Rubén Aguado: "Las rutas a caballo son una parte, muy importante, del “turismo del caballo”

¿Cuál es el panorama actual de turismo ecuestre en el mundo?

Es muy diverso, tanto en su nivel de desarrollo como por el potencial de cada país. De alguna manera, Francia es la principal referencia, ya que lleva más de 75 años promocionando el turismo ecuestre. Incluso, en el caso de la federación francesa, existen  unas licencias específicas para turismo ecuestre, que representan alrededor del 10% de las licencias totales. Teniendo en cuenta que Francia tiene más de 700.000 federados, hay 70.000 de ellos con licencia de turismo ecuestre.

¿Qué actividades desarrolla FITE?

El objetivo de FITE es identificar las problemáticas que rodean al turismo ecuestre en los diferentes países y aquellas que son comunes, para definir estrategias e iniciativas que puedan solucionarlas. Actualmente, se han elaborado unas guías metodológicas para conseguir que los estándares mínimos sean comunes a todos los países. Tenemos guías para para empresarios ecuestres, para la formación de guías ecuestres y para todo lo que tiene que ver con el alojamiento. Son guías indicativas que, en algunos países, no son necesarias porque ya lo tienen muy desarrollado. Por ejemplo, en España tenemos ya una FP de guías ecuestres, pero Madagascar no, y es una de las cosas que han pedido.

Entre las iniciativas destaca la  celebración bianual de un Encuentro Internacional de  Turismo Ecuestre. El primero se celebró el año pasado y acabó con un documento con conclusiones muy interesantes, ya que marcan posibles líneas de trabajo en distintos países, además de otras donde existe una problemática común. Entre ellas destaca la que recomienda encontrar una relación directa e intensa con las administraciones públicas para explicarles lo que es el turismo ecuestre, lo que es el caballo y lo que puede suponer para la economía y el desarrollo de zonas rurales. 

Otro gran tema tiene que ver con las infraestructuras necesarias para poder desarrollar rutas fácilmente. Hubo un tercer tema relacionado con las zonas fronterizas, que tiene que ver no solo con cuestiones sanitarias, porque no puedes cruzar una frontera con tu caballo de cualquier manera. Existen acuerdos bilaterales, pero no una solución de ámbito europeo y es en la que se va a trabajar. Hay que recordar que la FITE está presente en distintos organismos, europeos e internacionales, que tienen que ver con el turismo en general y con el turismo ecuestre en particular.

El turismo ecuestre tiene muchas interpretaciones ¿cuál sería la más adecuada para España?

A mí me gusta hablar de turismo de caballo o con caballos. Normalmente, cuando se habla de turismo ecuestre la gente piensa en rutas, pero no sólo son rutas; hay muchas más cosas que tienen que ver con el caballo. Hay muchas formas de disfrutar del caballo, como puede ser visitar yeguadas. Yo creo que debe ser cualquier actividad donde haya ocio y caballos. El objetivo debe ser favorecer el desarrollo de múltiples iniciativas relacionadas con el caballo que generen una actividad económica, que puede ser especialmente importante en zonas rurales y en riesgo de despoblación. Se trata de un enfoque más amplio que no excluye nada y que, incluso, puede tener actividades combinadas. No hay que ser un jinete experimentado para poder disfrutar del caballo. Es en esta línea en la que nos estamos moviendo. También incluyo a la Federación Navarra de Hípica, a la que pertenezco, que participó en la creación del primer Itinerario Europeo, centrado en el turismo ecuestre, la Ruta de los Mosqueteros, que cruza toda Francia y llega hasta Navarra.
 

¿Está operativa?

Sí, está operativa, pero se está trabajando para desarrollar un modelo económico, un modelo de cooperación entre territorios y empresas, que creo que es clave. De ahí también el interés del Encuentro, porque nos permite ver experiencias que se están llevando a cabo en otros países, que están funcionando, y también lo que no está funcionando, porque debemos aprender de los aciertos y, también, de los errores ajenos.  En esta línea de trabajo, en España se ha constituido recientemente el Instituto para la Promoción del Turismo Ecuestre, INTURE,presidido por  Federico García, que también es presidente de la Federación de La Rioja, en la que están casi todas, 15 de 17,  las federaciones autonómicas de hípica.

