El mayor falsificador de arte

Oswald Aulèstia: «Todo lo que hice fue para poder tener drogas y mujeres»

El artista expone su obra original en una exposición en la Factoría Cultural de Terrassa (LaFact)

Oswald Aulèstia
Oswald AulèstiaLa Fact

Antes de empezar a hablar con este diario, Oswald Aulèstia le advierte al autor de este texto que «quiero que me preguntes todo lo que quieras. No te cortes». Ese es el reto: hablar de todo con quien es conocido como el mayor falsificador de arte. Sin embargo, el artista es ahora noticia porque expone, desde esta semana, en la Factoría Cultural de Terrassa (LaFact) su obra original.

¿Me dirá la verdad en esta conversación o me falsificará la realidad?

Yo siempre digo la verdad. Pero, ¡ojo!, las verdades de hoy son las mentiras de mañana. Entiendo que ahora estoy de moda y que gusta el ruido que es como se mueve la sociedad.

Expone su obra original en Terrassa. ¿Se siente más cómodo pintando como Oswald que poniéndose en la piel de otros artistas?

Pintar como yo es lo que me llena. Si pinto con otros estilos, lo que me llena es el dinero que puedo ganar.

Se ha hablado mucho de su trabajo como falsificador, pero nunca hemos sabido si hay algún museo que tenga algún trabajo suyo atribuido a otro artista. ¿Hay museos con sus cuadros falsos?

(Silencio durante unos segundos) Se dice el pecado pero no el pecador. No lo sé seguro, pero matemáticamente podría nombrarle algún museo. No lo haré porque tocar los cojones a alguien no es ético. No quiero implicar a terceros en todo esto. Pero, déjeme que le diga una cosa: lo de los museos es un timo, es un cuento. ¿Me entiende? El 40 por ciento de lo que hay en estos grandes museos son atribuciones. La mayoría de la obra fue destruida y lo que queda son los intereses creados por cuatro. Don Dinero mueve montañas. Es algo que vemos en política, farmacéuticas...

De usted se ha dicho que tiene la capacidad de crear a cualquier artista. ¿Alguno se le ha resistido?

Hay artistas que son difíciles, como Gustav Klimt. Puede que alguno pueda ser complicado, pero la mayoría de los contemporáneos son fáciles. Solamente hace falta un poco de técnica para poder hacer esto. Eso sí, si me nombra a Caravaggio le diré que eso ya son palabras mayores, porque no encontraremos soporte o pigmentos para poder hacer una obra original suya. En esos casos es mejor atribuir. Verá, no es que tengan Tiépolos los museos sino que tienen obra de un tío que copió el estilo del maestro. Hay toneladas de atribuciones de este tipo.

Decía Dalí que en el siglo XX es cuando se había pintado peor y, para ello, citaba a Modrian o Miró como ejemplos. Usted que los ha estudiado con detalle, ¿está de acuerdo?

Estoy de acuerdo. A nivel técnico, le doy razón a Dalí. Pero la creación durante el siglo XX ha sido extraordinaria en cine o en literatura... Antes había que estar al lado de un maestro si te querías dedicar al arte. Ahora parece que no hace falta.

Cuando cogía los pinceles y se ponía en la piel de otro artista, ¿también se sentía como él?

Sentirme como él son palabras mayores. En todo caso, lo que sí puedo decir es que asumía la responsabilidad de ser él.

¿Así que, por ejemplo, asumió ser Picasso?

A Picasso que le den y lo digo en el mejor sentido. En realidad todo es una cuestión de perspectiva. Por ejemplo, a mí antes me motivaban drogas, mujeres, la noche... Ahora estoy en otra época y en otros intereses.

Por asumir esa responsabilidad estuvo en la cárcel en Estados Unidos. ¿Qué recuerdo guarda de sus días entre rejas?

Lo mejor que me ha pasado es estar en la prisión. Esos nueve meses fueron lo mejor porque entré siendo arena y salí como si fuera una roca. Entendí que tenemos que asentarte porque nunca sabes dónde está la mala suerte. En los días en la cárcel nunca me acarició el aire. Fueron casi cuatro meses encerrado, sin que me diera el aire. Eso me volvió duro y fuerte.

Pero ahora es un pintor reconocido por su propia obra que, incluso, ha vendido sus cuadros a Al Pacino o Madonna. Puede que incluso lo falsifiquen.

¡Ya me falsifican! Todo lo que da dinero se falsifica, ya sean los bolsos de Louis Vuitton o los relojes Rolex.... O mis cuadros.

Si ahora es el falsificado, eso querrá decir que es un artista reconocido.

No me quiero poner medallas, pero no me gusta decir que soy un pobre desgraciado. Quiero vivir el día, algo que no hacen los demás que están dormidos. He vivido intensamente. Hice lo que me salió del forro. Si he copiado a los grandes era para tener una buena vida. ¿Sabe? Todo lo que hice fue por dinero, para poder tener drogas y mujeres.

¿Quién fue el pintor que más le costó?

Todo lo que es más o menos figurativo, como puede ser Marc Chagall. Los que menos son aquellos como Klee, Stella, Pollock, Tàpies, los gestuales... Un De Chirico era difícil, pero era cuestión de tiempo. Para un Miró podía pasarme una mañana. Con un De Chirico ni en una mañana podía hacer el cielo.

Si le encargaran hacer un museo con cuadros de grandes creadores, ¿se atrevería a aceptar el reto?

No, ahora no porque eso es algo que ya no me llena.

¿Entonces ya no queda nada del pirata que fue?

El perfume del pirata ha quedado. Ya no es como antes. Las mujeres ya no me dicen nada. Las drogas me abandonaron. La política me repugna. Solo pido que me dejen vivir la vida. Toda esa mierda que escriben de mi diciendo que soy Al Capone... Pues les digo que sí. No es mi problema lo que escriban de mi. Fui un pirata, pero no de los que asaltaban navíos sino galeones llenos de oro.