Está en la página 1de 233

El intento por dotar al estudio de las migraciones humanas de un es-

tatuto científico, ha sido un objetivo largamente acariciado desde fines


del siglo XIX. Sin embargo, la evidencia nos indica que los esfuerzos
realizados por estudiar este multifacético fenómeno social, han per-
manecido dispersos en un voluminoso caudal de información hasta
hoy nunca inventariada, ni clasificada sistemáticamente para fines de
consulta. Aunque las exigencias temáticas y la tenacidad de los investi-
gadores han puesto de relieve una parte considerable de tales contri-
buciones conceptuales, existe todavía un notable y deficiente rezago
en su conocimiento.
Recuperar, clasificar y ordenar lo que se ha escrito en materia de teo-
ría de las migraciones ha sido precisamente el propósito central de la
presente obra. Resulta obvio destacar el ahorro de tiempo que ello
significa para su estudio principalmente por el carácter histórico,
pluriconceptual e interdisciplinario que revisten las migraciones
humanas. Asimismo, el estudio de la evolución alcanzada
en su desarrollo teórico es de un inapreciable valor para
la formulación de políticas públicas sobre un problema
social, político y económico cuya evaluación y análi-
sis es ya una constante de la más alta prioridad en el
presente siglo.
sociología
y
política
LA PERSPECTIVA TEÓRICA
EN EL ESTUDIO
DE LAS MIGRACIONES
por

ROBERTO HERRERA CARASSOU


��������������������������������
�����������������������������������������������������������

����������������������������������
���������������������������������������������

������������������������
��������������� � �������������������������������������

HB1951
H47
2006 Herrera Carassou, Roberto
La perspectiva teórica en el estudio de las
migraciones / por Roberto Herrera
Carassou. — México : Siglo XXI
Editores, 2006.
232 p. — (Economía y demografía)

ISBN 968-23-2637-0

1. Migración. 2. Geografía de la población.


I. t. II. Ser.

portada: ivonne murillo


primera edición, 2006
© siglo xxi editores, s.a. de c.v.

isbn 968-23-2637-0

se prohíbe su reproducción total o parcial por cualquier


medio sin permiso escrito del editor.

impreso y hecho en méxico


El inmigrante árabe en Europa
o el mexicano en Norteamérica,
no le quita nada a nadie:
da más de lo que recibe. Da su trabajo.
Y da su cultura a la única civilización humana posible:
la del mestizaje que creó a la América indo-afro-europea
y a la España celtíbera, fenicia, griega, romana, árabe y judía

carlos fuentes, “Juan Goytisolo en Oaxaca”,


El País, 17 de abril de 2004.
PRÓLOGO

El intento por dotar al estudio de las migraciones humanas de un


estatuto científico ha sido un objetivo nunca abandonado desde
que, a fines del siglo xix, el demógrafo y geógrafo inglés Ernest
George Ravenstein hiciera de conocimiento público sus “Leyes de
la migración”.1
En su legendaria exposición ante la Royal Statistical Society, el pri-
mer teórico de las migraciones quiso explicar, describir y sobre todo
predecir los movimientos demográficos internos que tienen lugar en-
tre las distintas localidades y regiones de un país, así como los que
trascienden sus fronteras nacionales. Y tal ha sido la finalidad que ha
permanecido constante, aunque con las peculiaridades y variantes que
veremos más tarde, en la construcción de los modelos y propuestas
conceptuales que han sido publicadas hasta nuestros días.
La evidencia nos indica, sin embargo, que los esfuerzos realizados
por estudiar las migraciones humanas desde una perspectiva teórica,
han permanecido por muchos años dispersos en un voluminoso
caudal de artículos y otras obras menores nunca inventariadas ni
clasificadas sistemáticamente para fines de consulta. Las exigencias
temáticas y la tenacidad de los investigadores han puesto de relieve
una parte considerable de tales contribuciones conceptuales pero
existe todavía un notable rezago en su conocimiento.
Es necesario señalar también, por supuesto, que la migración es
un fenómeno multifacético y, por tanto, de interés multidisciplinario,
lo que ha contribuido a que la exploración bibliográfica sobre el tema
sea una labor sumamente abrumadora. En efecto, el fenómeno ha
interesado siempre a demógrafos, sociólogos, psicólogos, economis-
tas, antropólogos, historiadores y geógrafos, sin excluir, por supuesto,
a los politólogos, a los políticos de profesión y a los funcionarios de
gobierno encargados de formular políticas migratorias. La literatura,
como sabemos, también le ha dedicado numerosas páginas y en la

1 E. G. Ravenstein, “The laws of migration”, Journal of the Royal Statistical Society,

vol. lii, 1885.

[9]
10 PRÓLOGO

prensa escrita y en todos los medios de comunicación social, siempre


ha sido y será un tema de indudable interés informativo.
En general los estudios que han contribuido de una forma más
sistemática con aportaciones e investigaciones significativas se
deben a los demógrafos, los sociólogos y los economistas. Los
primeros dedicándole una preferente atención a las técnicas de
medición de la intensidad de los movimientos, al análisis cuanti-
tativo de variables espaciales y poblacionales y a la formulación de
modelos matemáticos de los movimientos migratorios. A su vez,
la mayoría de los sociólogos ha dirigido su interés al análisis de
las motivaciones e implicaciones sociales desde un punto de vista
cualitativo, tal y como puede inferirse del estudio de la movilidad
social, la asimilación de los migrantes en las sociedades huéspedes,
los efectos sociológicos en las donantes y el cambio social. Los
economistas, por su cuenta, han estudiado las migraciones huma-
nas desde ángulos tales como la oferta y la demanda de la mano
de obra, así como las consecuencias sobre el salario, los costos y
los precios de las mercancías, o las políticas de desarrollo regional,
tratando siempre de reducir los determinantes de las migraciones
a su componente económica.
Paradójicamente, aunque la contribución multidisciplinaria al es-
tudio de las migraciones ha sido una fuente importante de valiosas
observaciones, ese amplio espectro de enfoques ha fomentado la
dispersión de conocimientos sustantivos en el orden conceptual. Ello
explica cómo, por lo general, cualquiera que sea su ámbito discipli-
nario, el estudioso no se encuentra en condiciones de aportar una
propuesta teórica más allá de la esfera de su especialidad. Una visión
de conjunto, contrastada y bien documentada, un modelo único que
abarque el fenómeno migratorio en toda su complejidad no ha po-
dido fructificar todavía.2

2 Un trabajo emblemático sobre este tema es el de J. J. Mangalam y H. K.

Schwarzweller, “General theory in the study of migration: current needs and


difficulties”, The International Migration Review, vol. iii, núm. 1, otoño, 1968, pp.
3-18. De igual manera, para una amplia discusión sobre este tema, véanse entre
otros a Joseph J. Berliner, “Internal migration: a comparative disciplinlary view”
Internal migration: a comparative perspective, Alan A. Brown y Egon Neuberqer
(eds.), Academic Press, Nueva York, 1977; Juan C. Elizaga, Migraciones interiores:
evolución reciente y estado actual de los estudios, Conferencia Regional Latinoamer-
icana de Población, Sesión 3, México, agosto de 1970.
PRÓLOGO 11
En realidad el estudio de las migraciones se ha realizado a lo largo
del tiempo en un nivel “microteórico”, principalmente, en los países
anglosajones. Ello se explica no solamente por la formación acadé-
mica de los investigadores, sino por sus propios intereses y objetivos
científicos, así como por no pocas consideraciones de costo-beneficio.
Sin embargo, los estudios de este tipo, aunque no satisfacen total-
mente a quienes buscan respuestas de mayor alcance teórico, han
sido de gran utilidad y no han perjudicado en lo más mínimo la
exploración de metas conceptuales más ambiciosas. Por ejemplo qué
duda cabe de que los modelos estocásticos que se basan en el uso del
análisis multivariado y las cadenas de Markov siguen siendo altamen-
te prometedoras para el análisis “macro”, porque el proceso migra-
torio se intenta captar en toda su dinámica y ello propicia un esce-
nario de mayor amplitud heurística. Obtener datos y jugar con ellos
mediante todo tipo de formalizaciones matemáticas y operaciones
estadísticas no ha dado lugar necesariamente a ejercicios improduc-
tivos, sino por el contrario, muy provocativos y notablemente escla-
recedores.3 La ciencia, en general, se construye mediante una secuen-
cia constante de resultados acumulados, muchos de ellos inconexos,
siempre que el objeto de estudio que se persiga sea el mismo. El
hecho de que, en el estudio de las migraciones, no se haya obtenido
del microanálisis de casos un mayor provecho teórico no es solamen-
te una responsabilidad de quienes lo practican, sino de quienes no
toman en cuenta esa fuente de datos para lograr mayores y más ele-
vadas repercusiones teóricas.
En lo que no estamos de acuerdo es en que se proyecten los re-
sultados obtenidos de recortes pequeños del objeto investigado a la
totalidad de la que forman parte, porque se corre el riesgo de darla
por abarcada en toda su dimensión, cuando solamente se han avan-
zado unos pocos pasos en su conocimiento. De esta manera puede
darse erróneamente por concluida la labor de investigación cuando
apenas ha comenzado.
Más lucrativo sería contrastar de manera sistemática las posibles
contribuciones conceptuales de los estudios de casos realizadas a nivel
“micro” con los modelos ya existentes, sin importancia de su magnitud

3 Una buena cantidad de ejercicios matemáticos y estadísticos sobre la movilidad

laboral en estudios microteóricos pueden encontrarse en R. Paul Shaw, Migration


theory and fact: a review and bibliography of current literature, Bibliography series, núm. 5,
Regional Science Research Institute, 1975, pp 53-103.
12 PRÓLOGO

y alcance teórico, con el propósito explícito de verificar o descartar las


propuestas de estos últimos y de esta manera propiciar la necesaria
correlación de conocimientos para la construcción de niveles heurís-
ticos cada vez más amplios, lo que conduciría también a una mayor
aceptación interdisciplinaria de los hallazgos y finalmente al desarrollo
de un mayor y más amplio espectro de generalización teórica.
Pero este objetivo requiere de un punto de partida. Necesita un
recuento histórico, un inventario actualizado del conocimiento teó-
rico existente sobre el estudio de las migraciones. Y ése precisamen-
te es el propósito que ha inspirado la investigación que ponemos a
disposición del lector en el presente libro. No hay que olvidar tam-
poco, por supuesto, que el fenómeno migratorio se ha convertido en
un tema de creciente interés para toda la sociedad y para las ciencias
sociales en particular. Por consiguiente, la enorme cantidad de infor-
mación que se produce diariamente sobre el tema, tanto en los
medios masivos de comunicación como en los académicos, exige la
constante actualización de su conocimiento. Un conocimiento que
deberá ser, comparado, evaluado y analizado con una actitud crítica,
para poder distinguir y recuperar lo realmente sustantivo de lo me-
ramente trivial.
La forma de organización del presente texto responde a la nece-
sidad de estudiar las migraciones humanas a través de las distintas
fases que la integran y definen como un proceso. Esta manera de
observarlo demanda, por supuesto, hacer aclaraciones sobre el con-
tenido de determinados textos y aderezarlos con algunos comentarios
que resultan indispensables para intercalar ciertos temas afines o
vincularlos a otros ya tratados. Todo ello en el marco de una repro-
ducción puntual de las propuestas teóricas reseñadas tal y como
fueron expuestas originalmente por sus autores.
En el capítulo 1 se introduce una amplia discusión sobre el valor
conceptual y la etimología del término “migración” ya que la falta de
una definición apropiada de este vocablo, es uno de los mayores
problemas que puede encontrar todo el que se dedica a su estudio.
Estamos seguros de que la lectura de este capítulo dejará sobrada-
mente justificada esta previsión.
El capítulo 2 ofrece una visión panorámica de la historia de las
migraciones humanas destinada únicamente a destacar la magnitud e
importancia de este objeto de estudio. De ninguna forma es un balan-
ce exhaustivo. La historia de las migraciones merece un espacio mucho
PRÓLOGO 13
mayor y por ello los breves pasajes contenidos en el mismo y los datos
aportados, aunque basados en estudios de autores sumamente autori-
zados, responden únicamente al objetivo antes expresado.
Los distintos enfoques sobre la tipología de las migraciones son
ampliamente expuestos en el capítulo 3 y salvo la interpretación y las
propuestas de los autores citados, la clasificación que hemos hecho
para su presentación no muestra cambios importantes en relación
con el criterio usado por los organismos internacionales, especializa-
dos en el tema.
Los textos sobre las causas de la migración se examinan en los
capítulos 4 y 5 siguiendo una clasificación que no tiene antecedentes
previos en la bibliografía examinada, ya que en ella, por lo general,
el orden queda establecido siguiendo un criterio tipológico, mientras
que aquí nos hemos permitido usar, con el mismo fin, dos categorías
de la teoría sociológica, a saber, el cambio social y el desequilibrio
funcional. El beneficio consiste en que a partir de tales núcleos
conceptuales, el contenido del capítulo se despliega en dos vertientes
que permiten analizar con mayor detenimiento las propuestas teó-
ricas que tienen su eje argumentativo en las clasificaciones genera-
les mencionadas y permiten analizar con mayor precisión los enfo-
ques metodológicos “macro” y “micro” de uso tan frecuente en los
trabajos que hemos examinado.
Este criterio clasificatorio tuvo también su origen en el análisis de
contenido de estos últimos. Por ejemplo, resultó evidente que la ten-
dencia a realizar generalizaciones de carácter global, macroteóricas,
obedecía a enfoques que tenían como punto de partida la observación
de los fenómenos sociales en su forma dinámica y dentro de este mar-
co, específicamente la migración apareció tratada como un elemento
del cambio social. Incluso algunos autores en defensa de este punto de
vista cuestionan si debía existir realmente una teoría de las migraciones
humanas, llegando a proponer que, en caso positivo, ésta debería ser
solamente una mera derivación de la teoría del cambio social, aunque
concebido en una dimensión amplia e incluyente, con perspectivas
teóricas de distintas bases de sustentación.4

4 Omar Argüello, “Migración y cambio estructural”, Migración y desarrollo. Conside-

raciones teóricas y aspectos socioeconómicos y políticos, Buenos Aires, clacso, 1973, p. 39.
14 PRÓLOGO

Asimismo, los trabajos que seguían el método de estudio de casos,


o de nivel microteórico, descriptivos o incluso modelos matemáticos
de alcance limitado, fueron reveladores de una preferencia a conce-
bir las migraciones como un elemento compensador que tiene el
objetivo de reestablecer el equilibrio funcional de la sociedad transi-
toriamente perturbado por la migración, o por la inminente necesi-
dad de que ésta se produzca.5 Por ello el subtítulo que los reúne lo
hemos titulado “El desequilibrio funcional”.
Por otro lado, la exploración de lo publicado sobre el tema indicó
con mucha claridad que las motivaciones individuales –relacionadas
con la decisión de migrar– aparecen condicionadas al grado de au-
tonomía con que ésta puede llevarse a cabo. Es decir, que a mayor
capacidad de disponer de su propio destino, el migrante potencial
podrá considerar factores individuales con mayor o menor libertad.
Por tanto, el centro de esta cuestión cae directamente en el análisis
de la decisión de migrar que específicamente se trata en el capítulo
6 con el que comenzamos a examinar lo que hemos llamado el pro-
ceso migratorio para distinguirlo del acto de migrar, que es el eslabón
final, más no el concluyente, de la crucial resolución.
Se hizo necesario, por tanto, hacer una distinción entre causas y
factores determinantes en la decisión de migrar, lo que significa una
separación de conceptos con el objeto de asociar las primeras a ele-
mentos histórico-estructurales y los segundos a características indivi-
duales de los migrantes,6 variante manejada con anterioridad por
otros autores.7

5 Para una explicación del sentido en que se emplea en este trabajo el concepto

de “equilibrio funcional”, véase Ely Chinoy, Introducción a la sociología: conceptos bási-


cos y aplicaciones, Paidós, Buenos Aires, 1979, p. 84.
6 Ello podría tener algún referente también en la clasificación de Muñoz y Oli-

veira, quienes incluyen todas las causales en la categoría de determinantes, dividien-


do estas últimas para su análisis en estructurales e individuales. Véase Humberto
Muñoz y Orlandina de Oliveira, “Migraciones internas en América Latina: exposi-
ción y críticas de algunos análisis”, Las migraciones internas en América Latina, Fichas,
núm. 38, Buenos Aires, Nueva Visión, 1974, pp. 18 y 23.
7 Véanse Gino Germani, Sociología de la modernización, Paidós, Buenos Aires, 1971,

pp. 138 y ss.; J. J. Spengler y G. C. Myers, “Migration and socioeconomic develop-


ment: today and yesterday”, Internal migration: a comparative perspective, Alan A. Brown
y Egon Neuberger (eds.), Nueva York, Academic Press, 1977, p. 14; J. Wolpert,
“Explanations of migration”, Anual Review of Sociology, vol. 2, Palo Alto, California,
1976, p. 396; J. E. Ellemers, Human migration, Bloomington y Londres, Indiana
University Press, 1978, p. 301. Igualmente Paul Singer advierte que “siempre es
PRÓLOGO 15
Las consecuencias de las migraciones son examinadas en el capí-
tulo 7 bajo la pertinente aclaración de la escasez existente de trabajos
publicados sobre los efectos de migrar, entre los que sobresale la
importante obra de William I. Thomas y Florian S. Znaniecki sobre
los problemas de asimilación de los migrantes polacos en los Estados
Unidos.8 Temas como éste, así como los relacionados con la acultu-
ración, la inserción definitiva, la marginalidad, la movilidad social y
el propio flujo migratorio de retorno, tan importantes hoy en día en
países de inmigración, constituyen una veta muy sustanciosa para la
investigación psicosocial y sociológica en el estudio teórico de las
migraciones cuyo déficit es significativo.
Finalmente, en el capítulo 8, exponemos los hallazgos más nota-
bles que hemos podido recuperar de los textos consultados y hace-
mos algunas reflexiones sobre las posibilidades de un marco teórico
integrado, dedicando unos breves apuntes a las relaciones entre las
migraciones humanas y la globalización.
Recuperar lo que se ha escrito en materia de teoría de las migra-
ciones desde las postrimerías del siglo xix, hasta los albores del actual
y poner al día el conocimiento sobre este tema, como ya dijimos
antes, ha sido el propósito central de la presente obra. En tal empe-
ño, las sinopsis publicadas, a pesar de sus evidentes limitaciones, así
como los compendios bibliográficos sobre la materia constituyeron
un anticipo de apreciable utilidad.9 Y de igual manera las críticas que

conveniente distinguir los motivos (individuales) para migrar de las causas (estruc-
turales) de la migración”. Véase P. Singer, “Migraciones internas. Consideraciones
teóricas sobre su estudio”, Las Migraciones internas en América Latina, op. cit., p. 113.
También en este mismo sentido y sustentando el mismo criterio, Lourdes Arizpe ha
sugerido un modelo paramétrico con tres niveles: “causas precipitantes”, “mediatas”
y “generales” de la migración. Véase Lourdes Arizpe, Migración, etnicismo y cambio
económico, México, El Colegio de México, 1978, p. 42.
8 Nos referimos a The polish peasant in Europe and America, Nueva York, Dover

Publications Inc., 1958.


9 Fueron consultados varios resúmenes bibliográficos y reseñas del conocimien-

to existente. Entre los primeros, los más útiles fueron: riees, Recent inmigration, The
literature of the social sciences, Bibliographic studies, núm. 1, Washington, Smithsoriian
Institution Press, 1976; John, Macisco, Bibliografía sobre migraciones internas, Santiago
de Chile, celade, Serie B, núm. 36, 1971. Entre las segundas: Joaquín Arango, “La
explicación teórica de las migraciones: luz y sombra”, Migración y Desarrollo, núm. 1,
octubre de 2003; Juan C. Elizaga, Migraciones interiores: evolución reciente y estado actual
de los estudios, Conferencia Regional Latinoamericana de Población, Sección 3,
México, agosto de 1970; Michael J. Greenwood, “Research on internal migration in
the USA: A survey”, Journal of Economic Literature, vol. 13, núm. 2, junio de 1975; J.
16 PRÓLOGO

se han publicado sobre la evolución alcanzada en el desarrollo teó-


rico y los deslices epistemológicos que se han cometido en su formu-
lación, fueron de conveniente consulta.10
Se comprenderá que un arqueo exhaustivo de lo escrito sobre las
migraciones humanas en general y específicamente sobre sus aspectos
conceptuales, es una tarea que siempre deberá actualizarse periódica-
mente por el dinamismo de su estudio y su carácter multidisciplinario.
Sin embargo, el material explorado, seleccionado y analizado en esta
investigación cumple con amplitud, en nuestro criterio, con lo estricta-
mente necesario para ofrecer una idea fidedigna del estado en que se
encuentra su conocimiento teórico.
Sin el auxilio de este tipo de información, es necesario advertirlo,
el estudio de las migraciones seguirá teniendo una clara tendencia al
análisis de estudios de casos como los que históricamente se han
venido realizando hasta hoy. Aceptamos que se trata de contribucio-
nes plausibles y necesarias, pero limitan los estudios a la descripción
y evaluación estadística de los flujos en un nivel muy reducido de
explicación teórica, desalentando el intento de aportar nuevos indi-
cios que puedan contribuir a la construcción de horizontes más
amplios de observación conceptual.
El conocimiento que ha alcanzado el estudio teórico de las migra-
ciones humanas permitirá mejorar el estatuto científico alcanzado

J. Mangalam y H. K. Schwarzweller, “General theory in the study of migration”, The


International Migration Review, vol. iii, 1968; Douglas S. Massey et al., “Teorías sobre
la migración internacional: una reseña y una evaluación”, Trabajo, año 2, núm. 3,
enero de 2000, publicado originalmente en Population and Development Review
19, núm. 3, septiembre de 1993; Massey también es autor del artículo titulado “Mi-
gration: theory of”, International Encyclopaedia of the Social and Behavorial Sciences, pp.
9829-9834 (se trata de una síntesis del citado con anterioridad); H. Muñoz y O. de
Oliveira, Las migraciones internas en América Latina, Fichas, núm. 38, Nueva Visión,
1974; R. Paul Shaw, Migration theory and fact: a review and bibligraphy of current litera-
ture, Philadelphia, 1975; Alan B. Simmons, “Cambio social y migración interna”, Cana-
dá, International Development Research Center, 1978; Brinley Thomas, “Migración
internacional y desarrollo económico”, París, unesco, 1961; Naciones Unidas, Fac-
tores determinantes y consecuencias de las tendencias demográficas; resumen de estudios sobre
la relación entre los movimientos demográficos y las condiciones sociales, Population Studies,
núm. 17, Nueva York, Dept. of Economic and Social Affairs, 1953; Lorene Y. Yap,
“Internal migration in less developed countries; a survey of the literature”, Washing-
ton, International Bank of Reconstruction and Development, 1975.
10 Sobre este último tema véase Alejandro Portes, “Inmigration theory for a new

century: some problems and opportunities”, International Migration Review, vol. xxxi,
núm. 4, invierno de 1997.
PRÓLOGO 17
sobre tan actual y tan acuciante problema de nuestro tiempo. Ade-
más, es un incentivo tanto para los investigadores y estudiosos de
países y regiones emisoras como receptoras de los flujos migratorios
en todas partes del mundo. El problema es el mismo para los emi-
grantes indocumentados que abandonan las feraces tierras de Mi-
choacán como para los que dejan tras ellos el mar mediterráneo y
las costas del Magreb. Por consiguiente, de igual envergadura para
los Estados Unidos como para España.
Ante la ingente tarea de tomar en cuenta los costos y los beneficios
de la globalización y el papel que la mano de obra tiene a la hora de
hacer una evaluación económica de su competitividad internacional,
pareciera que ha llegado el momento de no aplazar por más tiempo
el fomento del estudio organizado, profesional y científico de las
migraciones humanas. Es notable y digno de mención que ya se estén
impartiendo cursos y otorgando grados a nivel de maestría y docto-
rado especializados específicamente en el estudio de las migraciones,
en universidades como Sussex en Inglaterra, Onnasbruck en Alema-
nia y la Pontificia de Comillas en España, por citar solamente algunos
ejemplos.
Asimismo la puesta en práctica de planes para la ordenación de
las migraciones y la promoción de estudios como el presente, por
parte de organismos oficiales tales como la Secretaría de Estado para
la Inmigración y la Emigración del Ministerio de Trabajo y Asuntos
Sociales de España, son sin duda alguna pasos muy prometedores y
loables en la búsqueda de un mayor conocimiento de las migraciones,
sobre todo en el terreno de su aplicación práctica.
En correspondencia con tales esfuerzos de divulgación se han
venido estableciendo normas regulatorias muy concretas en relación
con los derechos humanos del migrante como la resolución aproba-
da en la cuarta sesión plenaria de la Asamblea General de la Orga-
nización de Estados Americanos celebrada el 10 de junio del 2003
en la que se exhorta a la Comisión Interamericana de Derechos Hu-
manos (cidh) y la Organización Internacional del Trabajo (oit) a
dar seguimiento a las actividades de cooperación establecidas en ésas
y otras instancias internacionales con los trabajadores migratorios.
Sin embargo, el problema de aplicar los resultados de los estudios
de casos y otros productos del conocimiento sobre las migraciones,
a la realidad cotidiana, sigue siendo una tarea pendiente. El fenóme-
no migratorio en plena expansión mundial, requiere de la aplicación
18 PRÓLOGO

de políticas y medidas oficiales capaces de enfrentar sus retos con


pleno conocimiento de sus características, sus causas, sus consecuen-
cias y de todas sus peculiaridades y formas de expresión en el orden
individual, social, político y económico.
Las leyes migratorias vigentes adolecen de una falta notoria de
conocimientos de estos problemas y en ellas, por lo general, preva-
lecen criterios fundamentados en intereses políticos y económicos en
los que con demasiada frecuencia se asoma el rostro de la xenofobia
y el racismo.
Ha sido tradicionalmente la academia la que ha tenido a su cargo
la labor de pesquisa y diagnóstico del fenómeno migratorio, pero la
falta de una instancia coordinadora que pueda convertir sus hallazgos
en hechos concretos es muy notoria. Una evaluación desordenada
del problema, sin la orientación profesional que su magnitud requie-
re, resulta insuficiente para efectuar los ajustes legales que una polí-
tica migratoria justa, humanitaria y eficiente demanda. El conoci-
miento de la perspectiva teórica en el estudio de las migraciones debe
contribuir a este fin, si son sometidas todas sus propuestas a la prue-
ba de la práctica, que es el criterio de su máxima validez.
1. ¿QUÉ ES LA MIGRACIÓN?

La falta de un criterio de general aceptación sobre lo que debe ser


entendido por “migración” ha propiciado no pocas inconsistencias
en los objetivos de las investigaciones sobre el tema, así como en la
interpretación, evaluación y comparación de sus resultados y en el
acopio de conocimientos sustantivos para fines teóricos. Lo anterior
no sólo se desprende de nuestras observaciones sino de las numero-
sas opiniones que al respecto han expresado destacados especialistas
en el estudio de las migraciones.
Hay opiniones, por supuesto, que justifican esta insuficiencia alu-
diendo a las características multifacéticas del fenómeno y, por lo tanto,
a los distintos enfoques disciplinarios que lo someten a estudio. Y
efectivamente, este punto de vista tiene mucho peso. Es evidente que
para los economistas el significado del término tiene connotaciones
muy distintas que para un psicólogo social. Pero todo parece indicar
que la falta de rigor en la definición del vocablo proviene en mayor
medida del exceso de confianza de algunos investigadores en el senti-
do de que su significado ya es de dominio común y que no necesita
mayores aclaraciones. Obviamente este criterio puede pasar desaper-
cibido en ciertos estudios de limitadas pretensiones teóricas, como las
descripciones del fenómeno con fines cuantitativos y otros ejercicios
estadísticos por el estilo. Sin embargo cuando una investigación es
diseñada con propósitos de mayor horizonte científico esta forma de
dar por supuesta la definición de ciertos términos básicos puede con-
ducir a serios errores de consecuencias en extremo contingentes.

dificultades derivadas de la falta de unidad conceptual


en el estudio de las migraciones.

Al referirse a este descuido metodológico Petersen, por ejemplo,


ha calificado el problema de manera muy crítica al decir que: “el

[19]
20 ¿QUÉ ES LA MIGRACIÓN?

concepto que encierra la palabra ‘migración’ está virtualmente


‘acribillado’ por la ambigüedad”.1 Y de la misma forma Mac Nelly
se refiere a que se continúan usando muy diferentes vocabularios y
marcos conceptuales, cada uno acorde con su propia tradición
disciplinaria, olvidándose del compromiso que todas, en su conjun-
to, tienen con el trabajo que exige la ciencia. “En general los pro-
blemas conceptuales envueltos en la comprensión de las migracio-
nes humanas –dice– no han sido resueltos, y por haber alcanzado
discrepancias de asunciones, ha quedado un gran vacío teórico. Por
otra parte, la yuxtaposición de vocabularios de corte histórico, legal,
económico, antropológico, sociológico, geográfico y filosófico, su-
braya la confusión intelectual que necesita disiparse antes que
pueda desarrollarse una comprensión realmente satisfactoria de la
migración humana.”
De acuerdo con Kosinski y Prothero, “ningún intento ha sido
hecho para seguir una uniforme definición de la migración. De aquí
que una variedad de conceptos y significados operacionales se en-
cuentran en los trabajos escritos sobre el tema, dependiendo de los
requerimientos de los autores, de su orientación profesional, del tipo
de investigación que realizan y de los datos a su disposición. Esta
diversidad refleja, en último extremo, el estado actual de los estudios
sobre la migración”.2
Algunos investigadores han señalado que la vaguedad conceptual
puede hacer difícil hasta la simple clasificación tipológica del fenó-
meno. Eduardo Arriaga, refiriéndose a las migraciones internas, ha
expuesto, que el concepto de migración aunque es fácilmente com-
prensible en términos generales, presenta serios problemas en su
aplicación específica. “Como la migración –dice– depende de varios
aspectos y características de una población, tales como región de
residencia, la distancia que separa los espacios habitados, tiempo
de asentamiento, motivaciones individuales, propósitos del movi-
miento y otras características económicas y sociales, es imposible
tener una precisa y totalizadora definición de qué constituye un
migrante interno. De aquí que una de las dificultades relacionadas
en medir la migración sea la falta de una perfecta delineación de

William Petersen, Population, Nueva York, McMillan, 1975, p. 280.


1

Leslek Kosinski, y Mansell R Prothero, “The Study of Migration”, People on the


2

Move, Londres, Methuen, 1975 p. 14.


¿QUÉ ES LA MIGRACIÓN? 21
qué es, concretamente, lo que vamos a entender como migración
interna.”3
Para Mangalam es tan importante la definición terminológica, que
las distintas acepciones pueden determinar el campo de estudio al que
pertenece el fenómeno migratorio. Por ejemplo, si la definición se basa
en el tránsito de un ámbito cultural a otro, o un cambio de valores,
normas de vida, etc., “entonces la disciplina que le concierne es la
sociología. Si la acepción encerrara la idea de la dirección del movi-
miento, la distancia o el volumen únicamente, sería atinente de la
demografía y la geografía. Si la importancia recayera en categorías de
índole económica, el estudio correspondería a los especialistas de esta
materia y así sucesivamente, dependiendo de la definición, la migra-
ción humana sería el objeto de estudio de diferentes disciplinas”.4
Elizaga ha propuesto “considerar criterios adicionales que debe-
rían intervenir en la definición del migrante, como son la duración
mínima de residencia en un lugar” ya que en varias encuestas reali-
zadas en América Latina, como en México, Chile y Perú, fueron
considerados migrantes a las personas que vivieron continuamente
allí por seis meses. ¿Para ser un migrante, se pregunta este autor, que
tiempo ha de pasar el individuo en su nueva residencia? ¿Debe ser
definitiva o temporal? ¿Que tiempo ha de transcurrir para que se les
catalogue bajo una u otra categoría? ¿Quién es un migrante enton-
ces? “Aunque hay consenso en no considerar migrantes a los traba-
jadores estacionarios (que trabajan por contratos) aparentemente no
lo hay en relación con los estudiantes que viven varios meses del año
fuera del lugar donde está su hogar”.5
En opinión de Charles Tilly esto se explica porque la burocracia
tiene una gran responsabilidad en darle una explicación arbitraria a
la migración. “Tomar algunos movimientos como más definitivos que
otros –comenta– refleja la preocupación de los burócratas de fijar a
las gentes en domicilios donde pueden ser registrados, enumerados,

3 Eduardo E. Arriaga, “Some aspects of measuring internal migration”, Interna-

tional migration; a comparative perspective, Nueva York, Academic Press, 1977.


4 J. J. Mangalam y H. K. Schwarzweller, “General theory in the study of migra-

tion”, The International Migration Review, vol. iii, núm. 1, 1968, p. 11.
5 Juan C. Elizaga, “Migraciones interiores: evolución reciente y estado actual de

los estudios”, Conferencia Regional Latinoamericana de Población, México, 17-22 de


agosto, 1970, p. 2, publicado también en International Migration Review, vol. 6, núm.
2, septiembre, 1972, bajo el título de “Internal migration an overview”.
22 ¿QUÉ ES LA MIGRACIÓN?

‘taxados’ y vigilados. Una persona sin domicilio le da problemas no


sólo a la policía sino también al concepto mismo de migración. Por
ejemplo: ¿son los gitanos migrantes?”6
En realidad las consecuencias de un encuadre conceptual inco-
rrecto para distinguir entre quien debe ser considerado un migrante
y quien no, puede tomar dimensiones insospechadas. De esta forma,
la definición misma, manejada en forma arbitraria, excluiría varios
tipos de flujos o calidades “migratorias”. Por ejemplo la insistencia
en el papel del libre albedrío individual en la decisión de migrar,
opinión que muchos autores sostienen, despojaría de toda lógica
causal a las migraciones forzadas, lo cual sería uno de los mayores
desaciertos analíticos en que pudiera incurrirse, porque la evidencia
histórica demuestra que la inmensa mayoría de los grandes despla-
zamientos poblacionales se han debido a factores de expulsión, es
decir, a motivaciones ajenas a la voluntad del migrante. La condición
nomádica que una vez fue la característica del hombre, fue transfor-
mándose a través de los siglos en una tendencia a la sedentariedad
perturbada únicamente por factores exógenos.
La falta de una definición clara y precisa del término “migración”
se ha llegado a reflejar en datos de tanta importancia estadística como
los de la onu, para cuyo organismo las migraciones no comprenden
a los refugiados políticos. Lo cual por supuesto es una clasificación
que no se corresponde con ningún criterio de seriedad analítica. Si
consideramos que tan sólo en el primer decenio después de la se-
gunda guerra mundial, la cifra de estos últimos sobrepasó la de toda
la emigración trasatlántica procedente de Europa en el siglo xix y el
primer decenio del pasado, podremos darnos cuenta de la magnitud
que el problema semántico creado por un mero formulismo buro-
crático puede llegar a implicar.7
Hay sólidas objeciones en torno a la distinción que se ha hecho
conceptualmente entre un refugiado y un migrante forzado por ra-
zones económicas, lo que en cierto modo se refiere y confirma lo
afirmado en el párrafo anterior. En el prestigioso Centro de Estudios
sobre Refugiados de la Universidad de Oxford, el tema ha sido dis-

6 Charles Tilly, ‘Migration in modern european history”, Human migration,

Bloomington, EUA, Indiana University Press, 1978, p. 49 y ss.


7 G. Beijer, “Modern patterns of international migration movements”, Migration.

Sociological studies núm. 2, Londres, The Cambridge University Press, 1972, p.20
¿QUÉ ES LA MIGRACIÓN? 23
cutido con la mayor amplitud y presentado en un documento de
trabajo con el aporte de datos abrumadores que demuestran que la
frontera absoluta entre ambos tipos de casos es prácticamente impo-
sible de definir a menos que predomine un criterio político. 8

distintos enfoques en las definiciones

Las diferentes acepciones que se le han dado al término, manifiestan


subyacentes posiciones metodológicas que desembocarán más tarde
en muy definidas corrientes en los programas de investigación sobre
las migraciones. Dos de ellas dominan el escenario académico desde
hace mucho tiempo: por un lado los estudios de alcance microana-
lítico en los que se incluyen la mayoría de los estudios de casos a los
que antes nos hemos referido y por el otro, los análisis macroteóricos,
que auscultan y penetran más a fondo en los aspectos generales,
históricos y estructurales presentes en el fenómeno.
En la primera de estas dos vertientes, las variables tiempo y distan-
cia, así como el cambio de ambiente socio-cultural, aportan las ma-
yores claves para definir lo que debe ser considerado como una mi-
gración. Clarence Senior la entiende como “un cambio permanente
de residencia”9 criterio que es compartido por otros autores que
consideran que el movimiento espacial o cambio de residencia debe
ser lo suficientemente estable y largo, para que pueda calificarse
como una migración, de lo contrario estaríamos en presencia de una
simple “movilidad espacial”. Beijer en su clásico trabajo sobre los
movimientos migratorios internacionales modernos sostiene esta
misma idea de manera muy amplia y explícita.10
Hagerstrandt, sin embargo, no considera el tiempo transcurrido
como un factor decisivo. Define la migración como “simplemente el
cambio de residencia de una comunidad a otra”,11 mientras que Ei-

8 Véase a David Griffith, “Is it at all useful to distinguish economic migrants from re-

fugees?, Refugees Studies Center, Oxford University, 1990.


9 Ibidem, p. 13.
10 G. Beijer, “Modern patterns of international migration movements”, Migration.

Sociological Studies, núm. 2, op. cit. p. 20.


11 T. Hagerstrandt, citado por Kosinski y Prothero en People on the move, op. cit., p. 3.
24 ¿QUÉ ES LA MIGRACIÓN?

senstadt estipula como condición básica para que una migración


ocurra, no sólo la distancia o el tiempo involucrado, sino el cambio
del marco sociocultural del sujeto. “Definimos la migración —dice—
como la transición física de un individuo o un grupo de una sociedad
a la otra, lo que incluye el abandono de un estadio social para entrar
en otro diferente.”12
“El término, asociado a la definición latina migrare, es decir, cam-
bio de residencia –sostiene Petersen– implica cambio hacia otra co-
munidad, abandonando de la de uno. Una persona que se mueve de
una casa a otra dentro de la misma vecindad y que por lo tanto se
mantiene dentro del mismo marco socio-cultural, no debe ser clasi-
ficada como un migrante”.13
Charles Tilly y Donald J. Bogue coinciden con este criterio y opi-
nan que los factores básicos involucrados en la migración son, por
un lado, la distancia y por el otro, el cambio en el ámbito sociocul-
tural. Una y otra variable están profundamente comprometidas al ser
definida y clasificada una migración. El segundo sostiene, además,
que “teóricamente, el término migración debe ser reservado para
aquellos cambios de residencia que involucran un reajuste completo
de las afiliaciones del individuo en la comunidad. Cada miembro de
una población reside en algún punto o serie de puntos en el espacio
y un mero cambio en la ubicación de su residencia, debe ser defini-
da únicamente, sin mayores implicaciones, como “movilidad espa-
cial”.14 Es decir, si no hay un cambio cultural involucrado en el
traslado de un lugar a otro, no puede hablarse de migración.
Zelinski ha sido muy preciso también en destacar la importancia
tanto de los factores que involucran la distancia como el marco socio-
cultural: “Migración genuina –afirma– obviamente significa los per-
ceptibles y simultáneos cambios tanto en el ámbito social como en el
espacial, de manera que el estudioso no puede medir una clase de
movimiento ignorando el otro.”15
Las discusiones entre los estudiosos alcanzan a la forma arbitraria
conque usualmente son manejadas las variables “tiempo” y “distan-

12 S. N Eisenstadt, The absorption of migrants, Keagan and Paul, Londres, 1954. p.


213.
13William Petersen, Population, MacMillan, op. cit., p. 280.
14Donald J. Bogue, “Migración interna”, El estudio de la población, México, Agui-
lar, 1968.
15 Kosinski y Prothero, “The study of migration”, op. cit., p. 4.
¿QUÉ ES LA MIGRACIÓN? 25
cia”. Petersen opina que “en su sentido más general, el término
‘migración’ es ordinariamente definido como un movimiento
relativamente permanente de personas en una distancia significati-
va, pero tal definición apenas comienza a delimitar el tema, ya que
la acepción exacta de los términos permanente y significante, está
todavía muy lejos de ser aclarada”.16
Para Everett S. Lee, los elementos de mayor peso para definir una
migración, están relacionados directamente con los inconvenientes
que se interponen para lograr el desplazamiento de un individuo o
un grupo en una distancia dada, permitiendo la entrada en el análi-
sis al factor psicosocial como elemento presente y coadyuvante de los
factores contextuales involucrados. “No importa cuan corta o cuan
larga, cuan fácil o cuan difícil –dice este autor– cada acto de migra-
ción envuelve un origen, un destino y un conjunto de obstáculos
intervinientes. Entre tales obstáculos, por supuesto, debe tenerse en
cuenta la distancia a recorrer como siempre presente, pero no es el
más importante a vencer.”17
La divergencia de criterios en torno a la distancia y al tiempo sin
duda ha sido una fuente importante de discusiones en el estudio de
la migración pero no es el único terreno en que se mueve la indefi-
nición del vocablo. Existe también una gama de acepciones que
aluden y se desprenden de los fines últimos, de las causas y de las
consecuencias en las que el fenómeno se materializa. Estos enfoques
plantean que el significado de la palabra migración debe designar a
los desplazamientos poblacionales, ya sean individuales o colectivos,
dependiendo de los objetivos del traslado físico de las personas para
vivir en otro sitio diferente a su lugar de origen, sin importancia de
la distancia o el tiempo de duración involucrados. En otras palabras, la
definición surge y cobra sentido, no como producto del desplaza-
miento físico, sino de sus propósitos últimos.
Bajo esta dimensión conceptual, hay investigadores que descri-
ben la migración como aquel cambio de residencia que entraña
fundamentalmente una decisión económica e individual para me-
jorar las condiciones de vida, ya que sus observaciones indican que
esto es lo que ocurre cuando se produce un ajuste demográfico

16 William Petersen,“Migration: social aspects”, Encyclopedia of the Social Sciences,

vol. 10, p. 286.


17 Everett S. Lee, “A theory of migration”, Migration, op. cit., p. 285.
26 ¿QUÉ ES LA MIGRACIÓN?

significativo. Además, estos movimientos poblacionales tienen la


característica y pueden ser vistos, en un plano más pragmático,
como una especie de inversión en capital humano que se lleva a
cabo, individual o colectivamente, previa la valoración de sus costos
y sus rendimientos. “Estos costos, dice Morrison, pueden ser direc-
tos, de oportunidad, de información, psicológicos y aquellos que
pueden derivarse de las pérdidas de transferir dicho capital huma-
no a nuevas locaciones.”18
Bogue también ha señalado la conveniencia de considerar la mi-
gración como ‘‘una acción racionalmente planeada que es el resulta-
do de una concienzuda decisión tomada después de una considera-
ción y cálculo de las ventajas y desventajas de quedarse en el lugar
de origen o movilizarse al lugar de destino”.19 Para este autor, sin
embargo, la racionalidad de la acción no necesariamente deberá
implicar un beneficio económico. Otros factores pueden ser igual-
mente decisivos.
En este tipo de acepciones que se fundamentan en los fines últi-
mos de la migración los aspectos psicológicos también deben ser
considerados como determinantes. Folguer advierte que, por lo me-
nos en lo que concierne a los Estados Unidos, siempre existe en
forma subyacente “un proceso individual y familiar de ajuste”.20 Y
Margolis sostiene que, en sus investigaciones, la migración aparece
siempre vinculada a un cambio de residencia, que “evoca la imagen
de personas que son relativamente inestables”.21
Las anteriores versiones, por supuesto, califican y definen a la
migración tomando como plano de observación sus límites microa-
nalíticos. Para los partidarios de un enfoque macroteórico, aun sin
descartar el valor de los factores psicosociales la migración no puede
definirse, para efectos conceptuales, como eventos que dependen de
la voluntad o el cálculo racionalmente meditado por los actores in-
volucrados. El acto migratorio adquiere componentes significativos

18 Peter A. Morrison, “Functions and dynamics of migration”, Internal migration;

a comparative perspective, op. cit., p. 68.


19 Donald J. Bogue, “A migrants eye view of the costs and benefits of migration

to a metropolis”, Internal migration: a comparative perspective, op. cit., p. 168.


20 John F Folguer, “Models in migration”, Selected studies in migration since world

war II, Nueva York, Milbank Memorial Fund, 1958, p. 158.


21 Julius Margolis, “Internal migration; measurement and models”, Internal mi-

gration; a comparative perspective. op. cit., p. 137.


¿QUÉ ES LA MIGRACIÓN? 27
en un contexto en el que la opinión del migrante no es fundamental
como factor determinante del proceso. El componente central de las
migraciones humanas, es siempre de orden social en el más amplio
sentido del término.
Siguiendo este criterio, Spengler y Mayer han definido la migra-
ción, como “una variedad de movimientos que pueden ser descritos
en su conjunto como un proceso de evolución y desarrollo que ope-
ra en el tiempo y el espacio, pero sobre todo, como un corrector de
los desajustes socioeconómicos entre regiones rural-urbanas e inter-
urbanas […] Precisamente porque es un proceso promotor del de-
sarrollo, su historia se remonta a los tiempos primitivos en coinciden-
cia con lo que ocurre con el desarrollo socioeconómico”.22
Omar Argüello coincide con el punto de vista anterior, pero lo
expresa con una mayor precisión y amplitud . “Creemos –afirma– que
las migraciones deben ser vistas como un proceso social de redistri-
bución de la población dentro del contexto de una sociedad global,
caracterizada por una determinada estructura productiva, propia del
tipo y grado de desarrollo alcanzado dentro de un proceso histórico,
el que es conducido por diferentes grupos sociales y políticos que
han logrado imponer sus intereses y valores al conjunto de esa socie-
dad. Dentro de este contexto histórico y estructural los cambios que
ocurren en esa redistribución de la población, son consecuencias de
cambios que tienen lugar al nivel de la estructura productiva y de la
estructura de dominación, debiendo recordarse que la determina-
ción no es nunca meramente unidireccional y que, por lo tanto, esos
cambios poblacionales en muchos casos producirán cambios en la
estructura productiva, en el sistema de dominación y en las formas
ideológicas que lo legitiman.”23
En esta definición de Argüello el cambio social queda al descu-
bierto como el marco en el que ha de producirse el proceso migra-
torio humano, lo que ha servido para sustentar puntos de vista en
donde la clase social como categoría de análisis hace su aparición.

22 Joseph J. Spengler y George C. Myers, “Migration and socioeconomic develo-

pment; today and yesterday”, internal migration; a comparative perspective, op. cit., pp.
12-13.
23 Omar Argüello, Migración y cambio estructural, versión final del documento

presentado a la III Reunión de Trabajo sobre Migraciones Internas de la Comisión


de Población y Desarrollo celebrada en Santiago de Chile del 11 al 15 de diciembre
de 1972, pp. 38-39.
28 ¿QUÉ ES LA MIGRACIÓN?

Marios Nikolanikos, definió la migración como “un fenómeno de


clases que envuelve la proletarización de grandes masas populares”.24
Y en el mismo sentido se ha pronunciado Singer, quién sostuvo que
“lo que importa es no olvidar que la determinación de quién va (mi-
gra) y de quién queda (no migra) es social, o sea, de clase”.25 Argüe-
llo, a pesar de su enfoque histórico-crítico difiere de Singer y de
Nikolanikos en cuanto al carácter de clase de la migración. “Cuando
algunos autores –dice– sostienen que son las clases sociales las que
migran, se está utilizando en forma indeseada el concepto de clases
sociales. En la teoría marxista y lo mismo en la weberiana, la acción
de migrar nunca es una acción de clase”.26
La teoría de la modernización ofrece un marco de referencia en
la tarea de definir las migraciones humanas que ha tenido en Gino
Germani un decidido partidario. Sosteniendo que el movimiento de
masas es una manifestación del cambio social, afirma que las migra-
ciones deben verse como “un proceso usual en las sociedades en
desarrollo”.27 En definitiva sólo son “una expresión de los cambios
básicos que están transformando al mundo, convirtiendo al planeta
de aldeas y desiertos en un planeta de ciudades y metrópolis”.28
Donald J. Bogue ha propuesto como síntesis de todas estas opinio-
nes una visión conceptual, que incluye varias características y defini-
ciones generales de las migraciones, todas ellas apropiadas, según su
criterio, para el análisis teórico. Este autor plantea en forma conclu-
yente que “la migración es, en definitiva, un síntoma mayor de cam-
bios sociales básicos; un elemento necesario de ajustamiento del
equilibrio normal de la población; un proceso para preservar un
sistema existente; un ordenamiento para hacer el máximo uso de las
personas con calificaciones especiales; un instrumento de difusión
cultural y de integración social y la componente desconocida mayor
de las estimaciones y previsiones de la población”.29

24 Marios Nikolanikos, “Notes towards a general theory of migration in late ca-

pitalism”, Race and class, 1975, p. 6.


25 Paul Singer, “Migraciones internas. Consideraciones teóricas sobre su estudio”,

Las migraciones internas en América Latina, Muñoz, Oliveira, et. al., Fichas, núm. 38,
Buenos Aires, Nueva Visión, 1974, p. 133.
26 Omar Argüello, “Migración y cambio estructural”, op. cit., p. 40-41.
27 Gino Germani, “Estrategia para estimular la movilidad social”, La industriali-

zación en América Latina, México, FCE, 1965, p. 281 y ss.


28 Gino Germani, Sociología de la modernización, Buenos Aires, Paidós, 1971, p. 124.
29 Donald J. Bogue, “Migración interna”, op. cit., p. 672 y ss.
¿QUÉ ES LA MIGRACIÓN? 29
términos sobre los cuales existe un general acuerdo

Los ejemplos anteriores pueden dar una idea de la diversidad y abun-


dancia de enfoques e interpretaciones existentes hasta nuestros días
sobre lo que significa “migración” e incluso a quién debe considerar-
se como un migrante y a quién no. Pero lo que es muy significativo
es que a tal extremo esta dispersión de opiniones se ha convertido
en un obstáculo que la necesidad de definir los conceptos usados en
los estudios de población hizo necesaria finalmente la edición de un
diccionario internacional de términos, así como la aparición de al-
gunas publicaciones conteniendo terminologías relativas.30
Existe, desde luego, un aceptable y general acuerdo entre los
demógrafos y otros estudiosos sobre la definición de algunos térmi-
nos básicos aplicables al proceso migratorio en general, que son
usados en sus informes y forman parte de los manuales oficiales
tanto de las oficinas censales y registros estadísticos poblacionales,
como de las organizaciones internacionales dedicadas a observar e
informar sobre los flujos migratorios y por supuesto, de las depen-
dencias policiacas al servicio de las autoridades migratorias. Veamos
los más conocidos.

1. La migración que tiene lugar de un área de origen (salida) a una


de destino (llegada) y a un grupo de migrantes con un origen y
destino común se le llama “corriente migratoria”.
2. El término “migración bruta” se refiere al total de inmigrantes y
emigrantes de una región. Si el análisis es restringido a dos regio-
nes conectadas por una corriente migratoria, el volumen total de
las corrientes y la contracorriente es llamada “intercambio bruto”
entre dos áreas y la diferencia entre las dos se le llama “corriente
neta” o “intercambio neto”. Si el estudio es limitado a una sola uni-
dad, el movimiento total afectando su población (tanto de inmi-
gración como de migración), es conocido como “migración bruta”
o “volumen de migración” mientras que la diferencia entre las dos
corrientes será denominada como “migración neta” o “saldo migra-
torio” pudiendo ser estos negativos o positivos.

30 United Nations, Multilingual Demographic Dictionary, Population Studies, núm.

29, Nueva York, 1958. Véase también “Methods of measuring internal migration”,
Population Studies, núm. 47, Nueva York, 1970. Ibidem, Véase también Donald J.
Bogue, “Migración interna”, op. cit., p. 674 y ss.
30 ¿QUÉ ES LA MIGRACIÓN?

3. Mediante la comparación entre “migración neta” y “migración bruta”


se llega a obtener la “eficiencia” o “eficacia” de la migración que ha
tenido lugar.
4. Si la investigación concierne a la residencia de los migrantes por
un tiempo específico, este lapso puede definirse como un “inter-
valo migratorio”.
5. ¿Cuál debe ser la menor duración de la estancia para que pueda
diferenciarse una migración de una visita temporal? Con respecto
a las migraciones internacionales la recomendación de las Nacio-
nes Unidas (y la práctica de un buen número de países) es definir
la permanencia de un año o más en el lugar de destino como
migración, mientras que una visita implica una estancia durante
un periodo más corto.
6. Algunos investigadores distinguen entre migrantes (aquellos que
se trasladan entre unidades políticas) y móviles (aquellos que lo
hacen dentro de las mismas); de esta manera en cualquier mo-
mento la población total de una región podrá dividirse en migran-
tes y no migrantes, o móviles y no móviles. Esta última clasificación
establece la llamada “calidad móvil” de la población.
7. Si el interés se centra en la dirección del movimiento, la distinción
entre inmigrantes y emigrantes es de general aceptación interdis-
ciplinaria tanto para las migraciones internas como para las ex-
ternas que también reciben el nombre de intranacionales o inter-
nacionales.
8. Específicamente respecto de las migraciones internacionales, la
Comisión de Población y de Estadística de las Naciones Unidas ha
adoptado algunas definiciones uniformes basadas en la duración
del movimiento dependiendo de si éste se efectúa con la intención
de ejercer una ocupación o no. De esta forma se designa con el
nombre de “inmigrante permanente” a las personas (que no sean re-
fugiados o miembros de poblaciones transferidas) que entran en
un país con la intención de permanecer en él durante más de un
año, y con el nombre de “inmigrantes temporales” a las personas que
se internan por un periodo más breve con el propósito de ejercer
una ocupación por un periodo de tiempo determinado. Análoga-
mente se dan definiciones para los emigrantes.31

31 Véase Naciones Unidas, Informe sobre el séptimo periodo de sesiones de la

Comisión de Estadísticas, 1953, Anexo 4.


¿QUÉ ES LA MIGRACIÓN? 31
9. Un sistema migratorio alude a una corriente que se ha establecido
históricamente y que, por lo tanto, se localiza y repite con regu-
laridad.
10. Las migraciones pueden establecer redes, entendidas estas como
el entramado de elementos facilitantes del proceso migratorio
tanto en la sociedad emisora como en la receptora. Esta misma
mecánica se conoce como migración en cadena, aunque la prime-
ra definición permite un análisis de mayores implicaciones.

la investigación científica y los conceptos

Como hemos visto, la definición, congruencia y confiabilidad de los


términos y conceptos usados para el estudio de las migraciones ha
sido objeto de muchas objeciones. Es por ello que, aunque sabemos
que para muchos de nuestros lectores resultará reiterativo, no que-
remos terminar este capítulo sin hacer alusión a la importancia que
reviste la unidad conceptual tanto para la ciencia en general como
para la actividad de una comunidad científica en particular lo que
en cierto modo es el problema que está presente en las discusiones
a que antes hemos hecho referencia.
Partimos del supuesto, desde luego, que tanto para la academia
como para la burocracia oficial, el empleo del método científico es
admitido como el instrumento más idóneo para realizar y financiar
investigaciones, ya sea con fines de elevar el grado y calidad de los
conocimientos existentes, como para legislar y promulgar leyes, for-
mular políticas migratorias y establecer reglas para su cumplimiento.
Si ello es así, deberá admitirse que resulta indispensable la observan-
cia de un mínimo de rigor normativo en la aplicación de dicha me-
todología para llevar a cabo los estudios.
Una de estas normas alude a la conveniencia del empleo de un
lenguaje que permita el acuerdo en el significado de los términos
básicos y los conceptos centrales para que los resultados obtenidos
sean inteligibles para toda la comunidad científica, aunque resulten
posteriormente discutidos o refutados. De esta manera la sospecha
de errores en el encuadre y definición del objeto de estudio queda
reducida a su mínima expresión, lo que significa un gran avance en
su construcción.
32 ¿QUÉ ES LA MIGRACIÓN?

Importantes epistemólogos y filósofos de la ciencia se han referido


a este problema, pero sobre todo a las dificultades y consecuencias
derivadas de la violación de estas pautas y de manera muy específica
con referencia a la indefinición conceptual. Blalock lo ha señalado
de una manera muy clara: “en la medida en que unos estudios dan
resultados diferentes, la definición teórica es deficiente en el sentido
de que se necesita probablemente una revisión o aclaración concep-
tual.” 32 Y Mario Bunge ha insistido también en advertir que “lo que
caracteriza al conocimiento científico es la exactitud métrica, que es
inútil si media la vaguedad conceptual”.33
En estricto rigor, “sin conceptos no hay ciencia”.34 Conceptos,
desde luego, de interés científico que son los que se diferencian del
razonamiento común por la mayor precisión con la que están defi-
nidos, por el creciente grado de abstracción, esto es, de generaliza-
ción a la que tienden y por su desarrollo y uso más sistemático. La
investigación científica no puede prescindir de este tipo de instru-
mental analítico aunque, como en el caso que nos ocupa, requiera
de un trabajo previo de definición terminológica. En definitiva tam-
bién “el análisis conceptual que se dedica a la especificación y acla-
ración de conceptos claves es una etapa indispensable del trabajo
teórico”.35
Desde luego, es cierto que a veces “los científicos piensan en len-
guaje teórico y realizan sus experimentos en lenguaje operativo”.36 Y
esto es muy probable que haya ocurrido en el caso del estudio de las
migraciones, sobre todo por su carácter pluridisciplinario y las dife-
rencias metodológicas empleadas para llevar a cabo las investigacio-
nes. Pero lo que hay que tomar en cuenta es que “aunque no es
necesario asociar operaciones con todos los conceptos de lenguaje
teórico, importa percatarse de que los conceptos que no han sido
definidos operativamente, no deberían aparecer en enunciados que
pretendan constituir hipótesis comprobadas”.37

32 Hubert M. Blalock, Estadística social, México, FCE, 1966, p. 23. Merton también

coincide en este punto; véase op.cit., p. 117.


33 Mario Bunge, La ciencia, su método y su filosofía, Buenos Aires, Editorial Siglo

Veinte, p. 22.
34 Eli Chinoy, Introducción a la Sociología, Buenos Aires Paidós, 1979, p. 16.
35 Merton, op.cit., p. 99.
36 Hubert M Blalock, ibidem.
37 Ibidem.
¿QUÉ ES LA MIGRACIÓN? 33
Esta afirmación de Blalock es correcta y muy importante. Como
dice Selltitz: “Deben ser definidos (los conceptos) por un lado, en
términos abstractos, dándoles el significado general que se intenta
conocer, y por otro, en términos de las operaciones (variables) por
las que serán representados en ese determinado estudio. El primer
tipo de definición es necesario para poder unir el estudio con el
cuerpo de doctrina que utiliza similares conceptos o elaboraciones
resumidas. El último es considerado como fase esencial para poder
llevar a cabo cualquier investigación, puesto que los datos deben ser
recogidos desde el punto de vista de hechos observados. Pero siempre
hay que tener en cuenta que cuanto mayor es la distancia entre los
conceptos o elaboraciones resumidas y los hechos empíricos a los que
intentan referirse, mayor es la posibilidad de ser falsamente interpre-
tados o utilizados desacertadamente, y mayor ha de ser el cuidado
que debe ser tomado al definirlos.”38
Lo anterior se desprende del hecho de que la investigación cien-
tífica tiene en la formulación de hipótesis una herramienta funda-
mental y sin este paso no es posible llegar a la construcción del
cuerpo teórico. Pero el procedimiento para establecer un supuesto
o una conjetura con fines teóricos es explicar el soporte conceptual
que la sostiene. En consecuencia no existen hipótesis sin conceptos.
Y éstos carecerían de significación si no son comunicables. “La
ciencia –afirma Mario Bunge– es ciertamente comunicable. Si un
cuerpo de conocimientos no es comunicable, entonces, por defini-
ción, no es científico.”39 ¿Y cómo puede ser comunicable la ciencia?
La respuesta es sencilla: a través de un lenguaje que se integra con
definiciones de términos comprensibles para todos los integrantes
de la comunidad científica. E igualmente sucede con ese instrumen-
to cardinal de la construcción teórica que es la estructura o sistema
conceptual.
“Sólo cuando los conceptos se relacionan entre sí, en forma de un
sistema, ha dicho Robert Merton, empieza a aparecer la teoría. Los
conceptos pues, constituyen las definiciones de lo que debe obser-
varse; son las variables entre las cuales hay que buscar relaciones
empíricas.”40

38 Selltiz, op.cit., p. 59 (subrayado nuestro).


39 Bunge, op. cit., p. 62.
40 Merton, op. cit., p. 99.
34 ¿QUÉ ES LA MIGRACIÓN?

El tema da para mucho más y el desfile de las opiniones que res-


paldan la transparencia semántica y la unidad conceptual en el tra-
bajo de investigación científica puede ser muy extenso. Lo damos
como provisionalmente cubierto porque no es el objetivo del presen-
te texto detenernos excesivamente en los problemas epistemológicos
que presenta el estudio de las migraciones y que se deben en gran
medida, como ya lo hemos expresado antes, al carácter poliédrico
del fenómeno y por consiguiente a las distintas disciplinas que lo han
venido estudiando sistemáticamente; cada una de ellas con el instru-
mental metodológico que les es más familiar. Quisiéramos referirnos
ahora también muy brevemente al papel que juega la realidad social
en el panorama conceptual que sugiere la palabra “migración”.

las contingencias de la realidad social y la unidad


conceptual

Con respecto a la búsqueda de un significado de general aceptación


para explicar qué debe entenderse por “migración” es conveniente
tomar en cuenta también, por supuesto, que su estructura conceptual
pudiera estar sufriendo una modificación en el contexto de una
realidad social en proceso de constante mutación. Detengámonos a
pensar que la ausencia física del migrante se hace cada vez más virtual
debido a la transparencia y cercanía de los espacios geográficos gra-
cias a la magia de los adelantos de las comunicaciones, principalmen-
te las electrónicas, en el marco de su expansión y globalización. La
migración pudiera definirse de esta forma cada día más como un
desplazamiento físico sin ausencia presencial y quizá por ello se re-
quiera de una redefinición teórica que permita una mayor actualiza-
ción operativa.
Un ejemplo lo tenemos en los espacios geográficos sometidos a
reorganizaciones políticas con fines de integración regional. Al eli-
minarse los trazos fronterizos en la Unión Europea para permitir la
libre circulación de los ciudadanos de los países miembros –por citar
un ejemplo emblemático y generalmente aceptado– ¿cómo llamare-
mos a un español que decide aceptar un puesto de trabajo y perma-
necer indefinidamente en Alemania? ¿A un sueco que se retira a vivir
en Palma de Mallorca? ¿Son emigrantes? ¿Inmigrantes? Si aplicamos
¿QUÉ ES LA MIGRACIÓN? 35
la propuesta que habla del requisito de trasponer un ámbito socio-
cultural para ser considerados como tales, lo son. Si usamos como
criterio la permanencia de la residencia, estaría en duda una clasifi-
cación exacta. Pero si nos decidimos por la naturaleza del movimien-
to en términos legales, no lo son. La doble nacionalidad es una ex-
presión posmoderna de la pérdida, si no de la soberanía, del espacio
jurídico exclusivo del Estado-nación.
A lo que queremos llegar es a que las diferentes formas que adop-
ta la realidad social en su cotidiana construcción pudieran estar
planteando la necesidad de un ajuste en las tradicionales estrategias
para abordar y explicar las migraciones humanas. En este nuevo
hemisferio histórico de disolución de lo particular y surgimiento de
una posible pluralidad compartida; en el proceso de pasar de lo
homogéneo a lo heterogéneo y viceversa, pudiéramos estar en pre-
sencia de un cambio gradual en el significado de lo que todavía con
imprecisiones conceptuales conocemos hoy con el nombre de migra-
ción. Como ha comentado Aristide R. Zolberg, “la historización de
la teoría de las migraciones implica que las inquietudes teóricas y su
énfasis debieran modificarse a la luz de los cambios de la realidad
social”.41
Aceptemos sin embargo, que el apego a los cánones metodológicos
tradicionales pudiera poner en cuestionamiento si para efectos teó-
ricos la larga duración de la que hablaba Braudel debe prevalecer
como escenario para el estudio de las migraciones humanas, dejando
lo episódico para el microanálisis de coyuntura. El reto está abierto
a la discusión de los especialistas. Pero en cualquier caso, es una
cuestión de máxima prioridad encontrar una respuesta operativa y
de aceptación transdisciplinaria a la pregunta con la que titulamos
el presente capítulo. Ello será un gran avance en el desarrollo de la
investigación sobre este importante fenómeno social.