Desde INTURE, podemos aportar el asesoramiento a las administraciones para el desarrollo de este tipo de actividades. Existe una voluntad de hacerlo, pero hay mucho desconocimiento de lo que es el caballo, de lo que supone, de cómo gestionarlo, por eso hay que hacer proselitismo y facilitar el trabajo para el desarrollo de estas actividades. Creemos que este punto debe ser uno de los pilares centrales.

Dentro de Europa, España, por geografía, clima, cultura… es un paraíso para viajar a caballo ¿Qué está pasando para que no funcione?¿Cuáles son las barreras de entrada?

Creo que hay tres grandes barreras de entrada. La primera es la dispersión de la oferta, el desconocimiento de esta oferta y la dificultad para identificarla. La segunda es el desconocimiento de las administraciones públicas sobre su potencial real y, hasta cierto punto, su temor a equivocarse. El otro día teníamos una reunión con una administración que nos decía, “vale, adelante con el turismo ecuestre, pero dame cifras”. Hoy por hoy no hay cifras. Seamos totalmente sinceros. La tercera, es el hecho de que la oferta de turismo ecuestre tiene que constituirse con muchos agentes y muchos actores.  No sólo se trata de agentes como las hípicas y empresas de actividad ecuestre, sino que hay que meter también en el circuito los alojamientos, la restauración, el transporte, y muchísimas cosas más, y todo esto está sin coordinar. Hubo un intento de hacerlo a finales de los 80, basado en la idea ‘Tengo una casa rural y unos caballos en el campo y cuando me viene alguien los subo al caballo”, y eso no funcionó. 

Cualquiera que sepa algo de caballos sabe por qué no funciona. Lo que estamos intentando promocionar es el conocimiento entre todos, trabajando con las asociaciones de hostelería, asociaciones de turismo, para que comprendan lo que es el tema del caballo y también explicarles qué es el turismo. Existe cierto desconocimiento  de los que es el turismo entre la gente del caballo. Está claro que hay que identificar unos estándares mínimos de calidad que hay que dar. Hay empresas que lo están ofreciendo sin ningún problema y hay muchas agencias de viajes extranjeras que están encantadas con el servicio que se les está dando. Se trata de  turistas que tienen un alto poder adquisitivo y que están dispuestos a pagar por ello. No es un problema de competencia, es de organización de la oferta. Tampoco es un problema exclusivo del turismo ecuestre, ya que según la Secretaría de Estado, quitando las zonas de sol y playa, donde la oferta es muy consistente, es muy complicado identificar o encontrar la oferta turística en las zonas de interior. Es un punto donde queremos trabajar para ayudar a  identificar toda esa oferta.

Hicimos un curso donde los profesores venían del mundo del caballo y del mundo del turismo. Yo lo coordinaba y la primera cosa que hice es dedicar cuatro horas a hablar del caballo y otras cuatro a hablar del turismo, porque ambos mundos se conocen poco.

¿Existe un prejuicio entre los políticos respecto al caballo, por aquello de considerarlo una práctica elitista?

Creo que sí, que se considera como una actividad clasista. También se tiene miedo a implicarse con el caballo por el temor de que se les pueda asociar a una actividad que algunos piensan que es clasista. Es cierto que esto depende de cada Comunidad Autónoma. Hay comunidades donde el caballo está muy presente, como Extremadura y Andalucía, donde probablemente haya menos prejuicios. Pero hay otras donde el caballo casi ha desaparecido de la sociedad. Una de las labores que estamos llevando a cabo es convencer a los políticos de las virtudes del turismo ecuestre, no solo de las rutas, sino de todo lo que tiene que ver con el caballo y, creemos, que el turismo inclusivo puede ser una puerta para desarrollar esa ese potencial.

¿Como ir en carruaje?

Si. Desde Francia nos lo han pedido. El problema con el que nos podemos encontrar es que no haya profesionales que puedan prestar el servicio. También es cierto que cuando se desarrolla la demanda, la oferta intenta seguirla, con lo cual ya se irán formando tanto profesionales como caballos para esto. España tiene una calidad de caballos que nadie discute, con lo cual no es un problema de materia prima. También contamos con profesionales, que antes no había. Se trata de cubrir las carencias

La RFHE hizo un estudio en 2019 donde se hablaba un poquito el turismo ecuestre y cifraba su impacto económico en 27 millones de euros ¿Por cuánto se podría multiplicar esta cifra?

