Título:
Sexualidad y consumo de pornografía en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años.
Informe final. Enero 2020 - Febrero 2021
Autores:
Dra. Esther Torrado Martín-Palomino (Directora)
Equipo de investigación:
Dr. Josué Gutiérrez Barroso, Dra. Yasmina Romero Morales,
Dra. Ana M. González Ramos.
Equipo de trabajo:
Dra. Mónica Alario Gavilán, Dra. Beatriz Ranea Triviño, Dra. Arancha Robles Santana,
Dra. Ana Isabel Hernández Rodríguez, Dr. Alberto J. Báez García,
Dra. Yolanda Rodríguez Peralta, Paula Cabrera Castro, Lorena Valdés Rodríguez,
Sara M. Martín Pimentel, Texenery Mejías González, Laura Pedernera,
Romina Fulco, Cristian Díaz Hernández y Begoña Perera Cruz.
ISBN: 978-84-09-30844-6
https://doi.org/10.25145/b.SexAdolesct.2021
Universidad de La Laguna
Entidades colaboradoras:
Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
1. Marco teórico en materia de pornografía
.................
1.1. Pornografía, sexo y violencia a lo largo de la historia
.......
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13
1.2. Pornografía, sexo y violencia en la actualidad . . . . . . . . . . . . . . . . 19
La construcción de la masculinidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
La pornografía en la actualidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
1.3. El esquema básico de la pornografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Mensajes que transmite la pornografía
respecto al placer y al dolor de las mujeres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Mensajes que transmite la pornografía
respecto al deseo y al consentimiento de las mujeres . . . . . . . . .
La invisibilización de la violencia sexual en tanto
que violencia y su normalización y erotización
como si fuera sexo no violento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La erotización de la violencia sexual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Elementos necesarios para que un vídeo sea
considerado pornográfico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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31
2. Objetivos del estudio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
3. Metodología de investigación de la encuesta . . . . . . . . . . . . . 41
Ficha técnica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
Incidencias del trabajo de campo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
Análisis de los datos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44
4. La pornografía desde la perspectiva de la adolescencia
y juventud. Resultados de las encuestas a
jóvenes de 16 a 29 años . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
4.1. Perfil sociodemográfico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
4.2. Educación afectivo sexual
........................................
4.3. Consumo de pornografía durante los últimos 10 años
4.4. Consumo de pornografía en el último mes
53
......
59
....................
79
4.5. Conclusiones de la encuesta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
Educación afectivo sexual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
Consumo de pornografía los últimos 10 años . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
Consumo de pornografía en el último mes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
5. Metodología de la investigación de los grupos
de discusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109
5.1. Instrumento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
6. La pornografía desde la perspectiva de docentes,
madres y padres. Resultados de los grupos de discusión . . . . . . 113
6.1. Consumo de pornografía en jóvenes a edades tempranas . 113
6.2. Ausencia de Educación afectivo sexual e incidencia
de las Tecnologías de la Información y la Comunicación
..
122
6.3. Consumo de pornografía y relación con la violencia
machista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
6.4. Posición ante la pornografía y alternativas
6.5. Conclusiones de los Grupos de Discusión
..................
134
....................
137
7. Conclusiones y propuesta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143
8. Bibliografía de referencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
9. Anexos: Índice de tablas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155
A1 Dimensiones de análisis de la encuesta:
jóvenes de 16 a 29 años . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155
A2 Dimensiones de análisis de los Grupos de Discusión:
docentes, padres y madres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158
Agradecimientos
Queremos agradecer al Cabildo Insular de Tenerife la labor de
apoyo en la promoción de investigaciones que ahondan en el conocimiento y en la prevención de la violencia sexual contra las mujeres y las niñas. De esta manera, se contribuye de forma eficaz en
las políticas públicas de igualdad y en el caso de la pornografía,
para que no sea la actual pedagogía de la sexualidad de la juventud,
una sexualidad llena de tópicos, violencia y sexismo.
También damos las gracias a la Consejería de Educación, en especial a la Dirección de Innovación Educativa del Gobierno de Canarias, por facilitar el buen desarrollo del trabajo de campo en este
proyecto y a la Fundación General de la ULL por todo su sostén en
la gestión administrativa y la rapidez para solventar las dificultades que ha conllevado y los imponderables que han surgido.
Por último, queremos reconocer y agradecer la participación del
alumnado, personal docente y AMPAS de los IES de Tenerife pues,
a pesar de los momentos tan complicados debido a la COVID-19,
han demostrado un interés y colaboración desinteresada en esta
investigación.
“La pornografía es la teoría de la violencia sexual
contra las mujeres y las niñas, la prostitución es
la práctica, ambas constituyen una escuela de
desigualdad. Se trata de elementos imprescindibles
para que se erotice y normalice la violencia. Esta
industria constituye el negocio más lucrativo del
mundo cuya plusvalía procede de la vulnerabilidad,
la hipersexualización, la cosificación y la violencia
contra miles de mujeres y niñas del mundo”.
(Esther Torrado, sociologa feminista)
Introducción
En 2016, The Journal of Sex Research dedicó un número especial a
revisar todos los estudios realizados entre 1996 y 2016 sobre adolescentes y pornografía. En dicha publicación, Jochen Peter y Patti
M. Valkenburg exponen que “hay fuertes evidencias de que el uso
de la pornografía por parte de los adolescentes condiciona sus actitudes sexuales”.
Actualmente, los estudios realizados por el Dr. Luis Ballester de
la Universidad de Baleares concluyen que existe una nueva pornografía cuyos principales cambios son: la oferta gratuita pero
vinculada a mercados en expansión del mundo de internet (prostitución, contactos, filmaciones pornográficas y publicidad), el
constante crecimiento del negocio donde se muestran prácticas
de todo tipo -ya sean legales o lígales de riesgo-, la facilidad de acceso a ordenadores de mesa y a teléfonos móviles y el incremento
de la interactividad.
En el estudio realizado por la UIB y la Red “Jóvenes e inclusión
2018”, con una muestra de 2.457 a jóvenes y adolescentes de 16 a
29 años en siete CC.AA. (entre las que no se encontraba Canarias),
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
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demostró que el 69% de estos jóvenes había tenido educación afectivo-sexual. Sin embargo, el 42% afirmaba que esta no respondía a
sus inquietudes y sus dudas sobre sexualidad las resolvían en un
72 % de los casos con amistades y en un 69% a través de internet.
Respecto a la visualización de pornografía, un 70,7%, de los cuales
el 86% eran hombres y el 54% mujeres, la consumían habitualmente. En cuanto a las edades de iniciación, la mayoría fue antes de los
16 años. La media de edad en la que empiezan a ver pornografía
regularmente es 14 años en los hombres y, en las mujeres, de 16
años. La edad mínima a la que comienzan a ver pornografía es a
los 8 años.
Asimismo, en el Informe de Maialen Garmendia, directora del
grupo de investigación EU Kids Online de la Universidad del País
Vasco, se afirmaba que los niños acceden a internet a los 7 años y
a los 8 ya tienen teléfono móvil. Junto a los estudios de consumo
de pornografía en España, nos encontramos otros que vinculan el
inicio temprano de la pornografía con el consumo de prostitución,
constituyendo la pornografía en sí misma una escuela de sexualidad violenta y patriarcal (Barahona María José, 2004, Torrado Esther, 2017, Ranea Beatriz, 2019, De Miguel Ana, 2017, Gómez Águeda, 2010, Silz Peter, 2018, Farley Melissa, 2008).
Este proyecto denominado “Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de Tenerife de 16 a 29 años” tiene como
objetivo establecer un diagnóstico de ese consumo en la isla de Tenerife con el fin de poder orientar las políticas públicas insulares.
Para ello y durante los meses de noviembre y diciembre de 2019, se
realizaron tareas de diseño de técnicas de investigación, de selección y de formación del personal investigador que ha formado el
8
equipo durante el año 2020. Debido a la covid19 y las dificultades
para el desarrollo del trabajo de campo, el proyecto se ha prorrogado hasta febrero de 2021.
El proyecto ha formado parte de las acciones y objetivos del IUEM
de la ULL (Instituto Universitario de Estudios de las Mujeres de la
Universidad de La Laguna) compartiendo una de sus líneas de trabajo del Máster en Estudios de Género y Políticas de Igualdad y del
Doctorado Interuniversitario de Estudios de Género de la ULL. Su
desarrollo se ha efectuado en tres fases:
1. Realización de una revisión exhaustiva de fuentes secundarias
nacionales e internacionales (estudios, artículos científicos,
etc.) permitiendo ofrecer un riguroso marco teórico explicativo
del fenómeno de la pornografía, el diseño de las técnicas de indagación y la temporalización del trabajo de investigación.
2. Trabajo de campo a través de técnicas exploratorias y de indagación (encuestas y grupos de discusión). La población diana
han sido jóvenes de ambos sexos de edades entre 16 a 29 años,
madres y padres y docentes.
3. Interpretación de resultados e Informe final.
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1.
MARCO TEÓRICO
EN MATERIA DE
PORNOGRAFÍA
Sexualidad y consumo de pornografía
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Marco teórico en
materia de pornografía
1.1. Pornografía, sexo y violencia a lo largo de la historia
A lo largo de la historia los varones han definido, por medio de diversas estrategias y discursos, lo que era sexual para ellos como
“sexo”, siendo esta definición una concepción global y universal de
lo que era el sexo. Desde la filosofía, los filósofos de la sexualidad
han conceptualizado el deseo sexual masculino no como un deseo,
sino como una necesidad y la satisfacción de ese deseo como un derecho. Tal y como señaló Pateman (1995), no era solo la satisfacción
del deseo sexual masculino lo que los varones conceptualizaron
como derecho, sino la satisfacción de su deseo sexual accediendo
para ello al cuerpo de una mujer. A causa de ello, los varones afirmaron que tenían derecho a acceder sexualmente a los cuerpos de
las mujeres para satisfacer sus deseos sexuales y conceptualizaron como sexo cualquier práctica que fuera sexualmente excitante
para ellos, independientemente del deseo y del consentimiento de
las mujeres. Así, en algunos casos, conceptualizaron la violencia
sexual como sexo y, en otros, pese a conceptualizarla como violencia, afirmaron que tenían derecho a ejercerla si ese era su deseo.
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
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En la etapa conocida como “revolución sexual”, que tuvo lugar en
la década de 1960, la sexualidad pasó a comprenderse como un
ámbito central de la vida de las personas y como un terreno de
realización personal y de lucha contra el sistema. Inspirándose,
en gran medida, en las teorías de Reich y Marcuse, cuyo pensamiento bebía tanto de Marx como de Freud, en esta etapa se afirmó que había una sexualidad natural, buena y revolucionaria que
estaba siendo reprimida por el poder con el objetivo de mantener
las estructuras de dominación. Además, se consideró que, reivindicando esa sexualidad y la liberación de esta de dicha represión,
se podría luchar contra el sistema. La liberación sexual pasó a ser
comprendida como la clave para la libertad humana y se pensó que
la revolución sexual traería consigo la revolución social y política.
Fue el Movimiento Feminista Radical quien señaló que la sexualidad que durante esta etapa se había reclamado como “buena”,
“natural”, “revolucionaria” y “transgresora”, era una sexualidad patriarcal, heteronormativa y coitocéntrica, que incluía en muchas
ocasiones la humillación de las mujeres por medio de las prácticas
sexuales. Millett, en Política sexual, analiza las obras de Lawrence, Miller y Mailer, tres autores cuyas obras fueron reivindicadas
como revolucionarias en este momento, concluyendo que estas
obras no eran revolucionarias en absoluto, pero que sí tenían algo
novedoso: sus autores expresaban, sin tapujos, en sus descripciones de prácticas sexuales, el desprecio y la violencia con que la sociedad trataba a las mujeres y a su sexualidad. Si estos autores se
habían liberado de algo, era de los límites que podían existir a la
hora de expresar dicho desprecio. La expresión de este, sin tapujos, fue considerada transgresora.
14
Las feministas radicales conceptualizaron la sexualidad como
un terreno fundamental en la reproducción de la desigualdad de
poder entre hombres y mujeres y afirmaron, por ello, que la sexualidad era política. Consideraron que la violencia sexual y la posibilidad de sufrirla eran mecanismos de control patriarcales que
mantenían la subordinación de todas las mujeres. Las mujeres, en
los grupos de autoconciencia, se dieron cuenta de que todas ellas
habían modificado sus rutinas por miedo a sufrir violencia sexual
y de que la violencia sexual contra las mujeres era una epidemia,
por lo que comenzaron a señalarla. La sociedad respondía que eso
que ellas estaban señalando como violencia no era tal cosa, sino
que era simplemente sexo. En este contexto, Brownmiller, en Contra nuestra voluntad, afirmó que el sexo y la violencia eran tajantemente separables, que se podía trazar una línea que diferenciase
claramente lo que era sexo no violento de lo que era violencia sexual, distinguiendo que el coito era sexo y la violación, violencia.
Esta interpretación fue posteriormente revisada por MacKinnon.
MacKinnon (1987; 1995) expuso que entre la desigualdad y la violencia existía una relación estrecha y continua y que muchas formas de violencia contra las mujeres eran comprendidas socialmente como sexo y no como violencia. Afirmó que la sexualidad
era una construcción genérica desde su raíz y que, en tanto que
los géneros reproducían la desigualdad de poder entre hombres
y mujeres y esa desigualdad ya era un tipo de violencia, no había
en el patriarcado una sexualidad completamente exenta de violencia sobre la cual se superpusiera la violencia, convirtiendo lo
que habría sido coito en violación. En su análisis, concluyó que los
varones viven como sexo muchas situaciones que son violencia
contra las mujeres. Consideró que, en un patriarcado en el que son
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los hombres quienes tienen la posibilidad de nombrar y definir,
asegurar que sexo y violencia eran tajantemente separables, llevaría a que muchos tipos de violencia sexual contra las mujeres -que
los varones vivían simplemente como sexo- siguieran estando conceptualizados como sexo no violento y no como violencia sexual.
Como consecuencia, se impedía que se realizara una crítica feminista radical a los mismos, así como a los tipos de violencia contra
las mujeres. En la misma línea, Kelly (1988) acuñó el concepto del
continuo de la violencia sexual, un continuo que va de la desigualdad a la violencia en el que se enmarcarían todas las experiencias
sexuales de las mujeres en un patriarcado.
Una de las consecuencias de la deriva patriarcal de la revolución
sexual (De Miguel, 2015) fue la cosificación de las mujeres y la mercantilización de sus cuerpos. La pornografía comenzó a proliferar
en los Estados Unidos en la edad de oro del porno, que tuvo lugar
a finales de la década de 1960 y principios de 1970, y que fue una
de las consecuencias de la etapa conocida como “revolución sexual”. Tal y como señalaron las feministas radicales, el concepto
de “libertad sexual” que pasó a la historia tras dicha etapa fue un
concepto masculino. Los varones definieron la liberación sexual
en función de lo que era para ellos la libertad sexual: la posibilidad
de mantener todas las relaciones sexuales que desearan con todas
las mujeres con las que deseasen mantenerlas; algo que, pese a ser
un viejo privilegio masculino ilegítimo y patriarcal (denominado
por las feministas radicales como el supuesto “derecho de acceso
sexual” de los hombres a los cuerpos de las mujeres), connotaron
como “transgresor” y “revolucionario”. En las décadas de 1960 y
1970, las feministas radicales señalaron que esta supuesta revolución sexual había tenido consecuencias negativas para las muje-
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res: a raíz de este concepto de liberación sexual, se había generado
una presión para que estas accedieran a mantener relaciones sexuales con cualquier varón que las deseara y a realizar todas las
prácticas sexuales que este deseara, bajo la amenaza de ser tachadas de reprimidas, mojigatas y puritanas si no lo hacían. También,
denunciaron que las mujeres habían pasado de no poder decir
“sí” a la sexualidad a no poder decir “no”. En palabras de Dworkin
(1983: 92): “que no les gustara el coito, que no llegaran al orgasmo
con el coito, que no quisieran un coito en un momento concreto o
con un hombre concreto, que quisieran menos compañeros de los
disponibles, que estuvieran cansadas, que estuvieran sin ganas,
todos eran signos y pruebas de represión sexual”.
En este marco, la pornografía fue utilizada por los varones como
método de presión para que las mujeres consintieran realizar prácticas que ellos deseaban realizar y ellas no. Las feministas antipornografía señalaron que la pornografía habla de los hombres: está
hecha por y para ellos, refleja lo que es para ellos la sexualidad,
muestra a las mujeres como ellos desearían que fueran, comportándose como ellos desearían que se comportaran. La idealización
de las mujeres que aparecían en la pornografía, de su manera de
actuar y de su actitud, siempre deseosa de satisfacer el deseo masculino, fuera este el que fuera, fue un método de presión que los varones emplearon en sus relaciones con las mujeres para que estas
se comportasen de la misma manera, para que desearan satisfacer
todos los deseos sexuales masculinos mostrando que lo hacían desde su libertad de elección, porque ese era realmente su deseo.
Las feministas radicales, las lesbianas políticas y las feministas
antipornografía lucharon contra la pornografía por sus relaciones
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con la violencia sexual contra las mujeres. En primer lugar, la pornografía mostraba esa violencia como sexualmente excitante para
los varones, colaborando con su reproducción (Morgan, 1980; Lederer, 1980; Brownmiller, 1981; MacKinnon 1987, 1995). En palabras de MacKinnon: “bajo el dominio masculino, todo lo que excita
sexualmente a un hombre es sexo. En la pornografía, la violencia
es el sexo. La desigualdad es sexo […]. La pornografía no funciona
sexualmente sin la jerarquía del género” (1995: 384). Estas feministas lucharon contra la pornografía, en segundo lugar, porque esta
era empleada por los varones para ejercer violencia sexual contra
las mujeres (Rich, 1996; Russell, 1993) y, en tercer lugar, porque
era, en ocasiones, violencia sexual real filmada contra las mujeres que aparecían en ella (Lovelace [Boreman] y McGrady, 1980;
Dworkin, 1989).
Durante las décadas de 1980 y 1990 tuvieron lugar las Guerras del
Porno, un profundo debate en cuyo núcleo estaba la cuestión de
dónde se situaba la línea que separaba lo que era sexo no violento
de lo que era violencia sexual. En este debate se enfrentaron, por
un lado, las feministas radicales, las lesbianas políticas y las feministas antipornografía, y por otro, la postura que más adelante
dio lugar a la teoría queer. Este último posicionamiento defendía
que muchas de las prácticas que las feministas radicales habían
conceptualizado como violencia sexual contra las mujeres, si
eran libremente elegidas por estas, era sexo no violento y no violencia contra ellas. Desde esta perspectiva, acusaron a las feministas radicales, las lesbianas políticas y las feministas antipornografía de estar en contra del sexo, pese a que la crítica de estas
a dichas prácticas fuera debido a que reproducían la desigualdad
de poder propia del patriarcado o respondían a ella. A pesar de
18
que este fue un debate sobre cómo conceptualizar las prácticas
que incluían, en alguna medida, “sexo”, y reproducían la desigualdad de poder propia del patriarcado o respondían a ella, si como
sexo no violento (si eran libremente elegidas por las mujeres implicadas) o como violencia sexual, este debate fue conceptualizado por la posición que dio lugar a la teoría queer como “Guerras
del sexo”. Esta denominación da por hecho que este fue un debate
sobre sexo, dando a entender que un posicionamiento consistía
en estar a favor del mismo y otro, en contra, cuando lo que se estaba debatiendo era dónde se debía situar la línea que separa el
sexo no violento de la violencia sexual, y si se debían conceptualizar las prácticas que incluían, en alguna medida, “sexo”, y que
estaban atravesadas por la desigualdad de poder entre hombres
y mujeres, como sexo no violento (si eran libremente elegidas por
estas), o como violencia sexual.
