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LA COMPLEJA POSIBILIDAD DE LA DEFENSA DEL TERRITORIO MAYA DE LA NEOCONQUISTA.


* LA PROPAGANDA DEL AMBIENTALISMO.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos consagra el derecho de los ciudadanos a vivir en un medio ambiente sano, los niños y las mujeres tienen un interés superior y deben ser protegidos por la ley y sus derechos deben estar garantizados. Quizá por eso escuchamos en la radio, vemos en la televisión, leemos en los periódicos propaganda en favor del medio ambiente, que “debemos cuidar el agua, que debemos sembrar árboles y que pongamos la basura en su lugar”.

Escuchamos entrevistas radiales y televisadas de líderes de opinión que organizan foros de análisis, reflexión e información sobre las amenazas que representa el cambio climático, el calentamiento global, la muerte de los animales marinos, el descongelamiento de los polos y otras informaciones casi apocalípticas.

Estos foros espectaculares que se realizan en hoteles de cinco estrellas con vinos, cócteles de bienvenida, comida bufet, viáticos y hospedaje a los participantes que, por lo general son miembros de Asociaciones Civiles “sin fines de lucro” y salarios fijos, son financiados por megaempresas como la BIMBO, COCA COLA, KEKEN, FORD, GIZ, PNUD, KELLOG entre otros. Con este patrocinio todo mundo se siente convocado a ser ambientalista y balbucea un discurso ajado que se le ha dictado por el consumismo mercantil de la información ambientalista.

En estos foros se escuchan sendos informes sobre la importancia de los Derechos Humanos, los mapeos de los recursos naturales de las microrregiones de la Península Maya de Yucatán, los estudios de diagnósticos sobre el tema del agua, de las abejas, de la selva con el sello de la sustentabilidad, el desarrollo, la generación de empleos entre otros evangelios.

Estas actividades llenas de luces, retroalimentan, refrescan y reciclan las noticias mediáticas sobre el medio ambiente. Así mismo es el espacio más adecuado para el encuentro de las fundaciones y las AC’s que reciben financiamiento, van con una maleta cargada de informes, fotografías y vídeos de las comunidades, donde Tahdziu aparecerá en todos los portafolios, (quizá por eso es el más pobre, todos han contribuido en su explotación) para firmar nuevos convenios de financiamiento por cinco o más años. Hay una competencia muy fuerte entre las ONG’s solicitantes de financiamiento, y la propuesta que se ajuste mejor a la mirada de las financiadoras son los proyectos que logran ser aprobados. La mayoría de las AC’s tienen hasta diez empleados que les paga por lo menos diez mil pesos al mes, así que tiene un gasto de 100 mil pesos al mes en el puro sueldo, si sumamos a esto, vales de gasolina de los vehículos, renta de oficinas, viáticos, hospedaje, alimentación, viajes nacionales e internacionales de representación y del proyecto en favor del medio ambiente, no tenemos idea.

El resultado más objetivo de estos luchadores sociales y ambientalistas son la exhibición de grandes lonas elegantemente diseñadas y un informe publicado con papeles enlaminados y portada con fotografías profesionales que se presenta a fin de año como cierre de actividades. En algunos de estos informes, algunas organizaciones como el Centro de Información Sobre Empresas y Derechos Humanos (CIEDH), da cuenta de la ética y responsabilidad de las empresas como la SUN POWER que a pesar de haber violado sistemáticamente los Derechos Humanos de los ejidatarios de San José Tipceh en Muna son difundidas como empresas ejemplares. Afortunadamente nunca se ha escuchado que estas organizaciones tengan conflictos con las políticas públicas aplicadas por el gobierno, nunca han tenido confrontaciones con las empresas, nunca han recibido amenazas, nunca han tomado partido en la calle con los pueblos despojados, aunque eso sí, en sus informes se menciona explícitamente que existen violaciones a los derechos humanos, aunque en abstracto.