41 Aristide R. Zolberg, “The next waves: migration theory for a changing world”

International Migration Review, vol. xxiii, núm. 3, Nueva York, 1989, p. 404.
2. LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA

El conocimiento histórico de los movimientos poblacionales en ge-


neral y de las migraciones humanas en particular, tiene una impor-
tancia capital para poder comprender la magnitud del fenómeno.
Hoy somos testigos de que el hombre moderno ha ensayado el
camino de la migración para alcanzar sus metas personales más an-
heladas, pero conviene no olvidar también que muchos millones de
seres humanos han cruzado los océanos y las fronteras de tierras
desconocidas a lo largo de la historia para conservar la existencia y
sobrevivir. Y otros tantos han sido arrancados de sus lugares de origen
para ser conducidos a la esclavitud y la muerte o han arrostrado las
más crueles vicisitudes para luchar contra la sumisión y la ignominia.
Los desastres naturales, las debacles económicas, las guerras, las
grandes transformaciones políticas y sociales y otras causas de se-
mejantes proporciones han sido los agentes portadores de los más
cuantiosos desajustes demográficos vividos por el género humano
desde sus orígenes más remotos. He aquí algunos de los episodios
más relevantes.

las migraciones primitivas

Las primeras migraciones humanas apenas pueden determinarse


muy vagamente. De acuerdo con los datos disponibles, es muy pro-
bable que un considerable movimiento poblacional ocurriera en el
Neolítico, compuesto básicamente de pueblos alpinos braquicéfalos
procedentes de las regiones fronterizas del Este hacia Europa central
y occidental. Pero los hallazgos revelan no pocas contradicciones
respecto a su importancia cuantitativa. Un movimiento posterior de
pueblos nómadas en las estepas rusas es aceptado con mayor preci-
sión. Sin embargo, cuándo ocurrió y cuál fue la vía por la que los
pueblos de habla indoeuropea se extendieron sobre Europa todavía
es tema de controversia. La migración del hombre hacia el nuevo

[36]
LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA 37
mundo también permanece siendo debatida tanto en referencia al
periodo en que ocurrió como a sus rutas.
En este ámbito de inconsistencias históricas, la hipótesis de que
Norteamérica fue primeramente poblada desde Escandinavia, por la
ruta de Islandia y Groenlandia, es ahora generalmente descartada.
Asimismo ha sido considerada como una quimera la sugerencia de
que hubo migraciones de la raza negra desde África en un periodo
previo al descubrimiento de América por Colón. De igual manera la
frecuente especulación sobre la ocurrencia de una migración trans-
pacífica desde el sur o el este de Asia por el camino de las Islas del
Pacífico no puede tampoco ser aplicada a la población del nuevo
mundo ya que entonces era imposible realizar esos viajes tan largos
por mar y no hay evidencia de que el hombre haya llegado al área
polinesia hasta los tiempos modernos.
Todavía hoy es generalmente aceptada la tesis de que las primeras
migraciones del hombre al nuevo mundo tuvieron lugar por el Es-
trecho de Behring. Pero cuándo sucedieron, todavía sigue siendo una
hipótesis sin confirmación. Algunos estudiosos piensan que estos
movimientos migratorios fueron muy escasos y que no tuvieron lugar
hasta después del posglacial. Otros, sobre la base de recientes eviden-
cias culturales y arqueológicas, así como el hecho de que el descu-
brimiento del sinántropos en China prueba la presencia de un pre-
cursor humano en el temprano pleistoceno, creen probablemente
que el hombre llegó a Norteamérica antes de la última fase glacial.
La conjetura más sostenida hoy es que hubo varios periodos de mi-
gración, siendo el último ocurrido no hace más de dos mil años.
Las rutas que esos migrantes tomaron para extenderse por Nortea-
mérica parecen ser todavía igualmente objeto de múltiples discusiones.
Pero es evidente que los hallazgos indican varias rutas de las cuales la
más persistente se dirigió hacia las costas del Pacífico por las praderas,
o tomó el rumbo del Este hacia Nuevo México y Arizona.
Los investigadores insisten en que desde una desconocida región
de Nevada y Utah se movieron algunos núcleos tribales hacia la costa
sur de California internándose en la costa del Pacífico mexicano hasta
llegar a las planicies del centro de México en donde los aztecas que-
daron establecidos. Y, asimismo, que otros grupos continuaron bor-
deando la costa del Pacífico hasta el Golfo de Panamá dejando asen-
tamientos a su paso. Pero las opiniones en referencia a la aparición de
los mayas difieren, sosteniendo algunos que la dirección fue de norte
38 LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA

a sur y suroeste mientras otros sostienen que partieron de Guatemala


y Honduras hasta la península de Yucatán. Hacia América del Sur los
migrantes parecen haber llegado más por la vía de Panamá que por
las Antillas, por el grado de dificultad que la travesía significaba. Desde
Panamá, tres posibles cursos de migraciones fueron abiertos: uno hacia
el sur por la costa del Pacífico, otro por los valles de los ríos Magdale-
na y Cauca hacia las tierras altas, siempre siguiendo el camino abierto
hacia el sur, y otro hacia el este, recorriendo la costa del Caribe hasta
la boca del Orinoco, siguiendo su curso hasta llegar a la cuenca del
Amazonas. Estas tres corrientes parecen haberse establecido básica-
mente en Colombia y el norte del Ecuador.
La población de las Antillas parece procedente de la costa conti-
nental del Caribe. De aquí una rama siguió la cadena de las Antillas
hasta Cuba, aunque hay autores que creen que los caribes tuvieron
su origen en el norte de la región amazónica moviéndose también
hacia el sur, rumbo al centro del Brasil. Las tribus guaraníes que
llegaron a Paraguay parecen proceder también de esta corriente.1
En el continente asiático los samoyedos y otras tribus procedentes
de los Urales probablemente se movieron hacia el norte buscando
las costas árticas de Siberia donde cambiaron su ruta hacia el norte
de Rusia. Las tribus Tungus desde el valle del Amur y Manchuria se
extendieron posiblemente por el bajo Río Amarillo en China movién-
dose hacia el norte y el oeste.
Hacia la era neolítica tuvieron lugar migraciones hacia el Este de los
pueblos nórdicos y del este de Europa las cuales contribuyeron a dotar
de una población relativamente importante a China y a Japón. Otros
pueblos que hablaban indoeuropeo migraron hacia el Sur en el segun-
do milenio a. C., procedentes del Caspio. Los antecesores de los hindúes
se movieron hacia el Este rumbo al alto valle del Ganges y después cu-
brieron la mayor parte de la India. Otros siguieron hacia el Oeste, cru-
zando las tierras santas de Irán hasta las fronteras de Mesopotamia.
Otros grupos se establecieron en las orillas del Tigris y más tarde
cerca del comienzo del primer milenio a.C., los persas dominaron la
meseta de Irán conquistando la mayor parte de Asia occidental.
No hay evidencia positiva de que los chinos fueron, como algunos
creen, inmigrantes de Asia central. De su primitivo asiento en el Río

1 Ronald B. Dixon, “Migration primitive”, Encyclopaedia of Social Sciences, Nueva

York, MacMillan and Free Press, 1968.


LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA 39
Amarillo se movieron lentamente hacia el nordeste y el sur absor-
biendo algunas tribus no chinas previamente establecidas. En su re-
corrido en esa dirección, forzaron a las tribus Tai a migrar hacia los
valles del Menam y Mecong.
Dos corrientes migratorias parecen haber llegado a Japón: una con
un considerable elemento europeo, por el camino de Corea, desde
el oeste, y una segunda de pueblos aliados a los malayos y polinesios
desde el sur de las costas de China, por el estrecho de Formosa, las
Filipinas y las cadenas adyacentes.
Estas corrientes migratorias fueron de gran importancia. La más
recientemente descubierta fue la que, viniendo del este, desde Indo-
china, a fines del periodo glacial, se internó en Indonesia mientras
sus islas todavía formaban parte del continente asiático. Estos pueblos
fueron seguidos por otros de tipo australoides que migraron hacia
Nueva Guinea ocupando finalmente el continente australiano.
Una corriente de tribus negroides siguió posteriormente, dominó
Melanesia y llegó a extenderse un poco en Australia y otra conside-
rable migración de pueblos del tipo europeo nórdico, procedente de
Asia o rutas todavía desconocidas, se internó en Polinesia.
En África, una de las primeras migraciones fue la de los pueblos
hamíticos que, moviéndose de la región del Cuerno de África o qui-
zá de Arabia del sur, pasaron al valle del Nilo y de ahí hacia el Oeste
por el norte del Sahara. Durante las primeras centurias de la era
cristiana, en la época medieval, posteriores migrantes de este grupo
siguieron su ruta por el Oeste hacia el Sudán y Nigeria, afectando
profundamente a los pueblos negros que existían allí. Algunas tribus
de África del Sur parecen haberse movido en esa dirección desde la
región de los lagos del norte hasta el Zambezi.2

la antigüedad y la edad media3

El escenario principal de las migraciones, durante la Antigüedad y


la Edad Media, fue Asia Central, Mongolia, Turkestán y territorios
vecinos, extendiéndose hacia las estepas rusas. Estos inestables pue-

2 Ibidem.
3 Los datos sobre este periodo han sido resumidos de los siguientes textos: Louis
40 LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA

blos nómadas se convirtieron en fieros agresores de los grupos se-


dentarios vecinos.
Sus actividades de pillaje y los consecuentes desplazamientos en
masa que realizaban, seguían un desarrollo cíclico en busca de pas-
tizales y arrasando comunidades a su paso, de victoria en victoria. Los
grupos y sus audacias iban en incremento en la medida en que sus
vecinos sedentarios perdían control sobre las estepas adyacentes a sus
débiles fronteras. Sin embargo, la abundancia conquistada los iba
convirtiendo a su vez en sedentarios y las hordas nómadas que que-
daban en pie de guerra se debilitaban con el crecimiento de los co-
lonizadores, disminuyendo la distancia de sus excursiones.
Los pueblos sedentarios del viejo mundo se concentraron en las
costas de los mares del Norte, Báltico y Mediterráneo y los océanos
Pacífico, Índico y Atlántico.
Esto dejó sin tocar una inmensa área que cubría la parte continental
de Europa y Asia, formando una larga franja de tierra que facilitó las
migraciones desde las fronteras de China hacia el Danubio y el Rin.
La esclavitud fue indispensable en la mayoría del mundo de la An-
tigüedad.4 En tiempo de Pericles, Atenas tuvo entre 75 000 y 150 000
esclavos que representaban entre el 25 y el 35% de su población. En
esta última ciudad se asentaron un buen número de migrantes libres,
en su mayoría griegos procedentes de las zonas rurales, atraídos por
la importancia económica y la prosperidad de la ciudad. Contándolos
a ellos, junto con los esclavos, al menos la mitad de la población de
Atenas en tiempos de Pericles consistía en inmigrantes.
En Roma, donde una sola campaña militar podía traer 50 000
prisioneros, la migración libre quedaba excedida completamente por
la de los cautivos. La mayor población que tuvo Roma, quizá un mi-
llón en su apogeo, fue generada exclusivamente por migraciones
forzadas, la mayor parte en calidad de esclavos.
Antes del año 750 a.C., los griegos fundaron asentamientos desde
España hasta la costa oriental del Mar Negro. Mientras los fenicios,
con excepción de Cartago, habían establecido meras estaciones de

Dollot, Las migraciones humanas, ¿Qué sé?, núm. 62, Barcelona, Oikus-Taus Edicio-
nes, 1968; Alfred Duggan, Los romanos, México, Joaquín Mortiz, 1976; Louis Hal-
phen, “Migrations, ancient and mediaeval”, Encyclopaedia of the Social Sciences, op. cit.,
pp. 429-235; William Petersen, Population, Nueva York, MacMillan, 1975.
4 Para la historia de este periodo véase Perry Anderson, Transiciones de la antigüe-

dad al feudalismo, México, Siglo XXI Editores, 1985.


LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA 41
comercio, los griegos instalaron centros residenciales que sirvieron
como bases para extender su poderío comercial. Con la escuadra ate-
niense como puente, estos pequeños pueblos permanecieron atados a
Grecia y fueron colonias en sentido estricto, desde y hacia donde se
estableció una corriente migratoria de no pocas dimensiones.
Durante la primera centuria a.C., numerosas tribus nómadas
germánicas procedentes del sur de Escandinavia y de las costas
meridionales del Báltico, gradualmente alcanzaron las cercanías del
Rin y el Danubio. Y mientras esta progresiva migración de tribus
germánicas tenía lugar, los hunos en el lejano Oriente comenzaron
a sentir la presión de los mongoles, principalmente de las hordas
sien-pi y los tungus, que los empujaban hacia el sur, por lo que
comenzaron a desplazarse buscando las zonas montañosas. En el
siglo iii a.C., lo que hoy es China ya había sido invadida por los
Hunos. Sin embargo, en la segunda mitad del mismo siglo los asen-
tamientos de estos últimos, en Mongolia, no pudieron resistir la
presión de los huan-huan y consecuentemente muchos migraron
hacia el Lejano Oriente, para después surgir nuevamente y despla-
zarse hacia el Volga.
Las continuas migraciones de los hunos buscando refugio y ubi-
cación territorial tuvieron importantes repercusiones en Europa.
En primer lugar los ostrogodos y los visigodos fueron forzados a
moverse hacia el suroeste de Rusia muy cerca de las regiones del
imperio romano. Por otro lado, los últimos vestigios del pueblo
sarmaciano fueron guiados hacia el valle de Tisza y de ahí hacia
Germania donde desplazaron muchos de los nómadas germánicos
que habían llegado ahí con anterioridad, especialmente los vánda-
los y los suevos.
El imperio romano de occidente caería finalmente bajo el empu-
je de dos conjuntos de invasores nómadas; los del este de Europa y
Asia central (godos, vándalos, alaníes, francos y borgoñeses) y los
procedentes de la Península Arábiga. Es de tomarse en cuenta, sin
embargo, el importante papel que jugó en la caída del imperio ro-
mano de occidente, la gran migración de pueblos provocada por los
hunos, que como antes decíamos, llegaron en su ruta hacia el Oeste
hasta las orillas del Mar Negro, sometiendo en su camino a la fede-
ración tribal de los ostrogodos (godos orientales) quienes a su vez
venían presionando a los visigodos (godos occidentales) para que se
movieran en la misma dirección.
42 LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA

Para salvarse de los hunos, los jefes de las tribus visigodas pidie-
ron al emperador Valente que les permitieran cruzar el Danubio y
asentarse en territorio romano, autorización que les fue otorgada
con la condición de que protegieran las fronteras del imperio. Pero
la violencia y el tratamiento inhumano de que fueron víctimas
determinaron su sublevación y la guerra que, finalmente, después
de la muerte de Teodosio, precipitó el fin del imperio romano
occidental.
Después de haber cruzado el Rin, el grupo compuesto por alaníes
y germánicos continuaron sus migraciones a través de la Galia y se
extendieron a España. Los visigodos, que habían avanzado a través
del norte de Italia hasta tan lejos como la Galia del Norte, se encon-
traron con los vándalos, al sur de los Pirineos y finalmente muchos
de ellos se dirigieron desde la península Ibérica hacia el norte de
África, donde se movieron hacia Túnez.
Mientras tanto, los ostrogodos que venían siguiendo a los visigo-
dos, se establecieron en Italia y otras tribus germánicas, tales como
los francos, los borgoñeses y los alemanes, se establecieron en la
Galia y sus vecindades. Los hunos, que habían perseguido a los
germánicos por el Danubio, finalmente llegaron a las extensas lla-
nuras del país que sería conocido con el nombre de Hungría desde
donde trataron infructuosamente de llevar su migración más lejos.
Atila, su gran jefe, muere en 453 y con él terminan las migraciones
de este pueblo.
Los mayores movimientos de colonización iniciados por migracio-
nes a través del mar, en este periodo, fueron las de las tribus germá-
nicas y la de los escandinavos. Procedentes del noroeste de Germania,
los anglos y los sajones intentaron conquistar el suelo de Gran Bre-
taña hacia los siglos v y vi.
A su vez, la decadencia de los imperios pérsico y bizantino propi-
ció que los nómadas de origen semítico, procedentes de Arabia,
iniciaran una gran migración. Unidos por Mahoma, los árabes, en el
siglo vii y a mediados del viii, avanzan en oleadas sobre Siria, Persia,
Egipto, Asia Menor y Armenia, todo el norte de África y España,
penetrando también en Galia e invadiendo Afganistán y otras regio-
nes hasta las cercanías del Turquestán Chino, para adentrarse en la
India y finalmente conquistar Sicilia.
Hacia el siglo xiii las tribus mongólicas bajo Genghis Khan, con-
quistan China septentrional, Turkestán Oriental, Afganistán, Persia,
LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA 43
Rusia, gran parte de Europa Oriental, Asia Menor, Mesopotamia,
Siria y por último China meridional.
En el siglo xvi y como resultado de esta formidable movilización
de masas, los turcos otomanos son empujados hasta Asia Menor y
seguidamente a los Balcanes, culminando su emigración en 1453 con
la toma de Constantinopla y la consiguiente caída del imperio bizan-
tino, que marca el fin de la Edad Media.
Como en la Antigüedad, durante la Edad Media, las migraciones
estuvieron presentes como parte inseparable del cambio social. Las
corrientes migratorias promovidas por la necesidad de subsistir, de-
jaron su paso a la organización de nuevas perspectivas de superviven-
cia en la vida sedentaria. Los núcleos de poblaciones establecidos
encontraron diversas formas de superar los inconvenientes del retra-
so tecnológico y pugnan por imponer nuevas relaciones sociales de
producción. La fusión de las instituciones que florecieron en la An-
tigüedad, principalmente el esclavismo, con las asociaciones gentili-
cias y las comunidades rurales, van perfilando el feudalismo. 5 La
tierra se distribuye como premio de la conquista y ya no se arrasan
o se atacan las poblaciones, sino que se les deja cumplir la función
de producir la riqueza derivada de la agricultura y la ganadería.
Con el nuevo modo de producción surge una amplia gama de
recursos y novedosas formas de organización del trabajo que estimu-
la migración hacia las nacientes ciudades. Los artesanos se organizan
en gremios, las incipientes manufacturas se concentran y la organi-
zación de la administración política y militar de los emergentes Esta-
dos, requieren de la mano de obra disponible que se torna escasa
sobre todo después del flagelo de la peste negra procedente de Asia,
así como del creciente poder disolvente en el medio rural ejercido
por la ciudades.
El feudalismo tendrá en las migraciones un colosal vaso comuni-
cante. La humanidad ha crecido y la cultura, cuyo único difusor serán
los migrantes, se habrá de enriquecer con las aportaciones de un
milenio de grandes transformaciones.

5 Véase P. Anderson, Transiciones de la antigüedad al feudalismo, op. cit.


44 LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA

los tiempos modernos6

El desarrollo creciente de las fuerzas productivas, principalmente en


Europa, promovió el advenimiento de un avance tecnológico sin pre-
cedente, que únicamente dejaba de fluir con toda su fuerza debido a
las trabas que le imponían las relaciones feudales de producción. Entre
esas innovaciones, la brújula permitiría dar un gran salto adelante en
la historia de la navegación al propiciar las exploraciones marítimas,
que finalmente condujeron a la audaz empresa del descubrimiento de
América y al proceso de colonización de vastos territorios inaccesibles
hasta entonces. El auge de la navegación, el comercio y la explotación
de los nuevos territorios de ultramar permitirían promover, en torno
a los incipientes centros manufactureros, un mercado de consumo y
de trabajo más dinámico.
Cada día los mercados demandan más productos y la destreza de
la mano de obra humana resulta insuficiente. Aparece la máquina
y la producción se reorganiza. La especialización y la división del
trabajo se establecen ahora con base en la mecanización. La manu-
factura y el artesanado medieval han dejado paso libre a la moderna
fábrica y con ella la industria se coloca a la cabeza del avance tecno-

6 Las fuentes tomadas para integrar los datos de este periodo, son las siguientes:

G. Beijer, “Modern patterns of international migratory movements”, Migration; So-


ciological Studies, núm. 2, Londres, The Cambridge University Press, 1974; Stephen
Castles y Mark J. Miller, The age of migration, Nueva York, The Guilford Press, 1993.
Zafen Ecevit y K. C. Zacharian, “Migración de mano de obra internacional”, Finan-
zas y desarrollo, México, diciembre de 1978; Imre Ferenczi, “Migrations, modern”,
Encyclopaedia of the Social Sciences, op. cit., pp. 429-435. Hoffman-Nowotny, Hans-
Joachim, “European migration after world war ii”, Human migration, Bloomington
y Londres, Indiana University Press, 1978. Dudley Kirk, “Major migrations since
world war ii”, Population geography: a reader, Nueva York, McGraw Hill, 1970; Naciones
Unidas, Factores determinantes y consecuencias de las tendencias demográficas, resumen de
estudios sobre la relación entre los movimientos demográficos y las condiciones sociales, Nueva
York, 1953. Gerald M. Rosberg, “Legal regulation of the migration process: the
crisis of ilegal inmigration”, Human migratjon, Bloomington y Londres, Indiana
University Press, 1978; Paul Singer, “Migraciones internacionales y desarrollo”, Co-
mercio Exterior, México, julio de 1974; Carl Solberg, “Mass migration in Argentina,
1870-1970”, Human migration, Bloomington y Londres, Indiana University Press,
1978; Charles Tilly, “Migration in modern european history”, Human migration,
Bloomington y Londres, Indiana University Press, 1978; Aristide R. Zolberg, “Inter-
national migration policies in a changing world”, Human migration, Bloomington y
Londres, Indiana University Press, 1978.
LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA 45
lógico. Las consecuencias históricas de este cambio en las relaciones
sociales de producción se materializan en la gran Revolución indus-
trial que tuvo lugar en Inglaterra en el siglo xviii.
De pequeño país que en el siglo xv tenía tres millones y medio
de habitantes y que ocupaba, aunque no íntegramente, dos islas
(Gran Bretaña e Irlanda), Inglaterra se convirtió en una gran poten-
cia, que además de su territorio insular, incluía inmensas extensiones
en ultramar. Todo esto sentaba las bases para una expansión indus-
trial, de gigantescas proporciones y de repercusión mundial en lo
que a composición, tipo y volumen de migraciones daría origen.
En 1807 la nave de vapor inventada por el ingeniero estaduniden-
se Robert Fulton realiza su primer viaje por el río Hudson. Años más
tarde, el primer buque de vapor surca el océano Atlántico, revolucio-
na el sistema de transportación y propicia las migraciones masivas
desde Europa.
La Revolución Industrial había dado comienzo a múltiples cambios
políticos, económicos, sociales y demográficos. Entre ellos una nueva
división internacional del trabajo que se prolongaría hasta nuestros
días y en la que, en un polo, quedarían los países industrializados y en
el otro las colonias productoras de materias primas.
A partir de ese momento el desarrollo de grandes movimientos
internos de trabajadores, principalmente de las áreas rurales a los
centros urbanos, se convierte en una tendencia creciente. Este fenó-
meno será un factor importante a la hora de distinguir las migracio-
nes modernas de los periodos anteriores. Asimismo, el carácter y
volumen de las migraciones continentales procedentes de los países
europeos sería determinado principalmente por las condiciones en
que se explotarían las colonias.
De aquí que la colonización sea un punto importante de estudio
en el proceso seguido por las grandes corrientes migratorias inter-
nacionales, principalmente aquellas que se dirigieron hacia el nue-
vo mundo. Cada grupo colonizador buscaba trasplantar sus rasgos
culturales propios a los asentamientos instalados en las colonias.
Esta política tuvo éxito en aquellos territorios poco poblados o
donde la población nativa se asentaba en un nivel bajo de civiliza-
ción, como en América del Norte, o donde iba desapareciendo,
como en Australia y Nueva Zelandia. Pero fue considerablemente
menos exitosa en lugares como en Centro y Sudamérica en donde
el núcleo poblacional originario era más denso y ya se había alcan-
46 LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA

zado la civilización agrícola, se poseía una sociedad organizada


políticamente y existían centros de vida urbanos. En las colonias
asiáticas orientales, en donde la población oriunda había adquirido
un alto grado de cultura, los conquistadores tuvieron que confinar
sus actividades a la supervisión de las clases dominantes sin interfe-
rir con las condiciones económicas y culturales prevalecientes.
Consecuentemente no pudo haber migraciones masivas a estos lu-
gares desde las metrópolis.
En el Mar Caribe en donde la población indígena era escasa, el
requerimiento de mano de obra barata fue llenado con esclavos
procedentes de África Occidental. Los “arribos vivos” crecieron de
un estimado de 1 800 al año en el periodo 1451-1600, a 13 400 para
1601-1700 y 55 000 para 1701-1810. Fue en las colonias francesas
(Haití, Martinica, etc.) y en las inglesas (Jamaica, Virginia, Carolina,
Georgia y en general en el sur de las trece colonias inglesas de Nor-
teamérica) en donde el empleo de esclavos alcanzó su mayor auge.
Hacia la primera mitad del siglo xix casi la mitad de la población de
Brasil, que se componía de 4 000 000 de habitantes, y más de la mi-
tad de los 9 000 000 cubanos eran esclavos. Los franceses tampoco
faltaron a la cita de la esclavitud llevando muchos cautivos a Haití.
Un siglo después, casi la totalidad de los 3 500 000 habitantes de la
isla eran descendientes de esclavos. De igual manera más de 2 000 000
fueron transportados a Jamaica y a otros lugares de las Indias Occi-
dentales Británicas. En total 7.7 millones de esclavos africanos fueron
traídos a América en dos siglos.
Por largo tiempo los inmigrantes europeos llegaron por breves
estancias a las colonias americanas. Sin embargo, posteriores políticas
determinaron que los inmigrantes no pudieran regresar al país de
origen con facilidad y ello restringió el flujo. Los no españoles, par-
ticularmente los no católicos, pudieron entrar en las colonias sólo
bajo permiso especial y estuvieron constantemente sujetos a intolera-
bles restricciones de trabajo y de movimiento.
Los mayores obstáculos que se presentaron en el camino de una
extensiva colonización por los europeos se debieron a las condiciones
demográficas y económicas de las metrópolis. En España, hacia 1694
la población era menos de seis millones, y su disminución fue debida
en parte a la expulsión de los judíos y los moros, y aunque las cortes
se quejaban de la excesiva emigración a las colonias, ésta realmente
era insignificante. En los archivos de Sevilla, que era el único puerto
LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA 47
autorizado de embarque en aquel tiempo, el número registrado de
emigrantes a las colonias entre 1509 y 1790 era de 150 000 personas.
Se ha estimado que el número anual durante el siglo xvi fue de
alrededor de 15 000 pero esta cifra parece excesiva antes del descu-
brimiento del Perú. Los datos disponibles demuestran que entre 1492
y 1542 la conquista de América se realizó con no más de 80 000 hom-
bres bajo la dirección de 2 000 jefes.
Un informe estadístico del Consejo de Indias que data de 1570
estimaba que en la América española había 32 000 hogares españoles
y 4 000 grandes latifundios. Además de los terratenientes, el 10% de
los inmigrantes eran sacerdotes y el resto colonos rurales, artesanos,
mineros, soldados y un pequeño número de artistas, médicos y abo-
gados. Había también muchos desclasados y desertores militares que
tuvieron el privilegio de escoger entre ir a prisión o a las colonias, o
que simplemente fueron sentenciados a ser deportados
Como hemos dicho, las migraciones masivas modernas comenza-
ron con la Revolución industrial en la segunda mitad del siglo xviii.
Este movimiento migratorio seguiría sin interrupción hasta la prime-
ra guerra mundial.
Durante todo ese siglo las migraciones ayudaron a solventar pro-
blemas de desempleo y sobrepoblación, al tiempo que funcionaron
como una válvula de escape en el orden político.
En la primera parte del siglo xix las condiciones para la emigra-
ción tanto como para la inmigración fueron favorables, debido a la
crisis de los países donantes y las necesidades de mano de obra de
los países receptores. A esto ayudó el abaratamiento de los pasajes
debido al incremento y al mejoramiento de la transportación intero-
ceánica y en forma semejante las regulaciones gubernamentales so-
bre las migraciones acabaron abandonando todo tipo de restriccio-
nes, lo que favoreció la migración de un fuerte número de personas
no muy deseables, procedentes de las metrópolis.
La emigración europea en general siguió el ritmo cíclico de las
crisis económicas. En 1832 las Islas Británicas llegaron a reportar, por
primera vez, una emigración masiva de más de 100 000 personas,
siendo los países receptores principalmente Estados Unidos, Canadá,
Australia y África del Sur.
El periodo comprendido entre 1830 y 1850 se caracterizó por una
de las mayores migraciones masivas. En Gran Bretaña las causas se
asociaron a la extrema pobreza de los agricultores y a la mecanización
48 LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA

de la industria textil: igualmente sucedió en Alemania, país que en


1854 registró una emigración de 240 000 habitantes de los cuales
215 000 fueron a los Estados Unidos.
Estos hechos tuvieron su más dramático impacto demográfico
durante la ya famosa hambruna de la papa ocurrida en 1846 en Ir-
landa del Norte. Se calcula que en los ocho años subsiguientes a este
desastre agrícola, emigraron a Inglaterra un promedio de 200 000
irlandeses por año.
Entre 1776 y 1840 aproximadamente un millón de inmigrantes
arribaron a los Estados Unidos y casi diez, entre 1840 y 1880, de los
cuales 90% llegó de Europa. Entre 1866 y 1870 el promedio anual
de la emigración de Europa fue de 346 000 habitantes; entre 1871 y
1875, de 372 000, y entre 1876-1880, de 283 000. Durante los tres
quinquenios posteriores llegaron a casi 800 000 por cada periodo.
Entre 1896 y 1899 Italia encabezó a los países emigrantes. Entre 1900
y 1910 los Estados Unidos recibieron aproximadamente dos millones
de italianos y en el periodo de 1911 a 1924, se admitieron aproxima-
damente 1 200 000.
Contrario a lo que pudiera pensarse, sin embargo, la mayoría de
la emigración China, que en 1922 totalizaba aproximadamente diez
millones, quedó dentro de los límites de Asia. En resumen, las mi-
graciones intercontinentales en todo el mundo, entre 1800 y 1924,
totalizaron aproximadamente sesenta millones, de los cuales más de
la mitad fueron a los Estados Unidos. Otros países receptores de
América, aunque en mucha menor cantidad, lo fueron Argentina,
Brasil, Uruguay y Chile.
De acuerdo con las estadísticas oficiales, los países que en el pe-
riodo comprendido entre 1846 y 1924 enviaron hacia territorios
fuera del continente europeo más de un millón de emigrantes, se
encuentran los siguientes:

PAÍS EMIGRACIÓN (MILES)


Gran Bretaña 16 974
Italia 9 474
Austria / Hungría 4 878
Alemania 4 539
España 4 314
Rusia 2 253
Portugal 1 633
Suecia 1 145
LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA 49
Se calcula que hacia 1930 el número de europeos residentes fuera
de sus países alcanzó la cifra de 160 millones.
La industrialización de la economía agrícola de Alemania fue un
factor muy importante, ya que comenzó a requerir trabajadores tem-
porales que fueron suministrados básicamente por Rusia y Galicia al
extremo de que el primero de estos países llegó a totalizar anualmen-
te entre 600 000 y 800 000 emigrantes. El proceso de industrialización
y el aumento de la productividad de los métodos de cultivo, parejo
a las reformas políticas, provocó también que Francia comenzara a
reclutar trabajadores agrícolas en gran escala, hasta llegar a un nivel
de 100 000 anuales independientemente de los 30 000 trabajadores
agrícolas belgas que diariamente atravesaban su frontera para traba-
jar en los campos franceses.
En los tres últimos decenios del siglo xix, principalmente, Italia
suministraba gran parte de las necesidades de obreros agrícolas y no
especializados solicitados por Francia y Alemania.
La inmigración judía en Palestina empezó, muy modestamente,
después de 1870, procedente de Europa oriental, apoyadas por ricos
correligionarios y los movimientos sionistas. Pero el verdadero impul-
so fue dado en 1917 con la “Declaración Balfour”, por medio de la
cual el gobierno británico se comprometía, una vez terminadas las
hostilidades y desmembrado el imperio otomano, a crear en Palesti-
na un hogar nacional judío destinado a ser puesto bajo la tutela
británica. En 1918, Palestina, bajo mandato británico, sólo contaba
con 100 000 judíos, o sea, 12.5% de la población.
Las corrientes migratorias de mayor importancia dentro de un
mismo país, se registraron en los Estados Unidos de América duran-
te el siglo xix cuando la migración se dirigió de Este a Oeste. Fue la
era de la colonización de los vastos territorios vírgenes situados más
allá del Río Missisipi. La industrialización del norte de ese país vino
también a dar un nuevo giro al panorama de la distribución pobla-
cional en los Estados Unidos ya que produjo una circulación notable
desde los Estados del sur.
A fines del siglo xix la colonización agrícola de la Rusia Asiática
adquirió proporciones sin precedentes debido sobre todo a la cons-
trucción del ferrocarril transiberiano. Se calcula que migraron a Sibe-
ria más de cinco millones de campesinos rusos en los treinta años que
precedieron a la primera guerra mundial. Con el advenimiento de la
Revolución de octubre y la planificación de la economía soviética, más
50 LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA

de tres millones de personas que habitaban las zonas más densamente


pobladas del centro de la parte europea de la URSS se trasladaron a
la región de los Urales, Siberia y los distritos del lejano Oriente.
La primera guerra mundial dio un vuelco a las migraciones en
el continente Europeo. La repatriación de 9 500 000 refugiados creó
un conflicto de enormes proporciones. Como resultado de los trata-
dos de paz, catorce nuevos Estados fueron creados y las fronteras se
multiplicaron. En consecuencia, las migraciones internas se convir-
tieron en muchos casos en migraciones internacionales y viceversa.
Los más importantes países europeos de inmigración en el perio-
do de posguerra fueron Francia y Alemania. El primero experimen-
tó un rápido crecimiento económico mientras que su población ac-
tiva había sido reducida por la muerte de 1 363 000 soldados en la
guerra, así como por el número tan grande de inhabilitados y por
una baja tasa de natalidad. Esto promovió la inmigración de trabaja-
dores extranjeros en grandes cantidades de los países vecinos.
Entre 1920 y 1930 Francia recibió aproximadamente 1 147 000
obreros industriales foráneos y 760 000 trabajadores agrícolas de los
cuales aproximadamente una tercera parte eran trabajadores estacio-
nales. El número de extranjeros en Francia subió de 1 133 000 en
1911 a 3 300 000 en 1931. En 1927 casi una tercera parte de los ex-
tranjeros trabajando en Francia procedían de Italia, encontrándose
también un número muy alto de polacos, españoles y belgas.
Después de la primera guerra mundial los movimientos continen-
tales de población en América, Asia y África devinieron muy activamen-
te, de manera principal hacia los Estados Unidos procedentes de Ca-
nadá, México, Puerto Rico y las Islas Filipinas. Sin embargo, en
comparación con el decenio comprendido entre los años 1901-1910,
la inmigración total a los Estados Unidos habría descendido en más
de 50% entre 1921 y 1930. En el periodo subsiguiente, es decir, de
1931 a 1940 volvió a bajar hasta apenas 13% del volumen inmediato
anterior. Esto puso en evidencia que la gran depresión de los años 30
infligió un duro golpe al movimiento migratorio internacional, pero
el surgimiento del fascismo y del nazismo forzó a 200 000 personas a
dejar Italia y cerca de 450 000 procedentes de Alemania emigraron a
Europa, América del Norte y Palestina. El movimiento poblacional
en Europa occidental volvía a tomar un vigor inusitado.
La guerra civil de España terminada en 1939, cuando justamente
se iniciaba el avance de Hitler hacia el este de Europa, produjo una
LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA 51
emigración de 300 000 españoles, siendo México país receptor de
varios miles. Después de terminada la segunda guerra mundial, el
flujo migratorio de refugiados y personas desplazadas de su lugar de
origen fue tal, que se calcula que en el decenio posterior al armisticio,
el movimiento de población de un país a otro, en su conjunto, abar-
có un volumen igual a toda la emigración europea del siglo xix y
primer decenio del pasado.
En 1947, la partición de la India Británica en dos Estados: India y
Pakistán fue acompañada por la que ha sido quizá la mayor de todas
las migraciones que han ocurrido en la historia. Los estudiosos de
este episodio han calculado que entre 8 y 9 millones de hindúes
fueron expulsados de Pakistán a la India y 6 o 7 millones de musul-
manes de la India a Pakistán.
Por otra parte, como consecuencia de la derrota de los ejércitos
nacionalistas y de la fundación de China Popular, grandes masas de
refugiados afluyeron a Formosa, donde, en 1968, se habían instalado
9 millones. La población de Hong Kong, aumentó por este mismo
motivo, pasando de 600 000 habitantes en 1948, a 3 800 000 en 1968.
El establecimiento del Estado de Israel en 1948 y la guerra con
los árabes habría de producir 950 000 refugiados procedentes de
Palestina. Asimismo, la liberación de Argelia llevaría de regreso a
sus hogares a 300 000 repatriados nativos, al tiempo que 600 000
franceses, muchos de los cuales habían nacido en la antigua colonia,
volverían a Francia. El nacimiento de nuevas naciones en África
fomentó una gran corriente de refugiados. En 1968 se estimaba su
número en 859 000.
Después de 1955, cuando los países de Europa comenzaron a
mostrar signos de recuperación económica, la emigración de traba-
jadores inició un franco periodo de declinación. España, después de
la muerte de Francisco Franco y consolidada la democracia, comien-
za a convertirse en receptora de emigrantes procedentes de África
del norte y de América Latina.
Los años posteriores a la segunda guerra mundial presenciaron
un cambio radical en la política migratoria de la mayoría de los paí-
ses receptores, principalmente en los Estados Unidos, en donde se
establecieron cuotas y medidas restrictivas dirigidas a hacer selectiva
la inmigración.
De todas formas el Intergovernmental Commitee for European
Migration reportó que entre 1952 y 1968, hubo un desplazamiento
52 LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA

desplazamiento de 1.56 millones de migrantes, de los cuales 835 000


se dirigieron principalmente a Argentina, Australia, Brasil, Canadá,
Chile, Colombia, Israel, Venezuela y otros países.
El signo distintivo de las migraciones desde la segunda guerra
mundial hasta nuestros días ha sido, en el ámbito internacional, su
carácter selectivo, debido a los requisitos impuestos por los países
receptores. Una de las consecuencias de esta política ha conducido
a lo que se ha llamado brain drain o fuga de talento, que ha llevado
a los países industriales a miles de intelectuales y trabajadores califi-
cados, procedentes principalmente de los países del tercer mundo,
aunque este fenómeno no es exclusivo de estos últimos.
En 1966, los Estados Unidos recibieron 5 000 ingenieros y 2 551
médicos, de los cuales 47% correspondió a los países subdesarrolla-
dos y 34% a Europa, que ha sido donante tradicional de mano de
obra calificada, técnicos e intelectuales hacia ese país. Poco antes
de comenzar la segunda guerra mundial e incluso después de haber
estallado el conflicto, un número muy significativo de científicos
alemanes de origen judío emigraron a Suiza, Francia e Inglaterra,
en su mayoría con destino final a las universidades norteamericanas en
donde se establecieron y permanecieron sin retornar a sus lugares
de origen.
En México, la nota dominante en las migraciones se inscribe en
el marco internacional; aunque sus movimientos migratorios internos
han sido cuantiosos especialmente hacia el Distrito Federal desde la
periferia de la gran ciudad y de otros Estados del sureste de la Repú-
blica. Las migraciones de mexicanos a Estados Unidos, han pasado
por varias etapas. Desde una libertad total hasta una restricción ab-
soluta, pasando por épocas en las que ambos países han firmado
acuerdos permitiendo de manera temporal la importación de mano
de obra en los Estados Unidos.
En agosto de 1942, los gobiernos de Franklin Roosevelt, de los
Estados Unidos, y Manuel Avila Camacho, de México, instituyeron
el Programa Bracero que permanecería oficialmente vigente hasta
1946, pero posteriormente se suscribieron acuerdos similares que
duraron 22 años aunque los braceros trabajaron como tales hasta
1966. Este programa, desde luego, nunca impidió los cruces ilega-
les de la frontera realizados por los llamados wet backs (espaldas
mojadas) que eran trabajadores y jornaleros agrícolas y subocupa-
dos de pueblos y ciudades de menor o ninguna experiencia en el
LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA 53
trabajo, que complementaron las necesidades de mano de obra
informal de servicios y otras actividades agrícolas a jornales y con-
diciones de trabajo deprimentes. Este tipo de migración es una
corriente de existencia muy bien conocida que nunca ha podido
ser controlada ni debidamente estimada en su número real. De
acuerdo con diversos reportes 7 los Estados Unidos contrató
4 646 199 trabajadores agrícolas mexicanos por el programa bra-
cero, pero esta cantidad se estima que fue rebasada por los indo-
cumentados. Entre 1960 y 1964 el promedio de captura reportado
por las autoridades estadunidenses había llegado a la cifra de
90 000 al año. En 1965 saltó a 110 371 para escalar a 138 520 en el
siguiente año y a 161 608 en 1967 con incrementos anuales que
promediaron más de 30%.
Las migraciones de México y Centroamérica hacia los Estados
Unidos no pueden ser referidas en toda su amplitud en estas breves
pinceladas destinadas a ubicar el fenómeno de los desplazamientos
demográficos en la historia de la humanidad y señalar su importancia
como marco de referencia para su estudio. Pero algunos datos actua-
les pueden dar una idea de la situación.
Hay que considerar que los Estados Unidos es un país donde
la inmigración ilegal constituye una cifra muy importante. Aunque
repetimos que las estadísticas están lejos de ser confiables, se es-
tima actualmente entre doce y catorce millones los inmigrantes
indocumentados de todas las nacionalidades. Para ser todavía más
precisos, el Current Population Survey, editado por el Departamen-
to del Trabajo (Department of Labor, Bureau of Labor Statistics)
de los Estados Unidos,8 hizo saber en marzo de 2005 que en el
año anterior a la encuesta, se encontraban residiendo en ese país
11.1 millones de migrantes no autorizados y que, tomando como
base el análisis de otras fuentes de datos, para marzo de 2006, la
cantidad antes citada habría crecido hasta llegar a una cifra de
entre 11.5 a 12 millones.
En su mayoría, los expertos están de acuerdo en que entre 60 y
70% de tales cifras proceden de México, lo que quiere decir que

7 Entre ellos, véase Kity Calavita, Inside the state. The Bracero Program, Londres,

isn, 1992.
8 Éste es el dato más reciente que existe y en cierto modo el de mayor confiabi-

lidad por ser una encuesta oficial del gobierno de los Estados Unidos.
54 LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA

tanto desde el punto de vista de su magnitud como de su proporción


respecto de la población económicamente activa, esta corriente mi-
gratoria es sustancialmente mayor que los flujos procedentes de la
mayoría de los países que exportan fuerza de trabajo.
La Associated Press recientemente dio a conocer un comunicado
de prensa del Pew Hispanic Center9 en el que afirma que entre 2000
y 2005, 4.4 millones de indocumentados arribaron a los Estados
Unidos, a un promedio de 850 mil al año, por arriba de las estima-
ciones oficiales que colocaban esta cifra en medio millón. Y agregó
que 56% de dichos inmigrantes ilegales provienen de México. El
número de trabajadores indocumentados de origen mexicano, se-
gún este reporte, pasó de 4.7 millones en 2000 a 6.2 millones en
marzo de 2005.
Lo anterior se inscribe, por supuesto, en un escenario de migra-
ciones más amplio que incluye los desplazamientos hacia las áreas de
mayor estabilidad y desarrollo económico en todo el planeta. A dife-
rencia de los migrantes “permanentes” por ejemplo, los que fueron
de Europa a Estados Unidos en el siglo xix, un aspecto notable de
los dos últimos decenios ha sido la transferencia sistemática de grandes
números de trabajadores en forma temporal, desde los países en
desarrollo a los avanzados industrialmente.
En las conclusiones del International Migration Report dado a cono-
cer por las Naciones Unidas en 2002, puede leerse lo siguiente:

Alrededor de 175 millones de personas residen actualmente en un país dis-


tinto del país en el que nacieron, lo que equivale al 3% aproximadamente
de la población mundial. El número de migrantes se ha incrementado en
más del doble desde 1970. El 60% de los migrantes mundiales reside actual-
mente en las regiones más desarrolladas y el 40% en las regiones menos
desarrolladas. La mayor parte de los migrantes del mundo viven en Europa
(56 millones), Asia (50 millones) y América del Norte (41 millones). Una de
cada 10 personas que viven en las regiones más desarrolladas es un migran-
te. En cambio, casi una de cada 70 personas que vive en los países en desa-
rrollo lo es también.
En los 10 años transcurridos desde 1990 a 2000, el número de migrantes
en el mundo aumentó en 21 millones de personas, lo que representa el 14%.

9 Véase el comunicado de esta institución, núm. 202-419-3606, de fecha 8 de

marzo, 2006.
LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA 55
En las regiones más desarrolladas se produjo un crecimiento neto total de
migrantes. Europa, América del Norte, Australia, Nueva Zelandia y el Japón
registraron en total un aumento de la población migrante de 23 millones de
personas, o sea el 28%. El número de migrantes en América del Norte se
incrementó en 13 millones (48%) en los últimos 10 años, mientras que la
población migrante de Europa aumentó en 8 millones, lo que representa el
16%. En cambio, la población migrante de las regiones menos desarrolladas
disminuyó en 2 millones durante el periodo comprendido entre 1990 y 2000.
El número de migrantes residentes en América Latina y el Caribe se redujo
en 1 millón, es decir, en 15%.

En el último cuarto del siglo pasado, acontecimientos asociados a


la expansión de las zonas de influencia de los Estados Unidos y sus
principales aliados en el Medio Oriente y la ocupación de Irak, esti-
mularon grandes movimientos poblacionales en esa zona. La diáspo-
ra hacia las fronteras de ese país sigue un curso impredecible.
Históricamente las migraciones jugaron una parte muy importan-
te en la transformación política de Europa Central y del Este. El
gobierno húngaro bajo la presión de una posible emigración masiva
hacia el oeste desmanteló las barreras fronterizas con Austria en 1989.
Esto destruyó un gran símbolo de la guerra fría y creó la primera
oportunidad para que los alemanes del este pudieran emigrar fuera
de sus fronteras desde la construcción del Muro de Berlín en 1961.
Decenas de miles, a partir de ese momento, dejaron sus hogares
creando la crisis política que finalmente hizo caer al gobierno de la
República Democrática Alemana. Los nuevos dirigentes decidieron
ceder a la presión popular y abrir el muro permitiendo a los residen-
tes de Berlín y de otras regiones de Alemania del este viajar libre-
mente hacia occidente. El régimen finalmente cayó y Alemania fue
reunificada en 1990. Una migración a larga escala continuó y por lo
menos un millón de alemanes del este invadieron en 1991 el territo-
rio vecino.
El colapso de Alemania Oriental tuvo un efecto dominó sobre los
otros regímenes socialistas. La transformación política de la región
dio por resultado que cientos de miles de personas decidieran dejar
sus países. Durante 1989 solamente 1 200 000 personas dejaron el área
del Pacto de Varsovia. Muchos eran minorías étnicas que fueron
bienvenidas como ciudadanos en la República Federal. Los judíos
automáticamente se volvieron ciudadanos de Israel y el arribo masivo
56 LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA

de los residentes en la Unión Soviética provocó un nuevo reajuste en


el área asignada a los palestinos.
Parte del aumento de la población mundial de migrantes interna-
cionales observado entre 1970 y 2000 se debe a la desintegración de
la antigua Unión Soviética en varios países independientes. En 1989
había 2.4 millones de personas en la URSS que habían nacido fuera
de ese país. En el año 2000 un total de 29.2 millones de personas
habían nacido fuera de su país, si consideramos que estos últimos ya
no pertenecían a la URSS. Esto demuestra cómo una mera decisión
política puede cambiar el estatus de una persona, de ciudadano a
extranjero.
El desmembramiento de la URSS ha motivado, por consiguiente,
un aumento de unos 27 millones de personas, en la cifra mundial
de migrantes internacionales, que repercuten erróneamente en el
cómputo estadístico, ya que se consideran migrantes, o desplazados
sin haber cambiado de residencia. Este tipo de registros de orden
burocrático siguen pesando mucho en las cifras oficiales de los
organismos internacionales, sin las correcciones necesarias por lo
que el estudioso de los movimientos poblacionales haría bien en
tomarlas en cuenta con el fin de depurar el concepto de migrante
que involucra un mero cambio de situación legal. Esto confirma la
tesis, realmente obvia, de que no puede haber migrantes sin migra-
ción y que esta no es posible sin que medie un movimiento espacial
físico del individuo.
Al principio de la crisis del Golfo Pérsico en 1990 había 1 100 000
extranjeros en Iraq, de los cuales, 900 000 eran egipcios y 100 000
procedentes de Sudan. Al mismo tiempo Kuwait llegó a tener un
millón y medio de extranjeros, es decir, dos terceras partes de su
población total, siendo los principales países de origen Jordania
500 000, Egipto 215 000, India 172 000, Sri Lanka 100 000, Pakistán
90 000 y Bangla Desh 75 000.
La ocupación de Kuwait por Iraq y la subsiguiente guerra condu-
jo a masivas deportaciones y despidos de trabajadores extranjeros. La
mayoría de los egipcios abandonaron Irak, cientos de miles de pales-
tinos y otros migrantes huyeron de Kuwait y quizá un millón de ye-
menitas fueron obligados a salir de Arabia Saudita cuando su gobier-
no se alineó con Irak. Un estimado de cinco millones de personas
fueron desplazadas resultando en enormes pérdidas en remesas e
ingresos para los países del norte de África y el sudeste de Asia.
LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA 57
Todo el análisis anterior nos sitúa en la colosal magnitud de los
datos históricos. La dimensión humana que les subyace deberá ser
recuperada por cada estudioso si desea elevar sus contenidos, de un
mero ejercicio estadístico, a un objeto de estudio de las ciencias del
hombre.10

10 Para ampliar el conocimiento del proceso histórico de las migraciones huma-

nas desde diferentes ángulos de su desarrollo cultural, económico y tecnológico, así


como la importancia de los medios de transporte en su expansión geografía, véase
a Patrick Manning, Migration in world history, Routledge, Nueva York, 2005.
3. DIVERSOS TIPOS DE MIGRACIONES

Uno de los campos de estudio de las migraciones que más interés ha


despertado entre los estudiosos de la materia, ha sido la construcción
de tipologías que permitan una clasificación de los migrantes para
efectos de observación y generalización teórica.
A lo largo de la bibliografía consultada se han ido manifestando
diversos criterios tipológicos que veremos de inmediato, pero pode-
mos anticipar que los factores de límites espaciales o geográficos y
los factores causales son los criterios de clasificación predominantes.
La línea general seguida por los investigadores se basa en estas dos
categorías, fundamentalmente.
En general, el análisis de la tipología se mueve en un terreno de
gran incertidumbre. El uso de los términos para clasificar los distintos
tipos de migraciones ha sido indiscriminado y arbitrario y ello puede
conducir a la comisión de errores conceptuales y simplificaciones que
disminuirían, en el mejor de los casos, la importancia de la temática
de los estudios, con graves riesgos desde el punto de vista teórico-
metodológico.
Pero de manera alguna puede inferirse de lo que antecede, que
el establecimiento de una tipología no tenga utilidad metodológica.
Por el contrario, suscribimos enteramente el pensamiento de Duver-
ger, cuando ha señalado que “la clasificación de los fenómenos cons-
tituye una fase fundamental en toda investigación científica” y que
“resulta imposible observar los hechos cuando éstos se presentan
como una masa amorfa y desordenada”. Pero al mismo tiempo sus-
tentamos con este autor, que “el problema fundamental de cualquier
tipología consiste en descubrir las distinciones naturales de los fenó-
menos, expresar la clasificación natural de los hechos y evitar su
disposición en categorías arbitrarias y artificiales”.1 Veamos si esto ha
sido posible.

1 Para una discusión sobre la definición y el concepto de tipología, véase Maurice

Duverger, Métodos de las ciencias sociales, Barcelona, Ariel, 1962, pp. 365 y ss.

[58]
DIVERSOS TIPOS DE MIGRACIONES 59
los criterios de clasificación

Siguiendo el criterio de que las características del movimiento migra-


torio deberían ser lo que determinara la tipología de las migraciones,
Petersen ha intentado uno de los más interesantes esfuerzos por
llegar a una clasificación útil sobre todo para el análisis sociológico,
no obstante la ingenuidad de algunos de los prototipos centrales de
su esquema. El criterio predominante en su enfoque establece la
existencia de una combinación de causas, funciones, efectos y carac-
terísticas que se atribuyen a los movimientos migratorios y por exten-
sión al propio migrante.2
De la clase correspondiente a los aspectos espaciales y a los límites
geográficos, dos tipos de movimientos se desprenden: las migraciones
internas y las internacionales. Pero en realidad no existen anteceden-
tes en la bibliografía que hagan pensar que los hallazgos teóricos
basados en esta clasificación, no sean de común aplicación para uno
y otro tipos de migraciones.
Como ha dicho Bogue, “por costumbre, el campo de estudios de
las migraciones se ha dividido en estas dos ramas y en realidad,
dicha división es puramente de conveniencia, para clasificar a los
migrantes, para especificar sus características culturales y para des-
cribir las condiciones legales y de otra índole bajo las cuales se
desplazan los migrantes. Ciertamente la migración interna y la inter-
nacional no son independientes una de la otra; tienen una influen-
cia recíproca muy fuerte”.3
Efectivamente, en el análisis de las motivaciones, los hallazgos
parecen poderse aplicar por igual tanto en el plano regional como
intrarregional, nacional o internacional. Las causas de las migraciones
que se originan en los países subdesarrollados del sur de Europa con
destino a los países industrializados del norte y oeste de ese conti-
nente, parecen tener muchos puntos comunes con los que se refieren
a las salidas de contingentes de migrantes de América Latina a los
Estados Unidos o de regiones agrarias atrasadas a zonas urbanas o
en proceso de desarrollo en cualquier parte del mundo.

2 W. Petersen, “The general determinants of migration”, Population, Nueva York,

MacMillan, 1971. En la misma obra aparece el desarrollo de las observaciones del


autor sobre esta cuestión. Véase pp. 317 y ss.
3 Para una discusión muy razonada sobre este punto tan discutible, véase D. J.

Bogue, “Migración interna”, El estudio de la población, pp. 672 y ss.


60 DIVERSOS TIPOS DE MIGRACIONES

La clasificación espacial de las migraciones ha sido, sin embargo,


de mayor utilidad en el estudio de sus consecuencias. Tanto las ca-
racterísticas culturales y políticas del área de origen como las del área
de destino, son elementos que han contribuido a esclarecer muchos
aspectos del comportamiento del migrante en las distintas fases del
proceso de inserción en el nuevo medio, sobre todo en lo que se
refiere a sus aspectos psicosociales y, asimismo, en relación con la
migración de retorno, entre otros efectos igualmente importantes.4
La tipología interna-externa “ha servido también, opina Margolis,
para localizar características específicas en el estudio de la selectivi-
dad y el análisis diferencial de los migrantes y la distancia, asimismo,
pudiera, aunque no siempre lo es, constituir un factor discriminato-
rio y decisivo en determinar quién migra y quién no, aunque por lo
general se le ha considerado como un factor limitante y a veces des-
concertante”.5
Suele estimarse, también que los riesgos de equivocarse y los obs-
táculos de orden legal, lingüísticos, climáticos, culturales, etc., por
mencionar algunos, así como los gastos y las dificultades de transpor-
tación, se facilitan más en las migraciones internas que cuando se
realizan internacionalmente. Ello, según las encuestas realizadas por
especialistas de la onu, puede influir notablemente en el aspecto
cuantitativo de las migraciones.6

4 Hay muchos trabajos escritos sobre estos temas o que hacen referencia a ellos.

Sin embargo, se reconoce en los medios especializados que probablemente no


existe una investigación más completa ni más lúcida que la realizada por W. I.
Thomas y Florian Znaniecki, publicada con el título de The polish peasant in Europe
and America, Dover, 1958.
5 Julio Margolis, “Internal migration: measurement and models” Internal migra-

tion a comparative perspective, A. Brown y E. Neuberger (eds.), Nueva York, Academic


Press, 1977, p. 140. Sin embargo, la generalidad de los autores que han fijado su
atención en este factor han manifestado que la migración es inversamente propor-
cional a la distancia. El primero en pronunciarse a favor de esta “ley” fue Ravenstein
en 1885. Véase E. G. Ravenstein, “The laws of migration”, Journal of the Royal Statis-
tical Society, xlviii, 2a. parte, junio de 1885. Cuatro años más tarde, en una segunda
conferencia, el propio autor habría de anunciar la confirmación de sus hallazgos.
Véase E. G. Ravenstein, “The laws of migration”, Second paper, Journal of the Royal
Statistical Society, vol. lii, junio de 1889, pp. 286-287. En el capítulo iv se ofrece una
más detallada discusión sobre el factor distancia en las migraciones.
6 Naciones Unidas, Factores determinantes y consecuencias de las tendencias demográfi-

cas. Resumen de estudios sobre las relaciones entre los movimientos demográficos y las condi-
ciones sociales, Nueva York, 1953, cap. vi, p. 112. En este trabajo se puede encontrar
una visión general sobre el estudio de las migraciones con una documentación
DIVERSOS TIPOS DE MIGRACIONES 61
Cuando los investigadores toman como punto de referencia el
estudio de las causas, sin embargo, la clasificación tipológica alcanza
una dicotomía muy clara: las migraciones se dividen en voluntarias y
forzadas. Pero esta clasificación tampoco es exhaustiva y se presta a
muchas interpretaciones. En primer término es difícil establecer el
marco conceptual para estas definiciones ya que resulta evidente que
las condiciones de fuerza mayor o de libre albedrío están sujetas a
diversos factores y niveles de análisis entre los que no se excluyen
elementos subjetivos. Lo que para una persona puede constituir una
razón forzosa para abandonar el lugar de origen y migrar, para otra
puede no serlo y permanecerá inmóvil indefinidamente o tomará la
decisión bajo presiones mayores.
No obstante, ambos términos son usados con tan reiterada frecuen-
cia por los investigadores, que debemos examinar nuestra objeción con
mayor detenimiento. Como punto de partida, los autores consultados
se refieren a las migraciones forzadas principalmente como aquellos
movimientos migratorios relacionados con factores expulsivos de ca-
rácter político, aunque también han recibido esta denominación los
desplazamientos masivos provocados por causas de tipo religioso, eco-
lógico, demográfico o económico.7
En todos estos casos la migración forzada ha sido el producto de
acontecimientos de una magnitud tal, que aparecen registrados his-
tóricamente como accidentes macrosociales. Siguiendo este criterio,
el movimiento poblacional, ya sea masivo o individual, quedaría in-
tegrado por migrantes que huyen del lugar de origen sin tener alter-
nativa, por lo que en el proceso de toma de decisión no existe mar-
gen para otras consideraciones como no sean las de salvaguardar sus
intereses más precarios y la vida misma en la mayoría de los casos.
Ésta es la premisa fundamental que está implícita en la consideración
de si una migración debe ser o no clasificada como forzada. Pero
habría que preguntarse qué ocurriría si manejamos desde otra pers-
pectiva el significado que se le ha venido dando a este último térmi-
no. Por ejemplo, ¿no es acaso el hambre, no la hambruna; la insalu-

bibliográfica muy amplia sobre el tema. Debe advertirse, sin embargo, el carácter
descriptivo del mismo.
7 Véanse Dudley Kirk, “Major migration since world war ii”, en Population

geography: a reader, Rose y Schnell Denko (eds.), Nueva York, McGraw Hill, 1970,
pp. 307 y ss.; W. Petersen, Population, Nueva York, McMillan Publishing, 1975,
pp. 304-314.
62 DIVERSOS TIPOS DE MIGRACIONES

bridad, no la devastación ecológica; la falta de trabajo y el subempleo,


no el paro, causas de fuerza mayor que motivan la migración tanto
de individuos aislados como de grandes corrientes humanas? Tome-
mos el caso de los indocumentados mexicanos o de la migración
rural-urbana en los países subdesarrollados. ¿No deben estos migran-
tes caer en la categoría de forzados? Todos ellos son las víctimas de
una catástrofe también, pero que no es ocasional o transitoria, sino
permanente.
Si todos los movimientos migratorios humanos han sido motivados
por la necesidad de satisfacer necesidades, podríamos concluir que
el grado de voluntariedad de las migraciones es muy discutible y muy
variable en la mayoría de los casos. Sesenta millones de europeos
cruzaron el Atlántico a fines del siglo xix y principios del pasado. En
tales circunstancias la decisión de migrar fue tomada por una cues-
tión de supervivencia, en la cual el grado de autonomía de la volun-
tad individual quedó reducida al mínimo. Bajo esta nueva visión del
problema, las migraciones “voluntarias” de tiempos “normales” como
las llama la onu,8 parecerían ser tan “forzadas” como las producidas
por una guerra. Esta discusión nos lleva a pensar que el uso de las
categorías para designar el carácter de las migraciones como “forza-
das” y “voluntarias”, es, desde el punto de vista de su contribución
teórica, en extremo insegura.
Igualmente sucede, aunque con mucho mayor grado de aporta-
ción analítica, con las migraciones clasificadas en función de los lí-
mites espaciales o geográficos, ya que por otra parte, los estudios que
se concentran en las particularidades, idiosincrasias y circunstancias
específicas de las migraciones, aunque son importantes, con frecuen-
cia hacen descender el nivel de generalización a elementos y hallaz-
gos de poca trascendencia, perdiéndose de vista otros aspectos rele-
vantes de mayor alcance y capacidad para establecer el marco
conceptual del problema.9

8 W. Petersen, “Migration: social aspects”, Encyclopaedia of the social sciences, vol.

10, E. Shils (ed.), Nueva York, MacMillan, 1968, p. 290. El autor señala que las
Naciones Unidas definen las migraciones internacionales como “las no coercitivas,
que constituyen la mayoría de todos los movimientos migratorios en tiempos nor-
males”. (El subrayado es nuestro.)
9 “Lo que es más, la migración interna es percibida como básicamente diferente

de la migración internacional, la migración intermetropolitana como diferente de


la rural-urbana, la migración asiática como diferente de la europea y así sucesiva-
DIVERSOS TIPOS DE MIGRACIONES 63
hacia una tipología general de las migraciones

Muñoz y de Oliveira, desarrollaron una clasificación para las migra-


ciones internas en América Latina, aunque con la observación de que
no contaron con datos suficientes para poder establecer los tipos
predominantes en el área.10 Según estos investigadores, formular una
tipología migratoria bien cimentada en la realidad es de crucial im-
portancia y debía ser objeto de mayores estudios, ya que la falta de
información sistemática al respecto ha llevado a generalizaciones que
no siempre cuentan con evidencias empíricas que las respalden. Es-
pecialmente –destacan– se ha hecho mucho hincapié en la migración
rural-urbana a pesar de que los hallazgos confirman que una parte
muy importante de la migración a los centros urbanos, desde áreas
rurales, se realiza por etapas, primeramente a un centro urbano pe-
queño y de ahí a la gran urbe, lo que otorga una importancia analíti-
ca muy significativa a la migración urbana-urbana que está involucrada
en el desplazamiento mayor que ocurre desde el medio rural hasta la
ciudad. Esos pasos intermedios tipifican el desplazamiento entre zonas
urbanas con todo lo que ello significa de ensayo y adaptación cultural
de los migrantes en su camino a la gran urbe. Desde luego, es necesa-
rio considerar estos tipos de migraciones a la luz de los elementos
estructurales en que se hallan insertos. La inexistencia de poblaciones
intermedias entre el punto de salida y el de arribo, por ejemplo, podría
justificar la ausencia de migraciones por etapas y con ella, un desajus-
te adaptativo mucho mayor del migrante al llegar a su destino. La
propuesta de estos autores contempla también las migraciones de re-
torno en etapas, aunque los hallazgos demuestran que el nivel en que
se presentan estos casos en América Latina no es muy considerable.11

mente. Que hay ciertas diferencias entre ellas no puede negarse. Tomar en cuenta
las características distintivas y circunstancias específicas de un caso en el proceso de
una investigación es un buen procedimiento científico. Pero enfatizar “superficia-
les”, diferencias a expensas de dejar de perseguir similaridades estructurales básicas,
en efecto tiende a soslayar una prioridad esencial en el desarrollo de una teoría
general de mayor utilidad.” J. J. Mangalam y H. K. Schwarzweller, “General theory
in the study of migration: current needs and difficulties”, International Migration
Review, op. cit., p. 14.
10 Humberto Muñoz y Orlandina de Oliveira, “Migraciones internas en América

Latina: exposición critica de algunos análisis”, Las migraciones internas en América


Latina, op. cit., pp. 26 y ss.
11 Ibidem, p. 28.
64 DIVERSOS TIPOS DE MIGRACIONES

En relación con el modelo de la migración por etapas antes plan-


teado, Pryor ha considerado que este tipo de movimientos pueden
dividirse para un mejor análisis, en simples y complejos, aludiendo
en el primer caso a cuando el migrante realiza su desplazamiento
rural-urbano directamente y en el segundo, cuando un migrante lo
hace desde la zona rural hacia un pequeño pueblo y más tarde desde
éste hacia la gran urbe.12
Con respecto a la escala en los puntos intermedios, sobre la que
tanto Muñoz y Oliveira como Pryor hacen referencia, Thompson
encontró en sus investigaciones, que la migración del campo a la
ciudad se hace a veces en etapas a través de las pequeñas comunida-
des, no por hacer un ensayo de adaptación antes de llegar a las
grandes aglomeraciones, sino debido a que las primeras atraen a
trabajadores estacionales de las zonas agrícolas circundantes y cuan-
do el trabajo termina, no les queda otra alternativa al migrante que
seguir su camino hasta el destino final, aunque ello le da también la
oportunidad de regresar al punto de origen si se arrepiente.13
Durante el siglo xix y los primeros dos o tres decenios del pasado,
hubo, por supuesto, gran número de tipos de corrientes migratorias
que merecen ser diferenciadas. De ellas, dos revistieron particular
importancia según Singer. La primera fue la que podría llamarse
migración “hacia la ciudad”, y la otra, “migración agrícola”. Ambas
marcan dos grandes momentos en la expansión del capitalismo y en
la formación de los países dependientes según este autor. La mayoría
de las migraciones “hacia la ciudad” fueron internas, y así fue cata-
logada en la tipología tradicional, pero en los países “vacíos”, como
Australia, Nueva Zelanda, Argentina, Canadá y los Estados Unidos en
los que no había población rural suficientemente numerosa que
pudiera movilizarse, la migración “hacia la ciudad” provino en su
mayor parte del exterior. Este movimiento, desde zonas agrícolas
empobrecidas o con altas tasas de desempleo hacia otras zonas igual-
mente agrícolas, pero con posibilidades económicas de absorción de
mano de obra, o con destino a los centros industrializados urbanos,
situadas fuera de las fronteras nacionales, tipifica la migración rural-
urbana y la migración rural-rural, pero en el ámbito de un desplaza-

12 R. F. Pryor, “Migration and the process of modernization”, People on the move,

Londres, Studies on internal migration, 1975, p. 32.