1.2. Pornografía, sexo y violencia en la actualidad
En la actualidad, en España, vivimos en un patriarcado de consentimiento: existe una igualdad formal, hombres y mujeres somos
iguales ante la ley, pero no existe una igualdad real. La desigualdad
ya no se reproduce desde las leyes, sino desde la construcción de
las subjetividades y los deseos de manera acorde al género que le
corresponde a cada persona en función de su sexo. En esta sociedad existe la idea, que goza de una amplia aceptación social, de que
hombres y mujeres ya han alcanzado no solo la igualdad formal,
sino también la igualdad real; la idea de que ya no existe desigualdad. Hoy en día, la desigualdad y la violencia contra las mujeres
suelen interpretarse como hechos aislados, que no comparten un
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mismo origen (el patriarcado), o como si respondieran a las circunstancias individuales o a la libertad de elección de las mujeres
que las sufren. Los privilegios masculinos también se invisibilizan
y se naturalizan.
La construcción de la masculinidad
Para analizar la pornografía en la actualidad, es necesario dirigir
la mirada a la construcción de la masculinidad y de la sexualidad masculina. La masculinidad no existe como esencia, es una
construcción. La masculinidad es, por definición, un término relacional: solo es posible hablar de masculinidad en contraste a la
feminidad. Esta distinción solo sucede en un contexto patriarcal,
único contexto en que se producen los géneros (Amorós, 1992) y
constituyen el mecanismo principal por el cual se reproduce y se
mantiene la desigualdad entre hombres y mujeres. Entonces, la
masculinidad es una construcción que se define como opuesta a la
feminidad y, dado que esta construcción responde al patriarcado,
se vincula por definición a la superioridad de poder sobre las mujeres. El imperativo fundacional de la masculinidad es, por tanto,
aquel que les dice a los hombres que deben situarse por encima de
las mujeres, establecer y mantener esa desigualdad de poder.
Si atendemos a la socialización masculina que se da en el tiempo
actual, puede observarse que se sigue transmitiendo a los niños,
desde que son pequeños, que deben mostrar la masculinidad,
mandato que se concreta en oponerse a la feminidad y situarse
por encima de ella. En muchas ocasiones, los niños, cuando tienen comportamientos propios de la construcción de la femini-
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dad, reciben comentarios despectivos: “nenaza”, “mariquita” o
expresiones como “no llores, que pareces una niña”, por ilustrar
con algunos ejemplos. De esta manera, integran que parecerse en
algo a las niñas es una humillación y que ellos deben mostrar que
no son niñas y que en ellos no hay nada femenino que les sitúe en
esa posición de inferioridad. Al no ser esa supuesta superioridad
de la masculinidad algo natural, algo que exista por sí mismo, los
varones tienen que ocuparse de crearla y mantenerla. A causa de
ello, esta masculinidad o supuesta superioridad no existe de manera estable, sino que, para que exista, debe ser constantemente
establecida.
En los patriarcados de consentimiento y formalmente igualitarios, ¿cómo pueden los hombres mostrar o sentir esa supuesta superioridad? Pese a que la sociedad sea formalmente igualitaria, al
seguir viviendo en una estructura patriarcal, los hombres siguen
contando con numerosos privilegios en su vida cotidiana que les
permiten sentir esa supuesta superioridad. Ahora bien, estos privilegios están siendo señalados desde la teoría y el movimiento feminista, cada vez más, como ilegítimos.
Según afirman diversas autoras, si hay un terreno privilegiado en
que los varones siguen pudiendo mostrar esa supuesta superioridad sobre las mujeres es la sexualidad. De esta forma, el imperativo de la masculinidad de posicionarse por encima de ellas se
habría desplazado -en este tipo de patriarcados- al terreno de la
sexualidad. Asimismo, la sexualidad en la masculinidad tiene dos
funciones: es el ámbito en que los varones van a satisfacer sus deseos sexuales y es el lugar en el que los varones van a tratar de posicionarse por encima de las mujeres. La sexualidad masculina que
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se construye partiendo de este imperativo es una sexualidad en la
cual el deseo sexual está atravesado por la desigualdad de poder
y que se encuentra vinculado al deseo de sentir esa superioridad.
La pornografía en la actualidad
En la actualidad, la pornografía es uno de esos discursos por medio de los cuales los varones siguen definiendo lo que para ellos
es sexual como lo que “es” el “sexo”. Por medio del proceso que diversas autoras han conceptualizado como “pornificación de la cultura”, varios elementos que eran propios de la pornografía se han
introducido en la cultura no considerada pornográfica, dejando de
considerarse pornográficos. Por ejemplo, la extrema cosificación
de las mujeres y la erotización de esta cosificación se han normalizado en esta sociedad. Por medio de este proceso, además, se normaliza, banaliza y aplaude el consumo masculino de pornografía
y se anima a las mujeres a que también la consuman. La pornificación de la cultura ha hecho que “pornografía” se considere sinónimo de “sexo”, de “buen sexo”, cuando muestra un modelo de sexo
que sigue estando centrado en lo que es sexual para los varones,
en su deseo y su placer, pese a que en muchas ocasiones eso que es
sexual para ellos sea violencia contra las mujeres. La idea de que la
pornografía trata sobre “sexo”, de que representa lo que es el “buen
sexo”, es altamente problemática.
A falta de una buena educación sexual que incluya entre sus objetivos principales la prevención de la violencia sexual, la pornografía
-bajo la idea de que muestra lo que es el sexo- se ha convertido en
la educación sexual de las nuevas generaciones. Los adolescentes
22
comienzan a consumirla antes de haber mantenido sus primeras
relaciones sexuales y sin tener ningún tipo de educación sexual.
Por ello, la pornografía se convierte en la información más detallada que tienen de en qué consiste supuestamente el “sexo” antes
de practicarlo. La pornografía, en esta medida, va a construir sus
deseos y sus expectativas.
1.3. El esquema básico de la pornografía
Si atendemos al esquema que está en la base de la pornografía, veremos que es el siguiente: el varón es el sujeto que tiene un deseo
(no solo un deseo sexual, sino también de otros tipos) y la mujer o la
niña es el cuerpo (u “objeto”, pues están altamente cosificadas) que
el varón va a utilizar para satisfacer dicho deseo. La norma central
de la pornografía es que ese deseo masculino, sea el que sea, siempre va a verse satisfecho por medio del acceso al cuerpo de una
mujer o de una niña, independientemente de que ella quiera o no
quiera que el varón acceda a su cuerpo. Así, la pornografía restaura un viejo privilegio patriarcal ilegítimo, un pilar fundamental del
patriarcado: la idea de que los varones tienen derecho a acceder a
los cuerpos de las mujeres y de las niñas para satisfacer sus deseos
sexuales. Es relevante comprender que esta idea niega el derecho
humano de mujeres y niñas a poner límites en lo relativo al acceso
de los varones a sus cuerpos y, por tanto, niega su legítimo derecho
humano a una vida libre de violencia.
El esquema básico de la pornografía responde al modelo de sexualidad patriarcal, basado en la desigualdad de poder entre hombres
y mujeres. En el tipo de sexualidad que presenta la pornografía,
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
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23
los varones siempre confirman esa supuesta superioridad sobre
las mujeres, pues su placer está en el centro de dicha sexualidad
y sus deseos siempre se ven satisfechos por medio de su acceso al
cuerpo de una mujer, independientemente del deseo y del consentimiento de esta (o de la ausencia de su deseo y/o consentimiento).
Así, el consumo de pornografía permite a los varones sentir esa
supuesta superioridad sobre las mujeres.
La pornografía mayoritariamente consumida en las páginas web
de pornografía más visitadas transmite a los varones diversos
mensajes que son altamente relevantes en la reproducción de la
violencia sexual contra las mujeres. Algunos de ellos hacen referencia al placer y al dolor de estas, y otros, a su deseo y a su consentimiento.
Mensajes que transmite la pornografía
respecto al placer y al dolor de las mujeres
Respecto a los mensajes que hacen referencia al placer y al dolor
de las mujeres, la pornografía, en primer lugar, borra el placer sexual real de las mujeres. Es muy poco habitual que la más consumida muestre prácticas que incluyan la estimulación clitoriana.
Pese a ello, sí que es común que muestre que las mujeres obtienen
mucho placer y llegan al orgasmo. Una pregunta relevante es: si
no hay estimulación clitoriana, ¿en qué tipo de prácticas se muestra que las mujeres obtienen niveles tan altos de placer? Lo más
habitual es que esto suceda cuando están realizando actos centrados en el placer de los varones o consistentes únicamente en dar
placer a los varones. En este sentido, la pornografía transmite que
24
las mujeres obtienen placer sexual cuando dan placer sexual a los
hombres.
En segundo lugar, la pornografía transmite a los hombres que es
sexualmente excitante producir dolor físico a las mujeres durante
las prácticas sexuales. Este mensaje se transmite de dos formas diferentes: en el primer caso, en vídeos en los que las mujeres muestran estar sintiendo placer a raíz de las prácticas que les producen
dolor, comunicando que a las mujeres les excita sexualmente que
les produzcan dolor; en el segundo caso, en vídeos en los que las
mujeres muestran no desear que se les produzca dicho dolor, pero
en que, pese a ello, los varones siguen produciéndoselo y obteniendo ellos placer en dichas prácticas, conllevando el mensaje de que
es sexualmente excitante para ellos producir dolor a las mujeres
en los casos en que ellas muestran que no lo desean y situando el
placer que los varones obtienen en dichas prácticas por encima
del dolor que estas producen a las mujeres y del hecho de que ellas
no deseen realizarlas. Uniendo las dos formas en que las que se remite este mensaje, el resultado sería que la pornografía transmite
a los hombres que producir dolor a las mujeres durante las prácticas sexuales es sexualmente excitante para ellos, independientemente de lo que deseen y sientan las mujeres.
Mensajes que transmite la pornografía
respecto al deseo y al consentimiento de las mujeres
Respecto a los mensajes que hacen referencia al deseo y al consentimiento de las mujeres, la pornografía pone en juego dos mecanismos fundamentales en lo relativo a la reproducción de la
Sexualidad y consumo de pornografía
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violencia sexual contra mujeres y niñas. El primero de ellos es la
invisibilización de la violencia sexual y el segundo, la erotización
de la violencia sexual.
La invisibilización de la violencia sexual en tanto que
violencia y su normalización y erotización como si fuera
sexo no violento
La invisibilización de la violencia sexual consiste en mostrar situaciones que son violencia sexual como si fueran sexo no violento, invisibilizándolas, normalizándolas y erotizándolas una vez quedan
conceptualizadas como sexo. Para comprender este mecanismo
es necesario contextualizarlo en la cultura de la violación actual,
en la cual, como ya criticó Brownmiller en Contra nuestra voluntad, todavía se entiende la ausencia de resistencia activa de una
mujer como consentimiento y ese supuesto consentimiento como
suficiente para afirmar que una práctica es sexo no violento, y no
violencia sexual. De esta manera, se considera que, si una mujer
no está expresando sufrimiento, no está llorando, gritando, o tratando de defenderse, es porque está consintiendo; y este supuesto
consentimiento hace que se considere que esas prácticas son sexo
no violento, no violencia sexual. Este mecanismo de invisibilización de la violencia sexual se pone en juego en tres tipos de vídeos.
Una vez queda conceptualizada dicha invisibilización, normalización y erotización de la violencia hacia las mujeres como sexo no
violento, se pone en juego, en primer lugar, en aquellos vídeos que
muestran la siguiente situación: hay un varón que quiere realizar
prácticas sexuales con una mujer que muestra o expresa que no
26
desea realizar dichas prácticas. Ante esa negativa de la mujer, el
varón ejerce algún tipo de presión, coacción o chantaje que hace
que la mujer acabe accediendo a realizarlas. Este no es un consentimiento libre, sino forzado, y la situación incluye la falta de
deseo de la mujer, por lo que las prácticas que se realicen no son
sexo no violento, sino que son violencia sexual. Tras ese consentimiento forzado, comienzan las prácticas y, al principio de estas,
se puede observar que la mujer se está comportando de manera
pasiva y que las prácticas no le están produciendo placer. Según
avanza el vídeo, la actitud de la mujer cambia: llega un momento
en el que comienza a participar activamente en ellas y a expresar
que está sintiendo placer. La enseñanza de estos vídeos es clara:
parecía que esa mujer no quería realizar prácticas sexuales porque eso es lo que expresó, pero, como finalmente se la ve participar activamente en ellas y disfrutar de las mismas, se concluye
que “en el fondo lo estaba deseando” y que “se estaba haciendo la
difícil”, ideas propias del imaginario patriarcal y de la cultura de
la violación. Al transmitir estos mensajes, la pornografía legitima
la presión, la coacción y el chantaje que los varones puedan poner
a las mujeres para que estas accedan a realizar prácticas que no
desean. Este tipo de vídeos enseñan a los varones que el momento
en que una mujer dice “no”, no es el momento de dejar de pensar
que las prácticas que ellos desean van a suceder, sino el momento
de comenzar a negociar dicha negativa; enseñan a los varones que
el “no” de una mujer se puede convertir en un “sí” por medio de la
coacción y que las prácticas que suceden desde esa situación son
sexo no violento, no violencia sexual.
Las situaciones que se muestran en estos vídeos son violencia sexual, pero como no solo no se percibe ningún tipo de sufrimiento
Sexualidad y consumo de pornografía
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o resistencia activa por parte de las mujeres, sino que incluso se ve
su participación en las prácticas y su placer, estas situaciones son
comprendidas como sexo no violento, no como violencia sexual.
La mayoría de los vídeos más vistos en las páginas de pornografía
más visitadas en España siguen esta narrativa. La pornografía, al
repetir constantemente este esquema y presentarlo como “sexo”,
colabora con que estos tipos de violencia sexual se invisibilicen y
se comprendan socialmente como sexo no violento.
La invisibilización de la violencia sexual como violencia y su normalización y erotización como si fuera sexo no violento se da, en
segundo lugar, en vídeos en los que las mujeres están dormidas o
inconscientes, o bien cuando comienzan las prácticas, o bien durante todo el vídeo. En estos vídeos, se presentan situaciones en
las que los varones ejercen violencia sexual contra mujeres que, al
estar en estos estados, ni tienen el deseo de realizar prácticas sexuales ni han expresado que las consientan; pero, de nuevo, al no
observarse resistencia activa por parte de las mujeres, estas situaciones se perciben como si fueran sexo no violento y no violencia
sexual.
La invisibilización de la violencia sexual se da, en tercer lugar, en
vídeos en los que las mujeres están ebrias y los varones aprovechan este estado para realizar prácticas con ellas, cuando ellas habían expresado que no las deseaban, o para, una vez están teniendo contacto sexual con ellas, realizar prácticas concretas que ellas
habían manifestado que no deseaban realizar y que no consentían.
En estos casos, se percibe en la mujer sorpresa o bloqueo cuando
el varón realiza esas prácticas no deseadas y no consentidas y se
percibe su dificultad para reaccionar debido a su estado de em-
28
briaguez. Sin embargo, otra vez, no se percibe sufrimiento ni resistencia activa por su parte, por lo que estas situaciones tampoco
se entienden como violencia sexual, sino como sexo no violento.
Por medio de estos tipos de pornografía, los varones integran que
las prácticas que se dan tras obtener un consentimiento forzado,
o cuando las mujeres están ebrias, dormidas o inconscientes, son
sexo no violento y no violencia sexual. La pornografía colabora con
que los varones integren estos tipos de violencia como sexo y con
que aprendan a erotizar este tipo de situaciones. Este mecanismo
de invisibilización de la violencia sexual hace que los varones puedan ejercer violencia sexual sin ser conscientes de que eso es violencia, sino considerando que es sexo no violento.
Es necesario tener en cuenta que, si los varones pueden aprender
a excitarse con vídeos que presentan situaciones de violencia sexual de manera minimizada, es decir, no dando relevancia a la ausencia de deseo de las mujeres o a que su consentimiento haya sido
obtenido de manera forzada, es porque están respondiendo a ese
imperativo de la masculinidad de posicionarse por encima de las
mujeres en el terreno de la sexualidad.
La erotización de la violencia sexual
El segundo mecanismo que la pornografía emplea para colaborar
en la reproducción de la violencia sexual es la erotización de esta
violencia. Esto se da en los vídeos en los que se muestran situaciones de violencia sexual en las que se percibe con claridad el sufrimiento y la resistencia activa de las mujeres, como en aquellos
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vídeos en los que se las ve gritar, llorar e intentar defenderse de
los varones que están ejerciendo violencia contra ellas; es decir,
en videos pornográficos en los que se muestra la violencia sexual
tal y como socialmente se entiende que es la violencia sexual. De
esta manera, el consumidor capta que la situación que está viendo
es violencia sexual, pero simultáneamente aprende a erotizarla.
Es posible afirmar que aprende a erotizarla porque la está viendo en un vídeo pornográfico y es necesario tener en cuenta que la
pornografía está hecha, fundamentalmente, para la masturbación
masculina.
Es relevante detenerse a analizar lo que percibe, a nivel sensorial,
un varón que se masturba con este tipo de pornografía. En estos
casos, los varones se están excitando con el sonido de los gritos
desgarradores de una mujer que está siendo violada, con el sonido
de su llanto, con primeros planos de su cara llorando y gritando,
con la expresión de su miedo, su angustia y su desesperación. Los
varones, en su vida sexual, no hacen todo lo que les excita, pero
todo lo que hacen lo hacen porque les excita. Así, en lo relativo a la
reproducción de la violencia sexual contra las mujeres, es enormemente relevante que los varones aprendan a excitarse con vídeos
que muestran violaciones que se perciben como tal.
El consumo de este tipo de pornografía no es algo minoritario. El
vídeo más visto de las dos páginas de pornografía más visitadas
desde España, Pornhub y Xvideos, a día 03/05/2019, era un vídeo de
una violación colectiva de cuatro hombres a una mujer en el que
ella lloraba, gritaba e intentaba escapar, y en el que ellos la perseguían, la sujetaban, la golpeaban, le quitaban la ropa y se turnaban
para violarla. Este vídeo tenía 225.784.374 visitas en dicha fecha y
30
el siguiente vídeo más visto tenía menos de la mitad de las visitas:
era el vídeo más visto con mucha diferencia.
La pornografía erotiza la violencia sexual, pues ofrece este tipo de
vídeos para la masturbación masculina, en que se muestra la violencia sexual tal y como socialmente se entiende que es esta violencia. Por medio de este tipo de pornografía, los varones aprenden a erotizar el ejercicio de la violencia sexual contra las mujeres
desde la consciencia de que eso es violencia sexual. Es relevante
reparar en que la existencia de estos vídeos, que muestran de manera tan clara la resistencia activa y el sufrimiento de las mujeres,
hace que los tres tipos de vídeos anteriormente analizados, en los
que se invisibiliza la violencia sexual, en comparación, parezcan
de manera más clara simplemente sexo.
