición de Wood respecto a considerar al hogar como centro del aná-
lisis teórico es un ejemplo de ello. Véase Charles H. Wood, “Equilibrium and histo-
rical-estructural perspectives on migration”, International Migration Review, vol. xvi,
núm. 2, verano de 1982, pp. 298-339.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE 75
En consecuencia, el proceso migratorio es una señal inequívoca
de cambios sociales aun sin que las relaciones de producción sufran
una transformación significativa. Es por ello que la tendencia a rea-
lizar generalizaciones teóricas de carácter global, obedece a la obser-
vación de los fenómenos sociales y específicamente a las migraciones,
bajo enfoques como el estructural-funcionalismo, la perspectiva his-
tórico-estructural o el materialismo histórico y sus variantes más o
menos heterodoxas. Los investigadores adscritos a estas propuestas
de análisis teórico, concuerdan en que el cambio social está presente
en las grandes corrientes migratorias ya que al percibir que una
transformación social está en marcha, las masas que permanecen
atadas a zonas, regiones o países de escaso desarrollo económico,
sobre todo en las áreas periféricas del sistema mundial, inician un
proceso de movilización física hacia donde el fruto del desarrollo
pudiera ser más compartido.
Bajo tales premisas, el cambio social, concebido en su sentido más
amplio e incluyente, aparece en la bibliografía examinada como uno
de los determinantes que implícitamente está involucrado en las
migraciones humanas. Pero el cambio social también se encuentra
en el trasfondo de los estudios de menor alcance teórico. En los
microanálisis de casos, en donde las premisas psicosociales y el indi-
viduo son los protagonistas de la investigación, la migración es un
indicador muy importante de la búsqueda de mejores condiciones
de existencia y esta circunstancia únicamente tiene lugar cuando la
sociedad es proclive o experimenta un ajuste cultural o estructural
importante. El ascenso de las minorías étnicas a una participación
legal y social de mayor amplitud, es un ejercicio que se desarrolla en
el escenario subyacente de un cambio social. Y de igual manera su-
cede cuando la pirámide poblacional va inclinando sus índices de-
mográficos a favor de sus participantes menos productivos por moti-
vos de edad.
El enfoque de la modernización
4 Véase Mario Fernández Arias, Las migraciones internas: algunos lineamientos teóri-
cos desde la perspectiva del materialismo histórico, Universidad de Costa Rica, 1975, mi-
meo., p. 4; Paul Singer, “Migraciones internas. Consideraciones teóricas sobre su
estudio”, Las migraciones internas en América Latina, Buenos Aires, Nueva Visión, Fi-
chas, núm. 38, 1974, p. 110.
5 Mario Fernández Arias, Las migraciones internas: algunos lineamientos teóricos
vos, Germani incluye algunos conceptos tales como sistema de tenencia y grado de
concentración de la propiedad de la tierra, que podrían ser catalogados por otros
autores como “factores estructurales”. Véase Germani, op. cit., p. 126.
80 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE
13 Ibidem, p. 126.
14 O. de Oliveira y E. Stern, “Notas acerca de la teoría de las migraciones
internas. Aspectos sociológicos”, Las migraciones internas en América Latina, op.
cit., p. 72.
15 Gino Germani, op. cit., p. 128.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE 81
Germani concluye que, tomando en cuenta la validez analítica que
proporciona todo este instrumental teórico, el estudio de las migra-
ciones debiera comprender tres aspectos básicos, a saber:
16 Ibidem, p. 139.
82 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE
La perspectiva histórico-estructural
El materialismo histórico
específicamente la sección 11 del capítulo viii, pp. 570 y ss. Este libro fue escrito por
Lenin entre 1896 y 1899, unos años después de que Ravenstein formulara sus célebres
leyes de la migración. Véase E. G. Ravenstein, “The laws of migration”, op. cit.
31 Ibidem, p. 591.
32 Ibidem, p. 594.
33 Marios Nikolinakos, “Notes towards a general theory of migration in late ca-
34 Ibidem, p. 5.
35 Ibidem, p. 6.
36 Ibidem, p. 8.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE 91
Después de la segunda guerra mundial, el modo de producción
capitalista abandona el patrón tradicional del sistema colonial, para
sustituirlo por la explotación directa de la fuerza de trabajo en la
metrópoli misma, mediante la importación de trabajadores extranje-
ros. La exportación de capitales se produce solamente cuando las
ramas de la producción alcanzan un nivel de rendimiento muy bajo
en la metrópoli y desde luego solamente se dirige hacia países que
garantizan un mínimo riesgo de inversión y una mayor rentabilidad
del capital.
Este sistema encontró su límite en las crisis que pusieron en riesgo
su existencia. Solamente podría salvarse el sistema por medio de
cambios estructurales. Ello implicó un mayor control de la importa-
ción de trabajadores, una mayor exportación de capital y un creci-
miento controlado junto al estímulo de la intervención del Estado al
servicio del sistema, abandonando el liberalismo clásico.
Por otra parte, una teoría de la migración –continúa exponiendo
Nikolinakos– debe tomar en cuenta que el crecimiento de la pobla-
ción no está gobernado por leyes autónomas, sino que es una función
también del proceso social de acumulación de capital. No sólo por-
que el progreso técnico en la salud pública influye en las tasas de
nacimientos y mortalidad sino porque también el aumento del ingre-
so debido a la productividad y al logro del empleo pleno puede influir
en el tamaño de las familias. La caída en la tasa de nacimientos en
los países capitalistas industrializados es un aspecto de su desarrollo
económico y los cambios sociales derivados. Las comparativamente
altas tasas de crecimiento en muchos de los países de emigración
pueden descubrirse en su retraso económico y la deformación del
desarrollo de su población por el colonialismo.37
Además, la excesiva oferta de trabajo de los países de emigración
y el desempleo prevaleciente, son el resultado de una baja acumula-
ción de capital y retrasos económicos concomitantes aparejados con
su pasada dependencia del imperialismo.
De esta forma, el mecanismo migratorio está diseñado no solamen-
te para mantener el balance entre la oferta y la demanda de trabajo,
sino para perpetuar las relaciones de dependencia entre la periferia
y el centro. Básicamente la internacionalización del trabajo median-
37 Ibidem, p. 9.
92 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE
38 Ibidem, p. 14.
39 Ibidem, p. 14.
40 Op. cit., véase supra.
94 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE
42 Ibidem, p. 34.
43 Ibidem.
96 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE
Ibidem, p. 3.
46
en el que se concluye que los factores de atracción (pull factors) han tenido un
mayor peso que los factores de expulsión (push factors).
48 Humberto Muñoz y O. de Oliveira, “Introducción”, Las migraciones internas en
50 Ibidem, p. 85.
51 Paul Singer, op. cit., p. 88.
100 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE
52 Ibidem, p. 94.
53 Ibidem, p. 95.
54 Ibidem, p. 96.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE 101
6] Los obstáculos institucionales (salarios mínimos, indemnización por
despido, etc.) impiden que se restablezca el equilibrio entre la oferta
y la demanda de la fuerza de trabajo mediante el mecanismo de los
precios. Suprimir tales obstáculos deprimiría la demanda por la vía de
una reducción del consumo ya que como es sabido, la propensión de
los pobres a consumir es muy superior a la de los ricos.55
7] Las migraciones en los países no desarrollados constituyen un
fenómeno históricamente determinado cuyas manifestaciones
concretas derivan de las condiciones específicas en que se produ-
ce la industrialización. Las que tienen lugar en los países desarro-
llados no son iguales; por lo tanto, no se les puede aplicar el
mismo instrumental teórico para estudiarlos.56
8] Lo más probable es que la migración sea confirmada histórica-
mente como un proceso social cuya unidad actuante no es el in-
dividuo, sino el grupo. Cuando se desean investigar procesos so-
ciales como las migraciones, los datos obtenidos a partir de una
base individual, llevan la mayoría de las veces a análisis psicologi-
zantes en los que los principales condicionantes macrosociales son
deformados cuando no omitidos.57
9]Si se admite que la migración interna es un proceso social, debe supo-
nerse que presenta causas estructurales que impulsan a que determi-
nados grupos se pongan en movimiento. Estas causas son casi siempre
de fondo económico. La primera ola de migrantes estará constituida
por desempleados, la segunda por campesinos proletarizados.58
10] Aunque un grupo social sea llevado a migrar por causas estructu-
rales, es lógico que no todos sus miembros lo hagan de inmediato.
Existe una selectividad de factores de expulsión que puede ser
asimilada a una diversidad de motivos individuales que llevan a
unos a migrar y a otros no. A esta selectividad objetiva, se añaden
motivaciones subjetivas. Siempre es conveniente distinguir los mo-
tivos (individuales) para migrar de las causas (estructurales) de la
migración. Las causas se manifiestan en el contexto de las condi-
ciones socioeconómicas que inducen a migrar. Los motivos, incluso
aun cuando son subjetivos en gran parte, no corresponden siempre
a características de los individuos. Lo que importa es no olvidar que
55 Ibidem, p. 101.
56 Ibidem, p. 108.
57 Ibidem, p. 111.
58 Ibidem, p. 112.
102 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE
59 Ibidem, p. 113. El punto referente a que “una clase social es puesta en movi-
miento” ha sido rebatido por Omar Argüello y por Mario Fernández Arias; véase al
respecto del primero, las pp. 40 y 41 de su trabajo citado (nota núm. 1) y del se-
gundo, Las migraciones internas; algunos lineamientos teóricos desde la perspectiva del
materialismo histórico, op. cit., p. 34.