Uno de los problemas que hay es no poder aterrizar esa cifra. Yo no la tengo. Hace tiempo en Navarra organizamos un viaje con periodistas mejicanos y cuando llegaron les dije que iban a conocer un continente en cinco días. Me llamaron exagerado, pero al final me dieron la razón. Navarra es uno de los pocos sitios donde, en 5 días, se puede pasar de una zona de desierto a la montaña pasando por la meseta y los bosques y, si te sales un poco, te vas a San Sebastián y tienes mar. La gente desconoce este potencial y  hay que hacer una labor de promoción en el extranjero y también aquí, en España, pero todo pasa por organizar correctamente la oferta, y es donde están la FITE e INTURE. El caballo implica muchísimas sinergias y las administraciones deben colaborar.  Cuando tengamos todo esto, será el momento de hacer previsiones acertadas.

Por otra parte, corresponde a la administración hacer itinerarios donde puedan moverse también los caballos, no sólo senderistas y ciclistas, y resolver el problema de la convivencia en esos espacios, que muchas veces está más entre senderistas y ciclistas, porque son más numerosos. El caballo no siempre es bien aceptado, pero no suele ser un problema.

Hay múltiples líneas de trabajo a potenciar y una clave es la infraestructura. Es decir, si hago un recorrido tengo que poder dejar mis caballos en un sitio controlado. Hay algunas experiencias que están funcionando y no requieren grandes inversiones. Lo ideal sería lograr una colaboración público-privada, donde la administración ayude a crear estas infraestructuras y las empresas sean quienes las gestionen. 

Las administraciones parecen encantadas con los ciclistas a pesar de que su impacto económico en la zona es pequeño o nulo, mientras que el turista a caballo suele pernoctar, que es lo que deja dinero. 

La administración está favoreciendo el ciclismo y me parece bien, pero hay un cambio de paradigma del que no es consciente y que voy a intentar explicar. Aquí nos encontramos con 3 tipos de problemas, primero que la gente tiene que aprender a convivir en los espacios, y no sabe hacerlo, hay un orden de prioridad de circulación que es ganado senderista, ciclista, con lo cual el ciclista es el último de la escala. Pero yo creo que el problema básico es un problema de educación, es decir, cuando tú estás en el campo, tienes que convivir con la gente y, aunque yo tenga prioridad, no voy a hacer que el ciclista se meta en un charco o que el senderista tenga que tirarse a la cuneta para poder pasar. Además, los caballos pueden tener reacciones imprevisibles cuando un ciclista les pasa a toda velocidad o les persigue un perro.

El cambio de paradigma con los ciclistas es la bici eléctrica, que permite a mucha gente llegar donde antes no podía.  Gente que ahora pueden ir a 30 por hora subiendo y bajando por cualquier terreno. El problema es el respeto a los demás y la educación y a ellos se suma el desconocimiento de lo que es un caballo que, al sentirse sorprendido se asusta y puede salir corriendo, dar un salto o soltar una coz. Bastaría con reducir la velocidad y avisar que van a pasar. La realidad es que cada vez hay más conflicto entre ciclistas y senderistas y en el Camino de Santiago están planteándose hacer recorridos para unos y otros. 

Por el contrario, en Francia se está trabajando mucho el concepto de lo que ellos llaman mutualización de los recorridos, es decir, que el recorrido puede ser utilizado por todos y hacerlo accesible: donde puede pasar con un caballo también puede pasar un ciclista y un senderista.

Da la sensación de que España no es un país muy amigable para el caballo.

Es cierto que cada vez se prohíbe el paso a caballo por más sitios. Especialmente por las ciudades y zonas urbanos. No es normal, pero también tenemos que aportar nosotros ciertas soluciones para poder  pasar con los caballos por ciudades, aceptar restricciones horarias, aceptar que hay que dejarlo limpio… Hay que poner los mecanismos y estamos trabajando en ello para que el paso del caballo sea amigable. Las ciudades son cada vez más duras, pero también es cierto que hay mucho desconocimiento.  Cuando a la gente le explicas las cosas cambia la percepción.  La aceptación del caballo hay que trabajarla, es un tema de lobby.

En Pamplona tenemos un proyecto bastante bonito para para poder entrar con los caballos a ciertas horas y en ciertas condiciones, que  puede servir de modelo para otras ciudades. Yo creo que el caballo desapareció de nuestras vidas, pero no creo que haya un rechazo. La gente cuando ve un caballo se acerca, quiere acariciarlo.
Muchas veces, los ayuntamientos tienen miedo de que pase algo con el caballo se cierran para no tener problemas. Si se les explica que se puede gestionar de manera responsable creo que se pueden conseguir buenos resultados,  al final es turismo, ya sea de ruta o de actividades asociadas con el caballo.