Es necesario tener en cuenta que, si los varones pueden aprender
a excitarse con vídeos en que se presentan situaciones de violencia sexual tal y como socialmente se entiende que es la violencia
sexual (mostrando a una mujer que llora, que grita, que sufre, que
intenta defenderse), es decir, con vídeos en los que se erotiza de
manera directa el ejercicio de la violencia sexual, es porque están
respondiendo al imperativo de la masculinidad de posicionarse
por encima de las mujeres en el terreno de la sexualidad.
Elementos necesarios para que un vídeo sea
considerado pornográfico
En las páginas web de pornografía más visitadas es posible encontrar dos tipos de vídeos que -si bien suelen tener menos visualiza-
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ciones que los tipos hasta aquí analizados- son relevantes de cara a
entender cuál es el tema central de la pornografía. En estos vídeos,
no hay ningún tipo de contacto que pueda ser considerado en ninguna medida “sexual”, sino que muestran prácticas de tortura a las
mujeres o el asesinato de mujeres. En estos vídeos, lo que la pornografía más consumida, la que ha sido analizada hasta ahora, tenía
de sexo, aunque fuera de violencia ejercida por medio de prácticas
que son sexuales, en alguna medida, para el varón, ha desaparecido, y solo queda la violencia, la tortura de las mujeres y de las niñas
y su asesinato.
Estos dos últimos tipos de vídeos permiten responder a una pregunta fundamental: ¿cuál es el tema principal de la pornografía? La respuesta socialmente aceptada a esta pregunta es que la
pornografía trata sobre “sexo”. Si se entiende el sexo como una
actividad, individual o compartida, vinculada al placer sexual,
los ingredientes necesarios para que un vídeo fuera considerado
pornográfico serían ese sexo y ese placer sexual. La existencia de
estos dos tipos de vídeos en las páginas de pornografía más visitadas, en los que no hay sexo ni placer sexual, demuestran que este
no es el caso, que los ingredientes necesarios para que un vídeo
sea considerado pornográfico no son ni el sexo ni el placer sexual.
El ingrediente necesario para que un vídeo sea considerado pornográfico es el poder masculino; un poder que, en la pornografía,
suele aparecer ejercido a través del sexo, pero no necesariamente,
como demuestra la existencia de estos vídeos; un poder cuya experimentación produce a los varones un tipo de placer que no es
sexual y que, cuando se ejerce a través del sexo, no es únicamente
sexual.
32
En esta clase de vídeos a los que nos referimos, lo que la pornografía previamente analizada podía tener de “sexo”, ha desaparecido
por completo, quedando solo el poder masculino expresado por
medio de la tortura y el asesinato de las mujeres. Cuando la pornografía muestra prácticas que son, en alguna medida, sexuales,
muestra un tipo de sexualidad profundamente patriarcal, atravesada por ese mismo poder masculino. El tema principal de la pornografía no es el sexo, sino el poder masculino: un poder que, en la
pornografía, habitualmente aparece sexualizado, es decir, ejercido por medio de prácticas que pueden ser consideradas “sexuales”
en alguna medida (al menos para el varón); un poder que, cuando
se ejerce en y a través del sexo, se expresa en la eliminación de la
relevancia del placer sexual de las mujeres, en el hecho de que el
placer masculino sea más relevante que el dolor de las mujeres, en
la erotización de la humillación de las mujeres, en la invisibilización de la violencia sexual contra ellas y en la erotización de esta
violencia. Ahora bien, la existencia de los últimos vídeos analizados, en los que ese poder masculino ya no se expresa a través de
prácticas que puedan ser consideradas “sexuales” en ninguna medida, en los que el sexo ha desaparecido por completo, quedando
solo la violencia contra las mujeres, permite concluir que el tema
central de la pornografía no es ese sexo por medio del cual se suele expresar, en la pornografía, el poder masculino, sino ese poder
masculino en sí mismo.
La pornografía, como se ha analizado, responde a y reproduce ese
tipo de sexualidad masculina en la que los varones tratan de posicionarse por encima de las mujeres, uniendo la satisfacción de
sus deseos sexuales y la sensación de superioridad sobre ellas. No
obstante, cuando la pornografía deja de lado alguna de las dos fun-
Sexualidad y consumo de pornografía
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ciones de la sexualidad en la masculinidad (la de obtener placer
sexual y la de posicionarse por encima de las mujeres), la que deja
de lado es la vinculada con el placer sexual, manteniendo la relacionada con la sensación de poder sobre las mujeres. La pornografía suele sexualizar dicho poder, invisibilizándolo como poder
y mostrándolo, simplemente, como parte de lo que “es” el “sexo”;
pero lo central no es el sexo por medio del cual suele ejercerse ese
poder, sino ese poder en sí mismo. La pornografía es, por tanto, un
discurso político sexual patriarcal, que responde a la desigualdad
de poder entre hombres y mujeres y reproduce dicha desigualdad
y la violencia contra ellas.
34
2.
OBJETIVOS
DEL ESTUDIO
Sexualidad y consumo de pornografía
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35
Objetivos del estudio
• Analizar de manera objetiva el estado de la cuestión con el fin
de que el Cabildo Insular de Tenerife adopte una política pública activa que sirva de modelo para el resto de las islas.
• Establecer las características del fenómeno del consumo pornográfico en jóvenes y adolescentes de 16 a 29 años en el momento actual y sus efectos.
• Elaborar un diagnóstico sobre el consumo de pornografía en
la isla de Tenerife con el objetivo de formular propuestas de
intervención (acciones de información, sensibilización, disuasión del consumo, e intervención).
Sexualidad y consumo de pornografía
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37
3.
METODOLOGÍA DE
INVESTIGACIÓN DE LA
ENCUESTA
Sexualidad y consumo de pornografía
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Metodología de
investigación de la encuesta
La metodología empleada en este trabajo ha combinado técnicas
cuantitativas y cualitativas. Se ha realizado encuestas a jóvenes de
16 a 29 años y se ha llevado a cabo grupos de discusión con AMPAS
y docentes de la isla de Tenerife.
El cuestionario elaborado tiene en su mayoría preguntas efectuadas en el estudio “Nueva pornografía y cambios en las relaciones
interpersonales” del Dr. Lluís Ballester de la Universidad de las Islas Baleares (UIB). Las dimensiones y variables del cuestionario se
recogen en el anexo 1 de este estudio.
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Ficha técnica
Universo: Hombres y mujeres de 16 a 29 años residentes en la isla
de Tenerife.
Ámbito: insular.
Afijación: proporcional.
Aplicación de la encuesta: online mediante la plataforma
Limesurvey. Se controló estrictamente la distribución del enlace
de la encuesta y los días y las horas en las que se pasaba y dónde.
Tamaño muestral: 2.432 personas, muy superior al planificado de
935 personas.
Error muestral: ±1,97%, con un nivel de confianza del 95% y p=q.
Ponderación: se aplicó un coeficiente de ponderación por sexo y
comarca.
Tipo de muestreo: Estratificado por comarcas y sexo.
Trabajo de campo: realizado entre el 4 de febrero y el 22 de diciembre de 2020. Hubo una parada a causa del confinamiento
debido a la COVID-19 desde marzo a septiembre.
42
Incidencias del trabajo de campo
El trabajo de campo fue realizado por nuestras encuestadoras, si
bien no se requirió el desplazamiento físico debido a la COVID-19
y a las cuestiones de salud pública derivadas. De esta forma, se
contactó con los Centros Educativos (tras el visto bueno de la Dirección General de Ordenación Educativa del Gobierno de Canarias) y se solicitó el día y la hora en que se iba a pasar la encuesta,
contestada a través de dispositivos electrónicos del centro educativo. También, se realizaron encuestas en entidades juveniles. El
trabajo de campo sufrió una parada importante a causa del confinamiento provocado por la COVID-19. Esta suspensión del trabajo
de campo se realizó para mantener los estrictos controles de calidad en cuanto a la distribución de la encuesta, ya que en ningún
momento se difundió el enlace por las redes sociales, sino que se
controló dónde, cuándo y a quién se realizaban dichas encuestas,
guardando en todo momento el anonimato. De hecho, dada la sensibilidad del tema, no se recogió el Centro Educativo ni el lugar de
respuesta de los jóvenes, siendo así totalmente confidencial las
respuestas del alumnado.
A la hora de distribuir el cuestionario por los centros educativos, en general la acogida ha sido positiva, si bien algunos Centros se negaron a realizarlo (a pesar de la autorización expresa
del Director de Ordenación e Innovación Educativa del Gobierno
de Canarias) alegando que ya trabajaban esta cuestión en otros
proyectos de igualdad, o que no consideraban este fenómeno un
tema relevante.
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
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Análisis de los datos
Para el análisis de los datos, se ha utilizado el paquete estadístico
SPSS (Statistical Package for the Social Sciences) versión 22. Para
cada una de las variables del estudio, se han extraído las frecuencias relativas, así como la distribución de estas según sexo. En este
caso, se ha excluido la categoría otro en los cruces, ya que las conclusiones no podían ser significativas en ningún caso (representa
el 0,5% de la muestra social).
Además, dado que en algunas variables abundó la no respuesta, se
ha mantenido en algunas gráficas el porcentaje de esta categoría
para visualizar también el hecho de que hubo jóvenes que se negaron a responder algunas preguntas.
44
4.
LA PORNOGRAFÍA DESDE
LA PERSPECTIVA DE
LA ADOLESCENCIA Y
JUVENTUD.
Resultados de las encuestas a
jóvenes de 16 a 29 años
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
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45
La pornografía desde la
perspectiva de la adolescencia
y juventud.
Resultados de las encuestas a jóvenes
de 16 a 29 años
4.1. Perfil sociodemográfico
En cuanto al perfil sociodemográfico de la muestra, un 42,3% de la
misma reside en la zona metropolitana, seguida de un 19,8% que
habita en el Suroeste y un 11,4% en el Valle de la Orotava (Gráfica 1).
Gráfica 1. Comarca de residencia de la persona entrevistada.
Población joven de 16-29 años. Tenerife. 2020.
Valle de Güimar
5,1%
19,8%
Suroeste
Abona
9,5%
11,4%
Valle de la Orotava
Icod
Daute
Acentejo
3,5%
1,6%
6,7%
Metropolitana
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
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42,3%
47
Según el sexo/género (Gráfica 2), un 50,1% son hombres y un 49,4%
son mujeres, por un 0,5% que se identifica con otro. En lo referido
a la edad, la edad media de las personas entrevistadas es de 18,11
años, con una desviación típica de 3,03 años.
Gráfica 2. Sexo/ Género de la persona entrevistada. Población joven
de 16-29 años. Tenerife. 2020.
Mujer
Hombre
Otro
Tal y como se muestra en la gráfica 3, la mayor parte de las personas entrevistadas tiene como nivel máximo de estudios alcanzados la ESO (61,7%, seguido de Bachillerato (24,5%) y Ciclo Formativo (8,5%). Solo un 3,9% tiene estudios universitarios finalizados.
48
Gráfica 3. Nivel de estudios finalizados de la persona entrevistada.
Población joven de 16-29 años. Tenerife. 2020.
No contesta
Universitarios
Bachillerato
FP-Ciclo Formativo
ESO
Sin estudios
Respecto a la orientación sexual (gráfica 4), un 76,9% se declara
heterosexual, un 13,5% se declara bisexual y un 4,3% se declara homosexual. Según el lugar de nacimiento (gráfica 5), un 85,9% nacieron en España, un 7,8% nació en Sudamérica y un 3,1% en Europa.
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No cont.
Otros
Sin defeinir
Pansexual
Asexual
Bisexual
Heretosex
Homosex.
Gráfica 4. Orientación sexual de la persona entrevistada.
Población joven de 16-29 años. Tenerife. 2020.
49
África
Asia
América
Norte
América
Centro
Sudamérica
Europa
España
Gráfica 5. Lugar de nacimiento de la persona entrevistada.
Población joven de 16-29 años. Tenerife. 2020.
En lo referido a la situación laboral actual (gráfica 6), un 95,3% de
las personas entrevistadas está estudiando, un 8,7% busca trabajo
y un 7,4% trabaja en la actualidad.
Gráfica 6. Situación laboral de la persona entrevistada.
Población joven mayor de 16 a 29 años. Tenerife. 2020. Multirrespuesta.
Estudio
Trabajo
Busco trabajo
Otras situaciones
50
Respecto a las personas que trabajan o buscan trabajo (gráfica 7),
un 39% tiene contrato temporal, un 21,4% indefinido y un 11,5% es
autónomo. Cabe destacar, también, que un 8% trabaja en la economía irregular. Dentro de estos perfiles, y tal y como se observa en
la gráfica 8, los hombres tienen más contratos temporales que las
mujeres, mientras que ellas tienen una mayor proporción de contratos indefinidos. Además, las mujeres en general trabajan más
que los hombres en la economía irregular.
Gráfica 7. Condiciones laborales de la persona entrevistada.
Población joven de 16-29 años que trabaja o busca trabajo. Tenerife. 2020.
Contrato indefinido
Contrato temporal
Autónomo/a
Funcionario/a
Busco trabajo
Trabajo en
economía irregular
No contesta
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51
Gráfica 8. Condiciones laborales de la persona entrevistada según sexo.
Población joven de 16-29 años que trabaja o busca trabajo. Tenerife. 2020.
Contrato indefinido
Contrato temporal
Autónomo/a
Funcionario/a
Busco trabajo
Trabajo en
economía irregular
No contesta
Mujer
Hombre
Para terminar con el apartado de perfil sociodemográfico, en la
gráfica 9 se muestra la situación convivencial de la juventud tinerfeña. Así, más de 8 de cada 10 jóvenes viven con sus familias (padres/madres), un 4,7% en un piso conviviendo con otras personas
y un 3,3% vive en pareja.
Gráfica 9. Situación convivencial de la persona entrevistada.
Población joven de 16-29 años. Tenerife. 2020.
Vivo con mis
padres/madres
Vivo en pareja
Vivo solo/a
Vivo en un piso
con otras personas
Otras situaciones
No contesta
52
4.2. Educación afectivo sexual
La mayor parte de las personas entrevistadas ha recibido educación afectivo sexual, un 71,9% del total (gráfica 10), habiendo muy
pocas diferencias entre mujeres y hombres (gráfica 11). Sin embargo, sí que existen diferencias según edad, pues han recibido más
educación afectivo sexual los menores de 18 que los mayores de dicha edad (gráfica 12). Concretamente, los hombres menores de 18
años declaran haberla recibido más que las mujeres de esa edad.
Gráfica 10. Ha recibido educación afectivo-sexual.
Población joven de 16-29 años. Tenerife. 2020.
España
Europa
Sudamérica
Gráfica 11. Ha recibido educación afectivo-sexual según sexo.
Población joven de 16-29 años. Tenerife. 2020.
Sí
No
No contesta
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Mujer
Hombre
53
Gráfica 12. Ha recibido educación afectivo-sexual según sexo y edad.
Población joven de 16-29 años. Tenerife. 2020.
Menor de 18 años Mujer
Menor de 18 años Hombre
Mayor de 18 años Mujer
Mayor de 18 años Hombre
Si
No
No contesta
En relación al contexto en el que han recibido dicha formación
afectivo sexual (gráfica 13), la inmensa mayoría (94,5%) declara que
la recibió en el centro escolar, seguido por un 4% que la recibió en
otras entidades. Respecto al lugar de recepción de la educación
afectivo sexual, las diferencias entre hombres y mujeres son mínimas (gráfica 14).
Gráfica 13. Dónde ha recibido
educación afectivo-sexual.
Población joven de 16-29 años que
ha recibido educación afectivosexual. Tenerife. 2020.
En un centro escolar
En servicios del barrio,
en la comunidad
En otras entidades (iglesia,
organización de jóvenes, etc.)
54
Gráfica 14. Donde ha recibido educación afectivo-sexual según sexo.
Población joven de 16-29 años que ha recibido educación afectivosexual. Tenerife. 2020.
En un
centro escolar
En servicios
del barrio, en la
comunidad
En otras
entidades (iglesia,
organización de
jóvenes, etc.)
Mujer
Hombre
Teniendo en cuenta las personas que afirmaron haber recibido
esa formación, únicamente un 41,9% contesta que dicha educación afectivo sexual ha respondido plenamente a sus preguntas,
un 47,8% que declara que solo ha satisfecho una parte de sus
dudas y un 7,5% afirma que la formación afectivo sexual no ha
respondido a sus preguntas sobre sexualidad (gráfica 15). Según
sexos (gráfica 16), los hombres declaran en mayor medida que
las mujeres que la formación no ha respondido a sus preguntas,
mientras que las mujeres afirman más que los hombres que solo
han respondido en parte. En cuanto a las diferencias en la categoría “sí, plenamente”, las diferencias entre hombres y mujeres son
mínimas.
Sexualidad y consumo de pornografía
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Universidad de La Laguna
55
Gráfica 15. La educación afectivo sexual recibida ha respondido a tus
preguntas. Población joven de 16-29 años que ha recibido educación
afectivo-sexual. Tenerife. 2020.
Sí, plenamente
Solo en parte
No
No contesta
Gráfica 16. La educación afectivo sexual recibida ha respondido a tus
preguntas según sexo. Población joven de 16-29 años que ha recibido
educación afectivo-sexual. Tenerife. 2020.
Mujer
Sí, plenamente
56
Solo en parte
No
Hombre
No contesta
Respecto a la pregunta de cómo han resuelto sus dudas sobre
sexualidad (gráfica 17), la mayor parte (59%) destaca que las resolvieron a través de sus amistades y un 52% por internet, mientras que con la familia (padres/madres) únicamente las resolvieron un 35% de las personas entrevistadas. Como se observa, las
amistades e internet son la fuente de conocimiento de las dudas
afectivo-sexuales.
En este caso, sí que existen diferencias relevantes entre hombres
y mujeres (gráfica 18). En general, las mujeres declaran que consultan más a todas las fuentes de información que los hombres (en
cierta medida, tratan de informarse más). Las mayores diferencias
se encuentran en la categoría “padres/madres”, donde las mujeres
afirman que han consultado bastante más con ellos/ellas que los
hombres (41,7% frente a 29,9%). También han consultado más las
mujeres en los libros que los hombres. Respecto a la edad (gráfica
19), los menores de edad han resuelto más sus dudas sobre sexualidad con padres y madres, lo cual implica que los más jóvenes resuelven más dudas con sus progenitores que los jóvenes adultos.
Por otro lado, respecto a la juventud menor de edad, las mujeres
de menos de 18 años, respecto a los hombres de esa edad, han resuelto más sus dudas con padres/madres, con sus amistades, con
otras personas adultas y a través de Internet. Además, las mujeres
de más de 18 años resuelven más sus dudas por Internet y a través
de amistades que las menores de 18 años.
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
57
Gráfica 17. Cómo ha resuelto sus dudas respecto a la sexualidad según
sexo. Población joven de 16-29 años. Tenerife. 2020. Multirrespuesta.
Con mis padres/madres
Con el profesorado
Con otras personas
adultas
Con mis amistades
Con libros
En Internet
Otras formas
Gráfica 18. Cómo ha resuelto sus dudas respecto a la sexualidad según
sexo. Población joven de 16-29 años. Tenerife. 2020. Multirrespuesta.