60 Paul Singer, op. cit., p. 115.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE 103
La hipótesis sobre la “movilidad transicional”
el desequilibrio funcional
1 Para una explicación del sentido en que se emplea en este trabajo el concepto
[106]
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE 107
examinado se inclinan a encontrar en las peculiaridades de casos
específicos, elementos causales aplicables a todo el campo social en
que los mismos tienen lugar.
Hay varios rasgos que caracterizan el análisis de las migraciones
desde esta perspectiva, entre ellos: a] El hecho de que la mayoría de
los estudios se hayan realizado creyendo que el fenómeno migratorio
debe ser reducido a conceptualizaciones y términos físicos y biológi-
cos. b] La construcción de modelos partiendo del análisis matemático;
y c] La tendencia muy marcada, entre los investigadores estaduniden-
ses, a ignorar las precedencias teóricas o conceptuales, sobre todo si
éstas rebasan un marco previsto de alcance limitado.
Por otra parte, la causal básica de las migraciones bajo este enfo-
que, es decir, el desajuste funcional, la disfunción o la anomia, no
aparece expresada como objetivo central del estudio; se mantiene
implícito, pero subyacente, ya que parece estimarse que no existe
otro marco de referencia fuera de éste y que sale sobrando mencio-
nar lo que es obvio. Esta forma de manejar las investigaciones, refle-
ja, como ha dado a entender Lourdes Arizpe, una clara ubicación de
la migración como “un fenómeno que obedece a causas particulares
o ahistóricas, por lo que es tratado separadamente de los procesos
sociales que le acompañan y, en cuyo caso, el método por seguir (para
su estudio) sería la recolección de materiales comparativos con los
cuales se llega a establecer una serie de principios o “leyes” de la
migración. Éste fue el método seguido por el profesor inglés E. G.
Ravenstein, quien publicó precisamente sus “Leyes de la migración
en 1885”.3
Tomando como base lo anterior, se explica que los especialistas
que mayores aportes hayan hecho bajo este enfoque correspondan a
los economistas y demógrafos, quienes suelen estar bien equipados
para llevar a cabo lo que también es otra característica de esta ten-
dencia: los estudios cuantitativos del fenómeno migratorio.
De esta forma los demógrafos y otros especialistas de disciplinas
afines, observarán y tratarán de explicar las migraciones dando énfa-
sis a factores como la distancia geográfica entre el punto de origen
y de destino. Los economistas a su vez, se ocuparán de relacionar la
migración a los desajustes de la oferta y la demanda entre los factores
de Políticas Públicas en Harvard, pero lo cierto es que ha resultado ser una idea
útil para describir algunas situaciones que se dan en las migraciones y desde luego
es todo un programa del Banco Mundial, quien la define como: “el conjunto de
normas y vínculos que permiten la acción social colectiva. Capital social no sólo es
la suma de las instituciones que apuntalan una sociedad, sino que es el pegamento
que las mantiene juntas”. Véase la página de Internet dedicada a este programa en
<www.worldbank.org/poverty/scapital>. Douglas S. Massey comenta en su artículo
para la International Encyclopaedia of Social and Behavioral Sciences, que fue G. C. Loury
en 1977 quien introdujo el concepto de capital social aunque fue Pierre Bourdieu
quien le dio su más amplia relevancia para la sociedad.
5 Alex Inkeles, Qué es la sociología, Manuales Uteha, núm. 273, México, 1965, p. 75.
6 A. R. Radcliffe-Brown, “On the concept of function”, citado por Robert K.
La hipótesis push-pull
gical Studies, núm. 2, Londres, The Cambridge University Press, 1972, p. 65.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE 111
externas. Al mismo tiempo –continúa diciendo– parece otorgar de-
masiado énfasis a las motivaciones racionales o instrumentales, sin
tener en cuenta la posible complejidad del proceso psicológico que
da lugar a la decisión de irse o quedarse”.13
Con referencia específicamente a la migración interna rural-ur-
bana, Larissa Lomnitz ha descrito el modelo con el siguiente ejem-
plo: “Por una parte, la ciudad atrae al campesino, ofreciéndole
mayores posibilidades de trabajo, más oportunidades educativas,
mayores satisfacciones en términos de su participación en la vida
nacional y en el gran movimiento sociocultural de la modernización
que propagan los medios de difusión y una mayor protección con-
tra la recurrencia de los desastres naturales o políticos. Por la otra,
el campo repele al campesino al negarle todas estas ventajas y al
cerrarle un camino propio de desarrollo económico y social me-
diante la actividad agrícola. Este tipo de dicotomía se conoce con
el nombre de hipótesis push-pull”.14
En general se le concede a esta hipótesis el mérito de haber pre-
dominado en el esfuerzo de organizar la información disponible en
torno al problema teórico planteado en el estudio de las migraciones.
Pero indudablemente, como ha expresado Berliner, “Es un modelo
de sentido común, que se le ocurre naturalmente a la observación
intuitiva”.15
Lo cierto es que el agrupamiento de motivaciones entre los facto-
res de atracción y expulsión, por ser tan amplio, permite la acepta-
ción de los más variados factores determinantes y causas de las mi-
graciones. Es prácticamente un modelo de uso tan general, que los
autores de todas las tendencias teóricas se han visto inclinados a
usar su terminología básica. Indudablemente ha propiciado la bús-
queda de las razones que causan el acto migratorio no solamente
en el lugar de origen sino en el de destino, lo que abrió en cierto
modo las puertas, tanto al análisis macro como microteórico.
p. 125.
14 Larissa A. Lomnitz, Cómo sobreviven los marginados, 2a. ed., México, Siglo XXI
Varios han sido los temas de investigación manejados por los econo-
mistas en la búsqueda de una explicación a las migraciones. Entre
ellos ha sido objeto de particular interés el de los ciclos económicos.
Se estima que Jerome es el autor del estudio más completo sobre la
influencia de los ciclos económicos en las migraciones internaciona-
les. Su trabajo se refiere a la inmigración en los Estados Unidos,
principalmente durante los cincuenta años anteriores a la entrada en
vigor de la ley restrictiva de la inmigración (aproximadamente de
1870 a 1923) aunque en algunos aspectos Jerome se remonta a una
fecha anterior y en otros se limita a datos anteriores a la guerra.
Para su estudio utilizó un índice de los ciclos económicos, basado
en diversos datos indirectos sobre condiciones de empleo, incluso
estadísticas de producción, precios e importaciones. Jerome observó
que un periodo de prosperidad en los Estados Unidos iba acompa-
ñado por lo general o seguido muy de cerca de un aumento de la
inmigración. Durante un periodo de crisis, la inmigración se reducía
considerablemente, pero en el periodo comprendido en su estudio
nunca llegó a cesar enteramente ni a ser inferior el número de in-
migrantes al de personas que abandonaban el país. Jerome llegó a
concluir, al observar simultáneamente las condiciones económicas de
los países de emigración, que en la mayoría de los casos los ciclos
económicos de estos países coincidían con los de los Estados Unidos,
y que la prosperidad de ambos países daba por resultado una gran
inmigración en el primero, mientras que disminuía mucho el núme-
ro de migrantes cuando la depresión era simultánea en ambos.
Tras examinar la conducta de los flujos migratorios de Europa
a otros países, además de los Estados Unidos, el autor estimó que
en su conjunto, las fuerzas de “atracción” eran mucho más impor-
tantes para determinar la afluencia anual de emigrantes en la úl-
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE 113
tima mitad del siglo xix que la fuerza de “rechazo” de las depre-
siones europeas.16
Dorothy S. Thomas estudió el desarrollo de las corrientes migratorias
desde Suecia a los Estados Unidos en relación con el comportamiento de
los correspondientes ciclos económicos de ambos países, llegando a la
conclusión de que durante el periodo de 1870 a 1908 los ciclos de emi-
gración neta estaban relacionados de un modo negativo con los ciclos
económicos de Suecia y de un modo positivo con los ciclos económicos
de los Estados Unidos. En los años prósperos la industria sueca pudo
contrarrestar con éxito la atracción ejercida por los Estados Unidos y la
tendencia latente a emigrar de los agricultores suecos, sólo se convertía
en una fuerza activa cuando se producía una depresión sueca simultánea-
mente con un periodo de prosperidad en los Estados Unidos.17
Brinley Thomas, en un análisis de la relación entre la corriente
migratoria transatlántica y el ritmo del crecimiento económico entre
1830 y 1913 encontró que los factores de “atracción” y “expulsión”
tenían un carácter alterno e interrelacionado; por ejemplo la juven-
tud emigrada de Europa a los Estados Unidos, ejerció una influencia
formativa directa en este último país tanto en las condiciones técnicas
como en los hábitos de consumo y ello creó las condiciones de “atrac-
ción” para nuevos emigrantes. Thomas concluyó que la emigración
masiva se producía cuando coincidían en los países donantes un
sector relativamente importante de fuerza de trabajo disponible a
causa de un periodo de innovación tecnológica coincidente, lo que
provocaba inmovilidad de las ocupaciones y de las clases.