13 W. S. Thompson, “Population”, The American Journal of Sociology, vol. xxxiv,

núm. 6, mayo de 1942, p. 400.


DIVERSOS TIPOS DE MIGRACIONES 65
miento internacional. De manera que la tipología clásica antes citada
puede aplicarse no solamente al escenario de las migraciones inter-
nas, sino igualmente a las externas y, cuando esto ocurre, según
Singer, la migración es un indicador incuestionable del subdesarrollo
económico en el lugar de origen.14
Hope Eldrige distingue igualmente dos tipos de movimientos a los
que llama migraciones “primarias” y “secundarias”. Las primeras co-
rresponden a aquellos migrantes quienes en el momento del censo
contestaron que el lugar de origen inmediato anterior fue su estado
natal; mientras que las últimas se aplican a los migrantes cuyo lugar
de origen fue otro diferente. Es decir, que en el primer caso ha ocu-
rrido un solo movimiento migratorio y en el segundo más de uno.15
Los investigadores han tomado también los fines o metas perse-
guidos por los migrantes para establecer clasificaciones. Pero Folguer
ha destacado especialmente una “migración que no busca metas”,
aludiendo a motivaciones personales tales como la salud, la estética
o el matrimonio. Este razonamiento, desde luego, se aplica más a las
migraciones internas que a las externas y su intrascendencia parecie-
ra evidente a pesar del peso estadístico que el autor le encuentra. La
migración en busca de fines está siempre relacionada con motivacio-
nes de mayor peso, ya sea a nivel individual o colectivo.16 En esta
misma dirección, Beijer ha señalado, que con fines meramente esta-
dísticos, bastaría con las ya establecidas clasificaciones de rural-rural,
país a país e internas y externas para poder trabajar con una tipología
de general y óptima aceptación.17
Los movimientos geográficos de población caen en dos categorías
únicamente, según George. En uno de los casos, el movimiento pobla-
cional ocurre cuando la necesidad del éxodo es tan grande, que las
consideraciones económicas se dejan atrás. En el otro, los desplaza-
mientos humanos son el resultado de factores económicos específicos,
en particular la necesidad de trabajos especializados que escasean en

14 Paul Singer, “Migraciones internacionales y desarrollo”, México, Comercio Ex-

terior, julio de 1974, p. 676.


15 Hope Eldrige, “Primary, secondary and return migration in the United States,

1955-1960”, Demography, vol. 2, 1965.


16 John K. Folguer, “Models in migration”, Selected studies in migration since world

war II, Nueva York, Milbank Memorial Fund, 1958, p. 158.


17 G. Beijer, “Modern patterns of international migratory movements”, Migration,

Sociological Studies, núm. 2, Londres, The Cambridge University Press, 1972, p. 12.
66 DIVERSOS TIPOS DE MIGRACIONES

un país y abundan en otros. Este investigador hace también alusión a


varios tipos de migraciones que se derivan de la anterior dicotomía.
Éstas son: las migraciones masivas desde un país subdesarrollado a uno
ya desarrollado y las migraciones, también masivas, que tienen lugar
desde un país industrializado a otro de igual categoría.18
Kingsley Davis ha expuesto que la tipología de la migración depen-
de en gran medida de los elementos que uno quiera subrayar, pero
que una distinción fundamental es aquella que determina si las mi-
graciones entrañan el cruce de una frontera internacional o no. En
caso negativo, estaríamos en la obvia presencia de migraciones “in-
ternas”, y en caso afirmativo, de “externas”. Pero como en el pensa-
miento popular los términos “emigración” e “inmigración” se vincu-
lan a cambios internacionales de residencia, estos términos resultan
confusos si se usan para el caso de la migración interna.19
Davis estima que este esquema básico (externas-internas) puede
dar lugar a ampliarse a cinco categorías de mayores implicaciones
conceptuales, especialmente en el caso de las migraciones interna-
cionales. Éstas serían, por ejemplo: conquista, desplazamiento, traba-
jos forzados, migración individual libre y migración controlada. La
primera clasificación puede implicar un proceso de asimilación cul-
tural. La segunda, una sustitución de un grupo por otro. Los trabajos
forzados implican la violencia como recurso para la obtención de
fuerza de trabajo, por ejemplo la esclavitud; el cuarto rubro tiene su
equivalente histórico en el movimiento en masa de los europeos a
Australia, Nueva Zelanda, África del Sur y las Américas durante los
dos últimos siglos y el último tipo es una variante de la anterior pero
regulada por los controles nacionalistas que se han venido imponien-
do especialmente después de la segunda guerra mundial.20
Petersen considera importante destacar que las migraciones hu-
manas corresponden básicamente a dos grupos: el de los migrantes
“innovadores” que se desplazan en busca de lo que consideran mejor

18 P. George, “Types of migration of the population according to the professional

and social composition of migrants”, Readings in the sociology of migration, Clifford J.


Jansen (ed.), Nueva York, Pergamon Press, pp. 39 y ss.
19 Kingsley Davis, La sociedad humana, vol. ii, Buenos Aires, Editorial Universita-

ria de Buenos Aires, 1965, pp. 569-571.


20 Ibidem pp. 571 y ss. Davis hace una amplia descripción de los tipos de migra-

ciones que brevemente se han esquematizado, incluyendo abundantes ejemplos que


despejan muchas de las dudas que esta tipología suele suscitar.
DIVERSOS TIPOS DE MIGRACIONES 67
y los “conservadores”, que son aquellos que tratan de retener la cali-
dad de su estatus original adondequiera que van. Dentro de estas dos
grandes clasificaciones se pueden identificar otros tipos de migracio-
nes de acuerdo con la causa o fuerza que las produce. Por ejemplo,
cuando son promovidas por condiciones ecológicas desfavorables, en
cuyo caso pudieran dar origen a “migraciones primitivas”. O cuando
el agente desencadenante es el Estado, en que el movimiento es
“forzado” o “impelido” independientemente del grado y la capacidad
de decisión de las personas. Un movimiento de pioneros aventureros,
disidentes religiosos o grupos políticos podrían ser catalogados –sigue
diciendo Petersen– como “emigraciones libres”. Pero si, en cualquie-
ra de los casos, el ejemplo de migrar es imitado y prolifera, se estaría
en presencia de una migración “encadenada” que puede convertirse
en “masiva”.21
La migración puede clasificarse de manera más simple atendiendo
a su carácter cuantitativo, en individual o colectiva e incluso mixta
cuando no puede caracterizarse de forma muy estable un tipo u otro.22
Pero Greenwood asocia siempre cualquiera de estos movimientos mi-
gratorios con el conocimiento y la información que el individuo o el
grupo tengan de las condiciones en que el traslado se puede realizar.23
Este autor sostiene que, en realidad, es esta información lo que define
la cantidad de las migraciones y lo que conduce a los desplazamientos
en “cadena” o no. De esta forma todo acto migratorio voluntario, que
es al que se refiere Greenwood, estaría condicionado a un determina-
do grado de información y de precedencia.24
Las ideas expuestas en los dos párrafos anteriores tienen su co-
rrelato en lo que se ha denominado “teoría de las redes”, que Massey
describe como “conjuntos de lazos interpersonales que conectan a

21 William Petersen, “Migration: social aspects”, Encyclopaedia of the Social Sciences,,

vol. 10, Nueva York, p. 290. Una más amplia exposición de la aquí abreviada puede
encontrarse en Population del mismo autor, editado por MacMillan, Nueva York,
1975, pp. 318 y s.s.
22 J. J. Spengler y George C. Myers, “Migration and socioeconomic development:

today and yesterday”, Internal migration: a comparative perspective, Neva York, Academic
Press, 1977, p. 14.
23 Michael J. Greenwood, “Research in internal migration: in US, a survey”, Jo-

urnal of Economic Literature, vol. 13, núm. 2, junio de 1975, p. 405.


24 Ibidem. El autor cita a Nilsen atribuyéndole su aserto de que toda nueva mi-

gración está condicionada por una anterior, pero este punto de vista puede conlle-
var serias limitaciones dependiendo del tipo de migración.
68 DIVERSOS TIPOS DE MIGRACIONES

los migrantes, primeros migrantes y no migrantes en las áreas de


origen y destino mediante lazos de parentesco, amistad y de compar-
tir un origen común”.25 De esta forma, “las conexiones de redes
constituyen una forma de capital social que la gente puede usar para
tener acceso al empleo en el extranjero. Una vez que un número de
migrantes alcanza un umbral crítico, la expansión de la red reduce
los costos y los riesgos del movimiento, lo que hace aumentar las
probabilidades de la migración, lo que origina traslados adicionales
que después expanden la red y así sucesivamente”.26 El autor de la
cita anterior no menciona si las redes únicamente se establecen en
las migraciones internacionales. La conceptualización de la migra-
ción como un “proceso de difusión autosostenido”, como es descrito
por este mismo investigador, parece no poder ser aplicada a la mi-
gración interna debido a que en esta última los costos y los riesgos
de la decisión de migrar no son de tanta importancia como en el
caso de las migraciones internacionales.
Massey ha señalado que debido al apoyo que recibe la migración
internacional con motivo del crecimiento de las redes y el desarrollo
de las instituciones que le sirven de soporte, las probabilidades de
que los flujos migratorios se vean progresivamente viabilizados han
aumentado, en un proceso que Gunnar Myrdal llamó “causalidad
acumulada”.27
Una serie de conceptos novedosos se desprenden de los plantea-
mientos anteriores, siendo la llamada “privación relativa” la más di-
fícil de explicar, salvo quizás en el plano del análisis psicológico.
Refiérese ésta a que la desigualdad del ingreso entre dos diferentes
familias con experiencia migratoria induce a algunos miembros de
la misma a buscar oportunidades de trabajo por medio de la migra-
ción, aunque ello no necesariamente aumente el nivel de ingreso
absoluto del núcleo familiar. Basta con el hecho de que la disparidad
entre ambos núcleos de migrantes potenciales quede compensada
para que se produzca la migración.
La teoría de “las redes” conduce inevitablemente, así como el
concepto de “causalidad acumulativa” a la idea de que los flujos mi-
gratorios “adquieren una cierta estabilidad y estructura a lo largo del

25 Douglas S. Massey et al., “Teorías sobre la migración internacional”, Population

and Development Review, vol. 19, núm. 3, septiembre de 1993, p. 27.


26 Ibidem.
27 Ibidem, p. 30.
DIVERSOS TIPOS DE MIGRACIONES 69
tiempo y el espacio”28 formando así un sistema que une por igual
determinadas zonas en los países receptores y en los emisores.
Respecto a las migraciones “voluntarias”, Singer sostiene que éstas
obedecen a factores de “impulso” (push factors) lo que significa que
en los lugares de origen de los migrantes hay cambios económicos y
sociales que los obligan a abandonarlos en busca de mejores oportu-
nidades de subsistencia .
En este sentido, como habíamos comentado anteriormente, nin-
guna migración o muy pocas de ellas, podrían considerarse entera-
mente “voluntarias”. No obstante, es importante distinguir entre las
migraciones que se originan en cambios políticos, como guerras,
conquistas o revoluciones y las migraciones que obedecen a cambios
socioeconómicos, como la abolición de la servidumbre, la transfor-
mación de los campesinos en trabajadores asalariados y de la tierra
en una mercancía.29
Dudley Kirk, ha reflexionado al respecto, diciendo que la segun-
da guerra mundial lo inclinó a pensar que para el análisis de las
migraciones basta con hacer la distinción entre migraciones “forza-
das”, impuestas por el miedo y por la fuerza y las que pueden con-
siderarse “libres”, que son llevadas a cabo por elección individual,
usualmente por motivos económicos.30
La clasificación de Beijer para las migraciones internacionales
consiste en distinguir únicamente entre “refugiados” y “migrantes
voluntarios”. De acuerdo con este autor, el término “refugiados”
define a las personas que huyen de un enemigo que pone en peligro
su vida o su libertad y los migrantes “voluntarios”, como han dicho
Kirk y otros autores, se caracterizan por su capacidad de decidir por
sí mismos cambiar de residencia o no.31
Sin embargo, la distinción entre movimientos migratorios “libres”
y “forzados” consiste, de acuerdo con Thomas, en que estos últimos
son por regla general, producto de decisiones políticas.32 La vincula-
ción tipológica entre migración “forzada”, según la describe este

28 Ibidem, p. 33.
29 Paul Singer, op. cit., p. 675.
30 Dudley Kirk, “Major migrations since world war ii”, Population geography: a

reader, Nueva York, McGraw Hill, 1970, p. 307.


31 G. Beijer, op. cit., p. 13.
32 Brinley Thomas, “Migration: economic aspects”, Encyclopaedia of the Social

Sciences, Nueva York, MacMillan and Free Press, 1968, p. 293.


70 DIVERSOS TIPOS DE MIGRACIONES

autor, y la categoría de refugiados, como la concibe Beijer, es notoria


y responde a una realidad histórica objetiva.
El enfoque de la modernización y la industrialización como de-
terminantes de las migraciones, que tiene como antecedente la
propuesta de Gino Germani ya citada, ha producido modelos que
permiten la aplicación de tipologías aquí mencionadas, como por
ejemplo, las clasificaciones de “innovadoras” y “conservadoras” uti-
lizadas por Pryor y Petersen para ilustrar su punto de vista sobre las
motivaciones que inducen la movilidad espacial del migrante, cuan-
do ésta se realiza de manera voluntaria.33
Una síntesis de todo este variado mosaico de tipologías ha sido
aportada por Kosinski y Prothero, quienes han clasificado de ma-
nera muy puntual los distintos tipos de migraciones, según diferen-
tes categorías de análisis, incluyendo los más diversos criterios antes
expuestos. Su esquema se resuelve en una matriz que sería com-
puesta por las siguientes variables: tiempo (temporales, permanen-
tes); distancia (cortas, largas); límite de fronteras (internas, externas);
unidades de áreas (entre comunidades, condados, estados, provin-
cias); decisiones (voluntarias, impelidas, forzadas); número (individua-
les, masivas); organización social de los migrantes (familia, clan, indivi-
duales); situación política de los migrantes (patrocinadas, libres); causas
(económicas, no económicas); objetivos (conservadoras, innovado-
ras).34 Esta propuesta ha demostrado en la práctica tener una acep-
tación generalizada, sólo discrepante en cuanto a la nomenclatura
usada para distinguir los distintos tipos de migraciones menciona-
dos a lo largo del presente capítulo.
Taylor se ha concentrado en el aspecto tipológico de las migracio-
nes desde la perspectiva de la psicología, identificando tres tipos de
migrantes, de acuerdo con los motivos que tuvieron para realizar el
desplazamiento: “aspirantes”, “dislocados” o “resultantes”. Un mi-
grante “aspirante” es quien ha desarrollado un considerable esfuerzo
para mejorar la situación económica y social de su familia y de él
mismo y no lo ha logrado todavía. Pero ello no quiere decir que el
“aspirante” se encuentre mal ajustado a su ambiente actual sino que

33 R. F. Pryor, “Migration and the process of modernization”, Kosinski and Pro-

thero, op. cit., pp. 29-31.


34 Kosinski y Prothero, op. cit., p. 9.
DIVERSOS TIPOS DE MIGRACIONES 71
aspira a otro distinto. El “dislocado” (o desubicado) se encuentra a
disgusto en su ambiente original y por eso quiere migrar a otro lugar
y finalmente el “resultante” no se encuentra bien en el lugar de ori-
gen, pero quisiera permanecer y trata de encontrar una alternativa
que le permita mantenerse estacionario. En sus investigaciones Taylor
encontró que los primeros dos tipos resultaron ser más adaptables al
medio receptor que el tercero, más inclinado a reemigrar.35
La perspectiva de una tipología para los distintos casos que presen-
ta el multifacético fenómeno que nos ocupa, desde luego, no es un
coto cerrado y mucho menos un área restringida para nuevas y más
específicas categorías de clasificación. El uso de los distintos nombres
con los que se ha querido distinguir a las distintas formas que adopta,
tanto el migrante en lo individual como en su expresión colectiva, está
siempre en constante proceso de adaptación y cambio.
No es de la esfera de competencia de una tipología como tal, la
formulación de definiciones conceptuales para aclarar el etiquetado
de que es objeto un migrante para distinguirlo de otro, pero en la
bibliografía aquí reseñada se da por hecho que a determinado tipo
de migración o de migrantes, le corresponden peculiaridades muy
determinadas que tipifican su perfil.
Obviamente no existe un acuerdo explícito sobre la clasificación
que hemos venido exponiendo hasta aquí, pero en general el análisis
tipológico, no obstante su marcada proliferación, es una ayuda para
la formulación de determinados rasgos conceptuales tanto de los
flujos migratorios como de sus participantes.

un esquema tipológico

Los modelos de tipologías abundan, como se habrá podido apreciar.


Pero la tendencia actual es a simplificar la clasificación como se
muestra en las tablas que siguen. Reproducimos aquí solamente el
que quizás haya disfrutado de mayor popularidad en el último cuar-
to del siglo pasado, principalmente entre los investigadores estadu-
nidenses.

35 R. C. Taylor, “Migration and motivation: a study of determinants and types”, Mi-

gration, Sociological Studies, núm. 2, Londres, The Cambridge University Press, 1972.
72 DIVERSOS TIPOS DE MIGRACIONES

TIPO DE FUERZA CLASES DE


INTERACCIÓN MIGRATORIA MIGRACIÓN TIPO DE MIGRACIÓN

CONSERVADORA INNOVADORA

Naturaleza y Empuje Primitiva Errante Huida de la


hombre ecológico tierra
Estado (o Política Impelida Huida Comercio
equivalente) y migratoria Forzada Desplazamiento “coolie”
hombre Comercio
esclavo
Hombre y sus Mayores Libres Grupo Pionero
normas aspiraciones
Comportamiento Momento Masiva Asentamiento Crecimiento
colectivo social urbano

Fuente: W. Petersen, Population, Nueva York, MacMillan 1975, p. 325, tabla 8-9. Una
clasificación más completa puede verse en la tabla del mismo autor publicada en la
introducción de People on the move: studies on internal migration, Londres, 1975, p. 8.

Finalmente y sólo para efectos de sintetizar los criterios de clasifi-


cación que hemos visto hasta aquí, podríamos resumir la tipología
general de las migraciones en el siguiente cuadro sinóptico:

A. Desde el punto de vista espacial o geográfico:

Rural-urbanas
Urbana-rural
Nacionales (internas)
Interurbanas
Interrurales
Intercontinentales
Internacionales (externas)
Intracontinentales

B. Desde el punto de vista de sus causas:

Guerras
Políticas
Persecuciones
Forzadas
Crisis
Económicas
Desempleo agudo
Económicas
Voluntarias Sociales
Individuales
4. LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN
PRIMERA PARTE

Las características pluricausales de las migraciones parecen ser evi-


dentes. Pero esta observación alcanza su mayor sustento si se toman
en cuenta algunos aspectos metodológicos utilizados para llevar a
cabo su estudio.
Aunque pueda parecer paradójico, la percepción del tipo y clase
de los determinantes de las migraciones pueden variar de manera
notable dependiendo de si el investigador observa las causas del
fenómeno tomando como punto de referencia un contexto estruc-
tural e histórico o si lo hace concentrando su atención en el análi-
sis de sus aspectos psicogenéticos.1
Estas diferencias de encuadre analítico son también conocidas
como enfoques “micro” y “macro”, dicotomía que ha dado lugar al
surgimiento de no pocas controversias sobre su pertinencia y utilidad
para efectos teóricos. Sin embargo, lo cierto es que la relevancia de

1 Paul Singer ha comentado que “Siempre es conveniente distinguir los motivos

(individuales) para migrar de las causas (estructurales) de la migración”. Véase P.


Singer, “Migraciones Internas. Consideraciones Teóricas sobre su estudio”, Las mi-
graciones internas en América Latina, Muñoz y de Oliveira, Fichas núm. 38, Buenos
Aires, Nueva Visión, 1974, p. 113. También en este mismo sentido y sustentando el
mismo criterio, Lourdes Arizpe ha sugerido un modelo paramétrico con tres niveles:
“Causas precipitantes”, “mediatas” y “generales” de la migración. Véase Lourdes
Arizpe, Migración, etnicismo y cambio económico, México, El Colegio de México, 1978,
p. 42. En igual forma, la clasificación de Muñoz y Oliveira incluye todas las causales
en la categoría de determinantes, dividiendo estas últimas para su análisis en estruc-
turales e individuales. Véase Humberto Muñoz y Orlandina de Oliveira, “Migracio-
nes internas en América Latina: exposición y críticas de algunos análisis”, en Las
migraciones internas en América Latina, op. cit. pp. 18 y 23. Otras tipologías y clasifica-
ciones causales pueden consultarse también en Gino Germani, Sociología de la mo-
dernización, Buenos Aires, Paidós, 1971, pp. 138 y ss; J. J. Spengler y G. C. Myers,
“Migration and socioeconomic development: today and yesterday”, Internal migration
a comparative perspective, Alan, A. Brown y Egon Neuberger (eds.), Nueva York, Aca-
demic Press, 1977, p. 14; J. Wolpert, citado por Ritchey, “Explanations of migration”,
Anual Review of Sociology, vol. 2, Palo Alto, California, 1976, p. 396; J. E. Ellemers,
citado por Sune Akerman, Human migration, William H. MacNeill y Ruth S. Adams,
(eds.) Indiana University Press, Bloomington y Londres, 1978, p. 301.

[73]
74 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE

esta bipolaridad se ha manifestado no solamente en poner al descu-


bierto el carácter pluricausal de la migración, sino que ha resultado
inescapable como elemento clasificador en la mayoría de los recuentos
y reseñas sobre la teoría de las migraciones que se han publicado.2
En el presente texto, desde luego, ambas opciones serán apropia-
damente señaladas y comentadas. Pero es necesario agregar, que si
bien estas dos perspectivas analíticas siguen siendo predominantes
en el medio académico, el intento de encontrar otros dispositivos que
permitan ofrecer nuevas alternativas al estudio teórico de las migra-
ciones, ha sido una aspiración latente y fervientemente perseguida
por no pocos estudiosos, aunque otros desestimen su importancia.3
Queremos puntualizar asimismo, que las causas de las migraciones
humanas, cualquiera que sea su naturaleza, tanto si son observadas
en sus detalles más triviales y mínimos, como si son analizadas en
toda su compleja totalidad, alcanzan un grado muy conveniente de
definición y precisión si se les examina desde la óptica de la teoría
sociológica y, de manera relevante, desde dos de sus categorías que
permanecen como trasfondo en los textos escrutados. Nos referimos
al cambio social y al desequilibrio funcional. Teniendo a la vista
siempre estos dos conceptos, en el presente y el próximo capítulo el
lector podrá confirmar que los enfoques “micro” y “macro” antes
aludidos, así como las propuestas que buscan la unidad analítica,
cobran su mayor coherencia.

la centralidad del cambio social

La bibliografía examinada nos permite apreciar que los movimientos


poblacionales responden, salvo excepciones, a las distintas formas
que históricamente ha ido adoptando la estructura económica y so-
cial de la humanidad.

2 Véanse por ejemplo las reseñas de Douglas S. Massey et al. y la de Joaquín

Arango, ya citadas.
3 La proposición de Wood respecto a considerar al hogar como centro del aná-

lisis teórico es un ejemplo de ello. Véase Charles H. Wood, “Equilibrium and histo-
rical-estructural perspectives on migration”, International Migration Review, vol. xvi,
núm. 2, verano de 1982, pp. 298-339.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE 75
En consecuencia, el proceso migratorio es una señal inequívoca
de cambios sociales aun sin que las relaciones de producción sufran
una transformación significativa. Es por ello que la tendencia a rea-
lizar generalizaciones teóricas de carácter global, obedece a la obser-
vación de los fenómenos sociales y específicamente a las migraciones,
bajo enfoques como el estructural-funcionalismo, la perspectiva his-
tórico-estructural o el materialismo histórico y sus variantes más o
menos heterodoxas. Los investigadores adscritos a estas propuestas
de análisis teórico, concuerdan en que el cambio social está presente
en las grandes corrientes migratorias ya que al percibir que una
transformación social está en marcha, las masas que permanecen
atadas a zonas, regiones o países de escaso desarrollo económico,
sobre todo en las áreas periféricas del sistema mundial, inician un
proceso de movilización física hacia donde el fruto del desarrollo
pudiera ser más compartido.
Bajo tales premisas, el cambio social, concebido en su sentido más
amplio e incluyente, aparece en la bibliografía examinada como uno
de los determinantes que implícitamente está involucrado en las
migraciones humanas. Pero el cambio social también se encuentra
en el trasfondo de los estudios de menor alcance teórico. En los
microanálisis de casos, en donde las premisas psicosociales y el indi-
viduo son los protagonistas de la investigación, la migración es un
indicador muy importante de la búsqueda de mejores condiciones
de existencia y esta circunstancia únicamente tiene lugar cuando la
sociedad es proclive o experimenta un ajuste cultural o estructural
importante. El ascenso de las minorías étnicas a una participación
legal y social de mayor amplitud, es un ejercicio que se desarrolla en
el escenario subyacente de un cambio social. Y de igual manera su-
cede cuando la pirámide poblacional va inclinando sus índices de-
mográficos a favor de sus participantes menos productivos por moti-
vos de edad.

El enfoque de la modernización

Éste es un modelo en cierto modo paradójico porque combina los


aspectos “macro y microteóricos” en una síntesis muy versátil. Varios
autores coinciden, por distintas razones, en que la concepción del
proceso de modernización de una sociedad, que es un concepto
crucial en esta perspectiva, ha influido definitivamente en la tenden-
76 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE

cia bajo la que se realizan la mayoría de los estudios macroteóricos


sobre movilidad social y migraciones en América Latina.4
Fernández Arias ha observado de manera muy específica que el
auge de este enfoque coincide también en su planteamiento de ma-
yor alcance explicativo, “con el predominio de las tesis desarrollistas
para el análisis del subdesarrollo latinoamericano y es incuestionable
que del desarrollismo surge el enfoque de la modernización que
tiene por teórico principal en América Latina a Gino Germani”.5
Esta afirmación ha sido compartida por otros autores quienes
también han considerado el planteamiento de Germani como distin-
tivo de los marcos conceptuales que han tratado de ubicar a las mi-
graciones, principalmente internas, dentro del proceso de cambio
social que tiene lugar cuando una estructura agraria se va transfor-
mando en industrial.6
Según Lourdes Arizpe, “el antecedente de esta teoría (léase la teoría
de la modernización de Gino Germani) es el esquema del continuo
folk-urbano postulado por Robert Redfield en los años cuarenta, para
explicar el cambio social en México. A partir de la existencia de un
polo folk, una sociedad atraviesa por procesos de secularización que
la lleva a convertirse en una sociedad urbana moderna aunque este
movimiento se concibe como una progresión lineal en un único
sentido […] En la interpretación de la teoría de la modernización,
la dicotomía folk-urbana, ha sido sustituida por los vocablos tradicio-
nal-moderno”.7

4 Véase Mario Fernández Arias, Las migraciones internas: algunos lineamientos teóri-

cos desde la perspectiva del materialismo histórico, Universidad de Costa Rica, 1975, mi-
meo., p. 4; Paul Singer, “Migraciones internas. Consideraciones teóricas sobre su
estudio”, Las migraciones internas en América Latina, Buenos Aires, Nueva Visión, Fi-
chas, núm. 38, 1974, p. 110.
5 Mario Fernández Arias, Las migraciones internas: algunos lineamientos teóricos

desde la perspectiva del materialismo histórico, Universidad de Costa Rica, 1975, p. 4.


Debido al reconocimiento general que se hace de los trabajos de Germani sobre
esta perspectiva teórica, se ha tomado como base en este trabajo su obra Sociología
de la modernización y especialmente el capítulo iv de la misma. Véase Gino Germani,
“Asimilación de migrantes en el medio urbano (aspectos teóricos)”; Sociología de la
modernización, Buenos Aires, Paidós, 1971.
6 O. de Oliveira, y C. Stern, “Notas acerca de la teoría de las migraciones

internas. Aspectos sociológicos”, Las migraciones internas en América Latina, op.


cit., p. 64.
7 Lourdes Arizpe, Migración, etnicismo y cambio económico, México, El Colegio de

México, 1978, p. 39.


LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE 77
Es rigurosamente cierto que los términos conocidos como moder-
nización, urbanización e industrialización han sido usados en forma
equivalente. Una de las manifestaciones más significativas de la expan-
sión económica ha sido la industrialización y, con ella, la acumulación
de recursos y servicios en torno a los centros de producción han dado
paso a la urbe y a su expresión cultural: la modernización.
De aquí puede deducirse que aquellos planteamientos teóricos
que se apoyan en cualquiera de las categorías descritas anteriormen-
te, debían estar conectadas con las causas de la migración. Sin em-
bargo, como dijimos antes, el modelo cuyo centro conceptual des-
cansa en la modernización de la sociedad, da también entrada muy
significativa a las causas de la migración que sólo tienen explicación
en un nivel psicosocial, colocando así al individuo como principal
actor de la decisión de migrar y relegando a un plano secundario el
papel de las circunstancias estructurales responsables del cambio
social. Ello ha restringido el uso del concepto y la significación literal
de la palabra “modernización”, por lo menos en el estudio de las
migraciones, reservándola para los estudios en los que se privilegian
los factores psicológicos sobre los condicionantes estructurales, que
incluso llegan a ser deformados u omitidos.8 Como dijimos al prin-
cipio, se trata de un modelo que puede calificarse de “dualista” por
el peso que tienen en la decisión de migrar tanto las causales indivi-
duales como las presiones estructurales.

El modelo de Gino Germani

Como dijimos antes, el exponente más notable de este enfoque


bipolar, es Gino Germani, por lo menos en el ámbito de la sociolo-
gía en América Latina. La propuesta de este autor, conocida como
teoría de la modernización, plantea que las migraciones en general son
una consecuencia y se producen en el marco del proceso concebido
como el paso de una sociedad tradicional a una sociedad urbana y
moderna. Esta transición, que significa la ruptura con costumbres
atávicas, que tienen lugar en una sociedad tradicional, se produce
en cuatro etapas:9

8 Paul Singer, op. cit., p. 111.


9 Véase Gino Germani, Sociología de la modernización, Buenos Aires, Paidós, 1971,
pp. 49-58. La comprensión del concepto de “integración” es básico en el esquema
de Germani sobre la modernización. El autor lo explica con amplitud en su obra
78 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE

1] Integración de la sociedad tradicional


2] Desencadenamiento de factores disgregantes y comienzos del
derrumbe de la sociedad tradicional
3] Aparición de sociedades duales en las que coexisten un sector
moderno y uno atrasado
4] Movilización social hacia la zonas en proceso de urbanización

En el criterio de Germani, a esta última etapa corresponden algu-


nos de los mecanismos más importantes mediante los cuales se pro-
duce la transición de una sociedad tradicional a una moderna.
La movilización de masas es concebida por este autor, como una
manifestación del cambio social que se está gestando en el tránsito
de una sociedad tradicional a una moderna y puede analizarse en
términos de una serie de “momentos”, los cuales, desde el punto de
vista empírico, pueden darse simultánea y sucesivamente. Tales fases
son equivalentes a las descritas con anterioridad, pero revestidas
ahora de un análisis sociológico. Son las siguientes:

1] El estado de integración en donde el grupo social se mantiene


cohesionado por un conjunto de normas, roles y expectativas.
2] El proceso de ruptura o desintegración en la que se percibe
una falta de correspondencia entre el grado, forma y extensión
de la participación requerida del grupo para mantener la soli-
daridad, dejando al descubierto brechas de objetivos y de ex-
pectativas.
3] El desplazamiento de los individuos, grupos o sectores sociales
respecto a la estructura preexistente lo que se traduce en retrai-
miento, apatía o abandono de normas institucionalizadas.
4] La puesta en disponibilidad o “movilidad psicológica” que es la
respuesta al estado de desubicación anterior, y que podría defi-
nirse como una propensión activa a restablecer el equilibrio entre
el nivel psicológico y otros niveles normativos y ambientales.
5] La movilización objetiva que es la expresión de la respuesta activa
a la fase anterior, en términos de comportamiento real (por ejem-
plo: la migración a la ciudad).

antes citada. Sucintamente dicho, constituye el equilibrio funcional perfecto de la


sociedad en sus aspectos normativos, psicosociales y ambiental u objetivo. El autor
reconoce que este es un modelo ideal, una noción límite que nunca se da en la
realidad (pp. 60-61).
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE 79
6] La integración que puede ocurrir por absorción o asimilación de
los migrantes en la sociedad huésped o bien por cambio de la
estructura económica, social y cultural preexistente que ellos
mismos promueven.10

Las migraciones se inscriben en la fase de la “movilización de masas”


como una respuesta, consecuencia y expresión del proceso de moder-
nización percibido en su conjunto. Es el mecanismo principal por el
que va a producirse el traslado de individuos del sector tradicional al
moderno en el curso de la transición antes descrita. El concepto de
movilización de masas tiene un antecedente muy claro, desde luego,
en la definición de K. W. Deutsch, quien concibe la movilización social
como el proceso por el cual se quiebran los principales estructuras de
las antiguas lealtades y compromisos en el orden social, psicológico y
político y la gente se vuelve “disponible” para la aceptación de nuevas
formas de comportamiento y socialización.11
Germani comprendió muy bien, que las migraciones internas de
América Latina en respuesta al proceso de modernización, se produ-
cen entre un sector tradicional y un sector avanzado, que correspon-
den sin lugar a dudas a los polos dados por las zonas rurales y los
centros urbanos. Y precisamente para analizar tales movimientos mi-
gratorios, propone tres niveles analíticos que coinciden con su esque-
ma general transicional ya mencionado y que con anterioridad aplicó
específicamente a la movilización de masas, en cuyo marco, repetimos,
Germani inserta al fenómeno migratorio. Conviene reproducirlos:

1] Nivel ambiental u objetivo que incluye dos categorías de análisis:


a] Factores expulsivos y atractivos.12
b] Naturaleza y condiciones de las comunicaciones, la accesibili-
dad y el contacto entre el lugar de origen y el de destino.

10 Ibidem, pp. 62-69.


11 K. W. Deutsch, “Social movilization and political development”, American Po-
litical Science Review, 1961, (iv): 493-514; citado por Germani en Sociología de la
modernización, op. cit., p. 64.
12 Es necesario aclarar en este punto, que entre los factores expulsivos y atracti-

vos, Germani incluye algunos conceptos tales como sistema de tenencia y grado de
concentración de la propiedad de la tierra, que podrían ser catalogados por otros
autores como “factores estructurales”. Véase Germani, op. cit., p. 126.
80 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE

2] Nivel normativo que, como su nombre indica, comprende las nor-


mas, valores, pautas, expectativas y roles que actúan como marco
de referencia del migrante potencial en la percepción y evalua-
ción de las condiciones objetivas; filtro a través del cual se miden
las posibilidades reales de la movilización.
3] Nivel psicosocial formado esencialmente por las actitudes específi-
cas de los individuos frente a su marco normativo y que finalmen-
te distingue su acción y definen el carácter de su comportamien-
to individual.

Los tres niveles deben comprenderse como íntimamente articula-


dos. Lo que pretende señalar Germani de manera muy concreta es
que, para tomar la decisión de migrar, que es una preocupación
central de su análisis, es necesario tomar muy en cuenta que “las
condiciones objetivas no operan en el vacío, sino en un contexto
normativo y psicosocial ”.13 Por tanto, la decisión de migrar no estaría
directamente determinada por los factores objetivos de atracción y
expulsión sino que entre estos dos elementos media el marco nor-
mativo-valorativo internalizado por el individuo y sus características
personales.14
Como se verá, la migración queda, en este trazo conceptual, ana-
lizada como una variable dependiente de la decisión de migrar que
a su vez puede, aunque no precisamente tiene que estar influida por
los factores objetivos que intervienen en su motivación. Se trata de
un proceso íntimamente relacionado y recíprocamente condiciona-
do. Germani, señala que, más aún, este esquema en tres niveles debie-
ra considerarse no sólo de utilidad para analizar la decisión de migrar,
sino para explicar el proceso de inserción e integración de los mi-
grantes al medio urbano en el que juega un papel muy preponde-
rante el factor psicosocial. “En cualquier caso –afirma Germani– el
nivel psicológico estará implicado y el modo en que son afectadas las
actitudes individuales condiciona no sólo la decisión de migrar sino
también el carácter de la migración y el comportamiento ulterior del
migrante en la sociedad recipiente.”15

13 Ibidem, p. 126.
14 O. de Oliveira y E. Stern, “Notas acerca de la teoría de las migraciones
internas. Aspectos sociológicos”, Las migraciones internas en América Latina, op.
cit., p. 72.
15 Gino Germani, op. cit., p. 128.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE 81
Germani concluye que, tomando en cuenta la validez analítica que
proporciona todo este instrumental teórico, el estudio de las migra-
ciones debiera comprender tres aspectos básicos, a saber:

1] La motivación para migrar, que abarca tanto las circunstancias del


lugar de origen que estimulan el proceso migratorio, como la in-
fluencia e imagen que el lugar de destino refleja en el lugar de
origen y la incidencia de ambos factores en la decisión de migrar.
2] El análisis del proceso migratorio que abarca las características de la
población que migra y las circunstancias del traslado.
3] La absorción de los migrantes, dentro del marco social y cultural de
la nueva sociedad.

El estudio de la motivación surge así como un punto estratégico


en todo el planteamiento de Germani. Para comprender su alcance
correctamente, todos los datos considerados hasta aquí deben ser
objeto de una integración significativa y usados como base para in-
terpretar cualquier inferencia directa que pueda desprenderse de la
decisión individual de migrar, con la que la motivación para llevarla
a cabo está tan íntima y dialécticamente vinculada.
Aunque en la bibliografía examinada en esta obra se pone de ma-
nifiesto con sobrada insistencia que los factores económicos son cen-
trales en la decisión de migrar, Germani opina, que cualquiera que sea
la índole de las presiones o las atracciones que en un momento dado
de la transición se vayan presentando y sean percibidas por la pobla-
ción, incluidas las de origen económico, todas ellas deberán pasar
siempre por el tamiz de los valores y normas peculiares de la sociedad
y de los grupos sociales a que pertenece el migrante.16
Germani termina su modelo intentando hacer una aplicación del
mismo al problema específico de la asimilación de los migrantes en
el área urbana, tema que abordaremos más tarde. Pero una síntesis
del entramado propositivo de su propuesta, quizá pueda conducirnos
a una visualización más concisa y adecuada de sus puntos de vista.
Éstas podrían muy suscintamente quedar así:

1] La modernización es el ámbito macroconceptual de su análisis.


2] La modernización es la expresión de un proceso de cambio es-

16 Ibidem, p. 139.
82 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE

tructural y, por tanto, social, que implica el tránsito de una socie-


dad tradicional a una moderna.
3] El periodo de transición se realiza siguiendo una serie de etapas
de las cuales el punto culminante de madurez es la denominada
“movilización de masas”, mecanismo que actúa como un ablanda-
miento de las normas institucionalizadas de los actores en el polo
opuesto, tradicional, instándolos a reflexionar sobre la posibilidad
de emprender nuevas formas de existencia.
4] La migración hacia el sector moderno es una posible consecuencia
de la aceptación positiva del cambio, pero es función de una
evaluación de las condiciones objetivas o ambientales, que operan
como factores de expulsión y atracción y que se expresan básica-
mente en las condiciones económicas y sociales imperantes tanto
en el origen como en el destino.
5] Tales condiciones ambientales u objetivas son evaluadas normati-
vamente por los migrantes potenciales quienes han de tomar la
decisión de migrar o no, sólo después de considerar las distintas
alternativas posibles. En esta fase, el factor psicológico representa
un papel decisivo. Unos individuos deciden migrar y otros dejarán
de hacerlo. Aquellos cuyas características son proclives y migran,
pasarán por las visicitudes del traslado y finalmente por el proce-
so de asimilación al nuevo medio.

La evidencia de dos grandes cortes seccionales en este modelo,


uno de aspecto macroteórico (el cambio social expresado en la
modernización) y uno a nivel microteórico (el proceso de toma de
decisión individual) parece ser la nota más relevante para evaluar
su originalidad y su legado. La estrecha relación causal, encadena-
da, en cierto modo dialéctica, con la que el autor desarrolla su
construcción teórica, es una característica que probablemente ha
sido responsable de su difusión en el estudio de las migraciones
internas en América Latina.
De Oliveira y Stern, quienes dedicaron gran parte de su trabajo
teórico y empírico a las migraciones internas en América Latina,
han reiterado la opinión ya generalizada, de que en este modelo de
Germani “las explicaciones se limitan al proceso previo de ‘toma
de decisión’ de migrar. En este marco de referencia, los factores
estructurales están presentes, aunque el peso decisivo está dado por
los mecanismos psicológicos conscientes o no, que son los que en
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE 83
última instancia explican por qué un individuo migra o deja de
hacerlo”.17
Y esto quiere decir también que el mecanicismo implícito en el
estructural-funcionalismo al que Germani siempre rindió honores,
quedó superado. Frente a las presiones estructurales, el individuo
soberano tiene la última palabra. ¿Será cierto?

La perspectiva histórico-estructural

El otro modelo que se mueve en el escenario de las explicaciones


macroteóricas, es el conocido con el nombre arriba citado. En este
caso, la definición del carácter omnicomprensivo del modelo es inob-
jetable. La presencia del individuo está situada en una posición secun-
daria respecto a la totalidad social de la que forma parte y por tanto
sus motivaciones para migrar están condicionadas y supeditadas a la
magnitud de las peculiaridades históricas en que aquella se ha forma-
do y desarrollado. La dinámica de lo social, en este modelo, determina
su decisión de migrar.
Muñoz y de Oliveira han expresado que el estudio que mejor
ejemplifica el enfoque histórico-estructural es el de Aníbal Quijano,
aunque no fue aplicado ni a nivel teórico ni empírico al estudio de
las migraciones.18
Por lo tanto, para el desarrollo de este tema ha resultado en ge-
neral más apropiado tomar como referencia el trabajo de Omar Ar-
güello titulado “Migración y cambio estructural”19 en donde el autor,
no sólo explica en qué consiste su hipótesis, sino que intenta su de-
fensa frente a la versión de la teoría de la modernización debida a
Germani,20 y la aplica específicamente al caso argentino con abun-
dantes datos históricos de singular interés.

17 O. Oliveira y C. Stern, op. cit., p. 71.


18 Véase Muñoz y de Oliveira, op. cit., p. 64. El trabajo citado de Quijano es el
artículo titulado “Dependencia, cambio social y urbanización en Latinoamérica”,
publicado en Revista Mexicana de Sociología, año xxx, núm. 3. Efectivamente en este
artículo el autor no refiere su esquema a las migraciones en ningún momento. El
trabajo se refiere al proceso de urbanización que tiene lugar en el marco del desa-
rrollo de las economías dependientes de América Latina y las implicaciones defor-
madoras a que este tipo de relaciones dieron origen.
19 Omar Argüello, op. cit.
20 Gino Germani, op. cit.
84 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE

No está definido, sin embargo, el origen del modelo histórico-es-


tructural, ni a quién puede atribuírsele su aplicación al estudio de
las migraciones. Rastreando algunas citas que se encuentran en el
antes referido trabajo de Argüello21 sobre algunos conceptos mane-
jados por Cardoso y Faletto, encontramos que, efectivamente, estos
autores se manifestaron por la búsqueda de una nueva perspectiva
de análisis en el estudio de los problemas referentes al desarrollo en
América Latina y la encontraron en el origen y evolución histórica
de la estructura económica y social del continente. Tal enfoque les
permitió hacer el análisis de la realidad social y estructural en la
perspectiva del proceso de su formación. De aquí que como señala-
ron en varias ocasiones, “el análisis sobrepasa el aporte de lo que
suele llamarse enfoque estructural, reintegrándolo en una interpre-
tación hecha en términos de “proceso histórico”.22
Más adelante Cardoso y Faletto hacen un recuento de los elemen-
tos de juicio que han de tomarse en cuenta para analizar como
procesos sociales los hechos económicos responsables del subdesa-
rrollo latinoamericano, entre los cuales se encuentra “la configura-
ción histórico-estructural de dichas sociedades”. 23 Pareciera por
tanto, que este es el momento preciso en aparece totalmente defini-
do este concepto.
Argüello no hizo mención a esta referencia en el trabajo que co-
mentamos, pero todo parece indicar que el uso posterior y la aplica-
ción que hace de esta noción, tiene una decisiva conexión con el
análisis de los problemas concernientes a la problemática del desa-
rrollo y a sus consecuencias concomitantes en la urbanización, la
modernización y las migraciones.
Aplicado específicamente a estas últimas, el modelo se fundamen-
ta metodológicamente en una doble observación analítica: la explo-
ración de la estructura productiva y de dominación de la sociedad y
el conocimiento del marco histórico en que dicha estructura se ha
desarrollado. No son la estructura y el individuo los elementos cen-
trales, como ya dijimos. Ésta es la gran diferencia con el modelo de
Germani. Son ahora la estructura y la historia los factores nucleares

Omar Arguello, op. cit. p. 40.


21

Fernando H. Cardoso y Enzo Faletto, Dependencia y desarrollo en América Latina,


22

México, Siglo XXI Editores, 1971. p. 18.


23 Ibidem, p. 20.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE 85
del análisis. Aquí el individuo es un soberano atado a las condiciones
heredadas de un modo de producción que le somete a sus caprichos
privándolo, o por lo menos limitándole mucho, su capacidad de
decisión.
Ambos niveles, el histórico y el estructural, se encuentran conec-
tados: digamos que el primero es la evidencia observable en los he-
chos sociales y políticos bajo los que subyacen los hechos económicos.
El segundo constituye el porqué se han producido tales hechos, cuya
respuesta está en la historia de las relaciones de producción nacidas
de la dependencia estructural y cultural a las metrópolis o en su caso de
la emergencia de polos de desarrollo dentro de un país o región, con
su propia periferia interior, hipertrofia histórico-estructural que se
explica de una manera tan certera y veraz en la noción de colonia-
lismo interno
Las migraciones aparecen en la propuesta histórico-estructural,
por lo tanto, como una consecuencia lógica de los desajustes cau-
sados por la demanda de mano de obra que se genera en un sector
de la sociedad en vías de desarrollo y la oferta de la misma que se
registra en el nicho rezagado y atrasado del mismo escenario.
La propuesta contempla a la migración como parte inmanente
de la tendencia al equilibrio que la situación descrita anteriormen-
te entraña, pero en el marco de unas relaciones sociales de produc-
ción que tipifican un capitalismo tardío y subdesarrollado, lo que
impide el libre juego de la oferta y la demanda de los factores de
la producción. Bajo estas premisas, el cambio social, que pugna por
realizarse, queda abortado. No se completa nunca la movilidad de
masas al sector moderno como parece sugerir Germani y por tanto
no desaparece el polo deprimido, atrasado, arcaico. Así lo describe
Argüello: “Creemos que las migraciones internas deben ser vistas
como un proceso social de redistribución de la población dentro
del contexto de una sociedad global, caracterizada por una deter-
minada estructura productiva, propia del tipo y grado de desarrollo
alcanzado dentro de un proceso histórico, el que es conducido por
diferentes grupos sociales y políticos que han logrado imponer sus
intereses y valores al conjunto de esa sociedad. Dentro de este con-
texto histórico y estructural los cambios que ocurren en esa redis-
tribución de la población son consecuencias de cambios que tienen
lugar al nivel de la estructura productiva y de la estructura de do-
minación. Vistas de esta forma, las migraciones internas forman
86 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE

parte del proceso social de cambio de una sociedad y no podrá


estudiárselas separadamente de este último”.24
El concepto de estructura productiva aquí, por tanto, está media-
do por las relaciones recíprocamente influyentes de la estructura y
la superestructura de la formación social en cuestión.
Argüello lo expresa de la siguiente manera: “Por estructura pro-
ductiva se entiende, no solamente las posibilidades de empleo o la
estructura ocupacional, sino el complejo de las relaciones sociales de
producción que se cristalizan en un tipo dado de desarrollo econó-
mico, con un diferente avance de las fuerzas productivas que marcan
cierto estadio y ciertos alcances de ese desarrollo. Estudiada de esta
forma incluye no sólo lo referido a diferentes desarrollos de los sec-
tores económicos, a sus posibilidades ocupacionales, al grado de ca-
lificación de los recursos utilizados etc., sino también refleja en su
interés, el tipo de relaciones de dominación imperante y los impactos
de las ideologías legitimadoras traducidas en motivos y valores que
regulan la producción”.25
La perspectiva histórico-estructural propone, por tanto, que las
migraciones no pueden ser explicadas en sus causas, si no se vinculan
con el proceso de cambio social al que se encuentran articuladas; por
tanto, “resultaría ocioso desarrollar una teoría de las migraciones
para explicar este fenómeno”.26
La categoría “cambio social” aparece así, como la más adecuada y
más definida para fundamentar el estudio de las migraciones en un
análisis macroteórico de tipo histórico-social. Pero además se consti-
tuye en un primer nivel conceptual de análisis, al que solamente le
pueden seguir en orden otros desarrollos particulares y secundarios,
microteóricos, derivados del primero. En este encuadre, el perfil
psicosocial que en Germani aparece como determinante supremo en
el proceso migratorio y específicamente en la decisión de migrar, está
totalmente limitado en su valor teórico por su vinculación subordi-
nada con la estructura y la superestructura de la formación social de
que se trate. El individuo no puede tomar la decisión libre de migrar,
como ya dijimos, no porque se lo impida la organización jurídica de
la sociedad, sino porque se lo obstaculiza el entramado histórico-so-
cial en que está inserto.
24 Ibidem, p. 30.
25 Ibidem, p. 13.
26 Ibidem, p. 39.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE 87
En este marco conceptual, en el que el cambio social pugna por
hacerse presente sin lograrlo a plenitud, se manifiestan varias causa-
les básicas de las migraciones. De esta forma la falta de empleo,
crónica en las sociedades subdesarrolladas, aparece como el determi-
nante fundamental del proceso migratorio agrario-urbano y de la
misma forma el desequilibrio estructural entre la oferta y la mano de
obra “crea una insostenible inestabilidad, la cual no puede menos
que desembocar en la migración”.27
Pero la migración no siempre está compensada por un destino
seguro. No siempre hay migración del desempleo al empleo. De
hecho puede ocurrir que el migrante se desplace desde un área de-
primida, sin empleo, a las zonas en vías de recuperación o ya conso-
lidadas en su avance estructural, pero no hacia un puesto de trabajo
seguro, sino hacia la periferia del sistema ocupacional, hacia el su-
bempleo o hacia las filas del ejército industrial de reserva.
La falta de empleo crónica es correspondiente a una demanda
insuficiente, que no puede ir absorbiendo toda la oferta de trabajo,
siempre creciente; y los casos en que, bajo este esquema de insegu-
ridad e incertidumbre se produce la migración, no podrá explicarse
por motivaciones particulares de orden psicosocial o por otros moti-
vos personales, sino por la desesperación y la frustración extrema.
Precisamente esta situación tipifica a la “migración forzada” que ex-
cluye todo tipo de consideraciones personales “y es lo que da los
elementos para proporcionar una explicación de la enorme mayoría
de los casos de migración y no sólo para una pequeña proporción
determinada”.28
Concluyendo pudiéramos decir con referencia a la perspectiva
histórico-estructural, que las causas de las migraciones internas se
expresarían en dos niveles: uno macroteórico, en donde en primer
término aparecen las relaciones histórico-estructurales de la sociedad
en estudio, íntimamente ligadas al problema centro-periferia carac-
terístico del esquema capitalista de desarrollo dependiente de Amé-
rica Latina, y que se manifiestan concretamente en las desigualdades
en el régimen de tenencia de la tierra; el bajo nivel de inversiones
en la agricultura y los reducidos índices de productividad en las ac-
tividades agropecuarias.

27 Ibidem, pp. 13 y 16.


28 Ibidem, p. 15.
88 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE

Un segundo nivel de análisis microteórico en donde las deficien-


cias estructurales se manifiestan en un desequilibrio crónico entre la
oferta y la demanda de empleo y en un desajuste en los niveles de
ingreso que propician un migración “forzada” y que pueden dar paso
a causales de carácter psicosocial, aunque éstas se quedan como un
trasfondo sin mayores posibilidades decisorias.
Muy pocos investigadores manejan el instrumental teórico históri-
co-estructural para analizar las migraciones en los países industriali-
zados. Es frecuente percibir, tanto de los estudiosos latinoamericanos
como de otras esferas del llamado “tercer mundo”, el uso del lengua-
je y de algunas categorías de esta escuela, curiosamente mezclados
en muchas ocasiones con las categorías, nociones y conceptos proce-
dentes del estructural-funcionalismo y del materialismo histórico,
aunque nociones como “estructura de poder” o “dominación”, por
ejemplo, que corresponden en forma evidente a la concepción mar-
xista de la superestructura, no son identificadas ni referidas a su
contexto original. La respuesta a esta aparente incongruencia parece
tener su origen en prejuicios ideológicos, pero quizá también pueda
deberse a una búsqueda original en la aplicación de los conceptos
fundamentales del materialismo histórico al estudio de las migracio-
nes. En las siguientes páginas veremos cómo se han aplicado estos
últimos a casos específicos con valiosos aportes teóricos y esto ha sido
una contribución muy importante, porque en estricto rigor el pen-
samiento marxista clásico se detuvo muy escasamente en el tema que
nos ocupa.

El materialismo histórico

En las obras de Marx y Engels no encontramos referencias concretas


o directas al fenómeno de las migraciones, no obstante ser coinci-
dente una gran parte de los trabajos de ambos, con el desarrollo y
auge del proceso de la Revolución Industrial en Inglaterra. Las citas
de Marx en El capital sobre el tema de las migraciones (no siempre
explícitas) son nueve en total.29
Tampoco hay tales referencias en las obras de Lenin con excepción
de algunos pasajes de su libro El desarrollo del capitalismo en Rusia en

29 Véase El capital, Índice analítico, vol. iii, México, fce, p. 879.


LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE 89
el que aparecen algunas alusiones a la movilización de masas de
desempleados del área rural a la urbana.30
En este trabajo, Lenin hace un análisis del crecimiento de la po-
blación comercial e industrial a costa de la población agrícola, ma-
nejando abundantes datos censales y haciendo interesantes observa-
ciones sobre las motivaciones de los migrantes y otras reflexiones de
orden socioeconómicas como aquéllas de que “la marcha a la ciudad
debilita la vieja familia patriarcal y pone a la mujer en una situación
más independiente, igualándola en derechos al hombre” o que “la
marcha a trabajos no agrícolas eleva el jornal no sólo de los obreros
asalariados que marchan, sino también de los que quedan”.31 Y esto
último, ciertamente, fue un anticipo muy inteligente de reflexiones
posteriores, sin que nunca se le haya dado el crédito, que sepamos,
aunque por supuesto, esta tesis nunca pudo comprobarla en forma
empírica en su exilio siberiano.
Lenin vio el desplazamiento de los campesinos a las ciudades como
“parte constitutiva, indispensable del desarrollo capitalista” y “una
significación hondamente progresiva respecto a las viejas formas de
existencia”.32 En este capítulo de la obra citada, expone Lenin la
importancia que para el desarrollo del capitalismo tiene la disponi-
bilidad del ejército industrial de reserva compuesto en muchas oca-
siones por desplazados y migrantes sin destino fijo.
El análisis de las migraciones humanas a la luz del materialismo
histórico, está por realizarse. Los ejemplos que siguen muestran
cómo pueden emplearse sus fundamentos esenciales al análisis de la
realidad social contemporánea.

Los elementos para una teoría marxista de las migraciones

Nikolinakos33 ha mencionado las deficiencias de la teoría económi-


ca para explicar el fenómeno de la migración, ya que éste siempre
ha sido referido para su análisis a la ley de la oferta y la demanda.
30 V. I. Lenin, El desarrollo del capitalismo en Rusia, Moscú, Progreso, 1975. Véase

específicamente la sección 11 del capítulo viii, pp. 570 y ss. Este libro fue escrito por
Lenin entre 1896 y 1899, unos años después de que Ravenstein formulara sus célebres
leyes de la migración. Véase E. G. Ravenstein, “The laws of migration”, op. cit.
31 Ibidem, p. 591.
32 Ibidem, p. 594.
33 Marios Nikolinakos, “Notes towards a general theory of migration in late ca-

pitalism”, Race and Class, 17: 5-17, verano de 1975.