Con mis padres/
madres
Con el profesorado
Con otras personas
adultas
Con mis amistades
Con libros
En Internet
Otras formas
Mujer
58
Hombre
Gráfica 19. Cómo ha resuelto sus dudas respecto a la sexualidad según sexo
y edad. Población joven de 16-29 años. Tenerife. 2020. Multirrespuesta.
Con mis padres/madres
Con el profesorado
Con otras personas adultas
Con mis amistades
Con libros
En Internet
Otras formas
Menor de 18 años Mujeres
Menor de 18 años Hombres
Mayor de 18 años Mujeres
Mayor de 18 años Hombres
4.3. Consumo de pornografía durante los últimos 10 años
Durante los últimos 10 años, un 56,1% de la juventud tinerfeña ha
consumido pornografía, mientras un 37,2% declara no haberlo hecho (gráfica 20). En general, un 33% más de hombres que de mujeres han visionado pornografía en esta última década (72,5% frente a
39% de mujeres), con lo cual el consumo de dicho material está bastante masculinizado (gráfica 21), si bien es más utilizado por ma-
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
59
yores de edad (gráfica 22). Respecto a los menores de edad, el porcentaje de hombres que han visto pornografía los últimos 10 años
duplican al de mujeres, mientras que en los mayores de 18 años las
diferencias, si bien también son favorables a los hombres respecto
a las mujeres, son menores que en el colectivo de menor edad.
Gráfica 20. Ha consumido pornografía durante los últimos 10 años.
Población joven de 16-29 años. Tenerife. 2020.
Si
No
No contesta
Gráfica 21. Ha consumido pornografía durante los últimos 10 años
según sexo. Población joven de 16-29 años. Tenerife. 2020.
Mujer
Si
60
No
Hombre
No contesta
Gráfica 22. Ha consumido pornografía durante los últimos 10 años
según sexo y edad. Población joven de 16-29 años. Tenerife. 2020.
Hombre
Mujer
Mujer
No contesta
Hombre
Menor de 18 años
Mujer
Hombre
Mayor de 18 años
Respecto a la edad de inicio del consumo de pornografía, la media
es de 13 años (con una desviación típica de 2,37), siendo la media
en el caso de los hombres inferior a la de las mujeres (12,7 frente a
14,08). En consecuencia, se puede afirmar que los hombres empiezan a consumir pornografía antes que las mujeres. A las personas
entrevistadas también se les preguntó por la edad a la que recuerdan haber visto las primeras imágenes. En este caso, la edad media desciende a 12 años (con una desviación típica de 3,77), siendo
las diferencias entre mujeres y hombres relativamente pequeñas
(12,54 la edad media de ellas; 11,75 la de ellos).
En lo referido a los motivos por el cual las personas entrevistadas
han consumido pornografía (gráfica 23), la mayoría lo hicieron
para responder a la curiosidad o masturbarse (un 60% han hecho
ambas cosas), seguido de un 26% que lo hizo para aprender sobre
sexo. He aquí una cuestión importante, la pornografía está sir-
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
61
viendo como fuente de información y educación sexual. Respecto a las diferencias según sexo (gráfica 24), las mujeres consumen
pornografía principalmente para responder a la curiosidad, mientras que los hombres lo hacen más para excitarse o masturbarse.
Apenas hay diferencias en la categoría “para aprender”.
Gráfica 23. Motivo por el cual ha consumido pornografía. Población
joven de 16-29 años que ha consumido pornografía los últimos 10 años.
Tenerife. 2020. Multirrespuesta.
Para responder a la
curiosidad
Para masturbarme
Para aprender sobre sexo
Porque lo hacían
mis amigos/as
Por otros motivos
Gráfica 24. Motivo por el cual ha consumido pornografía según sexo.
Población joven de 16-29 años que ha consumido pornografía los
últimos 10 años. Tenerife. 2020. Multirrespuesta.
Para responder a la
curiosidad
Para masturbarme
Para aprender sobre sexo
Porque lo hacían
mis amigos/as
Por otros motivos
62
Mujer
Hombre
Respecto a cómo descubrieron la pornografía (gráfica 25), un
34,8% de las personas entrevistadas destacan que fue a través de
sus amistades y un 33,4% a través de las búsquedas en internet.
Llama la atención que un 17,5% la encontró buscando por internet
de forma fortuita o casual “sin querer” y esto tiene relación con las
estrategias publicitarias de las páginas de pornografía y contactos
y los reclamos que hay en la red.
Según el sexo (gráfica 26), las mujeres en general encontraron
pornografía de forma fortuita o casual en mayor medida que los
hombres, mientras que estos descubrieron la pornografía buscando por internet y/o través de amistades en mayor medida que las
mujeres.
Gráfica 25. Cómo descubriste la pornografía. Población joven de 16-29
años que ha consumido pornografía los últimos 10 años. Tenerife. 2020.
Las amistades
me ayudaron
Buscando en Internet
Mirando por Internet la
encontré sin buscarla
De otra manera
No contesta
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
63
Gráfica 26. Cómo descubriste la pornografía según sexo. Población
joven de 16-29 años que ha consumido pornografía los últimos 10 años.
Tenerife. 2020.
Las amistades
me ayudaron
Buscando en Internet
Mirando por Internet la
encontré sin buscarla
De otra manera
No contesta
Mujer
Hombre
Tal y como se muestra en la gráfica 27, más de la mitad de la muestra (57,3%) ha visto pornografía alguna vez. Un 26% de las personas
encuestadas ha visualizado pornografía semanalmente, un 11,7
diariamente y un 4% varias veces al día. En general, las mujeres
ven con menos frecuencia pornografía que los hombres: según la
gráfica 28, ellos ven el triple que ellas semanalmente, ocho veces
más diariamente y cinco veces más varias veces al día. En este sentido, la frecuencia de visualización de pornografía sigue un patrón
de género importante.
64
Gráfica 27. Con qué frecuencia miraba pornografía. Población joven de
16-29 años que ha consumido pornografía los últimos 10 años. Tenerife.
2020.
Alguna vez
Semanalmente
Diariamente
Varias veces al día
No contesta
Gráfica 28. Con qué frecuencia miraba pornografía según sexo.
Población joven de 16-29 años que ha consumido pornografía los últimos
10 años. Tenerife. 2020.
Alguna vez
Semanalmente
Diariamente
Varias veces al día
No contesta
Mujer
Hombre
A la hora de valorar cómo evolucionó el visionado de pornografía
(gráfica 29), un 36,3% afirma que casi siempre veía igual en cuanto a
tiempo y frecuencia, un 36,1% destaca que cada vez miraba menos y
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
65
un 26,1% que a medida que pasaba el tiempo visualizaba más, es decir, se incrementaba el consumo. Según el sexo de la persona entrevistada (gráfica 30), las mujeres tendían bastante a consumir menos,
mientras los hombres, con el tiempo, o miraban igual o aumentaban
el consumo de pornografía en mayor medida que las mujeres.
Gráfica 29. Con el paso de los años, miraba más o menos pornografía.
Población joven de 16-29 años que ha consumido pornografía los últimos
10 años. Tenerife. 2020.
Cada vez miraba más
Cada vez miraba menos
Casi siempre igual
No contesta
Gráfica 30. Con el paso de los años, miraba más o menos pornografía
según sexo. Población joven de 16-29 años que ha consumido
pornografía los últimos 10 años. Tenerife. 2020.
Cada vez miraba más
Cada vez miraba menos
Casi siempre igual
No contesta
66
Mujer
Hombre
Gráfica 31. Con el paso de los años, pasó algo para que mirara más o
menos pornografía. Población joven de 16-29 años que ha consumido
pornografía los últimos 10 años. Tenerife. 2020.
No, nada
No tener pareja hacía
que mirara más
Tener pareja hacía
que mirara menos
Otros motivos
No contesta
Un 54% de la población encuestada destaca que con el paso de los
años no apreció nada en su vida para que ver más o menos pornografía (gráfica 31). Sin embargo, un 18,3% confiesa que el hecho de
tener pareja hizo que mirara menos pornografía, al contrario de
cuando no tenía pareja. Las diferencias entre hombres y mujeres
no son muy importantes (gráfica 32), si bien llama la atención que
los hombres declaran en mayor medida que las mujeres (un porcentaje cuatro veces superior) que no tener pareja les hacía consumir más pornografía.
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
67
Gráfica 32. Con el paso de los años, pasó algo para que mirara más o
menos pornografía según sexo. Población joven de 16-29 años que ha
consumido pornografía los últimos 10 años. Tenerife. 2020.
No, nada
No tener pareja hacía
que mirara más
Tener pareja hacía
que mirara menos
Otros motivos
No contesta
Mujer
Hombre
En los 10 últimos años, un 95% declara que vio pornografía sin
compañía de ninguna persona (gráfica 33). Sin embargo, al analizar las diferencias entre hombres y mujeres (gráfica 34), se observa que los hombres lo ven en mayor medida con amigos y las
mujeres en mayor medida con amigas. Además, las mujeres suelen
verlo en pareja en mayor medida que los hombres.
68
Gráfica 33. Con quién miraba pornografía. Población joven de 16-29
años que ha consumido pornografía los últimos 10 años. Tenerife. 2020.
Multirrespuesta.
Solo
En pareja
Con mis amigos
Con mis amigas
Gráfica 34. Con quién miraba pornografía según sexo. Población joven
de 16-29 años que ha consumido pornografía los últimos 10 años.
Tenerife. 2020. Multirrespuesta.
Mujer
Solo
Con mis amigos
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
Con mis amigas
Hombre
En pareja
69
Gráfica 35. Dónde miraba pornografía. Población joven de 16-29 años
que ha consumido pornografía los últimos 10 años. Tenerife. 2020.
Multirrespuesta.
En casa
En el centro educativo
En bares o ciber-cafés
En el trabajo
En otros sitios
Tal y como se muestra en el gráfico 35, la práctica totalidad de la
muestra de personas jóvenes destaca que veían pornografía en
casa, un 97,9%, si bien un 4% destaca que lo vieron en un centro
educativo. Las diferencias por sexos no son relevantes (gráfica 36),
si bien el doble de hombres que de mujeres declara que veían pornografía en el centro educativo.
Gráfica 36. Dónde miraba pornografía según sexo. Población joven de
16-29 años que ha consumido pornografía los últimos 10 años. Tenerife.
2020. Multirrespuesta.
En casa
En el centro educativo
En bares o ciber-cafés
En el trabajo
En otros sitios
70
Mujer
Hombre
El móvil es el medio más habitual por el que en los últimos años visionaban pornografía (87,9%), si bien también lo hacían a través del
ordenador (48,1%) y la tablet (17,6%), tal y como muestra la gráfica 37.
Según sexo (gráfica 38), las diferencias son escasas entre hombres y
mujeres, si bien ellos lo ven bastante más por el ordenador que ellas.
Gráfica 37. A través de qué dispositivos miraba pornografía. Población
joven de 16-29 años que ha consumido pornografía los últimos 10 años.
Tenerife. 2020. Multirrespuesta.
Teléfono móvil
Ordenador
Tablet
En otros aparatos
Gráfica 38. A través de qué dispositivos miraba pornografía según sexo.
Población joven de 16-29 años que ha consumido pornografía los últimos
10 años. Tenerife. 2020. Multirrespuesta.
Teléfono móvil
Ordenador
Tablet
En otros aparatos
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
Mujer
Hombre
71
En cuanto a los efectos positivos de visionar pornografía en los
últimos 10 años (gráfica 39), un 62,3% destaca que con ello se masturban a gusto, un 44,4% que respondía a su curiosidad y un 36%
que aprendían sobre sexo. Sin embargo, un 12% dice que no tuvo
ningún efecto positivo. Las diferencias entre hombres y mujeres sí
son relevantes (gráfica 40). Así, los hombres destacan más que las
mujeres el efecto positivo de masturbarse y de aprender, mientras
ellas opinan que responden a la curiosidad en mayor medida que
ellos. También es importante el que cuatro veces más mujeres que
hombres declaran que no tuvo un efecto positivo.
Gráfica 39. Qué efectos positivos tenía mirar pornografía. Población
joven de 16-29 años que ha consumido pornografía los últimos 10 años.
Tenerife. 2020. Multirrespuesta.
Masturbarme a gusto
Responder a la curiosidad
Aprender sobre sexo
Ningún efecto positivo
Otros efectos
Relación con los amigos/as
72
Gráfica 40. Qué efectos positivos tenía mirar pornografía. Población
joven de 16-29 años que ha consumido pornografía los últimos 10 años.
Tenerife. 2020. Multirrespuesta.
Ningún efecto positivo
Mujer
Hombre
Otros efectos
Relación con los amigos/as
Masturbarme a gusto
Aprender sobre sexo
Responder a la curiosidad
En cuanto a los efectos negativos (gráfica 41), un 58% destaca que
no detectó ningún efecto negativo en los últimos años a la hora de
consumir pornografía. Sin embargo, un 26% declara que llegó a
aburrirse y un 3,5% que afectó a sus relaciones de pareja. Según el
sexo de la persona entrevistada (gráfica 42), los hombres declaran
en mayor medida que ellas que no les produjo ningún efecto negativo, y las mujeres destacan que se llegaron a aburrir en mayor
medida que ellos.
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
73
Gráfica 41. Qué efectos negativos tenía mirar pornografía. Población
joven de 16-29 años que ha consumido pornografía los últimos 10 años.
Tenerife. 2020. Multirrespuesta.
Ningún efecto
negativo
Me llegué a aburrir
Otros efectos
Dedicaba demasiado
tiempo a ello
Afectaba a mi relación
con la pareja
Afectó a mis estudios
Afectaba a mi relación
con amigos/as
Afectó a mi trabajo
Gráfica 42.Qué efectos negativos tenía mirar pornografía según sexo.
Población joven de 16-29 años que ha consumido pornografía los últimos
10 años. Tenerife. 2020. %. Multirrespuesta.
Ningún efecto
negativo
Me llegué a aburrir
Otros efectos
Dedicaba demasiado
tiempo a ello
Afectaba a mi relación
con la pareja
Afectó a mis estudios
Afectaba a mi relación
con amigos/as
Afectó a mi trabajo
Mujer
74
Hombre
A las personas que declararon el efecto negativo que el visionado
de pornografía les produjo en los últimos años afectando a su pareja, se les preguntó cómo afectó exactamente (gráfica 43). A un
32% le parecía que a su pareja le molestaba que viera pornografía,
un 25,9% destacaba que ver pornografía hizo que se aburriera con
su pareja y un 14% exigía a su pareja ver lo que veía en el material pornográfico. Respecto a la influencia del sexo (gráfica 44), los
hombres se aburren más que las mujeres y también les exigían a
sus parejas hacer lo que veían más que lo que lo hacían ellas. Además, los hombres destacan en mayor medida que las mujeres, que
a su pareja le molestaba que vieran pornografía.
Gráfica 43. Qué efectos tenía en la pareja ver pornografía. Población
joven de 16-29 años que ha consumido pornografía los últimos 10 años
y a los que le ha afectado en su relación de pareja. Tenerife. 2020. %.
Multirrespuesta.
Otros efectos
Le exigía hacer lo que veía
Me aburría con la pareja
A mi pareja le molestaba
que viera pornografía
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
75
Gráfica 44. Qué efectos tenía en la pareja ver pornografía según sexo.
Población joven de 16-29 años que ha consumido pornografía los últimos
10 años y a los que le ha afectado en su relación de pareja. Tenerife.
2020. %. Multirrespuesta.
Le exigía hacer lo que veía
Mujer
Hombre
Me aburría con la pareja
A mi pareja le molestaba
que viera pornografía
Otros efectos
En la gráfica 45 se pregunta a la población juvenil tinerfeña si en
los últimos años alguien sabía que consumía pornografía. Así, un
62,7% destaca que lo sabía algún amigo y amiga, un 25,3% su pareja, un 15,3% nadie y un 13% sus padres/madres. Según el sexo (gráfica 46), los hombres declaran que sus amistades sabían que veía
pornografía en mayor medida que las mujeres, y ellas destacan en
mayor medida que ellos que nadie sabía que veían pornografía y
también que su pareja lo sabía. En definitiva, se observa que el doble de hombres que de mujeres opina que sus padres sabían que
veían pornografía.
76
Gráfica 45. Alguien sabía que mirabas pornografía. Población joven de
16-29 años que ha consumido pornografía los últimos 10 años. Tenerife.
2020. %. Multirrespuesta.
Algún amigo o amiga
Mi pareja
No lo sé
No, nadie
Mis padres/madres
Mis hermanos/as
Otras personas
Gráfica 46. Alguien sabía que mirabas pornografía según sexo.
Población joven de 16-29 años que ha consumido pornografía los últimos
10 años. Tenerife. 2020. %. Multirrespuesta.
Algún amigo o amiga
Mujer
Hombre
Mi pareja
No lo sé
No, nadie
Mis padres/madres
Mis hermanos/as
Otras personas
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
77
Respecto a las personas que han consumido pornografía en los últimos 10 años, un 78,9% declaraba no considerarse adicto, mientras un
20,2% sí se consideraba como tal (gráfica 47). Según el sexo de la persona entrevistada (gráfico 48), las mujeres consideraban tener menos adicción a la pornografía que los hombres (casi un 20% menos).
Gráfica 47. Crees que te podías considerar un adicto a la pornografía.
Población joven de 16-29 años que ha consumido pornografía los últimos
10 años. Tenerife. 2020.
No, en absoluto
Un poco
Sí, es posible
No contesta
Gráfica 48. Crees que te podías considerar un adicto a la pornografía
según sexo. Población joven de 16-29 años que ha consumido
pornografía los últimos 10 años. Tenerife. 2020.
Mujer
No, en absoluto
78
Un poco
Sí, es posible
Hombre
No contesta
4.4. Consumo de pornografía en el último mes
En ese apartado se analizará el consumo de pornografía realizado
durante el último mes. En este sentido, un 47,8% de las personas
jóvenes tinerfeñas han visionado pornografía en el último mes
(gráfico 49), siendo el consumo un 46% mayor en los hombres que
en las mujeres (gráfico 50). Además, el consumo de las personas
mayores de 18 años es mayor que el de las personas con menos
edad, aunque las diferencias son mínimas (gráfica 51). Respecto
a la juventud de menos de 18 años, el porcentaje de hombres que
han visto pornografía duplica al de las mujeres. Lo mismo ocurre
con los mayores de 18 años, pero con menos intensidad. Se observa, por tanto, que el consumo de pornografía de los menores de
18 años tiene unas diferencias muy importantes entre hombres y
mujeres.
Gráfica 49. Ha visto
pornografía en el último
mes. Población joven de
16-29 años. Tenerife. 2020. %
Sí
No
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
79
Gráfica 50. Ha visto pornografía en el último mes según sexo. Población
joven de 16-29 años. Tenerife. 2020. %
Mujer
Hombre
Si
No
Gráfica 51. Ha visto pornografía en el último mes según sexo y edad.
Población joven de 16-29 años. Tenerife. 2020. %
Mujer
Mujer
Hombre
Menor de 18 años
80
Mujer
Hombre
Hombre
Mayor de 18 años
Respecto a los motivos por los cuales han visto pornografía en el último mes (gráfica 52), un 84% lo hace para masturbarse, un 21,3% para
responder a su curiosidad y un 19% para aprender sobre sexo. Según
el sexo de la persona entrevistada (gráfica 53), los hombres responden en mayor medida que las mujeres a la causa de consumir o visionar pornografía para masturbarse, mientras ellas destacan que para
responder a la curiosidad en mayor proporción que los hombres.