Uno de los hallazgos de Thomas que parece haber tenido mayor
influencia entre los estudiosos, se relaciona con los “ciclos de la
inversión”, en donde la cuestión de fondo, la corrección del des-
equilibrio entre los factores de la producción, aflora de manera
interesante mostrando que los movimientos migratorios han estado
íntimamente ligados a las fluctuaciones en la inversión entre dos
áreas. Concretamente entre el Reino Unido y los Estados Unidos
ha sido evidente la relación de la migración con el dinamismo de
la inversión en el periodo de 1870 a 1914.18
16 H. Jerome, Migration and business cycles, Nueva York, National Bureau of Eco-
La movilidad laboral
19 Jorge A. Bustamante, Espaldas mojadas: materia prima para la expansión del capi-
1976, Alex Inkeles (ed.), Annual Review, Palo Alto, California, 1976, p. 364. Esta
reseña de Ritchey es una de las más documentadas que hemos encontrado desde
el punto de vista de la economía.
116 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE
concepto migrant stock con un buen número de ejemplos. Véase R. Paul Shaw, Mi-
gration theory and fact. A review and bibliography of current literature, Bibliography Series
Five, Philadelphia, Regional Science Research Institute, pp. 83-85.
25 Ibidem, p. 377.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE 117
La migración interna en los países en desarrollo
perspective, Ginebra, iom Migration Research, Series, núm. 19, 2005, 89 pp.
29 Robin J. Pryor, “A brief review of literature on the social and economic moti-
30 Este trabajo podría caber dentro y como una muestra de que la dicotomía
Lewis calculó que había que ofrecer un 30% más sobre el prome-
dio del salario rural para inducir a los trabajadores a emigrar. Pero
el modelo de este autor se basa en que el crecimiento del sector
moderno y la expansión del empleo continúa hasta que todo el ex-
cedente de fuerza de trabajo rural es absorbido. De este modo la
transformación estructural de la economía se habrá realizado con el
balance de la actividad económica al cambiar de la agricultura a la
industria los recursos necesarios. 31
Aunque esta propuesta teórica –dice Todaro– está en conformidad
con la experiencia histórica de Occidente, plantea tres premisas bá-
sicas que no encajan con las realidades de la migración y el subdesa-
rrollo en la mayoría de los países del tercer mundo.
Primero, supone que la transferencia de trabajo y la creación de
empleos en el sector urbano es proporcional a la tasa de acumulación
de capital en este último y no tiene en cuenta la posibilidad de in-
versiones de tipo tecnológico para ahorrar trabajo asalariado.
La segunda premisa del modelo establece que el excedente de
mano de obra en el sector rural existe mientras hay pleno empleo
en las áreas urbanas. En realidad –dice Todaro– la mayoría de los
estudios contemporáneos indican que lo contrario pudiera ser la
verdad en los países del tercer mundo en donde hay un sustancial
desempleo y subempleo en áreas urbanas pero poco excedente de
mano de obra en el campo durante las épocas de cosecha.32
Desde luego, hay excepciones a las reglas en Asia y regiones de
América Latina en donde la propiedad de la tierra es muy inequita-
tiva. Muchos economistas especializados en el desarrollo parecen
estar de acuerdo en que el excedente de mano de obra en el sector
urbano es más significativo que lo contrario planteado por el mode-
lo Lewis-Fei-Ranis.
La tercera proposición, que se aparta de la realidad según Todaro,
es suponer un nivel constante en los salarios del sector moderno
cuando la realidad indica que aun en presencia de desempleo, los
siendo posteriormente formalizado y ampliado por John Fei y Gustav Ranis. Véanse
A. Lewis, “Economic development with unlimited supplies of labor”, Manchester
School of Economic and Social Studies, mayo de 1954, pp. 139-191; J. Fei y G. Ranis,
“A theory of economic development”, The American Economic Review, septiembre de
1961, pp. 533-565.
32 M. Todaro, op. cit., p. 24.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE 121
salarios han ido ascendiendo en términos reales y absolutos sobre los
promedios del sector rural.
A pesar de los inconvenientes que Todaro encuentra en este mo-
delo, no deja de reconocer que ha enfatizado dos elementos funda-
mentales: las diferencias económicas entre los sectores rurales y ur-
banos y el proceso de transferencia laboral que los une.33
33 Ibidem, p. 68. Todaro hace una revisión muy documentada de las tendencias
Aspectos demográficos
hypothesis of Zipf and Stouffer”, American Sociological Review, vol. 20, 1955, p. 287.
El trabajo citado de Young, es el titulado “The movements of farm population”,
Cornell Agricultural Experiment Station, Bulletin 426, 1928.
42 Ibidem, p. 287.
43 Samuel A. Stouffer, “Intervening opportunities: a theory relating mobility and
gical Studies, núm. 2, Londres, The Cambridge University Press, 1972, p. 61.
45 Samuel A. Stouffer, “Intervening opportunities and competing migrants”, Jo-
47 Alex Inkeles, op. cit., pp. 82-83. “El principio del mínimo esfuerzo no con-
1] Migración y distancia
a] La mayoría de nuestros migrantes solamente, proceden de
distancias cortas y serán menos a medida que la distancia se
incremente.
b] Los migrantes que recorren grandes distancias van generalmen-
te a uno de los mayores centros de industria y comercio.
2] Migración por etapas
a] Los habitantes del país que más cerca rodean a un pueblo de
un rápido crecimiento, migran hacia él; y las brechas así deja-
das en la población rural son llenadas por migrantes de más
remotos distritos, hasta que la fuerza atractiva de una de nues-
tras ciudades en rápido crecimiento haga sentir su influencia
paso a paso hasta el más remoto rincón del reino.
b] El proceso de dispersión es a la inversa del de absorción y
exhibe similares características.
3] Corriente y contracorriente
a] Se está llevando a cabo un cambio o desplazamiento de pobla-
ción universal que produce “corrientes de migración” dirigidas
a los grandes centros de comercio e industria, los cuales absor-
ben a los migrantes.
b] Cada gran corriente de migración produce una contracorrien-
te compensatoria.
4] Diferencias rural-urbana en la propensión a migrar. Los nativos
de ciudades son menos migratorios que aquellos de las zonas
rurales del país.
5] Predominio de las mujeres entre los migrantes de cortas distan-
cias. Las mujeres parecen predominar entre los migrantes de
viajes cortos.
La teoría de Lee
54 Ibidem
128 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE
1] Volumen
a] El volumen de migración dentro de un área determinada varía
con el grado de diversidad de áreas incluidas en ese territorio.
b] El volumen de migración varía con la diversidad de la gente.
c] El volumen de migración está relacionado con la dificultad de
superar los obstáculos intervinientes.
d] El volumen de migración varía con las fluctuaciones en la eco-
nomía.
e] A menos que sean impuestas severas limitaciones, el volumen
y grado de migración tiende a incrementar con el tiempo.
f] El volumen y grado de la migración varía con el estado de
progreso en un país o área.
2] Corriente y contracorriente
g] La migración tiende a tener lugar dentro de bien definidas
corrientes.
h] Por cada gran corriente migratoria una contracorriente se
desarrolla.
i] La eficiencia de una corriente (razón de la corriente a la con-
tracorriente) es mayor si los factores (-) dominan en el lugar
de origen.
j] La eficiencia de una corriente tiende a ser baja, si origen y
destino son iguales.
k] La eficiencia de una corriente migratoria será alta si los obstá-
culos intervinientes son muchos.
l] La eficiencia de una corriente migratoria varía con las condi-
ciones económicas siendo alta en tiempos prósperos y baja en
depresiones.
55 Ibidem, p. 298.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE 129
3] Selectividad
m] La migración es selectiva.
n] Los migrantes que responden primariamente a los factores
positivos (+) en el destino tienden a ser positivamente seleccio-
nados (de alta calificación).
o] Los migrantes que responden a los factores negativos (-) en
origen tienden a ser negativamente seleccionados, o donde
los factores (-) son abrumadores y alcanzan a toda la pobla-
ción, éstos pueden no ser seleccionados. (Salen todo tipo de
personas.)
p] Tomados todos los migrantes en conjunto, la selectividad tien-
de a ser bimodal.
q] El grado de selección positiva se incrementa con el grado de
dificultad de los obstáculos intervinientes.
r] La alta propensión a migrar en ciertas etapas del ciclo de vida
es importante en la selección de los migrantes.
s] Las características de los migrantes tienden a ser intermedias
entre las características de la población en el origen y la pobla-
ción en el destino.
6. EL PROCESO MIGRATORIO
la decisión de migrar
movements in the modern word, Nueva York, The Guilford Press, 1993.
[130]
EL PROCESO MIGRATORIO 131
por un grupo de íntima relación social o familiar, como algunos
autores piensan que por lo general ocurre,2 siempre y en última
instancia, la acción es llevada a cabo por el individuo en función del
grado de autonomía y libre albedrío que le sea posible ejercer.
La decisión de migrar es por lo tanto una resolución personal cuyo
grado de autonomía depende de muchos factores, circunstancias y
condiciones, incluido un análisis costo-beneficio, en el que no siem-
pre la variable económica es la única a tomar en consideración. Di-
chas condiciones y circunstancias, cuando son exógenas, quedarían
incluidas en algunas de las causas generales, necesarias o mediatas,
de las que ha hablado Arizpe3 mientras que el acto migratorio con-
cebido como una decisión estrictamente personal, respondería a
motivaciones individuales en extremo precipitantes.4 De manera
obvia el enfoque macroteórico privilegia las causas estructurales
como el factor fundamental en la decisión de migrar mientras que
las motivaciones y valoraciones individuales para decidir el desplaza-
miento es un elemento esencial del análisis microconceptual. En
estricto rigor, aunque el grado en que la decisión individual está in-
fluida por factores generales pertenecientes a la esfera social, es el
tema de una discusión que todavía se encuentra pendiente de una
aclaración satisfactoria, la ambivalencia de motivaciones personales y
causas estructurales está presente también en la conceptualización
que han hecho algunos autores sobre la decisión de migrar. Esta
posición, que no puede llamarse ecléctica, sino que se inscribe en
una concepción del método de investigación que más adelante exa-
minaremos con mayor detalle, ubica el nivel de análisis en una posi-
ción equidistante, pero al mismo tiempo incluyente, de los extremos
macro y microteóricos.