90 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE

Bajo este enfoque, la variada remuneración a los factores de la


producción en diferentes áreas conduce a su movilidad hacia el
equilibrio, lo que da por resultado el ajuste de sus precios y el de-
sarrollo de las áreas menos favorecidas. “Este concepto –dice este
autor– es concomitante con las ideas fundamentales de la teoría eco-
nómica clásica y neoclásica, de acuerdo con las cuales, las leyes
económicas crean un mundo armonioso en el cual todo funciona
en la mejor manera posible”.34
Este enfoque, sigue afirmando, “deja por sí mismo sin explicación
el hecho de que algunos países no han seguido el mismo proceso de
desarrollo que ha caracterizado a los países industrializados de hoy.
Por ello la teoría económica burguesa es arbitraria y ahistórica”.35
Nikolinakos explica que el desarrollo económico está recíproca-
mente influido por tales factores y por sus características, que a su
vez tienen su origen en determinantes históricos del proceso de cre-
cimiento y acumulación de capital. Las razones para migrar están
influidas por múltiples aspectos y no pueden observarse como un
mero movimiento automático de reasignación de factores.
De acuerdo con este autor, los elementos de una teoría para el
estudio de la migración hay que buscarlos en la estructura misma
del capitalismo, sobre todo en su etapa moderna. Esta última puede
rastrearse poniendo de ejemplo las dimensiones que tomó la mi-
gración desde la segunda guerra mundial, debido básicamente a
dos factores: primero, el desarrollo demográfico relativo, y segundo,
la acumulación de capital, con el consecuente incremento en la
demanda de mano de obra.
La acumulación de capital tuvo como precondición la expansión
del mercado interno, acompañado por un incremento en la deman-
da de obreros calificados. Las necesidades excedieron la oferta y la
brecha resultante fue llenada con la importación de mano de obra
de los países atrasados de la región. De este modo los migrantes to-
maron el papel de ejército industrial de reserva, asegurando el cre-
cimiento y desarrollo en los países de Europa Occidental.36 Sin los
emigrantes, el crecimiento logrado únicamente podría haber sido
asegurado por mecanismos de planificación y esta última no es una
característica intrínseca del capitalismo.

34 Ibidem, p. 5.
35 Ibidem, p. 6.
36 Ibidem, p. 8.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE 91
Después de la segunda guerra mundial, el modo de producción
capitalista abandona el patrón tradicional del sistema colonial, para
sustituirlo por la explotación directa de la fuerza de trabajo en la
metrópoli misma, mediante la importación de trabajadores extranje-
ros. La exportación de capitales se produce solamente cuando las
ramas de la producción alcanzan un nivel de rendimiento muy bajo
en la metrópoli y desde luego solamente se dirige hacia países que
garantizan un mínimo riesgo de inversión y una mayor rentabilidad
del capital.
Este sistema encontró su límite en las crisis que pusieron en riesgo
su existencia. Solamente podría salvarse el sistema por medio de
cambios estructurales. Ello implicó un mayor control de la importa-
ción de trabajadores, una mayor exportación de capital y un creci-
miento controlado junto al estímulo de la intervención del Estado al
servicio del sistema, abandonando el liberalismo clásico.
Por otra parte, una teoría de la migración –continúa exponiendo
Nikolinakos– debe tomar en cuenta que el crecimiento de la pobla-
ción no está gobernado por leyes autónomas, sino que es una función
también del proceso social de acumulación de capital. No sólo por-
que el progreso técnico en la salud pública influye en las tasas de
nacimientos y mortalidad sino porque también el aumento del ingre-
so debido a la productividad y al logro del empleo pleno puede influir
en el tamaño de las familias. La caída en la tasa de nacimientos en
los países capitalistas industrializados es un aspecto de su desarrollo
económico y los cambios sociales derivados. Las comparativamente
altas tasas de crecimiento en muchos de los países de emigración
pueden descubrirse en su retraso económico y la deformación del
desarrollo de su población por el colonialismo.37
Además, la excesiva oferta de trabajo de los países de emigración
y el desempleo prevaleciente, son el resultado de una baja acumula-
ción de capital y retrasos económicos concomitantes aparejados con
su pasada dependencia del imperialismo.
De esta forma, el mecanismo migratorio está diseñado no solamen-
te para mantener el balance entre la oferta y la demanda de trabajo,
sino para perpetuar las relaciones de dependencia entre la periferia
y el centro. Básicamente la internacionalización del trabajo median-

37 Ibidem, p. 9.
92 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE

te la expansión de la migración refleja el inherente empuje del capi-


talismo hacia su expansión y globalización.
Como el lector habrá podido darse cuenta, las reflexiones anterio-
res pusieron de manifiesto que su autor busca formular una teoría
general de las migraciones a partir de la aplicación del materialismo
histórico a las características específicas de los países de emigración,
que a su juicio son las siguientes:

1] Dichos países fueron formal o informalmente dependientes de los


poderes coloniales en algún momento de su historia.
2] En el periodo de la posguerra la independencia política formal
fue seguida de una transformación social en el sentido de que la
burguesía comenzó a participar en la industria nacional a la cual
le fueron asignadas las ramas menos remunerativas en las metró-
polis. Estas industrias usaron sistemas intensivos de capital, los
cuales significaron un desempleo, no sólo coyuntural sino de
larga duración.
3] Los países de emigración son gobernados, casi sin excepción, por
gobiernos dictatoriales que permiten y aseguran estos procesos.
4] Las tendencias expansionistas del capital europeo occidental, ba-
sadas en una nueva división del trabajo, condujeron a una más
fuerte integración de países de emigración al sistema económico
de la región.
5] Un rasgo predominante en esos países es el colonialismo interno.

En el caso de Europa, todavía hoy el trabajador extranjero puede


ser despedido cuando el ciclo económico así lo requiera porque sus
contratos siguen siendo temporales. Por otra parte, la xenofobia se
mantiene y ello estimula la división en la clase trabajadora, en ausen-
cia de una conciencia de clase. Pero la razón más importante para
mantener la discriminación es que ella contribuye a aumentar la tasa
de explotación. El capital ha maximizado la plusvalía mediante el
proceso de circulación libre de la mano de obra.
Por lo tanto, la explotación que resulta de la migración se realizó
por lo menos en dos niveles: En primer lugar, a nivel del inmigrante
individual. En segundo lugar a nivel de clase, como subproletariado,
ya que los trabajadores migrantes son explotados más intensamente
que el trabajador nativo, salvo en empresas muy grandes que se rigen
por normas legales de creciente implantación en la Unión Europea.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE 93
De manera obvia, la situación es diferente a medida que los países
involucrados en el flujo migratorio van nivelando el desarrollo de sus
fuerzas productivas. De esta forma resulta evidente que “la aplicación
de una teoría general de las migraciones, sobre los lineamientos que
anteceden, ponen de manifiesto el carácter de clase que contiene el
fenómeno”.38
Finalmente debe decirse que la migración interna está expuesta a
las mismas leyes que la migración internacional. Ambas resultan del
subdesarrollo o de la mecanización de la agricultura por una parte
y de la acumulación de capital y el proceso de industrialización en
los centros urbanos por la otra. La migración interna significa, según
Nikolinakos, la proletarización de las masas, que es una precondición
del proceso de acumulación. La migración internacional está gober-
nada por las mismas leyes que las internas excepto que la composi-
ción orgánica del capital está dada y se define en el ámbito de las
relaciones entre los monopolios financieros e industriales transnacio-
nales. La migración internacional, sin duda, dice nuestro autor, es
un elemento destinado a mantener la dependencia de las naciones
periféricas de la metrópolis. “El siciliano está tan enajenado en Milán
como en Frankfurt.”39
La existencia de un ejercicio de aplicación del materialismo histó-
rico como el que antecede no aparece en la bibliografía que exami-
namos. Ello indica que este instrumental teórico no ha logrado
despertar el interés de los especialistas o que por ello sus propuestas
han carecido de la debida difusión.

El materialismo histórico como herramienta teórica

Fernández Arias40 ha sostenido con énfasis que no hay duda alguna


de que los factores de tipo económico influyen decisivamente en los
fenómenos poblacionales y, por tanto, en las migraciones humanas.
Sin embargo, las vinculaciones entre el proceso migratorio y sus po-
sibles causales económicas han sido manejadas en la mayoría de los
casos de manera mecánica y superficial recurriendo a la economía
política clásica y neoclásica.

38 Ibidem, p. 14.
39 Ibidem, p. 14.
40 Op. cit., véase supra.
94 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE

Hacerlo desde el materialismo histórico, permitiría analizar las


migraciones, dice este autor, partiendo de una base económica tam-
bién, pero con la diferencia de que en lugar de examinar la migra-
ción en conexión con las variables que le son atribuidas como causas
directas, se lograría analizar el fenómeno como parte integrante del
proceso productivo que tiene como marco las relaciones sociales de
producción, es decir, las relaciones básicas que establecen los hom-
bres entre sí para producir y distribuir los bienes materiales necesa-
rios para la vida.
Sostiene Fernández Arias que la interpretación del concepto de
estructura económica, concebido como relaciones sociales de pro-
ducción, marca la diferencia entre el enfoque del materialismo his-
tórico y otros paradigmas teóricos economicistas. El criterio sostenido
por la concepción materialista de la historia aplicada a la economía
permite zanjar muchas lagunas que dejan los enfoques tradicionales
en el análisis de ciertas particularidades de la conducta humana ya
sea colectiva o individual como es la migración. E incluso ayuda a
explicar ciertos casos en los que el enfoque de la modernización, por
ejemplo, no logra aclarar en lo absoluto, por no tomar en conside-
ración aspectos estructurales fundamentales que intervienen y con-
dicionan la decisión de migrar.
El desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas va a determinar
las características de la estructura económica de la sociedad y la ob-
servación de las variaciones en la estructura productiva permitirá
comprender los distintos tipos de flujos migratorios que se han dado
en la historia así como “el papel que cada uno de ellos ha jugado en
el proceso del cambio social; es decir, nos permite integrar plena-
mente el estudio de las migraciones dentro del proceso de desarrollo
histórico de las sociedades […] El tipo de corriente migratoria va a
depender del desarrollo de las fuerzas productivas del país por regio-
nes y sectores económicos”.41 Es por ello que siguiendo esta línea de
razonamiento, al observar las relaciones entre el sistema económico
mundial y la estructura interna del país en estudio, es posible hacer
entroncar el estudio de las migraciones con el subdesarrollo, la de-
pendencia y el imperialismo.
En América Latina, sigue diciendo el autor, afortunadamente las
condiciones sociales imperantes han permitido elaboraciones teóri-

41 Mario Fernández Arias, op. cit., p. 30.


LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE 95
cas que manifiestan como una de sus finalidades principales, llegar
a una comprensión estructural e histórica del proceso migratorio.
El concepto de clase social, manejado con ciertas prevenciones,
y desde luego con base en el esquema del materialismo histórico,
es una unidad de análisis que debe tomarse en consideración tam-
bién en el estudio de las migraciones. Con la introducción de esta
categoría analítica, dice Fernández Arias, se da paso, asimismo, a la
posible importancia del papel de la lucha de clases como promotor
de los movimientos poblacionales sobre todo porque expresa las
contradicciones existentes entre la superestructura política e ideo-
lógica y la estructura económica. “La acción de migrar no es una
acción de clase –dice este autor– pero tiene implicaciones muy
importantes en la estructura y la lucha de clases.”42 Las tiene, por
supuesto, en la modificación que produce en la composición de las
fuerzas productivas y en la participación de las mismas en las rela-
ciones de producción.
Las ventajas del análisis de las migraciones en el contexto teórico
del materialismo histórico, por tanto, son muy prometedoras. Pero
para este autor es necesario dejar aclarado, “que con lo anterior no
nos proponemos eliminar de plano el estudio de los motivos inme-
diatos que llevan a los individuos a migrar, sino que por el contrario,
lo que cabría sería la integración del estudio de esa motivación psi-
cológica dentro de un esquema más general, que va a determinar sus
verdaderas causas estructurales”.43 Este esquema general podría ser,
de acuerdo con este autor, el materialismo histórico.

El migrante como mercancía

Una aplicación del modelo expuesto por Fernández Arias puede


encontrarse en el estudio de las migraciones de trabajadores agríco-
las de México a los Estados Unidos realizado por Jorge Bustamante.
Estos movimientos migratorios, de acuerdo con este autor, han
pasado por varias etapas de legalidad e ilegalidad, pero lo cierto es
que en uno y otro caso, la utilización de fuerza de trabajo proceden-
te de México ha resultado ser históricamente un reflejo de las con-
tradicciones internas de ambas sociedades y de forma muy específica

42 Ibidem, p. 34.
43 Ibidem.
96 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE

del carácter de las relaciones de producción tal y como se han desa-


rrollado en el suroeste agrícola de Estados Unidos.
La aplicación del análisis marxista a esta realidad cotidiana y ya
crónica de las relaciones entre los dos países fronterizos, ha sido
publicado por el investigador antes mencionado bajo el título de
Espaldas mojadas: materia prima para la expansión del capital norteameri-
cano.44 Bustamante hace en este excepcional, y ya clásico, estudio un
examen histórico de la estructura productiva de los Estados Unidos
en su relación con el proceso de inmigración internacional hacia
aquel país, las implicaciones que tales movimientos migratorios tu-
vieron en el desarrollo del capitalismo y la expansión de la economía
estadunidense, así como las consecuencias culturales resultantes en
los aspectos ideológicos y de discriminación que acompañaron a las
transferencias de poblaciones masivas ocurridas en la primera mitad
del siglo xix.
En el caso de las migraciones internacionales a los Estados Unidos
una predisposición contraria, racista y discriminatoria de los inmi-
grantes, sirvió como soporte y justificante para explotar la contrata-
ción de fuerza de trabajo barata y acelerar el proceso de acumulación
de capital, preparando de esta manera las bases para la posterior
industrialización del país.
En tal contexto, el trabajo humano, nos dice Bustamante, aparece
como materia prima para la expansión y acumulación del capital.
Esta materia prima es “llevada” al mercado por su propio productor,
de modo que la migración aparece como la autotransportación del
trabajo concebido como artículo para el mercado, es decir, como
mercancía. La migración que tiene lugar en este contexto la llama-
mos –apunta Bustamante– “migración-mercancía”.45
Este tipo de migración no es excluyente de otros, por supuesto.
Puede haber otra clase de migraciones como las causadas por perse-
cuciones políticas, religiosas, etc. Sin embargo, el propósito de la
denominación migración-mercancía es el de explicar un proceso de
migración que corresponde a las condiciones de expansión del capi-
tal en un modo de producción capitalista dentro de una estructura
social de clases.

44 Jorge A. Bustamante, Espaldas mojadas: materia prima para la expansión del

capital norteamericano, Cuadernos del ces, núm. 9, México, El Colegio de México,


1976.
45 Ibidem, p. 14.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE 97
La migración-mercancía presenta las siguientes características:

1] Entra a las relaciones de producción de la sociedad capitalista


recibiendo salarios por debajo del costo de supervivencia de los
trabajadores “nativos” (en este caso de los estadunidenses). En
tales condiciones la inmigración incrementa el potencial de ex-
pansión del capital proveyendo a sus dueños de fuentes adiciona-
les de plusvalor.
2] Los migrantes-mercancías son asignados por la sociedad capitalis-
ta a una posición social de inferioridad a los “nativos” y sanciona-
dos con prejuicios raciales, étnicos y discriminatorios. En estas
condiciones la inmigración-mercancía es convertida en un factor
de reforzamiento de la ideología impuesta por los grupos domi-
nantes, con base en la cual, las prácticas discriminatorias son
justificadas y los privilegios sociales son mantenidos. Esto a su vez
refuerza la superestructura que da legitimación a las relaciones
de producción capitalista.
3] Los migrantes-mercancías son puestos en conflicto con grupos de
trabajadores nativos contra los que deben competir por los traba-
jos de salarios más bajos. En estas condiciones la migración-mer-
cancía opera como un mecanismo de división entre trabajadores,
y consecuentemente, como un obstáculo para la solidaridad de la
clase trabajadora.
4] En casos de crisis en la sociedad receptora, los migrantes-mercancías
son culpados de contribuir o provocar las causas de la crisis. Esto
sucede así porque por definición este tipo de trabajadores llega sin
bienes o recursos de capital; por tanto, carece de poder, y así resulta
un blanco vulnerable de imputaciones de culpabilidad de las causas
de los desajustes económicos. Esto hace que se desplace la atención
sobre las responsabilidades de los grupos dominantes en relación
con la crisis. De esta forma los migrantes-mercancía son usados para
evitar cambios estructurales en la sociedad receptora.

En lo referente a México, el flujo migratorio del que forman par-


te este tipo de migrantes-mercancías, expresado básicamente en los
indocumentados ilegales, es un producto directo del proceso cíclico
de la economía capitalista estadunidense.
De aquí se puede concluir que el volumen de la emigración mexi-
cana a los Estados Unidos ha estado inversamente relacionado con
98 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE

los incrementos del desempleo en los Estados Unidos y directamen-


te relacionado con la demanda de mano de obra barata en este país.46
El autor se refiere en este aspecto a los hallazgos de Brinley Thomas
que confirman lo anterior.47
Bustamante estima que la emigración de mexicanos a los Estados
Unidos ha sido pobremente estudiada en México. Como consecuencia
de ello, la emigración hacia ese país se ha atribuido a factores internos
de expulsión, ignorando el peso de los factores de atracción que han
operado desde los Estados Unidos en la conformación del fenómeno
de la migración de mexicanos indocumentados. Ello no implica que
este flujo migratorio hubiese estado exento de factores de expulsión.
Se entiende así –según expresa el autor– que la migración es un fenó-
meno de relaciones sociales en el que operan tanto factores de expul-
sión como factores de atracción, pero en el caso de México, estos úl-
timos han tenido más peso que los primeros.

La industrialización como causa de las migraciones

Paul Singer es autor de un marco conceptual para el estudio de las


migraciones internas y de su relación con el desarrollo, que repre-
sentó la orientación con que los estudios del Grupo de Trabajo sobre
Migración de la Comisión de Población y Desarrollo del Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales (clacso) fueron abordados,
dado que el objetivo central “es la elaboración de un marco teórico
integral que permita un mejor acercamiento al análisis y explicación
del proceso de las migraciones internas a la luz de la realidad social,
económica, política e histórica de los países de América Latina”.48
Este esquema del que a continuación se hace una reseña muy
breve, está basado en el trabajo del autor publicado en Las migracio-
nes internas en América Latina,49 excluyéndose la parte que correspon-
de a cuestiones no relacionadas con el objetivo o la temática de este

Ibidem, p. 3.
46

Ibidem, p. 3. El trabajo citado por Bustamante es Inmigration and economic growth


47

en el que se concluye que los factores de atracción (pull factors) han tenido un
mayor peso que los factores de expulsión (push factors).
48 Humberto Muñoz y O. de Oliveira, “Introducción”, Las migraciones internas en

América Latina, op. cit., p. 10.


49 Paul Singer, op. cit., pp. 85 y ss.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE 99
capítulo, las que serán tratadas más adelante. El autor basa su análi-
sis considerando los siguientes puntos:

1] Hay niveles distintos de análisis de las migraciones y ellos depen-


den del marco histórico concreto en que se los examina, pero
siempre serán resultado de un proceso global de cambio del que
no deben separarse. Encontrar, por tanto, los límites de la confi-
guración histórica que dan sentido a un determinado flujo migra-
torio es el primer paso para su estudio. Las leyes de la migración,
dadas a conocer por Revenstein en 1885, difícilmente se aplica-
rían a las grandes migraciones de los pueblos germánicos que
dieron fin al imperio romano; pero pueden aplicarse justificada-
mente a las migraciones del campo a la ciudad en numerosos
países en proceso de industrialización, incluyendo a varios países
de América Latina, ya que fueron creadas en y para Inglaterra en
el contexto de la Revolución industrial.50
2] Industrialización y urbanización son términos convergentes en su
significado sociológico. Este último es el producto de la concen-
tración espacial de los factores y actividades de la producción. En
este contexto las migraciones internas, sin hablar de las interna-
cionales que podrían en buena parte ser explicadas de la misma
manera, no parecen ser más que un mero mecanismo de redistri-
bución de la población que se adapta en último análisis a la reor-
ganización espacial de las actividades económicas.51
Sin embargo, aunque las migraciones tienen una explicación
inmediata en el cambio tecnológico y en la división del trabajo
que toman cuerpo en la industrialización, ésta no se produce en
el vacío; a su vez, la industrialización es el producto de condicio-
nes históricas e institucionales por lo que estos factores comparten
la responsabilidad de las causas de la migración.
3] El factor principal a considerar en este punto del análisis, es la
intervención del Estado en la promoción de la industrialización
capitalista. Estas condiciones políticas o institucionales actuaron
en forma decisiva y son responsables de la generación de la des-
igualdad económica entre regiones geográficas. La concentración
del capital y la concentración espacial de las actividades (urbani-

50 Ibidem, p. 85.
51 Paul Singer, op. cit., p. 88.
100 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE

zación) poseen en el capitalismo un nexo causal común: el res-


paldo institucional o político. La creación de desigualdades regio-
nales pueden verse como el motor principal de las migraciones
internas que acompañan a la industrialización en los moldes ca-
pitalistas.52
4] Las desigualdades regionales tienden a crear un polo imantado
de atracción y otro de acción expulsiva. El primero corresponde
a la región favorecida, urbanizada y el segundo al área rezagada,
rural. Los factores de expulsión que provocan (que causan) las
migraciones son de dos órdenes: factores de cambio que derivan
de la introducción de relaciones de producción capitalista en
estas últimas áreas, y factores de estancamiento, que se manifies-
tan bajo la forma de una creciente presión demográfica sobre una
disponibilidad de áreas cultivables que pueden ser limitadas tanto
por la insuficiencia física de tierra aprovechable, como por la
monopolización de los grandes propietarios.53 La presión de am-
bos factores sobre las áreas rezagadas produce migraciones, pero
los factores de cambio actúan como propulsores del aumento de
la productividad en la población que no migra, mientras los fac-
tores de estancamiento agudizan el deterioro de las condiciones
de existencia de toda la población.
5] La demanda de fuerza de trabajo es el más importante de los
factores atractivos, pero la falta de calificación y los costos físicos
de la migración actúan como “obstáculos que se interponen”. Los
factores de expulsión definen las áreas en que se originan los
flujos migratorios pero los factores de atracción son los que de-
terminan la orientación de estos flujos y las áreas a que se desti-
nan. Esto hace desembocar el análisis en dos hipótesis: a] que los
migrantes no son absorbidos por falta de capacitación y desajuste
ante las condiciones requeridas por la economía industrial y b]
que la oferta de trabajo resulta ser superior a la demanda. Si la
primera es verdadera, el equilibrio entre la oferta y la demanda
es transitorio; si por el contrario la segunda es cierta, la margina-
lización pasa a ser el resultado necesario del proceso de industria-
lización capitalista.54

52 Ibidem, p. 94.
53 Ibidem, p. 95.
54 Ibidem, p. 96.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE 101
6] Los obstáculos institucionales (salarios mínimos, indemnización por
despido, etc.) impiden que se restablezca el equilibrio entre la oferta
y la demanda de la fuerza de trabajo mediante el mecanismo de los
precios. Suprimir tales obstáculos deprimiría la demanda por la vía de
una reducción del consumo ya que como es sabido, la propensión de
los pobres a consumir es muy superior a la de los ricos.55
7] Las migraciones en los países no desarrollados constituyen un
fenómeno históricamente determinado cuyas manifestaciones
concretas derivan de las condiciones específicas en que se produ-
ce la industrialización. Las que tienen lugar en los países desarro-
llados no son iguales; por lo tanto, no se les puede aplicar el
mismo instrumental teórico para estudiarlos.56
8] Lo más probable es que la migración sea confirmada histórica-
mente como un proceso social cuya unidad actuante no es el in-
dividuo, sino el grupo. Cuando se desean investigar procesos so-
ciales como las migraciones, los datos obtenidos a partir de una
base individual, llevan la mayoría de las veces a análisis psicologi-
zantes en los que los principales condicionantes macrosociales son
deformados cuando no omitidos.57
9]Si se admite que la migración interna es un proceso social, debe supo-
nerse que presenta causas estructurales que impulsan a que determi-
nados grupos se pongan en movimiento. Estas causas son casi siempre
de fondo económico. La primera ola de migrantes estará constituida
por desempleados, la segunda por campesinos proletarizados.58
10] Aunque un grupo social sea llevado a migrar por causas estructu-
rales, es lógico que no todos sus miembros lo hagan de inmediato.
Existe una selectividad de factores de expulsión que puede ser
asimilada a una diversidad de motivos individuales que llevan a
unos a migrar y a otros no. A esta selectividad objetiva, se añaden
motivaciones subjetivas. Siempre es conveniente distinguir los mo-
tivos (individuales) para migrar de las causas (estructurales) de la
migración. Las causas se manifiestan en el contexto de las condi-
ciones socioeconómicas que inducen a migrar. Los motivos, incluso
aun cuando son subjetivos en gran parte, no corresponden siempre
a características de los individuos. Lo que importa es no olvidar que

55 Ibidem, p. 101.
56 Ibidem, p. 108.
57 Ibidem, p. 111.
58 Ibidem, p. 112.
102 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE

la primera determinación de quién va y de quién queda, es social,


o sea, de clase. Dadas determinadas circunstancias, una clase social
es puesta en movimiento. En un segundo momento, las condicio-
nes objetivas y subjetivas determinan qué miembros de dicha clase
migrarán antes y cuáles quedarán atrás.59
11] Cuando una clase social se pone en movimiento, crea un flujo
migratorio que puede ser de larga duración y describe un trayec-
to que puede englobar varios puntos de origen y destino, origina-
do por determinados factores estructurales, que determinan su
despliegue en el espacio y en el tiempo. La hipótesis básica es que
el flujo determina los movimientos migratorios y éstos pueden ser
comprendidos tan sólo en el contexto más general de aquél.
12] Los migrantes de la pequeña burguesía no son como los traba-
jadores, expulsados del área, debido al aniquilamiento de sus
medios de vida. Huyen del estancamiento económico y social y
de la falta de perspectiva de movilidad ascendente.60 La estructu-
ra salarial es importante solo cuando está deteriora sus hábitos de
vida o se ven amenazados de perderlos

En resumen, las migraciones pueden verse como un acontecimien-


to que es producto directo de la industrialización y la urbanización.
Tales hechos hay que ubicarlos en un contexto histórico definido
para poder separar los factores estructurales que están íntimamente
ligados en su proceso. Una vez detectadas las causas estructurales, es
necesario conducir el estudio al nivel motivacional en donde las ca-
racterísticas individuales y sus actitudes, muchas de ellas subjetivas,
serán responsables de la selectividad de los migrantes. Entre los fac-
tores estructurales, los de carácter económico han sido los más des-
tacados como responsables de las migraciones. Para su estudio se
introducen dos categorías de análisis: los factores de cambio y los
factores de estancamiento. Ambos explican el carácter y la intensidad
de los flujos migratorios en el marco del desarrollo económico de los
países de América Latina.

59 Ibidem, p. 113. El punto referente a que “una clase social es puesta en movi-

miento” ha sido rebatido por Omar Argüello y por Mario Fernández Arias; véase al
respecto del primero, las pp. 40 y 41 de su trabajo citado (nota núm. 1) y del se-
gundo, Las migraciones internas; algunos lineamientos teóricos desde la perspectiva del
materialismo histórico, op. cit., p. 34.
60 Paul Singer, op. cit., p. 115.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE 103
La hipótesis sobre la “movilidad transicional”

El concepto de modernización ha sido objeto de amplia considera-


ción por un buen número de especialistas fuera del ámbito latino-
americano. Pryor61 es autor de varios trabajos en los que intenta
codificar y relacionar el proceso de desarrollo económico con el
proceso de modernización, bajo la suposición de que el primero no
necesariamente debe coincidir con el segundo en el espacio geográ-
fico, de lo cual dan buenas cuentas los países subdesarrollados. Este
autor ha tomado la hipótesis de la movilidad transicional de Zelinski62
para presentar en una perspectiva global, histórica y sistemática las
variables que intervienen en la transición entre una sociedad tradi-
cional y una moderna, incluyendo directamente en este proceso las
incidencias demográficas de cada periodo y la movilidad poblacional
que le ha acompañado.
Según Zelinski, hay definidas regularidades en el aumento de la
movilidad a través del tiempo y el espacio y tales patrones de conduc-
ta forman un componente esencial del proceso de modernización.
Esta movilidad ha sido expresada por este autor como un continuo
histórico en uno de cuyos extremos aparece la sociedad premoderna
tradicional, y en el otro la neomoderna, posindustrial. A lo largo de
todo ese trayecto aparecen los pasos intermedios que configuran las
etapas de transición, de un polo al otro. Estas etapas han sido titula-
das por Zelinski como “transicional antigua” y “transicional moder-
na”, a las que sigue una etapa moderna, industrialmente avanzada.
El desarrollo de este modelo, incluye la conceptualización teórica
de Zelinski, cuya hipótesis provee, según Pryor, un marco de referen-
cia dinámica, especialmente en un contexto de movilidad espacial,
que permite apreciar la interacción entre urbanización y migración
en el contexto del desarrollo económico, además de enfatizar, facili-
tando de esta manera su análisis, la interacción entre transición de-
mográfica y movilidad espacial.
A lo largo de la transición, partiendo de la sociedad preindustrial y
a través de varios grados de industrialización y modernización, se ob-

61 R. F. Pryor, “Migration and the process of modernization”, People on the move.

Studies on internal migration, L. A. Kosinski y R. M.Prothero (eds.), Londres, 1975,


pp. 23-36.
62 W. Zelinski, “The hypothesis of mobility transition”, Geographic Review, 61, 219-

249 (citado por R. F. Pryor, op. cit.).


104 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE

serva un cambio paralelo en las características poblacionales. El mode-


lo sugiere que la transformación de la estructura económica es causa
y resultado a la vez de la distribución poblacional a través de la historia.
La transición demográfica resulta de la difusión de los elementos cul-
turales a que da origen el proceso cualitativo ascendente hacia la
modernización en que la sociedad se encuentra involucrada.63
Las variables independientes de este enfoque están constituidas
por dos estados: el correspondiente al desarrollo económico y al de
modernización, que están comprendidos en una categoría global que
el autor ha titulado “dinámica socioeconómica”.
De ellas dependerán las variables que corresponden a la fase de-
mográfica de transición y a la fase de movilidad transicional o de
transición, que pertenecen al grupo de la dinámica poblacional.
En la última fase prevista, es decir, en la que se refiere a la mo-
vilidad transicional, están insertados los movimientos migratorios.
El elemento motor de la movilidad espacial será encontrado en los
tipos de migraciones señaladas por Petersen como innovadoras y
conservadoras de los cuales se sirve Pryor para sugerir que entre las
etapas ii y iii del esquema de Zelinski, estos dos tipos de migracio-
nes determinarán, en los países subdesarrollados, las características
de las migraciones internas, ya que ellas básicamente están orienta-
das por motivaciones de progreso, que se dan generalmente entre
la periferia y el centro, tanto entre regiones de un mismo país, como
entre países y regiones. Con base en la hipótesis de Zelinski es po-
sible construir un paradigma de las migraciones internas en los
países subdesarrollados, a la luz del factor de atracción principal en
toda la propuesta, es decir, la modernización.

63 R. F. Pryor, op. cit., p. 29.


LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, PRIMERA PARTE 105
hipótesis de la movilidad transcional. relación entre facto-
res socioeconómicos y la dinámica poblacional
DINÁMICA DINÁMICA
SOCIOECONÓMICA POBLACIONAL

Estado de desarrollo Estado de Fase demográfica Fase de movilidad


económico modernización de transición transicional
PREINDUSTRIAL Tradicional A: I]
asentamientos alta br ORU
independientes alta dr --C
dispersos; baja ni
enclaves agrarios
subregionales
TRANSICIONAL B: II]
TEMPRANA + br + + RU
centro/periferia Difusión incial de la - dr + RR
comienza la modernización desde + ni ++E
diferenciación; el nódulo innovador --U
incipiente del centro +C
industrialización
TRANSICIONAL MODERNA C: III]
emergencia de - br - RU
centros Extensiva difusión de - dr - RR
subdominantes; gran la modernización - ni -E
industrialización desde múltiples +C
nódulos; movilidad
social ascendente en
auge.
INDUSTRIAL AVANZADA MODERNA D: IV]
interdependiente red máxima difusión baja br - - RU
desde el centro; espacial diferencias baja dr - - o ORR
maduración industrial cualitatvas en baja ni + + UU
decrecimiento + E?
+I
++C
POSINDUSTRIAL NEOMODERNA E: V]
declinación de la convergencia baja br + + UU
industria como % de sociocultural baja dr -I
PNB; dominantes ni-control ++C
encadenamientos El desarrollo de las
regionales e comunicaciones
internacionales pudiera modificar la
migración y la
circulación

1] BR= razón nacimientos/fertilidad. DR= razón muerte/mortalidad.


2] RR= migración rural-rural. RU= migración rural-urbana. UU= inter/intra migra-
ción. E= emigración. C= circulación (movimientos recíprocos). I= inmigración.
3] + Incremento; - Disminución; 0 ninguno; - - Menor; + + Mayor.

Fuente: Pryor, 1977; Zelisky, 1971.


5. LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN.
SEGUNDA PARTE

el desequilibrio funcional

En contrapartida al concepto de cambio social como causa de las


migraciones, aparecen en la bibliografía examinada los trabajos que
se caracterizan por asignarles a las migraciones un papel equilibrador
de los desajustes funcionales que tienen lugar en una sociedad. Se
concibe a la migración de esta manera, como el producto de causas
muy diversas, que básicamente pueden agruparse bajo dos clases:
factores de expulsión y factores de atracción (en inglés más conocidos
como push and pull factors).
Los trabajos consultados que siguen el método de estudio de casos
en un nivel microteórico, o incluso los modelos matemáticos de al-
cance limitado, revelaron una marcada preferencia a concebir las
migraciones como un factor compensador que se produce de forma
casi espontánea y que tiene el objetivo de reestablecer el equilibrio
funcional de la sociedad1 transitoria o crónicamente perturbado,
básicamente por motivos económicos. En esta perspectiva hay un
enlace multidisciplinario de observación teórica, en la que los distin-
tos especialistas en los problemas migratorios generalmente difieren
en los objetivos y en los niveles de análisis.2 Desde luego que el des-
equilibrio funcional, en términos sociales, es un tema que exige un
amplio espectro estructural e histórico de análisis porque la perspec-
tiva es de suyo, una esfera global. Es muy raro que una coyuntura, ya
sea espacial, o histórica reducida, pueda producir un desajuste social
funcionalmente detectable, sin embargo los estudios que hemos

1 Para una explicación del sentido en que se emplea en este trabajo el concepto

de “equilibrio funcional”, véase Ely Chinoy, Introducción a la sociología: conceptos bási-


cos y aplicaciones, Buenos Aires, Paidós, 1979, p. 84.
2 Un excelente trabajo que permite conocer las principales tendencias del desa-

rrollo teórico del fenómeno migratorio desde un punto de vista multidisciplinario


es el de Caroline B. Brettell y James F. Hollifield, titulado Migration theory: talking
across disciplines, Nueva York, Routledge, 2000, 239 pp.

[106]
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE 107
examinado se inclinan a encontrar en las peculiaridades de casos
específicos, elementos causales aplicables a todo el campo social en
que los mismos tienen lugar.
Hay varios rasgos que caracterizan el análisis de las migraciones
desde esta perspectiva, entre ellos: a] El hecho de que la mayoría de
los estudios se hayan realizado creyendo que el fenómeno migratorio
debe ser reducido a conceptualizaciones y términos físicos y biológi-
cos. b] La construcción de modelos partiendo del análisis matemático;
y c] La tendencia muy marcada, entre los investigadores estaduniden-
ses, a ignorar las precedencias teóricas o conceptuales, sobre todo si
éstas rebasan un marco previsto de alcance limitado.
Por otra parte, la causal básica de las migraciones bajo este enfo-
que, es decir, el desajuste funcional, la disfunción o la anomia, no
aparece expresada como objetivo central del estudio; se mantiene
implícito, pero subyacente, ya que parece estimarse que no existe
otro marco de referencia fuera de éste y que sale sobrando mencio-
nar lo que es obvio. Esta forma de manejar las investigaciones, refle-
ja, como ha dado a entender Lourdes Arizpe, una clara ubicación de
la migración como “un fenómeno que obedece a causas particulares
o ahistóricas, por lo que es tratado separadamente de los procesos
sociales que le acompañan y, en cuyo caso, el método por seguir (para
su estudio) sería la recolección de materiales comparativos con los
cuales se llega a establecer una serie de principios o “leyes” de la
migración. Éste fue el método seguido por el profesor inglés E. G.
Ravenstein, quien publicó precisamente sus “Leyes de la migración
en 1885”.3
Tomando como base lo anterior, se explica que los especialistas
que mayores aportes hayan hecho bajo este enfoque correspondan a
los economistas y demógrafos, quienes suelen estar bien equipados
para llevar a cabo lo que también es otra característica de esta ten-
dencia: los estudios cuantitativos del fenómeno migratorio.
De esta forma los demógrafos y otros especialistas de disciplinas
afines, observarán y tratarán de explicar las migraciones dando énfa-
sis a factores como la distancia geográfica entre el punto de origen
y de destino. Los economistas a su vez, se ocuparán de relacionar la
migración a los desajustes de la oferta y la demanda entre los factores

3 Lourdes Arizpe, Migración, etnicismo y cambio económico, México, El Colegio de

México, 1978, p. 32.


108 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE

de la producción o a la asignación y reasignación de recursos entre


regiones. Pero todos los trabajos llevarán una marca distintiva: la
exploración microanalítica de las migraciones. A este grupo pertene-
cen también algunos sociólogos que, bordeando las líneas de demar-
cación semántica de la economía, hablan en sus estudios de “capital
social” para referirse a las relaciones que a veces existen entre los mi-
grantes que inician su desplazamiento y aquellos que ya se encuentran
ubicados en el lugar de destino,4 mientras que los economistas se de-
tienen con mucha atención sobre lo que llaman el “capital humano”,
noción que incluye factores tales como el grado de escolaridad, la
capacidad técnica, la destreza laboral, etcétera, de los migrantes.
La teoría del equilibrio funcional fue un objeto de estudio de
mucho interés para Talcott Parsons y algunos de sus discípulos, como
es sobradamente conocido para los sociólogos. Y aunque no vamos
a entrar en la historia del concepto para no desviarnos mucho del
tema, el modelo general explícitamente reconocido por sus exponen-
tes, se expresa de una manera muy precisa en el concepto de ho-
meostasis tal como lo aplica a la fisiología humana W. B. Cannon.5
El equilibrio funcional, por tanto, es en cierto modo equivalente
al concepto de unidad funcional, que se define según Radcliffe
Brown como una situación en la que todas las partes del sistema social
funcionan juntas con un grado suficiente de armonía o de congruen-
cia interna, es decir, sin producir conflictos persistentes que no pue-
dan resolverse ni reglamentarse.6
Es en tal sentido y con referencia al criterio sostenido por estos
autores antes mencionados que usamos la idea de desequilibrio fun-

4 Se dice que la noción de “capital social” es debida a Robert Putnam, profesor

de Políticas Públicas en Harvard, pero lo cierto es que ha resultado ser una idea
útil para describir algunas situaciones que se dan en las migraciones y desde luego
es todo un programa del Banco Mundial, quien la define como: “el conjunto de
normas y vínculos que permiten la acción social colectiva. Capital social no sólo es
la suma de las instituciones que apuntalan una sociedad, sino que es el pegamento
que las mantiene juntas”. Véase la página de Internet dedicada a este programa en
<www.worldbank.org/poverty/scapital>. Douglas S. Massey comenta en su artículo
para la International Encyclopaedia of Social and Behavioral Sciences, que fue G. C. Loury
en 1977 quien introdujo el concepto de capital social aunque fue Pierre Bourdieu
quien le dio su más amplia relevancia para la sociedad.
5 Alex Inkeles, Qué es la sociología, Manuales Uteha, núm. 273, México, 1965, p. 75.
6 A. R. Radcliffe-Brown, “On the concept of function”, citado por Robert K.

Merton, en Teoría y estructura sociales, México, fce, 1964, p. 35.


LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE 109
cional en este texto, precisamente y sobre todo, para denotar cómo
en los trabajos que a continuación se describen, el desajuste tempo-
ral de la función social es la que da origen a los movimientos migra-
torios, entre otros fenómenos. Todo ello, por supuesto, bajo el
marco teórico del estructural-funcionalismo.

La hipótesis push-pull

De acuerdo con Akerman, el impacto de esta idea ha sido tan fuerte


que excepto entre algunos especialistas, la teoría de la migración ha
sido reducida a un simple análisis de atracción y expulsión. El largo
predominio de este concepto refleja la tradicional influencia de las
ciencias naturales sobre la economía y las ciencias sociales en general.
Los modelos push-pull pueden ser considerados más o menos como
una construcción de equilibrio, como antes dijimos. Esta construc-
ción refleja un punto de vista mecánico que ha sido popular entre
los economistas, ya que ellos creen que el sistema económico tiene
una tendencia normal a retornar al equilibrio. Por ello dicen que una
sobrecorriente de fuerza de trabajo (es decir, un flujo migratorio)
tiene lugar cuando una economía pierde balance.7
Brinley Thomas presenta una versión del pensamiento teórico ba-
sado en los factores de expulsión y atracción que ya es clásico. Thomas
destaca la interrelación entre ambos factores en los países receptores
y los donantes y en adición a las variables económicas y demográficas
incorpora factores de tipo espacial y social a su modelo. El autor le da
un nuevo énfasis al desempeño independiente que juegan los movi-
mientos migratorios como agentes del cambio económico. Otro im-
portante punto de este enfoque es el concepto de la “economía Atlán-
tica” la que actúa como un marco para las migraciones internacionales
en masa. El centro de este enorme sistema migratorio fue Europa
Occidental con Norteamérica y otros continentes en la periferia.8
Para Jansen, “la teoría push-pull ha sido por largo tiempo una de
las más importantes en el estudio de la migración” y en eso, por su-
puesto, tiene total razón.9

7 Sune Akerman, “Towards an understanding of emigrational process”, Human

migration, W. MacNeill, y R. S. Adams (eds.), Indiana University Press, 1978, p. 289.


8 Ibidem, p. 289.
9 Clifford J. Jansen, Readings in the sociology of migration, Nueva York, Pergamon

Press, 1975, p. 12.


110 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE

En una ponencia presentada en la Conferencia Mundial sobre


Población en 1967, Bogue introdujo la siguiente hipótesis: “La mi-
gración con un fuerte factor de empuje (push) tiende a ser menos
selectiva en el lugar de origen, que la migración que tiene un fuerte
factor de atracción (pull). Donde hay mucha expulsión, pero muy
poca atracción –casos extremos son los desastres tales como hambru-
nas, inundaciones, sequías, etc.–, la selectividad en el lugar de origen
es mínima. En otras palabras, la selectividad de los emigrantes tien-
de a variar directamente con la fuerza de la atracción e inversamen-
te, si los factores de expulsión son los que predominan”.10 Debe
notarse cómo este autor lleva la hipótesis push-pull al grado de ser
el factor decisivo en la selectividad de los migrantes, lo cual eleva
el grado teórico de la propuesta a un nivel de legalidad total.
Para Kosinski y Prothero, el concepto que ayuda mejor a compren-
der el proceso de toma de decisión de migrar, es la dicotomía push-
pull. Migrar o no migrar, la crucial cuestión, resulta de la evaluación
de estos factores.11
Es interesante conocer el origen de este importantísimo concepto
que todavía domina gran parte de la escena teórica en el estudio de
las migraciones. Jansen parece atribuirle a Dorothy S. Thomas la idea
de haber hecho mención por vez primera de los factores de atracción
y expulsión, al citar a esta autora cuando hace mención del hecho,
para él incuestionable, de que “un intento por cubrir todos los pun-
tos (de las causas) bajo un solo encabezamiento, lo constituye la hi-
pótesis push-pull. Esta última sugiere, sigue diciendo Jansen, que la
migración es debida a desajustes socioeconómicos entre regiones.
Ciertos factores ‘empujan’ a las personas fuera de su área de origen,
y otros las ‘atraen’ al área de destino”.12
Hay autores, por supuesto, que han criticado este modelo en apa-
riencia tan obvio o sencillo. Por ejemplo Germani ha dicho que “si
bien este enfoque puede ser útil en ciertos sentidos, debe reconocerse
que implica el riesgo de simplificar demasiado el proceso, reducién-
dolo a una especie de equilibrio mecánico de fuerzas impersonales

10 Donald J. Bogue, citado por Jansen, op. cit., p. 13.


11 L. A. Kosinski y R. M. Prothero, “Introducción”, People on the move, Londres,
1975, p. 4.
12 Clifford J. Jansen, “Some sociological aspects of migration”, Migration; Sociolo-

gical Studies, núm. 2, Londres, The Cambridge University Press, 1972, p. 65.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE 111
externas. Al mismo tiempo –continúa diciendo– parece otorgar de-
masiado énfasis a las motivaciones racionales o instrumentales, sin
tener en cuenta la posible complejidad del proceso psicológico que
da lugar a la decisión de irse o quedarse”.13
Con referencia específicamente a la migración interna rural-ur-
bana, Larissa Lomnitz ha descrito el modelo con el siguiente ejem-
plo: “Por una parte, la ciudad atrae al campesino, ofreciéndole
mayores posibilidades de trabajo, más oportunidades educativas,
mayores satisfacciones en términos de su participación en la vida
nacional y en el gran movimiento sociocultural de la modernización
que propagan los medios de difusión y una mayor protección con-
tra la recurrencia de los desastres naturales o políticos. Por la otra,
el campo repele al campesino al negarle todas estas ventajas y al
cerrarle un camino propio de desarrollo económico y social me-
diante la actividad agrícola. Este tipo de dicotomía se conoce con
el nombre de hipótesis push-pull”.14
En general se le concede a esta hipótesis el mérito de haber pre-
dominado en el esfuerzo de organizar la información disponible en
torno al problema teórico planteado en el estudio de las migraciones.
Pero indudablemente, como ha expresado Berliner, “Es un modelo
de sentido común, que se le ocurre naturalmente a la observación
intuitiva”.15
Lo cierto es que el agrupamiento de motivaciones entre los facto-
res de atracción y expulsión, por ser tan amplio, permite la acepta-
ción de los más variados factores determinantes y causas de las mi-
graciones. Es prácticamente un modelo de uso tan general, que los
autores de todas las tendencias teóricas se han visto inclinados a
usar su terminología básica. Indudablemente ha propiciado la bús-
queda de las razones que causan el acto migratorio no solamente
en el lugar de origen sino en el de destino, lo que abrió en cierto
modo las puertas, tanto al análisis macro como microteórico.

13 Gino Germani, Sociología de la modernización, Buenos Aires Paidós, 1971,

p. 125.
14 Larissa A. Lomnitz, Cómo sobreviven los marginados, 2a. ed., México, Siglo XXI

Editores, 1977, p. 51.


15 Joseph S. Berliner, “Internal migration: a comparative disciplinary view”, Inter-

nal migration: a comparative, perspective, A. A. Brown y E. Neuberger (eds.), Nueva


York, Academic Press, 1977, p. 444.
112 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE

Ha resultado evidente y en cierto modo se explica, además, que


al no poderse conciliar el criterio de los estudiosos del fenómeno en
cuanto una tesis unificadora sobre las implicaciones globales, estruc-
turales e históricas sobre las causas de las migraciones, la dicotomía
push-pull haya sido usada para “globalizar” las discusiones que tienen
origen en la observación de la migración como un proceso derivado
del desequilibrio funcional.

Los ciclos económicos

Varios han sido los temas de investigación manejados por los econo-
mistas en la búsqueda de una explicación a las migraciones. Entre
ellos ha sido objeto de particular interés el de los ciclos económicos.
Se estima que Jerome es el autor del estudio más completo sobre la
influencia de los ciclos económicos en las migraciones internaciona-
les. Su trabajo se refiere a la inmigración en los Estados Unidos,
principalmente durante los cincuenta años anteriores a la entrada en
vigor de la ley restrictiva de la inmigración (aproximadamente de
1870 a 1923) aunque en algunos aspectos Jerome se remonta a una
fecha anterior y en otros se limita a datos anteriores a la guerra.
Para su estudio utilizó un índice de los ciclos económicos, basado
en diversos datos indirectos sobre condiciones de empleo, incluso
estadísticas de producción, precios e importaciones. Jerome observó
que un periodo de prosperidad en los Estados Unidos iba acompa-
ñado por lo general o seguido muy de cerca de un aumento de la
inmigración. Durante un periodo de crisis, la inmigración se reducía
considerablemente, pero en el periodo comprendido en su estudio
nunca llegó a cesar enteramente ni a ser inferior el número de in-
migrantes al de personas que abandonaban el país. Jerome llegó a
concluir, al observar simultáneamente las condiciones económicas de
los países de emigración, que en la mayoría de los casos los ciclos
económicos de estos países coincidían con los de los Estados Unidos,
y que la prosperidad de ambos países daba por resultado una gran
inmigración en el primero, mientras que disminuía mucho el núme-
ro de migrantes cuando la depresión era simultánea en ambos.
Tras examinar la conducta de los flujos migratorios de Europa
a otros países, además de los Estados Unidos, el autor estimó que
en su conjunto, las fuerzas de “atracción” eran mucho más impor-
tantes para determinar la afluencia anual de emigrantes en la úl-
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE 113
tima mitad del siglo xix que la fuerza de “rechazo” de las depre-
siones europeas.16
Dorothy S. Thomas estudió el desarrollo de las corrientes migratorias
desde Suecia a los Estados Unidos en relación con el comportamiento de
los correspondientes ciclos económicos de ambos países, llegando a la
conclusión de que durante el periodo de 1870 a 1908 los ciclos de emi-
gración neta estaban relacionados de un modo negativo con los ciclos
económicos de Suecia y de un modo positivo con los ciclos económicos
de los Estados Unidos. En los años prósperos la industria sueca pudo
contrarrestar con éxito la atracción ejercida por los Estados Unidos y la
tendencia latente a emigrar de los agricultores suecos, sólo se convertía
en una fuerza activa cuando se producía una depresión sueca simultánea-
mente con un periodo de prosperidad en los Estados Unidos.17
Brinley Thomas, en un análisis de la relación entre la corriente
migratoria transatlántica y el ritmo del crecimiento económico entre
1830 y 1913 encontró que los factores de “atracción” y “expulsión”
tenían un carácter alterno e interrelacionado; por ejemplo la juven-
tud emigrada de Europa a los Estados Unidos, ejerció una influencia
formativa directa en este último país tanto en las condiciones técnicas
como en los hábitos de consumo y ello creó las condiciones de “atrac-
ción” para nuevos emigrantes. Thomas concluyó que la emigración
masiva se producía cuando coincidían en los países donantes un
sector relativamente importante de fuerza de trabajo disponible a
causa de un periodo de innovación tecnológica coincidente, lo que
provocaba inmovilidad de las ocupaciones y de las clases.
Uno de los hallazgos de Thomas que parece haber tenido mayor
influencia entre los estudiosos, se relaciona con los “ciclos de la
inversión”, en donde la cuestión de fondo, la corrección del des-
equilibrio entre los factores de la producción, aflora de manera
interesante mostrando que los movimientos migratorios han estado
íntimamente ligados a las fluctuaciones en la inversión entre dos
áreas. Concretamente entre el Reino Unido y los Estados Unidos
ha sido evidente la relación de la migración con el dinamismo de
la inversión en el periodo de 1870 a 1914.18

16 H. Jerome, Migration and business cycles, Nueva York, National Bureau of Eco-

nomic Research, 1926, pp. 54-126.


17 D. S. Thomas, Social and economic aspects of swedish population movements: 1750-

1933, Nueva York, MacMillan, 1941, pp. 166-169.


18 Brinley Thomas, Migración internacional y desarrollo económico, unesco, 1961, p. 29.
114 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE

Bustamante, en su trabajo citado sobre las migraciones de ilegales


a los Estados Unidos procedente de México, sostiene que los hallaz-
gos de Thomas mencionados con anterioridad constituyen la base de
su hipótesis en el sentido de que en términos generales han tenido
más peso los factores de atracción (pull factors) que los de expulsión
(push factors) en la determinación del flujo de migrantes hacia aquel
país, ya que el volumen de la inmigración mexicana a los Estados
Unidos ha estado inversamente relacionado con los incrementos del
desempleo en los Estados Unidos y directamente relacionado con la
demanda de mano de obra barata en este país.19
Thomas, en la obra antes señalada, hace mención de otros cuatro
enfoques del análisis económico sobre la migración que merecen ser
citados. Éstos son: el comercio como sustituto de la migración; los
efectos sobre la demanda global y de sustitución debidos a la inmigra-
ción; inmigración e inflación; y migración en relación con el movi-
miento del capital privado, aunque estos aspectos pueden ser conside-
rados como consecuencias y no como causas de las migraciones.20
De todos ellos, por la actualidad que reviste, se reproduce una
breve síntesis de la relación existente entre inflación y migración en
el capítulo 6.21

La movilidad laboral

En la bibliografía económica sobre la migración el enfoque principal


ha sido puesto sobre la movilización espacial de la fuerza de trabajo,
como una respuesta a las necesidades del mercado. El marco de
trabajo subyacente para la mayoría de estos análisis –dice Ritchey– es
el clásico modelo de movilidad de factores. Este modelo es de tipo
ideal: la demanda y la oferta de la fuerza de trabajo está siempre en
equilibrio, con la oferta ajustándose en respuesta a la relativa tasa de
salarios reales entre las áreas. El salario es el precio del trabajo. La
migración de la fuerza de trabajo ocurre en respuesta directa a las
diferencias de los promedios en los salarios reales entre las áreas, y el
volumen de migración crece a medida que las diferencias en salarios
aumentan. El modelo supone pleno empleo y competencia perfecta.

19 Jorge A. Bustamante, Espaldas mojadas: materia prima para la expansión del capi-

tal, Cuadernos del ces núm. 9, México, El Colegio de México, 1976, p. 3.


20 B. Thomas, op. cit., pp. 25-36.
21 Ibidem, p. 33.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE 115
La competencia perfecta supone: a] que las personas buscan siempre
la máxima conveniencia, b] que el conocimiento de las oportunida-
des de empleo es completo, c] que los trabajadores son muchos en
número e iguales en gustos y capacidades, d] que no hay barreras
sociales o económicas a la movilidad.22
Algunos estudios introducen factores para explicar la realidad sobre
las desviaciones que en la práctica confronta este modelo de compe-
tencia perfecta. Otros contribuyen a la teoría a través de mayores es-
pecificaciones de los elementos del modelo clásico. En general el
enfoque económico derivado de este modelo ideal, comprende: a]
los estudios que tienen como punto de partida los factores que afec-
tan el mercado en las áreas de origen y destino, como pueden ser las
diferencias en ingreso de cada área, los salarios reales y los nomina-
les, el desempleo, etcétera y b] los estudios que relacionan los ele-
mentos anteriormente mencionados con las características de la
fuerza de trabajo tales como raza, edad, educación, experiencias
previas de migración, retorno y no retorno, etc. Y como extensiones
de estos análisis se pueden encontrar iniciativas por estudiar el fenó-
meno como la resultante de una inversión de capital humano, como
el cálculo de costo-beneficio en el ciclo de vida, en donde el valor de
la corriente de ingreso futuro iguala la diferencia en ingreso actual
a largo plazo, etcétera.
Chiswick ha formalizado con mucho acierto el modelo de capital
humano, encontrando al mismo tiempo variantes que incluyen estu-
dios de lo que Katz y Stark han llamado “información asimétrica”. En
los estudios realizados por estos autores, se plantea el hecho impor-
tante de que no siempre el capital humano verdadero y su nivel de
productividad es conocido por los empleadores, lo que conduce a
que los salarios en destino sean más bajos que el promedio para
ciertos trabajadores bien calificados, desalentando así las migraciones
de alta eficacia y rendimiento laboral. Esta idea, según Chiswick,
tiene una importancia bastante grande porque pudiera explicar tam-
bién el bajo capital humano del que son portadores los trabajadores
migrantes temporales e indocumentados en comparación con los que

22 P. Neal Ritchey, “Explanations in migration”, Annual Review of Sociology, vol. 2,

1976, Alex Inkeles (ed.), Annual Review, Palo Alto, California, 1976, p. 364. Esta
reseña de Ritchey es una de las más documentadas que hemos encontrado desde
el punto de vista de la economía.
116 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE

migran para permanecer legalmente por tiempo indefinido en los


lugares de destino. Además estaría implicando que los factores eco-
nómicos involucrados en los movimientos poblacionales ayudan a
esclarecer y hasta predecir las características de los migrantes.23
La distancia, asimismo, ha sido una variable considerada por los
economistas en los estudios de flujo de fuerza de trabajo como una
barrera a la migración y como tal ha sido tratada en la mayoría de
los casos. Se considera a la distancia como un costo que puede ne-
gociarse o no dependiendo de las condiciones específicas del migran-
te incluyendo los aspectos psíquicos y considerando la información
disponible sobre las oportunidades y los riesgos involucrados en la
decisión.
Los estudios de movilidad laboral también a menudo incluyen
factores que no se relacionan con las condiciones del mercado, tales
como la presencia de amigos y parientes, las llamadas “amenidades”
o incentivos (secundarios en muchos casos) los servicios disponibles,
la asistencia oficial o pública y la inequidad racial. En estos estudios
se ha introducido el concepto de migrant stock que se refiere a la
cantidad de población del área donante residiendo en la receptora.24
La importancia de este concepto es que ha resultado tener una de-
cisiva y muy positiva relación con los flujos migratorios y es un ante-
cedente de la noción posteriormente introducida bajo el nombre de
“redes migratorias”.
Algunos de estos modelos pretenden explicar desde una perspec-
tiva económica la decisión de migrar e igualmente la selectividad y
el análisis diferencial de la migración, por lo que serán examinados
más adelante en este contexto. De todas formas la intención de los
mismos en explicar las relaciones de la migración con la movilidad
laboral dentro del marco econométrico, es evidente.25

23 Véase a Barry R. Chiswick, “Are inmigrants favorably self-selected? An econo-

mic analysis”, C. Brettell y J. F. Hollifield, Migration theory. Talking across disciplines,


op. cit., cap. 3, pp. 61-66.
24 P. Neal Ritchey, “Explanations in migration”, op. cit., p. 376. Shaw ilustra el

concepto migrant stock con un buen número de ejemplos. Véase R. Paul Shaw, Mi-
gration theory and fact. A review and bibliography of current literature, Bibliography Series
Five, Philadelphia, Regional Science Research Institute, pp. 83-85.
25 Ibidem, p. 377.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE 117
La migración interna en los países en desarrollo

Entre los modelos introducidos también por los economistas mere-


cen especial atención aquellos que se han ocupado del problema de
las migraciones campo-ciudad, conocidas también como rural-urba-
nas, especialmente los que tienen lugar en los países periféricos del
sistema mundial.
De estos últimos destacan y no pudieran dejar de citarse aquellos
que tocan la cuestión de la transferencia de empleo como punto
de partida. La migración interna ha sido vista como un proceso en
el cual la oferta excedente de mano de obra en las áreas rurales de
economías atrasadas ha ido abandonando la agricultura para apor-
tar fuerza de trabajo barata y con ello impulsar el desarrollo del
sector industrial.
Kuznets ha confirmado con sus estudios que lo anterior ha sido
beneficioso ya que los recursos humanos han sido transferidos desde
lugares en donde el producto social marginal era cero (zonas rura-
les) a otras en donde no sólo este último es positivo sino que va rá-
pidamente creciendo como resultado del proceso de acumulación de
capital y progreso tecnológico.26
Pero no todos los estudiosos de este tema están de acuerdo con
esta línea de pensamiento e incluso algunos la consideran irrelevan-
te. “Debemos reconocer –dice Todaro– que la migración excesiva en
respuesta a la creación de nuevas oportunidades de trabajo, que es
lo que ocurre en los países en desarrollo, es al mismo tiempo un
síntoma de y un factor contribuyente a acentuar el subdesarrollo del
tercer mundo.”27
Efectivamente las áreas marginales de los grandes centros urbanos
en los países dependientes confirman dramáticamente esta realidad,
pero también lo es que la transferencia de mano de obra de zonas
deprimidas a los enclaves de actividad industrial naciente, ha sido
una vía muy importante para establecer las condiciones políticas que
impulsen la industrialización.
La International Organization for Migration (iom) publicó en
febrero de 2005 un estudio en el que se revisa con toda amplitud la

26 Michael P. Todaro, Internal migration in developing countries, Suiza, International

Labor Organization, 1976, p. 1.


27 Ibidem, p. 3.
118 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE

cuestión relativa a la importancia de las migraciones internas en la


economía de los países en vías de desarrollo. El informe es notable
entre otras cosas, porque permite el acceso a significativas conclusio-
nes teóricas. Entre ellas, que las migraciones internas están creciendo
constantemente; que se están incorporando un número creciente de
mujeres; que tienden a ser cada día de más corta duración y de igual
manera que las causas y los flujos de retorno a los lugares de origen
ya no están tan determinadas por los ciclos económicos como hace
varios decenios.
La migración interna, concluyen los autores de este informe, ha
significado en Asia, India y África, un incuestionable indicador de
transformaciones económicas heterodoxas del que no están exentas
las medidas tomadas por efectos de la globalización y las inversiones
extranjeras. De acuerdo con investigaciones recientes (2002), la caída
en los precios de las materias primas causada por reformas macroeco-
nómicas de liberalización del mercado, demuestra que los precios
cayeron bruscamente en más del 50% desde 1999 en el oeste de
Bengala, situación que fue creada por la drástica reducción de sub-
venciones al sector agrícola y el levantamiento de las restricciones de
transporte. “La pobreza y la movilidad física, siempre han estado
interrelacionadas.”28
Los textos escritos sobre el tema de las migraciones internas son
cuantiosos y respecto al caso de América Latina ya hemos citado al-
gunos de los más sobresalientes con anterioridad. Pero para una
exposición de las peculiaridades de las motivaciones económicas de
este tipo de movimientos poblaciones en áreas de escaso desarrollo,
hemos optado por citar reiteradamente el trabajo de Robin J. Pryor
que sumariza el nivel teórico de la bibliografía en ese contexto.29 Las
migraciones internas, en estricto rigor, constituyen una respuesta y
una consecuencia a los desequilibrios estructurales en los países en
desarrollo, pero no son exclusivas de estos últimos, ni pueden consi-
derarse siempre como movimientos poblacionales colectivos. Hay
una incesante movilidad espacial dentro de las fronteras de un país

28 Priya Deshingkar y Sven Grimm, Internal migration and development: a global

perspective, Ginebra, iom Migration Research, Series, núm. 19, 2005, 89 pp.
29 Robin J. Pryor, “A brief review of literature on the social and economic moti-

vational context of internal migration”, en The motivation of migration, Studies in


Migration and Urbanization, núm. 1, Dept. of Demography, Australia, Australian
National University, 1975, pp. 1-8.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE 119
en todos los niveles de distancia imaginables y por ello el desplaza-
miento humano tipificado como una migración requiere de una
constante histórica que lo define por su grado de intensidad, volu-
men, frecuencia y tiempo de duración que más adelante veremos con
mayor detenimiento. Sin embargo, en los países subdesarrollados es
un signo inequívoco y un indicador de causas subyacentes asociadas
a factores de expulsión que no suelen estar presentes en regiones y
formaciones sociales con un alto grado de evolución económica y un
nivel de vida superior.