Gráfica 52. Motivo por el cual ha visto pornografía. Población joven de
16-29 años que ha visto pornografía en el último mes. Tenerife. 2020. %.
Multirrespuesta.
Para masturbarme
Para responder a la curiosidad
Para aprender sobre sexo
Por otros motivos
Porque lo hacían mis amistades
Gráfica 53. Motivo por el cual ha visto pornografía según sexo. Población
joven de 16-29 años que ha visto pornografía en el último mes. Tenerife.
2020. %. Multirrespuesta.
Para masturbarme
Mujer
Hombre
Para responder a la curiosidad
Para aprender sobre sexo
Por otros motivos
Porque lo hacían mis amistades
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
81
En lo referido a la frecuencia de consumo en el último mes (gráfica
54), un 39,8% lo ha hecho esporádicamente, mientras un porcentaje similar (38,1%) lo ha realizado de forma semanal. Llama la atención que un 18,3% de las personas entrevistadas visiona pornografía diariamente, siendo cinco veces más el porcentaje de hombres
que de mujeres que ve pornografía a diario (22,9% frente al 4,8% de
las mujeres), tal y como se muestra en el gráfico 55. En este gráfico
se observa que las mujeres consumen pornografía de forma más
esporádica que los hombres.
Gráfica 54. Frecuencia con la cual mira pornografía. Población joven de
16-29 años que ha visto pornografía en el último mes. Tenerife. 2020. %.
Alguna vez, esporádicamente
Semanalmente
Diariamente
Varias veces al día
No contesta
82
Gráfica 55. Frecuencia con la cual mira pornografía según sexo.
Población joven de 16-29 años que ha visto pornografía en el último mes.
Tenerife. 2020. %.
Alguna vez, esporádicamente
Semanalmente
Diariamente
Varias veces al día
No contesta
Mujer
Hombre
Respecto a con quién mira pornografía (gráfica 56), la práctica totalidad de la muestra destaca hacerlo en solitario, mientras que un
9,3% con su pareja. De estos últimos, existe un porcentaje mayor
de mujeres que de hombres, mientras que los hombres ven más
pornografía con el grupo de iguales o amistades que las mujeres
(gráfica 57).
Gráfica 56. Con quién mira pornografía. Población joven de 16-29
años que ha visto pornografía en el último mes. Tenerife. 2020. %.
Multirrespuesta.
Solo
Con mi pareja
Con mis amigos
Con mis amigas
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
83
Gráfica 57. Con quién mira pornografía según sexo. Población joven de
16-29 años que ha visto pornografía en el último mes. Tenerife. 2020. %.
Multirrespuesta.
Mujer
Solo
Con mis amigos
Con mis amigas
Hombre
Con mi pareja
En lo referido al lugar donde se consume pornografía, la inmensa
mayoría de la muestra lo hace en casa (gráfica 58), habiendo pocas
diferencias entre mujeres y hombres (gráfica 59). Sí que es interesante que la mayor parte de las personas que han visto en el último
mes pornografía en un centro educativo sean hombres.
Gráfica 58. Dónde mira pornografía. Población joven de 16-29
años que ha visto pornografía en el último mes. Tenerife. 2020. %.
Multirrespuesta.
En casa
En el centro educativo
En bares o ciber-cafés
En el trabajo
En otros sitios
84
Gráfica 59. Dónde mira pornografía según sexo. Población joven de
16-29 años que ha visto pornografía en el último mes. Tenerife. 2020. %.
Multirrespuesta.
En casa
En el centro educativo
En bares o ciber-cafés
En el trabajo
En otros sitios
Mujer
Hombre
Respecto a los dispositivos utilizados, un 91,5% utiliza el teléfono
móvil y un 37% utiliza el ordenador (gráfica 60). En general, los hombres utilizan más los ordenadores y las tabletas, mientras las mujeres algo más (aunque muy poco) los teléfonos móviles (gráfica 61).
Gráfica 60. A través de qué dispositivos mira pornografía. Población
joven de 16-29 años que ha visto pornografía en el último mes. Tenerife.
2020. %. Multirrespuesta.
Teléfono móvil
Ordenador
Tablet
En otros aparatos
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
85
Gráfica 61. A través de qué dispositivos mira pornografía según sexo.
Población joven de 16-29 años que ha visto pornografía en el último mes.
Tenerife. 2020. %. Multirrespuesta.
Teléfono móvil
Ordenador
Tablet
En otros aparatos
Mujer
Hombre
Un 75% de las personas entrevistadas entiende que un efecto positivo de mirar pornografía en el último mes es el masturbarse a
gusto, seguido de un 31,3% que destaca como positivo el responder
a la curiosidad y un porcentaje similar el aprender sobre sexo (gráfica 62). Es interesante que un 5,9% no encuentre un efecto positivo, siendo en su mayor parte mujeres (gráfica 63). En este último
gráfico, también se aprecia que los hombres consideran que es
más positiva la pornografía para masturbarse que en las mujeres,
mientras que ellas destacan que es positivo, en mayor medida que
los hombres, para responder a su curiosidad.
86
Gráfica 62. Efectos positivos de mirar pornografía. Población joven de
16-29 años que ha visto pornografía en el último mes. Tenerife. 2020. %.
Multirrespuesta.
Responder a la curiosidad
Aprender sobre sexo
Otros efectos
Ningún efecto positivo
Relación con amigos/as
Gráfica 63. Efectos positivos de mirar pornografía según sexo. Población
joven de 16-29 años que ha visto pornografía en el último mes. Tenerife.
2020. %. Multirrespuesta.
Responder a la curiosidad
Aprender sobre sexo
Otros efectos
Ningún efecto positivo
Relación con amigos/as
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
Mujer
Hombre
87
En cuanto a los aspectos negativos (gráfica 64), un 63,7% considera
que no tienen ningún efecto negativo la visualización de pornografía, mientras un 22,5% destaca que llegó a sentir aburrimiento.
Además, según el sexo (gráfica 65), los hombres consideran que no
tiene ningún efecto negativo el visionar pornografía en mayor medida que las mujeres.
Gráfica 64. Efectos negativos de mirar pornografía. Población joven de
16-29 años que ha visto pornografía en el último mes. Tenerife. 2020. %.
Multirrespuesta.
Ningún efecto negativo
Me llegué a aburrir
Otros efectos
Dedicaba demasiado tiempo
Afectó a mis estudios
Afectaba a mi relación
con la pareja
Afectaba a mi relación
con los amigos/as
Afectó a mi trabajo
88
Gráfica 65. Efectos negativos de mirar pornografía según sexo.
Población joven de 16-29 años que ha visto pornografía en el último mes.
Tenerife. 2020. %. Multirrespuesta.
Ningún efecto negativo
Otros efectos
Afectó a mi trabajo
Afectó a mis estudios
Dedicaba demasiado tiempo
Afectaba a mi relación
con los amigos/as
Afectaba a mi relación
con la pareja
Me llegué a aburrir
Mujer
Hombre
Del total de personas que declararon que el visionado de pornografía afectó a su pareja (un 2,1% de la muestra de personas que vio
pornografía el último mes), un 51,6% afirma que a su pareja le molestaba que viera pornografía, mientras un 19% se aburría con su
pareja y un 15,9% le exige hacer lo que veía en el material pornográfico (gráfica 66). Teniendo en cuenta el sexo (gráfica 67), los hombres declaran -en mayor medida que las mujeres- que a su pareja
le molesta que vea pornografía, mientras que ellas declaran que le
exigen a su pareja hacer lo que ven en los vídeos en mayor medida
que los hombres. Llama la atención, igualmente, que un 18% de los
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
89
hombres afirme que el ver pornografía hace que se aburra con su
pareja, frente al 0% de las mujeres.
Gráfica 66. Qué efectos tiene en la pareja ver pornografía. Población
joven de 16-29 años que ha consumido pornografía en el último mes
y a los que le ha afectado en su relación de pareja. Tenerife. 2020. %.
Multirrespuesta.
A mi pareja le molesta que
vea pornografía
Otros efectos
Me aburro con la pareja
Le exijo hacer lo que veo
Gráfica 67. Qué efectos tiene en la pareja ver pornografía según sexo.
Población joven de 16-29 años que ha consumido pornografía en el
último mes y a los que le ha afectado en su relación de pareja. Tenerife.
2020. %. Multirrespuesta.
Le exijo hacer lo que veo
Me aburro con la pareja
A mi pareja le molesta que
vea pornografía
Otros efectos
90
Mujer
Hombre
En la gráfica 68 se muestran las respuestas de las personas entrevistadas en relación con el conocimiento externo sobre su consumo de pornografía, es decir, si alguien sabía que en el último mes
miraba pornografía. Un 47,9% destaca que algún amigo/a lo sabía,
mientras que un 13,6% dice que su pareja, un porcentaje similar
(13,1%) que nadie lo sabía y un 4,6% sus padres/madres. Según el
sexo (gráfica 69), las mujeres lo llevan más en secreto que los hombres y también son conscientes en mayor medida que ellos que su
pareja lo sabe. Por el contrario, los hombres afirman que lo saben
más sus amigos y sus padres/madres.
Gráfica 68. Quién sabe que mira pornografía. Población joven de 16-29
años que ha consumido pornografía en el último mes. Tenerife. 2020. %.
Algún amigo/amiga
No lo sé
Mi pareja
No, nadie
Mis padres/madres
Otras personas
No contesta
Mis hermanos/as
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
91
Gráfica 69. Quién sabe que mira pornografía según sexo. Población
joven de 16-29 años que ha consumido pornografía en el último mes.
Tenerife. 2020. %.
Algún amigo/amiga
No lo sé
Mi pareja
No, nadie
Mis padres/madres
Otras personas
No contesta
Mis hermanos/as
Mujer
Hombre
Respecto a considerarse como adicto a la pornografía (gráfica 70),
un 74,9% se considera que no lo es, mientras algo más de un 24% sí
lo considera en mayor o menor medida. En este caso, los hombres
se declaran más adictos que ellas (un 29,7% frente a un 8,1 de ellos),
tal y como se muestra en la gráfica 71.
92
Gráfica 70. Actualmente se considera un adicto a la pornografía.
Población joven de 16-29 años que ha consumido pornografía en el
último mes. Tenerife. 2020. %.
No, en absoluto
Un poco
Sí, es posible
No contesta
Gráfica 71. Actualmente se considera un adicto a la pornografía según
sexo. Población joven de 16-29 años que ha consumido pornografía en el
último mes. Tenerife. 2020. %.
Mujer
No, en absoluto
Un poco
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
Sí, es posible
Hombre
No contesta
93
También se analizó si las personas entrevistadas consideran que
la pornografía afecta a la imagen que tiene de las mujeres y de los
hombres. Respecto a la de las mujeres (gráfica 72), un 29% considera que sí afecta a la imagen, siendo la mayor parte de las respuestas
afirmativas realizadas por mujeres (gráfica 73).
En lo referido a si la pornografía afecta a la imagen que se tiene de
los hombres (gráfica 74), un 26,9% considera que sí afecta, siendo
también la mayor parte de las respuestas que afirman que sí afecta
realizadas por las mujeres (gráfica 75). Se observa que, en general
la imagen de las mujeres se ve más afectada que la de los hombres
(29% frente a 26,9%).
Gráfica 72. La pornografía afecta a la imagen que se tiene de las mujeres.
Población joven de 16-29 años que ha consumido pornografía en el
último mes. Tenerife. 2020. %.
Sí
No
No contesta
94
Gráfica 73. La pornografía afecta a la imagen que se tiene de las
mujeres según sexo. Población joven de 16-29 años que ha consumido
pornografía en el último mes. Tenerife. 2020. %.
Mujer
Si
No
Hombre
No contesta
Gráfica 74. La pornografía afecta a la imagen que se tiene de los
hombres. Población joven de 16-29 años que ha consumido pornografía
en el último mes. Tenerife. 2020. %.
Sí
No
No contesta
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
95
Gráfica 75. La pornografía afecta a la imagen que se tiene de los
hombres según sexo. Población joven de 16-29 años que ha consumido
pornografía en el último mes. Tenerife. 2020. %.
Mujer
Si
Hombre
No
No contesta
Respecto a si ha recibido anuncios de ofertas sexuales relacionadas con la pornografía (gráfica 76), un 37,9% declara que nunca las
ha recibido y un 58,3% que sí las ha recibido. En este caso, los porcentajes son relativamente similares entre hombres y mujeres, tal
y como se muestra en la gráfica 77.
Gráfica 76. Ha recibido anuncios de ofertas sexuales relacionadas
con la pornografía. Población joven de 16-29 años que ha consumido
pornografía en el último mes. Tenerife. 2020. %.
No, nunca
Sí, pero no hago caso
Sí, y tal vez tenga
contactos cara a cara,
aunque haya que pagar
Sí, y ya he tenido contactos
gracias a los anuncios
No contesta
96
Gráfica 77. Ha recibido anuncios de ofertas sexuales relacionadas
con la pornografía según sexo. Población joven de 16-29 años que ha
consumido pornografía en el último mes. Tenerife. 2020. %.
No, nunca
Sí, pero no hago caso
Sí, y tal vez tenga
contactos cara a cara,
aunque haya que pagar
Sí, y ya he tenido contactos
gracias a los anuncios
No contesta
Mujer
Hombre
4.5. Conclusiones de la encuesta
La encuestación refleja aspectos importantes en cuanto a la educación afectivo sexual recibida, el consumo de pornografía en los
últimos 10 años y el consumo en el último mes y cómo afecta de
manera diferencial según el sexo de las personas encuestadas y la
minoría o mayoría de edad.
Educación afectivo sexual
Un 71% de las personas entrevistadas afirman haber recibido
educación afectivo-sexual, existiendo escasas diferencias entre
hombres y mujeres. De estas personas, un 94,5% la recibió en su
centro educativo y un 4% en otras entidades. Esta formación afectivo sexual se refiere a acciones puntuales y sin embargo hay una
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
97
clara diferencia entre los que si la han recibido, un 77% de los y las
menores de edad frente a un 62,5 % de personas mayores entre los
18 y 29 años.
En lo referido a los contenidos recibidos en esa educación sexual,
únicamente un 41,9% de los que la han recibido declaran que esta
ha respondido plenamente a sus preguntas, un 47,8% afirma que
solo ha satisfecho una parte de sus dudas y un 7,5% afirma que la
formación afectivo sexual no ha respondido a ninguna de sus preguntas. En general, los hombres declaran en mayor medida que
las mujeres que su formación afectivo-sexual no ha satisfecho sus
preguntas y dudas sobre la sexualidad (9,1% de ellos frente al 5,6%
de ellas).
Respecto a cómo han ido resolviendo a lo largo de su vida las cuestiones y dudas referidas a la sexualidad, un 59% la resolvieron con
sus amistades y un 52% por internet, mientras que con los padres/
madres solo resolvieron sus dudas un 35% de las personas entrevistadas. Por tanto, internet y las amistades son la fuente de conocimiento principal sobre cuestiones sexuales. En este caso,
las diferencias entre mujeres y hombres son considerables en la
información a través de padres/madres: un 41,7% de las mujeres
han resuelto sus dudas con padres/madres, por un 29,9% de ellos.
Respecto a la edad las mujeres y hombres menores de edad suelen
consultar con mayor frecuencia sus dudas a familiares que las personas mayores de edad.
Consumo de pornografía los últimos 10 años
Un 56,1% de la juventud tinerfeña ha consumido pornografía en los
últimos 10 años. De ellos, un 33% más de hombres que de mujeres
98
han visionado pornografía, con lo cual el consumo de dicho material está bastante masculinizado.
La edad media a la que comenzaron a consumir es de 13 años, siendo la edad media de los hombres inferior a la de las mujeres (12,7
años frente a 14 años). Como se observa, es bastante prematuro el
consumo, aunque en los hombres mucho más.
Respecto a las razones por las que se ha consumido pornografía
en los últimos años, un 60% destaca que para masturbarse y un
mismo porcentaje para responder a la curiosidad. Los hombres
declaran en mayor medida que las mujeres que lo hacen para masturbarse, mientras ellas lo hacen más para responder a la curiosidad. He aquí un peligro importante: si lo han hecho ellas más
para responder a la curiosidad puede provocar que el consumo de
pornografía haya sido una fuente de conocimiento sobre cómo es
la sexualidad. Así, tienen diferentes objetivos hombres y mujeres:
ellos más por el placer, ellas más por la curiosidad.
En lo referido a cómo descubrieron la pornografía, un 34% declara que, a través de las amistades, un 33% buscando por internet y
un 17% navegando por internet “sin querer” (a través de anuncios,
etc.). De esta forma, viene a ser lógico que lo que más influye sea
internet y sus amistades, ya que se ha hablado con anterioridad de
que son fuentes de conocimiento para la información sexual. Las
mujeres, en general, declaran más que conocieron la pornografía
más sin querer que ellos.
Más de la mitad de las personas entrevistadas (57,3%) declara que
ha visto pornografía alguna vez, mientras que un 26% la ha visualizado semanalmente, un 11,7 diariamente y un 4% varias veces al
día. La frecuencia del visionado, al analizar mujeres y hombres,
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
99
sigue un marcado patrón de género: las mujeres ven con menor
frecuencia pornografía que los hombres. Concretamente, ellos
ven ocho veces más diariamente que ellas y cinco veces más varios
momentos en el día que ellas.
El visionado de pornografía a lo largo de los últimos años se mantuvo más o menos constante. Así, un 36,3% declara que se mantuvo
igual, un 36% que cada vez miraba menos y un 26% que cada vez
veía más. Al analizar las diferencias por sexo, las mujeres tendían
bastante a mirar cada vez menos, mientras los hombres, con el
tiempo, consumían más que las mujeres. Por tanto, la tendencia
al visionado de pornografía ha ido aumentando en ellos y disminuyendo más en ellas. Además del sexo, se puede advertir que uno de
los factores para ver más pornografía tiene que ver con tener pareja, pues en mayor medida ello hace que vean menos. Es más, no
tener pareja afecta más a ellos a la hora de mirar pornografía, pues
recordamos que ellos lo ven más para masturbarse y ellas más por
curiosidad. En cuanto a las edades de las personas que han consumido pornografía en estos últimos diez años, es superior en aquellas que son mayores de edad, es decir entre los 18 y 29 años.
La práctica totalidad de hombres y mujeres que ven pornografía la
han visto en los últimos años sin compañía de nadie, mientras que
ellos suelen verla más con amigos y ellas más con amigas. He aquí
otro patrón de género, pues los hombres y mujeres suelen verlo
con sus iguales. Sin embargo, la mayor parte de hombres y mujeres lo ven en su propia casa, siendo un porcentaje bajo (5% de ellos
y 2,7% de ellas) la que lo ven en centros educativos.
Uno de cada 3 jóvenes tinerfeños considera que ha sido positivo el
visionado de pornografía para aprender sobre sexo y un 62% para
masturbarse. Sin embargo, las mujeres tienden a destacar que el
100
visionado de pornografía no tiene ningún efecto positivo en mayor
medida que los hombres (23% de ellas así lo piensa por un 6,9% de
ellos). Además, también es mayor el porcentaje de hombres que
creen que la pornografía es buena para aprender sobre sexo y para
masturbarse. También se aprecia aquí un patrón de género importante en cuanto a que ellos lo consideran más beneficioso que ellas.