En este marco de referencia, los niveles normativos y psicosociales
propuestos por Germani, configuran la toma de decisión de migrar,
mientras que los elementos circunstanciales y condicionantes corres-
5 Muñoz y Oliveira, op. cit., p. 72. Con este enfoque de la modernización estruc-
tion”, International Migration Review, vol. xvi, núm. 2, verano de 1982, pp. 298-319.
Este artículo está escrito con un gran dominio y conocimiento del materialismo
EL PROCESO MIGRATORIO 133
Factores psicosociales
histórico, muchas de cuyas categorías fundamentales han sido utilizadas para ana-
lizar los modelos que somete a crítica, es decir, el de equilibrio microeconómico y
la tesis histórico-estructural. Asimismo es un análisis muy novedoso de ambas pro-
puestas desde el punto de vista epistemológico y sin duda alguna pionero en intro-
ducir el hogar como cemtro de decisión en el proceso migratorio.
8 Ibidem, pp. 72-73.
9 Lourdes Arizpe, op. cit., p. 38.
10 Ibidem, p. 39.
11 Ibidem.
134 EL PROCESO MIGRATORIO
demográficas, resumen de estudios sobre la relación entre los movimientos demográficos y las
condiciones sociales, Population Studies, Nueva York, 1953, Dpt. of Economic and
Social Affaire, núm. 17, p. 126. En la cita se menciona que “de todos los emigran-
tes que entraron en los Estados Unidos en 1909, sólo el 6.3% llegó sin la intención
de reunirse con parientes o amigos”, p. 126.
EL PROCESO MIGRATORIO 135
llegada: “se estima que más de 70% de los inmigrantes que llegaron
a los Estados Unidos a fines del siglo xix hicieron el viaje por cuen-
ta de los parientes o amigos que les precedieron”.15
Esto fue explicado por Akerman como una evidencia del “efec-
to acumulado” (stock effect), mediante el cual las experiencias de
los primeros migrantes son trasmitidas al lugar de origen causan-
do un impacto en el proceso de toma de decisiones de los futuros
migrantes.16
Dentro del área de emigración sometida a estudio, este autor
encontró grupos de habitantes que resistieron las presiones expul-
sivas, por lo que concluyó que “un simple análisis de las estructuras
económicas no explican los movimientos migratorios, y que situa-
ciones semejantes en el mercado de trabajo no siempre producen
el mismo comportamiento”.17 Concluye Akerman “que sin conside-
rar al individuo y la psicología social de la decisión de migrar, es
imposible comprender todo el complicado proceso que implica la
migración”.18
Respecto al carácter colectivo de las migraciones, Petersen ha
opinado que “una vez que la migración ha comenzado, seguramen-
te su continuación es semiautomática”.19 “De hecho –dice– la com-
prensión de la migración como un proceso de grupo está bien es-
tablecida.”20
Akermam, opina, sin embargo, no obstante sus hallazgos respecto
a la relación de parentesco y amistad que existe en la cadena migra-
toria, que el individuo es la clave de la decisión final de migrar y
considera que lo que aparenta ser una actuación gregaria y mecánica,
se debe en realidad a un proceso sufrido por el sujeto, para quien
una serie de hechos se van encadenando y sumando, hasta que la
decisión de migrar tiene lugar. Este autor trabajó con un modelo
sugerido por J. E. Elmers, que denominó precisamente “proceso de
valores adicionados”, de un gran valor teórico. De acuerdo con esta
idea, el migrante potencial comienza a sentir una “presión estructu-
15 Ibidem.
16 Sune Akerman, “Towards an understanding of emigrational process”, Human
migration, Bloomington y Londres, Indiana University Press, 1976, pp. 287-306.
17 Ibidem, p. 300.
18 Ibidem, p. 301.
19 William Petersen, Population, Nueva York, MacMillan, p. 315.
20 Ibidem.
136 EL PROCESO MIGRATORIO
ral”, pero por sí misma esta tensión no conduce a nada. Debe ser
reconocida y sentida previamente por los individuos, quienes pue-
den reaccionar a ella en forma de una acción manifiesta, pero ello
pudiera no suceder hasta que una “oferta de migración” apareciera.
Todavía en tal caso, nada ocurriría a menos que el individuo posea
características psicológicas que definan su propensión a migrar. Ade-
más, debe haber un ambiente social que no estorbe la decisión. Si
todas estas condiciones se dan, la persona estará en una posición
“madura” para la migración faltando solamente un impulso final que
produzca el efecto disparador del movimiento.
Este mismo autor deduce que si estos factores desencadenantes
previos al acto migratorio no ocurren, la migración se verá notable-
mente frustrada. Pero uno de los factores determinantes en este acto
de decisión personal, también puede ser, y de hecho históricamente
así ha sido, el ejemplo y la experiencia sufrida por los migrantes que
le han precedido.21
Mabogunje ha concebido la misma idea en lo que ha llamado
“sistema migratorio”.22 Su enfoque permite la consideración de la
migración rural-urbana no como movimiento lineal, unidireccional,
push-pull, causa-efecto, sino como un mecanismo automodificativo,
interdependiente, progresivamente complejo, circular, en el cual el
efecto de los cambios en una parte puede ser rastreado a través de
todo el sistema. El proceso migratorio, de acuerdo con este autor,
está muy influenciado por un ambiente político, económico, social
y tecnológico. El intercambio entre este ambiente y el sistema mi-
gratorio es abierto y continuo. Habiendo recibido el estímulo, el
migrante potencial será influido por un subsistema de control rural
(familia, comunidad, localidad) en su decisión de quedarse en el
lugar de origen o lanzarse a la aventura. De acuerdo con este autor,
éxitos o fracasos son constantemente retroalimentados positiva o
negativamente al área de origen desde los nichos de destino para
promover subsecuentes migraciones. Pero aunque las condiciones
de cada situación específica actúen como freno o estímulo, es el
individuo, en último extremo, quien, afectado emocionalmente
ante las circunstancias socialmente involucradas, tomará la decisión
Componentes racionales
25 Donald J. Bogue, “A migrant’s eye view of the costs and benefits of migration
28 Ibidem, p. 178.
29 Resulta obvio, pero debe decirse que cuando los factores de expulsión son
muy altos, generalmente los de atracción guardan la misma proporción para el
migrante potencial. En los casos de los desplazamientos forzados por “actos de Dios”
o por otro tipo de catástrofes, incluida la guerra, la migración se produce obvia-
mente sin consideración alguna de los factores de “atracción”.
30 Ibidem, p. 181.
140 EL PROCESO MIGRATORIO
31 Ibidem.
32Michael P. Todaro, International migration in developing countries, Internal Labors
Office, Génova, 1976, p. 28.
EL PROCESO MIGRATORIO 141
Desdichadamente este tipo de análisis no resulta ser muy real en
el contexto del marco económico e institucional de la mayoría de
los países del tercer mundo, insiste Todaro. En este ámbito, el mi-
grante se convertirá en un desempleado o en el mejor de los casos
buscará un empleo eventual o subempleo en lugar de evaluar las
diferencias de ingreso solamente. El migrante rural-urbano en los
países de desarrollo tardío evaluará la consecuencia de migrar to-
mando en cuenta que podrá estar desempleado algún tiempo des-
pués de llegar a su destino.33
Sin embargo, pudiera argumentarse que la decisión de migrar
involucra a menudo también un cálculo de “ingreso permanente”,
es decir, que el migrante calcularía, no el ingreso inmediato que
va recibir, sino el futuro, por lo que migrar con tal objetivo en
mente es sensato, incluso si los salarios esperados en la ciudad,
iniciales, fueran más bajos que el ingreso rural históricamente
percibido. En tales condiciones Todaro plantea que es posible que
la migración rural-urbana continúe a pesar de la existencia, en los
países del tercer mundo, de tan considerables tasas de desempleo
urbano.
En suma, hay cuatro elementos esenciales de este modelo que
merecen destacarse:
34 Para una discusión amplia sobre las implicaciones del modelo de Todaro y las
Selectividad
Diferenciales
y la migrante en Monterrey”, Demografía y Economía, vol. ii, núm. 5, 1968, pp. 183-
204, citado por Muñoz et al., Migración y desigualdad social en la Ciudad de México.El
Colegio de México-ils, unam, México, 1977, pp. 61-73.
EL PROCESO MIGRATORIO 149
Entre las conclusiones a que llegaron estos autores destacan:
52 Muñoz et al., Migración y desigualdad social en la Ciudad de México, op. cit., p. 61.
53 Jorge Balán, “Migrant-native socioeconomic differences in Latin American
cities; a structural analysis”, Latin American Research Review, vol. iv, núm. 1, 1969, pp.
3-29.
150 EL PROCESO MIGRATORIO
El género
cit., p. 17.