La realidad en la Península de Yucatán está encabezada por el despojo de tierras y territorios por corporaciones que instalan proyectos que desarrollan favorablemente sus empresas pero dejan a las comunidades mayas sin tierra, ocupan los cenotes para tirar los desechos de sus cerdos, arrasan con selvas para levantar sus molinos de viento y sus espejos solares, fumigan miles de hectáreas de soya en las que matan millones de abejas y otros insectos, construyen grandes hoteles y restaurantes en torno a las lagunas y sitios arqueológicos, controlan toda la producción y distribución de la comida, de las herramientas y las técnicas, crean escuelas técnicas para formar profesionales de la obediencia incondicional a las instrucciones de la jefatura, hacen leyes internacionales como el protocolo de Nagoya para patentar como propiedad a las abejas meliponas, todo esto y mucho más está sucediendo en esta Península Maya donde algunas AC’s llevan a cabo su labor desde hace 30 años de sol a sol en una santa paz.

Las comunidades mayas en donde las tierras ejidales permanecen en su mayoría como de uso común, es propiedad de una mayoría hombres y algunas mujeres de edad avanzada, muchos son monolingües, no saben leer ni escribir, algunos saben poco y tienen un modo cultural y consuetudinario de resolver sus dificultades pero ignoran lo que se llama el Estado de Derecho. La pobreza mayor que padecen es la falta de información útil para mejorar sus formas de vida, la basura televisiva les ha llenado de información chatarra que consumen como parte de su distracción en la mayoría de su tiempo, pero respecto a su derechos, la información es nula; por ejemplo, muchos piensan que si el comisario o alguna autoridad se niega a recibir un documento debidamente formado por algunos ejidatarios no se puede hacer nada, lo más que se les antoja es convocar a una mayoría para ir a presionar al funcionario para que lo reciba, si ni así quizó recibir la solicitud, entonces nada más se podrá hacer. Desconocen la existencia y función de la Procuraduría Agraria, El Tribunal Agrario, y El Registro Agrario Nacional.

Esto es el escenario tan a modo que encuentran los coyotes especuladores de tierras cuando llegan a arrebatar la propiedad comunal. Lo curioso es que en muchas de estas comunidades hay AC’s que “trabajan” desde hace 30 años, no habla la lengua maya y no han dado asesorías sobre los derechos ejidales o indígenas, aunque hay que reconocerles que han gestionado algunos picos y palas para los campesinos; se comporta como aquellos que prefieren filmar con su teléfono celular al niño que está a punto de ahogarse en la piscina, para difundirlo, en vez de rescatarlo.

Otras organizaciones que forman parte de las poblaciones donde están los ejidos son las Universidades, los Partidos Políticos y las Iglesias; al parecer el tema del despojo y abusos empresariales en contra de los ejidatarios dueños de la tierra y del territorio no es de interés alguno de estas organizaciones, quizá porque la Universidad solo cuando habla de historia piensa en el ejido, el Partido Político solo quiere el voto de los ejidatarios, y la iglesia solo quiere los diezmos de los ejidatarios. Así que lo que sucede con la identidad y la lengua maya, la contaminación del agua, la destrucción de la tierra, la matanza de abejas y otras amenazas al medio ambiente no les manda ningún mensaje, quizá por que en la ciencia que enseña la Universidad no está contemplada, en los documentos del Partido no se menciona y en la biblia que lee y promueve la iglesia no existe el capítulo 20 del Éxodo que aborda con celo el problema de la tierra.

La doble moral construida por la creencia en que el dinero es el único valor que de verdad existe para rendirle culto al consumismo, ha llevado a muchos con poder o sin poder político, religioso y económico a abusar del más débil que tiene en su entorno incluyendo a su propia familia. Los más frágiles y vulnerables en el tema de la (des)información en los tiempos de rapiña son los ejidatarios que hasta hoy han logrado mantener en uso común su tierra donde construyen su territorio con lo poco o mucho de cultura maya que nos queda a 500 años de la primera conquista y globalización, pues a estos ejidatarios les quieren arrebatar lo único que les queda, la tierra donde han visto nacer la vida.

En este contexto, en la periferia del poder, tras los muros de las organizaciones y de los privilegios de la paz, viene un endeble ruido de hojarasca en un agónico remolino fotografiado en algunos medios que lo califican y lo descalifican como enemigos del desarrollo y tontos útiles de la derecha; en ese agónico ruido como eco se alcanza escuchar: La tierra, ni la vendemos ni la rentamos. Es la voz de la Asamblea de comunidades mayas del rojo oriente, del negro poniente, de blanco norte y del amarillo sur, aquellos que se atrevieron a ponerse un nombre, MÚUCH’ XÍINBAL.


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