Lo anterior se manifiesta también a la hora de declarar los efectos negativos: un 58% de las personas entrevistadas declara que no
ha tenido ningún efecto negativo visualizar pornografía, siendo
mayor el porcentaje de hombres que de mujeres que afirman tal
cuestión (60,9 frente a 52,9%). Entre los efectos negativos citados,
sobresale el hecho de que la pornografía les llegó a aburrir, siendo
superior el número de mujeres que de hombres que les sucedió
esto. Además, a las personas que le afectó a su relación de pareja
el visionar pornografía (un 3,5% del total), destaca que dicha afección motivó que se aburrieran con el sexo en pareja y que su pareja
se molestara porque él/ella miraba pornografía.
Un 62,7% destaca que algún amigo/a sabía que en los últimos años
miraba pornografía, mientras que un 25% dice que lo sabía su pareja, un 15% que no lo sabía nadie y un 13% que lo sabían sus padres/madres. Entre los hombres es más común que lo sepan sus
amigos/as o sus padres/madres que entre las mujeres. Se aprecia
una tendencia en las mujeres a ocultarlo si han visto pornografía en los últimos años y únicamente se animan a compartirlo y
decírselo a su pareja. ¿Las mujeres se cortan más respecto a esta
cuestión y los hombres son más “echados para adelante” porque
no tienen miedo a comentarios, juicios, valoraciones, etc.?
Respecto a si en los últimos años se ha considerado padecer una
adicción a la pornografía, un 20% así lo declara, siendo el porcen-
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
101
taje bastante más elevado en hombres que en las mujeres (27,1%
de ellos por un 7,1% de ellas). ¿Quizás porque ellos lo tienen más
asumido y no tienen reparo en decirlo de manera explícita?
Consumo de pornografía en el último mes
Un 47,8% de las personas jóvenes tinerfeñas han visionado pornografía el último mes, siendo el consumo un 46% mayor en los
hombres que en las mujeres. Por tanto, el consumo está tremendamente masculinizado.
Respecto a los motivos por los cuáles han visto pornografía en el
último mes, un 84% lo ha realizado para masturbarse, seguido por
un 21,3% que lo ha hecho para responder a su curiosidad y por un
19% que lo hizo para aprender sobre sexo. Cabe destacar que una
amplia mayoría de la muestra, por tanto, lo ha hecho por placer.
Según el sexo de la persona, los hombres se masturban más por
placer y las mujeres más por la curiosidad, siendo esta diferencia
igual que al preguntarles durante los últimos 10 años (apartado anterior).
Un 39,8% de las personas encuestadas lo ha consumido esporádicamente el último mes, mientras un 38,1% lo ha hecho de forma
semanal. Es importante resaltar el hecho de que un 18% de las personas entrevistadas visiona pornografía de forma diaria, siendo
cinco veces más los hombres que hacen esto diariamente que las
mujeres. De esta forma, los hombres son unos consumidores habituales de pornografía en mayor medida que las mujeres. Para ellos
es más bien una costumbre…
Como ocurría al ser preguntados sobre el consumo de pornografía en los últimos diez años, la práctica totalidad de las personas
102
lo ven en solitario (97%) aunque también hay un 9% que lo consume en pareja. Las mujeres lo ven más que los hombres en pareja,
mientras ellos lo ven más con amigos que ellas (6,1% frente a 1,8%).
De esta forma, el consumo masculino puede verse también como
una actividad más social por hombres que por mujeres.
La mayor parte de las personas que han visto pornografía lo han
hecho en su casa (99%), aunque llama la atención que un 3,8%
lo han visto este último mes en un centro educativo. De ellos, la
práctica totalidad son hombres, con lo cual se reafirma el carácter
social de la pornografía en el grupo de hombres. También es importante citar que el dispositivo más utilizado para visionar pornografía es el teléfono móvil (91% lo ha visto por ahí).
Un 75% de las personas encuestadas ve como un efecto positivo la
pornografía en el último mes para masturbarse a gusto, mientras que
un 31% destaca que es bueno para responder a la curiosidad y para
aprender sobre sexo. Los hombres ven como efecto positivo el masturbase, mientras ellas ven más el efecto positivo de responder a la
curiosidad. Por tanto, las mujeres lo ven con un sentido de curiosidad
y los hombres más por cuestiones relacionadas con el hedonismo.
Respecto a los efectos negativos, un 63% no ve ningún efecto de
este tipo en el último mes, siendo este porcentaje algo mayor en
hombres que en mujeres. Esta cuestión denota que los hombres
tienen una imagen más positiva sobre la pornografía que las mujeres, no viendo su consumo de como un problema. Además, por
otra parte, las mujeres declaran como efecto negativo que han llegado a aburrirse viendo pornografía.
Un 2,1% de la muestra afirmó como efecto negativo que el visionar
pornografía les afectó a sus relaciones de pareja en el último mes.
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
103
Dentro de ese grupo de personas, la mayor parte declaran que a su
pareja le molestaba que él/ella viera pornografía, siendo el porcentaje mayor en hombres que en mujeres. Los hombres declaran que
a su pareja le molesta que vean pornografía en mayor medida que
a las mujeres. Además, ver pornografía hace que se aburran más
los hombres que las mujeres con su pareja (dentro de los que les
afecta el ver pornografía a su pareja, un 0% de las mujeres declara
que ver pornografía hace que se aburran con la pareja, siendo en
los hombres un 18%).
Respecto a si alguien de su entorno sabe que consume pornografía
en el último mes, casi la mitad de la muestra (47,9%) declara que
algún amigo/a, seguido de un 13% que su pareja y un 4,6% sus padres/madres. Además, un 13,1% declara que nadie sabe que ve pornografía. Según el sexo, las mujeres lo llevan más en secreto que
los hombres y también son conscientes en mayor medida que ellos
que su pareja lo sabe. Por el contrario, los hombres afirman que lo
saben más sus amigos y sus padres/madres.
Un 24% de las personas encuestadas declaran que en el último mes
se podrían considerar adictos/as a la pornografía. El porcentaje
de hombres es bastante superior al de mujeres (un 29,7% de ellos
frente a un 8% de ellas). Ello puede indicar que los hombres tienen
menos pudor que las mujeres para hablar de que consumen pornografía. En cuanto a la edad de aquellas personas que han consumido pornografía en el último mes, hemos comprobado que es
mayor en el rango de edad de los mayores de 18 años que en los
menores de edad, esto es, el 49,5% frente al 46,9%.
En definitiva, podemos afirmar que más de un 50% de las personas encuestadas han consumido pornografía de forma habitual
en esta última década, principalmente varones de 18 a 29 años y
104
principalmente para masturbarse y excitarse, por tanto hay diferencias de género y edad en las motivaciones y el uso de la pornografía, que en el caso de las mujeres es mas de tipo informativo.
Coinciden hombres y mujeres de distintas edades, en afirmar que
la educación afectivo sexual ha consistido en acciones formativas
puntuales, mayoritariamente en los centros educativos y que no
siempre han respondido a sus dudas e inquietudes.
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
105
5.
METODOLOGÍA DE LA
INVESTIGACIÓN DE LOS
GRUPOS DE DISCUSIÓN
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
107
Metodología de la
investigación de los grupos
de discusión
Se han realizado un total de cuatro Focus Group (FG) en las cuatro
zonas de la isla; Metropolitana, Turística, Sur y Norte con la participación de padres y madres, miembros de las AMPAS y docentes de
los IES. Debido a la situación sanitaria generada por la COVID-19, los
grupos se han realizado a través de google meet, grabando los mismos mediante consentimiento informado para su posterior transcripción e interpretación. La duración media de los grupos ha sido
de 1,5 horas máxima por sesión y se han desarrollado durante los
meses de enero, febrero y marzo de 2021.Los grupos de discusión
fueron dirigidos por una moderadora encargada de dirigir el debate
y una observadora encargada de controlar su buen desarrollo.
Como requisito para la conformación de los grupos es que no fueran de tamaño inferior a 5 personas y no superior a 10 personas.
En el caso del personal docente, el requisito es que prestaran sus
servicios en los Centros de referencia y en el de las AMPAS que tuvieran hijos o hijas matriculados durante ese curso en el centro.
En los grupos de discusión realizados, han participado un total
de 30 personas, de los cuales 20 eran docentes de los Centros y 10
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
109
representantes de las AMPAS, con un total de 9 hombres y de 21
mujeres.
Participantes
Docente
Área/Zona
H
M
AMPA
H
M
Total
Sur Turístico (FG-1)
0
3
0
3
6
Metropolitana (FG-2)
4
3
0
2
9
Norte (FG-3)
4
1
0
2
7
Sur (FG-4)
0
5
1
2
8
Total
8
12
1
9
30
5.1. Instrumento
Se diseñó un guion de Focus Group recogiendo como referente de
apertura “el consumo de pornografía en jóvenes y adolescentes”. El
objetivo era reunir los discursos, percepciones y opiniones que
tienen los padres, madres y docentes, acerca de la pornografía y la
relación que tienen los jóvenes con ella. El desarrollo de este fue a
través de 4 tópicos o debates:
1. El consumo de pornografía en edades tempranas
2. La Educación afectivo sexual e incidencia de las Tecnologías de
la Información y Comunicación (TIC)
3. Relación del consumo de pornografía con la violencia machista
4. Posición ante la pornografía y alternativas de futuro
110
6.
LA PORNOGRAFÍA
DESDE LA PERSPECTIVA
DE DOCENTES, MADRES
Y PADRES
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
111
La pornografía desde la
perspectiva de docentes,
madres y padres.
Resultados de los grupos de discusión
6.1. Consumo de pornografía en jóvenes a edades tempranas
Existe una diferencia en el discurso relativo al conocimiento de la
pornografía en la actualidad y en las personas participantes de los
grupos de discusión realizados. La mayor parte de ellos, admiten
conocer el formato de la pornografía y sus contenidos, no considerándolo un peligro, salvo en el caso del consumo a edades
tempranas. No obstante, es un tema del que no se suele hablar en
las casas. Tan solo una minoría admite no conocer la actual pornografía ni sus contenidos y en ese desconocimiento verbalizan
cierto temor ante el fenómeno.
“En ese tema estoy completamente en blanco. Que yo sepa mis
hijos no han entrado en esas plataformas ni nada…. Quizás
han entrado alguna vez por curiosidad, pero personalmente
yo no tengo experiencia en ese campo, desconozco como funcionan”. (E-1)
“Como madre te digo que no he entrado, ni quiero entrar, ni
me lo planteo, porque me angustia la mera idea de acceder a
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
113
cualquier tipo de información online y verme con la realidad
de bruces. Me asusta. Si te digo otra cosa, te miento”. (E-9)
Hay un consenso general en el discurso relativo a la existencia de
“un estímulo social para el acceso y consumo del porno” además
de “una facilidad para acceder a las plataformas on line”. Según
las personas participantes, las razones para ese acceso temprano
al consumo de pornografía son principalmente: la curiosidad, la
experimentación sexual, la presión del grupo de iguales.
“Actualmente con el libre acceso a internet...está la pornografía mucho más a mano a todo tipo de edades, por eso pienso
que se debe haber incrementado en edades más tempranas
este consumo...he accedido a páginas de pornografía para
ver si realmente es fácil hacerlo, y sí, efectivamente, es bastante fácil acceder, no tienes que tener grandes conocimientos
digitales para acceder a eso”. (E-16)
“Desde los 10 años ya pueden acceder a la pornografía y el
hecho de tener un hermano mayor que la vea facilita que un
hermano menor acceda más fácilmente y además los chicos lo
tienen más normalizado que las chicas, al menos el contarlo,
tal vez lo vean por igual, pero ellos lo comentan y ellas no”.
(E-27)
“...el grupo ayuda a que eso sea así porque ellos se dejan llevar
por el grupo...y se ponen como retos. Y luego, la curiosidad, si
uno dice “yo he visto esto” ... entonces, van intentando acceder para no quedarse atrás. Desde que haya un par de ellos,
114
que sean como los líderes, que comenten algo, todos quieren
hacer lo mismo, y creo que también va un poco por ahí el hecho de que accedan mucho antes”. (E-18)
“En nuestra época teníamos las revistas, hoy en día es más
fácil acceder porque tienen sus propios móviles, tienen sus
tablets, entran en sus habitaciones y cierran la puerta...creo
que es la curiosidad lo que les pica, a la mayoría de los niños
más que a las niñas”. (E16)
Para la mayoría, ha habido un incremento en el último año del
consumo de pornografía en menores, debido al confinamiento
por la COVID-19, con una gran oferta en la red sin restricciones,
una proliferación de dispositivos móviles al alcance de niños y niñas (sobre todo móviles y tablets) y un aumento de la actividad por
grupos de WhatsApp donde comparten de todo, incluidos vídeos y
fotos porno.
“Hace 30 años comprabas la playboy y ahora solo necesitas el
móvil”. (E-28)
“He abordado el tema con ellos en clase y les pregunté si veían
y accedían a pornografía y según ellos me han dicho es muy
fácil acceder a porno, se comparten ellos mismos vídeos por
el WhatsApp, sin recurrir ni a paginas siquiera”. (E-24)
Generalmente, no parecen censurar el acceso y el consumo de la
pornografía, salvo en el caso de los y las menores. Esto indica que
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
115
ese acceso y consumo goza de cierta normalización y justificación.
Solo una minoría, principalmente docentes del sexo femenino, parecen vincular la pornografía a la violencia, el sexismo y el machismo, afirmando que se trata de un negocio que “erotiza la violencia”.
Muestran una preocupación no tanto por el acceso y facilidad a
este tipo de plataformas sino por la idea de que la sociedad actualmente está “pornificada” a través de programas, música y publicidad, donde se estimula la pornografía mainstreaming y donde muchos de los y las jóvenes son seguidores de influencers y realities
donde la imagen de las mujeres aparece cosificada e hipersexualizada y donde los contenidos son violentos y machistas.
“Este año me enteré a través de una educadora que da charlas para educación afectivo sexual pasó esa información, que
el consumo de la edad del porno ha disminuido, tampoco hay
que rascarse las vestiduras. No tenemos que alarmarnos que
vayas a buscar eso…que pasa que se cosifica a la mujer, pero
no es un inicio a la sexualidad. La pornografía no se acerca a
lo que es la realidad. Consecuencia, tenemos la sociedad que
tenemos, los jueves se emite “la isla de las tentaciones” y eso se
aproxima a la pornografía”. (E-5)
“Se estimula la pornografía y nadie se puede quedar atrás
para que mañana en twitter tengas con quien hablar porque
sino yo soy la friki. No se puede aislar el consumo de pornografía de todo el consumo. Se trata de un consumo rápido, accesible, les estamos dando ideas, imput”. (E-4)
116
El mayor peligro del porno, es cuando sus consumidores pertenecen a grupos de edades tempranas, es decir, los nativos del porno,
que se inician en la sexualidad a través de estas plataformas, pudiendo confundir y erotizar la violencia e incluso normalizándola
“El miedo que me da que normalicen algo que no es real, pues
les falta a ellos en los colegios en los institutos, les falta una
formación afectivo-sexual antes de acceder al porno que les
da una visión no real de las relaciones sexuales”. (E2)
“Mi sensación es que todos tarde o temprano consumen pornografía. Ellos no ven peligro en ello, van a buscarlo, lo ven ¿ellos
son capaces de diferencias lo que es pornografía de la sexualidad real o si en esa pornografía intervienen niños”. (E-5)
En general, las personas que conocen la oferta actual de pornografía online hegemónica de acceso libre como Pornhub, reconocen la
violencia de sus contenidos, que ya no se estructura en formato de
películas sino en entradas explícitas con temas de breve duración
y producción casi inexistente.
“La plataforma más conocida es ahora Pornhub y tiene contenido de porno infantil en clave, de violaciones, etc., y es verdad que la curiosidad debe ir acompañada de educación, ya
que eso está al alcance de todos y sin la madurez puede llevar
a consecuencias negativas que hace que eso lo naturalizan”.
(E-30)
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
Universidad de La Laguna
117
Aun así, algunas de las personas participantes consideran que la
pornografía es ficción y no se asemeja a una sexualidad real, sana y
placentera pues los contenidos que se visibilizan en la pornografía
cosifican y promueven la violencia contra las mujeres. No obstante, afirman que estos contenidos no solo están explicitados en la
pornografía sino en los anuncios publicitarios y en programas de
realities que consumen mayoritariamente las personas jóvenes. La
idea general es que los jóvenes acceden y han visto pornografía,
pero eso no significa que sean consumidores habituales o agresores machistas.
“A mí me sorprende el descenso del consumo, 9 o 10 años, me
parece increíble. Un adolescente accede por curiosidad, otros
porque hay compañeros que en el recreo les dice he visto este
video. Es muy fácil acceder, lo tienes en la palma de la mano y
me llama la atención en los descensos del consumo. Es una visión de la sexualidad un tanto peculiar…vamos a dejarlo así,
de cosificación de la mujer”. (E-3)
“La facilidad de acceso a internet. A veces veo a mi hija que
tiene 10 años y se conecta con la tablet, veo que una página
la lleva a otra. Hay que controlar supervisar los contenidos”.
(E-6)
En cuanto a las razones o motivaciones para que menores y jóvenes accedan a este tipo de plataformas de pornografía, la opinión
mayoritaria es que “existe una facilidad para el acceso, también
la curiosidad y la experimentación bajo sensaciones gratificantes y rápidas”. También la presión del grupo de amigos y amigas
118
es una de las causas para el consumo. La fuerza que tiene su grupo
de iguales, de amigos y de amigas, “en esta edad es absolutamente fundamental” (E-13), “la presión del grupo” (E-8) un factor clave
para la iniciación al consumo.
“Nunca he visto a mis hijos en eso, pero sí que es verdad que me
han dicho que ellos pueden consumir a golpe de tecla”. (E-5)
“Pienso que acceden por curiosidad, experiencias. El cuerpo
va pidiendo experiencias y una manera fácil y rápida es visualizar contenidos que les satisfaga de forma rápida”. (E-1)
“La publicidad sexual está las 24 horas del día en todos lados,
anuncios de condones, de perfumen muy sexuados, aunque
ahora los chicos lo ven con un carácter más analítico de lo que
se veían las cosas antes. Pero socialmente los realities (Mujeres y hombres y viceversa, La isla de las tentaciones, etc.) Les
muestran cosas que lleva a una relajación de valores y de conductas”. (E-28)
“Como docente y profesora que soy creo que estoy de acuerdo
en que ahora todo está sexualizado… música irrespetuosa,
televisión basura, productos que a la larga crea adicciones
muy peligrosas”. (E-29)
Existe una coincidencia en la opinión sobre los factores multicausales para el inicio al consumo de pornografía como la curiosidad
(E-8, E-12 y E-13) y la búsqueda de información sobre cuestiones
afectivo-sexuales. Esta realidad se ve reforzada por la ausencia
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
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de comunicación con las familias (E-7, E-8 y E-9) “aunque no me
lo cuenta todo, todo, todo, tenemos la confianza suficiente para
abordar temas que, habitualmente, suelen ser difíciles de abordar” (E-9), algo habitual y común también en otras generaciones
(E-7 y E-9). La realidad es que nunca ha sido habitual hablar de
sexo en el seno de las familias
“Muchas veces es una conversación tabú, una conversación
que no existe a lo mejor, o que cuesta mucho llevarla a cabo
entre padres e hijos, provoca que también que los niños busquen información o qué es el sexo en sí a partir de la pornografía”. (E-8)
La principal razón por la que ha aumentado el consumo de pornografía entre los y las adolescentes es la irrupción de internet mediante los ordenadores y, posteriormente y ya de manera masiva,
con el teléfono móvil. Entre el alumnado de clase se intercambian,
además, fotos y videos por WhatsApp o por redes sociales de forma
frecuente. El consumo de la pornografía ya no depende de salir a
la calle a buscarla; se ofrece gratis y a cualquier hora, más ahora
que se pasan largas temporadas de confinamiento, sin poder salir
de las casas. Además, se constata que este acceso a la pornografía
se produce desde una edad muy temprana (E-7, E-8 y E-12). Esto,
sin lugar a duda, ha facilitado el acceso: “en nuestra época no teníamos teléfono y el acceso a la pornografía era más complicado
[…] los chicos tienen desde los 9, incluso antes, los teléfonos” (E-7).