El modelo Lewis-Fei-Ranis de desarrollo

Este modelo, según Todaro, estuvo dominando la teoría en los países


en desarrollo entre los años 50 y los 60 del siglo pasado.30
Se fundamenta en el examen de dos sectores: uno tradicional,
rural, de subsistencia, caracterizado por cero o muy baja productivi-
dad en la fuerza de trabajo excedente y otro sector moderno, urbano,
altamente productivo, hacia el cual la mano de obra desde el sector
de subsistencia, agrario, es gradualmente transferida. El enfoque
principal de este modelo trata al mismo tiempo sobre el proceso de
transferencia de trabajo y sobre el crecimiento del empleo en el
sector moderno.
El crecimiento de la producción en este último es el que actúa como
motor tanto de la transferencia de empleo, como del crecimiento de
la demanda de este último.
La velocidad con que este proceso ocurre, está dada por la tasa de
acumulación de capital industrial en el sector moderno de la econo-
mía. Tales inversiones son posibles por el exceso de las utilidades
sobre los salarios pagados, asumiéndose que los empresarios reinvier-
tan todas sus ganancias. Finalmente el nivel de los salarios en el
sector urbano, industrial, está considerado como constante y deter-
minado sobre la base del pago de un incremento en el salario de
subsistencia prevaleciente en el sector rural atrasado.

30 Este trabajo podría caber dentro y como una muestra de que la dicotomía

tradicional-moderno no es un concepto solamente concebido por Germani como


muchos piensan, sino que ha tenido una gran anterioridad también entre los eco-
nomistas y los antropólogos. Se incluyó en este apartado porque en primer término
se refiere a una transferencia o movilidad laboral entre áreas.
120 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE

Lewis calculó que había que ofrecer un 30% más sobre el prome-
dio del salario rural para inducir a los trabajadores a emigrar. Pero
el modelo de este autor se basa en que el crecimiento del sector
moderno y la expansión del empleo continúa hasta que todo el ex-
cedente de fuerza de trabajo rural es absorbido. De este modo la
transformación estructural de la economía se habrá realizado con el
balance de la actividad económica al cambiar de la agricultura a la
industria los recursos necesarios. 31
Aunque esta propuesta teórica –dice Todaro– está en conformidad
con la experiencia histórica de Occidente, plantea tres premisas bá-
sicas que no encajan con las realidades de la migración y el subdesa-
rrollo en la mayoría de los países del tercer mundo.
Primero, supone que la transferencia de trabajo y la creación de
empleos en el sector urbano es proporcional a la tasa de acumulación
de capital en este último y no tiene en cuenta la posibilidad de in-
versiones de tipo tecnológico para ahorrar trabajo asalariado.
La segunda premisa del modelo establece que el excedente de
mano de obra en el sector rural existe mientras hay pleno empleo
en las áreas urbanas. En realidad –dice Todaro– la mayoría de los
estudios contemporáneos indican que lo contrario pudiera ser la
verdad en los países del tercer mundo en donde hay un sustancial
desempleo y subempleo en áreas urbanas pero poco excedente de
mano de obra en el campo durante las épocas de cosecha.32
Desde luego, hay excepciones a las reglas en Asia y regiones de
América Latina en donde la propiedad de la tierra es muy inequita-
tiva. Muchos economistas especializados en el desarrollo parecen
estar de acuerdo en que el excedente de mano de obra en el sector
urbano es más significativo que lo contrario planteado por el mode-
lo Lewis-Fei-Ranis.
La tercera proposición, que se aparta de la realidad según Todaro,
es suponer un nivel constante en los salarios del sector moderno
cuando la realidad indica que aun en presencia de desempleo, los

31 El modelo debe su nombre a Sir Arthur Lewis, quien lo introdujo en 1954

siendo posteriormente formalizado y ampliado por John Fei y Gustav Ranis. Véanse
A. Lewis, “Economic development with unlimited supplies of labor”, Manchester
School of Economic and Social Studies, mayo de 1954, pp. 139-191; J. Fei y G. Ranis,
“A theory of economic development”, The American Economic Review, septiembre de
1961, pp. 533-565.
32 M. Todaro, op. cit., p. 24.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE 121
salarios han ido ascendiendo en términos reales y absolutos sobre los
promedios del sector rural.
A pesar de los inconvenientes que Todaro encuentra en este mo-
delo, no deja de reconocer que ha enfatizado dos elementos funda-
mentales: las diferencias económicas entre los sectores rurales y ur-
banos y el proceso de transferencia laboral que los une.33

Las diferencias en el ingreso y en el nivel de empleo

“Como pudiera esperarse –ha comentado Todaro– la investigación ha


demostrado una y otra vez, la abrumadora importancia de las variables
económicas en la explicación de los movimientos migratorios. Las di-
ferencias en el ingreso promedio o niveles de salarios entre dos lugares
invariablemente surgen entre los más importantes factores explicativos
[…] Existen numerosos ejemplos, pero en un estudio realizado en
Tanzania se observó que un porcentaje dado de incremento en salarios
urbanos produjeron dos veces más migración rural urbana que el
mismo incremento de porcentaje en empleos.”34 Asimismo, también
ha sido significativo el hallazgo de Harris y Todaro en el sentido de
que una acelerada creación de empleos en la ciudad, lejos de bajar la
tasa de desempleo, la incrementará, debido al estímulo que tal políti-
ca ejerce sobre la migración rural-urbana. Este concepto de “migración
inducida” desarrollado por Todaro y ampliado posteriormente por el
autor en colaboración con Harris, ha sido llevado a un modelo mate-
mático que ha probado su utilidad práctica, como lo demuestran las
distintas ocasiones en que la hipótesis ha sido ratificada por otros au-
tores.35 La importancia del modelo, que ha ido enriqueciéndose con
la introducción de nuevas variables, radica en que su contexto tanto
teórico como empírico, se fundamenta en la realidad histórica de los
países subdesarrollados. El modelo de Todaro está planteado, no obs-
tante, en un nivel psicosocial, subjetivo e individual, ya que éste es el
factor decisivo –según el autor– en la decisión de migrar. Por esta razón
abordamos otra vez su trabajo en el capítulo siguiente, específicamen-
te dedicado al proceso migratorio.

33 Ibidem, p. 68. Todaro hace una revisión muy documentada de las tendencias

del método econométrico aplicado al estudio de las migraciones internas en los


países en desarrollo. Véanse pp. 47-64.
34 Ibidem, p. 71.
35 Ibidem, pp. 36 y ss.
122 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE

Aspectos demográficos

El estudio de los volúmenes y las distancias de los movimientos mi-


gratorios ha sido abordado sobre todo en los análisis de tipo demo-
gráfico. El objetivo central de esta clase de estudios ha sido relacionar
el volumen, origen y destino de las migraciones y desarrollar proce-
dimientos metodológicos para realizar su cuantificación.36
Los más viejos y simples modelos sobre migración, los modelos de
gravedad (gravity models) han sido ampliamente criticados, pero sus
ideas básicas han persistido y han motivado muchos y más sofisticados
enfoques teóricos.
El elemento esencial de un modelo de gravedad consiste en que
la migración entre dos puntos cualesquiera, está positivamente rela-
cionada con el tamaño de los dos lugares e inversamente relacionado
a la distancia entre ellos.37
Petersen ha comentado que las diversas fórmulas matemáticas que
sumarizan las tendencias de la migración, omiten los factores políti-
cos y que las más simples toman en cuenta nada más la distancia.
Dentro de cualquier área homogénea respecto a todos los otros fac-
tores que afectan la propensión a migrar, el número de migrantes
será inversamente proporcional a la distancia cubierta. Se puede
expresar esta relación en la ecuación M= ax/Db, donde M = al nú-
mero de migrantes; D, la distancia sobre la ruta de transportación
más corta y X es cualquier otro factor que se piense que es relevante;
a y b son constantes.
En una versión de esta ecuación (la llamada hipótesis P1, P2/D)
las poblaciones en ambos puntos extremos del movimiento han sido
tomadas como los factores x.38 George K. Zipf, autor de esta hipóte-
sis, explicó la migración por el principio del menor esfuerzo: el nú-
mero de migrantes de una ciudad a otra, debía ser una función de
la distancia que las separa tomando en cuenta el tamaño de la po-
blación de destino. La mayor y la más próxima será siempre la elegi-

36 H. Muñoz y O. Oliveira, “Migraciones internas en América Latina: exposición

y crítica de algunos análisis”, en Las migraciones internas en América Latina, fichas


núm. 38, Buenos Aires, Nueva Visión, 1974, p. 29.
37 J. Margolis, “Internal migration: measurement and models”, en Internal migra-

tion; a comparative perspective, A. A.Brown y E. Neuberger (eds.), Nueva York, Acade-


mic Press, 1977, p. 139.
38 William Petersen, Population, Nueva York, MacMillan, 1975, p. 314.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE 123
da.39 Shaw nos entrega en su ya citada obra otros ejemplos de desa-
rrollos posteriores del modelo de gravedad entre los que destacan
los ejercicios realizados por Olsson en Suecia y su propia prueba de
este modelo en Chile.40
De acuerdo con Anderson la primera fórmula elaborada con el
objeto de predecir la proporción de migrantes que se moverán de
un área a otra fue presentada por E. C. Young en 1928.41 De acuer-
do con este autor, todas las fórmulas hicieron uso de la ecuación
básica M = AX/Y donde M es el número de migrantes en una co-
rriente dada, X y Y son variables independientes (fuerza de atrac-
ción y distancia en la fórmula de Young), y A es una constante de
proporcionalidad.
Zipf ha propuesto que cuando el desempleo y el ingreso están
uniformemente distribuidos sobre las áreas investigadas, la variable
en el numerador (x) debe ser el tamaño de población del área.42
Fue en 1940 cuando Stouffer presentó el concepto de “oportuni-
dades intervinientes”. Este autor pensó que la distancia como tal, no
debía ser un factor tan importante como las oportunidades disponi-
bles en el trayecto de un punto a otro del traslado migratorio y sugi-
rió que “el número de personas dirigiéndose hacia una distancia
dada, es directamente proporcional al número de oportunidades
existentes en esa distancia e inversamente proporcional al número
de oportunidades intervinientes”.43 Esto quiere decir ni más ni me-
nos, que en su recorrido, el migrante no irá más allá de donde en-
cuentre las condiciones necesarias para detenerse y asentarse.
Por supuesto, apunta Jansen, uno de los mayores problemas del
planteamiento de Stouffer es la definición del término “oportunida-
des” que puede significar muchas cosas para distintas personas, como

39 George K. Zipf, “The P P /D Hypothesis: On the intercity movement of per-


1 2
sons”, American Sociological Review, vol. 11, diciembre de 1956, pp. 677-686.
40 Véase a R. Paul Shaw, Migration theory and fact, op. cit., pp. 46-49.
41 Theodore R. Anderson, “Intermetropolitan migration: a comparison of the

hypothesis of Zipf and Stouffer”, American Sociological Review, vol. 20, 1955, p. 287.
El trabajo citado de Young, es el titulado “The movements of farm population”,
Cornell Agricultural Experiment Station, Bulletin 426, 1928.
42 Ibidem, p. 287.
43 Samuel A. Stouffer, “Intervening opportunities: a theory relating mobility and

distance”, American Sociological Review, vol. 5, diciembre de 1940, pp. 845-867; El


término interviniente puede también traducirse como interferente lo que explica
mejor la idea de obstáculos que el autor quiso expresar.
124 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE

el número de empleos vacantes, el número de casas de habitación


disponibles, etcétera.44
Stouffer introdujo en 1960 una variable adicional: “migrantes
competidores”. Su modelo original devino en un intento por ex-
presar que para un intervalo específico de tiempo, el número de
migrantes desde la ciudad A a la B es una función directa del
número de oportunidades disponibles en la ciudad B y una fun-
ción inversa del número de oportunidades intervinientes entre A
y B, así como del número de otros migrantes compitiendo por
oportunidades en B.
Este nuevo modelo fue aplicado a la migración interna estaduni-
dense con base en los datos censales donde las oportunidades inter-
vinientes (o interferentes) para las personas que migraron entre A y
B se definieron como el número de inmigrantes estableciéndose en
el área entre dichas ciudades; y migrantes competidores como el
número de emigrantes procedentes de todas las ciudades dirigiéndo-
se hacia A o hacia B, situadas dentro de un círculo cuyo centro se
ubicaría en la ciudad B y que tendría como radio la distancia entre
A y B.45
El estudio de Stouffer y una prueba del modelo realizada por
Galle y Taeuber usando los datos migratorios de 1955-1960 en los
Estados Unidos, demostraron que el modelo explicó satisfactoria-
mente el 90% de varianza y que tanto los coeficientes de correlación
de las oportunidades intervinientes y de los migrantes competidores
fueron igualmente elementos de contribución a la utilidad predictiva
del modelo.
En un estudio de Jansen y King realizado en Bélgica en 1965, fue
apreciado que el modelo se aplicaba igualmente a las migraciones
entre condados de aquel país incluso con apreciables dificultades por
problemas de lenguaje.
“Ha habido –dice Jansen– otros estudios del volumen y distancia
de los movimientos migratorios, pero desde el punto de vista de la
teoría sociológica, el de Stouffer, es el más importante”.46

44 Clifford Jansen, “Some sociological aspects of migration”, Migration, Sociolo-

gical Studies, núm. 2, Londres, The Cambridge University Press, 1972, p. 61.
45 Samuel A. Stouffer, “Intervening opportunities and competing migrants”, Jo-

urnal of Regional Science, núm. 2, primavera de 1960, pp. 1-26.


46 C. Jansen, op. cit., p. 63.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE 125
Inkeles también ha encontrado superior el modelo de Stouffer
que la hipótesis de Zipf, de la que ha dicho que “no tuvo éxito en la
descripción del flujo real de la población, por lo menos en lo relati-
vo a la migración de una ciudad a la otra”.47
Igualmente Folguer, después de obtener altos porcentajes de co-
rrelación entre migrantes observados y esperados en 7 de 10 pruebas
realizadas con sus colaboradores, usando la fórmula de Stouffer, ha
manifestado que “se encuentra lista para ser promovida al rango de
ley”.48 En realidad ambas hipótesis fueron probadas muchas veces y
los resultados, en general, las han apoyado.49
Pero los modelos de gravedad parecen tener un componente im-
portante en el tipo de sociedad en que se aplican. Shaw no pudo
obtener en Chile una comprobación teórica satisfactoria en sus in-
vestigaciones en ese país.

Las leyes de Ravenstein

El padre de los modelos de gravedad e iniciador de las inquietudes


de demógrafos, economistas y geógrafos por las migraciones, fue
Ernest George Ravenstein, quien primeramente el 17 de marzo de
1885,50 y posteriormente el 16 de abril de 188951 hiciera públicas sus
“leyes de la migración”. Ha pasado ya más de un siglo desde entonces
y el profesor Ravenstein, como ha dicho Lee, “ha sido muy citado y

47 Alex Inkeles, op. cit., pp. 82-83. “El principio del mínimo esfuerzo no con-

tiene conceptos sociológicos; trata con fenómenos sociales enteramente en térmi-


nos de unidades físicas: número de personas, distancia y similares. Y no logra
explicar debidamente los hechos de la migración de personas de una ciudad a
otra. Una mejor explicación de tales movimientos se pudo ofrecer sólo cuando
Stouffer y otros introdujeron conceptos como ‘oportunidades interferentes’,
‘emigrantes competidores’ y ‘costos económicos’, términos que no tienen análo-
gos precisos en el mundo físico. El principio explicativo finalmente redactado por
Stouffer por lo tanto, tiene muy poca relación con el original desarrollado por
Zipf. La teoría de éste, lo llevó a seleccionar un problema social interesante, pero
su modelo de ciencia física lo alejó de la posibilidad de desarrollar una explicación
satisfactoria para el caso.” Ibidem.
48 John K. Folguer, “Models in migration”, Selected studies in migration since world

war II, Nueva York, Milbank Memorial Fund, 1958, p. 157.


49 T. R. Anderson, op. cit., p. 16.
50 A. G. Ravenstein, “The laws of migration”, Journal of the Royal Statistical Society,

48, 2, junio de 1885, pp.167-227.


51 Ibidem, vol. 52, junio, 1889, pp. 241-301.
126 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE

ocasionalmente retado. Pero mientras ha habido literalmente miles


de estudios sobre migración, pocas generalizaciones se han aventu-
rado”.52 Sus lúcidas conclusiones han resistido el paso del tiempo y
permanecen siendo hoy día el punto de partida para la teoría de las
migraciones.53
Las leyes de Ravenstein se transcriben a continuación textualmente:

1] Migración y distancia
a] La mayoría de nuestros migrantes solamente, proceden de
distancias cortas y serán menos a medida que la distancia se
incremente.
b] Los migrantes que recorren grandes distancias van generalmen-
te a uno de los mayores centros de industria y comercio.
2] Migración por etapas
a] Los habitantes del país que más cerca rodean a un pueblo de
un rápido crecimiento, migran hacia él; y las brechas así deja-
das en la población rural son llenadas por migrantes de más
remotos distritos, hasta que la fuerza atractiva de una de nues-
tras ciudades en rápido crecimiento haga sentir su influencia
paso a paso hasta el más remoto rincón del reino.
b] El proceso de dispersión es a la inversa del de absorción y
exhibe similares características.
3] Corriente y contracorriente
a] Se está llevando a cabo un cambio o desplazamiento de pobla-
ción universal que produce “corrientes de migración” dirigidas
a los grandes centros de comercio e industria, los cuales absor-
ben a los migrantes.
b] Cada gran corriente de migración produce una contracorrien-
te compensatoria.
4] Diferencias rural-urbana en la propensión a migrar. Los nativos
de ciudades son menos migratorios que aquellos de las zonas
rurales del país.
5] Predominio de las mujeres entre los migrantes de cortas distan-
cias. Las mujeres parecen predominar entre los migrantes de
viajes cortos.

52 Everett S. Lee, “A theory of migration”, Migration, Sociological Studies, núm.

2, Londres, The Cambridge University Press, 1972, pp. 282-297.


53 Ibidem, p. 288.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE 127
6] Tecnología y migración. ¿La migración aumenta? ¡Ya lo creo!,
donde quiera que fue posible hacer una comparación encontré
que un incremento en los medios de locomoción y el desarrollo
de las manufacturas y el comercio han estimulado un incremento
en la migración.
7] Dominio de los motivos económicos. Leyes malas u opresivas, altos
impuestos, clima no atractivo, ambiente social incompatible e
incluso compulsión (tráfico de esclavos, transportación) todo ello
ha producido y todavía sigue produciendo corrientes migratorias,
pero ninguna de estas corrientes puede compararse en volumen
con aquéllas que surgen del deseo inherente en la mayoría de los
hombres de mejorar en cuestiones materiales.

La teoría de Lee

De acuerdo con Everett S. Lee,54 los factores que intervienen en la


decisión de migrar y en el proceso migratorio pueden ser resumidos
como sigue:

1] Factores asociados con el área de origen


2] Factores asociados con el área de destino
3] Obstáculos intervinientes
4] Factores personales

En cada área existen incontables factores que actúan deteniendo


a la gente dentro de ella o atrayéndolas y hay otras que tienden a
repelerlas, expulsarlas. (En la figura que el autor acompaña a su
modelo, las primeras están señaladas con el signo (+) y las segundas
con el signo (-). Hay otros factores señalados con (0) para los que la
gente es esencialmente indiferente).
Como la migración puede resultar de una comparación de los
factores en el origen y en el destino, un simple cálculo de los (+) y
los (-) no decide el acto de migración. El balance a favor del movi-
miento deberá ser suficiente para romper la inercia que siempre
existe. Además, entre dos puntos hay un conjunto de obstáculos in-
tervinientes que pueden ser ligeros en algunos casos e insuperables
en otros. La más estudiada de estos obstáculos es la distancia, la cual

54 Ibidem
128 LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE

aunque siempre presente, no es de ninguna manera la más impor-


tante. La diferencia entre los migrantes y sus características hacen
difícil o sencillo pasar sobre los obstáculos intervinientes. El acto
migratorio, la acción de migrar, nunca es completamente racional y
“por tanto –dice Lee– debemos esperar muchas excepciones a nues-
tras generalizaciones”.55 Por otra parte no todos los migrantes toman
la decisión por ellos mismos.
De todo este preámbulo de referencia. Lee formula las siguientes
hipótesis:

1] Volumen
a] El volumen de migración dentro de un área determinada varía
con el grado de diversidad de áreas incluidas en ese territorio.
b] El volumen de migración varía con la diversidad de la gente.
c] El volumen de migración está relacionado con la dificultad de
superar los obstáculos intervinientes.
d] El volumen de migración varía con las fluctuaciones en la eco-
nomía.
e] A menos que sean impuestas severas limitaciones, el volumen
y grado de migración tiende a incrementar con el tiempo.
f] El volumen y grado de la migración varía con el estado de
progreso en un país o área.
2] Corriente y contracorriente
g] La migración tiende a tener lugar dentro de bien definidas
corrientes.
h] Por cada gran corriente migratoria una contracorriente se
desarrolla.
i] La eficiencia de una corriente (razón de la corriente a la con-
tracorriente) es mayor si los factores (-) dominan en el lugar
de origen.
j] La eficiencia de una corriente tiende a ser baja, si origen y
destino son iguales.
k] La eficiencia de una corriente migratoria será alta si los obstá-
culos intervinientes son muchos.
l] La eficiencia de una corriente migratoria varía con las condi-
ciones económicas siendo alta en tiempos prósperos y baja en
depresiones.

55 Ibidem, p. 298.
LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN, SEGUNDA PARTE 129
3] Selectividad
m] La migración es selectiva.
n] Los migrantes que responden primariamente a los factores
positivos (+) en el destino tienden a ser positivamente seleccio-
nados (de alta calificación).
o] Los migrantes que responden a los factores negativos (-) en
origen tienden a ser negativamente seleccionados, o donde
los factores (-) son abrumadores y alcanzan a toda la pobla-
ción, éstos pueden no ser seleccionados. (Salen todo tipo de
personas.)
p] Tomados todos los migrantes en conjunto, la selectividad tien-
de a ser bimodal.
q] El grado de selección positiva se incrementa con el grado de
dificultad de los obstáculos intervinientes.
r] La alta propensión a migrar en ciertas etapas del ciclo de vida
es importante en la selección de los migrantes.
s] Las características de los migrantes tienden a ser intermedias
entre las características de la población en el origen y la pobla-
ción en el destino.
6. EL PROCESO MIGRATORIO

Las migraciones humanas, concebidas como un proceso y no como el


encadenamiento de hechos aislados, han sido reconocidas como
el centro analítico vital en su estudio.1 Efectivamente, aunque estudiar
en forma separada cada uno de los factores que intervienen en el
proceso migratorio es de gran utilidad porque proporciona una base
de datos importante, este procedimiento no resulta suficiente porque
se corre el riesgo de que se tomen como definitivas las conclusiones
que se deriven de su examen y se pierda de vista la totalidad de la que
forman parte. La realidad social en la que está inserta la migración
exige que los investigadores del fenómeno tomen en cuenta, no sola-
mente parcelas aisladas de ella, sino toda su contradictoria complejidad
y su constante evolución. Solamente así es posible llevar a cabo un
análisis plausible tanto de las heterogéneas peculiaridades de las mi-
graciones, como de sus generalidades más señaladas.
En la información que tenemos disponible, sin embargo, el pro-
ceso migratorio aparece fraccionado en distintos rubros, que iremos
examinando a continuación, para que el lector pueda apreciar las
propuestas teóricas a que los mismos han dado lugar.

la decisión de migrar

Decíamos en el prólogo que el presente capítulo estaría dedicado a


tratar lo que se ha llamado factores determinantes o motivaciones
individuales de las migraciones. Establecimos, asimismo, que éstas
últimas aparecían íntimamente ligadas, dentro del proceso migrato-
rio, al acto propiamente dicho, a la acción última de iniciar el des-
plazamiento personal de migrar, la cual, aunque sea inducida por
factores exógenos al sujeto, incluidos los estímulos propiciados

1 Stephen Castles y Mark J. Miller, The age of migration. International population

movements in the modern word, Nueva York, The Guilford Press, 1993.

[130]
EL PROCESO MIGRATORIO 131
por un grupo de íntima relación social o familiar, como algunos
autores piensan que por lo general ocurre,2 siempre y en última
instancia, la acción es llevada a cabo por el individuo en función del
grado de autonomía y libre albedrío que le sea posible ejercer.
La decisión de migrar es por lo tanto una resolución personal cuyo
grado de autonomía depende de muchos factores, circunstancias y
condiciones, incluido un análisis costo-beneficio, en el que no siem-
pre la variable económica es la única a tomar en consideración. Di-
chas condiciones y circunstancias, cuando son exógenas, quedarían
incluidas en algunas de las causas generales, necesarias o mediatas,
de las que ha hablado Arizpe3 mientras que el acto migratorio con-
cebido como una decisión estrictamente personal, respondería a
motivaciones individuales en extremo precipitantes.4 De manera
obvia el enfoque macroteórico privilegia las causas estructurales
como el factor fundamental en la decisión de migrar mientras que
las motivaciones y valoraciones individuales para decidir el desplaza-
miento es un elemento esencial del análisis microconceptual. En
estricto rigor, aunque el grado en que la decisión individual está in-
fluida por factores generales pertenecientes a la esfera social, es el
tema de una discusión que todavía se encuentra pendiente de una
aclaración satisfactoria, la ambivalencia de motivaciones personales y
causas estructurales está presente también en la conceptualización
que han hecho algunos autores sobre la decisión de migrar. Esta
posición, que no puede llamarse ecléctica, sino que se inscribe en
una concepción del método de investigación que más adelante exa-
minaremos con mayor detalle, ubica el nivel de análisis en una posi-
ción equidistante, pero al mismo tiempo incluyente, de los extremos
macro y microteóricos.
En este marco de referencia, los niveles normativos y psicosociales
propuestos por Germani, configuran la toma de decisión de migrar,
mientras que los elementos circunstanciales y condicionantes corres-

2 Humberto Muñoz y Orlandina de Oliveira, “Migraciones internas en América

Latina: exposición y crítica de algunos análisis”, Las migraciones internas en América


Latina, Fichas, núm. 38, Buenos Aires, Nueva Visión, 1974, p. 25; Paul Singer, “Mi-
graciones internas. Consideraciones teóricas sobre su estudio”, Las migraciones inter-
nas en América Latina, op. cit., p. 111.
3 Lourdes Arizpe, Migración, etnicismo y cambio económico, México, ces, El Colegio

de México, 1978, p. 42.


4 Ibidem.
132 EL PROCESO MIGRATORIO

ponden, dentro de su propio modelo, al nivel objetivo, que implica


el estudio de los factores de expulsión y las condiciones de comuni-
cación y contacto entre la zona de origen y la zona de recepción que
fue tan explícito en describir en su concepción de la modernización
y la movilidad social.5
Wood es autor de una propuesta que ha sido calificada de “meso-
analítica”6 porque parte de esta misma posición intermedia de obser-
vación antes indicada. Según este autor, ninguna de las variantes del
modelo microeconómico que concede al individuo la capacidad de
tomar la decisión de migrar, ni el modelo histórico-estructural, que
considera el acto migratorio como una alternativa imposible de ser
determinada por el migrante en términos de costo-beneficio o por
razones psicológicas, morales o culturales, está en posesión completa
de la verdad absoluta. Para Wood, la decisión de migrar hay que
apreciarla desde un nivel analítico que incluye la dicotomía macro-
micro, pero además, tomando como base una unidad de análisis en
la que estén reflejados por igual los factores exógenos y endógenos,
las causas estructurales y las motivaciones individuales, los determi-
nantes económicos y las condicionantes culturales y morales. La de-
cisión de migrar es, por lo tanto, según este autor, el producto de
una evaluación realizada en el seno familiar, es decir, en el hogar
(household) del migrante, solamente después de haber sometido a la
consideración de sus integrantes la evaluación subjetiva y objetiva de
todos los determinantes causales involucrados en el proceso migra-
torio.7 No se trata, y esto es muy importante subrayarlo, de una de-
terminación individual del migrante aisladamente, sino de una deci-
sión colectiva, tomada por el núcleo familiar.

5 Muñoz y Oliveira, op. cit., p. 72. Con este enfoque de la modernización estruc-

tural-funcionalista, Germani se ubica entre los primeros sociólogos en estudiar el


proceso migratorio haciendo uso alternativo de los niveles macro y microconcep-
tuales, lo que significa colocarse en una posición teórica ambivalente muy semejan-
te a la que posteriormente ha sido llamada “mesoanalítica”.
6 Brettell y Hollifield le atribuyen a Thomas Faist haber introducido este térmi-

no en su artículo titulado “The crucial meso-level”, International migration, inmobility


and development, multidisciplinary perspectives, T. Hammar et al., Nueva York, Berg
Publishers, 1997, pp. 187-217. Véase la cita de Brettell y Hollifield, en su libro ya
citado Migration theory. Talking across disciplines, p. 9.
7 Charles H. Wood, “Equilibrium and historical-structural perspectives on migra-

tion”, International Migration Review, vol. xvi, núm. 2, verano de 1982, pp. 298-319.
Este artículo está escrito con un gran dominio y conocimiento del materialismo
EL PROCESO MIGRATORIO 133
Factores psicosociales

Como lo han explicado de Oliveira y Stern, “en este nivel de análisis


se han resaltado los factores psicosociales que intervienen en el pro-
ceso migratorio y las explicaciones se limitan al momento previo de
‘toma de decisión’ de migrar. En dicho marco de referencia los fac-
tores estructurales están presentes, aunque el peso decisivo está dado
por los mecanismos psicológicos, conscientes o no, que son los que
en última instancia explican por qué un individuo toma la decisión
de migrar o deja de hacerlo”.8 De acuerdo con Lourdes Arizpe, “la
relación entre factores causales generales del fenómeno y el hecho
de que migran sólo algunos individuos, es lo que mayores dificultades
de teorización ha presentado el estudio de la migración. El enfoque
histórico-estructural no logra resolver operacionalmente esta reali-
dad tangible”.9
“Resulta inadecuada pues, una explicación mecanicista que quiera
negar que los factores estructurales afectan diferencialmente a dis-
tintos grupos sociales, y a los individuos dentro de éstos. ¿A qué se
debe, por tanto, la decisión de migrar?”10 Según esta autora, “la úni-
ca corriente que ha estudiado el papel de las decisiones individuales
en la migración, es la teoría de la modernización”.11
Arizpe se refiere aquí por supuesto a la tesis desarrollada por
Germani de cuyo modelo hicimos un resumen en el capítulo pre-
cedente y al que nos hemos referido en párrafos previos. “Según la
teoría de la modernización –continúa diciendo Lourdes Arizpe– en
condiciones uniformes, sólo migran ciertas personas, debido a que
su percepción subjetiva de las mismas varía según el individuo. Por
lo tanto, dichas condiciones vienen a ser causas de migración sola-
mente en virtud de la actitud que el individuo asuma frente a ellas.
Dicho de otra forma, la migración está mediada por la percepción

histórico, muchas de cuyas categorías fundamentales han sido utilizadas para ana-
lizar los modelos que somete a crítica, es decir, el de equilibrio microeconómico y
la tesis histórico-estructural. Asimismo es un análisis muy novedoso de ambas pro-
puestas desde el punto de vista epistemológico y sin duda alguna pionero en intro-
ducir el hogar como cemtro de decisión en el proceso migratorio.
8 Ibidem, pp. 72-73.
9 Lourdes Arizpe, op. cit., p. 38.
10 Ibidem, p. 39.
11 Ibidem.
134 EL PROCESO MIGRATORIO

y las actitudes de los individuos, perspectiva que obliga al investiga-


dor a fijar su atención en factores psicológicos para explicar la
migración.”12
La contestación para la pregunta formulada por Lourdes Arizpe
y anotada más arriba había sido anticipada por el propio Gino
Germani al decir que hay distintos resortes que inciden en la de-
cisión de migrar. Éstos son: a] los motivos manifiestos, que pueden
ser de orden económico, como salarios bajos, falta de tierra, etc.,
doméstico, es decir, el deseo de reunirse con otros miembros de la
familia, educacional, etc., b] intención manifiesta, que se relaciona
con el tiempo de duración de la migración y c] el carácter de la
decisión, que podría analizarse en términos del grado de delibera-
ción que iría por ejemplo desde la elección altamente racional
hasta la pura impulsividad, en la que no podría descubrirse nin-
guna etapa consciente de deliberación.13
Cuando la decisión de migrar es imitada y toma un carácter colec-
tivo, se inicia una corriente migratoria, una de cuyas características
ha sido denominada “migración en cadena” a la que hemos hecho
referencia en diversas ocasiones. Aparece aquí un carácter social
gregario que ha sido resaltado por varios autores. La evidencia se
basa en un hecho sencillo; si a los primeros migrantes les va bien, es
probable que llamen a sus familias. Quizá luego le sigan sus amigos y
conocidos cuando conozcan el país de inmigración. La ayuda finan-
ciera que presten los emigrantes a los parientes y amigos en el país de
origen puede estimular que continúe la corriente migratoria.14 Pero
también pudiera desalentarla, aunque éste es un ángulo del problema
sobre el que debiera insistirse en próximas investigaciones.
En Irlanda surgió la costumbre –que paulatinamente se fue trans-
formando en una institución– de que marchasen primero uno o dos
hijos de una familia al nuevo mundo, donde economizaban suficien-
te para financiar la emigración del resto de la familia y preparar su

12 Lourdes Arizpe, op. cit., p. 40.


13 Gino Germani, Sociología de la modernización, Buenos Aires, Paidós, 1971, p. 139.
14 H. P. Fairchild, citado en Factores determinantes y consecuencias de las tendencias

demográficas, resumen de estudios sobre la relación entre los movimientos demográficos y las
condiciones sociales, Population Studies, Nueva York, 1953, Dpt. of Economic and
Social Affaire, núm. 17, p. 126. En la cita se menciona que “de todos los emigran-
tes que entraron en los Estados Unidos en 1909, sólo el 6.3% llegó sin la intención
de reunirse con parientes o amigos”, p. 126.
EL PROCESO MIGRATORIO 135
llegada: “se estima que más de 70% de los inmigrantes que llegaron
a los Estados Unidos a fines del siglo xix hicieron el viaje por cuen-
ta de los parientes o amigos que les precedieron”.15
Esto fue explicado por Akerman como una evidencia del “efec-
to acumulado” (stock effect), mediante el cual las experiencias de
los primeros migrantes son trasmitidas al lugar de origen causan-
do un impacto en el proceso de toma de decisiones de los futuros
migrantes.16
Dentro del área de emigración sometida a estudio, este autor
encontró grupos de habitantes que resistieron las presiones expul-
sivas, por lo que concluyó que “un simple análisis de las estructuras
económicas no explican los movimientos migratorios, y que situa-
ciones semejantes en el mercado de trabajo no siempre producen
el mismo comportamiento”.17 Concluye Akerman “que sin conside-
rar al individuo y la psicología social de la decisión de migrar, es
imposible comprender todo el complicado proceso que implica la
migración”.18
Respecto al carácter colectivo de las migraciones, Petersen ha
opinado que “una vez que la migración ha comenzado, seguramen-
te su continuación es semiautomática”.19 “De hecho –dice– la com-
prensión de la migración como un proceso de grupo está bien es-
tablecida.”20
Akermam, opina, sin embargo, no obstante sus hallazgos respecto
a la relación de parentesco y amistad que existe en la cadena migra-
toria, que el individuo es la clave de la decisión final de migrar y
considera que lo que aparenta ser una actuación gregaria y mecánica,
se debe en realidad a un proceso sufrido por el sujeto, para quien
una serie de hechos se van encadenando y sumando, hasta que la
decisión de migrar tiene lugar. Este autor trabajó con un modelo
sugerido por J. E. Elmers, que denominó precisamente “proceso de
valores adicionados”, de un gran valor teórico. De acuerdo con esta
idea, el migrante potencial comienza a sentir una “presión estructu-

15 Ibidem.
16 Sune Akerman, “Towards an understanding of emigrational process”, Human
migration, Bloomington y Londres, Indiana University Press, 1976, pp. 287-306.
17 Ibidem, p. 300.
18 Ibidem, p. 301.
19 William Petersen, Population, Nueva York, MacMillan, p. 315.
20 Ibidem.
136 EL PROCESO MIGRATORIO

ral”, pero por sí misma esta tensión no conduce a nada. Debe ser
reconocida y sentida previamente por los individuos, quienes pue-
den reaccionar a ella en forma de una acción manifiesta, pero ello
pudiera no suceder hasta que una “oferta de migración” apareciera.
Todavía en tal caso, nada ocurriría a menos que el individuo posea
características psicológicas que definan su propensión a migrar. Ade-
más, debe haber un ambiente social que no estorbe la decisión. Si
todas estas condiciones se dan, la persona estará en una posición
“madura” para la migración faltando solamente un impulso final que
produzca el efecto disparador del movimiento.
Este mismo autor deduce que si estos factores desencadenantes
previos al acto migratorio no ocurren, la migración se verá notable-
mente frustrada. Pero uno de los factores determinantes en este acto
de decisión personal, también puede ser, y de hecho históricamente
así ha sido, el ejemplo y la experiencia sufrida por los migrantes que
le han precedido.21
Mabogunje ha concebido la misma idea en lo que ha llamado
“sistema migratorio”.22 Su enfoque permite la consideración de la
migración rural-urbana no como movimiento lineal, unidireccional,
push-pull, causa-efecto, sino como un mecanismo automodificativo,
interdependiente, progresivamente complejo, circular, en el cual el
efecto de los cambios en una parte puede ser rastreado a través de
todo el sistema. El proceso migratorio, de acuerdo con este autor,
está muy influenciado por un ambiente político, económico, social
y tecnológico. El intercambio entre este ambiente y el sistema mi-
gratorio es abierto y continuo. Habiendo recibido el estímulo, el
migrante potencial será influido por un subsistema de control rural
(familia, comunidad, localidad) en su decisión de quedarse en el
lugar de origen o lanzarse a la aventura. De acuerdo con este autor,
éxitos o fracasos son constantemente retroalimentados positiva o
negativamente al área de origen desde los nichos de destino para
promover subsecuentes migraciones. Pero aunque las condiciones
de cada situación específica actúen como freno o estímulo, es el
individuo, en último extremo, quien, afectado emocionalmente
ante las circunstancias socialmente involucradas, tomará la decisión

21 Sune Akerman, op. cit., p. 203.


22 A. L. Mabogunje, citado en L. A. Kosinski, y R. M. Prothero, People on the move.
Studies on international migration, Londres, William Clowe and Johns, 1975, p. 5.
EL PROCESO MIGRATORIO 137
de migrar, decidirá esperar una mejor oportunidad o simplemente
abandonará la idea.23
Massey ha hecho referencia a una especie de imaginario de expec-
tativas que han creado los países desarrollados sobre su nivel de vida
y que éste es un posible factor que alimenta la esfera de las motivacio-
nes para migrar dentro de ciertos círculos, pero que abarca un buen
número de individuos debido a la enorme penetración de los medios
masivos de información, publicidad, películas y las propias referencias
personales de los grupos de migrantes ya instalados en sus lugares de
destino y trabajo. Esta misma idea la desarrolla el autor al hablar
de lo que Michael Piore ha llamado la “cultura de la migración”, por
medio de la cual, cuando la migración prevalece en una comunidad,
la probabilidad de la decisión de migrar se incrementa principalmen-
te porque despierta valores, percepciones y gustos que no se satisfacen
en los lugares de origen. Pero además, en ese ámbito de análisis pue-
de aparecer lo que Massey ha reportado como una “inflación estruc-
tural”, término que no tiene nada que ver con la economía, pero que
el autor utiliza para explicar lo que ocurre cuando los salarios no so-
lamente reflejan las condiciones de oferta y demanda sino cuando se
proyectan en el plano de la apreciación psicosocial: esto es cuando
significan estatus y prestigio. En este caso, surgen “problemas motiva-
cionales” en las escalas superiores a los puestos ocupados por los mi-
grantes si a éstos se les remunera mejor. Volveremos sobre este tema
más adelante, pero indudablemente es una tesis que se inscribe en el
marco de las consideraciones que el migrante deberá tomar en cuen-
ta junto a las necesidades económicas.24

Componentes racionales

Las motivacioneseconómicas son también racionalmente evaluadas


por el individuo, dependiendo de su libre albedrío y su disponibilidad
para migrar. A mayor presión económica en origen, es decir a una
mayor presencia de los factores de expulsión, menor será el grado en
que la racionalidad de la decisión se haga presente en el acto migra-

23 Ibidem, p. 6. En esta página aparece el modelo completo del autor.


24 Véase Douglas S. Massey et. al., “Teorías sobre la migración internacional: una
reseña y una evaluación”, Population and Development Review, vol. 19, núm. 3, Popu-
lation Council, septiembre de 1993.
138 EL PROCESO MIGRATORIO

torio individual. Lo contrario ocurre cuando el sujeto puede tomar


libremente la decisión de irse del lugar de origen evaluando las con-
diciones y las ventajas o desventajas de su desplazamiento hacia otro
nicho del mercado de trabajo. Y esto se aplica lo mismo en una migra-
ción interna que internacional.
En la bibliografía que hemos examinado se destacan y confirman que
los factores económicos son elementos determinantes en el proceso
migratorio y que por tanto forman componentes racionales de alta
trascendencia en la toma de decisión de migrar. Pero debe señalarse
que los casos estudiados en esos modelos han sido tomados de econo-
mías de alto desarrollo económico y social, lo que coloca el análisis bajo
la premisa del segundo supuesto mencionado en el párrafo anterior.
Es por ello que los modelos que mayor popularidad han alcanzado
dentro de esta tendencia teórica son los llamados de “costo-beneficio”
con todas sus variantes. Bogue es autor de uno de estos modelos. “El
propósito de este trabajo –dice el autor– es abandonar la tradicional
dicotomía push-pull a favor de un enfoque costo-beneficio desde el
punto de vista del migrante individual”.25 Bajo este enfoque, la deci-
sión de migrar (o no migrar) será el resultado de comparar los costos
contra los beneficios de la migración. “Es útil –señala Bogue– refe-
rirse a la migración como una acción racionalmente planeada que
es el resultado de una decisión consciente en contraste con la teoría
push-pull que considera al migrante como una bola de billar puesta
en movimiento por causas externas ajenas a su voluntad”.26
Hay que considerar que los flujos migratorios de mayor importan-
cia en la actualidad en los países industrializados se producen entre
zonas similares, no entre ámbitos muy dispares como puede ser del
campo a la ciudad. Por lo tanto los factores de empuje no son tan
decisivos, piensa el autor, como para impedir el cálculo costo-bene-
ficio antes de tomar la decisión de migrar.
Bogue presenta en este trabajo una matriz de movilidad en la que
se incluyen una serie de factores de costos y beneficios potenciales cuyo
balance, positivo o negativo, determinará la acción de migrar.27

25 Donald J. Bogue, “A migrant’s eye view of the costs and benefits of migration

to a metropolis”, Internal migration a comparative perspective, A. A. Brown y E. Neuber-


ger, Nueva York, Academic Press, 1977, pp. 167-182.
26 Ibidem, p. 168.
27 Ibidem, p. 169.
EL PROCESO MIGRATORIO 139
Los datos están tomados de la encuesta titulada “Problemas de
vivir en la ciudad” llevada a cabo en Chicago entre 1958 y 1959 por
el autor y que no ha sido objetada hasta hoy. Los costos de la migra-
ción en este modelo están concebidos como económicos y relaciona-
dos tanto con el traslado de un punto a otro como con la estancia
probable en espera de encontrar o incorporarse a un trabajo.
Los hallazgos permiten concluir a Bogue que “desde el punto de
vista del migrante la decisión parece basarse más en la oportunidad
de obtener un mejoramiento personal o movilidad ascendente, que
por desesperación o necesidad apremiante, ya que casi dos terceras
partes de los investigados reportaron que no fueron arrojados a la
migración por razones de empuje. Debe presumirse que su decisión
de migrar fue en realidad una decisión tomada de entre dos situa-
ciones aceptables”.28 Otras conclusiones de la investigación pudieran
relacionarse con los factores de empuje o atracción tales como los
siguientes:

a] Las personas que migraron con menos dinero, asociaron su deci-


sión a factores de empuje en mayor grado, que los que lo hicieron
en mejores condiciones.
b] Los que recibieron una mayor ayuda de familiares y amigos estu-
vieron más inclinados a migrar por factores de expulsión.
c] Los sentimientos de soledad y de nostalgia se presentaron mayo-
ritariamente en los migrantes cuyos móviles fueron factores de
atracción.29
d] Los migrantes que habían tenido experiencias previas dejaron sus
lugares de origen en todos los casos por factores de empuje.

Bogue concluye su trabajo diciendo que “existe la tendencia entre


los demógrafos a concebir la migración como un proceso mecánico
y a negar la importancia de las variables psicosociales”.30 “Sería más
fructífero –dice– ver la decisión de migrar (o no migrar) como un

28 Ibidem, p. 178.
29 Resulta obvio, pero debe decirse que cuando los factores de expulsión son
muy altos, generalmente los de atracción guardan la misma proporción para el
migrante potencial. En los casos de los desplazamientos forzados por “actos de Dios”
o por otro tipo de catástrofes, incluida la guerra, la migración se produce obvia-
mente sin consideración alguna de los factores de “atracción”.
30 Ibidem, p. 181.
140 EL PROCESO MIGRATORIO

proceso racional que comprenda los factores que cada individuo


percibe y la acción que tome sobre la base de sus cálculos de los
beneficios y los costos de migrar.”31 Esta posición evoca las tesis de
quienes insisten en no separar las motivaciones psicosociales de las
económicas.
Por otra parte, el estudio de este autor y sus conclusiones son
aplicables, como se aclara en su trabajo y ha resultado evidente, a las
migraciones entre áreas que no presentan grandes desajustes estruc-
turales ni muy perceptibles diferencias culturales. Nótese que el es-
tudio fue realizado en Chicago.
Siguiendo esta misma línea de pensamiento, pero con referencia
a los países en desarrollo y partiendo de asumir que la migración se
basa principalmente en cálculos económicos racionales realizados
por el migrante individual, a pesar de la existencia de un alto nivel
de desempleo urbano y por tanto de factores de expulsión, Todaro
ha postulado que la migración se produce en respuesta a las diferen-
cias rurales-urbanas en los salarios esperados, en lugar de los salarios
actuales.32
La premisa fundamental de esta hipótesis es que los migrantes,
como autores de la decisión de migrar, consideran las diferentes
oportunidades y opciones disponibles para ellos entre el sector rural
y el urbano y escogen aquella que maximiza sus expectativas o espe-
ranzas de ganancia en la migración. Sin embargo, Todaro admite que
este tipo de modelo ha tomado en cuenta únicamente el contexto
de economías industriales avanzadas y ha asumido la existencia de
pleno empleo o casi pleno empleo en áreas urbanas.
De acuerdo con este autor, las ventajas o beneficios esperados de
la migración pueden medirse por:

a] La diferencia en ingresos reales entre los trabajos que se ofrecen


en el área rural y la urbana
b] La probabilidad del nuevo migrante de obtener un trabajo urbano.

Según Todaro, los modelos tradicionales han explicado las dife-


rencias de ingreso como la única justificación para migrar.

31 Ibidem.
32Michael P. Todaro, International migration in developing countries, Internal Labors
Office, Génova, 1976, p. 28.
EL PROCESO MIGRATORIO 141
Desdichadamente este tipo de análisis no resulta ser muy real en
el contexto del marco económico e institucional de la mayoría de
los países del tercer mundo, insiste Todaro. En este ámbito, el mi-
grante se convertirá en un desempleado o en el mejor de los casos
buscará un empleo eventual o subempleo en lugar de evaluar las
diferencias de ingreso solamente. El migrante rural-urbano en los
países de desarrollo tardío evaluará la consecuencia de migrar to-
mando en cuenta que podrá estar desempleado algún tiempo des-
pués de llegar a su destino.33
Sin embargo, pudiera argumentarse que la decisión de migrar
involucra a menudo también un cálculo de “ingreso permanente”,
es decir, que el migrante calcularía, no el ingreso inmediato que
va recibir, sino el futuro, por lo que migrar con tal objetivo en
mente es sensato, incluso si los salarios esperados en la ciudad,
iniciales, fueran más bajos que el ingreso rural históricamente
percibido. En tales condiciones Todaro plantea que es posible que
la migración rural-urbana continúe a pesar de la existencia, en los
países del tercer mundo, de tan considerables tasas de desempleo
urbano.
En suma, hay cuatro elementos esenciales de este modelo que
merecen destacarse:

1] La migración es estimulada por consideraciones de costos y


beneficios relativos, tanto de tipo económico, como psicoló-
gico.
2] La decisión de migrar depende no tanto de las diferencias de
salario real entre el sector rural y el urbano sino de la diferencia
esperada, y esta última está dada por la interacción de dos varia-
bles: la diferencia actual de salario y la probabilidad de obtener
un empleo permanente en la ciudad.
3] La probabilidad de obtener un empleo urbano está inversamente
relacionada con la tasa urbana de desempleo.
4] Altas tasas de desempleo urbano son inevitables resultados de los
serios desniveles económicos entre las áreas rurales y urbanas en
la inmensa mayoría de los países subdesarrollados.

33 Ibidem, p. 31. Todaro da cuenta de la fuente de estos cálculos en el capítulo v

de su trabajo, pp. 65-74.


142 EL PROCESO MIGRATORIO

Todaro ha cuantificado este modelo y lo ha expresado en forma


matemática, siendo el punto de partida de otros trabajos que han
confirmado sus planteamientos, o los han modificado y ampliado.34
Pero también ha sido duramente objetado; Amín por ejemplo ha
dicho que “este enfoque asume racionalidad económica de parte del
migrante y que la decisión de migrar es presuntamente hecha con
completo conocimiento de las diferencias de ingreso y del potencial
de empleo. Ésta es una conclusión errónea, dice este autor. “Los
migrantes del campo en el sur y sureste asiáticos se movilizan hacia
ciudades en donde las tasas de crecimiento son el doble de la nacio-
nal; donde el desempleo es alto y en donde la pobreza es la forma
predominante de vida. Con todo eso, ellos continúan migrando a las
ciudades.”35
En el plano internacional pareciera que no siempre hay una lógi-
ca estricta en la racionalidad guiada por consideraciones económicas.
Por ejemplo la aplicación de la teoría económica neoclásica pudiera
indicar que las diferencias de rentas en los países de emigración hace
más viable el desplazamiento de un migrante hacia las economías de
mayor ingreso per cápita, de lo cual se deduciría que los grupos de sala-
rios relativos más deprimidos en origen serían los primeros en tomar
esta decisión, escogiendo como lugar de destino el más viable para
sus propósitos. Sin embargo, en un estudio realizado en España, el
autor demuestra que la inmigración procedente de América Latina
no sigue ese patrón de comportamiento. Los países latinoamericanos
emisores de emigrantes a España no son aquellos con más bajo nivel
de salarios, lo que indica claramente, según el autor de este estudio,
“que debe por tanto asumirse que intervienen otros factores en la
movilización de latinoamericanos hacia España, que los relativos a

34 Para una discusión amplia sobre las implicaciones del modelo de Todaro y las

extensiones y modificaciones que de él se han hecho, véanse las páginas 36-44. Es


evidente que en la actualidad el punto de vista sostenido por todos estos investiga-
dores ha sido ampliamente aceptado en los estudios que relacionan la migración
con el desarrollo económico. Es digno de subrayar que la aceptación general de
sus tesis a nivel teórico se refleja también en su comprobación empírica y por la
utilización de funciones econométricas que dan reconocimiento explícito al con-
cepto de “ingreso diferencial esperado” como una de las más importantes variables
en el proceso de toma de decisiones de la migración.
35 S. Amin, citado por T. G. McGee, “Rural-urban mobility in South East Asia”,

Human migration, op. cit., pp. 201-202.


EL PROCESO MIGRATORIO 143
sus cifras macroeconómicas”.36 Efectivamente, en este caso, el com-
ponente racional en la decisión de migrar ha quedado en un segun-
do plano, tanto para los que eligieron a España, como para los que
decidieron tomar otro destino, no obstante la enorme presión que en
ambos grupos ejercen los factores de expulsión.
En el nivel micro de análisis el componente racional en la deci-
sión de migrar se manifiesta de forma más evidente para los efectos
de la formulación de hipótesis, pero como se ha visto hasta ahora,
el trasfondo de otros factores de mayor complejidad están presentes
aunque siempre se expresan y toman la forma de los conocidos
factores de expulsión y de atracción. De manera obvia ello quiere
decir que el migrante tomará la decisión de hacer su desplazamien-
to físico tomando en consideración toda la gama de variables posi-
bles para lograr sus objetivos y realizar su traslado y su ubicación
final en el lugar de destino con el menor costo y con el mayor be-
neficio posible. Pero en una proporción muy considerable, como
ya hemos dicho antes, están excluidos los casos en que prácticamen-
te no existe otro recurso que escapar de la crisis mediante el cambio
de residencia. En el contexto de esta gama de reflexiones objetivas,
en las que también se asoman los residuos de apreciaciones subje-
tivas, podemos identificar los componentes racionales de la decisión
de migrar.
Desde luego que en la mayoría de los modelos en que estos com-
ponentes están presentes, las motivaciones económicas son predomi-
nantes. De modo tal que si el elemento racional es fundamental para
decidir el momento adecuado y el destino propicio para efectuar el
movimiento migratorio, los determinantes últimos están firmemente
arraigados en necesidades económicas de la más diversa índole y
grados de intensidad. Shaw ha aportado una información muy amplia
sobre todas las variables que intervienen en la migración económica
y la mayoría de ellas se aplica como elementos racionales muy influ-
yentes en la decisión de migrar.37

36 Andrés Tornos Cubillo, “Humanismos y teorías de las migraciones”, conferen-

cia dictada en la Universidad de Santander, febrero de 2006.


37 Paul R. Shaw, Migration, theory and fact. A review and bibliography of current lite-

rature, Bibliography Series, núm. 5, Philadelphia, Regional Science Research Insti-


tute, 1975, pp. 53-103.
144 EL PROCESO MIGRATORIO

las características de los migrantes

Un número de características demográficas personales parece ejercer


importantes influencias sobre la decisión de migrar. De acuerdo con
Gino Germani38 se pueden distinguir dos tipos de características:
Aspectos socioculturales (incluyendo los aspectos biosociales demográ-
ficos) y atributos individuales. Entre los primeros se encontrarían la
edad, el sexo, la educación, la ocupación y otras variables relaciona-
das con el llamado ses (socioeconomic status). En el segundo grupo
estarían incluidos la inteligencia y otros rasgos psicosociales.39
Germani acepta que la distinción entre los tipos de características
no es muy clara y que únicamente tal diferencia se justifica cuando
se analizan a la luz del papel que desempeñan en el análisis de la
motivación, la adaptación y la aculturación. Este autor sugiere que
las características del migrante explican aunque no agotan el análisis
de la motivación para migrar. Lourdes Arizpe ha expresado la inquie-
tud existente en el medio especializado, en relación con las caracte-
rísticas de los migrantes y las causales de la migración al comentar
que: “La relación entre factores causales generales del fenómeno y
el hecho de que migran tan sólo algunos individuos, es el que mayo-
res dificultades de teorización ha presentado el estudio de la migra-
ción”.40 Según esta autora: “La perspectiva histórica y estructural no
ha logrado operacionalizar conceptos analíticos que aclaren la rela-
ción entre el fenómeno agregado y el fenómeno individual”.41
Indudablemente que todas las disciplinas que intervienen en el
análisis del fenómeno migratorio tienen algo que aportar en cuanto
a las características de los migrantes se refiere. Pero quizá los demó-
grafos son autores de los detalles más precisos en la determinación
del perfil del migrante. Charles B. Keely explora con el mayor cui-
dado el papel del demógrafo en la caracterización de un migrante y
sus implicaciones en la formulación de diferentes modelos teóricos.
Para este autor, la demografía tiene por objeto analizar la composi-

38 Gino Germani, op. cit., pp. 136-139.


39 Sobre este aspecto, una discusión más amplia ha sido introducida por Neal P.
Ritchey, “Explanations of migration”, Annual Review of Sociology, vol. 2, 1976. Alex
Inkeles (ed.), Palo Alto, California.
40 Lourdes Arizpe, op. cit., p. 38.
41 Ibidem.
EL PROCESO MIGRATORIO 145
ción de la población sin excluir a los inmigrantes. Entre las variables
más importantes para lograr este propósito se encuentran la estruc-
tura de edad y sexo, el estado civil, la educación, los oficios, los
grados de dependencia referidos a la proporción de personas de la
tercera edad y niños, la relación de la población activa con el traba-
jo y la desocupación, la fertilidad, el nivel de mortalidad, el creci-
miento y la composición en la pirámide poblacional, la situación
económica de los diferentes grupos sociales, los diferentes grupos
raciales, el origen étnico, la participación política y las actividades
culturales y religiosas, y en fin, todo aquello que proporciona el cua-
dro completo de la composición demográfica de la población. Es
obvio que los migrantes no escapan en los censos a este escrutinio,
sin embargo no todas las características antes descritas constituyen
variables importantes para la formulación de políticas migratorias o
de modelos teóricos. A continuación presentamos las características
que aparecen en la revisión de los modelos que hemos examinado
para la confección del presente texto.

Selectividad

La definición de este término es importante. De acuerdo con Elizaga,


“Las comparaciones entre migrantes y población no migrante en el
lugar de origen responden al estudio de la selectividad; las que se
hacen con la población del lugar de destino se refieren a la búsque-
da de diferenciales”.42
Singer ha manifestado que “es obvio que los motivos, incluso
cuando son subjetivos en parte, corresponden a las características de
los individuos: los jóvenes pueden ser más propensos a migrar que los
viejos, los alfabetizados más que los analfabetos, los solteros más que
los casados y así sucesivamente”.43 Por tanto, la selectividad es un
concepto que no puede obviarse a la hora de estudiar los factores
que inciden en la decisión de migrar. Pero igualmente deben tomar-
se en cuenta otros aspectos importantes. Muñoz y Oliveira, han
puesto mucho énfasis en señalar que “el estudio de este tema es de

42 Juan C. Elizaga, “Migraciones interiores, evolución reciente y estado actual de

los estudios”, Conferencia Regional Latinoamericana de Población, sesión 3, Méxi-


co, 1970, p. 13.
43 Paul Singer, op. cit., p. 113.
146 EL PROCESO MIGRATORIO

gran importancia ya que del tipo de selectividad dependen, nada


menos, que las posibles consecuencias de la migración tanto en el
lugar de origen como en el de destino”.44
Singer afirma que deben considerarse dos niveles de selectividad:
una objetiva que correspondería a factores expulsivos que en sí mis-
mo actúa de manera circunstancial y discriminatoria; y otra subjetiva,
formada por una diversidad de motivos individuales que llevan a unos
a migrar y a otros no. Las condiciones objetivas y subjetivas, aunque
“la primera determinación de quién va y de quién queda es social, o
sea, de clase, determinarían qué miembros de dicha clase migrarán
antes y cuáles quedarán atrás”.45
Se dice que la selectividad es positiva cuando al compararse las
características de los migrantes con la población que no ha migrado,
éstos representan atributos y características individuales socialmente
útiles y provechosas como la educación superior o técnica, la juven-
tud, la buena salud, la experiencia o destreza en determinado tipo
de labor, etc. Lo contrario indicaría una selectividad negativa.
Los datos destinados tanto para el estudio de la selectividad como
para determinar el carácter diferencial de los migrantes, proceden
de los censos principalmente, e invariablemente constituyen, aunque
se realice el estudio por medio de encuestas diseñadas al efecto, in-
formaciones obtenidas ex posfacto, dificultad que ha sido señalada por
numerosos autores.46
Hay que hacer la aclaración de que los análisis de selectividad,
aplicados a los migrantes es un estudio que no ha florecido en los
países de fuertes corrientes de expulsión poblacional. Y ello parece
ser muy razonable si tomamos en cuenta que los migrantes aparecen
como tales en los censos en los países receptores y no en los de par-
tida. En los registros censales de los países donantes de cualquier
nivel económico o rango de desarrollo no aparecen las personas que
se fueron, aunque sin embargo, deben reflejar los movimientos de
migraciones internas y las características de los migrantes. Pero el
dato tiene una mayor relevancia cuando se refiere a las migraciones

44 Muñoz y de Oliveira, op. cit., p. 33.


45 Paul Singer, op.cit., p. 114.
46 Véanse especialmente Juan Elizaga, op. cit., p. 12; Muñoz y de Oliveira, op. cit.,

p. 36 y K. C. Zachariah, “Measurement of internal migration from census data”,


Internal migration: a comparative perspective, op. cit., p. 129.
EL PROCESO MIGRATORIO 147
internacionales, lo que explica la razón por la cual los modelos que
toman en cuenta las características diferenciales de los migrantes han
sido elaborados en los países receptores a los cuales acuden la mayo-
ría de la población migrante internacional. Uno de estos países son
los Estados Unidos en donde la información sobre las características
y la selectividad de los migrantes ha producido la mayor aportación
de datos y de reflexiones teóricas.

Diferenciales

El concepto de migración diferencial no ha sido manejado en los


estudios examinados en este texto con unidad convencional. Por
ejemplo Bogue ha dicho sobre este concepto que “en esta rama del
estudio, el foco de la atención ha estado sobre el problema de inten-
tar establecer respecto a qué y cuánto difieren los migrantes de la
población general y más específicamente cómo difieren de la comu-
nidad de la cual parten y de la comunidad a la que llegan”,47 mientras
que Jansen nos dice que “la migración diferencial es la selectividad
de ciertos grupos (clasificados por edad, sexo, clase, etc.) a ser más
migratorios que otros”.48
Ahora bien, dejando a un lado las diferencias semánticas, podemos
decir que las variables referidas a la descripción de la población mi-
grante comparada con la no migrante o a la nativa en el lugar de
destino, son de forma muy general, la edad, el sexo, la educación, el
estado civil, la ocupación, el lugar de procedencia, el estado socioeco-
nómico (ses) y la raza, siendo los tres primeros datos demográficos los
de mayor referencia en los estudios consultados. Algunos autores han
sido todavía más pragmáticos y han manifestado, coincidiendo con los
hallazgos de Dorothy S. Thomas, que la edad es el único elemento
diferencial (en origen como en destino) que ha sobresalido como dato
confiable en los estudios llevados a cabo sobre las características de los
migrantes.49 A Bogue se deben las observaciones siguientes sobre las
características diferenciales más notables de los migrantes:50

47 Donald J. Bogue, op. cit., p. 699.


48 Clifford J. Jansen, “Theories of migration”, Readings in the sociology of migration,
Nueva York, Pergamon Press, p. 14.
49 Dorothy S. Thomas, citada por Everett S. Lee, op. cit. p. 284.
50 Donald J. Bogue, “Techniques and hypotheses for the study of differential

migration”, International Population Conference, núm. 114, 1961.