EL PROCESO MIGRATORIO 151
Refiriéndose a encuestas realizadas en Lima, Santiago y Monterrey,
Elizaga comenta que: “la mayor independencia cultural de la mujer
chilena y otras condiciones sociales, unidas a la menor distancia me-
dia recorrida por el grueso de la migración en este país, explicaría
el bajo índice de masculinidad de los migrantes de Santiago”.58 En
México el censo de 1990 indicó que hay una preponderancia de
mujeres inmigrantes en las poblaciones donantes de la periferia del
Distrito Federal.59
En un estudio sobre Brasil, Hutchinson encontró que una propor-
ción ligeramente mayor de hombres marcó la tendencia a migrar
desde ciudades grandes (hombres 15.1%, mujeres 13.8%), pero des-
de ciudades pequeñas y áreas rurales, la proporción de mujeres fue
mayor (hombres 47.7%, mujeres 51.4%).60
Cuando el movimiento migratorio es realizado entre grandes dis-
tancias y especialmente si es de carácter internacional, la masculini-
dad parece ser de más importancia aunque no por mucho tiempo.
Thomas afirma que “la composición según el sexo de la principal
corriente de migrantes transatlánticos en el periodo 1850-1920, mos-
traba una preponderancia de hombres. Cuando sucedía un prolon-
gado desplome en la migración, como en las décadas de 1920 y 1930,
la razón de masculinidad cambiaba a favor de las mujeres (esto es
parcialmente debido al movimiento de las mujeres que migraban con
sus esposos o parientes que emigraban en el primer periodo).
En el caso de la emigración masiva desde un país pobre, bien
puede haber una preponderancia de mujeres entre los migrantes
juveniles; en Irlanda cada año entre 1860 y 1910 las mujeres emigran-
tes excedían al número de hombres en el grupo de edad 15-20 y la
razón debe haber sido que las oportunidades de empleo para las
mujeres jóvenes en los Estados Unidos, particularmente en el servicio
doméstico, permanecían firmes a través del auge y la depresión.61
Una hipótesis de Muñoz y de Oliveira sugiere que las mujeres
predominan en los movimientos rurales-urbanos de corta distancia y
los hombres en los urbanos-urbanos o rurales-rurales, debido a que
La edad
65 Paul R. Shaw, Migration theory and fact. A review and bibliography of current litera-
Educación y ocupación
migration since world war II, Nueva York, Milbank Memorial Fund, 1958, pp. 155-165,
156 EL PROCESO MIGRATORIO
citado por M. Greenwood, op. cit., p. 407; Todaro, op. cit., p. 73; D. J. Bogue, op. cit.,
p. 385.
76 M. Greenwood, op. cit., p. 406; N. P. Ritchey, op. cit., p. 372.
77 Ibidem.
78 L. H. Long, “Migration differentials by education and occupation: trends and
the case of education”, Internal Migration: the new world and the third world, A. H.
Richmond y D. Kubat, Sage Studies in International Sociology, 4/ISA, 1976, pp.
24-36.
EL PROCESO MIGRATORIO 157
y en Bombay (India) se arribó a iguales conclusiones que Lima y
Monterrey.82
Estudios realizados por Thomas sobre la migración rural-urbana en
los Estados Unidos muestran que los migrantes eran mejor educados
que los quedados, pero menos educados que los nativos y Bogue, en el
mismo periodo bajo estudio de l935-1940, encontró que efectivamente
los migrantes hacia las ciudades grandes eran más educados que los
quedados cuando procedían de poblaciones pequeñas, pero menos que
los nativos de las grandes urbes. Continúan señalando estos dos autores
que los estudios sugieren que sus hallazgos son prevalecientes en los
Estados Unidos a lo largo de un siglo. Asimismo, las conclusiones de
Folguer, Nam, Blau y Duncan confirman que los migrantes son mejor
educados que los no migrantes (quedados y nativos) según se observó
en los datos censales del último cuarto del siglo pasado.
Shaw encontró que la educación es una variable altamente selectiva
de la migración, pero al mismo tiempo reconoce que el contexto socio-
económico influye mucho en el estudio diferencial, incluso dentro de
un mismo país. En apoyo de esta hipótesis señala numerosos ejemplos
en los que destaca el estudio realizado por Hamilton y Suval, en 1965,
sobre la migración rural-urbana procedente del sur de los Estados
Unidos en el que se muestra una correlación positiva entre el grado
de educación y la distancia del movimiento. De la misma manera se-
ñala cómo el estudio realizado por Herrick, entre 1950 y 1960, mostró
que la inmensa mayoría de los migrantes del interior de Chile hacia
Santiago tenían una preparación superior, incluso a nivel universitario,
en una proporción de cinco a uno, en relación con los quedados en
sus lugares de origen. Según Shaw, todos los hallazgos empíricos re-
portados en su reseña confirman, que existe una correlación positiva
entre el grado de instrucción del migrante y su propensión a migrar,
aunque una mayor precisión en el tipo de educación al que se refieren
los estudios es necesaria para tomar en cuenta este diferencial tan
importante. No parece haber dudas, sin embargo, de que quien sabe
firmar, leer, escribir y hacer cuentas es más propenso a migrar, que
quien carece de estos rudimentarios conocimientos.
Estado civil
83 Paul R. Shaw, Migration theory and fact. A review and bibliography of current litera-
Lugar de origen
88 Ibidem, p. 16.
7. LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES
nal migration: a comparative perspective, Brown and Neuberger (eds.), Nueva York,
Academic Press, 1977, p. 446.
2 Véase por ejemplo Alan B. Simmons, Cambio social y migración interna, Canadá,
[161]
162 LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES
asimilación
6 La clásica obra de Thomas y Znaniecki fue editada en 1927 por Alfred A. Knopf,
9 Una definición muy puntual sobre este término y una reseña breve y útil con
1961, p. 56.
13 William Bernard, citado textualmente por Thomas en Migración internacional
encyclopaedia of the social sciences, Nueva York, MacMillan and Free Press, 1968, p. 22.
17 S. N. Eisenstadt, The absorption of inmigrants, Routledge, Keagan and Paul,
24 Milton M. Gordon, “Assimilation in America: theory and reality”, op. cit., p. 283.
25 Ibidem, p. 263.
26 Ibidem. Véanse especialmente las páginas 265 a la 279 para un detallado aná-
Richard Alba y Víctor Nee han revisado su obra con una excelen-
te pulcritud crítica partiendo de la evolución del concepto de asimi-
lación en los Estados Unidos y las pioneras inquietudes de Park sobre
el tema. Sus observaciones de la obra de Gordon les hacen concluir
que el estudio del papel de la asimilación en el proceso migratorio
resulta ya insuficiente. Por tanto, para actualizarlo resulta imprescin-
dible: 1] abandonar al individuo y su entorno más íntimo como
unidad de análisis y ampliar el objeto de estudio a los grupos étnicos
y raciales incluyendo sus vínculos interactivos entre sí y con las socie-
dades en que se insertan, 2] reparar la omisión de no haber incluido
los factores ocupacionales y socioeconómicos como elementos deter-
minantes en el proceso de asimilación de los migrantes y 3] llegar a
una verdadera teoría de la asimilación mediante el tránsito de los
estudios, del ámbito local del caso estadunidense, al escenario de
otras corrientes migratorias igualmente importantes.27
Según Alba y Nee este último objetivo es muy posible de alcanzar.
Y para demostrarlo, ponen como ejemplo la teoría de la estratificación
étnica de Shibutani y Kwans, que partiendo de las limitadas propuestas
de Park, ampliaron el campo de observación y el nivel de análisis has-
ta cubrir una dimensión histórica y geográfica de orden universal.28
Como dijimos al principio, el tema de la asimilación de los mi-
grantes ha tomado diferentes vías de expresión teórica y quedaría
fuera del objetivo de este libro detenernos en todos sus desarrollos.29
Solamente debemos mencionar, como un comentario final sobre este
marco conceptual, que uno de los modelos que más interés ha des-
pertado es el que se refiere a la “asimilación segmentada”, noción
originalmente introducida por Alejandro Portes y que explica el
proceso por el cual la segunda generación, formada por los hijos de
los inmigrantes contemporáneos, se incorporan al sistema de estrati-
ficación en la sociedad huésped hasta su máxima integración.
El problema aparente de este planteamiento es que se refiere a lo
que ocurre con los hijos de los inmigrantes nacidos en el lugar de
destino y si es así, no vemos cómo podrían considerarse también
27 Richard Alba y Víctor Nee, “Rethinking assimilation theory for a new era of
30 Véase, en relación con este modelo, Min Zhou, “Segmented assimilation: is-
sues, controversies, and recent research on the new second generation”, Interna-
tional Migration Review, vol. 31, núm. 4, invierno, 1997, pp. 975-1008.
31 Lelio Mármora, Modelo analítico de inserción migratoria, sil, mimeo, 1976.
32 Ibidem, p. 22.
170 LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES
marginalidad
33 Ibidem, p. 28.
LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES 171
completa normalidad en el caso de los Estados Unidos y los países
centrales del sistema mundial que también la padecen, aunque la
ocultan con el mayor disimulo posible. Pero tampoco ha sido un
objeto de estudio recurrente en América Latina y en los países del
tercer mundo en general.