Se comienza a consumir pornografía de manera muy temprana:
“te los ves ya, desde los primeros cursos de primaria, 5º, 6º […] y a
cualquier tipo de pornografía” (E-7).
120
En cuanto a cómo afecta el consumo de pornografía según el sexo
o quiénes son los que más consumen, hay una percepción común
de que en el inicio eran los varones, pero en la actualidad “es algo
que está a la par” (E-7) y a la que acceden tanto chicos como chicas.
También se apuntó a una diferencia de contenidos por sexos, esto
es, a ellos les interesan unas prácticas sexuales diferentes a las que
le interesan a ellas y esto se refleja en las búsquedas que hacen en
páginas web de contenido sexual (E-10).
“Francamente, ¿nosotros teníamos confianza con los nuestros? Yo no recuerdo hablar absolutamente nada relativo al
sexo con mis padres, absolutamente nada. ¿Y de dónde sacábamos la información? De lo que te contaba el amigo o la
amiga que se suponía que tenía experiencia […] Ahora la confesión del amigo o la amiga pasa por “entra aquí” o “entra en
el otro lado” […]. Es decir, viven lo mismo, pero en un contexto
diferente”. (E-9)
La percepción del riesgo con respecto al consumo de pornografía
deriva principalmente del consumo en menores en edades tempranas que no han tenido información ni relaciones sexuales.
Según las personas participantes, esto puede llevar a normalizar
prácticas violentas, pues son edades en las que no están capacitados para analizar críticamente lo que ven. Sin embargo, algunos
participantes creen que la juventud es más crítica de lo que los
adultos piensan y que son capaces de discernir entre fantasías/actuación y realidad.
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
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“No sé desde cuando hay estadísticas, pero el confinamiento
ha aumentado el consumo de internet y es un recurso que tienen a mano…Mi hijo de 16 años si la mira, pero no nos supone
problema, él sabe que eso no es realidad y que son actores haciendo un trabajo como cualquier otro, yo veo todo o que ve él
en el móvil. Son películas y no hace chats ni mantiene contacto
con nadie”. (E-26)
“Mi hija de 16 años sabe lo que es la pornografía, lo que es actuación y lo que es una relación de pareja”. (E-28)
6.2. Ausencia de Educación afectivo sexual e incidencia de
las Tecnologías de la Información y la Comunicación
Las personas participantes en estos grupos focales coinciden en
que los factores más importantes del incremento del consumo de
pornografía en la población en general y del consumo en particular
en jóvenes a edades más tempranas se debe al aumento de la oferta
y la diversificación de la misma a través de grandes empresas multinacionales, también en un déficit en educación afectivo sexual
para afrontar críticamente este fenómeno que es interdependiente a las tecnologías de la información y de la comunicación.
“no estamos dando una buena educación afectivo sexual a las
futuras generaciones, ahí está la prueba en este consumo que
se ha incrementado del porno, creo que una de las causas es
esa, que no estamos proporcionándole toda la información, o
se la damos con mucho adorno, no lo explicamos con naturalidad, cómo es”. (E-16)
122
“Creo que la educación afectivo sexual es insuficiente, porque
los chicos tienen relaciones cada vez más temprano y deben
saber muchos temas, deben abordarse muchos temas”. (E-24)
El fácil acceso y la popularización de dispositivos móviles, tabletas, así como las ofertas del mercado sin ningún tipo de control en
los contenidos (programas, música, publicidad) han propiciado un
aumento de la demanda.
Para la mayoría de las personas participantes, en la actualidad
hay una escasa educación afectivo-sexual, limitada a charlas puntuales que no abordan este tipo de cuestiones. Entienden como
buena educación afectivo-sexual de calidad, aquella que va más
allá de charlas puntuales y con contenidos que superen los de la
prevención de los embarazos no deseados y las enfermedades de
transmisión sexual, incorporando la gestión de las emociones, la
afectividad, las relaciones tóxicas y la violencia, entre otras cuestiones. Para ello, consideran que debe ser personal especializado
el que imparta esos contenidos de forma estable en los planes de
estudio y adaptadas a las edades evolutivas del alumnado. Asimismo, se enfatiza la importancia de fomentar una escuela de padres
y madres con este tipo de formación que aborde estas cuestiones
emergentes desde la familia y la escuela.
“Tendría que ser no solo en casos puntuales; poner un preservativo o evitar ciertas cosas. Estamos hablando de evitar
las relaciones toxicas como La isla de las tentaciones… “hago
esto para que me entiendan que pueden perder” este tipo de
relaciones tóxicas que nos enseñan como si fueran un merca-
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en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
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do. Deben aprender a gestionar la afectividad para después
gestionar la sexualidad. En España se adolece, como docente
no estoy preparada, oigo cosas que me ponen los pelos de punta. Creo que la educación debe ser en el hogar y en los centros
educativos, falta bastante formación”. (E-3)
Demandan la necesidad de impartir esa educación afectivo sexual
de calidad, donde la familia y la escuela sean participes y donde
esta sea estable e incluso incorporada en el currículo educativo,
siendo impartida por profesionales especializados.
“En la escuela yo no estoy preparada y este tema lo tienen que
llevar especialistas, no docentes. En el tema, de la parte afectivo-sexual me responsabilizo con mis hijos cuando empiezas
con la sexualidad y yo les nombraba una cosa ellos iban 4 capítulos adelantados”. (E-5)
“Que se dé por especialistas, pero que se dé cómo una asignatura más, no una charla al año, sino que sea más presente
en su evolución del aprendizaje. No digo que tenga nivel de
lengua pero que sea como una especie de Educación Cívica”.
(E-4)
“Los centros públicos de Canarias solicitamos charlas a profesionales y son los profesionales quienes se encargan, ya que
los profesores no estamos especializados, podemos hacer actividades y reforzar algunos temas, pero la formación debe
dar expertos”. (E-25)
124
“Para tratar el tema de salud afectivo sexual creo que lo deben hacer profesionales del tema, asumir que padres y madres y profesorado tienen esa capacidad para educar es asumir que quienes nos hemos educado hace tiempo tengamos
esas herramientas y por tanto no necesariamente tienes ni
la capacidad ni los recursos para trabajar estos temas con
jóvenes. Además, no necesariamente un padre o madre es un
ejemplo suficientemente maduro en el tema, para eso tenemos
sexólogas, que son expertas en el tema”. (E-30)
En parte, consideran que, si bien no es el desencadenante del incremento del consumo, la cronificación de este consumo también
se debe a la falta de apoyo y confianza con los padres y madres y
las herramientas que estos dispongan para orientarlos. En ese
sentido, perciben que la mayoría de los padres y madres carecen
de conocimiento sobre el fenómeno, preparación para abordarlo
y mucho menos para resistir a la compra de dispositivos móviles,
al acceder cada vez a edades más tempranas, entre los 8 y 9 años.
“Acceden en compañía de amigos y para no quedarse atrás. A
lo mejor entran y les impactan y lo dejan y otros se enganchan
y también depende del nivel de confianza que tengan en casa
para hablar. Los padres y madres también tienen que actualizarse”. (E-3)
“Hay muchos padres que no saben hablar de esos temas hay
tabúes, pero si la escuela lo trata se podría paliar todo esto”.
(E-1)
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
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“...no dejaría esto a las casas, lo pondría en los Institutos como
algo obligatorio, porque si en las casas no están preparados
para tener esas conversaciones con sus hijos, ellos van a terminar aprendiendo solos y aprendiendo mal, o directamente
sin saberlo, se van a dar de frente con la realidad y no van
a saber cómo afrontarlo...en los Institutos debería ser como
una enseñanza más”. (E-17)
“...no podemos esperar que todos los padres estén preparados, que sería lo ideal...la educación escolar debe incluir este
tipo de materia, y no solo charlas, que se quedan cortas y no
es suficiente...con ellas se quedan con muchas dudas y preguntas...necesitarían docentes preparados para responder
esas dudas, para hablar con ellos...no todos los padres están
preparados psicológica o culturalmente para eso, y creen que
explicarles algo es incitarles a hacer, cuando es todo lo contrario, por eso la escuela es tan importante...” (E-16)
Además de considerar que la educación afectivo-sexual impartida
en los centros es deficitaria, se abordan dos cuestiones más: la primera hace referencia a que el sistema educativo se ha quedado obsoleto respecto a los nuevos retos de la globalización “tenemos un
sistema educativo obsoleto y, también, muy acomplejado que no
se atreve a plantear este problema como lo que es” (E-10). La mayoría coincide en considerar esta deficiente educación afectivo-sexual otra de las razones por las cuales se accedía a la red en busca
de pornografía por los y las adolescentes. Y es que la comunidad
educativa está de acuerdo en considerar que esta educación afectivo-sexual no solo debe mejorar, sino que debe contemplarse en
126
todos los estamentos de la vida de la población adolescente. Dicho
de otra manera, las familias y los centros educativos deben proveer de esta educación (E-7 y E-8). En cuanto al colegio e instituto,
en concreto, debe contemplarse “de manera transversal, debe de
estar en el currículo, en todas las materias y de una forma visible”
(E-11), asegurando que el profesorado no está preparado para impartir este tipo de contenidos y que, quizá, debería contratarse a
un equipo experto que abordara esta materia en los centros (E-7
y E-12) o, también, formar al profesorado actual en esta cuestión
(E-8). La otra cuestión que plantean es la de las presiones y miedo
que tiene el personal docente a recibir denuncias por parte de las
familias del alumnado por impartir estos contenidos en las aulas
(E-7, E-8 y E-12).
En relación con las nuevas tecnologías, mantienen la creencia de
que estas mejoran cuantitativa y cualitativamente la formación y
las relaciones de convivencia e igualdad entre la juventud. Sin embargo, admiten que han cometido el error de pensar que esta generación -la generación digital- iba a tener mayor control en relación
con las nuevas tecnologías o iban a ser más competenciales: “en un
primero de la ESO todo el mundo tiene su móvil” (E-11).
Consideran que la juventud tiene facilidad para el acceso a internet y que es fácil entrar a estas páginas, incluso aunque carezcan
de criterios y de las consecuencias que pueden producir en su futuro (E-9). Para la mayoría, el uso de las TIC en la actualidad constituye un factor de riesgo sobreañadido porque no solo hay facilidad de acceso a la pornografía, sino facilidad de producción de
pornografía. Por ejemplo, el smartphone, gracias a su cámara de
video integrada, hace que no solo sea un receptor de pornografía,
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
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sino que la población adolescente pueda protagonizar sus propios
videos y luego subirlos a las diferentes plataformas web con los
efectos producidos con la huella digital (E-10).
“Que además se produce una especie de efecto Pigmalión, porque si a su vez tú produces en función de lo que has consumido, el porno que produces tú de forma amateur, va en función
del porno que has visto que, a su vez, es irreal”. (E-10)
Manifiestan que este acceso temprano a internet y sus distintas
plataformas ha pillado “fuera de juego” a muchos centros educativos, que no han podido ofrecer a tiempo información o una educación afectivo-sexual de una manera reglada (E-7). Algún participante aseguró, es más, que las generaciones anteriores accedían
más tarde, porque para consumir este tipo de productos sexuales
había que ir al kiosco del barrio en busca de revistas especializadas que no solían vender a menores. Así que cuando se lograba
consumir pornografía, por las muchas barreras que lo retrasaban,
ya habían hablado formalmente de sexo en las aulas (E-7).
No obstante, la mayor parte de los centros educativos ponen medidas disuasorias para limitar el uso de los teléfonos móviles, reconociendo que a veces no es efectivo en los grupos de edad de
más de 16 años a los que es imposible controlar en su uso y contenidos.
“En 1º de la ESO los móviles están prohibidos, pero a partir
de 4 de la ESO la batalla está perdida, te despistas, giras
la cabeza y ya están consumiendo, pornografía o no, o
128
Instagram. Escapa del control de los docentes y los padres y
madres”. (E-5)
“En los colegios no se usan, pero sí que es cierto que desde muy
temprano ya tienen el celular. Ya con 8 años en la comunión
ya les regalan el móvil. Cuando empiezan el IES ya es necesario, luego sales al patio y no hay conversaciones todos con la
cabeza abajo”. (E-1)
6.3. Consumo de pornografía y relación con
la violencia machista
Las personas participantes vinculan mayoritariamente el consumo habitual de pornografía a la violencia machista. Las razones
que esgrimen son los modelos impuestos de dominación y la erotización de la violencia. No obstante, hay cierta aceptación del consumo del porno sobre todo en personas adultas y diferencian el
consumo puntual como parte del ocio o de las fantasías sexuales
que no sería pernicioso y el consumo habitual y frecuente que podría derivar en adicciones y violencia machista.
“Es indudable que la violencia machista va vinculada al consumo de la pornografía. No quiero decir que todos los que
consumen sean maltratadores o violadores en manada, no
es, habría que hacer un estudio de los hombres que están en
la cárcel. No me baso en datos objetivos, pero quien consume
habitualmente pornografía ve a las mujeres de una manera,
como un objeto a las que cosifica. Hacen el acto sexual con
bastante agresividad”. (E-5)
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en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
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“Para mí es un rotundo sí que la violencia machista va vinculada al consumo de la pornografía. Tiene que ver lo que ven
o lo que idealizan con las páginas porno, con el tema luego
de relacionarse, de relaciones heterosexuales...sobre todo
por parte de los hombres, idealizas una relación, idealizas
las relaciones sexuales, y al final, es dominación del hombre
sobre la mujer...dejarte manipular, dejarte pegar...influye
bastante en lo que puede ser una relación, y más, si no tienes
ningún tipo de educación sexual...o sea, para ti esa va a ser
como la realidad, es lo que ves y lo que vas a llevar a cabo en
tus relaciones...” (E-17)
“Los de la “Manada” seguramente habrían visto porno, consumido alcohol y muchas cosas más, así que respecto a las
barbaridades que pasan … yo a mis hijos intento por todos los
medios que sepan discernir”. (E-23)
“La pornografía es y esto hiere la sensibilidad de los chicos que
no están maduros para ver estas atrocidades. Las enfermedades del futuro van a ser las enfermedades mentales, así que la
violencia genera violencia, y lo mismo cuando están intentando
enganchar a pibitos a la ludopatía, con constantes anuncios de
juego en la tele. Deberíamos de proteger a los memores de esta
porquería que hace daño a sus pequeñas mentes y que los pueden convertir en monstruos sexuales el día de mañana”. (E-25)
Mantienen el discurso de que no solo la pornografía explícita a
través de sus productos y oferta puede ser la generadora de roles
sexuales estereotipados, sino también, la música, el arte, los vi-
130
deojuegos, los medios de comunicación y la publicidad que hacen
énfasis en la hipersexualización de la sociedad: “es toda una red
y es toda una propaganda, a través de todas las vías de comunicación posible y eso, evidentemente, nos lleva a pensar que detrás
hay una macroempresa interesada en que esto siga siendo como
es” (E-9).
Algunas de las personas participantes consideraron que no solo la
pornografía ayuda a forjar un futuro machista, un futuro perpetrador de violencia de género, sino que hay que contemplar otros
muchos factores de tipo individual, social y familiar.
“depende también de la educación recibida en casa, depende
de las amistades, depende de la inteligencia del niño y de la
capacidad que tenga para distinguir ciertas cosas. Creo que
hay chicos que consumen porno pero no tienen por qué acabar siendo maltratadores, que depende de muchísimos otros
factores”. (E-14)
“Podría haber relación, aunque depende de cómo se consuma,
es decir si es puntual o por diversión o pasar el rato o un modelo a seguir”. (E-3)
Lo cierto, es que, para la mayoría, la pornografía se ha popularizado produciendo una oferta y un consumo de masas que va más
allá de películas y vídeos, ampliándose a programas que se emiten en horario de máxima difusión y que reproducen estereotipos machistas y la normalización de la violencia sexual contra las
mujeres.
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“Creo que lo que se ha hecho no solo con la pornografía sino
con películas como 50 sombras de Grey es erotizar e idealizar
la violencia. Estás viendo cuál es tu papel, lo que les gusta a
ellos que es darte y tu recibir”. (E-2)
La opinión generalizada es que la pornografía ofrece una visión
distorsionada de lo que es la sexualidad (E-7, E-9 y E-13) y, por supuesto, hay una evidente vinculación entre este tipo de sexualidad
misógina con la violencia machista (E-8, E-12 y E-13), “porque repiten patrones, repiten lo que ven” (E-9). Existe un discurso mayoritario y un acuerdo respecto a que la pornografía es perjudicial
sobre todo para adolescentes que no se han iniciado a la sexualidad. Este peligro deriva en que los productos que consumen están
basados, en su mayoría, en violencia y subordinación de las mujeres. Además, es un coste que ya en algunos casos se está pagando,
como cuando empiezan a copiar modelos y replicarse como por
ejemplo en “las manadas” (E-9 y E-13). También el riesgo existente
en la población adolescente que consume pornografía a adoptar
y reproducir prácticas de riesgo en sus relaciones, es decir, aquellas que tienen impacto en su salud o en la de su pareja. De ahí que
se asegure que hay que prestar especial atención al pensamiento
consecuencial, dado que, por esa falta de discernimiento entre
la realidad y la ficción, varios de los participantes manifestaron
que les “preocupa que ellos a veces trasladen esas cosas que ven
como la normalidad de una relación” (E-12) o “lo que me preocupa
es la lectura que ellos están haciendo de eso que consumen” (E13). Es decir, los y las integrantes de los grupos de discusión manifestaron cierto miedo a los cambios en las conductas sexuales
de la población joven que consume pornografía. En ese sentido,
132
alertan insistentemente no solo de ese incremento del consumo
de páginas porno en internet sino de los productos que se ofrecen
en televisión, con programas y películas que reproducen estereotipos machistas y la normalización de la violencia sexual contra
las mujeres.
“Internet es un espacio sin semáforos, infinito, pero también
la televisión lo es, la publicidad, los programas de Telecinco,
de la Televisión Canaria también, y aquí estamos en Canarias, programas que les ponen esas cosas en la cabeza...preliminares para buscar pornografía, que es una gasolina más
para la dominación...” (E-19)
Sin embargo, a pesar de ese temor, existe un cierto discurso de
aceptación del consumo de pornografía en personas adultas, al
considerar que estos saben diferenciar la realidad de la ficción —
una ficción que se denominó en una ocasión “fantasías extremas
de adultos (E-12)— no tiene por qué ser nocivo el consumo de pornografía (E-8 y E-10).