148 EL PROCESO MIGRATORIO

1] En las etapas iniciales, los hombres sobrepasan a las mujeres, pero


en la etapa de asentamiento, la selectividad por sexo tiende a
desaparecer o puede favorecer a estas últimas. Durante las etapas
iniciales la migración es altamente selectiva de los jóvenes.
2] La migración estimulada por el crecimiento económico, innova-
ciones tecnológicas, etc., atrae al mejor educado, mientras que las
áreas tendientes al estancamiento pierden primeramente a los
más preparados y a los más diestros.
3] Si entre dos poblaciones unas corrientes migratorias de igual tama-
ño tienden a fluir sin ganancias netas para ninguna, la composición
de las mismas en cada dirección tiende a constituir un mínimo de
selectividad. Si la corriente que corre en una dirección es mayor,
hay una gran selectividad en ambas. Pero el lugar que obtenga una
ganancia neta de población, tendrá una mayor proporción de
hombres adultos jóvenes, solteros, divorciados o viudos, mientras
que el punto que muestre pérdida neta, tendrá una alta proporción
de migrantes de retorno, empleados de nuevos establecimientos,
migrantes de paso, en camino a centros de población más grandes
y retirados, que regresan a su lugar de origen.
4] Allí donde el factor de empuje o expulsión es muy fuerte (hambru-
na, sequía, etc.) la selección en el origen es mínima. Donde el
factor de atracción es mayor, habrá una apreciable selectividad.
5] En las sociedades tecnológicas modernas, las corrientes migrato-
rias más grandes que fluyen entre centros metropolitanos, tienden
a tener una pequeña selectividad de migrantes.

Volviendo a las contribuciones teóricas que respecto a la selecti-


vidad hemos encontrado en esta reseña, destacamos un estudio
realizado por Browning y Feindt en su análisis comparativo entre la
población nativa y la migrante de Monterrey, Nuevo León, México,
para el cual se desglosaron las categorías nativo y migrante en las
siguientes subclases: a] migrante con periodo corto de exposición,
b] migrante con periodo intermedio de exposición; c] migrante con
periodo largo de exposición; nativo de adopción; nativo por naci-
miento y d] migrante por adopción.51

51 Harley L. Browning y Waltraut Feindt, “Diferencias entre la población nativa

y la migrante en Monterrey”, Demografía y Economía, vol. ii, núm. 5, 1968, pp. 183-
204, citado por Muñoz et al., Migración y desigualdad social en la Ciudad de México.El
Colegio de México-ils, unam, México, 1977, pp. 61-73.
EL PROCESO MIGRATORIO 149
Entre las conclusiones a que llegaron estos autores destacan:

a] La importancia de definir al migrante y al nativo según su comu-


nidad origen
b] La poca utilidad de la dicotomía nativo-migrante para el análisis
de sus diferencias socioeconómicas
c] La naturaleza “situacional” de dichas diferencias
d] La disminución de las mismas a mayor “exposición” de los migran-
tes al medio urbano

Los hallazgos de este estudio podrían servir de guía para otros en


ciudades de “características semejantes” pudiéndose esperar resulta-
dos muy similares. Esta observación se basa en el supuesto de que las
diferencias socioeconómicas entre nativos y migrantes varían de
acuerdo con un número de factores entre los cuales se cuentan: a]
el nivel y la tasa de desarrollo económico del país; b] el nivel y la tasa
de urbanización; c] las diferencias del nivel de vida entre el área
urbana y la rural y d] la tasa de crecimiento del área metropolitana
en cuestión.52
Pero hay también otros factores que podrían afectar las diferen-
cias entre nativos y migrantes. De acuerdo con Jorge Balán, la inte-
racción entre las características de los lugares de origen de los que
provienen los migrantes a las áreas urbanas y algunas características
del lugar de destino, es la determinante principal de las diferencias
tanto entre los varios tipos de migrantes como entre éstos y los nati-
vos. Entre los primeros destaca el carácter urbano o rural de las co-
munidades de origen así como su grado de desarrollo y entre los
segundos la tasa de creación de empleo especialmente en los sectores
de más alta productividad y el grado de cristalización de la estructu-
ra ocupacional, o sea, el grado de homogeneidad de los estratos
ocupacionales, en términos de otras variables de estratificación como
la educación y el ingreso, el cual se refleja a su vez en el grado de
“credencialismo”, esto es, la rigidez en los requisitos para ocupar las
diversas posiciones en la jerarquía ocupacional.53

52 Muñoz et al., Migración y desigualdad social en la Ciudad de México, op. cit., p. 61.
53 Jorge Balán, “Migrant-native socioeconomic differences in Latin American
cities; a structural analysis”, Latin American Research Review, vol. iv, núm. 1, 1969, pp.
3-29.
150 EL PROCESO MIGRATORIO

Como ha dicho Elizaga: “Las anteriores consideraciones conducen,


lógicamente, al establecimiento de algunos criterios básicos para el es-
tudio de diferenciales, a saber: a] la duración de residencia y la edad al
llegar son variables fundamentales en cualquier análisis comparativo, b]
las comparaciones son más rigurosas si se hacen entre la población no
migrante y los migrantes de los últimos años, c] comparando migrantes
con distinta duración de residencia, es posible aportar conocimientos
sobre el proceso de asimilación y d] clasificando a los migrantes según
el lugar de origen podrían encontrarse varios patrones diferenciales”.54
En general, tres características diferenciales han merecido la aten-
ción de los investigadores: el género de los migrantes, su edad y su
nivel de educación. El estado civil y el lugar de origen no ha sido
considerados con igual atención, pese a que son elementos censales
de notable interés demográfico.

El género

Entre los elementos diferenciales, el predominio de las mujeres como


migrantes a corta distancia ha sido encontrado en numerosos estu-
dios. El propio Ravenstein en 1889 lo había reportado como parte
de sus “leyes” de la migración.55
Iguales hallazgos han sido hechos en todas partes del mundo por
diversos autores. En Latinoamérica, por ejemplo, Muñoz y de Olivei-
ra han encontrado que: “Por lo que se refiere al sexo, un análisis para
seis ciudades de Colombia y Venezuela, permite afirmar que la mi-
gración interna cercana se da sobre todo entre las mujeres […] En
Bogotá predominan las mujeres en la migración de cortas distancias,
mientras que en la de largas distancias predominan los hombres”.56
En un trabajo sobre Guatemala, Arias encontró que en general los
hombres eran más migratorios que las mujeres excepto en pequeños
trayectos en donde la ganancia neta fue de 26 000 hombres contra
39 000 mujeres en el censo de 1950.57

54 Juan C. Elizaga, “Migraciones interiores, evolución reciente y estado actual de

los estudios”, op. cit., p. 13.


55 E. G. Ravenstein, “The laws of migration”, Journal of Royal Statistical Society,

núm. 52, junio de 1889, p. 288.


56 Muñoz y de Oliveira, Las migraciones internas en América Latina, op. cit., p. 38.
57 F. Arias, citado por Clifford J. Jansen, Readings in the sociology of migration, op.

cit., p. 17.
EL PROCESO MIGRATORIO 151
Refiriéndose a encuestas realizadas en Lima, Santiago y Monterrey,
Elizaga comenta que: “la mayor independencia cultural de la mujer
chilena y otras condiciones sociales, unidas a la menor distancia me-
dia recorrida por el grueso de la migración en este país, explicaría
el bajo índice de masculinidad de los migrantes de Santiago”.58 En
México el censo de 1990 indicó que hay una preponderancia de
mujeres inmigrantes en las poblaciones donantes de la periferia del
Distrito Federal.59
En un estudio sobre Brasil, Hutchinson encontró que una propor-
ción ligeramente mayor de hombres marcó la tendencia a migrar
desde ciudades grandes (hombres 15.1%, mujeres 13.8%), pero des-
de ciudades pequeñas y áreas rurales, la proporción de mujeres fue
mayor (hombres 47.7%, mujeres 51.4%).60
Cuando el movimiento migratorio es realizado entre grandes dis-
tancias y especialmente si es de carácter internacional, la masculini-
dad parece ser de más importancia aunque no por mucho tiempo.
Thomas afirma que “la composición según el sexo de la principal
corriente de migrantes transatlánticos en el periodo 1850-1920, mos-
traba una preponderancia de hombres. Cuando sucedía un prolon-
gado desplome en la migración, como en las décadas de 1920 y 1930,
la razón de masculinidad cambiaba a favor de las mujeres (esto es
parcialmente debido al movimiento de las mujeres que migraban con
sus esposos o parientes que emigraban en el primer periodo).
En el caso de la emigración masiva desde un país pobre, bien
puede haber una preponderancia de mujeres entre los migrantes
juveniles; en Irlanda cada año entre 1860 y 1910 las mujeres emigran-
tes excedían al número de hombres en el grupo de edad 15-20 y la
razón debe haber sido que las oportunidades de empleo para las
mujeres jóvenes en los Estados Unidos, particularmente en el servicio
doméstico, permanecían firmes a través del auge y la depresión.61
Una hipótesis de Muñoz y de Oliveira sugiere que las mujeres
predominan en los movimientos rurales-urbanos de corta distancia y
los hombres en los urbanos-urbanos o rurales-rurales, debido a que

58 Juan C. Elizaga, op. cit., p. 74.


59 Muñoz et al., Migración y desigualdad social en la Ciudad de México, op. cit., p.
45.
A. Hutchinson, citado por Clifford J. Jansen, op. cit., p. 17.
60

Brinley Thomas, “Migración internacional”, El estudio de la población, P. M.


61

Hauser y O. D. Duncan (eds.), Chicago, University of Chicago Press, 1959, p. 728.


152 EL PROCESO MIGRATORIO

la población femenina por lo regular tiene una baja demanda en las


actividades del campo.62
George parece dar muy poco apoyo a la formulación de una ley
de diferenciales migracionales por sexo aunque reconoce que en
Inglaterra y Gales durante abril de 1960 a abril de 1961 más mujeres
que hombres cruzaron las fronteras regionales (hombres 357 000;
mujeres 369 000).63
En conclusión, Petersen ha dicho que la característica de los mi-
grantes internos es predominantemente de mujeres y la de los
internacionales de hombres, pero que esta generalización no pue-
de ser designada como una ley que se aplique a las sociedades no
occidentales. Para este autor, no hay duda alguna de que el nú-
mero de hombres sobrepasa al de las mujeres en todas las migra-
ciones, pero tomar los datos de corrientes migratorias aisladas
puede conducir a errores en las conclusiones. Una observación
sistemática a largo plazo resultaría indispensable para un análisis
concluyente en la definición del sexo en los movimientos migra-
torios. Los adelantos habidos en la transportación y sobre todo la
creciente tendencia a la igualdad de géneros hacen imposible
apostar por un futuro en que el sexo masculino siga teniendo la
primacía en la decisión de migrar.64

La edad

R. Paul Shaw sostiene que, después de una exhaustiva revisión del


material disponible para su ya citado estudio, la investigación sobre
el tema de las migraciones generalmente corrobora que los adultos
ente los 20 y los 30 años de edad son más propensos a migrar y des-
de luego esto parecería obvio si no agregara que la razón no está
tanto en las condiciones físicas de este grupo de edad, sino en su
capacidad de adaptación a nuevas situaciones y desde luego al nuevo
ambiente que se encuentren en la sociedad huésped. Por otra parte
como los jóvenes están comenzando su vida laboral están más dis-

62 Muñoz y de Oliveira, op. cit., p. 19.


63 P. George, “Types of migration of the population according to the professio-
nal and social composition of migrants”, Readings in the sociology of migration, op.
cit., pp. 42-47.
64 William Petersen, Population, Nueva York, MacMillan, 1975, p. 289.
EL PROCESO MIGRATORIO 153
puestos a arrostrar las vicisitudes y los problemas de aprender nuevas
tareas o realizar trabajos menos remunerados en términos relativos.
En apoyo de esta tesis, Shaw aporta los datos de más de una docena
de estudios realizados en los Estados Unidos, América Latina, Euro-
pa, África y Asia.65
“Con respecto a la diferenciación por edad, toda la migración es
una –señala Petersen– tanto en los movimientos internos como en
los internacionales, los adolescentes y los adultos jóvenes predominan
[…] Ésta es –dice– una de las ‘más firmes generalizaciones estableci-
das en demografía […] Que los adultos jóvenes predominen, no
quiere decir por supuesto, que otras personas nunca migren. Las
familias que migran particularmente dentro de un mismo país,
pueden incluir niños o más frecuentemente familiares mayores; y
en años recientes alguna de las migraciones dentro de los Estados
Unidos han sido movimientos de personas retiradas’.” Petersen
confirma el hallazgo de Shaw en el sentido de que “una razón para
la alta proporción de jóvenes adultos migrantes parece deberse a
que toda migración envuelve una cierta cantidad de ajuste en el
destino y la juventud presenta una mayor habilidad para adaptarse
a las nuevas circunstancias”.66
Y por diferentes motivos Thomas subraya la opinión de Petersen
al decir que: “algunas generalizaciones pueden adelantarse sin riesgo
acerca de las características especiales de los migrantes: la mayoría
son comparativamente jóvenes cayendo entre dos tercios y tres cuar-
tos de ellos en el grupo de edad de 15-40 años. Como regla, la pro-
pensión a emigrar es más alta en el grupo de edad 20-25”.67
De manera semejante otros especialistas confirman estas conclu-
siones para estudios realizados en América Latina. “Vale la pena –dice
Elizaga– dedicar breves comentarios a patrones encontrados en las
encuestas realizadas por Celade en las ciudades de Santiago y Lima.
Una vez más se confirma la preponderancia de los adultos jóvenes
en las corrientes a las grandes ciudades. Entre 45 y 50% de los mi-
grantes que llegaron en el decenio previo a las encuestas respectivas
tenían entre 15 y 29 años de edad, correspondiéndole al grupo 15-19

65 Paul R. Shaw, Migration theory and fact. A review and bibliography of current litera-

ture, op. cit., pp. 18-20.


66 Ibidem, p. 288.
67 Brinley Thomas, Migración internacional, op. cit., p. 728.
154 EL PROCESO MIGRATORIO

la mayor frecuencia”.68 Greenwood considera asimismo que “la pro-


babilidad de que un miembro de la fuerza de trabajo migre tiende a
decrecer a medida que su edad se incrementa, ya que las personas
más viejas tienen más corta vida laboral por delante y por lo tanto
las ventajas y la tasa de retorno son menores para él”.69 Y Gallaway
plantea que “la seguridad en el trabajo y los lazos familiares son más
importantes para las personas mayores que para los jóvenes, lo que
desalienta a los primeros a migrar”.70
Los datos más recientes de que se dispone sobre las características
de edad de la mano de obra inmigrante han indicado que la mayo-
ría de los trabajadores están entre los 18 y los 35 años. “Estas cifras
representan cerca de 60% de la mano de obra inmigrante total en
Francia y en Alemania; de 57% en Kuwait, de 66% en distintos países
árabes y de 55% en África”.71

Educación y ocupación

El concepto de educación usado tan profusamente en los estudios


de diferenciales, se refiere no solamente al grado de escolaridad, sino
también a la preparación técnica y con este mismo significado, se ha
usado también el término “calificado” con sus distintas variantes
gramaticales como: no calificado o subcalificado que se expresa más
comúnmente como semicalificado.
Los estudios consultados muestran cierta tendencia a concluir
que los migrantes entre áreas urbanas tienen un nivel de educación
superior. Pero en general el movimiento de la fuerza de trabajo de un
área a otra no siempre se ha ajustado al patrón de oferta y deman-
da de una determinada educación escolarizada, sino de habilidades
y capacitación técnica incluyendo la administrativa.
La educación, repetimos, entendida como instrucción y no como
reglas de urbanidad, ha sido un factor que los migrantes no siempre
pueden hacer valer en los lugares de destino. Y esto ha sido un pro-

68 Juan C. Elizaga, op. cit., p. 74.


69 Michael Greenwood, “Research on internal migration in the United States: a
survey”, Journal of Economic Literature, vol. 13, núm. 2, junio de 1975, p. 406.
70 Ibidem.
71 Z. Ecevit y K. C. Zachariah, “Migración y mano de obra internacional”, Finan-

zas y Desarrollo, diciembre de 1978, p. 34.


EL PROCESO MIGRATORIO 155
blema muy generalizado. Los refugiados, por ejemplo, han tenido
que ocuparse en lo que han podido, unos ascendiendo y otros bajan-
do en la escala de movilidad social. Como ha señalado Petersen, “De
las mujeres que habían sido amas de casa en Europa, antes de la
segunda guerra mundial, más de la mitad, tuvieron que aceptar tra-
bajos fuera de la casa en condiciones deplorables […] Según un es-
tudio realizado por Davie sobre los refugiados recibidos en Estados
Unidos con posterioridad a 1945, aquellos cuyos trabajos dependían
del dominio del lenguaje nativo, como maestros, escritores, etc.,
obviamente encararon un duro problema ocupacional particular-
mente los abogados, entre los cuales el estudio mostró que sólo 5.8%
de ellos estaba practicando su carrera”.72
Entre los contingentes de migrantes cuya motivación era de tipo
económico, el cambio de ocupación ha sido casi concomitante con
el acto migratorio. El propio Davie encontró que sólo una pequeña
proporción de los migrantes europeos procedentes de pequeños
pueblos y villas que inundaron los Estados Unidos en los decenios
anteriores a 1914, pudieron ocuparse como granjeros; y el trabajo
que ellos y sus hijos hicieron, por lo general no tuvo nada que ver
con lo que habían aprendido en sus puntos de origen.73 Cuatro
quintas partes de los inmigrantes no habían tenido experiencias en
labores de manufactura o minería, que eran los sectores de la indus-
tria americana en los que encontraron empleo como trabajadores no
calificados. “Que América [Estados Unidos] fue una tierra de opor-
tunidades –señala Petersen– significó precisamente que fue un país
cuya economía permitió ganarse la vida a hombres cuyas aptitudes
nunca antes habían sido puestas a prueba.”74
Los estudios realizados sobre este tema indican que pueden es-
tablecerse algunas generalizaciones sobre el comportamiento del
factor educación en las migraciones. La primera corresponde al
hecho de que a cualquier nivel de apreciación de la calificación del
migrante, los más preparados están dispuestos a recorrer distancias
mayores, es decir, que existe una correlación positiva entre distancia
y educación, a medida de que la primera es mayor.75 De igual ma-

72 William Petersen, Population, op. cit., p. 294.


73 Citado por Petersen en ibidem.
74 Ibidem.
75 Véanse entre otros a J. K. Folguer, “Models in migration”, Selected studies of

migration since world war II, Nueva York, Milbank Memorial Fund, 1958, pp. 155-165,
156 EL PROCESO MIGRATORIO

nera parece ser también que a mayor nivel de educación o califica-


ción le corresponde un grado más alto de conocimiento sobre las
perspectivas de trabajo en el área de emigración.76 Y esto mismo
puede debilitar los lazos que atan al migrante potencial a su comu-
nidad de origen.77
Pero la percepción de las oportunidades de ocupación en el área
potencial de emigración, es motivo de un incentivo mayor a la mi-
gración a medida de que el migrante alcanza un nivel más alto de
educación. Por ejemplo, los universitarios son más proclives a migrar
ante las oportunidades de trabajo que otros migrantes potenciales.78
Siguiendo esta línea de pensamiento, Bogue ha dicho que “los tra-
bajadores de cuello blanco son más migratorios que los de cuello
azul”.79 Pero es indudable que el marco de referencia de este autor
es muy distinto al de los países subdesarrollados. Thomas encontró,
por ejemplo, que en el cenit de la “nueva inmigración” en los Estados
Unidos, 30% de los inmigrantes fueron registrados como analfabetos
incapaces de escribir en cualquier idioma, pero al mismo tiempo,
que “todo lo que esto significaba era que la mayoría de estos extran-
jeros venían de países donde había escasamente alguna educación
elemental disponible para su clase social”.80
En un artículo de Bouvier, Macisco y Zárate,81 la educación es
usada como ejemplo para desarrollar una teoría de alcance medio
de los diferenciales de la migración.
Los autores hacen referencia a los siguientes hallazgos: En Lima
y Monterrey los estudios demostraron que los migrantes fueron
mejor educados que los quedados y menos que los nativos. En San
Salvador y Guatemala los hallazgos sugieren un patrón bimodal que
es selectivo de los mejores y peores educados de toda la población

citado por M. Greenwood, op. cit., p. 407; Todaro, op. cit., p. 73; D. J. Bogue, op. cit.,
p. 385.
76 M. Greenwood, op. cit., p. 406; N. P. Ritchey, op. cit., p. 372.
77 Ibidem.
78 L. H. Long, “Migration differentials by education and occupation: trends and

variations”, Demography, 10, 1973, pp. 2430-2458.


79 Donald J. Bogue, Principles of demography, John Wiley & Sons, cap. 19, p. 52.
80 Brinley Thomas, op. cit., p. 730.
81 Bouvier et al., “Toward a framework for the analysis of differential migration:

the case of education”, Internal Migration: the new world and the third world, A. H.
Richmond y D. Kubat, Sage Studies in International Sociology, 4/ISA, 1976, pp.
24-36.
EL PROCESO MIGRATORIO 157
y en Bombay (India) se arribó a iguales conclusiones que Lima y
Monterrey.82
Estudios realizados por Thomas sobre la migración rural-urbana en
los Estados Unidos muestran que los migrantes eran mejor educados
que los quedados, pero menos educados que los nativos y Bogue, en el
mismo periodo bajo estudio de l935-1940, encontró que efectivamente
los migrantes hacia las ciudades grandes eran más educados que los
quedados cuando procedían de poblaciones pequeñas, pero menos que
los nativos de las grandes urbes. Continúan señalando estos dos autores
que los estudios sugieren que sus hallazgos son prevalecientes en los
Estados Unidos a lo largo de un siglo. Asimismo, las conclusiones de
Folguer, Nam, Blau y Duncan confirman que los migrantes son mejor
educados que los no migrantes (quedados y nativos) según se observó
en los datos censales del último cuarto del siglo pasado.
Shaw encontró que la educación es una variable altamente selectiva
de la migración, pero al mismo tiempo reconoce que el contexto socio-
económico influye mucho en el estudio diferencial, incluso dentro de
un mismo país. En apoyo de esta hipótesis señala numerosos ejemplos
en los que destaca el estudio realizado por Hamilton y Suval, en 1965,
sobre la migración rural-urbana procedente del sur de los Estados
Unidos en el que se muestra una correlación positiva entre el grado
de educación y la distancia del movimiento. De la misma manera se-
ñala cómo el estudio realizado por Herrick, entre 1950 y 1960, mostró
que la inmensa mayoría de los migrantes del interior de Chile hacia
Santiago tenían una preparación superior, incluso a nivel universitario,
en una proporción de cinco a uno, en relación con los quedados en
sus lugares de origen. Según Shaw, todos los hallazgos empíricos re-
portados en su reseña confirman, que existe una correlación positiva
entre el grado de instrucción del migrante y su propensión a migrar,
aunque una mayor precisión en el tipo de educación al que se refieren
los estudios es necesaria para tomar en cuenta este diferencial tan
importante. No parece haber dudas, sin embargo, de que quien sabe
firmar, leer, escribir y hacer cuentas es más propenso a migrar, que
quien carece de estos rudimentarios conocimientos.

82 Los autores se refieren a la encuesta realizada en el área metropolitana de

Lima en 1962 organizada y financiada por celade; la de Monterrey fue realizada


por Browning y Feindt (véase la nota 51); la de Bombay fue realizada por K. C.
Zachariah en 1966 y publicada en la revista Demografía ese año; la de El Salvador,
por L. Ducoff, publicada en Estadística en 1962.
158 EL PROCESO MIGRATORIO

Es indudable que la migración es favorecida y altamente selectiva


del tipo de trabajo que sabe hacer el migrante y de su ocupación y
experiencia laboral en sus lugares de origen. Pero el grado de cono-
cimientos y de especialización que debe corresponderse entre la de-
manda y la oferta de trabajo depende mucho del escenario en que la
migración tiene lugar. Esto nos lleva otra vez a considerar las áreas de
origen y destino y el nivel de desarrollo económico y tecnológico al-
canzado en las mismas. Resulta evidente que hay diferencias de cali-
dad y cantidad muy claramente establecidas y marcadas dependiendo
de estos factores que también afectan la dirección del flujo desde y
hacia los diferentes sectores de la economía, así como la selectividad
y casi todas las variables demográficas involucradas en el proceso mi-
gratorio. Nuevamente el trabajo de Shaw es altamente ilustrativo y
proporciona un número importante de estudios de casos aplicables a
la extensa gama de alternativas que el análisis ocupacional ofrece
aunque las aportaciones teóricas son de escasa consideración. Así lo
entiende el mismo autor, al resaltar como una notable excepción las
hipótesis introducidas por L. O. Stone con el objetivo de trazar un
modelo probabilístico que sirva para predecir el perfil ocupacional y
socioeconómico de una población, si se establece una corriente mi-
gratoria estable entre dos polos geográficos determinados. El estudio
de Stone muestra con datos que los movimientos migratorios entre
varias zonas metropolitanas de Canadá y Estados Unidos, han repro-
ducido históricamente este patrón de comportamiento en todos los
ámbitos de la composición demográfica, pero esencialmente en lo
concerniente a la actividad ocupacional y profesional.83

Estado civil

Las condiciones de la información sobre el estado civil de los migran-


tes que se desplazan de economías de poco desarrollo a centros in-
dustrializados es muy poco confiable y solamente los estudios que se
interesan específicamente por esta característica pueden ofrecer
datos verificados por documentos exhibidos por los encuestados. En
migraciones internas en los países centrales el censo proporciona una
mayor confianza. Sobre la base de estos datos, Ritchey ha comentado

83 Paul R. Shaw, Migration theory and fact. A review and bibliography of current litera-

ture, op. cit., pp. 27-29.


EL PROCESO MIGRATORIO 159
que existe una proporción menor de solteras en mujeres migrantes
urbano-rurales y viceversa, con una edad entre 20 y 44 años, y que el
matrimonio no impide la migración.84 Éste es un criterio bastante
generalizado.
En América Latina, en general, los estudios orientan hacia los
mismos resultados. Elizaga, refiriéndose a la encuesta realizada en
Monterrey por Browning y Feindt, afirma que: “De los solteros, el
31% llegaron solos. El 66% con la familia de origen”.85 De la misma
forma Caldwell encontró que en Ghana, las migraciones rurales-ur-
banas se producían sin tomar en cuenta el estado civil, aunque el
65% de los jóvenes entre 20-30 años dijeron estar casados.86

Lugar de origen

En su trabajo multicitado, Elizaga ha apuntado que las investigacio-


nes realizadas en América Latina señalan que los migrantes que lle-
gan a las grandes ciudades forman un conjunto muy heterogéneo
respecto a educación, ocupaciones y otros aspectos sociales y cultu-
rales. Provienen de todos los estratos sociales de sus lugares de origen
por lo que sus características tienden a reflejar aquéllas de las pobla-
ciones de donde emigraron. No es extraño, entonces, que en los
países que ya han alcanzado cierto nivel de urbanización, una impor-
tante cantidad llegue de lugares urbanos. El migrante típico no está
representado por el habitante rural, el trabajador agrícola, sino por
un ciudadano de otro centro urbano. “Más aún, los núcleos de po-
blación mayores suelen tener representación mayor entre los migran-
tes, en términos relativos, que los núcleos pequeños y éstos a su vez
están mejor representados que la zona rural”.87
El mismo autor nos dice que “considerando migrantes llegados en
los cinco años previos a las encuestas se encontró que aproximada-
mente dos tercios en el caso de Santiago y 50% en el caso de Lima
venían de núcleos urbanos de más de 50 000 habitantes. La cifra

84 P. Neal Ritchey, “Explanations in migrations”, Annual Review of Sociology, vol.

2, Alex Inkeles (ed.), Palo Alto, California, 1976.


85 Juan C. Elizaga, op. cit., p. l4.
86 J. C. Caldwell, Determinants of rural-to.urban migration in Ghana”, Population

studies, núm. 22, Londres, Roultledge, pp. 361-377.


87 Ibidem, p. 15.
160 EL PROCESO MIGRATORIO

correspondiente a la encuesta de Monterrey es similar a la de Lima.


Lo más notable, al menos en las experiencias de Santiago y Lima, es
la pequeña proporción de migrantes con residencia inmediata ante-
rior en zonas típicamente rurales (localidades con menos de 1 000
habitantes y población dispersa): menos del diez por ciento”.88

88 Ibidem, p. 16.
7. LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES

Se ha dicho que el conocimiento de los efectos causados durante el


proceso migratorio es lo que más ayuda a comprender las peculiari-
dades de este fenómeno.1 Sin embargo, como ha sido reconocido
ampliamente por numerosos autores, la escasez de estudios sobre las
consecuencias de las migraciones es muy notoria.2
Esta situación parece tener su antecedente en las dificultades que
presenta el análisis de los efectos globales producidos por la migra-
ción y porque su estudio se ha centrado demasiado en los aspectos
que conciernen al migrante individualmente considerado.3 Pero in-
cluso la investigación sobre este aspecto del fenómeno, tanto en las
áreas de origen como en las de destino, tampoco ha sido muy rele-
vante, ni en su número, ni en sus resultados.4
Efectivamente, el tratamiento que se ha dado a las consecuencias
de las migraciones en la bibliografía consultada confirma lo anterior,
aunque Barbara Schitter Heisler ha sido muy puntual en recordarnos
que históricamente los sociólogos norteamericanos interesados en el
tema de las migraciones se han centrado en investigar lo que sucede
con los migrantes en las sociedades huéspedes y cuáles han sido las
secuelas económicas, sociales y políticas de su presencia en ellas.5 Y

1 Joseph S. Berliner, “Internal migration: a comparative disciplinary view”, Inter-

nal migration: a comparative perspective, Brown and Neuberger (eds.), Nueva York,
Academic Press, 1977, p. 446.
2 Véase por ejemplo Alan B. Simmons, Cambio social y migración interna, Canadá,

International Development Research Center, 1978, p. 9; M. Greenwood, “Research


on internal migration in the United States: A survey”, Journal of Economic Literature,
vol. 13, núm. 2, junio de 1975, pp. 397-421.
3 Alan E. Simmons, op. cit., p. 11.
4 Véase por ejemplo el contenido del apartado dedicado a las consecuencias, en

Muñoz y de Oliveira, “Migraciones internas en América Latina: exposición y crítica


de algunos análisis”, Las migraciones internas en América Latina, pp. 41-43.
5 Véase B. S. Heisler, “From assimilation to segmented integration, from the

american experience to the global arena”, cap. 4, “The sociology of inmigration”,


en C. B. Brettell, y J. F. Hollifield, Migration theory. Talking across disiciplines, Nueva
York, Rouledge, 2000, p. 77.

[161]
162 LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES

ello es muy cierto. Sin duda alguna, la inmigración y sus consecuen-


cias fue un tema central para la sociología tanto en Chicago en los
los años 20 y 30 del siglo pasado. Como ejemplo basta mencionar la
inmortal obra de William I. Thomas y Florian S. Znaniecki The polish
peasant in Europe and America, publicada originalmente entre 1918 y
1920 en la que se estudia el impacto psíquico y social causado en los
emigrantes campesinos polacos por el súbito cambio de vida experi-
mentado al llegar a tierras estadunidenses.6
Por ello es necesario reconocer que, aun siendo cierta su limita-
ción en cantidad como indica la bibliografía citada, las contribucio-
nes teóricas que se han producido sobre las consecuencias de las
migraciones han sido particularmente importantes en ciertos aspec-
tos medulares.

asimilación

Éste es quizá el tema más trabajado sobre las consecuencias de las


migraciones y sin duda uno de los más controvertidos, sobre todo
por sus implicaciones psicosociológicas y las discusiones surgidas en
torno al significado del término y su capacidad para reflejar la reali-
dad. Nathan Glazer fue incluso capaz de preguntarse si la noción de
“asimilación” como categoría de análisis en el estudio de las migra-
ciones había muerto después de realizar una extensa investigación.7
La opinión generalizada de los científicos sociales consultados por
este autor coincidía en que el significado del término “asimilación”
implica la subordinación de una cultura a otra con toda la carga
ideológica de etnocentrismo que ello representa, lo cual no refleja
lo que ocurre entre la inmigración y la sociedad norteamericana.
En América Latina el significado del vocablo ha sido también
objeto de análisis. Gino Germani ha sostenido con mucho énfasis que
el concepto encerrado en el término “asimilación” es ambiguo.8 Así,

6 La clásica obra de Thomas y Znaniecki fue editada en 1927 por Alfred A. Knopf,

en Nueva York, después de una drástica reducción de cinco a dos volúmenes.


7 N. Glazer, “Is assimilation dead?”, The Annals of the American Academy of Social

and Political Sciences, núm. 530, 1993, pp. 122-136.


8 Gino Germani, Sociología de la modenización, Buenos Aires, Paidós, 1971, p. 128.
LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES 163
por ejemplo, nos dice que los estudiosos de las migraciones han
empleado términos tales como, asimilación, integración, ajuste, ab-
sorción, aculturación, etc., como sinónimos que expresan los mismos
significados, sin que ninguno pueda definir lo que ocurre ciertamen-
te cuando el migrante se encuentra ya insertado en la sociedad
huésped. Quizá el uso más extensivo ha sido el de “aculturación”,
que refleja, por lo menos en apariencia, la aceptación de los ele-
mentos culturales nativos más indispensables para sostener una
convivencia social estable.9
Germani sugiere que deben distinguirse tres nociones básicas para
comprender la asimilación del migrante, sobre todo en áreas urba-
nas. Ellas son respectivamente: la adaptación, la participación y la
aculturación. La noción de adaptación se refiere a la manera en que
el migrante, individualmente, desempeña sus roles en las diversas
esferas de actividad en que participa. Y con el concepto de participación
se adopta el punto de vista, ya no del migrante, personalmente con-
siderado, sino de la sociedad receptora. En esta instancia, deberá
calificarse la extensión y el grado de participación del individuo y la
eficiencia de su desempeño, pero también la recepción brindada por
la comunidad huésped, que podría ser de aceptación o rechazo. El
término aculturación indica, por tanto, el proceso (y el grado) de
adquisición y aprendizaje del migrante, de los modos de comporta-
miento (incluyendo roles, hábitos, actitudes, valores, conocimientos)
en el lugar de destino.10
El problema de la medición del grado de asimilación y por tanto
de la utilidad del concepto es, también, de acuerdo con Germani, muy
difícil de evaluar correctamente, ya que sólo un prototipo ideal del
hombre “urbanizado” podría servir como base para establecer compa-
raciones en las investigaciones y ello puede dar lugar a que este pro-
cedimiento corra el riesgo de no ofrecer resultados confiables.11
En realidad, los hallazgos y los elementos teóricos involucrados que
pretenden explicarse con todos estos términos, son aplicables indistin-
tamente a esa fase del proceso migratorio en la que el migrante se

9 Una definición muy puntual sobre este término y una reseña breve y útil con

referencia a los estudios realizados por los antropólogos podrá encontrarse en el


artículo de Eduardo H. Spicer escrito para la International encyclopedia of the social
sciences, bajo el título de “Acculturation”, pp. 21-25.
10 Gino Gernani, Sociología de la modernización, Buenos Aires, Paidós, 1971, p. 128.
11 Ibidem, p. 144.
164 LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES

convierte en el centro neurálgico y focal de este momento crucial de


las consecuencias de la migración. No obstante ello, en las citas y otras
observaciones que siguen, algunos autores se han pronunciado por
hacer distinciones semánticas para precisar sus ideas sobre este tema.
Por ejemplo, Thomas considera que la mayoría de los autores
están ya de acuerdo en que el concepto de integración es más apro-
piado que el de asimilación.12 Según este autor, asimilación implica
unilateralidad porque sugiere que el inmigrante quedó desposeído
de su vieja cultura y que “virtualmente pasa por una total renovación
desde sus vestidos hasta su ideología”.13
Asimismo –dice Bernard– “este concepto de ‘asimilación’ niega o
ignora las múltiples cualidades que aporta el inmigrante a su nueva
patria y no tiene en cuenta la influencia que ejercen sus ideas, su
talento y sus afanes en la comunidad que le ha acogido. El hecho
real es que los Estados Unidos de América no han asimilado ni han
absorbido al inmigrante. Nuestra masa de inmigrantes y nuestra po-
blación llamada autóctona se han integrado recíprocamente […] Se
ve claramente, sigue insistiendo, que el concepto de integración es
mejor para reconocer la importancia de la diferenciación cultural
dentro de un marco de unidad social”.14
Mayer describe tres tipos de migrantes, que ayudan a compren-
der la idea y el significado de los problemas de la aculturación en
una sociedad moderna: aquel que es portador de una cultura doble
porque puede ir y venir libremente en los ambientes rurales y ur-
banos conservando siempre el conjunto de pautas heredadas en
estado latente; el rústico que sigue comportándose como extraño en
la ciudad durante toda su vida y el migrante renegado que acepta a
regañadientes las nuevas pautas culturales y es un inconforme inve-
terado en sentido cultural.15
Redfield insistió en que la aculturación es una noción que define
muy bien la situación del migrante en su nuevo hábitat, porque “com-
prende aquellos fenómenos que resultan cuando grupos de indivi-
duos, teniendo diferentes culturas, establecen contactos de primera

12 Brinley Thomas, Migración internacional y desarrollo económico, París, unesco,

1961, p. 56.
13 William Bernard, citado textualmente por Thomas en Migración internacional

y desarrollo económico, op. cit., p. 56.


14 Ibidem.
15 Ibidem, p. 130.
LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES 165
mano con los subsecuentes cambios en los patrones de cultura origi-
nal tanto en uno como en el otro grupo”.16
Einsenstadt llamó resocialización a este mismo periodo de ajuste
necesario porque está implícito en los conceptos de asimilación,
adaptación, absorción o aculturación.17 De acuerdo con este autor
esta resocialización es realmente una absorción del migrante por el
medio en que se inserta y hay tres índices que deben tomarse en
cuenta para advertir sus consecuencias: 1] la aculturación, que se re-
fiere al aprendizaje de nuevos roles, normas y costumbres y la inter-
nalización de estos nuevos patrones de conducta. 2] el ajuste personal,
que se manifiesta en una disminución o renuncia al desorden en la
conducta personal inadaptada tales como la delincuencia, el crimen
y las enfermedades mentales y 3] la dispersión institucional que se hace
evidente cuando los migrantes ya no están concentrados en un sector
de la esfera económica, política, ecológica o cultural específica y por
tanto cesan de tener una identidad separada del medio.18
Judith T. Shuval, sin embargo, ha estimado necesario distinguir
entre “ajuste económico” y “ajuste social”. El primero se refiere, se-
gún esta autora, a encontrar una fuente de ingresos más o menos
aceptable y permanente, lo que es fundamental para garantizar la
existencia material del individuo; y el segundo tiene que ver directa-
mente con la asimilación del migrante a las normas culturales de la
sociedad huésped. Analizados de esta forma, dice Shuval, “ambos
procesos de ajuste nos llevarán a comprender mejor el concepto más
complejo de asimilación”.19
Se han usado muchos términos equivalentes para referirse al signi-
ficado que encierra el concepto de asimilación, aunque en estricto
rigor, para los historiadores, los sociólogos y los antropólogos, ha sido
este último, sin cambio alguno de nombre, “uno de los paradigmas
dominantes en la teoría de la migración”.20 Beijer se ha referido al

16 Redfield, et al., citado por Edward H. Spicer, “Acculturation”, The international

encyclopaedia of the social sciences, Nueva York, MacMillan and Free Press, 1968, p. 22.
17 S. N. Eisenstadt, The absorption of inmigrants, Routledge, Keagan and Paul,

Londres, 1954, cap. i.


18 Ibidem.
19 Judith T. Shuval, “Refugees: adjustment and assimilation”, The international

encyclopaedia of the social sciences, op. cit., pp. 374-375.


20 C. Brettell y J. F. Hollifield, “Introduction” Migration theory. Talking across disi-

ciplines, op. cit., p. 15.


166 LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES

proceso de integración y ajuste como sinónimos de asimilación y esta-


blece que “el último objetivo de este proceso (el de la asimilación), es
la integración del migrante en la comunidad receptora, lo que presu-
me la completa absorción de los recién llegados y sus descendientes al
nuevo ambiente, de modo que no haya ninguna distinción entre sus
costumbres, normas y valores con las de los nativos”.21
En 1921, Robert Park, más o menos en coincidencia de fecha con
la publicación de la obra de Thomas y Znaniecki ya citada, introdujo
un modelo que llamó “los ciclos de la relación racial”, por medio del
cual, los inmigrantes y por extensión los grupos étnicos y raciales que
lo componen deben pasar por distintas fases intermedias en camino
hacia la asimilación. Dichas etapas son las del contacto inicial, la del
conflicto y finalmente la correspondiente a la acomodación al am-
biente cultural, que define el proceso mismo de asimilación y la fu-
sión con la sociedad receptora.22
Esta hipótesis sería más tarde elaborada en profundidad y exten-
dida por Milton M. Gordon en el decenio de los 60. Para este autor,
el proceso final de asimilación comprende siete subprocesos adicio-
nales. El más crucial y muchas veces ignorado, se abre en dos esferas:
la distinción entre la “asimilación del comportamiento” y la “asimila-
ción estructural”.23 La primera se refiere a la absorción de patrones
culturales de la sociedad huésped por el inmigrante, lo que también
se conoce por “aculturación”. En ella, el migrante desarrolla unas
formas de comportamiento que podrían llamarse “secundarias” por-
que tienden a ser impersonales y segmentadas. La segunda tiene que
ver con la “entrada” de los migrantes y sus descendientes en los “cli-
chés” o patrones sociales, organizaciones, actividades institucionales
y vida cívica de la comunidad receptora, lo que conduce a unas rela-
ciones con su entorno que pueden catalogarse de “primarias” ya que
son normales, calurosas e íntimas.
En los Estados Unidos, según Gordon, la aculturación o asimila-
ción del comportamiento social ha tenido lugar en un considerable
grado. Sin embargo, la asimilación estructural no ha sido tan exten-

21 G. Beijer, “Modern international migratory movements”, Migration sociological

studies, núm. 2, Londres, The Cambridge University Press, 1972, p. 53.


22 Robert Park y Ernest Burgess, Introduction to the science of sociology, Chicago,

University of Chicago Press, 1921.


23 Milton M. Gordon, “Assimilation in America: theory and reality”, Daedalus, vol.

90, núm. 2, verano, 1961, pp. 263-285.


LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES 167
sa debido al residuo de las actitudes hostiles recíprocas que existen
entre las mayorías y las minorías y cuyo origen hay que buscar en las
diferencias históricas y económico-sociales que las separan. Para este
autor, la asimilación cultural, “se ha convertido en las rocas en que
las naves del ‘angloconformismo’ y el ‘melting pot’ han encallado. Al
crear y desarrollar una nación de diversos pueblos, que es el hecho
sociológico esencial de la experiencia estadunidense, la asimilación
del comportamiento (aculturación) se ha realizado sin una mezcla
en las relaciones primarias”.24
Por supuesto que para comprender mejor estas ideas, conviene
aclarar que los referidos conceptos de “angloconformisrno”, “melting
pot” y “pluralismo cultural” se refieren a tres corrientes del pensa-
miento o modelos conceptuales (ideologías, las llama Gordon) que
han competido por dominar la escena de la atención estadunidense
sobre la forma en que una nación en principio abrumadoramente
blanca, anglosajona y protestante, ha absorbido a millones de inmi-
grantes y sus descendientes de los más variados orígenes a lo largo
de su historia.25
El “angloconformismo” fue el movimiento tendiente a integrar
culturalmente a los inmigrantes a la sociedad huésped, en este caso
los Estados Unidos. El “melting pot”, o crisol, planteaba la hipótesis de
una sociedad (la estadunidense) en donde el intercambio entre la
cultura de los inmigrantes y la del grupo residente, devendrían en
un nuevo sistema cultural, sin predominio de unos u otros; es decir,
una fusión cultural integral. Y “el pluralismo cultural” ha sostenido
tradicionalmente la posibilidad de una convivencia (sin fusión) de
diferentes grupos étnicos y culturales, unidos únicamente por los
lazos formales del lenguaje y las normas sociales e institucionales que
ofrece el “sueño americano”.26
El modelo de Gordon dio inicio a una vertiente de reflexiones y
una gama de conceptos muy fecunda que discuten y enriquecen sus
planteamientos originales y amplían el campo de teorización sobre
la asimilación con novedosas ideas.

24 Milton M. Gordon, “Assimilation in America: theory and reality”, op. cit., p. 283.
25 Ibidem, p. 263.
26 Ibidem. Véanse especialmente las páginas 265 a la 279 para un detallado aná-

lisis de cada modelo.


168 LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES

Richard Alba y Víctor Nee han revisado su obra con una excelen-
te pulcritud crítica partiendo de la evolución del concepto de asimi-
lación en los Estados Unidos y las pioneras inquietudes de Park sobre
el tema. Sus observaciones de la obra de Gordon les hacen concluir
que el estudio del papel de la asimilación en el proceso migratorio
resulta ya insuficiente. Por tanto, para actualizarlo resulta imprescin-
dible: 1] abandonar al individuo y su entorno más íntimo como
unidad de análisis y ampliar el objeto de estudio a los grupos étnicos
y raciales incluyendo sus vínculos interactivos entre sí y con las socie-
dades en que se insertan, 2] reparar la omisión de no haber incluido
los factores ocupacionales y socioeconómicos como elementos deter-
minantes en el proceso de asimilación de los migrantes y 3] llegar a
una verdadera teoría de la asimilación mediante el tránsito de los
estudios, del ámbito local del caso estadunidense, al escenario de
otras corrientes migratorias igualmente importantes.27
Según Alba y Nee este último objetivo es muy posible de alcanzar.
Y para demostrarlo, ponen como ejemplo la teoría de la estratificación
étnica de Shibutani y Kwans, que partiendo de las limitadas propuestas
de Park, ampliaron el campo de observación y el nivel de análisis has-
ta cubrir una dimensión histórica y geográfica de orden universal.28
Como dijimos al principio, el tema de la asimilación de los mi-
grantes ha tomado diferentes vías de expresión teórica y quedaría
fuera del objetivo de este libro detenernos en todos sus desarrollos.29
Solamente debemos mencionar, como un comentario final sobre este
marco conceptual, que uno de los modelos que más interés ha des-
pertado es el que se refiere a la “asimilación segmentada”, noción
originalmente introducida por Alejandro Portes y que explica el
proceso por el cual la segunda generación, formada por los hijos de
los inmigrantes contemporáneos, se incorporan al sistema de estrati-
ficación en la sociedad huésped hasta su máxima integración.
El problema aparente de este planteamiento es que se refiere a lo
que ocurre con los hijos de los inmigrantes nacidos en el lugar de
destino y si es así, no vemos cómo podrían considerarse también

27 Richard Alba y Víctor Nee, “Rethinking assimilation theory for a new era of

inmigration”, International Migration Review, vol. xxxi, núm. 4, (número especial)


invierno de 1997, pp. 826-874.
28 Tomatsu Shibutani y Kian Kwan, Ethnic stratification, Nueva York, MacMillan, 1965.
29 Un foro amplio sobre el tema fue celebrado en la Florida, EUA, por el Social

Science Research Council en enero de 1996.


LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES 169
como inmigrantes siendo ya nativos del país de acogida.30 La aclara-
ción de estas ideas, que no es nuestra intención hacer en este lugar,
exigiría volver al problema de la definición de lo que debe ser con-
siderado como un migrante, tema que ya vimos con amplitud en las
primeras páginas de este texto.

un modelo de inserción migratoria

Mármora ha desarrollado un modelo cuyo objetivo es el de explicar


el tipo de relación que establece el migrante con el medio receptor,
relación a través de la cual se intentará establecer la dinámica de la
acción social, tal y como la concibe Touraine.31 A partir del concep-
to de relación definido globalmente como el contacto social de un
individuo o grupo, con otros, Mármora desarrolla su modelo, basado
en elementos que pueden presentarse, según dice, como una serie
de dicotomías, la primera de las cuales, resultaría de la establecida
entre participación y marginalidad.
La participación sería la materialización del contacto social del mi-
grante con el medio y la marginalidad, lo contrario. Por medio de la
participación activa, el migrante influye sobre el nuevo ámbito y su ac-
ción puede desembocar en conquista o integración, mientras que por
medio de la participación pasiva, el migrante se integra o se asimila, es
decir, o participa y produce nuevas formas de relación, o “consume” las
existentes. La diferencia entre un tipo de integración y otro puede ex-
plicarse en función del tiempo en que cada uno ocurre. En el primer
caso, el grupo inmigrante logra establecer sus elementos culturales ya
sea por la fuerza o la creatividad; en el segundo caso mediante la per-
sistencia. Mármora advierte, sin embargo, que es muy difícil encontrar
en la realidad alguna de estas situaciones en forma pura.32
En relación con las características de la sociedad receptora, es
decir, su estructura social, ésta se traduce en elementos facilitantes u
obstaculizadores de la relación que establecerá el migrante; es decir,

30 Véase, en relación con este modelo, Min Zhou, “Segmented assimilation: is-

sues, controversies, and recent research on the new second generation”, Interna-
tional Migration Review, vol. 31, núm. 4, invierno, 1997, pp. 975-1008.
31 Lelio Mármora, Modelo analítico de inserción migratoria, sil, mimeo, 1976.
32 Ibidem, p. 22.
170 LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES

en canales y barreras. El proceso de inserción mediante la integración


del migrante se podrá resolver gracias a ciertos sectores sociales (o
instituciones) que permitirán el avance hacia el objetivo que se pro-
pone el migrante. Tales sectores serían el social, cultural, económico,
ecológico y político.
Sigue exponiendo el autor que la participación del sector social
en este proceso se resolvería a través de la relación del migrante con
los individuos; el cultural, por medio de la relación del migrante con los
productos culturales del medio, con la ayuda del desarrollo de con-
ductas congruentes; el económico se efectuaría a partir del mercado
de trabajo; el ecológico, por conducto de la ubicación espacial del
migrante y la participación política, por la vía de una relación con
instituciones, grupos, vinculados con el proceso de decisión y control
social. Esta participación puede producirse, señala Mármora, tanto a
nivel de grupo como individualmente y, por tanto, se debían observar
características diferenciales del proceso de inserción, como ocurre
en el análisis de William F. White sobre “Corneville”,33 en donde
también emergen ciertas secuencias diferenciales en cuanto al pro-
ceso mismo, es decir, que no siempre el avance se realiza por igual
ni con la misma suerte en cada sector institucional. Es imposible
generalizar si una integración cultural va a ser antecedente impres-
cindible a una integración social y si ésta a su vez de una política, etc.
Ello estaría definido en el marco histórico-económico y social tanto
en lo concerniente al migrante como a la sociedad receptora.
En suma, Mármora, plantea que el migrante se inserta en el medio
receptor mediante una serie de alternativas que facilita o restringe
este último, pero cuyo denominador común es el grado de integra-
ción. Parece estar implícito en el modelo que la búsqueda de la in-
tegración es un objetivo permanente del migrante.

marginalidad

No obstante ser una de las consecuencias más dramáticas de las mi-


graciones, el tema no ha merecido la atención de los especialistas en
fecha reciente, lo cual, por supuesto, es de bastante, aunque no

33 Ibidem, p. 28.
LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES 171
completa normalidad en el caso de los Estados Unidos y los países
centrales del sistema mundial que también la padecen, aunque la
ocultan con el mayor disimulo posible. Pero tampoco ha sido un
objeto de estudio recurrente en América Latina y en los países del
tercer mundo en general.
No hay duda alguna de que a las puertas de las grandes urbes la-
tinoamericanas tienen su asiento los llamados “cordones de la mise-
ria” y la más elemental reflexión sobre las razones por las cuales éstos
existen tiene una respuesta axiomática en que son el producto de
grandes concentraciones de migrantes procedentes de las zonas ru-
rales que no han encontrado trabajo en las áreas urbanas hacia
donde se han dirigido con el fin de conseguirlo. Pero también existen
migraciones que causan bolsones de marginalidad en las áreas rura-
les, como es el caso de algunas zonas en las que viven comunidades
indígenas mexicanas de cuyos desplazamientos masivos se ha culpa-
do, incluso, a la falta de agua.34
La siguiente descripción de Larissa A. de Lommitz permite visualizar
la forma en que opera el mecanismo por medio del cual la migración
se convierte en marginalidad: “Al llegar a la ciudad los migrantes no
encuentran cabida en el sistema laboral industrial y se convierten en
marginados. Sin embargo, el subsistema no rechaza totalmente a los
migrantes, sino que solamente les veda el acceso a las fuentes de tra-
bajo incorporadas al sistema económico industrial. Los migrantes ru-
rales sobreviven, se multiplican y sus colonias proliferan en torno a las
grandes metrópolis de América Latina, lo cual significa que los margi-
nados han encontrado un nuevo nicho ecológico en simbiosis con el
medio urbano. Viven en los resquicios del sistema y subsisten de sus
sobras.35 […] Por una parte representan una ‘población sobrante’ que
no se inserta funcionalmente en el sector moderno del ecosistema, por
lo cual es percibida como una carga y como un problema sociopolíti-
co potencial o real. Por otra parte, significan disponibilidad de mano
de obra barata para toda clase de labores y servicios tradicionales. La

34 Véase el reportaje publicado en la revista digital Teorema Ambiental, 21 de

marzo de 2006. Según datos oficiales 44% de la población indígena de México se


encuentra en condiciones de alta marginalidad y ha emigrado de sus localidades
debido a las enfermedades provocadas por la falta de drenaje y agua entubada.
35 Larissa A. Lomnitz, Cómo sobreviven los marginados, México, Siglo XXI Editores,

1977, p. 30.
172 LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES

marginalidad convive simbióticamente con el sistema en una especie


de complicidad del subdesarrollo”.36
El hombre marginal, es asimismo, de acuerdo con Muñoz y de
Oliveira, el producto de la ruptura del migrante con su cultura tra-
dicional originaria.37
De acuerdo con este criterio, una de las consecuencias de mayor
importancia que trae consigo la migración interna, es la creación de
grandes núcleos de población marginal ubicadas en torno a las ciu-
dades y con ellos la quiebra de la personalidad del migrante al incor-
porarse al medio urbano. Lo cual plantea la existencia de una mar-
ginalidad social y otra psicológica.38 Un estudio realizado en la ciudad
de Monterrey, Nuevo León, México, sin embargo, parece haber de-
mostrado la fragilidad de esta hipótesis que en apariencia tiene
mucha lógica en ciertos tipos de migrantes.
Para Paul Singer,39 el papel de la marginalidad producida por la
migración tiene una mayor consecuencia a nivel social, ya que es un
elemento incuestionable en la preservación y sostenimiento del ejército
industrial de reserva, lo que se manifiesta en el proceso de terciarización
creciente observable en las grandes ciudades latinoamericanas.40 Desde
este punto de vista, la posibilidad de un mercado de empleo en el sector
terciario, al margen de la economía capitalista, podría colocar a la mi-
gración como producto y no como causa de tal mercado marginal.

efectos psicosociales de la migración

Berliner ha señalado que la migración es también “una de las prin-


cipales fuentes de cambios sociales”.41 De acuerdo con este autor
aunque no existe una forma de controlar estadísticamente las conse-

36 Ibidem.
37 H. Muñoz y O. Oliveira, “Migraciones internas en América Latina: exposición
y crítica de algunos análisis”, Las migraciones internas en América Latina, Fichas, núm.
38, Buenos Aires, Nueva Visión, 1974, p. 50.
38 Ibidem, p. 52.
39 Paul Singer, “Migraciones internas: consideraciones teóricas sobre su estudio”,

Las migraciones internas en América Latina, op. cit., p. 121.


40 Ibidem, p. 122.
41 J. S. Berliner, “Internal migration: a comparative disciplinary view”, Internal
LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES 173
cuencias en disturbios que se producen en el sistema social, hay un
efecto particularmente importante que se deriva de lo que ha llama-
do “el efecto social puro de la migración”, que consiste en la ascen-
dente frecuencia de cambio entre los miembros de una comunidad,
sin importancia del contenido cultural específico o la organización
social. Además, plantea que uno de los elementos fundamentales de
la cohesión social es el afecto, la atadura emocional de la gente a su
familia, amigos y su comunidad.
El afecto es la principal fuente de costos psíquicos que entran en
los modelos económicos. Una de las leyes empíricas de comportamien-
to social desarrollada por George Homans y más tarde formalizada en
un modelo por Herbert Simon, es que el afecto es proporcional a la
interacción. La organización social en la cual la gente está obligada a
hablarse entre sí con frecuencia crea una relación emocional (positiva
o negativa) entre ellos. Si la organización social es cambiada, de modo
que la interacción de sus miembros fuera reducida, entonces tales
relaciones personales también se reducirían. De aquí que la calidad de
la vida social y, por tanto, la naturaleza social de los miembros de la
sociedad, dependen de la frecuencia de la interacción. 42
Los migrantes son más propensos a enfermedades mentales que
la población estacionaria, según lo han planteado Thomas y Znaniec-
ki.43 De acuerdo con estos autores, la clase de gente que escoge mi-
grar es más susceptible a padecer disturbios mentales que los vecinos
que se quedan. Esta potencial inestabilidad, por supuesto, puede
agravarse por los problemas especiales de adaptación presentados
por la migración.
Algunos intentos han sido hechos para incorporar este punto de
vista en un modelo en el cual se interprete el proceso migratorio como
una serie de elementos productores de ansiedad, pero los modelos que
han sido propuestos parecen estar inclinados e influidos únicamente
por los aspectos negativos de los movimientos migratorios.44

migration: a comparative perspective, A. Brown y E. Neuberger (eds.), Nueva York,


Academic Press, 1977, p. 453.
42 Ibidem, p. 454.
43 William J. Thomas y Florian Znaniecki, The polish peasant in Europe and Ameri-

ca, vol. 3, Nueva York, Dover, 1958.


44 Sune Akerman, “Toward an understanding of emigrational process”, Human

migration, W. H. Mcneill y R. S. Adams (eds.), Indiana University Press, 1978, pp.


292-293.
174 LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES

Según Berliner, definitivamente hay indicios pero no una estadís-


tica clara y confiable sobre las consecuencias de tipo psicológico
derivadas de la migración, lo que abre una línea de investigación no
bien explorada hasta hoy.45

efectos económicos individuales

La migración es vista también como un logro positivo en el orden


individual. El concepto de “capital humano” y el de “valor desconta-
do” en la inversión del ciclo vital, ha sido frecuentemente manejado
por los estudiosos de las consecuencias de las migraciones.46
Este enfoque presenta la idea de que el individuo puede enfren-
tarse a la alternativa de obtener un mejor rendimiento para sus fu-
turos años de trabajo mediante la migración, lo que es considerado
como una inversión de “capital humano” que incurre en costos y
produce dividendos. De acuerdo con esta tendencia, la apreciación
correcta de si el acto migratorio es una buena decisión o no, está en
las manos del migrante y de las circunstancias y otros factores que la
rodean. “Es una inversión –dice Morrison– en costos directos, de
oportunidad, de información y psíquicos, con pérdidas en el valor
del capital que es costoso trasladar a una nueva localidad. Pero entre
los rendimientos, por supuesto, hay cambios en ingresos y otros no
pecuniarios en los años subsecuentes.”47 Este autor presenta en este
trabajo los hallazgos de Lansing y Mueller referidos a los beneficios
de haber migrado. Las tablas muestran que en el 69% de 540 casos,
el ingreso fue mayor que el de origen y que de acuerdo con el crite-
rio del 75% de los migrantes consultados, el acto migratorio había
sido “muy buena idea”. Morrison cita varios estudios en donde los
migrantes rural-urbanos, gozan de mejores condiciones económicas
en comparación con los que no migraron.48

45 J. S. Berliner, op. cit., p. 448.


46 Peter A. Morrison, “Functions and dynamics of the migration”, Internal migra-
tion: a comparative perspective, op. cit., p. 68.
47 Ibidem.
48 Ibidem., p. 65.
LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES 175
Siguiendo esta línea de pensamiento, los hallazgos de Bogue du-
rante una investigación realizada en Chicago entre 1958 y 1959,
confirman lo anterior.49 “Haciendo un cálculo individual –dice este
autor– de los costos y beneficios de migrar, parece que las conside-
raciones económicas relacionadas con el empleo pesan mucho. La
estrategia primordial para reducir los costos parece ser la de aceptar
la asistencia temporal de un pariente o amigo ya establecido en el
lugar escogido como destino. Una vez que la decisión de migrar está
hecha y el movimiento realizado, una mayoría de migrantes parecen
asentarse rápidamente, ser felices de haber migrado y creer que han
obtenido una ganancia neta como resultado. Sin embargo, una mi-
noría tienen sentimientos confusos al principio, ya que hacen com-
paraciones entre lo que han adquirido y lo que han renunciado con
su decisión de migrar.”50
Barry R. Chiswick ha revisado con sumo cuidado las principales
tendencias del análisis econométrico en el caso de la migración por
causas económicas individuales en cuyos modelos hay evidencias de
los efectos producidos en los migrantes retornados. El retorno es, en
cierto modo también, una consecuencia de las migraciones porque,
como este autor sostiene, la experiencia demuestra que las expecta-
tivas del migrante no son siempre cumplidas ya sea por una informa-
ción errónea, porque su capital humano resultó insuficiente o por
otras razones subjetivas que son muy difíciles de confirmar. Y estas
variables pueden incidir en el retorno.51

efectos macroeconómicos

Se ha dicho que la migración ha sido un factor vital para nivelar la


distribución del ingreso entre la población de los países altamente
industrializados.52 No obstante, tal afirmación ha sido puesta en
duda, ya que en realidad los efectos económicos favorables de la

49 Donald J. Bogue, “A migrant’s eye view of the costs and benefits of migration

to a metropolis”, Internal migration: a corporative perspective, op. cit., p. 177.


