Felicito a Freddy Elhers, a Ecuavisa y a los organizadores del concurso El Mejor Ecuatoriano por haber declarado triunfador al general Eloy Alfaro. Todos estamos conscientes de que la revolución liberal de 1895 incorporó a nuestra Patria en la modernidad, a cien años de la revolución francesa.

Alfaro combatió con plata y persona a los gobiernos de turno, tratando de implantar la democracia de la buena doctrina, construyó el ferrocarril, terminó con la teocracia imperante e instauró el laicismo, ayudó a la mujer a salir del enclaustramiento a que estaba sometida, trató de mejorar la condición del indio y del montuvio, finalmente entregó su vida en la Hoguera Bárbara.

Lástima grande que todavía existan malos ecuatorianos que sostienen criterios erróneos y acusan a Alfaro de tener antivalores.  Sería muy interesante conocer cuáles son estos antivalores y si  se  los enseña a los alumnos de la Escuela Militar Eloy Alfaro de Quito,  porque se les estaría creando un serio trauma contra el patrono de ese plantel de oficiales.

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Rodolfo Pérez Pimentel
Guayaquil

Hay que felicitar la iniciativa de los directivos de la cadena Ecuavisa y del programa ‘La Televisión’ por iniciar el debate y concurso para elegir al “mejor ecuatoriano de todos los tiempos’.

Personalmente me opongo radicalmente al resultado ya que mi tendencia ideológica es la de un conservador de extrema derecha, por lo que realmente me hubiera regocijado al salir elegido como mejor ecuatoriano don Gabriel García Moreno, pero debatir entre las cualidades que encontramos en cada uno de los personajes históricos que admiramos sería un cuento de nunca acabar; es más, considero que no se tomó en cuenta a un extenso número de ecuatorianos destacados. En todo caso, coincido con que todos y cada uno de los notables compatriotas mencionados desde el inicio hasta el final de este proyecto tuvieron en común sus ideales, perseverancia, su tenacidad y su entrega total hacia el prójimo sin anteponer sus deseos o requerimientos personales.

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Hemos comprobado que el hilo conductor que une a todos estos personajes fue, es y será la solidaridad, y la moraleja que este ejercicio televisivo nos deja es analizar qué factores incidieron en que la gran mayoría de los ecuatorianos vaya perdiendo esta característica que hoy es considerada una virtud escasa, cuando es una obligación de todo ser humano de bien, mantener una actitud altruista para con sus congéneres.

Todos estos proyectos coadyuvan a encontrar una mejor forma de vida en comunidad, ojalá que no sea el último, que cada vez tengamos la oportunidad los ecuatorianos de hacer un acto de contrición que nos permita acercamos a ese ideal de excelencia, en beneficio de la colectividad, de la nación, de la patria y por ende, de nosotros mismos.

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Gustavo Ribadeneyra Romero
Guayaquil