No hay duda alguna de que a las puertas de las grandes urbes la-
tinoamericanas tienen su asiento los llamados “cordones de la mise-
ria” y la más elemental reflexión sobre las razones por las cuales éstos
existen tiene una respuesta axiomática en que son el producto de
grandes concentraciones de migrantes procedentes de las zonas ru-
rales que no han encontrado trabajo en las áreas urbanas hacia
donde se han dirigido con el fin de conseguirlo. Pero también existen
migraciones que causan bolsones de marginalidad en las áreas rura-
les, como es el caso de algunas zonas en las que viven comunidades
indígenas mexicanas de cuyos desplazamientos masivos se ha culpa-
do, incluso, a la falta de agua.34
La siguiente descripción de Larissa A. de Lommitz permite visualizar
la forma en que opera el mecanismo por medio del cual la migración
se convierte en marginalidad: “Al llegar a la ciudad los migrantes no
encuentran cabida en el sistema laboral industrial y se convierten en
marginados. Sin embargo, el subsistema no rechaza totalmente a los
migrantes, sino que solamente les veda el acceso a las fuentes de tra-
bajo incorporadas al sistema económico industrial. Los migrantes ru-
rales sobreviven, se multiplican y sus colonias proliferan en torno a las
grandes metrópolis de América Latina, lo cual significa que los margi-
nados han encontrado un nuevo nicho ecológico en simbiosis con el
medio urbano. Viven en los resquicios del sistema y subsisten de sus
sobras.35 […] Por una parte representan una ‘población sobrante’ que
no se inserta funcionalmente en el sector moderno del ecosistema, por
lo cual es percibida como una carga y como un problema sociopolíti-
co potencial o real. Por otra parte, significan disponibilidad de mano
de obra barata para toda clase de labores y servicios tradicionales. La
1977, p. 30.
172 LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES
36 Ibidem.
37 H. Muñoz y O. Oliveira, “Migraciones internas en América Latina: exposición
y crítica de algunos análisis”, Las migraciones internas en América Latina, Fichas, núm.
38, Buenos Aires, Nueva Visión, 1974, p. 50.
38 Ibidem, p. 52.
39 Paul Singer, “Migraciones internas: consideraciones teóricas sobre su estudio”,
efectos macroeconómicos
49 Donald J. Bogue, “A migrant’s eye view of the costs and benefits of migration
C. B. Brettell y J. F. Hollifield, Migration theory. Talking across disciplines, op. cit., pp. 61-75.
52 J. S. Berliner, op. cit., p. 448.
176 LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES
vey”, Journal of Economic Literature, vol. 13, núm. 2, junio 1975, p. 413.
54 Ibidem, p. 413.
55 Ibidem, p. 475.
56 Brinley Thomas, Migración internacional y desarrollo económico, op. cit., p. 33.
LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES 177
cifras macroeconómicas en todos los países de América Latina de
donde proceden. Lo anterior se refleja en una mayor estabilidad del
tipo de cambio, de la balaza de pagos y de otros rubros importantes
de la economía.
Un reporte sobre esta situación, realizado por un distinguido aca-
démico mexicano, documenta con datos del Banco de México y otras
fuentes intermediarias de los giros, así como con amplias referencias,
nuestras anteriores afirmaciones; el reporte nos permite confirmar
con la mayor certeza, que hoy por hoy, una de las consecuencias
macroeconómicas más importantes para los países donantes de mi-
grantes, sin duda alguna, son las remesas de divisas.57
efectos demográficos
mexicanos en Estados Unidos, The Center for Comparative Immigration Studies, do-
cumento de trabajo, núm. 99, San Diego, University of California, april, 2004.
58 Brinley Thomas, “Migration: economic aspects”, International encyclopaedia of
movilidad social
59 Ibidem.
60 G. Beijer, op. cit., p. 50.
61 Innumerables autores se han referido a la “fuga de cerebros”. En los textos
the state back in?”, Migration theory: talkin across disciplines, C. B. Brettell y james F.
Hollifield (eds.) Nueva York, Routledge, 2000, p. 138.
71 Ibidem.
182 LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES
ese país.72 Estas dos obras, según Hollifield, constituyen el eco de los
sentimientos del historiador estadunidense Arthur Schlesinger jr. que
ha visto en la reciente inmigración un ascenso del multiculturalismo,
lo que significa un reto para la sociedad estadunidense que poten-
cialmente se encamina a incrementar los riesgos de su desunión.73
En esta línea de razonamiento, concluye nuestro autor, los estados-
nación están siendo retados tanto por la globalización como por los
efectos multiculturales de las migraciones. Por tanto, sus consecuen-
cias deben ser un motivo de alta prioridad para el estudio en todas
las ciencias políticas y sociales.
72 S. P. Huntington, “The west, unique, not universal”, Foreign Affairs, 75/6: 28-46
73 A. Schlesinger Jr.,The Desuniting of America, W. W. Norton, Nueva York, 1992.
8. OBSERVACIONES FINALES
el predominio de la diversidad
nes: luces y sombras”, Migración y Desarrollo, octubre 2003, dice textualmente: “El
resto de las contribuciones anteriores a 1960 presentan hoy un interés exclusiva-
mente histórico cuando no arqueológico a excepción de un cierto número de
aportaciones al vocabulario de las migraciones. De hecho, la construcción de teorías
acerca de las migraciones es un asunto reciente, de la segunda mitad del siglo xx
[183]
184 OBSERVACIONES FINALES
across disciplines, Caroline B. Brettell y James F. Hollifield (eds.), Nueva York, Rout-
ledge, 2000, 240 pp.
3 Alan B. Simmons y Sergio Díaz-Briquets, The internal migration jigsaw puzzle,
ción”, cuyos autores son Douglas S. Massey, Joaquín Arango, Hugo Graeme, Ali
Kouaouci, Adela Pellegrino y J. Edward Taylor. Esta reseña fue publicada original-
mente en Population and Development Review 19, núm. 3, septiembre de 1993 y más
tarde en Trabajo, año 2, núm. 3, enero de 2000. Massey también es autor del ar-
tículo titulado “Migration: theory of” International encyclopaedia of the social and
behavorial sciences, pp. 9829-9834 en el que aparece una síntesis del ensayo anterior.
En 1998, Massey y los mismos coautores del ensayo antes citado publicaron Worlds
in motion: understanding international migration at the end of millenium, Nueva York,
Clarendon Press, 365 pp.
5 J. Arango, “La explicación teórica de las migraciones: luz y sombra”, op. cit.
OBSERVACIONES FINALES 187
Por supuesto, la reproducción que hacemos de los modelos o
teorías que se presentan en ambos artículos, constituye solamente
un resumen de los puntos esenciales expuestos por sus autores en
sus respectivos textos originales.
La economía neoclásica
6 Las economías duales se definen como aquellas en las que, con el moderno, co-
Este enfoque se basa en que los migrantes van creando en las socieda-
des receptoras un conjunto de lazos con amistades y parientes que hace
que se establezca un flujo migratorio sucesivo indefinidamente. Las
redes implican una disminución del riesgo y los costos de migrar y
permiten una más rápida integración del migrante en el nicho de
destino. De acuerdo con Arango las redes migratorias son fusiones de
relaciones interpersonales que vinculan a los inmigrantes, a emigrantes
retornados o a candidatos a la emigración con parientes, amigos o
compatriotas, ya sea en el país de origen o en el de destino.
Massey es mencionado por este autor como uno de los contribu-
yentes más importantes a la elaboración de este modelo, así como de
la introducción en este mismo esquema del concepto de capital social
tan próximo a James Coleman y Pierre Bourdieu. Arango sostiene
asimismo que la idea de las “redes migratorias” tiene también un
antecedente ya muy conocido en la noción de “migración en cade-
na”10 que ofrece la ventaja de permitir el encuadre del análisis tanto
en el plano macro como en el microteórico.
La teoría institucional
10 Véase el capítulo 6.
192 OBSERVACIONES FINALES
11 Douglas S. Massey et. al., “Teorías sobre la migración internacional: una rese-
sión debida y con todas las variantes conocidas a las que sumamos ahora la clasifi-
cación de este autor.
14 D. S. Massey, op. cit. Véase la referencia en la nota núm. 2.
15 D. S. Massey, op. cit., p. 11.
16 Charles H. Wood, “Equilibrium and historical-structural perspective in migra-
tion” International Migration Review, vol. xvi, núm. 2, verano de 1982, pp. 298-319.
17 Joaquín Arango, op. cit. Véase la referencia en la nota núm. 2.
194 OBSERVACIONES FINALES
migration in the United States: a survey”, Journal of Economic Literature, vol. 13, núm.
2, junio de 1975.
OBSERVACIONES FINALES 195
bibliografía especializada en el tema, así como sugerencias de lectu-
ras posteriores fundamentadas y comentadas con excelentes observa-
ciones.
Como antes dijimos, en este trabajo se describen y explican las
tendencias de las migraciones contemporáneas internacionales así
como la diversidad étnica y los problemas sociales, políticos y cultu-
rales que se derivan de ella. Y de forma muy específica, se alude a la
compleja interacción entre estos dos factores de cambio social tan
importantes, no solamente por la atención teórica que puedan sus-
citar entre los especialistas, sino porque su mejor conocimiento
puede lograr la formulación de una política migratoria más conse-
cuente y eficaz en muchos países del mundo.