50 Ibidem., p. 182.
51 B. R. Chiswick, “Are inmigrants favorably self-selected?: an economic analysis”, en

C. B. Brettell y J. F. Hollifield, Migration theory. Talking across disciplines, op. cit., pp. 61-75.
52 J. S. Berliner, op. cit., p. 448.
176 LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES

migración tienden a compensarse en el largo plazo y, por consiguien-


te, no tienen mucho peso real en la economía.53
Sin embargo, parece indudable que la movilidad laboral ha con-
tribuido significativamente a distribuir en forma eficiente los recursos
asignados a la productividad del trabajo. Greenwood ha discutido
este aspecto ampliamente y sus conclusiones sugieren que en realidad
en lugar de la llamada “eficiencia” de la migración como niveladora
de los costos de la fuerza de trabajo, pudiera decirse que sus efectos
son, en este sentido, todo lo contrario, es decir, ineficientes, por la
pérdida de recursos que significa la baja en la productividad de las
industrias.54 Igualmente los hallazgos demuestran que la inmigración
puede inducir un mayor crecimiento del ingreso en las regiones re-
ceptoras; y la emigración, a la inversa, menor crecimiento por el
mismo concepto en las regiones donantes. Es decir, que la migración
resultará en una demanda adicional en las regiones receptoras y un
decrecimiento en la demanda de las áreas donantes.55
Pero según Brinley Thomas, uno de los problemas suscitados por
la inmigración es su tendencia a provocar inflación. Esto ha sido una
de las grandes preocupaciones de la posguerra en países como Aus-
tralia e Israel. El economista australiano P. K. Karmel ha desarrollado
un modelo en el que la excepción podría darse si los inmigrantes
trabajaran y ahorraran más que los nativos. Asimismo, el profesor
Lerner, en relación con el caso de Israel, sostiene que la inflación
generada por la inmigración pudiera ser controlada si las autoridades
consiguieran impedir un exceso de la demanda; sin embargo, puede
haber una inflación de costos aun con la política fiscal y monetaria
más conservadora si existe una amplia corriente de inmigración.56
Los efectos de las remesas enviadas por los migrantes representan
el segundo rubro más importante de ingresos de divisas para México
cuyo monto en el año 2005 alcanzó la cifra de 16 mil millones de
dólares, lo que significa un ingreso mayor que el turismo. En la Re-
pública de El Salvador es la primera fuente de ingresos del país en
moneda extranjera, y así sucesivamente, los datos demuestran que
los migrantes están contribuyendo con sus remesas a estabilizar las

53 M. Greenwood, “Research on internal migration in the United States: A sur-

vey”, Journal of Economic Literature, vol. 13, núm. 2, junio 1975, p. 413.
54 Ibidem, p. 413.
55 Ibidem, p. 475.
56 Brinley Thomas, Migración internacional y desarrollo económico, op. cit., p. 33.
LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES 177
cifras macroeconómicas en todos los países de América Latina de
donde proceden. Lo anterior se refleja en una mayor estabilidad del
tipo de cambio, de la balaza de pagos y de otros rubros importantes
de la economía.
Un reporte sobre esta situación, realizado por un distinguido aca-
démico mexicano, documenta con datos del Banco de México y otras
fuentes intermediarias de los giros, así como con amplias referencias,
nuestras anteriores afirmaciones; el reporte nos permite confirmar
con la mayor certeza, que hoy por hoy, una de las consecuencias
macroeconómicas más importantes para los países donantes de mi-
grantes, sin duda alguna, son las remesas de divisas.57

efectos demográficos

Partiendo del supuesto de que la migración se compone principal-


mente de población entre 15 y 30 años de edad, un determinado
flujo producirá una declinación en la tasa de matrimonios y conse-
cuentemente un decrecimiento de la población entre 0-5 años en el
área de origen. Pero como la emigración de los niños es baja
relativamente, el grupo 0-5 se convertirá en un núcleo relativamente
mayor, diez años después. Esta situación ha sido considerada como
autocompensatoria de la migración en el largo plazo.58
Por otra parte, la influencia de la migración en masa en la com-
posición de la edad en los países donantes, puede ser observada,
según Thomas, de manera muy impresionante. Por ejemplo, en el
caso de Irlanda, que entre 1850 y 1911 tuvo una emigración masiva
de 4 191 000 personas, mostró en 1951, que 30% de la población
tenía una edad de 45 años o más, mientras que en 1841 este mismo
grupo registró tan sólo 16% y el de 65 años o más un 11%.
En cuanto a la tasa de matrimonios, los resultados derivados de
las encuestas en Irlanda, Suecia y Escocia, demuestran que una mi-

57 Fernando Lozano Ascencio, Tendencias recientes de las remesas de los migrantes

mexicanos en Estados Unidos, The Center for Comparative Immigration Studies, do-
cumento de trabajo, núm. 99, San Diego, University of California, april, 2004.
58 Brinley Thomas, “Migration: economic aspects”, International encyclopaedia of

the social sciences, op. cit., p. 298.


178 LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES

gración sustancial tiende a reducirla, mientras que los efectos sobre


la fertilidad no pueden estimarse con la misma precisión.59
La emigración de los adultos jóvenes, sin embargo, deja a la
población donante con una pérdida considerable de la fuerza de
trabajo más preparada.60 Si se trata de personas con un alto grado
de educación y calificación técnica, como profesores universitarios,
médicos, ingenieros y otros profesionales e intelectuales, estaremos
en presencia de lo que se ha dado en llamar “brain-drain”.61 Espe-
cialmente para un país subdesarrollado con poca fuerza de trabajo
calificada, la fuga de cerebros representa una pérdida de recursos
insustituible.62

movilidad social

Los migrantes rurales tienden a ser ascendentemente móviles. Datos


para Argentina, Chile y Brasil así lo confirman.63
Parece ser que la educación es la única variable que contribuye a
la explicación del problema. El tiempo de permanencia en destino
permite a los migrantes alcanzar la misma movilidad de los nativos.
Según los hallazgos de un estudio realizado en Monterrey por Balán
y Jelin, los migrantes jóvenes que tuvieron experiencias no agrícolas
antes de migrar, experimentan tanta o más movilidad ascendente que
los nativos. El mismo estudio se refiere a que los migrantes, aun
cuando no obtuvieran una movilidad inmediata superior a los resi-
dentes locales, se verían compensados con un ascenso en su estatus
por el hecho de incorporarse a la vida urbana, misma que ofrece
nuevas alternativas de consumo, de alimentación, etcétera.64

59 Ibidem.
60 G. Beijer, op. cit., p. 50.
61 Innumerables autores se han referido a la “fuga de cerebros”. En los textos

consultados pueden citarse especialmente algunos trabajos que aunque descriptivos,


ofrecen un panorama, con cifras, de la importancia de estas migraciones de perso-
nal altamente calificado. Por ejemplo, G. Beijer, op. cit., pp. 42-48; Carl Solberg,
“Mass migration in Argentina”, Human migration, W. H. Mc Neill y R. Adams (eds.),
Indiana University Press, 1978, pp. 163-166.
62 O. Beijer, op. cit., p. 41.
63 H. Muñoz y O. de Oliveira, “Migraciones internas en América Latina”, op. cit., p. 48.
64 Ibidem, p. 49.
LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES 179
Los hallazgos en los Estados Unidos indican que los cambios en
la posición social del migrante se manifiestan primeramente en el
tipo de ocupación, ingreso, influencia y clase social.65 Beijer ha en-
contrado también, que los migrantes en general, tienden a raciona-
lizar sus sentimientos de inseguridad en respuesta a ciertos estímulos
económicos como los llamados beneficios colaterales (fringe benefits)
y no solamente por el salario.66
Además, la movilidad intergeneracional, que compara la posición
social de hijos y padres, es igualmente muy aceptada aunque sea di-
fícil de estudiar de manera efectiva en relación con los emigrantes
internacionales. Otra observación interesante es la que se refiere a
que entre aquellos individuos que triunfan sobre los trabajos menos
calificados, la frecuencia de movilidad geográfica parece ser un factor
que influye en la movilidad social ascendente.
Jansen reportó que la movilidad social de los migrantes es marca-
damente ascendente en relación con los nativos, en los países indus-
trializados, cuando aquellos provienen de una clase social más alta
que estos últimos lo que puede sugerir una mejor adaptación y des-
empeño en su ocupación.67

migración y consecuencias políticas

Es muy poco lo que la bibliografía consultada aporta en relación


con las consecuencias políticas de la migración, fuera de los casos
ampliamente discutidos por los investigadores en América Latina,
principalmente en relación con siglo xix y principios del xx, como
por ejemplo el caso de la emigración laboral europea a la Argentina
de 1848 y la española a México durante la guerra civil de 1936. De-
finitivamente los estudios que tienen su origen en los países desarro-
llados no parecen estar interesados en este tema.
En este sentido convenimos con Muñoz y de Oliveira en que “No
puede considerarse que acerca de este tema se hayan hecho esfuerzos
sistemáticos de investigación con el propósito exclusivo de profundi-

65 G. Beijer, “Modern international migratory movements”, op. cit., p. 56.


66 Ibidem, p. 57.
67 Clifford Jansen, “Some sociological aspects of migration”, Migration, op. cit., p. 71.
180 LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES

zarlo. La literatura que sobre él existe es, a menudo, de carácter


descriptivo y en parte el análisis de las consecuencias políticas de la
migración se hace por la vía de la urbanización y algunas de sus ca-
racterísticas […] El rápido crecimiento urbano, básicamente provo-
cado por la migración del campo a la ciudad, trae como consecuen-
cia la inestabilidad política y favorece el radicalismo”.68
Esto también se ha atribuido a la falta de adaptación de los migran-
tes, y sobre todo ante la natural frustración que ocasiona el lento de-
sarrollo en las expectativas de mejoramiento en su nivel de vida y los
trastornos psíquicos que casi siempre acompañan a esta situación. La
creación de una conciencia política es, por supuesto, debido a la acti-
vidad de los partidos y agrupaciones sindicales que detectan a los mi-
grantes y establecen contacto con ellos. Sin embargo, paradójicamen-
te, esto no ocurre así en todos los casos. Un estudio sobre México puso
en evidencia que la toma de conciencia política del migrante no siem-
pre es debida al contacto con el nuevo ámbito urbano y sus institucio-
nes, sino al desarrollo de inquietudes personales y sociales que ya ha-
bían sido incubadas por las mismas causas en los nichos de origen.69
James F. Hollifield se ha planteado que en la ciencia política, la
administración pública y las relaciones internacionales, solamente a
partir de las decenios de los 80 y 90 la migración ha surgido como
un campo de estudio específico.
Para este autor son muchos los puntos claves a estudiar por esta
disciplina ya que tienen que ver con el impacto de la migración in-
ternacional sobre la soberanía y la seguridad del estado-nación, el
control de sus fronteras, la política exterior, la seguridad interna, la
administración de las migraciones de entrada y salida, la asimilación
y ajuste de los migrantes, los enclaves étnicos, la ciudadanía y el
comportamiento político, económico y social de los migrantes.
En estricto rigor, sigue diciendo Hollifield, no debería existir una
preocupación tan grande de las autoridades ni de nadie en particular
por las migraciones y todas sus consecuencias, ya que si se analiza
fríamente el problema, de acuerdo con las cifras de la Organización
Internacional para la Migración (oim) a finales del siglo xx, se habían
registrado solamente 125 millones de personas (aproximadamente la
población del Japón) viviendo fuera de sus países de origen.

68 H. Muñoz y O. de Oliveira, “Migaciones internas en América Latina”, op. cit., p. 53.


69 Ibidem, pp. 53-54.
LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES 181
Por tanto, si como se ve, la migración internacional es la excep-
ción y no la regla, ¿por qué debemos preocuparnos por estudiarla?
En definitiva, si la mayoría de la gente, nace, vive y muere en su
misma área geográfica si no es que en su misma aldea. ¿Por qué
preocuparnos?70
Según Hollifield las respuestas pueden ser muchas y muy variadas,
pero la mayoría de ellas tienen que ver con el temor que sentimos
por todo lo extraño. La xenofobia puede ser considerada, siguiendo
esta línea de pensamiento, un instinto humano básico. Un economis-
ta podría decir que hay temor a que los inmigrantes puedan conver-
tirse en cargas públicas y efectivamente tienen razón si el capital
humano del que son portadores es menor que el que predomina en
la sociedad que los recibe. Por otra parte, la afluencia de trabajo
barato, produce preocupación, porque tiende a bajar los salarios
imperantes o a crear desempleo y por tanto provocar inestabilidad,
problemas laborales, sindicales y de orden público.71
En el caso de Europa occidental esto ha sido palpable en fechas
relativamente recientes sobre todo en los lugares en que los Estados
han sido más frágiles y las fronteras más permeables como reciente-
mente se demostró en los Balcanes. Esto ha hecho surgir un senti-
miento xenofóbico bastante generalizado en la zona e incluso el es-
tablecimiento de políticas de control estricto y selectivo de las
migraciones por el riesgo que el flujo de refugiados significa para la
estabilidad política.
Myron Weiner publicó en 1995 un libro titulado La crisis global de
la migración en el que planteaba que este temor al que se refiere
Hollifield tiene mucho fundamento y que el incremento de la migra-
ción internacional en decenios recientes constituye un reto incues-
tionable a la estabilidad y a la seguridad internacional, sobre todo en
áreas donde conviven y están situadas las fronteras de muchos países.
E igualmente Samuel Huntington, en un artículo publicado en la
influyente revista Foreign Affairs, afirmó que en esta era de la pos-
guerra fría, el descuido en controlar las fronteras de los Estados
Unidos significa el riesgo más grande para la seguridad nacional de

70 James F. Hollifield, “The politics of international migration: how can we bring

the state back in?”, Migration theory: talkin across disciplines, C. B. Brettell y james F.
Hollifield (eds.) Nueva York, Routledge, 2000, p. 138.
71 Ibidem.
182 LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES

ese país.72 Estas dos obras, según Hollifield, constituyen el eco de los
sentimientos del historiador estadunidense Arthur Schlesinger jr. que
ha visto en la reciente inmigración un ascenso del multiculturalismo,
lo que significa un reto para la sociedad estadunidense que poten-
cialmente se encamina a incrementar los riesgos de su desunión.73
En esta línea de razonamiento, concluye nuestro autor, los estados-
nación están siendo retados tanto por la globalización como por los
efectos multiculturales de las migraciones. Por tanto, sus consecuen-
cias deben ser un motivo de alta prioridad para el estudio en todas
las ciencias políticas y sociales.

72 S. P. Huntington, “The west, unique, not universal”, Foreign Affairs, 75/6: 28-46
73 A. Schlesinger Jr.,The Desuniting of America, W. W. Norton, Nueva York, 1992.
8. OBSERVACIONES FINALES

Lo escrito hasta el capítulo precedente ha tenido la finalidad de dar


cuenta del tratamiento que ha recibido en los medios especializados
el análisis teórico de las migraciones humanas.
La bibliografía examinada hasta aquí, como puede comprobarse,
ha sido abundante e incluyente y, por tanto, no quedó limitada a lo
publicado en determinado país ni región del mundo, ni mucho menos
circunscrita a un periodo histórico específico.1 Las exclusiones son
contrarias al propósito mismo de una obra de este tipo y por ello hemos
seguido el criterio de presentar todas las aportaciones teóricas encon-
tradas en la bibliografía examinada sin excepción alguna. Será el lector
quien pueda valorarlas y hacer una selección de las mismas de acuerdo
con sus afinidades conceptuales y necesidades de trabajo.
Obviamente este libro ha pretendido ser, aunque seguramente
no ha podido conseguirlo, un inventario de todo lo publicado sobre
este tema. Pero el resultado de la exploración que aquí presenta-
mos, nos permite asegurar que el interesado en esta esfera del co-
nocimiento puede contar finalmente con un documento que con-
fiadamente le podrá servir para conocer el estado en que se
encuentra la perspectiva teórica en el estudio de las migraciones.

el predominio de la diversidad

En el curso de nuestra investigación hemos podido ratificar algunos


de los hallazgos que ya habíamos anticipado en el prólogo. Uno de
los más importantes, sin lugar a dudas, es el carácter multidisciplina-

1 Joaquín Arango en su artículo titulado “La explicación teórica de las migracio-

nes: luces y sombras”, Migración y Desarrollo, octubre 2003, dice textualmente: “El
resto de las contribuciones anteriores a 1960 presentan hoy un interés exclusiva-
mente histórico cuando no arqueológico a excepción de un cierto número de
aportaciones al vocabulario de las migraciones. De hecho, la construcción de teorías
acerca de las migraciones es un asunto reciente, de la segunda mitad del siglo xx

[183]
184 OBSERVACIONES FINALES

rio que ha caracterizado al estudio de las migraciones, lo que ha dado


lugar a una impresionante fragmentación de la información disponi-
ble sobre el tema, haciendo muy complejo el trabajo de reunir y
organizar las propuestas teóricas aportadas por tan diversas ramas del
conocimiento.
Estamos seguros de que éste es el más notable de todos los obstá-
culos que puede encontrarse quien acometa la tarea de revisar el
desarrollo histórico y el estado actual de la perspectiva teórica en el
estudio de las migraciones. Y aunque afortunadamente ya se abordó
con éxito la compleja labor de organizar una parte muy considerable
de esta información, debidamente clasificada por cada rama discipli-
naria,2 compartimos la opinión de quienes han calificado la situación
antes aludida como la de un verdadero rompecabezas.3
Varias decenas de publicaciones especializadas han dado acogida
desde hace más de un siglo a innumerables artículos, ponencias,
ensayos, informes y otro tipo de informaciones que no solamente
analizan las migraciones desde sus particulares puntos de vista disci-
plinarios, sino que lo hacen con el objeto de introducir nuevas ideas
o de contrastar, valorar, discutir y ampliar opiniones cuya vigencia se
objetan o se desean convalidar. En ese trabajo de divulgación cientí-
fica, como es natural, han estado involucradas por igual instituciones
oficiales locales e internacionales, organizaciones gremiales, centros
de estudios de universidades y no pocos estudiosos independientes.
Agréguense a ello las obras mayores individuales y colectivas y las
tesis profesionales publicadas, así como la información aparecida en
los diversos medios de comunicación social no especializados ni aca-
démicos durante el siglo y medio que comprende esta reseña y esta-
remos en presencia de un material bibliohemerográfico de una vas-
tedad verdaderamente colosal.

y especialmente de su último tercio” (ibidem, p. 2). Es positivamente cierto que la


aparición de propuestas teóricas sobre las migraciones alcanza su máxima expresión
a partir de la segunda mitad del siglo pasado, pero sus antecedentes temáticos tienen
origen en las “leyes” de Ravenstein publicadas a fines del siglo xix y ésta es la razón
por la cual las reproducimos íntegramente en el presente texto.
2 Nos referimos al ya citado y excelente libro titulado Migration theory. Talking

across disciplines, Caroline B. Brettell y James F. Hollifield (eds.), Nueva York, Rout-
ledge, 2000, 240 pp.
3 Alan B. Simmons y Sergio Díaz-Briquets, The internal migration jigsaw puzzle,

ponencia presentada en el ix Congreso Mundial de Sociología, Uppsalá, Suecia,


agosto de 1978, p. 5 (mimeo).
OBSERVACIONES FINALES 185
Otro hallazgo que merece ser nuevamente mencionado, se refiere
a las diferencias en los niveles de abstracción desde los cuales se ha
analizado el fenómeno migratorio. Los estudios incluidos en esta
reseña han recorrido la gama que va desde la investigación microa-
nalítica de casos, que es la inmensa mayoría, hasta el enfoque global
macroscópico, pasando por un nivel intermedio que algunos autores
han catalogado con el nombre de “mesoteóricos”. Estamos seguros
de que será un trabajo muy productivo si algún estudioso decidiera
clasificar, por niveles y unidades de análisis, el material que hemos
encontrado y reseñado hasta aquí
Por otra parte, el amplio rango de la temática cubierta dejó una
huella profunda en la bibliografía investigada. Los trabajos que he-
mos examinado, como se podrá comprobar, cubren un vasto territo-
rio. Desde la discusión sobre el significado del término “migración”
hasta los detalles referentes a indicadores estadísticos tales como los
diferenciales y la selectividad de los migrantes, así como las causas y
las consecuencias de la decisión de migrar, pasando por todas las
parcelas temáticas que colindan con estas dos grandes categorías
analíticas centrales.
Es de notarse, desde luego, que la matriz económica, sigue siendo
el tema central que domina la explicación de las causas de las migra-
ciones, tanto respecto a la participación individual como colectiva de
los migrantes. En tal perspectiva, la tradición neoclásica de las doc-
trinas económicas siguió prevaleciendo como instrumento de aná-
lisis de manera muy notable hasta los albores del último cuarto del
siglo pasado, cuando comenzaron a conocerse las propuestas de los
nuevos paradigmas hoy en boga. Pero esto no quiere decir que el
enfoque neoclásico haya desaparecido del panorama conceptual de
nuestros días. Sus tesis, firmemente sostenidas en la experiencia his-
tórica, siguen teniendo seguidores, aunque ahora en un escenario de
mayor pluralidad y flexibilidad teórica.

el panorama teórico vigente

Lo que resulta evidente es que la diversidad de todos los elementos


involucrados en el estudio de las migraciones seguirá siendo el pro-
blema central para tomar decisiones sobre el marco teórico más
186 OBSERVACIONES FINALES

apropiado para su estudio. Y esta dificultad parece haber sido el


motivo para que, en el último decenio del siglo pasado, algunos es-
pecialistas decidieran agrupar y clasificar las principales propuestas
existentes en un seleccionado número de modelos, resumiendo y
depurando así el estado alcanzado en el desarrollo teórico de las
migraciones desde las leyes de Ravenstein.
Estas síntesis fueron recibidas con gran beneplácito en el medio
académico, no obstante ser también portadoras de observaciones
críticas, propuestas, hipótesis y hasta modelos teóricos de la autoría
de sus compiladores y el hecho indudable de que el origen de sus
reflexiones y enfoques conceptuales reflejan la experiencia migrato-
ria principalmente de los Estados Unidos y de los flujos que recibe
este país procedentes del entorno geográfico vecino, como México,
Centroamérica y el Caribe, con el añadido de la problemática que la
migración ilegal o indocumentada representa.
Entre estas reseñas, la que sin duda alguna ha merecido una ex-
celente difusión es la que lleva por título “Teorías sobre la migración
internacional: una reseña y una evaluación”, elaborada por Douglas
S. Massey conjuntamente con otros colaboradores y publicada en el
año 1993.4
A continuación nos permitimos incluir una relación completa de
todos los modelos teóricos reseñados en este ensayo, reproducidos
en el mismo orden y con el mismo nombre con los que fueron pre-
sentados. Joaquín Arango, uno de sus coautores, publicó diez años
más tarde un artículo sobre el mismo tema5 que nos ha parecido
interesante agregar como trasfondo ya que añade algunos comenta-
rios que resultan de interés complementario al que primeramente
hemos hecho referencia.

4 Véase “Teorías sobre la migración internacional: una reseña y una evalua-

ción”, cuyos autores son Douglas S. Massey, Joaquín Arango, Hugo Graeme, Ali
Kouaouci, Adela Pellegrino y J. Edward Taylor. Esta reseña fue publicada original-
mente en Population and Development Review 19, núm. 3, septiembre de 1993 y más
tarde en Trabajo, año 2, núm. 3, enero de 2000. Massey también es autor del ar-
tículo titulado “Migration: theory of” International encyclopaedia of the social and
behavorial sciences, pp. 9829-9834 en el que aparece una síntesis del ensayo anterior.
En 1998, Massey y los mismos coautores del ensayo antes citado publicaron Worlds
in motion: understanding international migration at the end of millenium, Nueva York,
Clarendon Press, 365 pp.
5 J. Arango, “La explicación teórica de las migraciones: luz y sombra”, op. cit.
OBSERVACIONES FINALES 187
Por supuesto, la reproducción que hacemos de los modelos o
teorías que se presentan en ambos artículos, constituye solamente
un resumen de los puntos esenciales expuestos por sus autores en
sus respectivos textos originales.

La economía neoclásica

En la versión “macro” de esta “teoría”, se plantea que la migración se


produce debido a los diferenciales en salarios y condiciones de empleo
entre países y la búsqueda de equilibrio en la asignación de estos re-
cursos. Los antecedente son las propuestas de Ravenstein, Lee, Ranis,
Fei, Todaro, Sjaastad y todas las catalogadas bajo el nombre genérico
de push-pull sin excluir el trabajo titulado “Desarrollo económico con
oferta ilimitada de trabajo” de W. Arthur Lewis. Esta armazón teórica,
comentan los autores, era la que mejor explicaba las grandes migra-
ciones intraeuropeas posteriores a la segunda guerra mundial basadas
en la fórmula llamada guestworker. Pero en realidad Lewis concibió su
modelo para la explicación de la dicotomía subdesarrollo-desarrollo
en el contexto de las economías duales en las que la migración des-
empeña un papel fundamental.6 Esta perspectiva sugiere, entre otras
conjeturas, que la eliminación de diferencias salariales terminará con
los flujos migratorios de trabajadores.
En el esquema “micro” de la teoría neoclásica, la idea central de
la asignación de recursos por el mercado es la misma, pero en esta
variante, la migración aparece como un acto decidido por el mi-
grante que, siendo portador de un capital humano formado por sus
características personales, experiencias, conocimientos, etc., y sa-
biendo su valor en el mercado de trabajo, opta por migrar hacia
donde puede ser más remunerativo el desplazamiento, ya sea de
manera temporal o permanente, pero con plena conciencia de la
decisión. Para ello valora también la necesidad de hacer ciertas
inversiones que incluyen el costo material del viaje, la búsqueda de
trabajo, el aprendizaje de nuevos idiomas y el peso moral de cortar
los viejos lazos y forjar los nuevos.

6 Las economías duales se definen como aquellas en las que, con el moderno, co-

existe un sector tradicional que depende de la agricultura de subsistencia. Pero cuando


el sector moderno se expande, atrae mano de obra del sector tradicional. El sector
avanzado dispone así de una oferta ilimitada de mano de obra sin el riesgo de que
aumenten los salarios y maximizando los beneficios de operación.
188 OBSERVACIONES FINALES

La nueva economía sobre la migración

La autoría de este modelo, de acuerdo con Massey y sus colegas, se


debe básicamente a Oded Stark y a Edward J. Taylor aunque Arango
destaca también en su artículo la participación de Jacobo Mincer.7 El
enfoque de esta “teoría” se basa en que la decisión de migrar no
corresponde a los individuos aisladamente, sino que se toma en los
hogares de los migrantes potenciales.
Es en el seno de la familia en donde se evalúan de forma colecti-
va todos los riesgos y los beneficios de dar este paso. Arango comen-
ta que en realidad este modelo es una variante refinada de la teoría
neoclásica con la diferencia en su contra de que únicamente se ocu-
pa de las causas y consecuencias de la migración en las regiones de
origen, y que en este esquema la tasa de diferencias salariales no
aparece ya como un determinante decisivo de las migraciones, sino
que se trata de una estrategia en la que el núcleo familiar toma en
cuenta también otros factores tales como las futuras remesas a ser
enviadas por el migrante desde el exterior.
En esta propuesta se introduce también el concepto de privación
relativa que explica cómo la migración decidida en el hogar puede
llegar a producirse, no solamente por motivo de las necesidades eco-
nómicas particulares de la familia en cuestión, sino que también pue-
de decidirse, con el fin de igualar los ingresos obtenidos por otros
hogares de la misma comunidad sin importancia del monto real de los
mismos. La tesis no aclara si el equilibrio que se busca es de carácter
económico general por efecto de la acumulación de casos, o es mera
expresión de situaciones aisladas.

Teoría del mercado dual de trabajo

Se afirma en el ensayo de Massey que fue Piore en 19798 el autor


de este modelo en donde la migración internacional es concebida
como la respuesta a una creciente demanda de trabajo de baja remu-
neración y prestigio en las economías desarrolladas. Esta demanda

7 Jacobo Mincer, “Familiy migration decisions”, Journal of Political Economy, vol.

86, núm. 5, pp. 749-773.


8 Michael J. Piore, Birds of passage: migrant labor in industrial societies, Cambridge

University Press, 1979.


OBSERVACIONES FINALES 189
crónica de trabajadores extranjeros se debe a una serie de factores
de los cuales el más importante es la denominada “inflación estruc-
tural”, que consiste en que los salarios no solamente están determi-
nados por la oferta y la demanda sino por el prestigio que confieren
al empleo.
Piore sostiene que el peligro de que un trabajo poco calificado,
debido a su demanda, se refleje en un aumento del salario que se
le tiene asignado, puede provocar un efecto alcista en toda la escala
de trabajos de categorías superiores. La solución que le han dado
los empresarios a este problema es el reclutamiento de mano de
obra barata mediante la contratación de mujeres, niños o trabaja-
dores extranjeros, aunque desde hace mucho tiempo este mercado
de trabajo está dominado por los últimos. Piore plantea, asimismo,
que esto ha dado lugar a un dualismo laboral por medio del cual
se emplean métodos intensivos de capital para absorber la mano de
obra calificada y satisfacer con ello la demanda básica de productos
de la empresa y métodos extensivos o variables de trabajo para cu-
brir el componente temporal y fluctuante de esta última. Esta situa-
ción convierte el mercado laboral en dos segmentos. Uno primario
de trabajo calificado y otro secundario para la mano de obra sin
esta característica. Obviamente los trabajadores nativos tienden a
conservar sus ocupaciones en el primero de los dos segmentos y el
segundo se satisface con la mano de obra migrante o procedente
de las minorías étnicas.

La teoría de los sistemas mundiales

Massey fundamenta el origen de esta tesis en la obra de Immanuel


Wallerstein en 1974 y menciona a Portes, Walton, Petras, Castells,
Sassen y Morawska como autores que también han trabajado y con-
tribuido a definir y matizar el enfoque original.
En este esquema se plantea que la penetración de las relaciones
económicas capitalistas en las sociedades periféricas crea una pobla-
ción propensa a emigrar. El modelo reproduce la situación caracte-
rística de las relaciones de dependencia en su aspecto de penetración
del capital productivo en enclaves coloniales y en países subdesarro-
llados y neocoloniales.
Massey y sus seguidores destacan lo planteado por los autores de
referencia en lo relativo a que las desigualdades se expresan en la te-
190 OBSERVACIONES FINALES

nencia de la tierra y en la extracción de materias primas para su venta


en mercados internacionales, así como en la modificación del tipo y
forma de los trabajos locales, en la expansión de las comunicaciones
e incluso en los vínculos ideológicos mediante la penetración de la
cultura procedente de los países centrales y sus estilos de consumo.
Se plantea finalmente que este sistema mundial ha dado origen a
las llamadas “ciudades globales” como Nueva York, Chicago, etc. en las
que se concentra una fuerza de trabajo calificada y en las que existe
un buen mercado para el sector de servicios que es llenado por mano
de obra migrante procedente de los países de la periferia. Este siste-
ma mundial fomenta cambios en los países pobres que crean una
población siempre disponible para la emigración hacia los centros
industrializados.
De acuerdo con Arango, conceptualmente, la piedra angular de
la teoría del sistema mundial es la noción que habla del predominio
europeo que empezó a formarse en el siglo xvi y que según la idea
de Wallerstein está compuesto por tres esferas: centro, periferia y
semiperiferia. La teoría del sistema mundial se inscribe, dice Arango,
en la tradición histórico-estructural que subyacía a la teoría de la
dependencia en los años 60 en América Latina.
Añade textualmente: “Más que una teoría acerca de las migracio-
nes, la teoría del sistema mundial constituye una gran generalización,
un subproducto de una interpretación unívoca de la historia, reduc-
cionista y sesgada en la que todos los países atraviesan por procesos
similares como si siguieran un guión colosal o los rígidos esquemas
del desarrollo histórico. En un escenario tal, los migrantes son poco
menos que peones pasivos en el juego de las grandes potencias y
de los procesos mundiales regidos por la lógica de la acumulación de
capital.”
Concluye su interpretación diciendo: “Puede proporcionar (la
teoría de los sistemas mundiales) un telón de fondo para el estudio
de las relaciones migratorias entre determinados países, pero no
tanto para su investigación ya que se trata de una explicación prede-
terminada y formulada de manera tal que no puede ser sometida a
verificación empírica.”9

9 Joaquín Arango, “La explicación teórica de las migraciones: luz y sombra”,

Migración y desarrollo, op. cit. p. 14.


OBSERVACIONES FINALES 191
La teoría de las redes

Este enfoque se basa en que los migrantes van creando en las socieda-
des receptoras un conjunto de lazos con amistades y parientes que hace
que se establezca un flujo migratorio sucesivo indefinidamente. Las
redes implican una disminución del riesgo y los costos de migrar y
permiten una más rápida integración del migrante en el nicho de
destino. De acuerdo con Arango las redes migratorias son fusiones de
relaciones interpersonales que vinculan a los inmigrantes, a emigrantes
retornados o a candidatos a la emigración con parientes, amigos o
compatriotas, ya sea en el país de origen o en el de destino.
Massey es mencionado por este autor como uno de los contribu-
yentes más importantes a la elaboración de este modelo, así como de
la introducción en este mismo esquema del concepto de capital social
tan próximo a James Coleman y Pierre Bourdieu. Arango sostiene
asimismo que la idea de las “redes migratorias” tiene también un
antecedente ya muy conocido en la noción de “migración en cade-
na”10 que ofrece la ventaja de permitir el encuadre del análisis tanto
en el plano macro como en el microteórico.

La teoría institucional

Massey es el autor de este modelo que consiste en plantear que el


flujo de migrantes puede llegar al extremo de independizarse de los
factores que originalmente lo causaron, al desarrollarse organizacio-
nes para apoyar y promover el traslado. Esto ha dado origen a em-
presas, a instituciones humanitarias y de caridad que operan de
forma legal, pero también al mercado ilegal de la migración.

Teoría de la causación acumulativa

De acuerdo con Arango, este modelo fue propuesto originalmente


por Gunnar Myrdal y reforzado y ampliado recientemente por Mas-
sey. El enfoque consiste en explicar las migraciones como un fenó-
meno que se repite y perpetúa gracias a la concurrencia de múltiples
causas que finalmente desarrollan una “cultura de la emigración”,
que es su concepto cardinal.

10 Véase el capítulo 6.
192 OBSERVACIONES FINALES

El centro de esta acumulación causal está dado por las modifi-


caciones que sufre el entorno social en el que se toman las deci-
siones tanto en origen como en destino. De esta manera tanto la
distribución del ingreso, como de los factores de la producción y
el capital humano, van sufriendo modificaciones que se reflejan
posteriormente en la continuidad, el tipo, número y calidad del
flujo migratorio.
Para Massey los gustos y motivaciones nuevas, diferentes a las que
prevalecen en el lugar de origen, el efecto de demostración y el ac-
ceso al consumo de bienes y servicios distintos, así como la esperan-
za de percibir mejores ingresos, hacen que el acto migratorio pueda
repetirse a medida que las experiencias exitosas se van sucediendo.
Massey y sus colaboradores destacan en su artículo este ejemplo,
respaldándolo con varios estudios que lo confirman.

Teoría de los sistemas de migración

La teoría de los sistemas mundiales, la de las redes, la institucional y


la de la causalidad acumulativa, según Massey, “sugieren todas que
los flujos de migración adquieren cierta estabilidad y estructura a lo
largo del tiempo y del espacio, permitiendo identificar sistemas esta-
bles de migración internacional”.11
El modelo tiene como antecedente directo, según Arango, el es-
tudio de Akin Mabogunje12 sobre las migraciones rural-urbanas en
África. Este último definió los sistemas como puentes de relaciones
sociales tendidos entre una serie de países receptores con un núme-
ro determinado de regiones de origen y a cuyo mantenimiento con-
tribuyen diferentes tipos de organizaciones con el fin de favorecer la
continuación de los flujos migratorios.

El modelo histórico estructural

Massey no incluye este modelo en su artículo ni hace referencia a


ninguno de sus conceptos fundamentales. Pero Arango lo examina
de pasada dentro del epígrafe dedicado a “El sistema mundial” y

11 Douglas S. Massey et. al., “Teorías sobre la migración internacional: una rese-

ña y una evaluación”, op. cit., p. 33.


12 Véase su modelo en el capítulo 6.
OBSERVACIONES FINALES 193
como una variante de este último, por eso reproducimos sus ideas
respecto a esta propuesta.
De acuerdo con la breve anotación de Arango, el surgimiento de
este enfoque corresponde a los años 60 y 70 del siglo pasado y es una
propuesta inspirada en la teoría de la dependencia, tomados sus
conceptos fundamentales del marxismo.
Para este autor, la perspectiva histórico-estructural plantea que las
migraciones son el producto histórico de un orden capitalista inter-
nacional compuesto por un núcleo de países industrializados y una
periferia cuya estructura interna permanece subdesarrollada, lo que
coincide en este aspecto con la idea del sistema-mundo de Wallers-
tein. Obviamente los avances de los primeros se hacen a costa del
producto del atraso de los segundos cuya subordinación obstaculiza
su propio desarrollo. De acuerdo con Arango una de las peores con-
secuencias de esta situación es la llamada “fuga de cerebros”.13
Hasta aquí la síntesis de los textos de Massey y sus colaboradores
y la de Joaquín Arango. Sin embargo, para cerrar formalmente el
análisis de su contenido, resulta conveniente hacer algunos comen-
tarios y aclaraciones que se desprenden de su lectura.
En la reseña de Massey14 se atribuye a Stark y Bloom la introduc-
ción en 1985 del modelo llamado de la “nueva economía de la mi-
gración” cuyo fundamento teórico se basa en que las decisiones sobre
la migración no las toman los actores individuales sino las familias u
hogares (households).15 Sin embargo, el resultado de la compulsa que
hemos hecho en este texto demuestra que no son ninguno de estos
autores los primeros en fijar su atención en el hogar como un centro
de toma de decisiones en la migración laboral, sino que tal observa-
ción fue planteada por vez primera por Charles W. Wood.16 Diez años
después, Arango comete la misma omisión de Massey, al reiterar que
fue Oded Stark (esta vez en 1991) el autor de dicha modalidad ana-
lítica, pasando otra vez por alto el antecedente de Wood.17

13 En el capítulo 4 el enfoque histórico-estructural ha sido tratado con la exten-

sión debida y con todas las variantes conocidas a las que sumamos ahora la clasifi-
cación de este autor.
14 D. S. Massey, op. cit. Véase la referencia en la nota núm. 2.
15 D. S. Massey, op. cit., p. 11.
16 Charles H. Wood, “Equilibrium and historical-structural perspective in migra-

tion” International Migration Review, vol. xvi, núm. 2, verano de 1982, pp. 298-319.
17 Joaquín Arango, op. cit. Véase la referencia en la nota núm. 2.
194 OBSERVACIONES FINALES

Lo que queremos destacar con esta aclaración es que, en general,


el descuido en la observación de precedencias en la introducción de
conceptos y otros aspectos teóricos ha sido fuente de no pocos equí-
vocos en toda la bibliografía consultada. Por ejemplo ¿Cómo es po-
sible que un autor encuentre que el énfasis puesto en el estudio
teórico de los flujos migratorios se centra en sus consecuencias,18
mientras que otro contemporáneo suyo, después de consultar la
misma bibliografía, sostiene que la investigación se ha orientado
fundamentalmente en el examen de sus causas?19

Otro aporte teórico importante

En 1993 The Guilford Press de Nueva York publicó el libro titulado


The age of migration. International population movements in the modern
word, escrito por Stephen Castles y Mark J. Miller. Se trata de un
texto inadvertido en las reseñas de Massey y Arango que debemos
comentar especialmente porque a nuestro juicio significa una nota-
ble contribución a la actualidad teórica en el estudio de las migra-
ciones internacionales, sobre todo al rescatar el problema de la di-
versidad étnica como una de sus principales y más conflictivas
consecuencias tanto para las sociedades receptoras como para los
migrantes que en ella se asientan.
El libro conduce todo su desarrollo en torno al concepto de pro-
ceso migratorio lo que ya representa un avance muy importante en el
plano teórico, en el marco de dos cortes históricos, antes y después
de 1945, y tomando como base la comparación de los estudios reali-
zados en dos países: Australia y Alemania. Se incluyen datos históricos
poco conocidos relacionados con los flujos migratorios que se refie-
ren a dichos periodos históricos así como la determinación de patro-
nes de comportamiento aplicables a las grandes migraciones que tu-
vieron por escenario y se llevaron a cabo desde el Mediterráneo
hasta Europa Occidental y Australia y desde América Latina y Asia
hasta Norteamérica. La obra se cierra anexando una muy amplia

18 J. J. Berliner, “Internal migration: a comparative disciplinary view” Internal

migration, Nueva York, Academic Press, 1977, p. 443 y ss.


19 Véase el caso expuesto en Michael J. Greenwood, “Reasearch on internal

migration in the United States: a survey”, Journal of Economic Literature, vol. 13, núm.
2, junio de 1975.
OBSERVACIONES FINALES 195
bibliografía especializada en el tema, así como sugerencias de lectu-
ras posteriores fundamentadas y comentadas con excelentes observa-
ciones.
Como antes dijimos, en este trabajo se describen y explican las
tendencias de las migraciones contemporáneas internacionales así
como la diversidad étnica y los problemas sociales, políticos y cultu-
rales que se derivan de ella. Y de forma muy específica, se alude a la
compleja interacción entre estos dos factores de cambio social tan
importantes, no solamente por la atención teórica que puedan sus-
citar entre los especialistas, sino porque su mejor conocimiento
puede lograr la formulación de una política migratoria más conse-
cuente y eficaz en muchos países del mundo.
Los autores reconocen que existen muchos estudios empíricos y
teóricos sobre migración y diversidad étnica, pero estos dos concep-
tos no han sido adecuadamente relacionados debido a la tendencia
a la especialización que existe y se ejerce tanto a nivel académico
como oficial. Un ejemplo emblemático del primer caso es el hecho
de que la Asociación Internacional de Sociología cuente con comi-
tés distintos para cada una de estas materias y que los investigadores
no logren establecer la relación necesaria para lograr su debida
articulación. Sin embargo es incuestionable que la migración y las
relaciones étnicas están íntimamente relacionadas y ello puede
comprenderse mejor analizando el proceso migratorio en su totali-
dad. Aunque los flujos requieren de un estudio específico y conciso,
únicamente pueden explicarse mediante un enfoque global.
Para lograr estos objetivos, Castles y Miller revisan críticamente
las leyes de Ravenstein y la dicotomía push-pull, así como los mode-
los llamados de decisiones racionales, incluidas las diferentes pro-
puestas de Borjas. Todas estas tesis, dicen los autores, surgen de las
teorías neoclásicas sobre el mercado de trabajo y siguen siendo
utilizadas por los economistas a pesar de haber sido objeto de tan
agudos señalamientos por Zolberg, Sassen, Portes, Boyd y otros
tantos estudiosos del fenómeno migratorio.
Las migraciones internacionales, explican, tienen lugar debido a
la existencia de cadenas establecidas entre los países receptores y los
emisores lo cual se fundamenta en factores históricos y estructurales
tales como la política, el comercio, las inversiones, los lazos culturales y
la misma colonización. Resulta muy significativo asimismo, haber
confirmado que, según los datos reportados por diferentes países y
196 OBSERVACIONES FINALES

regiones del mundo, existe una marcada tendencia a que se produz-


can migraciones hacia las antiguas metrópolis, lo que añade una in-
teresante veta al estudio de los flujos en cadena y la idea de la exis-
tencia de un sistema migratorio con raíces más profundas que las
simples consideraciones de orden económico.
La idea de que los migrantes toman sus decisiones para buscar su
bienestar y que con ello logran el equilibrio en el mercado de trabajo,
es muy poco sostenible. Por ello nuestros autores coinciden con Zol-
berg, en que la migración laboral es un movimiento generalizado por
la dinámica de la economía capitalista, mecanismo mediante el cual
este sistema determina las áreas de mayor grado de rechazo y atracción.
Ello explica que las migraciones sean generalmente fenómenos colec-
tivos que deben ser examinados como subsistemas integrantes del gran
aparato político y económico globalmente establecido.
Plantean en consecuencia la necesidad de examinar los dos extre-
mos del flujo migratorio considerando un destino específico en el
contexto de otros posibles y todas las vinculaciones entre ellos. Debe
tomarse en cuenta que las migraciones no solamente implican movi-
mientos de gente, sino también de información, de servicios e ideas
que pueden ser catalogadas muy apropiadamente como redes cultu-
rales y sociales que son subyacentes y complementarias a las familia-
res o amistosas. Cada movimiento migratorio puede ser visto, por
tanto, como el resultado de estructuras macro-micro en interacción.
Para Castles y Miller las macro y las microestructuras están conectadas
entre ellas a todos los niveles. Separadas no dan cuenta de la realidad
existente. Sin embargo juntas pueden ser examinadas como facetas
de un proceso migratorio que las une.
Las migraciones humanas no son actos solitarios decididos por los
migrantes, ni en su forma individual ni colectiva, sino que responden
a la construcción de una serie de situaciones sucesivas que se van
enlazando. En otras palabras, se trata de un proceso en que una serie
de complejos conjuntos de factores e interacciones apuntan hacia la
migración e influyen y deciden su curso en cuanto a duración, tiem-
po y lugar. Ninguna causa solitaria o única es suficiente para explicar
por qué la gente decide dejar su país o su lugar de nacimiento para
instalarse en otro sitio ajeno y extraño.
Cuando se examina un movimiento migratorio es esencial tratar
de entenderlo como un proceso, para lo cual resulta indispensable
la formulación de preguntas específicas sobre todos sus aspectos in-
OBSERVACIONES FINALES 197
tegrantes. No obstante que cada movimiento migratorio tiene sus
específicos patrones históricos, es posible saber hacia dónde y en qué
dirección las migraciones evolucionan y de esta forma encontrar la
dinámica interna que caracteriza el movimiento.
Tales patrones de comportamiento, por supuesto, son menos apro-
piados para explicar los movimientos de refugiados o las migraciones
temporales de personal altamente capacitado. Es importante tomar
en cuenta que los migrantes laborales e incluso los refugiados han
venido cambiando sus patrones de conducta migratoria con el tiem-
po y por consiguiente se movilizan bajo diferentes motivaciones y
condiciones objetivas y subjetivas. Tales cambios han conducido a
que, tanto en la migración motivada económicamente, como en el
flujo políticamente inducido, exista una relación tan estrecha, que
algunas veces es muy difícil distinguir una de otra como han hecho
pensar las corrientes migratorias causadas por la caída del muro de
Berlín y la posterior disolución y desmembramiento de la Unión
Soviética.
En suma, la investigación realizada por estos autores nos conduce
a la formulación de las siguientes conclusiones:

1] El proceso migratorio es la unidad de análisis básica para ubicar,


estudiar y comprender todas las incidencias, causas y consecuen-
cias de las migraciones internacionales en origen y destino.
2] Las migraciones y el asentamiento étnico están íntimamente rela-
cionados con otras conexiones económicas, políticas y culturales
que se han formado entre diferentes países en un proceso acelera-
do de globalización. Por tanto, la migración internacional, en todas
sus diferentes formas, debe ser vista como una parte integral del
desarrollo del mundo contemporáneo y es muy probable que crez-
ca en volumen en los años por venir debido a las fuertes presiones
para que la integración global continúe produciéndose.
3] Ello quiere decir que las medidas gubernamentales nacionales e
internacionales no tendrán mucha eficacia para reducir la migra-
ción. En el mejor caso pueden ayudar a regular los movimientos
y asegurar que éstos se produzcan bajo mejores condiciones hu-
manitarias. El sistema económico imperante es el que propicia y
seguirá estimulando las migraciones internacionales.
4] El más común de los resultados de un movimiento migratorio, cual-
quiera que sea su carácter inicial, es el asentamiento de una gran
198 OBSERVACIONES FINALES

proporción de migrantes en el lugar de destino final y la formación


de comunidades étnicas o minorías en el nuevo hábitat. De esta
manera la emergencia de sociedades con mayor diversidad cultural
debe ser vista como el resultado inevitable de reclutar trabajadores
extranjeros o admitir movimientos migratorios masivos.
5] Las minorías étnicas son víctimas de varias formas de exclusión y
discriminación que pueden ser catalogadas como racismo y es por
ello, que, como a menudo coincide su integración con tiempos de
crisis económica y social, pueden politizarse de manera muy radical
e influir no solamente en los inmigrantes que las componen sino
en los núcleos poblacionales receptores en su conjunto.
6] Las migraciones posteriores a la segunda guerra mundial y la
correspondiente diversidad étnica que le sucedió ha contribuido
a que se hagan cambios en instituciones políticas tan importantes
como la ciudadanía y ello puede modificar la naturaleza misma
del concepto tradicional de estado nacional.

¿es posible una teoría general de las migraciones?

El intento de codificar las contribuciones teóricas y organizarlas en


resúmenes, se dificulta mucho por la persistencia existente, todavía
hoy, de estudiar el fenómeno migratorio desde distintos niveles y
unidades de observación analíticos y de reflexión teórica, lo cual,
desde luego, no es solamente un problema del estudio de las migra-
ciones. Existen muchos otros fenómenos sociales que son analizados
desde distintos ángulos de análisis. Pero el ideal de lograr una plata-
forma conceptual de general aceptación, que es uno de los más caros
objetivos de la ciencia, no parece estar cercano en el caso que nos
ocupa. Para nosotros ha resultado indudable que en la mayoría de
los trabajos aquí reseñados, no está presente, ni es un objetivo espe-
cífico, la preocupación por lograr una acumulación sistemática y
organizada de los conocimientos, lo que daría como resultado la
posibilidad de construir una teoría general de las migraciones. Por
el contrario, existe una clara tendencia a realizar investigaciones
aisladas, sin conexiones ni relaciones de precedencia entre ellas.
Puede afirmarse que la dispersión conceptual continúa vigente con
particular indiferencia, principalmente a nivel académico.
OBSERVACIONES FINALES 199
A la permanencia de esta fragmentación teórica ha influido mu-
cho, por supuesto, el enfoque disciplinario, la formación académica
del especialista, el grado de sus conocimientos sobre el método cien-
tífico y sus compromisos institucionales. Pero de igual manera su
visión del mundo y la realidad social, han sido factores muy determi-
nantes en la selección de los objetivos de la investigación.
Así, por ejemplo, los investigadores del llamado tercer mundo
privilegian principalmente el enfoque macroteórico en el estudio de
las migraciones, teniendo como objetivo central el problema de sus
causas históricas y estructurales, mientras los estudiosos de los países
centrales, con limitadas excepciones, prefieren obtener respuestas a
nivel micro, de corto alcance teórico, con el propósito de encontrar
las motivaciones personales que subyacen en la decisión de migrar.
Ambos cauces casi nunca coinciden en sus resultados finales y por
ello cada vez se vuelve más lejana la idea de encontrar, por la repe-
tición y valoración de los datos, los principios o “leyes” de la migra-
ción.20 Con mucho acierto Simmons advirtió que “por lo general,
los modelos existentes de los determinantes de la migración (se
refería a los producidos en los Estados Unidos y Europa) indagan
sólo hasta el nivel de las causas más próximas”.21
La lectura de los trabajos que hemos consultado, por tanto, nos
dan la impresión de no haber podido, o quizá no haber querido,
llegar a un planteamiento teórico razonablemente congruente que
ilumine en forma integral el problema de las migraciones humanas.
Incluso existen investigadores que han manifestado públicamente su
desacuerdo en hacer uso de un marco teórico global de referencia.
“El problema no reside en la inexistencia de una teoría general de
las migraciones humanas –ha dicho Joaquín Arango– es harto dudo-
so que ésta sea una buena vara para medir el éxito o fracaso de los
esfuerzos teóricos realizados […] El nivel de agregación y abstracción
al que debería operar tan comprensiva teoría sería lo bastante eleva-
do para hacerla inútil a cualquier efecto práctico. Las migraciones
son demasiado diversas y multifacéticas y muy variados los contextos
en los que se producen para que una única teoría pueda explicarlas.
Por consiguiente, la evaluación debe hacerse sobre la base de otros

20 Lourdes Arizpe, Migración, etnicismo y cambio económico, México, colmex,

1978, p. 32.
21 Alan B. Simmons, Cambio social y migración, Canadá, International Development

Research Center, 1978, p. 10.


200 OBSERVACIONES FINALES

criterios como su contribución a una mejor comprensión de facetas,


dimensiones y procesos específicos de las migraciones o su potencial
para orientar la investigación y proporcionar hipótesis coherentes
que puedan ser verificadas empíricamente.”22
En otras palabras, para este autor: a] una teoría, mientras más
elevada menos útil para efectos prácticos; b] las migraciones no pue-
den, por su naturaleza, ser explicadas por una sola teoría y c] lo
importante es que la formulación de hipótesis pueda verificarse em-
píricamente.
Probablemente esta posición de Arango cuente con muchos adep-
tos en el círculo de quienes no tuvieron la paciencia de verificar las
referencias que hace Charles H. Wood de los historiadores y filósofos
de la ciencia y específicamente de Kuhn y Feyerabend para apoyar
su comentario sobre la relación entre “hecho” y “teoría” que subyace
a la postura tan divergente asumida por los “individualistas” y los
“estructuralistas”, o lo que es lo mismo, por quienes son partidarios
del análisis microteórico y aquellos que prefieren la teorización a
nivel macroteórico.
El problema mayor de este debate consiste en que en los datos
por sí solos, sin una vinculación con un esquema referencial previa-
mente trazado, pueden perder todo su valor heurístico. Como afirma
Wood, “para que un hecho asuma el estatus de una observación
científica válida, deberá tener cabida en un marco teórico”.23
Y efectivamente, si aceptamos que “la finalidad de la ciencia es
constituir un cuerpo de teoría que cubra la gama más amplia posible
de fenómenos”,24 la formulación de una teoría general de las migra-
ciones, podría ser esa matriz que albergue en su seno y explique los
hechos aislados que se reportan –y se pierden tan a menudo– en
millares y millares de estudios de casos aislados.
Hay que aceptar, desde luego, que la mera acumulación y clasifica-
ción de los datos aportados por las investigaciones, no garantiza que
sean científicamente relevantes. Alejandro Portes se refirió a esta si-
tuación hace ya diez años en un artículo que subraya la importancia
de no llegar a conclusiones a priori solamente por la información que

22 Joaquín Arango, “La explicación teórica de las migraciones: luz y sombra”, op.

cit., p. 20.
23 Charles H. Wood, “Equilibrium and historical-structural perspectives in migra-

tion”, op. cit.


24 Ely Chinoy, La sociedad, México, FCE, 1966, p. 20.
OBSERVACIONES FINALES 201
proporcionan los datos procedentes de las monografías y las tipolo-
gías que emergen de los estudios y trabajos de campo. Para este autor,
también resulta necesario someter la información fragmentaria a un
marco coherente de referencia que únicamente la teoría puede pro-
porcionar.25
Es muy común detener los estudios en los resultados que se obtie-
nen en el nivel microanalítico sin avanzar hacia planos teóricos su-
periores. Sin embargo, esta labor puede hacerse sin merma alguna
de los objetivos de la investigación. Se puede escalar sucesivamente
desde los niveles más simples de observación hasta los más complejos
sin sacrificar la verificación empírica de los datos obtenidos.
Sin embargo, esta posibilidad de relacionar los estudios, de bus-
carles precedencias y conexiones, de articularlos entre sí, se antoja
remota a juzgar por los textos escrutados en la compulsa que hemos
llevado a cabo. Lo contrario, parecería ser la nota dominante y es
más, el fundamentalismo neopositivista en ciertos círculos académi-
cos especializados en el tema de las migraciones ha impuesto su
presencia y ha llegado a extremos realmente preocupantes. Lo que
sigue es un ejemplo que ilustra con creces esta afirmación:
“Someter a prueba sistemática, esta teoría –el autor de esta cita
se refiere a la llamada teoría de ‘la causalidad acumulada’– impone
fuertes exigencias de datos. A fin de verificar la causalidad acumu-
lada a nivel agregado usando datos de corte seccional, se deben
especificar complicados sistemas recursivos de ecuaciones estructu-
rales y esto típicamente requiere de variables instrumentales que
son de difícil definición e identificación, especialmente en conjun-
tos de datos internacionales. Idealmente la teoría debe ser probada
usando datos longitudinales multiniveles, que contengan variables
definidas.”26
Todo lo anterior nos lleva a concluir que los estudios sobre las
migraciones, con notables excepciones, están influidos por una per-
tinaz corriente de pragmatismo epistemológico, cuya preocupación
no es la formulación y búsqueda de contribuciones teóricas de uso

26 Alejandro Portes, “Inmigration theory for a new century: some poblems and

opportunities”, International Migration Review, vol. xxxi, núm. 4, invierno de 1997,


pp. 799-825.
27 Douglas S. Massey et. al., “Teorías sobre la migración internacional: una reseña

y una evaluación”, en Population and Development Review, vol. 19, núm. 3, septiembre
de 1993. Publicado también en Trabajo, año 2, núm. 3, enero de 2000, pp. 5-50.
202 OBSERVACIONES FINALES

general, sino el recorte de una retacería de fragmentos y correlacio-


nes estadísticas sin fines previamente determinados.
Por otra parte, el instrumental teórico tomado fragmentariamente
de distintas escuelas del pensamiento social tampoco ha tenido como
fin construir una teoría general de las migraciones. El enroque de
piezas sueltas de la teoría social en general, incluida la económica,
es común, pero no tiene como fin su integración en una totalidad
coherente que permita abarcar a las migraciones humanas en toda
su compleja vastedad.
Los trabajos que plantean esta posibilidad han desaparecido de la
escena y solamente quedan los ecos de aquellos estudios que en su
momento dieron una dura batalla por lograr que el análisis de las
migraciones fuera ascendido por lo menos hasta el nivel de la teoría
del cambio social aunque éste fuera concebido en el marco de la teo-
ría funcionalista de la modernización o del materialismo histórico.27
Además de lograr una mayor congruencia y cercanía con la cien-
cia, que sería su justificación más obvia y preciada, resulta evidente
que una teoría general de las migraciones tendría la conveniencia,
de identificar las causas comunes responsables de las migraciones en
países de diferentes grados de desarrollo económico y social, lo que
es un reto hasta ahora no alcanzado. De la misma manera ofrecería
la posibilidad de explicar las aparentes contradicciones observadas
en el comportamiento diferenciado del migrante a partir del análisis
de las causas estructurales o las motivaciones psicosociales que están
presentes en el acto migratorio. Lo cierto es que ambas instancias
decisorias están presentes en el proceso migratorio y todo indica que
con modelos teóricos de alcance muy limitado estas incógnitas no
pueden ser completamente despejadas.
La consecución de este objetivo, sin embargo, demanda el uso de
diversos instrumentos metodológicos que van desde la unidad con-
ceptual en las definiciones hasta el uso de categorías mucho más
complejas que las empleadas hasta hoy. Estas categorías por la índole
de su magnitud, se han de referir a fenómenos globales de la sociedad
y no solamente a una parte de ellos. Una teoría general de la migra-
ción tendría, por tanto, muchos puntos de coincidencia con la teoría

27 Omar Argüello, “Migración y cambio estructural”, Migración y desarrollo,

consideraciones teóricas y aspectos socioeconómicos y políticos, Buenos Aires, clacso,


1973, p. 12.
OBSERVACIONES FINALES 203
sociológica y serían sus elementos de análisis tan a menudo tomados
de esta última, que en realidad podría decirse que su formulación
tendría solamente una importancia meramente enunciativa, toman-
do la forma de desarrollos teóricos complementarios o leyes particu-
lares. “En el peor de los casos, si las teorías sociológicas contempo-
ráneas fueran tomadas para conducir el estudio de las migraciones,
tanto este último como el desarrollo de una teoría sociológica gene-
ral, se verían beneficiados.”28
Esto no quiere decir que el fenómeno migratorio no pueda ser
explicado satisfactoriamente por otras disciplinas. Por el contrario,
el trabajo interdisciplinario es indispensable para enriquecer y forta-
lecer la validez científica del conocimiento.
En suma, a juzgar por los resultados de nuestra investigación, la
idea de construir una teoría general de la migración es compartida
solamente por una minoría de los estudiosos de este singular fenó-
meno social.

globalización y migración

Un nuevo campo de teorización sobre las migraciones humanas pa-


rece estar tentando las sensibles alas del búho hegeliano. Debido a
su creciente influjo, la globalización ha logrado introducir en los
círculos académicos y oficiales un grado nuevo y peculiar de preocu-
paciones teóricas que cobra mayor o menor intensidad y complejidad
de acuerdo con los diferentes enfoques disciplinarios que le concier-
nen. Se ha convertido en un verdadero problema sobre todo para
los que comparten la idea de que la globalización es la nueva forma
de existencia que tendrá la humanidad en el futuro.
Efectivamente parecería sensato preguntarse seriamente si la glo-
balización está modificando el perfil y el diseño demográfico del
mundo y si está produciendo algún cambio en los patrones de los
movimientos migratorios en intensidad, en volumen, en sus caracte-
rísticas, en sus causas, en sus consecuencias y cómo se reflejan todas

28 J. J. Mangalam y H. K. Schwarzweller, “General theory in the study of migration:

current needs and difficulties”, The International Migration Review, vol. iii, otoño de
1968, p. 17.
204 OBSERVACIONES FINALES

estas variables tanto en el aspecto individual como en el colectivo; en


los lugares de origen como en los de destino.
Pero para empezar a ver cuáles han sido las principales implica-
ciones teóricas que ha suscitado la introducción de la globalización
en el análisis de las migraciones, hay que comenzar por decir que el
concepto mismo de globalización no ha alcanzado hasta ahora una
plena aceptación y consenso entre sus estudiosos. Ni respecto a su
significado, ni a su importancia o repercusión histórica y mucho
menos en cuanto al valor que ha cobrado popularmente el término
desde el punto de vista político, social o económico.
Hay quien piensa incluso que estas diferencias de razonamiento
han dividido a los interesados en el tema en tres grandes corrientes
de opinión.29 La primera sería la conocida como la tesis radical, que
sostiene que el Estado-nación y sus fronteras institucionales han sido
rebasadas debido a la rapidez de las transacciones del mercado glo-
bal, lo que limita el control de sus economías, promoviendo el con-
sumismo y la interacción de informaciones y capitales en un aumen-
to progresivo exponencial.
La consecuencia de todo ello sería que las fronteras históricas
tradicionales de los países ya no albergan una economía nacional,
porque el mercado en que están insertos los incluye y agrupa en
complejos regionales como Hong Kong con la China meridional o
Cataluña con el sur de Francia o la zona septentrional de Italia. “En
la economía global el Estado-nación ya no puede determinar de
forma independiente los baremos de la actividad mercantil o del
empleo dentro de su territorio; más bien, tales parámetros están
conformados por las opciones de la movilización internacional del
capital. Esto es lo que subyace a la idea de que los Estado-nación
están realmente desapareciendo como sujetos económicos y están
cobrando forma los Estados-región.”30
La segunda tesis es la de los escépticos y se caracteriza por sostener
un punto de vista exactamente opuesto al que se acaba de presentar.
La globalización, para sus partidarios, no significa una nueva era dis-
tinta de las pasadas, a pesar de las nuevas tecnologías en boga. Las
distintas economías nacionales de los principales países avanzados no
han cambiado en lo sustantivo, ni nacional ni internacionalmente.
29 Roger Campioni, “Globalización y migración. ¿Retóricas contradictorias?”,

Comunidad Virtual de Gobernabilidad, 13 de diciembre de 2004.