Cómo se va a resolver la falta de datos del sector

Es una de las asignaturas pendientes. Y vamos a poner en marcha proyectos para analizar su impacto económico.  Se está trabajando en Francia, en Reino Unido y, poco a poco vamos teniendo datos que ya se pueden utilizar. El turismo de caballos tiene 3 virtudes, la primera que el jinete tiene que alojarse con su caballo y por lo tanto va a pagar también por el alojamiento del caballo, lo que ya incrementa su gasto. La segunda es que el caballo, sobre todo en zonas rurales, ayuda a fijar población. Un tema que nos parece también relevante cuando estamos hablando de despoblación en zonas rurales. La tercera es que el turismo ecuestre genera sinergias y tras varias horas a caballo el viajero querrá comer, visitar una bodega, una yeguada, un museo o realizar otras actividades al aire libre. A esto se puede añadir la oferta turística para los acompañantes que no montan a caballo, que puede ser un turismo de compras, cultural, gastronómico, en carruaje, etc. 

Da la sensación de que a las federaciones solo les interesan las diciplinas de competición, especialmente el salto y la doma y, por detrás el raid y el trec, y que se olvidan de la equitación de ocio y de exterior.

La situación está cambiando. De hecho, 15 de las 17 federaciones españolas de hípica se han incorporado al Instituto para la Promoción del Turismo Ecuestre, INTURE. Hay que contemplar la equitación de ocio y aquí todavía no existe una licencia para esta actividad que, además, resolvería muchos problemas relacionados con la seguridad de jinetes y empresas. Para lapráctica de la equitación, de cualquier tipo, vale con la licencia básica. Otro tanto ocurre con los caballos y ambas incorporan un seguro. En todo caso, las federaciones estamos haciendo una reflexión para contemplar la equitación de ocio.  

¿Con Turespaña existe algún tipo de relación?

La tuvo la federación española. Hoy la tenemos con la Secretaría de Estado y estamos esperando que salgan nuevas convocatorias del Ministerio y de otras comunidades para presentarnos. 

¿Qué efecto tuvo la pandemia en el turismo ecuestre?

Creo que la pandemia, a día de hoy,  ha favorecido el turismo ecuestre. Es un modelo de negocio que opera con grupos pequeños, al aire libre, donde se mantienen las distancias… La realidad es que se ha incrementado el número de federados en casi todas las federaciones. En paralelo, el modelo turístico se está transformando, es más experiencial, más personalizado, más activo… y todo eso lo tiene el turismo ecuestre.  Está claro que tenemos un enorme potencial y la posibilidad de aprovecharlo.  Tenemos vías pecuarias, caminos históricos, rutas culturales, de peregrinación…  que en muchos casos enlazan con caminos históricos y culturales europeos.

Sin embargo el caballo no existe en la Ruta del Cid

Tampoco en Al-Ándalus, que es un itinerario cultural europeo, donde el caballo tiene que estar, entre otras cosas porque fue quien les permitió venir hasta aquí. Lo bueno que tiene el turismo ecuestre es que tiene trabajo para rato, hay mucho que hacer, la cuestión está en saber cómo enfocarlo para no perderse entre demasiadas cosas.

¿Cómo perciben el potencial del turismo ecuestre en España los miembros de FITE?

Saben que España tiene un potencial altísimo y que este potencial y desarrollo es distinto en cada comunidad. No es lo mismo Andalucía que Cataluña, ni Navarra que La Rioja. Tenemos una enorme riqueza y diversidad natural, paisajística, climática, cultura, histórica… El problema es “quiero hacerlo, pero no sé con quién hablar, el gran problema es organizar la oferta”. En el tema del caballo en general, Cataluña está un paso por delante, también en asociaciones de aficionados al turismo ecuestre. Si embargo, en turismo ecuestre, Cataluña, Extremadura, Castilla y León o Andalucía están en un plano muy parecido. Cada comunidad va por libre y en casi todas hay empresas que destacan. En el caso de Navarra, hemos sido pioneros en incorporarnos a los itinerarios europeos, lo que nos permite absorber muchos conocimientos.