Los autores reconocen que existen muchos estudios empíricos y
teóricos sobre migración y diversidad étnica, pero estos dos concep-
tos no han sido adecuadamente relacionados debido a la tendencia
a la especialización que existe y se ejerce tanto a nivel académico
como oficial. Un ejemplo emblemático del primer caso es el hecho
de que la Asociación Internacional de Sociología cuente con comi-
tés distintos para cada una de estas materias y que los investigadores
no logren establecer la relación necesaria para lograr su debida
articulación. Sin embargo es incuestionable que la migración y las
relaciones étnicas están íntimamente relacionadas y ello puede
comprenderse mejor analizando el proceso migratorio en su totali-
dad. Aunque los flujos requieren de un estudio específico y conciso,
únicamente pueden explicarse mediante un enfoque global.
Para lograr estos objetivos, Castles y Miller revisan críticamente
las leyes de Ravenstein y la dicotomía push-pull, así como los mode-
los llamados de decisiones racionales, incluidas las diferentes pro-
puestas de Borjas. Todas estas tesis, dicen los autores, surgen de las
teorías neoclásicas sobre el mercado de trabajo y siguen siendo
utilizadas por los economistas a pesar de haber sido objeto de tan
agudos señalamientos por Zolberg, Sassen, Portes, Boyd y otros
tantos estudiosos del fenómeno migratorio.
Las migraciones internacionales, explican, tienen lugar debido a
la existencia de cadenas establecidas entre los países receptores y los
emisores lo cual se fundamenta en factores históricos y estructurales
tales como la política, el comercio, las inversiones, los lazos culturales y
la misma colonización. Resulta muy significativo asimismo, haber
confirmado que, según los datos reportados por diferentes países y
196 OBSERVACIONES FINALES
1978, p. 32.
21 Alan B. Simmons, Cambio social y migración, Canadá, International Development
22 Joaquín Arango, “La explicación teórica de las migraciones: luz y sombra”, op.
cit., p. 20.
23 Charles H. Wood, “Equilibrium and historical-structural perspectives in migra-
26 Alejandro Portes, “Inmigration theory for a new century: some poblems and
y una evaluación”, en Population and Development Review, vol. 19, núm. 3, septiembre
de 1993. Publicado también en Trabajo, año 2, núm. 3, enero de 2000, pp. 5-50.
202 OBSERVACIONES FINALES
globalización y migración
current needs and difficulties”, The International Migration Review, vol. iii, otoño de
1968, p. 17.
204 OBSERVACIONES FINALES
31 Ibidem.
32 Hirst y Thompson, 1997: 4.
33 Campioni, op. cit.
206 OBSERVACIONES FINALES
Las migraciones internacionales en América Latina y el Caribe, edición núm. 65, mayo-
agosto de 2002.
ANEXO ESTADÍSTICO
[212]
ANEXO ESTADÍSTICO 213
migrantes internacionales a nivel mundial, 1965-2000
180
millones de personas
160
140
120
100
80
60
1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000
año
Migración internacional: movimiento de personas a través de una división política
para establecer una nueva residencia permanente (migración entre países).
fuente: 1968 a 1985: Naciones Unidas, Consejo Económico y Social, Comisión de
Población, Examen de las tendencias políticas y programas en materia de población: obser-
vación de las tendencias y políticas en materia de población, 1995; 1990 a 2000, United
Nations, Population Division Department of Economic and Social Affairs, Interna-
tional migration, Nueva York, 2002.
MIGRANTES VARIACIÓN
TASA DE
REGIONES DEL MUNDO Y ÁREAS ABSOLUTA
CRECIMIENTO
GEOGRÁFICAS 1990 2000 1990-2000
1990-2000
(MILLONES)
Regiones del mundo 154.0 174.8 20.8 13.5
Regiones desarrolladas1 81.4 104.1 22.7 27.9
Regiones menos desarrolladas2 72.5 70.7 +1.9 -2.6
POBLACIÓN DE ORIGEN
MEXICANO
2000 2001 2002
Notas:
1 Las cifras de la población de emigrantes mexicanos son al 1 de julio de cada
año.
2 Emigrantes mexicanos se refiere a la población nacida en México.
3 Primera generación en Estados Unidos se refiere a la población residente no
Escolaridad1 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
Hasta 4o. grado 17.4 16.0 16.7 14.9 13.8 13.9 13.7 13.5 12.1 12.0
De 5o. a 8o 33.2 33.1 31.9 31.8 32.2 30.0 30.6 30.5 29.8 28.5
De 9o. a 11o. 17.8 18.0 17.1 18.5 19.4 19.1 19.1 18.5 19.3 20.5
12 o más grados 31.7 32.9 34.3 34.7 34.6 37.0 36.6 37.5 38.8 38.9
Ciudadanía en EUA 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
Ciudadano 16.8 14.6 15.5 18.2 21.1 22.7 22.6 22.6 21.4 21.8
No ciudadano 83.2 85.4 84.5 81.8 78.9 77.3 77.4 77.4 78.6 76.2
Condición de pobreza 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
Pobres 35.9 35.6 34.4 33.7 30.2 28.3 25.7 24.7 24.6 25.4
no pobres 64.1 64.4 65.6 66.3 69.8 71.7 74.3 75.3 75.4 74.6
Cobertura de salud 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
Público 15.1 16.2 15.9 13.5 12.5 12.9 12.7 12.3 11.7 12.9
Privado 30.7 29.0 29.0 31.7 31.2 31.4 33.2 33.1 33.6 32.3
Ambos 3.0 3.0 2.8 2.0 2.4 2.1 2.0 1.9 1.7 2.2
No tiene 51.2 51.8 52.4 52.8 53.8 53.6 52.1 52.7 53.0 52.6
Absolutos
1900 463 103 360 — —
1910 718 222 496 — —
1920 1 210 480 730 — —
1930 1 729 640 1 089 — —
1940 1 904 377 1 527 — —
1950 2 573 451 2 122 — —
1960 3 671 576 3 095 — —
1970 5 422 788 4 634 — —
1980 9 071 2 199 6 872 — —
1990 14 094 4 447 9 647 — —
2000 23 208 8 780 14 428 7 029 7 399
2001 23 997 9 142 14 855 7 303 7 552
2002 25 487 9 504 15 983 8 151 7 832
2003 26 663 9 867 16 797 8 116 8 681
Relativos
por renglón
1900 100.0 22.2 77.8 — —
1910 100.0 30.9 69.1 — —
1920 100.0 39.7 60.3 — —
1930 100.0 37.0 63.0 — —
1940 100.0 19.8 80.2 — —
1950 100.0 17.5 82.5 — —
1960 100.0 15.7 84.3 — —
1970 100.0 14.5 85.5 — —
1980 100.0 24.2 75.8 — —
1990 100.0 31.6 68.4 — —
2000 100.0 37.8 62.2 30.3 31.9
2001 100.0 38.1 61.9 30.4 31.5
2002 100.0 37.3 62.7 32.0 30.7
2003 100.0 37.0 63.0 30.4 32.6
Notas
1 Población nacida en México.
2 Primera generación en Estados Unidos: población residente no nacida en México
2000 2001
Absolutos4 23 208 411 8 780 482 7 029 457 7 398 472 23 997 059 9 141 794 7 303 233