30 Ibidem.
OBSERVACIONES FINALES 205
La globalización, tal como la presentan los radicales, no sería nada
más que un mito, inventado por los neoliberales, para arrojar golpes
mortíferos al Estado de bienestar y sacrificar a la sociedad planetaria
ante el dios mercado. La economía tan internacionalizada como la
actual no es nada nuevo. “Antes bien, encaja en una sucesión de
coyunturas que existe desde que empezó a difundirse una economía
basada en la moderna tecnología industrial, esto es, a partir de
1860.”31 Todavía más, “la economía internacional actual, de acuerdo
con los escépticos, es menos abierta y menos integrada que el sistema
económico que prevaleció entre 1870 y 1914”.32
Una tercera tesis se aparta de las dos opciones anteriores plantean-
do que la globalización no consiste en la interdependencia económi-
ca que ya venía históricamente formándose, sino en la intensificación
de las relaciones sociales. Nuestra existencia cotidiana está determi-
nada, de acuerdo con esta posición, no solamente por lo que sucede
en nuestro entorno tradicional, sino por lo que ocurre en todo el
mundo civilizado. Y ello influye en nuestra conducta, en nuestra
manera de pensar y de actuar. Los factores económicos cuentan,
están presentes, también se han generalizado, pero es el intercambio
cultural lo que se muestra como la cara más característica de la glo-
balización. “En síntesis, se la debe entender fundamentalmente como
una reordenación del tiempo y la distancia en la vida social. En este
proceso la comunicación electrónica instantánea ha desarrollado y
sigue desarrollando un papel cardinal, pues reorganiza ciertas pautas
vitales sin estar sujeta a los tradicionales parámetros territoriales.”33
Todas estas transformaciones, sin embargo, no harán desaparecer el
Estado-nación, pues la sociedad es mucho más que sus actividades
económicas.
En general, en las tres posturas, se percibe que se trata de un
cambio en los patrones de producción y consumo de los bienes pro-
ducidos por toda la humanidad incluidos los de la cultura y por
tanto no está a discusión para ningún estudioso de las migraciones
que la globalización es un mosaico de relaciones económicas, políti-
cas y sociales que involucra por igual a regiones y continentes enteros
y un cambio radical en las relaciones internacionales. Lo importante

31 Ibidem.
32 Hirst y Thompson, 1997: 4.
33 Campioni, op. cit.
206 OBSERVACIONES FINALES

para todos los involucrados es saber si esta nueva concepción del


mundo va a afectar las tendencias históricas del proceso migratorio,
conociendo por supuesto, que el nuevo modelo lleva implícito, como
base de su argumento central, la libertad de comercio y de todos los
factores de la producción, con la sola excepción de la fuerza de tra-
bajo, que queda sujeta a cuotas, a los ciclos económicos, a convenios
bilaterales, a coyunturas políticas, a los pactos comerciales regionales,
a la vigilancia oficial de las fronteras, a caprichos burocráticos y has-
ta a la demagogia y la venalidad de políticos y traficantes sin escrú-
pulos. Por tanto, ¿hay algún cambio? No lo parece. La globalización
no modificará las condiciones específicas e históricas en que la mi-
gración se produce. ¿Afectará también la forma de teorizarla?
El fenómeno ha venido suscitando no pocas reflexiones encami-
nadas a señalar notorias generalidades. Por ejemplo, Bauman ha
observado, refiriéndose a lo que ocurre en la comunidad europea y
los países de la periferia, que la globalización “globaliza a los ricos,
pero localiza a los pobres”.34 La globalización no significa necesaria-
mente una distribución más equitativa de oportunidades como pare-
ce sugerir el vocablo. La libre circulación de la fuerza de trabajo
entre los ciudadanos de los países miembros de la Unión Europea,
en contraste con las barreras restrictivas y selectivas impuestas a la
inmigración de los países no comunitarios, es un ejemplo palpable
de que la globalización que se lleva a cabo en el espacio interior del
área geopolítica del pacto, tiene como contrapartida una relación
asimétrica con los países emisores de mano de obra temporal. En
otras palabras la globalización no se lleva a cabo únicamente entre
pares, sino entre desiguales.
Stephen Castles ha encontrado que la relación globalización-mi-
gración genera una serie muy importante de perturbaciones sociales
que son intrínsecamente contradictorias.35 Por ejemplo, como la
globalización fomenta la división entre los individuos que participan
en ella y la emigración es típicamente un aspecto de la disolución o
el cambio de las estructuras económicas y sociales tradicionales, sus
contingentes mayores se nutren de los excluidos y ello explica el

34 Z. Bauman, Globalization. The human consequences, Cambridge, Polito Press,

1998. Citado por Campioni, op. cit. p. 8.


35 Stephen Castles, “Globalización y migración: algunas contradicciones urgen-

tes”, Discurso Inaugural presentado en la reunión del Consejo Intergubernamental


del most, el día 16 de junio de 1997.
OBSERVACIONES FINALES 207
aumento de su volumen y frecuencia. Este resultado, que nuestro
autor califica como la contradicción entre exclusión e inclusión ha
llegado a desarrollar hoy en día, otra vez, lo que pudiera catalogarse
como “culturas de emigración” ya que los excluidos del proceso de
globalización perciben su situación como irreversible y la única solu-
ción que les queda es seguir el ejemplo de quienes han tomado antes
el camino del exilio.
De la misma forma, entre mercado y Estado se manifiestan también
otras contradicciones importantes, ya que si los gobiernos de los países
receptores intentan detener la circulación de personas, tarde o tem-
prano enfrentarán dificultades con los países emisores y las restriccio-
nes a los flujos migratorios legales se convertirán en una práctica ilegal
incontrolable. Por otra parte, aunque los países emisores lo son porque
la globalización arrastra a los excluidos a la pobreza y a la emigración,
sus gobernantes justifican tal situación como el efecto transitorio na-
tural de las fuerzas libres del mercado y como una consecuencia de
los ajustes necesarios para mejorar la competitividad y por tanto la
participación de sus economías en la globalización. Estas migraciones
generan un enorme déficit de capital humano, pero al mismo tiempo
un considerable aumento en la recaudación de divisas, debido a las
remesas que envían los migrantes desde el exterior.
La contradicción entre riqueza y pobreza crecientes, complementaria
de la anterior, es el corolario de los programas de ajuste estructural
macroeconómicos que requiere la participación en la globalización ya
que se requiere el abandono de los programas de solidaridad social
típicos del Estado de bienestar. Un ejemplo de esta situación, citado
por nuestro autor, fue la dramática advertencia hecha por Robert
Reich, ministro del trabajo de Clinton, cuando en los años 80 del
siglo pasado, alertó a la nación sobre la creciente brecha en la des-
igualdad de los ingresos en la que se estaba cayendo en los Estados
Unidos debido a los efectos del neoliberalismo de Reagan. Tales
programas de austeridad obligan a los gobiernos a abandonar las
políticas tendientes a disminuir el desempleo y el nivel de los salarios,
lo que se agrava con la aparición de grandes contingentes de migran-
tes expulsados de sus lugares de origen.
La contradicción entre la red y el yo tiene su explicación, comenta
Castles, en la tensión entre sociedad e individuo, entre racionalidad
del sistema e identidad. En un medio en donde la eficiencia econó-
mica es el fin último del sistema, los individuos buscan el refugio en
208 OBSERVACIONES FINALES

su semejanza étnica y sus afinidades culturales y los migrantes no son


la excepción. Ya instalados en las áreas receptoras se resisten a acep-
tar los cambios impulsados por la globalización y sus consecuencias
económicas y sociales manifiestando su inconformidad en moviliza-
ciones públicas y en su conducta personal. Las protestas y las peticio-
nes de una nueva ciudadanía basada en la participación y la apertu-
ra cultural, como sucede con los jóvenes de origen magrebí en
Francia, es una forma de manifestación de este tipo de contradiccio-
nes. Recurren a la identidad del grupo para defenderse de la des-
igualdad porque saben que están en el extremo más vulnerable de
la escala social.
Algunas migraciones, en el contexto de la globalización, se pueden
definir como el resultado de un conflicto entre lo global y lo local. Lo
que aparece como una decisión racional a nivel de los intereses ge-
nerales, puede tener efectos nocivos para grupos sociales más redu-
cidos y es sabido que los mecanismos de mercado forzados por los
requerimientos neoliberales, pueden contribuir a polarizar estos
problemas. Otra modalidad de esta contradicción se expresa en la
evidente disminución de la capacidad de decisión de los gobiernos
sobre la economía de sus propios países en el contexto de la glo-
balización y por consiguiente la aparición de una creciente des-
centralización en la aplicación de las políticas públicas, que afec-
ta directamente a las comunidades y localidades desprovistas de
vinculación con el poder central. Las migraciones que se producen
bajo estas circunstancias, llevan el sello de este tipo de contradic-
ciones entre lo global y lo local.
Muy cercano a este tipo se encuentra la contradicción surgida
entre economía y medio ambiente ya que las fuerzas del mercado, actuan-
do por imperativo de su propia dinámica, no se detienen en consi-
deraciones ecológicas. En algunas regiones los flujos de migración
son un resultado directo del deterioro del medio ambiente. La defo-
restación, la desertización, la disminución de la fertilidad de los
suelos, las sequías y las inundaciones son fenómenos que obligan a
las personas a desplazarse. El crecimiento urbano descontrolado
debido a la inmigración también ha sido la causa de muchos conflic-
tos. El caso de las papeleras en construcción en Uruguay en las
márgenes de una vía fluvial internacional puede ilustrar la contradic-
ción entre los intereses económicos y la defensa del medio ambiente.
Si el proyecto no cambia de ubicación, los efectos sobre la movilidad
OBSERVACIONES FINALES 209
ocupacional en la zona no se harán esperar. Este caso, como otros
relacionados con la explotación de recursos naturales sin tomar en
cuenta el sistema ecológico del entorno, es característico de una
política económica que se rige por las reglas de la globalización.
En un plano más histórico de reflexión, Castles nos dice que al-
gunos autores contemporáneos interpretan la situación actual, refe-
rida a la globalización, como una dolorosa transición de la modernidad
a la posmodernidad. El proyecto de la modernidad, nacido en la ilus-
tración, se basaba en la ideología del progreso como una meta para
alcanzar una sociedad mejor. La posmodernidad sin embargo plantea
el fin de todos los instrumentos rectores de las relaciones humanas
y por tanto no existe una vía única o común para que ese progreso
se realice.
La contradicción se pone de manifiesto porque la globalización es
una especie de plan maestro de alcance universal muy parecido a las
propuestas del proyecto iluminista. Las tecnologías de producción,
control y comunicación son universales y los cambios económicos
están relacionados con la difusión global de esas pautas generales de
comportamiento. En consecuencia la globalización implica construir
una economía moderna integrada, sin embargo (he aquí la contra-
dicción) dentro de una esfera política y cultural fragmentada. Lo
anterior se refleja y tiene su mejor ejemplo en las migraciones inter-
nacionales ya que el ideal neoclásico que sostiene la libertad de cir-
culación de la fuerza de trabajo como condición básica para maximi-
zar las utilidades del capital humano y el equilibrio de los salarios,
no puede ser logrado en ausencia de marcos políticos oficiales que
garanticen los derechos humanos y las necesidades sociales de los
inmigrantes. Al dejarse a las libres fuerzas del mercado las condicio-
nes de trabajo, lejos de producirse una estabilidad en sus precios se
generan nuevas formas de desigualdad entre los países que intervie-
nen en el proceso de los flujos migratorios e igualmente en el interior
de sus economías. No hay por tanto una correspondencia entre el
plan general y los desarrollos particulares. Y eso, según nuestro autor,
se debe a la antinomia modernidad-posmodernidad.
Castles afirma que la poderosa lógica económica y cultural de
la globalización no pude ya ser controlada por el Estado y es ne-
cesario fortalecer las instituciones supranacionales con el fin de
frenar los excesos y las exclusiones a que ha dado lugar la globa-
lización. Pero cuando el Estado se compromete a fomentar e im-
210 OBSERVACIONES FINALES

plantar la globalización, nos conduce a otra situación contradic-


toria entre lo que el autor llama una globalización desde arriba y otra
desde abajo. Este conflicto ya existe y contra la imposición de la
globalización desde arriba, ya se han venido organizando miles de
movimientos locales “a ras de tierra” que protestan contra sus
excesos. Del seno de la sociedad civil está naciendo ya una nueva
noción de ciudadanía que tiene por objetivo impedir que el cam-
bio económico y social que está en marcha signifique la violación
de sus derechos más elementales.
El principio de que todas las personas deberían pertenecer políti-
ca y culturalmente a un solo Estado es cada vez menos funcional
debido a la globalización y ello se refleja en los migrantes que son
portadores de esta dualidad. Es por ello que cada día se hacen más
leyes admitiendo la doble ciudadanía. Como la autonomía del Estado
ha comenzado a declinar, su capacidad para proteger a sus ciudada-
nos contra influencias externas también ha mermado.
La serie de contradicciones expresadas por Castles son indicaciones
muy precisas de la existencia de áreas de investigación todavía no bien
exploradas sobre la relación dialéctica entre migración y globalización.
Un campo muy fértil de estudio se abre a partir de ellas.
Por otra parte no hay duda alguna que para algunos autores la
ecuación globalización-migración no es otra cosa que un aspecto del
neoliberalismo, que es la nueva cara del imperialismo del siglo xxi.
Ney Barronuevo ha incursionado en el tema y proporciona una bue-
na cantidad de datos que merecen la mayor atención de los especia-
listas.36 Para este autor, los flujos migratorios actuales forman parte
del sistema económico impuesto por el ciclo histórico de expansión
mundial del capitalismo que se inaugura con la desaparición de la
Unión Soviética. El resultado es el traslado de la pobreza de los paí-
ses de origen a los de destino sin que haya otra solución posible que
la de un drástico cambio en la política económica mundial.
Las opiniones sobre este problema debían tener en cuenta, sin
embargo, que la fuerza de trabajo no está contemplada en la globa-
lización bajo las mismas condiciones masivas de circulación e inter-

36 Ney Barrionuevo, “Globalización neoliberal y la migración genocida”, ponencia

presentada en la Conferencia regional “Globalización, migración y derechos huma-


nos” organizada por el Programa Andino de Derechos Humanos (padh), celebrada
en Quito, Ecuador, del 16 al 18 de septiembre de 2003. Publicada en la revista Apor-
tes Andinos, Universidad Andina “Simón Bolívar”, Ecuador, octubre de 2003.
OBSERVACIONES FINALES 211
cambio que lo están los demás bienes y servicios que se incluyen en
sus transacciones. Por el contrario, como dijimos al principio, las
migraciones están sujetas a múltiples controles que limitan su fre-
cuencia y volumen por parte de los países receptores. Esta realidad
ha sido reconocida ampliamente por diversas autoridades en todos
los foros mundiales y regionales.
Como ha declarado el secretario permanente del Sistema Econó-
mico Latinoamericano (sela): “La actual globalización, con su pro-
funda incidencia en nuestras vidas, no ha logrado penetrar en el
campo de la movilidad de la mano de obra, la cual sigue siendo ob-
jeto de severas restricciones a escala mundial, que lejos de superarse
están agravándose con el correr del tiempo, particularmente en el
mundo desarrollado. En efecto, si reconocemos que las grandes des-
igualdades en los niveles de desarrollo socioeconómico son la causa
fundamental de las migraciones, entonces la globalización real, la
que hasta ahora existe, contribuye notablemente a aumentarlas, pro-
vocando una exacerbación de tales desigualdades entre países ricos
y países pobres”.37
En suma, el tema está abierto para nuevas ideas que seguramente
una nueva reseña como la presente no podrá ignorar.

37 Otto Boye, “La migración, una de las pocas exclusiones de la globalización”,

Las migraciones internacionales en América Latina y el Caribe, edición núm. 65, mayo-
agosto de 2002.
ANEXO ESTADÍSTICO

población total de inmigrantes, según principales países


receptores de migrantes, 2000
País Población Inmigrantes Inmigrantes Distribución
total como porcentual
porcentaje de de los
(miles) (miles) la población inmigrantes
Total 6 056 715 174 781 2.9 100.0
2 118 772 118 480 5.6 67.8
Estados Unidos 283 230 34 988 12.4 20.0
Rusia 145 491 13 259 9.1 7.6
Alemania 82 017 7 349 9.0 4.2
Ucrania 49 568 6 947 14.0 4.0
Francia 59 238 6 277 10.6 3.6
India 1 008 937 6 271 0.6 3.6
Canadá 30 757 5 826 18.9 3.3
Arabia Saudita 20 346 5 255 25.8 3.0
Australia 19 138 4 705 24.6 2.7
Pakistán 141 256 4 243 3.0 2.4
Reino Unido 59 415 4 029 6.8 2.3
Kasajistán 16 172 3 028 18.7 1.7
Costa de Marfil 16 013 2 336 14.6 1.3
Irán 70 330 2 321 3.3 1.3
Israel 6 040 2 256 37.4 1.3
Polonia 38 605 2 088 5.4 1.2
Jordania 4 913 1 945 39.6 1.1
Emiratos Árabes 2 606 1 922 73.8 1.1
Suiza 7 170 1 801 25.1 1.0
Italia 57 530 1 634 2.8 0.9
Otros países 3 937 943 56 231 1.4 32.2

Fuente: estimaciones de conapo con base en International migration report, 2002,


Nueva York, Naciones Unidas, 2002.

[212]
ANEXO ESTADÍSTICO 213
migrantes internacionales a nivel mundial, 1965-2000
180
millones de personas

160
140
120
100
80
60
1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000
año
Migración internacional: movimiento de personas a través de una división política
para establecer una nueva residencia permanente (migración entre países).
fuente: 1968 a 1985: Naciones Unidas, Consejo Económico y Social, Comisión de
Población, Examen de las tendencias políticas y programas en materia de población: obser-
vación de las tendencias y políticas en materia de población, 1995; 1990 a 2000, United
Nations, Population Division Department of Economic and Social Affairs, Interna-
tional migration, Nueva York, 2002.

migrantes internacionales por regiones según su nivel


y áreas geográficas, 1990-2000

MIGRANTES VARIACIÓN
TASA DE
REGIONES DEL MUNDO Y ÁREAS ABSOLUTA
CRECIMIENTO
GEOGRÁFICAS 1990 2000 1990-2000
1990-2000
(MILLONES)
Regiones del mundo 154.0 174.8 20.8 13.5
Regiones desarrolladas1 81.4 104.1 22.7 27.9
Regiones menos desarrolladas2 72.5 70.7 +1.9 -2.6

Áreas geográficas 154.0 174.8 20.8 13.5


África 16.2 16.3 0.1 0.3
Asia 50.0 49.8 -0.2 -0.4
Europa 48.4 56.1 7.7 15.8
América Latina y el Caribe 7.0 5.9 -1.1 15.0
Norte América 27.6 40.8 13.2 48.0
Oceanía 4.8 5.8 1.1 22.8

Notas 1 Incluye Europa y América del Norte, Nueva Zelanda y Japón.


2 Incluye África, Asia, (excepto Japón), América y el Caribe, la región de
Melanesia, Micronesia y Polinesia.
Fuente: International migration report, 2002, Nueva York, Naciones Unidas.
214 ANEXO ESTADÍSTICO

población de origen mexicano en estados unidos, 2000-20021

POBLACIÓN DE ORIGEN
MEXICANO
2000 2001 2002

Total 23 208 441 23 997 059 25 486 985


Emigrantes mexicanos 8 780 482 9 141 794 9 503 928

Primera generación 7 029 457 7 303 233 8 150 742


Segunda generación o más 7 398 472 7 552 032 7 832 315

Notas:
1 Las cifras de la población de emigrantes mexicanos son al 1 de julio de cada

año.
2 Emigrantes mexicanos se refiere a la población nacida en México.
3 Primera generación en Estados Unidos se refiere a la población residente no

nacida en México con alguno de los padres nativo de México.


4 Segunda generación o más se refiere a la población residente en Estados Unidos

no nacida en México y cuyos padres tampoco nacieron en México pero se decla-


ran de origen mexicano (mexico-americanos, chicanos o mexicanos).
Fuente: estimaciones de conapo con base en Census Bureau, Current Population
Survey, de marzo de 2000, 2001 y 2002, y las proyecciones de población de la insti-
tución.

población nacida en méxico residente en estados unidos


por características sociales, 1994-2003
CARACTERÍSTICAS
1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003
SOCIALES

Escolaridad1 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
Hasta 4o. grado 17.4 16.0 16.7 14.9 13.8 13.9 13.7 13.5 12.1 12.0
De 5o. a 8o 33.2 33.1 31.9 31.8 32.2 30.0 30.6 30.5 29.8 28.5
De 9o. a 11o. 17.8 18.0 17.1 18.5 19.4 19.1 19.1 18.5 19.3 20.5
12 o más grados 31.7 32.9 34.3 34.7 34.6 37.0 36.6 37.5 38.8 38.9
Ciudadanía en EUA 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
Ciudadano 16.8 14.6 15.5 18.2 21.1 22.7 22.6 22.6 21.4 21.8
No ciudadano 83.2 85.4 84.5 81.8 78.9 77.3 77.4 77.4 78.6 76.2
Condición de pobreza 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
Pobres 35.9 35.6 34.4 33.7 30.2 28.3 25.7 24.7 24.6 25.4
no pobres 64.1 64.4 65.6 66.3 69.8 71.7 74.3 75.3 75.4 74.6
Cobertura de salud 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
Público 15.1 16.2 15.9 13.5 12.5 12.9 12.7 12.3 11.7 12.9
Privado 30.7 29.0 29.0 31.7 31.2 31.4 33.2 33.1 33.6 32.3
Ambos 3.0 3.0 2.8 2.0 2.4 2.1 2.0 1.9 1.7 2.2
No tiene 51.2 51.8 52.4 52.8 53.8 53.6 52.1 52.7 53.0 52.6

Nota: 1 Población de 15 años o más.


Fuente: estimaciones de conapo con base en Census Bureau, Current Population
Survey, de marzo de 1994, 1995,1996, 1997, 1998, 1999, 2000, 2001, 2002 y 2003.
ANEXO ESTADÍSTICO 215
población de origen mexicano residente en estados unidos,
1900-2003 (miles)

AÑO TOTAL EMIGRANTES SUBTOTAL PRIMERA SEGUNDA


MEXICANOS1 GENERACIÓN2 GENERACIÓN3

Absolutos
1900 463 103 360 — —
1910 718 222 496 — —
1920 1 210 480 730 — —
1930 1 729 640 1 089 — —
1940 1 904 377 1 527 — —
1950 2 573 451 2 122 — —
1960 3 671 576 3 095 — —
1970 5 422 788 4 634 — —
1980 9 071 2 199 6 872 — —
1990 14 094 4 447 9 647 — —
2000 23 208 8 780 14 428 7 029 7 399
2001 23 997 9 142 14 855 7 303 7 552
2002 25 487 9 504 15 983 8 151 7 832
2003 26 663 9 867 16 797 8 116 8 681
Relativos
por renglón
1900 100.0 22.2 77.8 — —
1910 100.0 30.9 69.1 — —
1920 100.0 39.7 60.3 — —
1930 100.0 37.0 63.0 — —
1940 100.0 19.8 80.2 — —
1950 100.0 17.5 82.5 — —
1960 100.0 15.7 84.3 — —
1970 100.0 14.5 85.5 — —
1980 100.0 24.2 75.8 — —
1990 100.0 31.6 68.4 — —
2000 100.0 37.8 62.2 30.3 31.9
2001 100.0 38.1 61.9 30.4 31.5
2002 100.0 37.3 62.7 32.0 30.7
2003 100.0 37.0 63.0 30.4 32.6

Notas
1 Población nacida en México.
2 Primera generación en Estados Unidos: población residente no nacida en México

con alguno de los padres nativo de México.


3 Segunda generación o más: población residente en Estados Unidos no nacida en

México y cuyos padres tampoco nacieron en México pero se declaran de origen


mexicano (mexico-americanos, chicanos o mexicanos).
Fuentes: de 1900 a 1990, elaboración con base en Rodolfo Corona Vázquez, estima-
ción de la población de origen mexicano que reside en Estados Unidos, El Colegio
de la Frontera Norte, noviembre de 1992. De 2000 a 2003, estimaciones de cona-
po con base en las proyecciones de la institución y el Census Bureau, Current popu-
lation survey, suplemento de marzo, 2000, 2002 y 2003.
216 ANEXO ESTADÍSTICO

población de origen mexicano residente en estados unidos


por característicasdemográficas, 2000-2003

2000 2001

CARACTERÍSTICAS EMIGRANTES PRIMERA SEGUNDA EMIGRANTES PRIMERA


TOTAL TOTAL
DEMOGRÁFICAS MEXICANOS1 GENERACIÓN2 GENERACIÓN3 MEXICANOS1 GENERACIÓN2

Absolutos4 23 208 411 8 780 482 7 029 457 7 398 472 23 997 059 9 141 794 7 303 233
Relativos por renglón 100.0 37.8 30.3 31.9 100.0 38.1 30.4
Sexo4 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
Hombres 51.0 53.9 49.6 49.2 50.9 53.9 49.3
Mujeres 49.0 46.1 50.4 50.8 49.1 46.1 50.7
Grupos de edad4 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
0-4 12.5 1.2 24.0 13.7 12.5 1.2 23.0
5-9 11.3 3.2 20.8 10.8 10.7 2.9 19.6
10-14 9.7 4.7 14.1 11.1 10.0 4.5 15.2
15-19 9.2 7.8 10.1 10.2 9.2 7.5 10.6
20-24 8.9 11.6 7.2 7.8 9.0 11.3 6.8
25-29 9.1 13.7 4.6 8.0 8.6 13.6 5.0
30-34 8.4 13.7 3.0 6.9 8.5 13.8 3.3
35-39 7.9 12.1 2.5 8.1 7.4 12.3 2.7
40-44 6.0 9.6 2.5 6.1 6.2 9.9 2.2
45-49 4.4 6.9 1.9 5.1 4.8 7.2 2.1
50-54 4.0 4.8 1.8 4.2 4.0 5.0 2.0
55-59 2.6 3.5 1.4 2.8 2.9 3.5 1.5
60-64 1.7 2.6 1.3 1.5 1.9 2.6 1.2
65-o más 4.4 4.7 4.9 3.7 4.5 4.7 4.9
Situación conyugal5 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
Unidos 56.7 65.5 42.3 52.0 56.7 65.0 41.8
No unidos 43.3 34.5 57.7 48.0 43.3 35.0 58.2
Tamaño del hogar 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
1-3 miembros 28.5 26.7 23.0 35.7 28.8 26.9 22.6
4-6 miembros 55.9 54.0 60.2 53.9 56.7 56.4 60.7
7 o más 15.6 19.3 16.8 10.5 14.5 16.7 16.7
Lugar de residencia 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
California 41.6 47.8 49.6 41.4 41.4 44.5 49.1
Texas 26.5 19.0 21.6 27.4 27.4 21.0 24.2
Illinois 4.8 5.8 5.6 4.6 4.6 5.5 5.1
Resto de la frontera 8.0 6.3 7.4 6.9 6.9 5.8 6.1
Otro 19.2 21.1 15.7 19.8 19.8 23.2 15.6
Ingreso a EUA 100.0 100.0 — — 100.0 100.0 —
Antes de 1975 17.3 17.3 — — 15.5 15.5 —
Entre 1975 y 1985 24.2 24.4 — — 22.2 22.6 —
Entre 1986 y 1993 30.8 30.9 — — 28.6 28.6 —
Entre 1994 y 20026 27.6 27.4 — — 33.8 33.3 —
Condición de movilidad
en el último año 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
No migrantes 93.2 91.6 95.1 93.2 93.7 91.9 95.4
Migrantes internos7 5.2 4.9 4.4 6.3 4.8 4.7 4.3
Migrantes internals.8 1.6 3.5 0.5 0.4 1.5 3.5 0.3

Notas
1 Emigrantes mexicanos: población nacida en México.
2 Primera generación: población residente en EUA no nacida en México con algu-

no de los padres nativo de México.


3 Segunda generación o más: población residente en EUA no nacida en México y

cuyos padres tampoco nacieron en México pero se declaran de origen mexicano


(mexico-americanos, chicanos o mexicanos).
4 conapo, Proyecciones de población.
5 Población de 15 años o más.
ANEXO ESTADÍSTICO 217

2002 2003

SEGUNDA EMIGRANTES PRIMERA SEGUNDA EMIGRANTES PRIMERA SEGUNDA


TOTAL TOTAL
GENERACIÓN3 MEXICANOS1 GENERACIÓN2 GENERACIÓN3 MEXICANOS1 GENERACIÓN2 GENERACIÓN3

7 552 032 25 486 985 9 503 928 8 150 742 7 832 315 26663440 9 866 755 8 115 562 8 681 124
31.5 100.0 37.3 32.0 30.7 100.0 37.0 30.4 32.6
100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
48.8 52.0 53.8 50.0 49.8 51.9 53.8 49.9 50.1
51.2 48.0 46.2 50.0 50.2 48.1 46.2 50.1 49.9
100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
14.7 1.2 1.2 22.9 13.4 11.3 1.2 21.6 13.8
11.1 2.7 3.2 19.6 11.9 10.4 2.4 18.1 12.0
10.3 4.4 4.7 15.7 10.2 9.5 4.2 15.8 9.7
9.7 7.2 6.7 10.5 8.6 8.2 7.0 10.4 8.5
8.4 11.0 12.0 7.7 9.3 9.4 10.6 7.9 9.0
7.8 13.4 14.4 5.7 8.2 10.3 13.2 6.7 8.4
7.1 13.8 15.6 3.8 7.5 9.0 13.7 4.0 7.4
6.3 12.5 12.1 2.5 7.1 8.1 12.6 3.0 6.9
6.6 10.1 9.2 2.0 6.2 6.2 10.4 1.9 6.1
5.6 7.5 6.3 1.8 4.9 4.8 7.8 2.0 5.4
4.2 5.2 4.9 1.2 3.9 3.6 5.4 1.5 4.2
2.8 3.6 3.2 1.5 3.1 2.8 3.7 1.5 2.9
1.7 2.6 2.3 1.3 1.7 1.9 2.7 1.4 1.9
3.7 4.8 4.1 3.9 4.0 4.2 4.9 4.2 3.8
100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
52.9 54.6 62.3 40.9 50.0 52.7 62.3 37.4 46.4
47.1 45.4 37.7 59.1 50.0 47.3 37.7 62.6 53.6
100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
37.0 30.5 28.9 23.8 39.4 31.1 29.0 25.5 38.7
53.2 55.8 54.2 60.5 53.0 57.4 56.6 61.4 54.7
9.9 13.7 16.9 15.7 7.6 11.5 14.4 13.1 6.6
100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
30.4 40.1 42.5 47.0 29.9 37.2 393 43.6 28.5
37.6 26.6 20.3 24.4 37.1 28.1 23.0 26.3 35.9
3.0 4.4 4.9 5.0 3.0 5.2 6.5 5.3 3.6
8.9 6.9 6.7 6.5 7.7 7.4 7.2 7.2 7.7
20.1 22.0 25.6 17.2 22.3 22.1 24.0 17.5 24.3
— 100.0 100.0 — — 100.0 100.0 100.0 100.0
— 13.5 13.5 — — 13.3 13.3 33.4 11.9
— 20.8 20.9 — — 19.9 19.6 29.5 23.9
— 27.2 27.1 — — 25.3 25.2 6.7 27.3
— 38.5 38.5 — — 41.5 41.8 30.5 36.9

100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0


94.2 92.8 91.2 94.7 92.9 93.9 92.3 95.3 94.5
5.4 5.3 4.9 4.6 6.7 4.8 5.0 4.2 5.1
0.4 1.9 3.9 0.8 0.4 1.3 2.7 0.5 0.3

6 Esta etiqueta varía según el año de encuesta: para cps de 2000 es de 1994 a 2000;
la de 2001 sería de 1994 a 2000; la de 2002 es de 1994 a 2002 y finalmente la
correspondiente a 2003 es de 1994 a 2003.
7 Se refiere a la población que residía, el año anterior a la entrevista, en un conda-

do distinto al actual.
8 Se refiere a la población que residía, el año anterior a la entrevista, en México.

Fuente: estimaciones de conapo con base en Census Bureau, Current Population


Survey, de marzo de 2000, 2001 y 2002, y las proyecciones de población de la
institución.
218 ANEXO ESTADÍSTICO

población nacida en méxico residente en estados unidos


por características demográficas, 1994-2003
CARACTERÍSTICAS 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003
DEMOGRÁFICAS

Absolutos 6 794 594 7 122 035 7 441 070 7 752 940 8 076 764 8 421 256 8 780 482 9 141 794 9 503 928 9 866 755
Sexo1 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
hombres 55.5 55.2 55.0 54.7 54.5 54.1 53.9 53.9 53.8 53.8
mujeres 44.5 44.8 45.0 45.5 45.5 45.9 46.1 46.1 46.2 46.2

Grupos de edad 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
0-4 1.9 1.6 1.5 1.4 1.4 1.3 1.2 1.2 1.2 1.2
5-9 3.8 3.6 3.4 3.4 3.4 3.3 3.2 2.9 2.7 2.4
10-14 5.6 5.1 4.8 5.0 5.0 4.9 4.7 4.5 4.4 4.2
15-19 8.7 8.0 7.6 8.0 8.2 8.1 7.8 7.5 7.2 7.0
20-24 12.2 11.9 11.6 11.5 11.6 11.7 11.6 11.3 11.0 10.6
25-29 14.2 14.2 14.2 14.0 13.9 13.8 13.7 13.6 13.4 13.2
30-34 13.6 13.5 13.4 13.4 13.5 13.6 13.7 13.8 13.8 13.7
35-39 11.5 12.0 12.1 12.1 11.9 11.9 12.1 12.3 12.5 12.6
40-44 8.4 9.0 9.4 9.4 9.4 9.4 9.6 9.9 10.1 10.4
45-49 5.9 6.3 6.7 6.7 6.7 6.7 6.9 7.2 7.5 7.8
50-54 4.2 4.5 4.7 4.7 4.7 4.7 4.8 5.0 5.2 5.4
55-59 3.1 3.2 3.4 3.4 3.4 3.4 3.5 3.5 3.6 3.7
60-64 2.3 2.3 2.4 2.4 2.5 2.5 2.6 2.6 2.6 2.7
65-o más 4.8 4.7 4.5 4.5 4.5 4.6 4.7 4.7 4.8 4.9
Situación conyugal2 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
unidos 59.3 60.0 61.6 60.6 60.7 62.1 62.0 61.6 59.8 62.3
no unidos 40.7 40.0 38.4 39.4 39.3 37.9 38.0 38.4 40.2 37.7
Tamaño del hogar 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
1-3 miembros 25.0 n. d. 31.1 27.4 29.8 29.8 26.7 26.9 28.9 29.0
4-6 miembros 50.8 n. d. 50.8 54.0 56.9 56.9 54.0 56.4 54.2 56.6
7 o más 24.2 n. d. 18.1 18.6 13.3 13.3 19.3 16.7 16.9 14.4
Lugar de residencia 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
California 53.7 n. d. 50.4 46.8 46.3 46.2 47.8 44.5 42.5 39.3
Texas 20.0 n. d. 20.9 21.1 21.5 21.4 19.0 21.0 20.3 23.0
Illinois 7.9 n. d. 5.5 5.8 6.5 6.3 5.8 5.5 4.9 6.5
Resto de la frontera 5.1 n. d. 6.5 8.2 7.9 7.7 6.3 5.8 6.7 7.2
Otro 13.3 n. d. 16.7 18.1 17.8 18.4 21.1 23.2 25.6 24.0
Ingreso a EUA 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
Antes de 1974 23.8 24.0 23.6 20.4 19.6 19.9 17.3 15.5 13.5 13.3
entre 1975 y 1985 36.2 33.5 30.9 29.6 28.4 28.1 24.4 22.6 20.9 19.6
entre 1986 y 1993 40.0 42.4 36.5 36.7 35.6 31.6 30.9 28.6 27.1 25.2
entre 1994 y 20033 — — 9.1 13.3 16.4 20.4 27.4 33.3 38.5 41.8
Condición 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0
de movilidad
en el último año 91.3 91.8 94.5 92.0 91.6 91.9 91.2 92.3
no migrantes 92.4 76.4 3.9 4.6 3.3 4.2 4.9 4.7 4.9 5.0
migrante internos4 3.7 11.2 4.8 3.6 2.2 3.8 3.5 3.5 3.9 2.7
migrantes 3.9 14.2
internacionales5

Notas:
1 Las cifras de 2000, 2001 y 2002 son de las proyecciones de la institución.
2 Población de 15 años o más.
3 Esta etiqueta varía según el año de la encuesta a que se haga referencia, para la

cps de 1994 el último periodo considerado va de 1986 a 1994; la de 1995 va de


1986 a 1995; la de 1996 va de 1994 a 1996; la de 1997 va de 1994 a 1997 y así
sucesivamente hasta llegar a la de 2003.
4 Se refiere a la población que residía, el año anterior a la entrevista, en un conda-

do distinto al actual.
5 Se refiere a la población que residía, el año anterior a la entrevista, en México.

n. d.: No disponible.
Fuente: estimaciones de conapo con base en Census Bureau, Current Population
Survey, de marzo de 1994, 1995,1996, 1997, 1998, 1999, 2000, 2001, 2002 y 2003, y
las proyecciones de población de la institución.
BIBLIOGRAFÍA

AKERMAN, Sune, “Towards an Understanding of Emigrational Process”,


Human Migration, W. McNeill, y R. S. Adams (eds.), Indiana University
Press, 1978.
ALBA, Richard, “Rethinking Assimilation Theory for a New Era of Inmigra-
tion”, International Migration Review, vol. xxxi, núm. 4, invierno de 1997,
edición especial.
AMIN, S. y T. G. Mcgee, “Rural-urban mobility in South East Asia”, Human
migration, W. McNeill, y R. S. Adams (eds.), Indiana University Press,
1978.
ANDERSON, Perry, Transiciones de la Antigüedad al feudalismo, Siglo XXI Edi-
tores, México, 1985.
ANDERSON, Theodore R., “Intermetropolitan migration: a comparison of
the hypotheses of zipft and stouffer”, American Sociological Review, vol. 20,
1975.
ARANGO, Joaquín, “La explicación teórica de las migraciones: luz y sombra”,
Migración y Desarrollo, núm. 1, octubre de 2003.
ARGÜELLO, Omar, “Migración y cambio estructural”, Migración y Desarrollo,
Consideraciones Teóricas y Aspectos Socioeconómicos y Políticos, clacso, Buenos
Aires, 1973.
ARGÜELLO, Omar, “Migración y cambio estructural”, iii Reunión de traba-
jo sobre Migraciones Internas de la Comisión de Población y Desarrollo
celebrado en Santiago de Chile, diciembre de 1972.
ARIAS, F. y Clifford J. Jansen, Readings in the sociology of migration, Londres,
Pergamon Press, 1970.
ARIZPE, Lourdes, Migración, etnicismo y cambio económico, El Colegio de Méxi-
co, 1978.
ARRIAGA, Eduardo E., “Some aspects of measuring internal migration”,
Internal migration: a comparative perspective, Nueva York, Academic Press,
1977.
BACH, Robert I., “Migration, crisis and theoretical conflict”, International
Migration Review, vol. 16, núm. 2, verano de 1997.
BALÁN, Jorge, “Migrant-native socioeconomic differences in Latin American
cities; a structural analysis”, Latin American Research Review, vol. IV. núm.
1, 1969.
BARRIONUEVO, Ney, “Globalización neoliberal y la migración genocida”,
Aportes Andinos, Universidad Andina “Simón Bolívar”, octubre de 2003.

[219]
220 BIBLIOGRAFÍA

BAUMAN, Z., Globalization. The human consequences, Cambridge, Polito Press,


1998.
BEIJER, G., “Modern patterns of international migration movements”, Mi-
gration; Sociological Studies, núm. 2, Londres, The Cambridge University
Press, 1972.
BERLINER, Joseph J., “Internal migration: a comparative disciplinary view”,
Internal migration, Alan A. Brown y Egon Neuberger (eds.), Nueva York,
Academic Press, 1977.
BLALOCK, Hubert M., Estadística social, México, cfe, 1966.
BOGUE, Donald J., “A migrants eye view of the costs and benefits of migra-
tion to a metropolis”, Internal migration: a comparative perspective, Nueva
York, Academic Press, 1977.
BOGUE, Donald J., Principles of demography, cap. 19, Nueva York, John Willy
& Sons, 1969.
BOGUE, Donald J.,“Migración interna”, El estudio de la población, celade,
Chile, 1975.
BOGUE, Donald J.,“Techniques and hypotheses for the study of differential
migration”, International Population Conference, 1961.
BOUVIER et al., “Toward a framework for the analysis of differential migra-
tion: the case of education”, Internal migration: the new world and the third
world, Richmond A. H., y Kubat D. (eds.), Sage Studies in International
Sociology, 1976.
BOYE, Otto, “La migración, una de las pocas exclusiones de la globalización”,
Las migraciones internacionales en América Latina y el Caribe, 65a. ed., mayo
y agosto de 2002.
BRETTELL Caroline B. y James F. Hollifield, Migration theory: talking across
disciplines, Routledge, Nueva York, 2000
BROWNING, Harley L. y Feindt Waltraut, “Diferencias entre la población
nativa y la migrante en Monterrey”, Demografía y Economía, vol. ii, 1968.
BUNGE, Mario, La Ciencia, su método y su filosofía, Buenos Aires, Editorial
Siglo XX, 1976.
BUSTAMANTE, Jorge A., Espaldas mojadas: materia prima para la expansión del
capital norteamericano, Cuadernos del ces, núm. 9, México, El Colegio de
México, 1976.
CALAVITA, Kity, Inside the state. The bracero program, isn, Londres,1992.
CALDWELL, J. C., “Determinants of rural-to-urban migration in Ghana”,
Population Studies, 22, Londres, Roultledge, 1997.
CAMPIONI, Roger, “Globalización y migración ¿retóricas contradictorias?”,
Comunidad Virtual de Gobernabilidad, diciembre de 2004
CARDOSO, Fernando H. y Enzo Faletto, Dependencia y desarrollo en América
Latina, México, Siglo XXI Editores, 1971.
CASTLES, Stephen, “Globalización y migración: algunas contradicciones
urgentes”, Consejo Intergubernamental del most, junio de 1997
BIBLIOGRAFÍA 221
CASTLES, Stephen, y Mark J. Miller, The age of migration, Nueva York, The
Guilford Press, 1993
CHINOY, Ely, México, La sociedad, fce, 1966.
CHINOY, Ely, Introducción a la sociología: conceptos básicos y aplicaciones, Buenos
Aires, Paidós, 1979.
CHISWICK, Barry R., “Are inmigrants favorably self-selected?. An economic
analysis”, Migration theory. Talking across disciplines, Nueva York, Routledge,
2000.
DAVIS, Kingsley, “The migration of human populations”, Scientific American,
septiembre de 1974.
DAVIS, Kingsley, La sociedad humana, vol. ii, Buenos Aires, Editorial Univer-
sitaria de Buenos Aires, 1965.
DE OLIVEIRA, O. y C. Stern, “Notas acerca de la teoría de las migraciones
internas. Aspectos sociológicos”, Las migraciones internas en América Latina,
Fichas, núm. 38, Buenos Aires, Nueva Visión, 1974.
DESHINGKAR, Priya y Sven Grimm, Internal migration and development: a
global perspective, iom Migration Research Series, núm. 19, Ginebra,
2005.
DEUTSH, K. W., “Social mobilization and political development”, American
Political Science Review, 1961.
DIXON, Ronald B., “Migration primitive”, Encyclopaedia of social sciences, Ed-
win R. A. Seligman y Alvin S. Johnson (eds.), Nueva York, MacMillan and
Free Press, 1968.
DOLLOT, Louis, Las migraciones humanas,¿Qué sé?, núm. 62, Barcelona,
Oikus-Taus Ediciones, 1968.
DUGGAN, Alfredo, Los romanos, México, Joaquín Mortiz, 1976.
DUVERGER, Maurice, Métodos de las ciencias sociales, Barcelona, Ariel, 1962.
ECEVIT, Zafer y K. C. Zachariah, “Migración de mano de obra internacional”,
Finanzas y desarrollo, México, 1978.
EINSENSTADT, S. N., The absorption of migrants, Londres, Keagan and Paul,
1954.
ELDRIGE, Hope, “Primary, secondary and return migration in the United
States 1955-1960”, Demography, vol. ii, 1965.
ELIZAGA, Juan C., “Migraciones interiores: evolución reciente y estado ac-
tual de los estudios”, Conferencia Regional Latinoamericana de Población,
Sección 3, México, agosto de 1970.
ELLEMERS, J. E., Human migration, W. H. MacNeill y R. Adams (eds.), In-
diana University Press, 1978.
FEI, J. C. H. y G. Ranis, “A theory of economic development”, The American
Economic Review, 1961.
FERENCZI, Imre, “Migrations modern”, Encyclopaedia of the social sciences,
Edwin R. A. Seligman y Alvin S. Johnson (eds.), Nueva York, MacMillan
y Free Press, 1968.
222 BIBLIOGRAFÍA

FERNÁNDEZ Arias, Mario, Las migraciones internas: algunos lineamientos teóricos


desde la perspectiva del materialismo histórico, Costa Rica, Universidad de
Costa Rica, 1975 (mimeo).
FOLGUER, John F., “Models in migration”, Selected studies in migration since
world war II, Nueva York, Milbank Memorial Fund, 1958.
Fundamentos de Filosofía Marxista-Leninista, Editorial Progreso, Moscú, 1977.
GEORGE, P., “Types of migration of the population according to the profes-
sional and social composition of migrants”, Readings in the sociology of mi-
grations, Clifford J. Jansen (ed.), Londres, Pergamon Press, 1970.
GERMANI, Gino, “Estrategia para estimular la movilidad social”, La indus-
trialización en América Latina, México, fce, 1965.
GERMANI, Gino, Sociología de la modernización, Buenos Aires, Paidós, 1971.
GLAZER, N. “Is assimilation dead?”, The annals of the American Academy of
Social and Political Sciences, núm. 530, 1993
GONZÁLEZ Casanova, Pablo, Las categorías del desarrollo económico y la investiga-
ción en ciencias sociales, Fichas, núm. 26, Buenos Aires, Nueva Visión, 1970.
GORDON, Milton M., “Assimilation in America: theory and reality”, Daedalus,
primavera de 1961.
GOSS, Jon, “Conceptualizing international labor migration: a structuration
perspective”, International Migration Review, vol. xxix, núm. 2, verano de
1995.
GREENWOOD, Michael J., “Research on internal migration in the United
States: a survey”, Journal of Economic Literature, vol. 13, núm. 2, 1975.
GRIFFITH, David, “Is it at all useful to distinguish economic migrants from
refugees?”, Refugees Studies Center, Report 1608/16/14, Oxford, 1990.
HALPHEN, Louis, “Migrations, ancient and mediaeval”, Encyclopaedia of the
social sciences, Edwin R. A. Seligman y Alvin S. Johnson (eds.), Nueva York,
MacMillan y Free Press, 1968.
HEISLER, B. S., “”From assimilation to segmented integration, from the
american experience to the global arena”, “The sociology of inmigration”,
Migration theory. Talking across disiciplines, Nueva York, Rouledge, 2000.
Historia Universal, Moscú, Progreso, 1977.
HOFFMAN-NOWOTNY, Hans-Joachim, “European migration after world war
ii”, Human migration, Bloomington y Londres, Indiana University Press,
1978.
HOLLIFIELD, James F., “The politics of international migration: How can
we bring the state back in?”, Migration theory. Talking across disiciplines,
Nueva York, Rouledge, 2000.
HUNTINGTON, S. P., “The west, unique, not universal”, Foreign Affairs,
75/6.
INKELES, Alex, Qué es la sociología, Manuales, núm. 273 México, Uteha,
1965.
JANSEN, Clifford, J., Readings in the sociology of migration, Nueva York, Perga-
mon Press, 1975.
BIBLIOGRAFÍA 223
JANSEN, Clifford, J., “Some sociological aspects of migration”, Migration,
Sociological Studies, núm. 2, Londres, The Cambridge University Press,
1972.
JEROME, H., “Migration and business cycles”, National Bureau of Economic
Research, Nueva York, 1962.
KIRK, Dudley, “Major migrations since world war ii”, Population geography: a
reader, series in Geography, Nueva York, MacGraw Hill, 1970.
KOSINSKI, L. A. y R. M. Prothero, “The study of migration”, People on the
move, Londres, 1975.
LEE, Everett S., “A Theory of migration”, Migration, Sociological Studies,
núm. 2, Londres, The Cambridge University Press, 1972.
LENIN, V. I., El desarrollo del capitalismo en Rusia, Moscú, Progreso, 1975.
LEWIS, A., “Economic development with unlimited supplies of labor”, Man-
chester School of Economic and Social Studies, 1954.
Ley General de Población, México, Editores Mexicanos Unidos, 1976.
LOMNITZ, Larissa A., Cómo sobreviven los marginados, 2a. ed., Mexico, Siglo
XXI Editores, 1977.
LONG, L. H., “Migrative differentials by education and occupation trends
and variation”, Demography, 1973.
LOZANO Ascencio, Fernando, “Tendencias recientes de las remesas de los
migrantes mexicanos en Estados Unidos”, Documentos 99, The Center
for Comparative Immigration Studies, San Diego, University of California,
abril de 2004.
MABOGUNJE, A. L., “Migration in Asia”, People of the move. Studies on
international migration, Londres, William Clowe y Johns, 1975.
MACISCO, John, Bibliografías sobre migraciones internas, Relatos, Serie B, núm.
36, Santiago de Chile, 1971.
MACNEILL, William U., “Introduction”, Human migration, Indiana Universi-
ty Press, Bloomington, 1978.
MANGALAM, J. J. y Schwarzweller, H. K., “General theory in the study of
migration”, The International Migration Review, vol. iii, núm. 1, otoño de
1968.
MARGOLIS, Julius, “Internal migration, measurement and models”, Internal
migration: a comparative perspective, Nueva York, Academic Press, 1977.
MARMORA, Lelio, modelo analítico de inserción migratoria, s/l, 1970 (mi-
meo).
MARX, Carlos, Contribución a la crítica de la economía política, México, Edicio-
nes de Cultura Popular, 1974.
MARX-ENGELS, Obras escogidas, Moscú, Progreso, 1971.
MASSEY Douglas S., Joaquín Arango, Hugo Graeme, Ali Kouaouci, Adela
Pellegrino y Edward J. Taylor, “Teorías sobre la migración Internacional:
una reseña y una evaluación”. Population and Development Review 19, núm.
3, septiembre de 1993; Trabajo, año 2, núm. 3, enero de 2000.
224 BIBLIOGRAFÍA

MASSEY, Douglas S. et. al., Worlds in motion: understanding international


migration at the end of millenium, Nueva York, Oxford University Press,
abril de 1999.
MASSEY, Douglas S. et al, “Teorías sobre la migración internacional: una
reseña y una evaluación” en Trabajo, año 2, núm. 3, enero de 2000, pu-
blicado originalmente en Population and Development Review 19, núm. 3,
septiembre de 1993
McGEE, T. G., “Malay migration to Kuala Lumpur City: individual adaptation
to the city”, Brian Du Toit y Helen I. Safa (eds.) Migration and urbaniza-
tion: models and adaptive strategies, La Haya, Mouton, 1975.
MERTON, Robert K., Teoría y estructura sociales, México, fce, 1965.
MIDDLETON, Alan, La teoría de las migraciones y la realidad de América Latina:
una crítica, México, flacso, 1977.
MINCER, J. “Familiy migration decisions”, Journal of Political Economy, núm.
86, p. 5,
MORRISON, P. A. y J. P. Wheeler, “The image of elsewhere in the american
tradition of migration”, Human migration, Bloomington, Indiana Univer-
sity Press, 1978.
MORRISON, P. A., “Functions and dynamics of migration”, Internal migration:
a comparative perspective, Nueva York, Academic Press, 1977.
MUÑOZ, Humberto y Orlandina de Oliveira, “Migraciones internas en Amé-
rica Latina: exposición y critica de algunos análisis”, Las migraciones inter-
nas en América Latina, Nueva Visión, Fichas, núm. 38, 1974.
MUÑOZ, Humberto et al., Migración y desigualdad social en la Ciudad de Méxi-
co, México, iis, unam, El Colegio de México, 1977.
NACIONES UNIDAS, Factores determinantes y consecuencias de las tendencias
demográficas. Resumen de estudios sobre las relaciones entre los movimientos demo-
gráficos y las condiciones sociales, Population Studies, núm. 17, Nueva York,
Department of Economic and Social Affairs, 1953.
NACIONES UNIDAS, Informe sobre el séptimo periodo de sesiones de la Comisión
de Estadística, 1953.
NIKOLINAKOS, Mario, “Notes towards a general theory of migration in late
capitalism”, Race and Class, Verano de 1975.
ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS, “Los derechos humanos de
todos los trabajadores migratorios y sus familias”, Resolución de la Asam-
blea General, 10 de junio de 2003.
PARK, Robert y Ernest Burgess, Introduction to the science of sociology, Chicago,
University of Chicago Press, 1921.
PETERSEN, William, Population, Nueva York, Macmillan, 1975.
PETERSEN, William, “Migration: social aspects”, vol. 10, Encyclopaedia of the
social sciences, Edwin R. A. Seligman y Alvin S. Johnson (eds.), Nueva York,
MacMillan y Free Press, 1968.
PETERSEN, William, “The general determinants of migration”, Population,
Nueva York, Macmillan, 1971.
BIBLIOGRAFÍA 225
PIORE, Michael J., Birds of passage: migrant labor in industrial societies, Cam-
bridge University Press, 1979.
PORTES, Alejandro, “Inmigration theory for a new century: some poblems
and opportunities”, International Migration Review, vol. xxxi, núm. 4, in-
vierno de 1997.
PRYOR, Robin J., “Migration and the process of modernization”, People on
the move, Studies on international migration, William Clowe (ed.), Lon-
dres, 1975.
PRYOR, Robin J., “A brief review of literature on the social and economic
motivational context of internal migration”, The motivation of migration,
Studies in Migration and Urbanization, núm. 1, Australia, Department of
Demography, Australian National University, 1975.
QUIJANO, Aníbal, “Dependencia, cambio social y urbanización en América
Latina”, Revista Mexicana de Sociología, año xxx, vol. xxx, núm. 3, 1968.
RADCLIFFE - Brown, A.R., “On the concept of Function”, Structure and Func-
tion in Primitive Society, Londres, Cohen and West, 1963.
RAVENSTEIN, E. G., “The laws of migration”, Journal of the Royal Statistical
Society, vol. xlviii, junio, 1885.
RAVENSTEIN, E. G., “The laws of migration”, segundo documento, Journal
of the Royal Statistical Society, vol. lii, junio de 1889.
RIIES, Recent inmigration: The Literature of the Social Science, Bibliographic Stu-
dies núm. 1, Smithsonian Institution Press, Washington, 1976.
RITCHEY, P. Neal, “Explanations in migration”, Annual Review of Sociology,
Alex Inkeles (ed.), vol. 2, Annual Review, California, 1976.
ROSBERG, Gerald M., “Legal regulation of the migration process: the crisis
of illegal inmigration”, Human migration, , Bloomington, Indiana Univer-
sity Press, 1978.
SCHLESINGER jr., A., The desuniting of America, W. W. Norton (ed.), Nueva
York, 1992.
SELLTIZ, C. et al., Métodos de investigación de las relaciones sociales, Madrid,
RIALP, 1965.
SHAW, R. Paul, “Migraciones internas, consideraciones teóricas sobre su es-
tudio”, Las migraciones internas en América Latina, Fichas, núm. 38, Buenos
Aires, Nueva Visión, 1974.
SHAW, R. Paul, Migration theory and fact: a review and bibligraphy of current lite-
rature, Philadelphia, 1975.
SHIBUTANI, Tomatsu y Kian Kwan, Ethnic stratification, Nueva York, Macmi-
llan, 1965.
SHUVAL, Judith T., “Refugees: adjustment and assimilation”, Encyclopaedia of
the social sciences, Edwin R. A. Seligman y Alvin S. Johnson (eds.), Nueva
York, MacMillan y Free Press, 1968.
SIMMONS Alan B. y Sergio Diaz Briquets, “The internal migration jigsaw
puzzle”, ponencia presentada en el IX Congreso Mundial de Sociología,
Uppsalá, Suecia, agosto de 1978.
226 BIBLIOGRAFÍA

SIMMONS, Alan B., Cambio social y migraciones internas, Canadá, International


Development Research Center, 1978.
SINGER, Paul, “Migraciones internacionales y desarrollo”, Comercio Exterior,
México, 1974.
SINGER, Paul, “Migraciones internas. Consideraciones teóricas sobre su es-
tudio”, Las migraciones internas en América Latina, Fichas, núm. 38, Buenos
Aires, Nueva Visión, 1974.
SOLBERG, Carl, “Mass migration in Argentina 1870-l970”, Human migration,
Bloomington, Indiana University Press, 1978.
SPENGLER, J.J. y MYERS, G.C., “Migration and socioeconomic development:
today and yesterday”, Internal migration, a comparative perspective, Alan A.
Brown y Egon Neuberger (eds.), Nueva York, Academic Press, 1977.
SPICER, Eduardo U., “Acculturation”, Encyclopaedia of the social sciences, Edwin
R. A. Seligman y Alvin S. Johnson (eds.), Nueva York, MacMillan y Free
Press, 1968.
STOUFFER, Samuel A., “Intervening opportunities: a theory relating mobi-
lity and distance”, American Sociological Review, núm. 5, diciembre de
1940.
STOUFFER, Samuel A., “Intervening opportunities and competing mi-
grants”, Journal of Regional Sciences, núm. 2, 1960.
TAYLOR, R. C., “Migration and motivation: a study of determinants and ty-
pes”, Migration, Sociological studies, núm. 2, Londres, The Cambridge
University Press, 1972.
THOMAS, Brinley, “Migración internacional y desarrollo económico, París, unes-
co, 1961.
THOMAS, Brinley, “Migración internacional”, El estudio de la población, P. M.
Hauser y O. D. Duncan (eds.), Chicago, University of Chicago Press,
1959.
THOMAS, Brinley, “Migration: economic aspects”, Encyclopaedia of the social
sciences, Edwin R. A. Seligman y Alvin S. Johnson (eds.), Nueva York, Ma-
cMillan y Free Press, 1968.
THOMAS, D. S., Social and economic aspects of swedish population movements:
1750-1933, Nueva York, Macmillan, 1941.
THOMAS, W.I. y F. Znaniecki, The polish peasant in Europe and America, Nueva
York, Dover, 1958.
THOMPSON, W. S., “Population”, The American Journal of Sociology, vol. xxxiv,
núm. 6, 1942.
TILLY, Charles, “Migration in modern european history”, Human migration,
Bloomington, Indiana University Press, 1978.
TODARO, Michael P., Internal migration in developing countries, Génova, Inter-
national Labor Organization, 1976.
UNITED NATIONS, Multilingual demographic dictionary, Population studies,
núm. 29, Nueva York, 1958.
BIBLIOGRAFÍA 227
UNITED NATIONS, “Methods of Measuring Internal Migration”, Population
studies, núm. 47, Nueva York, 1970.
WOLPERT, J. “Explanations of migration”, Annual Review of Sociology, vol. 2,
California, 1976.
WOOD, Charles H., “Equilibrium and historical-structural perspectives on
migration”, International Migration Review, vol. xvi, núm. 2, verano de
1982.
YAP, Lorene Y., Internal migration in less developed countries: a survey of the lite-
rature, Washington, International Bank of Reconstruction and Develop-
ment, 1975.

ZACHARIAH, K.C., “Measurement of internal migration from census data”,


Internal migration: a comparative perspective, Nueva York, Academic Press,
1977.
ZELINSKI, W., “The hypothesis of mobility transition”, Population Association
of America Annual Meeting, Atlanta, 16 y 18 de abril de 1970.
ZHOU, Min, “Segmented assimilation: issues, controversies, and recent re-
search on the new second generation”, International Migration Review, vol.
31, núm. 4, invierno de 1997
ZIPF, George K., “The P1 P2/D Hypothesis: on the intercity movements of
persons”, American Sociological Review, núm. 11, 1956.
ZOLBERG, Aristide R., “International migration policies in a changing
world”, Human migration, Bloomington, Indiana University Press, 1978.
ZOLBERG, Aristide R., “The next waves: migration theory for a changing
world”, International Migration Review, vol. XXXIII, núm. 3, 1989.
CONTENIDO

PRÓLOGO 9

1. ¿QUÉ ES LA MIGRACIÓN? 19
dificultades derivadas de la falta de unidad conceptual
en el estudio de las migraciones, 19; distintos enfoques en
las definiciones, 23; términos sobre los cuales existe un
general acuerdo, 34; la investigación científica y los
conceptos, 31; las contingencias de la realidad social y
la unidad conceptual, 34

2. LAS MIGRACIONES A TRAVÉS DE LA HISTORIA 37


las migraciones primitivas, 37; la antigüedad y la edad
media, 40; los tiempos modernos, 45

3. DIVERSOS TIPOS DE MIGRACIONES 59


los criterios de clasificación, 60; hacia una tipología ge-
neral de las migraciones, 64; un esquema tipológico, 72

4. LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN. PRIMERA PARTE 74


la centralidad del cambio social, 75 [El enfoque de la moder-
nización, 76; El modelo de Gino Germani, 78; La perspectiva histórico-
estructural, 84; El materialismo histórico, 89; Los elementos para una
teoría marxista de las migraciones, 90; EL materialismo histórico como
herramienta teórica, 94; El migrante como mercancía, 96; La industria-
lización como causa de las migraciones, 99; La hipótesis sobre la “mo-
vilidad transicional”, 104]

5. LAS CAUSAS DE LA MIGRACIÓN. SEGUNDA PARTE 107


el desequilibrio funcional, 107 [La hipótesis push-pull, 110;
Los ciclos económicos, 113; La movilidad laboral, 115; La migración
interna en los países en desarrollo, 118; El modelo Lewis-Fei-Ranis de
desarrollo, 120; Las diferencias en el ingreso y en el nivel de empleo, 122;
Aspectos demográficos, 123; Las leyes de Ravenstein, 126; La teoría de
Lee, 128]
[229]
6. EL PROCESO MIGRATORIO 131
la decisión de migrar, 131 [Factores psicosociales, 134; Componentes
racionales, 138]; las características de los migrantes, 145
[Selectividad, 146; Diferenciales, 148; El género, 151; La edad, 153;
Educación y ocupación, 155; Estado civil, 159, Lugar de origen, 160]

7. LAS CONSECUENCIAS DE LAS MIGRACIONES 162


asimilación, 163; un modelo de inserción migratoria, 170;
marginalidad, 171; efectos psicosociales de la migra-
ción, 173; efectos económicos individuales, 175; efectos
macroeconómicos, 176; efectos demográficos, 178; movili-
dad social, 179: migración y consecuencias políticas, 180

8. OBSERVACIONES FINALES 184


el predominio de la diversidad , 184; el panorama teórico
vigente, 186 [La economía neoclásica, 188; La nueva economía sobre
la migración, 189; La teoría de los sistemas mundiales, 190; La teoría
de las redes, 192; La teoría institucional, 192; Teoría de la causación
acumulativa, 192; Teoría de los sistemas de migración, 193; El modelo
histórico estructural, 193; Otro aporte teórico importante, 195]; ¿es
posible una teoría general de las migraciones?, 199; glo-
balización y migración, 204

ANEXO ESTADÍSTICO 213

BIBLIOGRAFÍA 221
familia tipográfica: new baskerville 10/12.5
indesing cs 3.0, plataforma macintosh

cargraphics, red de impresión digital;


av. presidente juárez 2004
frac. industrial puente de vigas,
54090, tlalnepantla, edo. de méxico.

También podría gustarte