“Si tú eres una persona que tiene un cierto bagaje y eres capaz
de separar lo que muestra la pornografía de tu vida cotidiana, incluso de tus relaciones amorosas, no tiene por qué implicar un problema, al menos, en tu ámbito cercano […] y en el
caso de chicos tan jóvenes creo que no existe esa disyuntiva. Y
ese es el gran problema, creo yo”. (E-8)
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
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6.4. Posición ante la pornografía y alternativas
Las alternativas en general, para las personas participantes en los
grupos de discusión, deberían ir dirigidas por una parte a la disuasión de la demanda pornográfica mediante una buena educación
afectivo-sexual con la implicación de gobiernos, sociedad y comunidad educativa y, por otra, en el establecimiento de alternativas
para el tratamiento de aquellas personas que presentan importantes adicciones
“La base de toda educación es en el sentido amplio no es solo
en la escuela es un todo desde casa, instituto, medios de comunicación, es un problema médico para los adictos, pero desde
la prevención hay que enseñar lo que es y lo que no es”. (E-5)
La posición mayoritaria de las personas participantes es la prohibición del consumo de pornografía en menores, afirmando que
mientras esté presente en nuestra sociedad se debe plantear una
alternativa de formación integral especializada afectivo sexual
para las personas jóvenes, docentes y familias donde se informe
sobre los peligros de la pornografía para dotarles de mecanismos
para enfrentarse a ella. Asimismo, opinan que los gobiernos deberían establecer leyes y medidas de “control parental por defecto”
como en otros países europeos para que los y las menores no puedan acceder a páginas pornográficas y las empresas que lo incumplan puedan ser sancionadas
“Formación especializada a la comunidad educativa. En el
día a día la pornografía está ahí, hay que hablarles, uno como
134
padre no sabe cómo hablarles y como decirle. Prohibirlo es
imposible puedes tender control en casa, pero fuera… es hablar y eso. (E-6)
“Que logren saber decidir y aprender a decir no”. (E-4)
“Lo que no es normal es que los chicos estén viendo un vídeo
sobre reproducción y les salga un anuncio de porno. Esto es
una realidad distorsionada que hay que combatir prohibiéndolo, no hay otra manera”. (E-1)
“Sería necesario que España comenzara a regular un control
en todas las páginas pornográficas como en otros países para
que los menores no puedan acceder”. (E-5)
Todos los participantes manifestaron lo extremadamente compleja que es esta cuestión. Así y todo, algunos participantes se mostraron en contra de ilegalizar la pornografía (E-7, E-8, E-9, E-10 y
E-11) al considerar, que se trata de un consumo que se va a llevar a
cabo igualmente, “si lo ilegalizas, haces que esa persona se acerque
a entornos ilegales para acceder […] al final el perjuicio es peor”
(E-10). Dicho de otra manera, se proponía una regulación interna
de la industria de la pornografía más que una ilegalización del producto final, si bien la mayoría se manifestó en contra de la legalización y a favor de establecer más limitaciones para que acceder
a estos contenidos “no sea tan fácil” (E-7), añadiendo la dificultad
que traería aparejada la regulación del tráfico en internet de este
tipo de productos.
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
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“No soy de prohibir, más bien de informar y que se tomen decisiones, estamos hablando de menores que todavía no están
formados, y de que los padres en general, muchos no están
haciendo esa función, por eso es necesario ese sistema de bloqueo de las páginas porno online”. (E-18)
“...es perfectamente lógico, lo deberíamos hacer aquí el exigir
el control de la pornografía online como hizo Francia, con el
acceso fácil a este tipo de industria. A esas industrias pornográficas no les interesa poner ese tope, porque les afectaría
los beneficios”. (E-20)
“Yo soy de los de prohibido prohibir, ya que la prohibición
provoca deseos morbosos, pero estoy a favor de restringir,
multar, inspeccionar, etc. y lo mismo pienso con respecto a
los hombres que van a la prostitución, que se les debe multar.
La cosa pasa por endurecer las medidas coercitivas sobre
aquellos que facilitan el acceso a la pornografía. Porque para
entrar a ver porno no se pide nada … nada, no hay ningún
control de nada. Hay que ser mucho más restrictivos, porque
estamos dejando que la responsabilidad recaiga en manos de
padres y de los chicos y no sobre quienes debe caer”. (E-28)
Otra de las alternativas propuestas va dirigida a la educación integral, esto es, un buen colchón educativo respaldado legislativamente (E-7, E-8 y E-9), que ataje las consecuencias derivadas de la
pornografía (E-8, E-10, E-11 y E-13). Se repitió en diferentes ocasiones la importancia de transmitir valores de respeto y, para ello,
utilizar la vía de la formación continua como el método más eficaz.
136
Asimismo, se consideró necesario fomentar las sinergias entre el
personal docente y las familias (E-8), formación del profesorado
sobre educación afectivo-sexual (E-7) (E-9) y, finalmente, levantar
los tabúes en cuanto al sexo en general, para vivirlo de una forma
más positiva y sana (E-8).
“La llave es la educación. La formación. […] Formar a todos
los entes. Formar a todos los que están cercanos a los chicos.
La cuestión machista. El papel de la mujer. Más charlas. Más
formación. Más trabajo. Más implicación”. (E-13)
6.5. Conclusiones de los Grupos de Discusión
Una de las principales preocupaciones por parte de la población
adulta (docentes y familias) es el aumento del consumo de pornografía en edades tempranas y la facilidad de acceso. Este fenómeno lo relacionan con la irrupción de las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación (TIC). No obstante, en su opinión,
este aumento no es exclusivo de las TIC y la facilidad de acceso a la
pornografía, sino por la influencia de la denominada pornografía
mainstream, cuyos contenidos están insertos en la publicidad, el
arte, la cultura, los medios de comunicación, la música y la moda,
sirviendo de modelo o de escuela de sexualidad de las personas jóvenes cuando adolecen de una buena formación afectivo sexual.
También existe una segunda preocupación derivada del desconocimiento general y la falta de formación e información de familias,
docentes y jóvenes sobre la pornografía, así como sus consecuencias en el incremento de la violencia machista.
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en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
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No obstante, y a pesar de reconocer que existe una relación entre
los contenidos cosificadores e hipersexualizadores de la pornografía, las relaciones de dominación hacia las mujeres y la violencia machista que llegan a “erotizar la violencia” hay una cierta
aceptación de su consumo, diferenciando, eso sí, el consumo por
ocio y fantasías sexuales de adultos del consumo de jóvenes como
iniciación de la sexualidad y elemento de cohesión con el grupo de
iguales.
En cuanto a las razones o motivaciones por los que la juventud
consume pornografía, mayoritariamente manifiestan que son por
la búsqueda de información sobre sexualidad, la facilidad de acceso y la diversidad de la oferta, la irrupción de internet mediante
ordenadores y, posteriormente y de manera masiva con el teléfono
móvil, la curiosidad, la experimentación bajo sensaciones gratificantes y rápidas y la presión del grupo de iguales. Este consumo de
pornografía y sus efectos influye más en la sexualidad de los hombres que en las mujeres, si bien se ha convertido en un producto
que diferencia contenidos sobre la base de la oferta para generar
una mayor demanda y beneficios.
Un factor desencadenante del incremento del consumo del porno,
junto a las razones esgrimidas con anterioridad, es la ausencia de
una buena formación afectivo-sexual por parte de docentes, familias y jóvenes. Esta formación especializada debería estar implementada en el currículo educativo, ser impartida de forma estable
por personal especializado y facilitar la comunicación de todos los
agentes de la comunidad educativa. Como alternativas, plantean
una formación afectivo-sexual que aporte herramientas y que influya en una sexualidad sana, placentera e igualitaria. Así mismo,
138
la regulación por parte de los poderes públicos para prohibir el acceso de los y las menores a páginas pornográficas y sancionar a las
empresas que lo incumplan.
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
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139
7.
CONCLUSIONES Y
PROPUESTA
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
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Conclusiones
y propuesta
Que el consumo de pornografía en menores y adolescentes puede ser altamente perjudicial para su desarrollo integral y para
fomentar relaciones igualitarias y que esto es una preocupación
de las personas adultas, tanto padres como madres y docentes e
influye en un tipo de sexualidad violenta, es algo que no sólo se ha
confirmado en muchos de los estudios realizados hasta la fecha en
España ( Ballester 2020, Cobo 2020, Alario 2018) sino en grupos
especializados como la Fundación ANAR.
Según el Instituto Nacional de Estadística, siete de cada diez menores de entre 10 y 15 años tiene un teléfono móvil, lo que indica que
el uso de las nuevas tecnologías está cada vez más extendido entre
los más jóvenes por lo que el consumo de pornografía está en pleno
desarrollo y sus efectos pueden derivar en adicciones, violencia y
puede impedir relaciones sexuales sanas en la edad adulta.
Para analizar el fenómeno de la pornografía en la actualidad, hemos visto que es necesario dirigir la mirada a la construcción de
la masculinidad y de la sexualidad masculina y los modelos de socialización. En gran medida, ellos son mayoritariamente los con-
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
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sumidores y este consumo se inicia en edades tempranas en Tenerife (a partir de los 12 años de media). No obstante, cuando nos
referimos a la pornografía, en el imaginario colectivo aparecen las
imágenes explicitas de vídeos en páginas pornográficas, pero son
muchas las investigaciones que apuntan a la “pornificación de la
sociedad” y el “porno mainstreaming”, es decir, esas imágenes y
discursos que se insertan en todos los contextos de nuestra sociedad, cultura, arte, cine, publicidad, televisión, música y que influyen en la sexualidad de los y las más jóvenes aportando modelos
sexistas, cosificadores e, incluso, violentos.
En ese sentido, nuestro estudio confirma que tanto docentes
como padres y madres perciben este fenómeno social y la influencia en la conformación de la sexualidad y las relaciones entre los
y las jóvenes en Tenerife. También, la preocupación ante esta extrema cosificación de las mujeres y la erotización de la violencia,
así como los procesos de normalización en nuestra sociedad que
banalizan el consumo de pornografía e, incluso, justifican el mismo como un instrumento para la iniciación sexual y el desarrollo
de las fantasías eróticas, mediante un modelo de sexualidad androcéntrica.
La ausencia de educación sexual integral y orientada a la prevención de la violencia sexual ha convertido la pornografía en una escuela de sexualidad patriarcal, donde los más jóvenes acuden para
iniciarse, excitarse o buscar información sobre sexo. Muchos de
nuestros jóvenes y adolescentes comienzan a consumirla antes de
haber iniciado sus primeras relaciones sexuales, aunque existen
matices en relación con el sexo pues las mujeres acuden al porno
en búsqueda de información y los hombres como un instrumento
144
para la excitación y el placer, lo que puede repercutir en la construcción de sus deseos, sus expectativas y la imagen de la otredad.
La mayor parte de los y las jóvenes tinerfeñas han accedido a las
páginas web de pornografía a través de sus dispositivos móviles
y, en el caso de los varones condicionados por el grupo de iguales,
muchos de ellos en la actualidad siguen consumiendo pornografía.
Existe una evidencia de que los mensajes que emite la pornografía
ayudan a normalizar la violencia a través de su erotización. Sus vídeos contribuyen a la masturbación masculina mayoritariamente
a través de imágenes violentas y de dominio sobre las mujeres. En
ese sentido, ellas constituyen un mayor número de personas que,
tras visibilizar pornografía, abandonan su consumo y las que siguen visualizándola lo hacen en pareja o simplemente buscando
información.
No existe una concepción de los riesgos del consumo de pornografía, tan solo una minoría de jóvenes y adolescentes perciben o se
autoperciben como adictos. En el caso de los adultos, también hay
una cierta minimización del riesgo, diferenciando el consumo de
pornografía entre adultos del consumo de la pornografía de menores, también diferenciando entre realidad y ficción a pesar de
que la mayoría reconoce no tener información a este respecto.
Esta cuestión es relevante en nuestro estudio, puesto que la mayor
parte de los y las jóvenes y adolescentes encuestados admite haber
consumido pornografía alrededor de los 12 años y muchos de ellos
continúan haciéndolo, a pesar de confirmar que mayoritariamente la educación sexual recibida es escasa o que no les aportó información relevante, sobre todo a los varones.
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De esta manera, la ausencia de una buena educación afectivo-sexual y el inicio temprano y continuo de pornografía va a influir notablemente en la socialización y la adultez y en la relación entre
hombres y mujeres, pues se adquieren modelos de aprendizaje
que se alejan de la igualdad y reproducen el sexismo y la dominación sobre las mujeres.
En definitiva, la producción y reproducción de modelos igualitarios encaminados a una sexualidad libre de violencia corresponde a toda la sociedad. Sin embargo, en la actualidad, son las instituciones educativas las que mayoritariamente están abordando
estos temas. Otra cuestión es si la información-formación corresponde a las expectativas de los y las jóvenes y si esta es de calidad.
En ese sentido, tanto los adultos como los jóvenes participantes en
este estudio afirman que la formación recibida es insuficiente y
debería incorporarse de forma estable en el currículo formativo y
ser impartida por personal especializado.
Esta formación insuficiente, así como otros factores mencionados
con anterioridad, repercute en la idea de que la mayor parte de las
y los jóvenes tinerfeños consideren positivo el consumo de pornografía y, por lo tanto, constituya una “escuela de desigualdad” para
el aprendizaje de una sexualidad tóxica cuya fuente de excitación
y placer procede de la violencia. No obstante, vemos que esa percepción está atravesada por la variable sexo, pues las mujeres no lo
perciben de igual manera. Un número nada desdeñable considera
que la pornografía no aporta nada positivo a sus vidas.
En definitiva, este estudio nos aproxima al perfil del consumidor
joven en Tenerife, que estaría definido por un joven varón que se
146
inicia a una edad de 12 años con la idea de aprender sexualidad y
obtener excitación y placer con las imágenes que visualiza en el
porno. Se trata de un joven que ha continuado su consumo, principalmente en casa y a solas, y que no percibe consecuencias negativas ni riesgos en este consumo. En cuanto a los adultos -padres,
madres y docentes-, nos encontramos con una falta general de información y una demanda de formación integral para toda la comunidad educativa donde se aborden estas cuestiones. También,
con una preocupación por el consumo de pornografía en general
y por la pornografía mainstreaming en particular y como puede
afectar en el desarrollo de los jóvenes y las relaciones de violencia.
Por tanto, una de las propuestas de intervención debe ir dirigida a
garantizar información exhaustiva sobre la pornografía y sus
riesgos mediante campañas de prevención y disuasión de la demanda prioritariamente en edades tempranas. Estas campañas de
sensibilización deben ayudar a generar un espíritu crítico hacia las
fuentes de información y los contenidos pornográficos, haciendo
ver los mitos y las realidades. Además, estas deben adaptarse no
solo a la juventud, sino a las familias y a la ciudadanía en general.
Así mismo, es necesario el diseño de protocolos de intervención
frente a las posibles situaciones de riesgo y de violencia, estableciendo un dialogo abierto sobre la sexualidad en el entorno familiar y educativo y una disponibilidad para resolver las dudas que
aparezcan. Es importante, también, la transmisión de la idea de
que las mujeres no son objetos al servicio del placer masculino, así
como el fomento del consumo seguro y responsable de las tecnologías, informando sobre los factores de riesgo y la realidad que hay
detrás de la pornografía.
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en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
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Otra de las propuestas tiene relación con la promoción de programas de educación afectivo sexual, de forma estable, continua,
especializada y dirigida a toda la comunidad educativa: docentes,
padres y madres y alumnado. Esta educación afectivo-sexual debe
iniciarse en las primeras etapas del desarrollo abordar estas cuestiones y retos actuales.
Otra de las acciones debe ir orientada a políticas públicas, promoviendo contenidos no sexistas en los medios de comunicación
y publicidad y mecanismos para el control del acceso de menores a pornografía. Para ello, es necesario la colaboración entre las
administraciones públicas y las plataformas de internet, pues se
debe implementar mecanismos de regulación del acceso a contenidos pornográficos, asegurando que los y las menores de edad no
puedan acceder a la pornografía. A su vez, es preciso enfatizar en
la importancia de establecer sistemas de control parental y pactar
pautas para la utilización correcta de los dispositivos móviles.
Por último, la importancia de promover investigaciones sobre la
infancia y adolescencia que derive no solo en un diagnóstico sino
en una formación integral de aquellos profesionales de distintos
ámbitos y con un enfoque integral e interdisciplinar para que impacten en las políticas públicas y en las intervenciones de prevención y atención a la infancia y la adolescencia.
148
8.
BIBLIOGRAFÍA DE
REFERENCIA
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
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149
Bibliografía de
referencia
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152
9.
ANEXOS:
INDICE DE TABLAS
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
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153
Anexos:
Índice de tablas
Anexo 1:
Dimensiones de análisis de la encuesta: jóvenes de 16 a 29 años
Dimensiones
Indicadores
I.
Preguntas de
identificación
•
•
•
•
•
•
II.
Dimensión
afectivo-sexual
Edad
Sexo (identidad sexual)
Orientación sexual
Municipio en el que reside
País de origen (nacimiento)
Estudios completados (solo el nivel
más alto)
• Estudios en curso
• Situación laboral
• Situación de convivencia
• Ha recibido o no educación
afectivo-sexual
• Ha participado en
algún curso y dónde
• Respondieron a sus preguntas,
curiosidad o intereses
• Forma de resolver las dudas (se
pueden responder varias opciones)
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
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III.
Trayectoria de los
últimos 10 años
en el consumo de
pornografía.
156
• Conocimiento de acceso a la
pornografía en estos años.
Si la respuesta es positiva se
cumplimentan las restantes.
• Edad en la que empezó a ver
pornografía
• Edad en la que recuerda ver las
primeras imágenes
• Razones por las que miraba
pornografía (varias opciones)
• Medios o formas de
descubrimiento de la pornografía
• Frecuencia
• Incremento, o no, de la
visualización de porno
• Razones o hechos para ello
• Visualización de porno en solitario
o acompañado
• Contexto donde lo miraba
• Aparatos
• Efectos positivos
• Efectos negativos
• Si se sabe, o no,
que mira porno y quién
• Autopercepción como adicto
o no al porno
IV.
Trayectoria en el último
mes en el consumo de
pornografía
• Mira pornografía
• Motivos por los que mira
pornografía
• Con qué frecuencia mira
pornografía
• Cómo mira pornografía
• Dónde mira pornografía
• En qué aparatos mira pornografía
• Efectos positivos
• Efectos negativos
• Si se sabe, o no, que mira
porno y quién
• Autopercepción como
adicto o no al porno
• La pornografía afecta a la imagen
que tiene de las mujeres
• La pornografía afecta a la imagen
que tienes de los hombres
• Ha recibido anuncios de ofertas
sexuales, relacionados con la
pornografía
Sexualidad y consumo de pornografía
en adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años
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Anexo 2:
Dimensiones de análisis de los Grupos de Discusión: docentes,
padres y madres.
Referente de apertura: consumo de pornografía en jóvenes
158
DEBATE 1
Consumo de pornografía en jóvenes
en edades tempranas
DEBATE 2
Educación afectivo sexual e incidencia
de las TICS
DEBATE 3
Consumo de pornografía y relación con
la violencia machista
DEBATE 4
Posición ante la pornografía y
alternativas