Relativos por renglón 100.0 37.8 30.3 31.9 100.0 38.1 30.4
Sexo4 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
Hombres 51.0 53.9 49.6 49.2 50.9 53.9 49.3
Mujeres 49.0 46.1 50.4 50.8 49.1 46.1 50.7
Grupos de edad4 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
0-4 12.5 1.2 24.0 13.7 12.5 1.2 23.0
5-9 11.3 3.2 20.8 10.8 10.7 2.9 19.6
10-14 9.7 4.7 14.1 11.1 10.0 4.5 15.2
15-19 9.2 7.8 10.1 10.2 9.2 7.5 10.6
20-24 8.9 11.6 7.2 7.8 9.0 11.3 6.8
25-29 9.1 13.7 4.6 8.0 8.6 13.6 5.0
30-34 8.4 13.7 3.0 6.9 8.5 13.8 3.3
35-39 7.9 12.1 2.5 8.1 7.4 12.3 2.7
40-44 6.0 9.6 2.5 6.1 6.2 9.9 2.2
45-49 4.4 6.9 1.9 5.1 4.8 7.2 2.1
50-54 4.0 4.8 1.8 4.2 4.0 5.0 2.0
55-59 2.6 3.5 1.4 2.8 2.9 3.5 1.5
60-64 1.7 2.6 1.3 1.5 1.9 2.6 1.2
65-o más 4.4 4.7 4.9 3.7 4.5 4.7 4.9
Situación conyugal5 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
Unidos 56.7 65.5 42.3 52.0 56.7 65.0 41.8
No unidos 43.3 34.5 57.7 48.0 43.3 35.0 58.2
Tamaño del hogar 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
1-3 miembros 28.5 26.7 23.0 35.7 28.8 26.9 22.6
4-6 miembros 55.9 54.0 60.2 53.9 56.7 56.4 60.7
7 o más 15.6 19.3 16.8 10.5 14.5 16.7 16.7
Lugar de residencia 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
California 41.6 47.8 49.6 41.4 41.4 44.5 49.1
Texas 26.5 19.0 21.6 27.4 27.4 21.0 24.2
Illinois 4.8 5.8 5.6 4.6 4.6 5.5 5.1
Resto de la frontera 8.0 6.3 7.4 6.9 6.9 5.8 6.1
Otro 19.2 21.1 15.7 19.8 19.8 23.2 15.6
Ingreso a EUA 100.0 100.0 — — 100.0 100.0 —
Antes de 1975 17.3 17.3 — — 15.5 15.5 —
Entre 1975 y 1985 24.2 24.4 — — 22.2 22.6 —
Entre 1986 y 1993 30.8 30.9 — — 28.6 28.6 —
Entre 1994 y 20026 27.6 27.4 — — 33.8 33.3 —
Condición de movilidad
en el último año 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
No migrantes 93.2 91.6 95.1 93.2 93.7 91.9 95.4
Migrantes internos7 5.2 4.9 4.4 6.3 4.8 4.7 4.3
Migrantes internals.8 1.6 3.5 0.5 0.4 1.5 3.5 0.3
Notas
1 Emigrantes mexicanos: población nacida en México.
2 Primera generación: población residente en EUA no nacida en México con algu-
2002 2003
7 552 032 25 486 985 9 503 928 8 150 742 7 832 315 26663440 9 866 755 8 115 562 8 681 124
31.5 100.0 37.3 32.0 30.7 100.0 37.0 30.4 32.6
100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
48.8 52.0 53.8 50.0 49.8 51.9 53.8 49.9 50.1
51.2 48.0 46.2 50.0 50.2 48.1 46.2 50.1 49.9
100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
14.7 1.2 1.2 22.9 13.4 11.3 1.2 21.6 13.8
11.1 2.7 3.2 19.6 11.9 10.4 2.4 18.1 12.0
10.3 4.4 4.7 15.7 10.2 9.5 4.2 15.8 9.7
9.7 7.2 6.7 10.5 8.6 8.2 7.0 10.4 8.5
8.4 11.0 12.0 7.7 9.3 9.4 10.6 7.9 9.0
7.8 13.4 14.4 5.7 8.2 10.3 13.2 6.7 8.4
7.1 13.8 15.6 3.8 7.5 9.0 13.7 4.0 7.4
6.3 12.5 12.1 2.5 7.1 8.1 12.6 3.0 6.9
6.6 10.1 9.2 2.0 6.2 6.2 10.4 1.9 6.1
5.6 7.5 6.3 1.8 4.9 4.8 7.8 2.0 5.4
4.2 5.2 4.9 1.2 3.9 3.6 5.4 1.5 4.2
2.8 3.6 3.2 1.5 3.1 2.8 3.7 1.5 2.9
1.7 2.6 2.3 1.3 1.7 1.9 2.7 1.4 1.9
3.7 4.8 4.1 3.9 4.0 4.2 4.9 4.2 3.8
100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
52.9 54.6 62.3 40.9 50.0 52.7 62.3 37.4 46.4
47.1 45.4 37.7 59.1 50.0 47.3 37.7 62.6 53.6
100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
37.0 30.5 28.9 23.8 39.4 31.1 29.0 25.5 38.7
53.2 55.8 54.2 60.5 53.0 57.4 56.6 61.4 54.7
9.9 13.7 16.9 15.7 7.6 11.5 14.4 13.1 6.6
100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
30.4 40.1 42.5 47.0 29.9 37.2 393 43.6 28.5
37.6 26.6 20.3 24.4 37.1 28.1 23.0 26.3 35.9
3.0 4.4 4.9 5.0 3.0 5.2 6.5 5.3 3.6
8.9 6.9 6.7 6.5 7.7 7.4 7.2 7.2 7.7
20.1 22.0 25.6 17.2 22.3 22.1 24.0 17.5 24.3
— 100.0 100.0 — — 100.0 100.0 100.0 100.0
— 13.5 13.5 — — 13.3 13.3 33.4 11.9
— 20.8 20.9 — — 19.9 19.6 29.5 23.9
— 27.2 27.1 — — 25.3 25.2 6.7 27.3
— 38.5 38.5 — — 41.5 41.8 30.5 36.9
6 Esta etiqueta varía según el año de encuesta: para cps de 2000 es de 1994 a 2000;
la de 2001 sería de 1994 a 2000; la de 2002 es de 1994 a 2002 y finalmente la
correspondiente a 2003 es de 1994 a 2003.
7 Se refiere a la población que residía, el año anterior a la entrevista, en un conda-
do distinto al actual.
8 Se refiere a la población que residía, el año anterior a la entrevista, en México.
Absolutos 6 794 594 7 122 035 7 441 070 7 752 940 8 076 764 8 421 256 8 780 482 9 141 794 9 503 928 9 866 755
Sexo1 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
hombres 55.5 55.2 55.0 54.7 54.5 54.1 53.9 53.9 53.8 53.8
mujeres 44.5 44.8 45.0 45.5 45.5 45.9 46.1 46.1 46.2 46.2
Grupos de edad 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
0-4 1.9 1.6 1.5 1.4 1.4 1.3 1.2 1.2 1.2 1.2
5-9 3.8 3.6 3.4 3.4 3.4 3.3 3.2 2.9 2.7 2.4
10-14 5.6 5.1 4.8 5.0 5.0 4.9 4.7 4.5 4.4 4.2
15-19 8.7 8.0 7.6 8.0 8.2 8.1 7.8 7.5 7.2 7.0
20-24 12.2 11.9 11.6 11.5 11.6 11.7 11.6 11.3 11.0 10.6
25-29 14.2 14.2 14.2 14.0 13.9 13.8 13.7 13.6 13.4 13.2
30-34 13.6 13.5 13.4 13.4 13.5 13.6 13.7 13.8 13.8 13.7
35-39 11.5 12.0 12.1 12.1 11.9 11.9 12.1 12.3 12.5 12.6
40-44 8.4 9.0 9.4 9.4 9.4 9.4 9.6 9.9 10.1 10.4
45-49 5.9 6.3 6.7 6.7 6.7 6.7 6.9 7.2 7.5 7.8
50-54 4.2 4.5 4.7 4.7 4.7 4.7 4.8 5.0 5.2 5.4
55-59 3.1 3.2 3.4 3.4 3.4 3.4 3.5 3.5 3.6 3.7
60-64 2.3 2.3 2.4 2.4 2.5 2.5 2.6 2.6 2.6 2.7
65-o más 4.8 4.7 4.5 4.5 4.5 4.6 4.7 4.7 4.8 4.9
Situación conyugal2 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
unidos 59.3 60.0 61.6 60.6 60.7 62.1 62.0 61.6 59.8 62.3
no unidos 40.7 40.0 38.4 39.4 39.3 37.9 38.0 38.4 40.2 37.7
Tamaño del hogar 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
1-3 miembros 25.0 n. d. 31.1 27.4 29.8 29.8 26.7 26.9 28.9 29.0
4-6 miembros 50.8 n. d. 50.8 54.0 56.9 56.9 54.0 56.4 54.2 56.6
7 o más 24.2 n. d. 18.1 18.6 13.3 13.3 19.3 16.7 16.9 14.4
Lugar de residencia 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
California 53.7 n. d. 50.4 46.8 46.3 46.2 47.8 44.5 42.5 39.3
Texas 20.0 n. d. 20.9 21.1 21.5 21.4 19.0 21.0 20.3 23.0
Illinois 7.9 n. d. 5.5 5.8 6.5 6.3 5.8 5.5 4.9 6.5
Resto de la frontera 5.1 n. d. 6.5 8.2 7.9 7.7 6.3 5.8 6.7 7.2
Otro 13.3 n. d. 16.7 18.1 17.8 18.4 21.1 23.2 25.6 24.0
Ingreso a EUA 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
Antes de 1974 23.8 24.0 23.6 20.4 19.6 19.9 17.3 15.5 13.5 13.3
entre 1975 y 1985 36.2 33.5 30.9 29.6 28.4 28.1 24.4 22.6 20.9 19.6
entre 1986 y 1993 40.0 42.4 36.5 36.7 35.6 31.6 30.9 28.6 27.1 25.2
entre 1994 y 20033 — — 9.1 13.3 16.4 20.4 27.4 33.3 38.5 41.8
Condición 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
de movilidad
en el último año 91.3 91.8 94.5 92.0 91.6 91.9 91.2 92.3
no migrantes 92.4 76.4 3.9 4.6 3.3 4.2 4.9 4.7 4.9 5.0
migrante internos4 3.7 11.2 4.8 3.6 2.2 3.8 3.5 3.5 3.9 2.7
migrantes 3.9 14.2
internacionales5
Notas:
1 Las cifras de 2000, 2001 y 2002 son de las proyecciones de la institución.
2 Población de 15 años o más.
3 Esta etiqueta varía según el año de la encuesta a que se haga referencia, para la
do distinto al actual.
5 Se refiere a la población que residía, el año anterior a la entrevista, en México.
n. d.: No disponible.
Fuente: estimaciones de conapo con base en Census Bureau, Current Population
Survey, de marzo de 1994, 1995,1996, 1997, 1998, 1999, 2000, 2001, 2002 y 2003, y
las proyecciones de población de la institución.
BIBLIOGRAFÍA
[219]
220 BIBLIOGRAFÍA
PRÓLOGO 9
1. ¿QUÉ ES LA MIGRACIÓN? 19
dificultades derivadas de la falta de unidad conceptual
en el estudio de las migraciones, 19; distintos enfoques en
las definiciones, 23; términos sobre los cuales existe un
general acuerdo, 34; la investigación científica y los
conceptos, 31; las contingencias de la realidad social y
la unidad conceptual, 34
BIBLIOGRAFÍA 221
familia tipográfica: new baskerville 10/12.5
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